Convivencia escolar. ¿Una necesidad, una normativa constitucional o una utopía social? Una realidad inexcusable que deben desafiar las Instituciones Educativas Colombianas, hoy en día es la de que ciertos esquemas de comportamiento, que han sido válidos durante mucho tiempo, se han quedado obsoletos y deben ser cambiados. En este sentido, ideas como disciplina escolar, autoridad o convivencia en las aulas, son conceptos en continua discusión y revisión. La conflictividad actual en nuestras aulas y los problemas de convivencia que la escuela vive hoy, son escenarios que nos han obligado a realizar una revisión sobre los planteamientos más elementales: sobre los objetivos, las metodologías, las motivaciones; que permiten la interacción y permanencia de los estudiantes dentro del aula. En los últimos años, el clima de convivencia en las aulas, se ha visto deteriorado de una forma dramática, eso es obvio y notorio. Las causas y circunstancias son variadas y se han estudiado en gran cantidad de material bibliográfico. Pero en definitiva, son el producto de todos los cambios sociales a los que nos vemos sometidos, que afectan a los alumnos, profesores, familias y comunidad en general. (Zepeda, 2007, p 22) La escuela ha perdido su papel tradicional, el cual había desempeñado durante mucho tiempo; y las exigencias de la sociedad son mucho más profundas. Probablemente uno de estos cambios y quizás el más significativo es el de la violencia que se viene creando en las aulas. Se habla permanentemente de crisis de valores y de descomposición social y la escuela no escapa a estos fenómenos. Las conclusiones de varios estudios sociológicos hacen ver que los niveles de violencia y los de conductas antisociales en las escuelas no son mayores que los de otro tiempo; pero la diferencia es que en la actualidad la escuela carece del apoyo de la familia y la sociedad, para dar una respuesta concreta ante estas problemáticas. La vida en las aulas y las relaciones entre alumnos. Cada escuela tiene una solidez propia y por derecho se convierte en unidad de mediación, y, por consiguiente, en unidad de análisis. El clima escolar, ya sea positivo o negativo, no se explica sólo por el origen social de sus alumnos ni por el emplazamiento geográfico en el que esté la escuela. Escuelas, colegios e institutos comparables por su entorno y por las condiciones estructurales, tienen climas muy diferentes.
Es muy difícil que podamos imaginar, que en una Institución con un clima negativo, haya un buen rendimiento académico y un buen nivel de convivencia. Esta idea cobra aún más fuerza si entendemos como eficaz una Institución, que consigue un desarrollo integral de todos y cada uno de sus alumnos, mayor de lo que sería esperable teniendo en cuenta su rendimiento previo y la situación socioeconómica y cultural de las familias. “El clima escolar tiene gran incidencia tanto en el desarrollo de los alumnos, emocional y socialmente, como en el aprendizaje de estos. Casassús, plantea que aspectos como el rendimiento, la adquisición de habilidades cognitivas, el aprendizaje afectivo y el desarrollo de actitudes positivas hacia el estudio tienen relación directa con el clima escolar positivo”. (TIJMES, Cecilia, 2012. p 106)
Factores como: la violencia escolar, el deterioro de la convivencia, el fracaso y la deserción escolar, la pérdida de valores y las amenazas entre escolares; son el común denominador de las Instituciones educativas del municipio de San Onofre, y desde luego estos factores afectan a nuestra institución. Tenemos aulas conformadas por alto número de niños y jóvenes en riesgo; desplazados y víctimas del conflicto armado, que manejan altos niveles de estrés y elevadas frustraciones y que reflejan en la convivencia dentro del aula toda esa violencia que tanto les ha afectado. Desde la Coordinación de Convivencia y Académica nos hemos planteado retos y estrategias para entrar a trabajar estas problemáticas, ofreciendo posibilidades a docentes y estudiantes que permitan mediar en los conflictos dentro del aula y mejorar el clima escolar en la Institución. Desde el Modelo de Enseñanza Socio formativo, se ha buscado la integración del contexto dentro del quehacer académico; acercándonos más a las realidades de nuestros alumnos, para entender mejor sus conductas ante las frustraciones y el aprendizaje. Hablemos de nuestra experiencia. Los alumnos y alumnas de nuestra institución perciben un contexto de enseñanza favorable. Es decir, los profesores han desarrollado prácticas pedagógicas que han contribuido a la generación de un ambiente escolar adecuado para el desarrollo de habilidades y conocimientos pedagógicos por parte de los alumnos. Al respecto, se deduce que los profesores han logrado establecer relaciones de amistad y cooperación con los alumnos, las cuales han facilitado la generación de un ambiente favorable para el desarrollo del proceso de enseñanzaaprendizaje. Sin embargo aún se percibe un clima de aula negativo en algunos
estudiantes, ya que no se ha logrado el acercamiento con ellos y la cercanía con sus familias ha sido escasa. Es por esta razón que continuamos trabajando en estrategias, para cambiar la percepción de nuestros alumnos; sobre lo que ocurre a diario en las aulas y espacios comunes. Mejorar la comunicación y la confianza es lo que permitirá motivar el rendimiento. Favorecer la participación de las familias en todos los espacios de discusión de la institución, permitirá trabajar desde allí aspectos de tipo socio familiar que afectan el rendimiento de los estudiantes Es importante entonces mejorar los niveles de comunicación que existen, para que no haya lugar a enemistades, desconfianza y disociaciones entre alumnos, docentes y directivos; ya que esto no contribuye a la unidad de la comunidad educativa Fortalecer los procesos de manejo de la convivencia escolar frente a los valores institucionales para generar espacios de ámbito académico adecuados, con la intención de evitar los excesos, evitar el abuso del poder por parte de los docentes o las irreverencias de los jóvenes; atendiendo a la aplicación de las normas y correctivos claros, ante situaciones de abusos que se sospeche entre los estudiantes. Es importante que todos los miembros de la institución educativa tengan en cuenta los aspectos anteriores para promover el clima institucional que facilite el cambio, que se flexibilice, para responder a los continuos, complejos y relevantes cambios que se producen en el contexto social y educativo. Si desde todas las instituciones educativas del municipio, se trabajan los aspectos socio-familiares de los estudiantes desde el aula de clase, y con el conocimiento de su contexto, muy seguramente estaremos cambiando el clima escolar negativo, por un clima positivo y favorecedor del desarrollo integral de nuestros niños, niñas y jóvenes y desde luego el de su comunidad.
EUNICE OCON RAMOS PSICOLOGA Mg Sc GERENCIA DEL RECURSO HUMANO ESP. PEDAGOGIA LUDICA. COORDINADORA ACADEMICA Y DE CONVIVENCIA