Conversacion Con Un Imaginario

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CONVERSACION CON UN IMAGINARIO Martín Soria

Quizá esperes de este libro o, del texto que observas con atención, algún significado de interés. Algo que te inspire a seguir atento, algo que te transporte a un estado imaginario en el que tu lectura entretenga de algún modo tus pretensiones. En realidad, algún interés manifiestas al observar las frases que estás leyendo. Piensa un poco en lo que ocurre en tu interior, no es necesario que levites ni que cierres tus ojos para una profunda reflexión ni que respires profundamente, no. Lo que te pido es que seas consciente de algo que está ocurriendo en este instante en tu aparato neurológico. Trata de percibir ese pequeño estímulo que te invita a continuar leyendo. Pregúntate porqué razón estás leyendo esto, - tal vez esperes algo del libro-. Percibe qué es ese “algo”. ¿Esperas, por casualidad, entretenerte con él?, o quizá quieres aprender algo. Pocas veces nos hacemos conscientes de lo que sentimos en el instante en el que hacemos algo y, curiosamente, lo que nos motiva a hacer ese “algo” es la necesidad que sentimos. Sentimos todos, necesidades compartidas y necesidades particulares, por ejemplo: todos 1

sentimos hambre y cada uno siente deseos de comer algo distinto. Ese “algo distinto” es siempre producido por lo mismo compartido, por el hambre, pero tenemos la tendencia a darnos cuenta de que a todos nos apetece algo distinto y nos cuesta reconocer que lo distinto es provocado por lo mismo compartido “el hambre”. ¿Qué es el hambre? Alguna vez cuando invitaste o te invitaron al restaurante de moda, pensaste en ¿qué es el hambre? Seguramente no era necesario o al menos no tan necesario como el responder a qué plato elegir para comer. Elegir el plato es una conducta compartida por todos al optar por algo para saciar el apetito, pero lo original en ese caso es preguntarse por el resolver la interrogante de saber el qué es el hambre. Estoy seguro de que nunca lo pensaste. O lo pensaste, y no perseveraste en el estudio necesario para reconocer al hambre. El hambre es un determinado apetito, es algo que te apetece de cuando en cuando, podrías decir. Pero eso no te satisface del todo, creo yo. Quizá si te encuentras cerca del computador te motives a pinchar en uno de sus buscadores para encontrar la respuesta, pero no será nada fácil. Tal vez encuentres soluciones como la de que el hambre es una sensación que indica la necesidad por alimento. Pero eso, tampoco es suficiente para satisfacer a tu intelecto. Pero si insistes un poco, podrías llegar a la conclusión de que el hambre es una carencia, lo cual indica que tu cuerpo debe satisfacer esa carencia, y al satisfacerla, ubicas a tu cuerpo en situación de 2

equilibrio entre la necesidad y la saturación, porque si continúas comiendo, lo que te sobre, lo vas a vomitar. Es decir el hambre por sobre cualquier definición es una situación que ocurre para mantener un equilibrio, el equilibrio alimenticio. Como este tipo de equilibrio, podemos encontrar muchos otros, si nos preguntamos lo contrario a lo que generalmente preguntamos. Fijaos lo que ocurre cuando se tiene frío, uno se pregunta ¿donde habré puesto el chaleco? Pero conocéis a alguien que se pregunte Y… ¿qué es el frío? La respuesta en este caso es más sencilla: ¡es un descenso en la temperatura! Pero también podemos llevarlo al extremo anterior y llegaremos a la misma conclusión el frío es una sensación que espera el equilibrio en la temperatura corporal. El equilibrio de las diferencias dicen los artistas que se llama belleza. También dicen algunos matemáticos que el equilibrio de las diferencias es el axioma, la regla o el principio. Incluso algunos ven en el equilibrio de las diferencias una constante universal y lo definen como Ley. Si analizamos la ley y llegamos a la conclusión de que toda ley se compone de deber y derecho, del deber de realizarse y del derecho al beneficio de lo realizado, podría aceptarse el hecho de que la ley, cualquiera que esta sea, es una manifestación del equilibrio entre el deber y el derecho, o entre la necesidad y el beneficio, o entre fiscal y defensor. ¡Mira tú a donde hemos venido a parar! Y todo esto por pensar 3

distinto al resto. Aquí nos viene bien el dicho: “yo soy uno de todos, pero todos son Yos”. Supongo que ahora sientes más interés en continuar leyendo. Si no es así, es mejor que te sientes y te pongas a hacer lo mismo que hacen todos cuando se aburren en la lectura. Prende el televisor y mira las noticias. Puedo adivinar qué te van a contar y seguramente tú también lo sabes. El accidente que ocurrió, la desdicha del famoso de turno o el entretenimiento del grupo que se publicita en la ciudad. Quizá te sorprendan con algún descubrimiento científico o alguna construcción suprema, pero esas noticias se reservan al escaso porcentaje de frecuencia. Eso no interesa tanto como el empalizar en la necesidad de justificar tus rabias. Y de la pantalla se derivan los pensamientos lógicos de la noticia: ¡Este gobierno de mierda! ¡Siempre igual! ¡Pobre gente!. Estas expresiones despiertan la falsa compasión y la rabia contenida, pero ni la falsa compasión se satisface porque no existe el receptor de la compasión ni tampoco existe el receptor de la rabia. Así es que el televisor lo único que produce son falsas justificaciones. Produce necesidades que sabes que no serán satisfechas, y tensiones de rechazo por alguien al que no ves. Ese falso imaginario que convive con los telespectadores acaba por generar conductas totalmente ajenas a la realidad. No habéis visto las calles de Santiago después del partido entre la 4

selección chilena de fútbol contra la de Argentina? Los escasos argentinos deben guardar sus colas entre las piernas porque de cada casa sale una especie de monstruo dispuesto a agredir al primer patagónico que se encuentre en su camino. Pero el televisivo ni siquiera estuvo en el estadio. Ni siquiera ha visto a los jugadores en su entorno y la mayoría de ellos no ha tenido ni contacto con argentinos. Es curioso ver cómo el humano se deja engañar por algo totalmente ajeno a él. El televisivo ni juega el partido, ni le pagan o le cobran, ni le afecta en algún modo el que uno u otro gane o pierda, pero se empapa de lo que no entiende. Esta frase me gustó:”se empapa de lo que no entiende”. Lo mismo ocurre con el devoto del artista, con el fanático del roquero, con quien defiende las bondades del supremo que jamás se equivoca siendo humano y que es perfecto pero inalcanzable. ¿Porqué pensar que exista alguien distinto a ti? Y aún más, ¡inalcanzable! Si todos crecen, todos comen, todos duermen y necesitan atención. ¿Qué pueden tener de distinto a uno? Solo fama, pero la fama es solo eso -fama-. A unos los conocen muchos y a otros los conocen pocos. ¿Qué puede existir de especial en eso? No por ser más conocido se transforman tus cualidades o tus capacidades emocionales, intelectuales o motivacionales. Se sigue sintiendo frío o calor, se sigue pensando y haciendo cosas. Tal vez lo que

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ellos hagan sea diferente a lo que tú haces, pero los dos hacéis. Y hacer es lo mismo para ambos. Si pensáis en las afinidades entre los públicos y privados, entre los extrovertidos e introvertidos, entre los ricos y los pobres, llegaréis a la misma conclusión que llegamos antes, a la conclusión del equilibrio. ¿Podrían existir líderes sin seguidores o seguidores sin líderes? Alguno ha de ser el primero y alguno ha de ser al mismo tiempo el último en el camino. No todos pueden llegar al mismo tiempo ni estar en el mismo lugar. Todos vemos fácilmente al primeo o al último pero pocos ven el equilibrio. Todo acto contiene intencionalidad y significación y la significación de su intencionalidad se justifica en la satisfacción de la necesidad por el acto. Esta es una frase para la Real Academia de la Lengua. Me puse a pensarla hace ya casi treinta años y ha sido la columna vertebral de mi conocimiento. Si cada acto significa algo y satisface a alguien, ha de ajustarse de algún modo. El ajuste es, en este caso lo interesante de las diferencias. Si el ajuste es importante, el descubrimiento de la justa medida sería entonces el gran descubrimiento. Y… ¿por qué no dedicar una parte de este libro al encuentro del ajuste compartido? Si todo lo creado ha de ajustarse, porque todo acto contiene intencionalidad y significación, el descubrimiento del ajuste sería el máximo descubrimiento. ¡Ahora sí nos pusimos densos! 6

¿Cómo descubrir el ajuste máximo, y por qué? El porqué está demás, porque si descubrimos la máxima razón que justifica al acto, a todo acto, descubrimos la justicia absoluta. ¿No será demasiado pretensioso? En especial cuando todos piensan que la justicia absoluta es un misterio y ha de mantenerse así como un misterio indescifrable. O peor aún, ¿Cómo pretender encontrar el justificativo absoluto cuando todo es relativo? …Me pregunto si será todo relativo. ¡Espera! Si decimos que todo es relativo, estamos afirmando una realidad que es para todo valida y si es siempre y para todo valida la afirmación de que todo es absoluto, se transforma en una constante inmanente. Pero ¿cómo no lo pensé antes? Si se afirma que todo es siempre relativo se está afirmando una verdad absoluta, porque es siempre y para todo valido. Esto nos pone ante la realidad de afirmar que no todo es relativo, porque nuestra afirmación es absoluta. Entonces se nos abre la posibilidad de encontrar la justificación absoluta, porque existe lo absoluto. Si los lados del cuadrado son siempre y para todos cuatro, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que esta realidad es absoluta. Ya sabemos que el destino existe, (sin que eso signifique estar predestinado, en el sentido de carecer de otra alternativa, para algo se ha nacido libre) pero debemos iniciar el recorrido necesario para llegar al destino, a ese determinado destino.

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Si la necesidad espera ser satisfecha el interés ha de esperar su justificación.¿Porqué tener la interrogante si no existe justificación que se ajuste a ella? Tal vez la justificación sea simplemente un -no hay razón para preguntárselo-, pero para eso, es tan necesario recorrer el camino de la justificación como para encontrar la otra respuesta, la de la naturaleza de la justicia absoluta se encuentra en tal y tal justificación. El ignorar la dirección, la desorientación produce una reacción terrible, así dijo en su tiempo el famoso Kierkegaard :” Si es terrible la mortalidad del alma, no menos terrible es su inmortalidad. Quizá te sientas un poco aburrido con tanta reflexión. Si quieres descansar un rato y tomarte un jugo o un cafecito, hazlo ahora, porque nos vamos a introducir en un verdadero cañón repleto de toda suerte de terrenos hasta llegar al manantial de vida. Si por el contrario te interesa continuar… ¡Vamos por ello!, ¡manos a la obra! Quizá el terreno sea en ocasiones un tanto árido, así es que te pido recursos mentales para soportarlo. En otras ocasiones será riesgoso y peligroso, puedes llegar a sentir que vas a perder la vida en ello, pero no temas, el manantial justifica la corriente y cuando encontremos y descubramos su origen, el hambre dejará de ser para nosotros un misterio. Permíteme titular a este capítulo el misterioso encuentro.

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EL MISTERIOSO ENCUENTRO Salimos de nuestro atolladero con la esperanza del descubrimiento, que no es la experimentación como algunos pretenden hacernos creer. Una cosa es experimentar sin encontrar una constante y otra distinta el levantar la losa y descubrir la vida en ella. Descubrir es reconocer algo cierto para todo, explorar es solo reconocer un territorio antes ignorado. Al descubrir pones a la luz alguna razón valida, al experimentar juegas a la esperanza del ver qué ocurre. Pero bueno, sigamos nuestro recorrido. Salimos con la entereza de saber que todo acto contiene intencionalidad y significación. Lo que nos demuestra una realidad antes no percibida, me refiero a la categoría posicional de causa y consecuencia. Lo necesario es lo causal y el beneficio que lo satisface es consecuente, pero esa consecuencia ha de ser por alguien realizada, lo que obliga a otra dualidad existencial posicional, me refiero a la categoría del activo constructor y del activo realizado. Aquí recuerdo que Platón hablaba de estas posiciones, que posteriormente repetiría Aristóteles y Hegel. Ellos calificaban esta categoría con los términos de sujeto y objeto, pero lo haya dicho quien lo dijera, la realidad está donde se funden el sujeto y el objeto que transforman una causa en efecto. En algún sitio leí que la realidad existe donde se confunden el sujeto con el objeto; esta afirmación es tan confusa como la confusión 9

que se establece entre ambos. La naturaleza del acto nos dice que no se confunden los opuestos en él, sino que se ajustan. Acabamos de descubrir algo interesante, descubrimos la categoría de las dualidades complementarias de causal y consecuencia y del sujeto emisor y del objeto retributivo. Pero estas posiciones nada tienen que hacer sin un propósito a cumplir. ¿De qué sirve una causa sin una finalidad a cumplir? Y ¿de qué sirve un emisor sin un objeto a emitir? ¡Ya ves! el camino no es tan complicado, al menos por estos valles. Quizá se ponga más difícil después de las cataratas, porque existen cataratas sí ¡tremendas cataratas que nos impiden ver al otro lado de ellas! Pero, si estamos determinados podremos superarlas. Hemos visto cómo se justifica el intercambio necesario en la construcción de algo y sabemos por lo que analizamos, que todo acto, al ser producto de una necesidad intencional, se justifica en el satisfacer a dicha necesidad. Esto, no solo es un ejercicio filosófico, también podría considerarse una estrategia psicológica, e incluso morfológica. Es por así decirlo el condimento productor de la biología. Todo ser especie, sea esta la que sea, se produce u origina en función del justificar alguna razón, por no decir necesidad. Es curioso cuando se conoce el funcionar de las relaciones interespecie y darse cuenta de cómo, cada una de ellas, cumple con una 10

justificación que las hace ser necesarias. Cuando vemos cómo las hormigas recolectan los restos de los insectos, o, cuando las aves siembran en lugares en los que a la planta le sería imposible de llegar, o, curiosidades tales como el saber que los pulgones de la rosa aparecerán posteriormente en los cultivos de uva, son una muestra del cumplimiento de servicios naturales que obedecen a funciones necesarias, pero que ignoramos. Basta ver aparecer los hongos sobre los cuerpos en descomposición para reconocer que satisfacen a un servicio que ha de cumplirse. Pero sí todas las cosas, todas las especies se justifican en el cumplir algún tipo de función, el ser humano que también es una especie deberá cumplir con alguna función predeterminada por su origen. Claro pero esto nos pone frente a un enorme desfiladero, ¿quien es el origen creador del ser humano? ¡Aquí nos metimos en terreno pantanoso! Si decimos que el creador es Dios, debería significar a Dios con su razón de ser y eso, tradicionalmente es considerado como un misterio indescifrable, por la sencilla razón de que nos antecede en una generación y siempre se antepondrá a nuestra especie, por lo tanto no tenemos cómo ajustar la función que Dios ha de cumplir. Pero… ¿y porqué no lo miramos desde otro punto de vista? Exploremos en encontrar cual es la razón que justifica al ser humano, reconociendo su pertenencia al orden en el cual se inserta. Mira, vamos a estudiar el orden perimetral o circundante en el cual se inserta el ser humano y reconociendo 11

las concordancias en las funciones de cada especie llegaremos a justificar la concordancia del fundamento humano, ¿me entiendes? Veamos: Si dividimos a las especies naturales en categorías, podemos encontrar en primer lugar, la categoría de las partículas que son sistemas mínimos indivisibles. También podemos categorizar como el siguiente estrato de lo natural a los átomos y por sobre estos a las moléculas. Estas tres categorías conforman la base de las sustancias sólidas, líquidas y gaseosas. Por sobre este estrato diferencial podemos agrupar a la especie vegetal, animal y humana. Observando cada una de estas categorías, encontramos por sobre la indescriptible variedad de diferencias, algo común en cada una de ellas, y no solo en las categorías minerales, también en las vegetales, animales y humanas, me refiero, a la polaridad complementaria de director y dirigido, junto con la polaridad de sus valencias o complementariedades masculinas y femeninas. ¿Cómo es eso? ¡Veámoslo! Las partículas contienen una naturaleza directiva inherente, que invita al protón o núcleo central a girar y establecer el atractivo necesario para que el electrón fije su orbita en él, esta relación conforma el perímetro circular del átomo y de las partículas. A este círculo, circunferencia o esfera se le atribuye una imagen corpórea, sin ser tal, pero lo es en apariencia. Lo mismo ocurre con los átomos y con 12

las moléculas. Por eso decimos que contienen una fuerza directiva interna y un perímetro orbital o imagen dirigida externa. Las plantas contienen una naturaleza directiva también inherente que motiva el crecimiento y desarrollo de los tallos, raíces y hojas y un cuerpo formado por estructuras y tejidos. Lo mismo ocurre con los animales cuyo cuerpo es dirigido por la fuerza del instinto. Si reflexionamos sobre esta dualidad compartida por las especies, llegamos a la conclusión de que los animales, plantas, moléculas, átomos y partículas contienen una naturaleza directiva inherente y un cuerpo o imagen dirigida por dicha naturaleza, del mismo modo que el cuerpo de los humanos es dirigido por la fuerza de la conciencia. Esta realidad dual de mente y cuerpo o de director y dirigido existe en todas y cada una de las especies naturales. Si me lo permites, te contaré otra característica similar en todas las especies vivas. Observando la naturaleza podemos constatar como cada especie contiene una combinación de genero masculino y femenino, los animales o son machos o son hembras, así también los vegetales que contienen o pistilos (masculinos) o estambres (femeninos) y si descendemos en las categorías encontraremos al catión y al electrón en la composición de las moléculas y las valencias positivas o negativas en las partículas de los átomos. Esta curiosidad es en suma de importancia porque gracias a esta coyuntura (nunca mejor utilizado el término co= dos yuntura 13

=juntos) es posible el mantenimiento y desarrollo de cada una de estas categorías. ¿No es curioso el encontrar tanto parecido entre la multiplicidad de las especies naturales? Y uno pensaba que todas eran diferentes. ¡Claro que son diferentes! Pero en su fundamento son todas resultantes de la misma intencionalidad original. ¡Mira! Supongamos por un momento que todas las especies son producto de la energía. La energía, según nos dice la ciencia, o mejor dicho los estudiosos de la ciencia, los científicos, ni se crea ni se destruye, a pesar de que se transforme. Se transforma pero sin perder su condición de ser energía. Si se transforma contiene algún tipo de intencionalidad, selectividad y poder. Esta selectividad, intencionalidad y poder de transformarse en otra cosa, existe contenida en algún recipiente o contenedor emocional, (intencional) intelectual o selectivo y motivacional o voluntarioso. El contenedor de la emoción, del intelecto y de la voluntad es, según los filósofos un ánima, un motor, una alma o un tipo de conciencia. Esta conciencia contenedora de los atributos de intencionalidad, selectividad y poder, no puede ser estudiada por los científicos, porque ellos necesitan demostrar sus estudios y sus afirmaciones con comprobantes, y ¿cómo comprobar el peso o la densidad de la intencionalidad, de la selectividad o del deber que motiva a la realización? ¡No hay cómo!

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Quizá te perdiste un poco sobre lo que veníamos observando. En realidad estamos analizando el modo de concluir el estudio del fundamento humano, por lo que antes mencionábamos, sobre el pensar en el porqué de las razones ¿recuerdas? Cuando hablábamos del responder a la pregunta sobre el qué es el hambre. Aún no tenemos la respuesta sobre el qué es el hambre, más allá del entender que es un acomodo y que se establece entre la necesidad por alimento y el beneficio proporcionado por el mismo. Pero dejemos al hambre por el momento y sigamos en el estudio de los fundamentos del ser humano. Si concluimos con la reflexión del análisis de las dualidades complementarias entre causal y consecuencia y entre sujeto y objeto, o masculino y femenino, y perdónenme al utilizar el término sujeto, porque pareciera ser que el hombre, al que corresponde esta posición se debiera a alguna proposición a la cual se sujeta o está sujeto. No tiene nada que ver con esto. Sujeto es un término que designa la función de entrega, la función de atender, de entender, de estar atento a las necesidades del otro; en el más estricto sentido, podemos determinar al sujeto como director de la realización del beneficio del objeto. Y aquí perdónenme también las lectoras femeninas, por utilizar este término posicional para asignar la posición femenina. Objeto, en este sentido se refiere al complemento 15

retributivo que al ser realizado por el sujeto en conformidad a su ideal, responde voluntariamente, convencida y satisfecha de sentirse plena con el cumplimiento de sus necesidades justas. Espero no haberme metido en un tremendo lío al utilizar estos términos de sujeto y objeto. Ya se que son un tanto ambiguos y que despiertan el acomodo de un sin número de presunciones y prejuicios, pero quiero pedirles que me los acepten por el momento y luego, después de terminar el libro me vuelvan a evaluar a ver si se ajustan o no al sentido común que compartimos. Esta realidad compartida por las especies naturales y por el ser humano, ha de estar contenida en el origen gestor de las especies. Si cuatro es dos veces dos, lógicamente dos más dos han de existir antes que el cuatro, ¿no es así? Utilizando esta misma lógica, si en el mundo del efecto se encuentran dualidades fundamentales de causa y efecto y de sujeto y objeto, en el origen gestor de estas dualidades han de existir también las mismas atribuciones de causa y consecuencia y de sujeto realizador y objeto a realizar. ¡Démoslo por hecho! De todos modos no es tan ilógico admitir que existe un origen gestor en el equilibrio de las dualidades propositivas de causa y consecuencia, mediante el equilibrio concordante entre el sujeto que realiza al objeto. Ya disponemos de nuestra primera conclusión: admitimos la existencia de un origen intencional que espera un 16

beneficio que ha de cumplirse mediante la realización de una función específica. Esto no es ninguna voladura, no. Esto es ciencia. ¡No pongas esa cara de extrañeza! Si quieres te explico porqué. Todo es energía y la energía es fuerza en dirección. Para que surja algún tipo de fuerza y para que se establezca alguna dirección, es necesario intencionalidad y selectividad, además de algún tipo de voluntad de poder. ¿Están estas tras categorías en la energía? Si me respondes que no, deberías explicarme de qué manera se produce el movimiento, pero ha de ser alguna explicación también científica para que podamos continuar conversando en el mismo plano. No basta con sacarse el comodín del “yo no creo”. -Yo no creo- ni afirma ni niega. Por lo demás lo que tu creas o no, no cambia la naturaleza de las cosas. Yo no te estoy convenciendo de lo que yo creo, estoy analizando una reflexión enfocada hacia el encuentro de realidades constantes. ¿Dime si no es una constante la relación causa y efecto o, la realidad del director y dirigido? La misma energía constante es movimiento constante y ese movimiento se origina en una causa y se establece mediante acción y reacción, y de la compensación entre estas fuerzas, se establece la orbita o el efecto producto de la fuerza, a lo que llamamos energía. Esto es independiente del que lo creamos o no , esta realidad es, independiente de nosotros y nosotros somos movimiento también.

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Volviendo al tema de la reflexión, encontramos que todas las especies están hechas de energía y si la energía ni se crea ni se destruye no se origina ni se termina, es permanente y por estar en todo es constante e inmanente. Estas cualidades determinan a u origen gestor enérgico contenedor de los atributos duales de ser causal y consecuencia y de ser al mismo tiempo sujeto creador y objeto creado. Pero la cosa no termina en este postulado. Resulta que las dualidades de positivo y negativo, de catión y de anión, de pistilo y estambre y de masculino y femenino se buscan hasta el encuentro; se unen. Y esa fuerza que los une, también existe contenida entre el propósito de cada especie y su cumplimiento. Todas las especies cumplen con la realización de la necesidad que se ajusta a su razón de ser. Y para ser, las especies han de reproducirse, este es el único modo de permanecer en el cumplimiento de su deber hasta que por alguna razón dejan de ser necesarias y desaparecen. Luego, la existencia, acción y multiplicación de las especies naturales se justifica en el cumplimiento de la unión de sus complementariedades. Decimos que el amor es la fuerza que une y une a todo en su función y en el cumplimiento de su función la fuerza del amor se justifica, fuera de ella, se trasforma en otra cosa, en egoísmo. Y el egoísmo es una conducta temporal, mientras que la unidad es constante e inmanente. La energía es producto de un circuito, las valencias son únicamente porciones de u 18

todo. La individualidad de las valencias no fabrica el circuito, el circuito depende de la incondicionalidad de cada una de ellas. Cuando el protón se da por el movimiento, se establece la atracción gravitacional del electrón. Lo mismo ocurre con el amor. Cuando se da por el realizar al otro, por beneficiarlo, educarlo y sanarlo, el otro se siente atraído por la generosidad, entendimiento y atención del sujeto, pero cuando el sujeto espera el beneficio del objeto, lo somete a su servicio, ignora la razón de su justicia y lo subordina al orden que este determina. En este caso, el amor se transforma en querer al otro para tenerlo. Querer al otro no es amar al otro. Querer al otro implica, hacerlo tuyo, poseerlo, limitarlo a la evaluación del fragmento que lo posee. Esto es distinto del amar al otro. Amar al otro es protegerlo para que se cumpla su destino, es convencerlo de la razón que lo justifica y motivarlo a realizarse completamente en justicia, para que sea justo. Ser justo lo realiza como auténtico, autónomo y altruista, es decir, libre, autónomo (auto= uno, nomo = ley uno con la ley) y responsable. Eso es amor. El amor se da, no se recibe, lo que se recibe es el beneficio del que te construye, la confianza del que te convence y la satisfacción del que te necesita para realizarte. El querer al otro para uno, es opuesto al amar al otro para realizarlo en la autenticidad, autonomía y cumplimiento del deber de ser persona. ¿No crees que estemos un poco lejos de esta comprensión? Seguramente tu creías que el querer al 19

otro era lo mejor para él. Y seguramente así sea, especialmente cuando lo quieres realizar, pero cuando lo quieres poseer, estás obrando en contra de su justicia y en contra de la tuya. A nadie le beneficia el subordinar o someter al otro, porque el otro al darse cuenta te acusará, te hará sentir la culpa de haber obrado contra la ley. Pero volvamos al tema. Todas las especies buscan el unirse y si la unión o la fuerza que une es inmanente en todo, lógicamente ha de contenerla el origen gestor de todas las cosas. Tenemos ya una primera energía gestora dual y cuyas dualidades existen en perfecta unidad, pero unidad en la individualidad del ser original. Y… ¡no te desesperes hombre! Quizá te resulte un tanto largo este proceso de análisis, reflexión y síntesis. Ya estamos cerca de entender la composición del fundamento creativo originario de la creación. Veamos otro punto: el ser humano contiene capacidades y habilidades. Habilidades sensoriales y capacidades emocionales, intelectuales y motivacionales o creativas. ¿Reconoces ser poseedor de la capacidad de captar sensaciones, tanto de necesidades, como de beneficios? ¿Reconoces también el contener alguna capacidad inteligente en la que las razones y justificaciones se acomodan en función de un paradigma estándar de medidas? Y ¿Reconoces contener la libertad como para obrar a voluntad? Si reconoces estas capacidades, te será fácil reconocer también que el resto de las especies 20

contiene los mismos atributos pero en distinto grado, por ejemplo, los animales sienten frío y tiritan, calor y transpiran; sienten ánimo y se animan, cansancio y se relajan. Pero no son capaces de sentir la necesidad de liberar al ciervo que se está hundiendo en el río cubierto del hielo que se trizó con su peso. Tampoco sienten la necesidad de reforestar una zona del planeta para el mantenimiento y beneficio de otras especies vecinas. Ninguna ballena se pasea por las calles de Nueva York con una pancarta entre las aletas en la que se lea ¿Salvemos a la especie humana de su ignorancia! Los animales sienten pero entre los límites de sus instintos. También las plantas sienten y si les pones música o gente amable a su alrededor, muestran un brillo que no te muestran las plantas abandonadas. Esto podéis deducirlo de los experimentos de Maseru Emoto y en sus experimentos veréis también cómo sienten los minerales. Todas las especies sienten en algún grado, todas seleccionan de algún modo y todas contienen poder. Emoción intelecto y voluntad existen en toda la creación. De ser así, el origen gestor de la creación ha de contener también capacidades sensibles, inteligentes y creativas. Emoción intelecto y voluntad, junto con la habilidad de establecer estructuras y cumplir con procesos, ha de ser una de las cualidades originarias de la creación. Sin ellas, nada podría existir.

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Si el origen creador siendo energía, eterna, incambiable y absoluta, contenedora de la capacidad emocional, intelectual y motivacional. Contenedora de deber y de derecho, ¿Con qué especie de las creadas consideras tú que se puede sentir plena, concordante y responsablemente realizada? ¿Con una especie que no comprende la naturaleza del origen? ¿Con una especie que no concuerde con sus atributos por no ser responsable? O ¿con una especie que sea libre para poder ser capaz a voluntad de realizarlo? ¿Con una especie que lo reconozca necesario en la medida en que se ajuste la autenticidad de la pureza, de la justicia, y del cumplimiento responsable del ideal máximo de la creación? Lógicamente se sentirá realizado con quien lo realice a él voluntaria e incondicionalmente, se sentirá justo con quien concuerde completamente con la naturaleza de su justicia y se sentirá pleno con quien satisfaga suficientemente a la necesidad de realizarse, con esa especie puede repartir el beneficio de su necesidad satisfecha, con esa especie puede compartir el derecho al beneficio del cumplimiento del deber máximo, absoluto y eterno. Solo con esa especie. ¿Te das cuenta de lo que te estoy diciendo? ¡Te siento un tanto adormilado! Despierta, porque me estoy dirigiendo a ti. Eres tú quien debe realizar al origen, realizándote en consecuencia con sus atributos. Si el origen gestor de la especie humana es responsable, lógicamente la 22

especie humana ha de ser también responsable. Responsable es imposible serlo si se ignora la justificación del cumplimiento, si reconozco cómo ajustarme, puedo entonces voluntariamente ser justo y en eso transformarme en responsable, pero si ignoro lo que debo cumplir ¿cómo voy a ser responsable? Y si me obliga la fe o la autoridad ¿podré decirme responsable si realizo mi deber obligado por el miedo a perder algo de mi? La responsabilidad hay que cumplirla por sobre la in dependencia de la fe, como lo demostró Jesús cuando después de sentirse abandonado Padre ¿Porqué me has abandonado? Respondió, pero no se haga mi voluntad sino la tuya. No se haga según yo quiero, sino según yo debo. Esta respuesta es muy interesante de asimilar, porque en muchas ocasiones nos encontramos frente a ese estar carentes de fe y la responsabilidad nos pide el cumplimiento aún en ese estado, porque de cumplir en ese estado nos calificamos como responsables. Y nadie, ni la fe nos lo puede reprochar. Hemos entendido ya varias cosas sobre el origen gestor. Ya viste que no es otro externo a ti, y viste que necesita de ti tanto como tu de él, porque sin realizarle a él, no te realizas tú y sin realizarte tú, no se realiza él. Esto es igual al tema del huevo y la gallina ¿Quién de los dos se realiza primero, el huevo o la gallina? ¿El huevo?, ¿La gallina? Ninguno de los dos; los dos al mismo tiempo. En el instante de poner el huevo, lo que hasta ese 23

momento era una polla, se transformó en una gallina. ¿Quién se realiza antes los padres o los hijos? Los dos al mismo tiempo, el padre, antes de nacer el hijo no es papá y el hijo hasta que el joven no se transforma en papá no es hijo. Esta confusión histórica por no haberse sacado de la gallina, ha venido creando la convicción de que ignorar el dilema de quien hizo a quien, justifica el misterio del origen, pero la realidad nos evidencia que el huevo, el hijo o el producto no se establecen hasta que no se justifica al creador, lo que finaliza el misterio. Si el huevo y la gallina se realizan al mismo tiempo, el valor y lo valido se justifican en su realización. Lo que nos lleva a afirmar que el creador sólo se puede realizar como tal, en el instante en el que su obra es aceptada, por ser concordante con él y por sentirse satisfecho con ella. ¿Quien es entonces el juez evaluador de la realización humana como especie? ¿Es el individuo inmaduro e inocente (por no usar ignorante) de su función, el que puede evaluar la verdadera, auténtica y máxima función del ser humano? Y ¿con qué derecho puede evaluar la justicia quien ignora la ley? El único capaz de evaluar el cumplimiento del verdadero fundamento humano es su creador original. Pero aquí volvemos a encontrarnos con otra perspectiva… y ¿Quién es el que debe realizar, justificar y satisfacer a la naturaleza de la necesidad creativa? ¿Quién califica al arquitecto? ¿no es acaso la validez de su construcción? ¿Quién califica al medico? No es 24

acaso el enfermo que se considera sanado por él? ¿Quién califica al maestro sino es el alumno que lo certifica valido? Al creador únicamente lo certifica el cumplimiento de su creación entera, creación esta que ha de ajustarse a su razón de ser y que ha de mostrarse cumplida en el deber de ser autentica, autónoma y responsable como él. El único ser de entre las especies creadas con la capacidad de ser auténtico en la razón y en el cumplimiento responsable del deber es el ser humano. Espero no haberte aburrido con toda esta información, pero, ya sabes, cualquier reflexión, implica una estrategia de alianzas que al justificarse validas, posibilitan la caracterización de una condición. Ahora que reconocemos algunas de las características originales del creador, podemos insertarnos en el estrecho pasaje de las justificaciones humanas. Me permites encerrar este capitulo con el título de justificaciones humanas? JUSTIFICACIONES HUMANAS Y pensar que se creía que el hombre era libre de hacer con su vida lo quisiera… ¡claro que sigue siendo aún libre! Libre para construirse o para destruirse, esta condición no la disfruta ningún otro ser vivo. Claro que tampoco existe otro ser vivo que se cuestione su libertad, y ¿para qué? ¿De qué le serviría cuestionarse si es o no libre, a aquella 25

especie que no puede serlo? ¿Cómo pedirle a una esfera que solucione el problema del equilibrio? …¿Acaso dudas de la libertad del hombre?¿porqué no reflexionar un poco sobre la justificación de la libertad? Mira, definir la libertad como esto o lo otro no la identificaría hasta encontrar su justificativo. La justificación de la libertad es lo que debemos encontrar y eso nos ayudará a definirla con una significación concordante con su naturaleza. …¿que la libertad no tiene naturaleza? En el estricto sentido no, pero si utilizamos el término naturaleza para designar el conjunto de atribuciones que la justifican, entonces podemos acordar el designar la reflexión sobre la naturaleza de la libertad. ¿Podría existir libertad sin opción o sin alternativas, o sin posibilidades y discernimiento? ¡Lógico que no! Tan lógico como que no puede existir el hambre sin el alimento ni el alimento sin el hambre. ¿Se te abrió el apetito? ¡Busca algo para tomar! Aprovecha este momento, antes de que volvamos a ponernos densos y profundos. Curiosa esta expresión de ponerse denso y profundo, porque resulta que el lo más profundo del cono de la vida existe la alianza estratégica más densa en su intensidad, pero dejemos eso y ve a tomarte un tecito, para continuar reflexionando. ¿Te sientes mejor ahora? Te quitaste el peso del desinflado, estabas a punto de perecer por inanición. ¡Qué cosa esta del alimento! ¿No te parece latero el tener que estar llenando el horno de calorías, cada 26

cierto tiempo, para que la locomotora continúe por su carril? ¡Pero si somos libres…! ¿en serio?¿somos libres? ¿Y por qué no puedo dejar de alimentarme? ¡Si! ¡Si que puedes! Claro, durante un rato, pero si dejo de comer me muero. Bueno y… ¿qué importa eso? Que te mueras o no, no te priva de la libertad de dejar de alimentarme. ¡Ah claro! ¿Crees que voy a preferir morirme que ser libre? No lo sé, pero no me justificas con eso que no dispones de la libertad como para comer o no comer. La libertad existe, para quien decide dejarse morir como para quien decide no dejarse morir, ¿entiendes? Hay personas que deciden a voluntad ayunar hasta morirse y esas personas optan por la determinación de someter su vida a la elección de su opción libre. Otros deciden dirigir su libertad hacia un destino más justo y deciden limitar su capacidad de optar y ponerla en función de optar por lo que consideran valido. ¿Comprendes? Podemos justificar la libertad como queramos pero siempre se justificará la libertad en el optar por lo que es considerado valido. ¡Comprobémoslo! Dime por ejemplo ¿cuando elijes hacer algo que no quieres hacer? ¡Claro! Existen muchas cosas que no quieres hacer e igual te determinas a realizarlas porque es mejor hacerlas que sufrir las consecuencias del no hacerlas, pero en ese caso estás optando por la opción valida, ¿no te parece? No hacer lo que no quieres hacer, te produce algo peor que el hacerlo, a pesar de que no quieres hacerlo, ¿no es así? En ese caso estás optando por la 27

alternativa valida. Estás optando por lo que te conviene y eso es lo que optaste tú, porque muy bien podrías asumir la actitud de negarte a hacerlo y sufrir las consecuencias, pero prefieres hacerlo aunque no lo quieres hacer por sobre el sufrir las consecuencias de no hacerlo, eso es optar y es optar por la alternativa valida. Espero que lo analices un poco para no quedarte con la sensación de que estás haciendo lo que no te vale. No estás haciendo lo que no te vale, estás haciendo lo que consideras que debes hacer y eso es hacer lo que no querías, pero que finalmente analizaste y llegaste a la conclusión de que era lo necesario, era mejor que sufrir las consecuencias del no hacerlo. Esto cuesta un poco el comprenderlo, incluso aunque lo comprendas vas a creer que lo hiciste sin querer, pero no lo hiciste sin querer. Sólo el error se hace sin querer, pero el error, es solo un intermedio entre lo que pretendes y los obstáculos contenidos en el proceso. El error se corrige, o se busca corregir para la consecución de lo pretendido, lo pretendido es siempre considerado valido para poderlo pretender. Bueno, tampoco es necesario extenderse demasiado en esto, ya hemos aceptado que libertad es la capacidad de optar por lo que es valido y eso es consecuentemente así porque se ajusta a razón no porque tu o yo decidamos afirmarlo como significación teórica, si te das cuenta, llegarás a la conclusión de que si la libertad no fuese optar por lo 28

que es valido, no podría establecerse la responsabilidad. Para que se cumpla la razón justa en libertad, es necesario que la opción se ajuste a razón y al ajustarse a la proposición resulta valida, luego la definición de que libertad es la capacidad de optar por lo que es valido, no es teórica, sino teoremática, me refiero a que es un teorema. Porque se ajusta a la necesidad de ser siempre y para todo valida. Espero que me estés siguiendo. No me gustaría estar monologando, después del esfuerzo que estamos compartiendo en el análisis de esta reflexión. La responsabilidad exige de la opción valida y elegida por libre voluntad, sin presiones de ninguna clase. Si lo vemos a la inversa, podemos llegar a la misma conclusión mira, si el acto es responsable, es porque cumple con el deber que lo hace ser necesario, se ajusta al deber, y por lo tanto esa opción es valida. ¡Viste! ¿Ahora te queda claro? te ha costado un poco, pero reconoce que es interesante ¿no es así? Quizá poniéndolo de otro modo te ayude a verlo más claro, mira, si optas por una alternativa ineficiente, por ejemplo: decides ir al cine que está en la calle 25 y en dirección norte, pero optas, haciendo uso de tu condición de ser libre, por seguir un recorrido en dirección sur, dirección opuesta a la que debes para llegar al cine y caminas un kilómetro sin encontrarlo, porque estás caminando en sentido contrario a la dirección valida o correcta, tu libertad de optar, te permitió optar, pero al elegir la 29

alternativa no valida, debes de pagar con la reparación del error del Kilómetro recorrido para volver al cine. La opción no valida, esclaviza a la obligación de tener que reparar; tener que recorrer un espacio durante un tiempo que no era necesario y por eso encarcela al autor de esa opción, lo obliga a la reparación para poder beneficiarse de lo que, de haber sido acertivo, no debería haber sufrido. La libertad exige de acertar en la elección, para estar seguro y bendecido. Ha costado muchos años y mucho esfuerzo para llegar a esta reflexión. La historia no nos ha facilitado el camino del entendimiento de los límites naturales de la libertad. Se ha considerado que libre era aquel que podía hacer lo que quisiera, sin darse cuenta de que únicamente podía hacer lo que quisiera para ser libre u lo que quisiera es aquello que le vale, por lo tanto libertad es la capacidad de optar por lo que es valido, de no optar por ello es necesario reparar el producto de la falsa elección. El ser humano ha de optar, de acuerdo con esta comprensión por el cumplimiento de su alternativa valida y la alternativa valida es aquella que se ajusta a razón, a la razón de ser auténticamente humano. Y ¿qué es ser humano, ser auténticamente humano? Mira, los psicólogos dicen que el humano sano es el que no presenta conductas extrañas, pero ¿cuales son las conductas extrañas? Depende de la apreciación de cada psicólogo, dices tú. En realidad, los sicólogos expertos, pueden aproximarse al 30

entendimiento del ser humano “normal” pero digo – aproximarse- porque, de conocer al ser humano normal, explicarían la norma natural que justifica al ser humano normal, pero ninguno de los sicólogos que conozco, ofrece el postulado de la norma, es decir, de la ley que determina la conducción humana valida siempre y para todos los humanos, del prototipo de caracterización humana, del arquetipo natural humano del biotipo de la especie humana. ¿Cómo es posible que no hayan descubierto ya ese arquetipo? Si no conocen la ley no pueden responsablemente ajustarse a la misma. Por lo tanto a pesar de aproximarse en la comprensión del ser humano, no pueden conocer la autenticidad del mismo en toda su dimensión. El ser integro es aquel que corresponde, concuerda y confirma la norma natural del ser especie al que pertenece. Todas y cada una de las especies naturales asumen un -rol especie- que todas sus individualidades cumplen en su integridad. Y los biólogos, zoólogos y demás estudiosos de las mismas, categorizan como funciones naturales del individuo de dicha especie, pero al enfrentar la realidad del ser humano, pareciera ser que el estudioso del mismo, tuviera que romper su esquema y validar en este caso una serie de premisas ajenas a las utilizadas en el análisis del funcionamiento del resto de las especies. Como si el hombre no tuviera que atenerse a una necesidad compartida, no debiera cumplir funciones o no hubiera ajustarse a razón 31

alguna. Es algo extraño lo que el hombre propone como hombre. Es como si en él, la realidad del orden natural se detuviera, o como si no existiera para él o, como si debiera obrar de otra manera distinta a la natural, pero la verdad es que no puede obrar en contra del orden en el cual se inserta, por lo tanto o lo reconoce y se ubica, o el orden lo sacude en su superficie. Un hombre auténtico es aquel que opta por la alternativa valida y por lo tanto es libre, que si opta por lo valido, se ajusta a razón y por lo mismo es autónomo y si opta por lo valido y por lo justo, consecuentemente es responsable. El ser humano auténtico es una ser libre autónomo y responsable. Libre por optar por lo que es valido, autónomo por atenerse a la justicia, a la norma, a la ley, a los principios de la creación, (auto-uno; nomo –ley) y responsable por responder cumpliendo con el deber de ser valido. Este es el ser humano integro que todos estamos esperando. Pero, para poder llegar a ser, y lo voy a poner con mayúsculas porque es la pretensión del todo natural, no solo de los humanos, sino de todas y cada una de las especies naturales, como decía para poder llegar a ser LIBRE, AUTÓNOMO Y RESPONSABLES debemos descubrir, entender y comprender la ley. No se puede ser legal sin conocer la ley. No se puede ser responsable sin conocer la ley, no se puede ser auténtico sin ser autónomo primero. El justo es quien se ajusta y para eso ha de coincidir con la 32

justicia, y sin ajustarse con lo justo voluntariamente no se puede ser responsable, si no se responde a la justicia libre e incondicionalmente no se puede ser auténticamente íntegro en justicia. Para descubrir la ley, hay que utilizar la razón y cuando la razón ha sido contaminada por lo opuesto a la ley, es muy difícil reconocer lo que es justo. Imagínate a un pastor turco, de los que pasan el día en las montañas, que vuelve a su casa y el padre le golpea desde niño, que le obliga a sacar las cabras todos los días de sol a sol, que vuelve a casa a ser golpeado, descalificado e ignorado. ¿Cuál crees que será la concepción del ser humano que este pastor tendrá? ¿Golpeará él a sus hijos? ¿Golpeará a sus cabras cuando estas se salen del rebaño? Lo más probable es que imite lo que ve, y si no ve orden por ningún lado difícilmente podrá asumir que exista. ¿Podrá este ser, en algún momento de su vida, reconocer la normativa natural del verdadero ser humano? Si, pudiera ser que lo reconociera, porque tiene la capacidad de hacerlo, es u ser que siente y puede sentirse pleno; es un ser que comprende y puede comprender las normas, y es un ser que realiza y puede completar lo que realiza, pero a pesar de estar capacitado, contiene dentro de su memoria una serie de rutinas que asume como normales. Rutinas como el estar desorientado, como el sentirse inseguro o como el sentirse incapaz. Se le ha repetido tantas veces que no acierta, que no sabe y que no vale, que la persona asume esa calificación como suya. Y, generalmente eso es lo que ocurre con 33

un alto porcentaje de vecinos. Son demasiados los que padecen de falta de autoestima, por sentirse inseguros. En este ambiente en el que lo normal es descalificarse, desacreditarse, desconfiar, y devaluar al otro, difícilmente puedes sobreponerte a esa rutina tradicional y difícilmente puedas ni pensar que exista un orden para todos, un ideal absoluto para el ser humano. ¿No crees? Por eso que nos cuesta asumir nuestra ignorancia, si nos justificamos con la ignorancia del otro. ¿No has oído justificarse con lo menos del otro? ¡Yo soy desordenado pero tal y tal son increíbles de desordenados! Y con eso respiro. Pero no porque otro sea más desordenado que yo, justifica mi desorden y no porque el otro ignore el orden, puedo justificar mi ignorancia. Si ignoro el orden no puedo estar ordenado, por lo tanto debo yo, independientemente de lo que el otro haga o conozca, debo yo responsabilizarme por descubrir y conocer en qué consiste el orden. La historia está llena de justificativos, pero no hay uno que se ajuste a razón y eso, tiende a ponernos en la perspectiva de que no existe razón. Eso es un error. Pensar así es como decir yo pienso y pienso analizando y al analizar juzgo y al juzgar evalúo la validez del juicio, pero no tengo, ni conozco, ni creo que existan reglas para evaluar. Esta afirmación es ilógica, a pesar de ser por todos repetida. Es ilógica porque si analizo y comparo para emitir un juicio, al comparar estoy utilizando una regla de medidas, un estándar de valores, un a priori prototípico, 34

categórico e imperativo, que determina si mi comparación es más o menos, o si se ajusta a alguna razón. Esa razón, esa justa medida, ese paradigma estándar es, por ser el que determina si estoy siendo justo o no, si soy más o si soy menos, ese estándar de valor es el primero que debemos descubrir. ¿No te parece? ¿cómo determinar si mi alternativa es o no valida si no dispongo del paradigma estándar del valor absoluto y eterno, es decir si desconozco la justa razón que es valida siempre y para todos, ¿cómo podré o sabré ubicarme en el lugar que me corresponde? Y, si por mi naturaleza he de ser responsable, ¿de qué manera podré ser responsable si desconozco qué debo hacer? ¿Viste que nos metimos en un gran atolladero? Pero no te preocupes, dispongo de las lianas para subir a la cima desde donde se ve todo claro. ¿Le ponemos un titulo a esta nueva etapa? Seguramente es el momento ideal para buscar algo que picar, un chocolate o algún fruto seco podría ser útil para el esfuerzo que debemos hacer ahora para subir a la cima y ver más claro. ¿Se te ocurre algún titulo para el encuentro con lo valido? ¿el valor? ¿así de sencillo? ¡Bueno, vamos con él!

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EL VALOR Valor es algo extraño, ¿no crees? Es algo que contiene la necesidad de poseerlo y al mismo tiempo es el gozo de disfrutarlo, es como querer y tener al mismo tiempo, o en el mismo lugar. Es sin duda algo curioso, porque no se puede entender como singularidad. El valor se necesita y se disfruta ¿cómo puede una cusa que se disfruta, ser al mismo tiempo necesaria? Cómo puede estar cargado el beneficio con una cierta dosis de ansiedad, aún en el instante en el que te beneficia? Es algo curioso de estudiar. Pero nos cuesta profundizar el ello, porque implica un gran esfuerzo mental y ese esfuerzo no es fácil de asumir por quienes nos encontramos insertos en la rutina del abandono. Pero ¡hagamos el esfuerzo! Valor es aquella cualidad contenida en el objeto que satisface a la necesidad del sujeto que la aprecia. Esta deducción es lógica, pero insuficiente. Veamos por qué. Es una cualidad contenida en el objeto de aprecio, de estudio o de servicio, que sirve, se ajusta a razón o satisface. Pero, esa cualidad, en el estricto sentido no está en el objeto, ni tampoco está presente en el sujeto que lo aprecia, esa cualidad se establece en la correlatividad emocional, en la concordia entre signo y significado y entre la coincidencia entre la necesidad y el beneficio. Se establece en un estado de fusión entre los complementos del deber y del beneficio. Visto de otro modo el valor es la unión entre el deber y el derecho de la ley. Ahí, donde se 36

fusionan el deber necesario y el derecho al beneficio de lo que se ha cumplido, ahí, en ese concordar, coincidir y ser correlativos, se establece el valor. Por lo tanto el valor no se posee, no pertenece, no depende de, simplemente se establece. Y se establece en una dimensión ajena a las normativas de la existencia. El valor no tiene forma, ni masa, ni densidad, ni volumen, ni tamaño, ni sustancias. No participa de nuestra realidad física, pero es más real que la vida misma. Sin valor no se actúa, no se entiende, no se necesita. Valor es un destino por todos perseguido. ¿Me sigues? Cuando toco la tecla del computador es porque lo necesito para poner estos signos es este soporte para que tú lo leas. Para que tu lo leas, es una necesidad que surge en función de considerar que lo que escribo te va a beneficiar, y porque considero que te vale lo que escribo, me determino a seguir escribiendo. Luego, escribo, porque vale. Supongo yo que tú lees, porque encuentras algo de interés y porque esperas conocer mi postulado, sigues leyendo. Estar interesado es una necesidad por encontrar algo que te satisfaga ese interés y por lo mismo te vale. Lees por valor. Todo lo que hacemos, pensamos, o decimos, se justifica en el ser valido. Valor es una constante absoluta y eterna. Cada cosa que actúa, que se activa, que se mueve; toda existencia, acción y multiplicación opera en función de una razón. La razón que lo justifica valido. Valor 37

es una constante inmanente, absoluta y eterna. El valor es el potencial que tiene todo objeto de servir para algo, de significar a alguien o de satisfacer a alguien. Como potencial que es, existe en toda la extensión de su potencial. Puede hacer sentir pleno al otro, o puede hacerlo sentir complacido en su determinado rango de apreciación, pero el valor contiene en su potencia, la capacidad de satisfacer plenamente, así como también contiene el potencial de gustar en el estrato de exigencias que sea necesario. Por eso decimos que es un potencial. Una mota de polvo por ejemplo es algo inútil para el encargado de limpiar, y consecuentemente la depositará en el cubo de la basura, mientras que esa misma mota de polvo, para el joven que acaba de recibir un microscopio como regalo de cumpleaños es una realidad de extrema importancia. El valor de la mota de polvo, en su potencial, se pierde al ser arrojada al basurero y se establece con el estudio en el microscopio. Ese potencial no varía, no se pierde, ni se agranda, ese potencial no cambia, lo que cambia es la disposición del apreciador del potencial. El valor, s en sí mismo incambiable, eterno y absoluto. La apreciación del valor es proporcional a la necesidad, interés o deseo del apreciador. En ese sentido el valor nunca cambia y por lo mismo no puede ser al mismo tiempo y no ser también. La misma teoría del caos nos lo corrobora cuando dice que nada puede ser y no ser al mismo tiempo. El valor no puede ser relativo en el sentido 38

de ser valido y no ser valido al mismo tiempo, lo que se puede decir y en eso existe una razón es que el valor es relativo a la apreciación del individuo. En ese sentido se puede decir que el valor se relativiza a la apreciación se condiciona a la necesidad, se ajusta al grado de interés del individuo, pero la mota de polvo puede en su contenido valórico satisfacer al que la aprecie de manera plena, así como de manera insuficiente. Lo que no priva a la mota de poseer el potencial de satisfacer plenamente al biólogo que la estudia, al artista que la disfruta o al estudioso que la utiliza. El valor potencial existe en todo acto creado. Todo acto contiene intencionalidad y significación y sobre esta premisa si se justifica y significa, vale. ¿Quieres que analicemos el valor en toda su extensión? No pongas esa cara, el conocimiento axiológico, es muy interesante. ¡Dame un ratito y verás que te interesa! El valor contiene atributos sensibles, significativos y motivacionales. Puede responder agradando, justificando o sirviendo, ¿curioso, no es verdad? Es una realidad, trinitaria en ese sentido. Si el valor es trinitario en el sentido de ser emocional, intelectual y motivacional, debe ser porque el apreciador del mismo es también trinitario en el sentir, comprender y realizar. Fíjate de qué manera llegamos a reconocer en el ser humano los aspectos emocionales, intelectuales y motivacionales. Claro, el carácter del ser humano está compuesto por lo que siente, por lo que razona y por lo que realiza. Esta 39

trinidad coyuntural o entrelazada, es en cierto modo indivisible, porque al sentir estoy reaccionando con movimiento, al saber estoy sintiendo el beneficio de la certeza o concordia y al hacer algo lo supongo necesario. Sentir, saber y poder son tres aspectos del que aprecia el valor, pero al mismo tiempo el valor contiene el potencial de producir emociones, de producir justificaciones y de producir beneficios. De esta trinidad natural se derivan la existencia acción y multiplicación de las especies naturales. Observa cómo se organiza la sociedad. La sociedad responde a tres aspectos del orden, me refiero al orden legislativo, en el que se ofrecen propuestas de ley que pretenden satisfacer a las necesidades sociales, semejantes en función a la emoción; el orden judicial, en el que se discuten, reflexiona, comparan o analizan las posibilidades de que esa propuesta de ley se ajuste o no a la realidad social, semejante al intelecto, y el orden ejecutivo, encargado de poner en práctica las leyes aprobadas por la justicia, semejante a la función de la voluntad. Curiosamente esto coincide con los órdenes en salud en el sentir, educación en el saber y trabajo en el hacer. ¡Qué interesante! ¡Ya te dije que te iba a interesar! El valor contiene estos aspectos trinitarios, en su función y necesita de aspectos trinitarios en su establecimiento. Para que se instaure el valor se necesita de un nosotros que determine las posiciones del yo y del otro. El valor se establece en la fusión 40

en concordancia, y en el coincidir entre un sujeto que lo aprecia y un objeto apreciado. Sujeto objeto y beneficio son tres aspectos necesarios para establecer al valor. Esta santísima trinidad, podemos decir que es santa, porque es natural, pero decimos que es santísima porque es en todo y siempre natural. Se establece siempre y en todo. Esta santísima trinidad es necesario establecerla responsablemente, por lo mismo, debemos conocerla en su totalidad. Valor es una cualidad como antes mencionamos, que satisface a los diferentes estratos de apreciación, dependiendo del nivel e intensidad de la misma, el “contenido” de satisfacción va a ser proporcional a la necesidad, interés o servicio que este cumpla. El primer gol del partido se disfruta de manera diferente al octavo de la goleada. Los humanos experimentamos valor en el afecto, en la verdad y en el beneficio de lo bien hecho. Si observamos en el plano del afecto, existen distintos tipos de manifestación. El afecto filiar es demandante, pide atención cuidados, dirección, enseñanza, pero esa naturaleza demandante no la toma el padre como un sufrimiento, o como una imposición o como injusta, al contrario le agrada que el hijo le busque para que le ame, le agrada que el hijo le pregunte para aprender y le agrada que el hijo le pida ayuda para madurar. Este tipo de afecto filiar, es uno de los niveles del valor vincular. También podemos observar el afecto fraternal o de 41

intercambio, que se establece entre hermanos o entre cónyuges. El afecto conyugo-fraternal es de intercambio. Te doy y me das, o si me das te doy, depende de cómo lo queramos posicionar. En este caso el intercambio es necesario y ni el uno ni el otro se incomodan porque el uno le de o porque el uno reciba. Si el hermano ofrece atención, interés y cuidado al hermano o hermana, el hermano no se va a sentir en una situación injusta por ello, lo encuentra valido, lo mismo cuando el hermano pide ayuda, pide significados o pide cariño, lo normal es compartirlo, este es otro nivel del valor vincular. Pero por sobre el vinculo filial y fraterno-conyugal, existe aún un nivel más generoso, es el valor del afecto paternal. El padre se entrega incondicionalmente por su familia entera, se entrega sin sentir que lo que hace al darse en ilegal o injusto, se entrega sin sentir que sufre, se entrega sin sentir que no le sirve entregarse. La entrega del padre es incondicional y no siente en esa actitud el ser o estar errado, al contrario, siente que es justo al darse por el beneficio de todos los miembros de su familia. Este tipo de valor es el que establece la máxima concordia con el ordenamiento natural de las especies. Toda especie se da, se ofrece a la voluntad del orden natural. Y en esa actitud se ajusta, se realiza, se integra y en ese coincidir, establece su autenticidad. Las partículas se ofrecen a los átomos, los átomos a las moléculas, las moléculas a los tejidos, órganos, o sustancias, los tejidos órganos y 42

sustancias a los cuerpos, los vegetales a los animales los animales al hombre y el hombre a la ley, al orden y a la armónica compensación entre las diferencias. El hombre debe entregarse voluntariamente al cumplimiento de la razón justa para ordenarse en el contexto natural. El hombre sin ley no puede realizarse. Espero que no hayas perdido el interés, se que esto es un tanto intenso y en algunas ocasiones puede llegar a agobiar un poco, pero trata de entenderlo, porque es en suma importante para llegar a la conclusión del porque estos fundamentos son tan necesarios. Como te decía, quien ignora la ley no puede ser legal, no tiene como ajustarse. Podría tal vez acomodarse y por casualidad aproximarse a la experiencia natural pero no podrá cumplir con el deber de ser responsable, porque la responsabilidad se desprende del cumplimiento voluntario del deber y de no ser voluntario, en justicia no puede decirse responsable. Recuerda que lo que nos transforma en humanos es la categoría de ser libres, autónomos y responsables en el establecimiento del valor máximo absoluto y eterno, en el valor que se establece al ser persona. ¿Me preguntas qué es ser persona? Persona es un concepto con un significado un tanto difícil de precisar. Podría darte una definición pero no resolvería tu interrogante. Persona es algo que se nos muestra como superior a individuo, pareciera ser que 43

el individuo debe madurar para adquirir el significado de ser persona. Legalmente se dice de la persona natural a aquella cuyas condiciones de responder de acuerdo a la ley la posibilitan como independiente o autónoma. Una persona jurídica es aquella que responde a la justicia con independencia. En unos casos es una organización, una sociedad una pluralidad, pero se considera persona, porque es considerada como ajustada a la normativa legal del orden. Y mientras su comportamiento sea legal, la personalidad jurídica se beneficia del disfrute de los beneficios del derecho, pero cuando no cumple con el deber se transforma en corrupta, en ilegal en delictual. ¿Por qué te explico esto? Porque lo mismo ocurre con el ser persona humana. Pero volvamos al análisis del ser persona. Si por persona se califica al ser autónomo, estamos refiriéndonos al ser maduro, y ¿Qué es un hombre o una mujer madura? Esta pregunta en sí es capciosa porque permite un sin fin de soluciones, un sin fin de respuestas, pero de entre todas las opiniones y juicios que se ofrezcan solo uno es el que se ajusta a razón. Solo una justificación de la madurez será la verdadera, y la verdadera será la que se ajuste a razón, a la razón de ser persona madura. Tratemos de entender, entonces qué es lo que determina al ser maduro. ¿puede el ser maduro ser viejo e incumplidor, añejo irresponsable? Claro que no si es irresponsable el maduro en edad no es maduro en justicia. Podemos entonces concluir 44

de que un viejo, por haber vivido mucho no necesariamente se transforma en maduro, a pesar de que designemos a los maduros como entrados en años. ¿podría ser maduro un ser injusto que conoce muchas cosas, que sabe de todo mucho y que es considerado sabio por el medio, pero que es injusto en su función de ser humano? El humano inteligente que intelectualmente resuelve toda norma pero que no se ajusta en ella, tampoco podría decirse maduro en el sentido de ajustarse a la razón de ser humano si no se ajusta a razón. Y ¿podría decirse maduro aquél que goza de una familia en la que los vínculos que establece con sus miembros se sostienen sobre la base de serle beneficiosos solo a él? Una familia en la que el individuo domina, somete y subordina a todos sus componentes, no puede ser una familia madura en el beneficio compartido, en la confianza o en el beneficio de todos y cada uno de los componentes de la familia, ese individuo sería poderoso, pero no por eso es maduro en el sentido de personificar la libertad, la justicia y el cumplimiento responsable. Veámoslo desde otra perspectiva. ¿Puede sentirse maduro en el afecto incondicional alguien teme perder lo que tiene? ¿qué tipo de incondicionalidad voluntaria posee el individuo que teme perder lo que posee? ¿qué tipo de confianza puede haber establecido alguien que teme perder al otro? Si teme perderlo ¿podría sentirse confiado? Si siente el temor a perder el vínculo, o a perder a la persona o a perder lo que tiene, no ha madurado su 45

concordia, su unidad ni su cumplimiento, ese individuo, por lo tanto, no es maduro. Maduro es aquel que se siente generador del otro, realizador del otro, y en el cumplimiento del otro se siente unido con él, confiado con él y vinculado con él hasta el extremo de no sentir ni el más mínimo temor de perderlo. ¿Cómo se puede perder la experiencia de aquello que has realizado? ¿Como se puede perder aquello que no te pertenece? porque lo que pretendes es realizarlo y no poseerlo. ¿Qué es lo que madura entonces al individuo? Emocionalmente lo madura el establecimiento máximo del vínculo en la unidad justa. El vínculo máximo en la razón es el vínculo incondicional maduro en los tres aspectos del proceso de maduración del mismo, me refiero al desarrollo y maduración de la incondicionalidad en el establecimiento del vinculo filial, conyugal y paternal. ¿Cómo se madura en el vínculo filial? El hijo para madurar como tal, ha de vincularse en la incondicionalidad absoluta con su padre, es decir ha de confiar en él, ha de obedecerle y seguirle hasta que el padre lo reconozca valido, justo y realizado. Para eso es necesario que el padre de ese hijo fiel, esté maduro, sea justo y realizado en concordancia con la incondicionalidad absoluta. De no existir este padre, el hijo ha de asumir la responsabilidad de establecerse él mismo como hijo fiel al ideal de la creación, fiel a la incondicionalidad justa y responsable. Ha de realizarse en el cumplimiento de 46

la máxima necesidad justa del momento y lugar. Esta tarea no es fácil en una ambiente de total oposición a este criterio natural. Pero es la tarea, es la solución al problema de madurar al ser persona. Este hijo leal a la incondicionalidad absoluta, que cumple con realizar la máxima necesidad del momento y lugar, en concordia con las normas naturales, deberá incondicionalmente madurar en el afecto incondicional con sus hermanos, o con otros humanos, hasta realizarlos en confianza y en el vínculo incondicional del afecto. Estos hermanos realizados, convencidos de las normas naturales y emocionalmente vinculados en el afecto incondicional absoluto, posibilitarían a este joven que ha madurado en el afecto vincular absoluto y eterno, el iniciar una familia incondicional en el afecto, en la verdad y en la bondad, al mantener siempre la actitud, de solucionar la máxima necesidad valida para todos. Este joven que ha confiado a sus hermanos en la razón justa, que ha atendido a sus hermanos en el afecto incondicional y que ha conseguido que con cualquiera de ellos sienta una confianza hasta tal punto que no sea ni imaginable el temer perder la unidad con ellos, sería un padre maduro en el afecto, en el conocimiento de las normas naturales y maduro en las conductas eficientes. Con un padre así se puede iniciar una familia. Este cónyuge maduro, atendería a su esposa, la educaría y la vincularía en la confianza plena necesaria para realizar a sus hijos. Estos padres 47

sobre la condición de ser expertos en la realización del vínculo incondicional, educarían, protegerían y madurarían en la confianza a sus hijos, hasta el hallar en su fidelidad y lealtad el estado de madurez necesario para bendecirlos en la unidad conyugal, con lo que se transformarían en semejantes a la incondicionalidad paterna. Esta pareja de hijos, con la protección y autoridad de los padres educarían a sus hijos en la incondicinalidad absoluta y al establecerse estas tres generaciones de abuelos, padres e hijos en la confianza de la razón máxima, en el cumplimiento de la necesidad máxima y en desarrollo máximo de su cumplimiento, establecerían el verdadero núcleo gestor de la especie humana. A esta familia en unidad, en justicia y en cumplimiento responsable, podríamos, la podríamos designar con toda justicia como sagrada familia o verdadera familia, o auténtica e integra. ¿Qué podría faltarle a cada uno de los miembros de esta familia? ¿Podría faltarles el verdadero afecto a quienes se encuentran incondicionalmente vinculados? ¿Podría faltarles la verdad a quienes se sienten en justicia confiados? ¿Podría faltarles la realización a quienes están cumplidos de manera natural? A cada uno de estos miembros se les puede decir persona, por ser legalmente libres, autónomos y responsables. ¿Entiendes ahora lo que significa ser persona? No ha sido fácil explicarlo, pero creo haber sido claro y preciso en la explicación.

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En caso de no entender algo, podrías volver a revisar lo escrito, yo se que no es fácil porque el planteamiento es en cierto aspecto novedoso, pero novedoso o no es lógico y seguramente al entenderlo bien te será de gran ayuda. Podemos decir que hemos descubierto el verdadero valor del ser persona. Pero la persona vale en el desarrollo de sus capacidades y si decimos que tenemos la capacidad emocional, intelectual y motivacional, deberíamos comprender el cómo madurar en cada una de estas capacidades. Emoción es la capacidad sensible que nos permite captar las necesidades y retribuir a las mismas con lo adecuado. La emoción capta y retribuye. Pero sentimos agrado y desagrado, atracción y repulsión, necesidad y deseo. ¿Cómo satisfacer a esta capacidad emocional? La emoción se satisface en el ejercicio del cumplimiento de la máxima necesidad. Aquel que piensa en cual es la máxima necesidad del momento y la satisface, se satisface a si mismo al sentirse valido para todos. Si piensas un poco en esto te darás cuenta de porqué son tan apreciados los héroes, los genios, o los sabios. Emocionalmente el ser humano se satisface en el resolver la máxima necesidad, esta visión es contraria a todo planteamiento racional contemporáneo. En la actualidad se dice y se repite que tú tienes que realizarte en lo tuyo, en lo que tu 49

quieres hacer, en lo que te gusta, en tu trabajo, pero nadie te dice que debes realizarte en la función humana y que para funcionar como humano debes darte por solucionar la máxima necesidad del momento. Esto es revolucionario. ¿Quién te ha dicho antes esto? ¿Quién te ha pedido que dejes a un lado tus preferencias para cumplir con el deber de solucionar la máxima necesidad? Suena como a locura. Pero es la máxima justicia. Lo más justo es que cada uno de los hombres cumpla con el deber máximo necesario, porque cuando cumplen con el deber mínimo o fragmentario se sienten insuficientes, inseguros e insatisfechos. El reconocer la necesidad máxima no es algo fácil, en primer lugar lo máximo necesario sería educar al presidente de la nación, pero quizá difícil porque el presidente no dispone del tiempo para recibirte, pero quien si puede recibirte es el ministro de educación y en caso de que él no te escuche, o no responda, se puede educar a los candidatos al ministerio, a los decanos y docentes, a los líderes religiosos, políticos y sindicales. Esa sin duda sería la máxima necesidad, pero para alguien que no está en el ambiente de la docencia se le puede presentar esta necesidad como imposible de solucionar, entonces busaca aquella que te sea posible de solucionar, comienza por educar a tus familiares y amigos, hasta que algún amigo del ministro se encuentre en condiciones de llegar a él. Si buscas cumplir con la necesidad máxima de tu entorno, verás que si la 50

resuelves con una actitud de incondicionalidad y de voluntariedad, el beneficio del cumplimiento del deber te retribuirá con una enorme satisfacción. Satisfaciendo a la máxima necesidad de manera voluntaria e incondicional, sin esperar absolutamente nada a cambio, te nutre con beneficio y te madura la capacidad emocional. También somos seres intelectuales. Podemos reconocer razones permanentes o constantes, pero lo máximo que puede satisfacer al intelecto humano es el reconocer la razón de su existir, la justificación que signifique al entendimiento del origen de la identidad y del propósito de la especie humana, cuando el intelecto humano reconoce su justificación en la existencia se satisface y se transforma en autónomo. En conocedor de la manera de ser justo, de ser legal ante los ojos de la naturaleza. Se puede ser socialmente legal, pero eso no asegura la confianza del ser persona. Se puede ser justo de acuerdo a la constitución del estado, pero eso no garantiza el ser humanamente justo. La verdadera justicia se desprende del cumplimiento de la razón de ser humano. El resto es útil, pero no suficiente. El intelecto humano se satisface en el entendimiento del funcionamiento de la actividad, en la comprensión de la mecánica de la relación, y en el asimilar y comprender con claridad la naturaleza del origen, de la identidad y del propósito del ser humano. Se puede ser muy inteligente, pero si no cumples con la razón de tu existir, tu raciocinio aún 51

se siente insatisfecho. Se puede ser sabio en varias áreas del conocimiento, pero si se ignora la razón de tu existir, ignoras tu justificación natural y te sientes ignorante de la justicia natural. El justo es solo aquel que ha cumplido con su verdadera razón de ser y solo en ese cumplimiento responsable, es decir, porque lo entiende, se justifica. Es por muchos aceptada la postura de que el planteamiento de la función humana se debe al postulado particular de cada individuo, esta afirmación carece de sentido. A todo ser humano le satisface el cumplimiento de la máxima necesidad, lo que todo humano espera es el cumplimiento de la razón del ser especie humana, pero esta afirmación es novedosa, nunca se escuchó. Se escuchó, eso sí, el que cada humano se satisface de distinto modo, y el modo no modifica la necesidad de la función. Las necesidades básicas del ser humano se justifican en su cumplimiento y eso es norma. Nos queda un tanto grande el apreciar al ser humano como especie. Hemos pasado demasiados años entendiéndolo como un elemento aislado e independiente que justifica sus necesidades en función del altruismo arbitrario, del decidir uno mismo qué es lo que debe y que es lo que no debe y lo que debe, se satisface solo en el cumplimiento del beneficio que lo satisface y eso es siempre y para todos los humanos justo. El deber de ser humano, no se decide desde el postulado de la apreciación fragmentaria del individuo, se decidió en el origen del crear al ser humano. Del mismo modo 52

que la necesidad de crear un cuadro, no la crea el autor del mismo, la necesidad de crear es anterior al artista. La necesidad se desprende del establecimiento del valor que justifica al deber hacer, en la satisfacción del beneficio del cumplimiento del deber, lo que se transforma en derecho. El deber cumplido genera el derecho al beneficio de lo cumplido. Esta norma existe contenida en toda ley. Toda ley contiene el deber de realizarse y el derecho al beneficio de lo realizado. Asumir esta realidad en un ambiente en el que se exige el derecho sin conocer el deber es confuso, por lo novedoso, lo que no deja de ser extraño, puesto que es necesario para todos. La normativa natural del funcionar humano es por todos los humanos esperada, pero al estar tan diversificadas las interpretaciones de la función, la función propia del ser pasa a ser desconocida. También tenemos voluntad, sin ella no dispondríamos del poder hacer. Para poder se necesita voluntad. La voluntad de todo humano es por todos compartida, me refiero a la voluntad que cumple con el deber de ser auténtico. Para ser auténtico es preciso ser autónomo es decir, justo, uno con la ley. Auto, dijimos previamente que alude al uno mismo y nomo significa ley. Sin ser autónomo no se puede ser justo y por lo tanto no se puede cumplir con el deber. La voluntad humana espera el cumplimiento máximo del deber de ser humano, esta realidad puede excusarse, puede 53

postergarse, puede, incluso desecharse, pero no puede ser eliminada de la justicia humana. La razón que se ajusta a la norma es la que coincide plenamente con el cumplimiento del deber que satisface al derecho de la misma. Lo legal se establece en la concordia entre el cumplimiento del deber de la ley y el derecho que se desprende de la satisfacción del beneficio desprendido del cumplimiento d el deber. ¿Comprendes? Nos hemos metido en una zanja estrecha, pero bien iluminada. La realidad contemporánea está repleta de prejuicios, presunciones y pretensiones fragmentarias que desconectan al ser humano de su realidad. Se postula que la realidad es lo visible, lo tangible, lo medible y no se llega nunca a la conclusión de que esa realidad sensorial, no serviría de nada sin su correlatividad emocional, sin su concordia intelectual o sin su coincidencia motivacional. La realidad de las cosas no está en la cosa misma, está en el valor que la cosa proporciona. La mesa no existe como tal, es un montón de palos, es madera, es un vegetal, ni eso si quiera, la madera es una porción de la planta, es una sumatoria de tejidos y los tejidos tampoco son tal realidad son una suma de estructuras operativas, y las estructuras, tampoco son tal, son una suma de circuitos que responden a una fuerza inicial, una fuerza centrífuga, otra centrípeta y al establecimiento de una orbita circular que la sostiene; ni aún eso es real, la realidad de la fuerza tampoco es tal, puesto que se 54

basa en una intencionalidad, una selectividad y en el poder de una voluntad que la dirige. ¿Cuál es entonces la realidad de las cosas? La realidad de las cosas se desprende del cumplimiento de la necesidad que las justifica. ¡Claro!, la realidad de la mesa no existiría sin ser necesaria para comer, subirse en ella o transformarla en leña. Pensándolo un poco mejor, la mesa, como tal, con ese nombre y con esas funciones, dejaría de existir sin alguien que la reconozca y la utilice como tal, luego, la existencia de las cosas se desprende de la función que estas cumplen. Esto me produce una sensación de vacío. ¿No te ocurre a ti lo mismo? Fíjate en el ser humano, el ser humano no cumple con su función, no está cumpliendo con la necesidad originaria de ser correlativo, concordante o coincidente con la necesidad de ser satisfecho en el dominio sobre los instintos y lograr de este modo la categoría de ser libre en el universo. No satisface a la necesidad de comprender la razón de su existencia y por lo mismo no puede cumplirla a voluntad, lo que le priva de lograr la categoría de ser responsable y justo. Me da mucha pena, saber esta realidad. Pero puedes tomarlo desde otro prisma, desde la perspectiva de quien ha descubierto la razón. Desde la mirada del que ve, y por lo mismo reconoce. Ahora, tu puedes cumplir lo que nunca pudo, ahora sabes, lo que nadie supo, ahora puedes lo que nadie pudo. ¿Te das cuenta de lo que tienes?

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Si, claro, pero me pone en la circunstancia de estar parado frente a un mundo confuso, ilógico, irracional e insuficiente. ¿Cómo voy a cambiar la realidad de todos ellos? No tienes que cambiarla. Tú, solo tienes que cumplir con el deber de ser humano, reconociendo la máxima necesidad del momento y lugar y satisfaciéndola, ajustándote a las razones constantes, entendiéndolas y educando en ellas. Esa es toda tu labor. Y verás cómo de a poco, tu influencia en otros, creará el atractivo del interés que despiertes en ellos. Recuerda que todos ellos esperan comprender la realidad. Todos ellos esperan realizarse a pesar de que se crean realizados. La historia ha repetido tantas y tantas veces las diferencias, que nos han hecho creer que somos todos diferentes en funciones y somos únicos en carácter y en forma, pero somos todos iguales en funciones. El sentido común no es diferente en cada uno, la conciencia del valor pleno, justo y cumplido, no es diferente en cada uno todos se sienten satisfechos al sentirse plenos, todo se sienten justos al reconocer una constante universal, como la de que el cuadrilátero tiene cuatro lados, y todos se sienten realizados en lo que deben ser. ¡Ves que somos todos iguales en funciones! Todos tenemos hambre, sed, frío o calor, sueño o cansancio, tenemos que crecer, que morir, todos funcionamos del mismo modo, lo que ocurre es que nos han confundido. La historia humana ha confundido al humano, lo ha hecho inseguro. Fíjate en lo que hemos transformado el 56

arte. Arte es sinónimo de excelencia de lo máximo justo y completo, pero el medio contemporáneo ha reducido al arte a lo mínimo, propio de la interpretación de cada uno y ha permitido las insuficiencias dentro de la categoría del arte. Esto ha eliminado el criterio de lo máximo justo y cumplido, y el arte contemporáneo se redujo a cualquier cosa. Lo mismo ocurre con el hombre. Se ha rebajado al hombre a la categoría de cualquier cosa, y eso por la defensa de los derechos del individuo, por la defensa de los derechos del hombre, por la defensa de los derechos de la libertad de expresión y por la defensa de los derechos al libre pensamiento, que no es malo, todo lo contrario. Pero en sus extremos el derecho se ha olvidado del deber. Se ha rebajado el deber del ser persona al nivel del ser Yo, del ser lo que yo proponga y no del deber de lo que debo cumplir para ser. Pero la necesidad original del ser no se elimina por el cumplir con la propuesta personal del ser. El ser adolece, y por lo mismo termina en la consulta del psicólogo, del asistente o del consejero que lo oriente. El cumplimiento del ser humano es solo uno, ser humano. Y el individuo tiene libertad para cumplirlo o para no cumplirlo, el cumplirlo lo satisface y el no cumplirlo lo frustra, lo desorienta y lo acusa hasta cumplirse. Esta acusación no proviene de nadie externo a él. Cada uno siente la sensación de haber errado y esa sensación obliga a corregir. Se puede ignorar el error y continuar errando, pero en algún 57

momento, la necesidad por realizarte te demostrará de algún modo evidente, que tu elección no fue correcta. El problema es que esas decisiones inadecuadas producen daño, dolor e inseguridad y el padecer estos traumas no gusta a nadie. No nos gusta el dolor, pero sí aceptamos y en ocasiones exigimos la posibilidad de errar. No nos gusta el daño, pero nos permitimos la posibilidad del desacierto. En el periodo de juventud es lógico pensar en el error, pero al ser maduro no se le tolera errar. Judicialmente se protege el derecho al acierto y se castiga el daño producido por el adulto. Esta realidad es por todos compartida y aceptada, pero no es por todos compartida la necesidad natural del cumplimiento del ser persona y esa necesidad es por sobre el derecho constitucional o político. Si el hombre madurase en su realización, un alto porcentaje de leyes constitucionales dejarían de ser necesarias. Vivimos muy lejos del ser normal, porque estamos apartados del ser normado. Y estamos apartados del ser normado porque ignoramos la realidad de la norma. ¿Cómo vamos a reconocer la realidad de la norma si consideramos al ser humano incapaz de descubrirla? ¿Cómo vamos a reconocer la naturaleza de lo absoluto si consideramos todo relativo? Hemos creado un parche frente al ojo y con uno solo no podemos percibir la distancia al destino, creemos que el destino lo tenemos frente a los ojos, cuando el ojo, al tener el otro parcheado, no nos permite ver la 58

distancia del destino. Esta es la realidad del ser contemporáneo. Una realidad corta de vista, realidad del que no percibe la proyección por estar contaminado con ideas ajenas a la norma como la del misterio, o la de la reencarnación, o la de la evolución, o la de la lucha de opuestos o la de que el funcionar, modifica la función, o la cantidad modifica la calidad. Estas y tantas nociones inadecuadas impiden la normalidad del ser humano. ¿Tú crees que la cantidad no modifica la calidad de las cosas? Déjame que te explique: la calidad de la bicicleta, por ejemplo, depende de su función. Si funciona, porque te permite trasladarte de un lugar a otro, la bicicleta es de calidad funcional, puede ser de mayor o menor calidad por la suma de beneficios que esta acumule, como por ejemplo el estar hecha de mejores materiales etc, pero por muy buenos materiales que esta posea si no te traslada, no cumple con su función de ser bicicleta y pasaría a ser un objeto de decoración, una antigüedad o una chatarra, sería otra cosa. Si considero que la función de la bicicleta es el trasladar, la calidad de la bicicleta estará sometida al poder trasladar. Imagina que tenemos muchas bicicletas inservibles, ¿modificarían esta cantidad de bicicletas inservibles la calidad de la bicicleta? Asumamos que tenemos muchas bicicletas útiles, ¿modifica la calidad de la bicicleta el hecho de que sean muchas en cantidad? Claro que podrías decirme que si unimos cuatro 59

bicicletas con un chasis podemos obtener un automóvil, pero no fue la cantidad de bicicletas la que asume la condición de ser automóvil, sino el unirlas y ponerles el chasis y eso no lo hizo la cantidad de bicicletas, sino la intencionalidad del mecánico que las unió. Es cierto, pero es difícil sacarse del convencimiento, aquellos significados que, por alguna razón, adquieren la importancia de ser considerados importantes. Nos hemos extendido mucho en este capítulo sobre el valor y no creo que se haya expuesto con claridad. Vamos a ver cómo simplificarlo. Valor es la cualidad contenida en el objeto que satisface a la necesidad, interés o deseo del sujeto que lo aprecia. Existe el potencial de valor en todas y cada una de las cosas creadas, ese potencial de llegar al extremo de satisfacer plenamente existe contenido en potencia en cada objeto creado y este potencial se establece en la medida de la intensidad con el que sea apreciado. Podemos llegar a sentirnos plenos al descubrir en una motita de polvo que es un objeto intencionado, que justifica a una razón y que se realizó para cumplir con esa razón que la justifica, ese nivel de justificación tiene el potencial de hacernos sentir plenamente satisfechos, así como también si esperamos de la motita de polvo que justifique a nuestra necesidad de ver en ella una imagen de un ser persona, pueda frustrarnos y no justificarse en medida alguna, ese potencial de ser absolutamente plena en la satisfacción y el de ser 60

desechada por inútil son aspectos contenidos en el potencial valórico de la motita de polvo. Por lo tanto decimos que valor es el potencial de sentirnos satisfechos así como contiene los atributos de frustrarnos, dependiendo de qué espera el apreciador de ella. Al valor no se le reduce o amplía, al valor se le establece en la correlatividad, concordancia o correspondencia que establece con el apreciador. A esta experiencia la podemos determinar con el concepto de valor actual, y al estándar absoluto de valor, a la posibilidad de hacer sentirse pleno, justo y cumplido le podemos designar con el concepto de valor potencial. Valor entonces es una cualidad potencial que existe en todo y el apreciador relativiza en su apreciación el establecimiento del valor. El potencial de valor es absoluto en todo objeto, pero se transforma en relativo al nivel de apreciación del individuo que lo pretende. Ahora creo que lo dejamos un poco más claro. Dejemos este capitulo a un lado y permíteme presentar otro aspecto interesante del valor, el de ser moral, ético o estético. ¿Cómo le ponemos a este capítulo? Moral, ética y estética, ¿te parece? Me parece. MORAL ETICA Y ESTÉTICA La experiencia del valor dependerá del estrato de exigencias que lo pretenda, y en ese desarrollo de los 61

estratos se inserta la necesidad de educarse. No percibe el color de igual manera el artista plástico que lleva cuarenta años estudiando el color que el minero que se enfrenta a la experiencia del color, luego de estar cincuenta años trabajando en la oscuridad. Por supuesto que la experiencia en la apreciación del color, es distinta en ellos. Lo mismo ocurre con quien se sube por primera vez a un formula uno sin saber manejar y quien se llama Fernando Alonso, entre ambos se produce una diferencia en la apreciación de los objetos. El artista plástico al estar mas educado en el encuentro de los matices podrá descubrir variaciones tonales mínimas, mientras que el minero, probablemente solo vea los colores primarios, lo mismo ocurrirá con la apreciación de Fernando Alonso sobre el auto, verá bondades o defectos que quien se aproxima por primera vez no logre ni apreciar. Estas diferencias ocurren por la diferencia en experiencia, en conocimiento y en necesidades entre ambos. Se dice que quien tiene más experiencia en el tema, quien tiene más conocimiento del tema y quien descubre más necesidades sobre el tema en particular es más educado en ese tema que el otro. Educar es precisamente eso, acumular experiencia, conocimiento y sensibilidades. El tema en sí que nos concierne en este caso es el de ser humano y el más y mejor educado sería aquel que más experiencias en cumplir con el deber de ser humano posee; quien más conocimiento de la razón 62

de ser humano posee y quien es más sensible a captar y retribuir a las máximas necesidades humanas. Este ser educado, lógicamente pretendería asimilar el paradigma del biotipo humano y realizarlo plenamente hasta concordar, coincidir y realizarse en correlativa compenetración con él. Este ser educado, debería reconocer cuales son las conductas morales humanas y se daría cuenta de que la condición humana determina que ejerza el dominio a voluntad sobre los instintos de protección, de mantenimiento y de reproducción, para calificarse moralmente integro. Este ser educado descubriría que el caer en la tentación del apetito intergenital prematuro, impediría la comprensión del valor absoluto; impediría la realización pura del amor absoluto y le impediría el goce de la satisfacción plena del amor vincular absoluto. Y que por esa razón, por no tener la experiencia de la integridad, no podría confiar en su existencia, que por no tener la experiencia de la autenticidad en el afecto incondicional maduro, no podría ni imaginarse el disfrute de la plenitud máxima humana. Y lo peor de todo es que por no experimentar el establecimiento del dominio sobre sus instintos quedaría reducido a la posición de pretender compararse con aquellos animales semejantes a él, como los monos que por no poder desligarse del instinto cumplen plenamente con su función, mientras que el humano que no se califica, se siente reducido por debajo de incluso el estrato de 63

los animales. Esta sensación de relegado, de insuficiente, de insatisfecho y de inseguro es un enorme peso moral, que algunos no toleran o que no pueden tolerar. Esta es la razón de tantos suicidios, que no ocurren en otras especies. Esta es la razón de tantos divorcios, que no ocurren en otras especies, esta es la razón de tantas depresiones, que tampoco ocurren en el resto de las especies. Cuando vemos al hombre en esta posición de ser incapaz de superar el apetito de los instintos, no puede uno más que sentir pena. ¿Cómo es posible que no sea capaz de controlar el instinto de reproducción hasta encontrar la razón de su función reproductora y operar en función de su verdadera justificación? ¿Cómo es posible que no sea capaz de superar el apetito alimenticio, o el descanso o el temor, o la ansiedad y la angustia? ¿Cómo es posible que la conciencia humana no se reconozca por encima de estos servidores? Sin duda alguna que esto ocurre cuando se carece de educación. Cuando no se ha descubierto el postulado moral del individuo, cuando aún no se ha logrado madurar en el dominio y en el control del celo emocional, intelectual y motivacional. Cuando no se reconoce la homogeneidad de la heterogeneidad, o no se asimila íntegramente que el todo, es por sobre cada una de las parcialidades de que se compone, la conciencia es huérfana, pierde su autoridad. Para ser un ser moral, el ser humano debe controlar el celo emocional, intelectual y conductual. En este 64

sentido no puede caer en el apetito de los extremos, no puede dejarse llevar por las sensaciones que le provocan tensión y ganas de agredir al contrario. La agresión ha de ser controlada. Al otro hay que atenderlo, entenderlo y estar atento a él, para seducirle con afecto, persuadirle con verdad y motivarle con el ejemplo de lo bien hecho o de lo correcto. Esta conducta frente al otro lo realiza, lo dignifica y lo respeta. Esta es una conducta moral emocional. Intelectualmente es necesario superar la tentación del apetito de justicia, el ajusticiar al otro acusándolo es un defecto intelectual, es pasar a llevar al otro en invadir su derecho a la defensa. El actuar de manera arrogante denigra al otro lo reduce, lo limita y lo tilda de ignorante, lo ignora. Nadie tiene ni el derecho, ni el deber de ignorar al hijo de Dios y cada uno de nosotros somos hijos del mismo padre, el creador. Como hijos que somos de la misma función, el crear, debemos ser tratados con el respeto a nuestras opiniones, a nuestros juicios y a nuestras equivocaciones. Tenemos todos, el derecho a emitir nuestros pensamientos, juicios y opiniones, pero ninguno tiene el derecho a rechazar al otro por lo que diga, de todos modos, oír no implica en ninguna manera el asumir que lo que se oye se admite. Podemos eso sí justificar nuestros planteamientos para que prevalezca la verdad, pero la autoridad frente a la relación ha de ser la de la razón y no la de la autoridad. La prepotencia es un extremo del conocimiento. La razón, la lógica y la 65

verdad no necesitan de intensidades para su demostración. La intensidad en el lenguaje no determina la veracidad de la razón. La verdad de la razón se desprende de su justificación valida siempre y para todos. El deseo de enfatizar en la comunicación de un pensamiento no te hace ser más poderoso, al contrario, evidencia el temor que tienes a que te demuestren lo contrario. El dominio del celo intelectual es producto de su ejercicio y en este sentido es necesario estar educado. Lo mismo ocurre con el apetito a la violencia. Esa rabia que nos impulsa a rechazar al otro, pero no solo a distanciarnos de él sino a quitárnoslo de encima, a dañarlo a agredirlo con violencia, esa rabia no es más que una manifestación de nuestra escasez de recursos para superar la tensión. Escasez de preparación, de educación de conocimiento sobre el tema en sí, este celo es necesario controlarlo. La escasez de recursos queda manifiesta en la conducta violenta, que por lo demás no soluciona ninguna situación, al contrario, la daña aún más. El control y dominio sobre el celo emocional, intelectual y conductual es la condición que te sitúa en la categoría de ser maduro. Maduro es aquel por sobre los instintos físicos y por sobre los extremos tensionales, aquel por sobre la ansiedad y por sobre la angustia. Por sobre la violencia, la arrogancia y la discriminación. El ser humano maduro se identifica con el tipo de conductas moderadas, emprendedoras pero sin ser impositivas, ajustadas sin caer en la 66

arrogancia y determinadas pero sin extremar el poder a lo violento. El ser humano maduro es consciente, concordante y consecuente con el ideal de las especies naturales. Es un ser moral. Entendemos por moral a la suma de conductas propias del individuo. A las conductas que le benefician y aproximan a la autenticidad. El ser auténtico es por sobre todo puro, justo y bueno. Bueno no en el sentido de ser tonto, sino en el sentido de ser eficiente. Justo en el sentido, no de ajusticiar al otro, sino en el ajustarse a la norma. Y Puro, en el superar la tentación del apetito intergenital prematuro. Esto que tal vez incomode a algunos, en realidad acomoda a todos y por esa razón es necesario evidenciarlo. La pureza en el amor se desprende del amor puro y no del contaminado. El amor contaminado es un amor por debajo de lo instintivo. Lo instintivo es acertado para quienes deben ejercer el amor instintivo, pero para quienes deben ser por sobre el instinto, el amor instintivo los descalifica y los transforma en menos que los que establecen lo que deben. El animal cumple con su razón natural de reproducirse de manera instintiva, porque esa es la razón a la cual se debe, pero, el ser humano se debe a la razón de superar el instinto reproductor hasta reconocer su función original y cumplirla voluntariamente. De no obrar de este modo, jamás comprenderá la verdadera función del instinto reproductor y jamás podrá volver a recuperar su condición de ser señor de los 67

instintos y señor del celo. Este ser caído, porque cae en la tentación del apetito intergenital prematuro, no podrá jamás, sentirse por sobre el instinto y no podrá jamás sentirse puro, auténtico o integro. Será un ser confuso, inseguro y desorientado. Un ser inmoral. La moral se basa en este precepto de superar la tentación del apetito intergenital prematuro. El ser ético se desprende del tipo de relaciones interpersonales que establece el individuo. Las relaciones interpersonales, dependen del ordenamiento en las funciones de las posiciones del sujeto y del objeto, que establecen el dar y recibir generador de la relación. Si se comprende la función del sujeto, de ser leal y obediente a la fidelidad del cumplimiento del propósito que se considera valido siempre y para todos, podrá sobre esta premisa, seducir con afecto incondicional al objeto, persuadirlo con verdad y motivarlo con el ejemplo de lo bien hecho, pero, ha de comprender, que es solo después de que el objeto se siente realizado completamente, convencido completamente y seducido completamente con el afecto del sujeto, que es después de eso, que el objeto responderá libre e incondicionalmente motivado. Esta mecánica en la relación posibilita el establecer relaciones normadas y moderadas entre personas y deriva en el posibilitamiento de una sana convivencia. Del cumplimiento con esta rutina de establecer proposiciones validas siempre y para todos y en base 68

a estas propuestas seducir al otro con afecto, persuadir al otro con verdad y motivar al otro con el ejemplo de lo eficiente, de lo valido, o de lo justo y necesario, realizaría en esa conducta al ser ético. Nos faltaría definir al ser estético. Estética es la ciencia que se encarga del estudio de la belleza, en otras palabras es la ciencia que se detiene en la observación y análisis de lo bien hecho, de lo que complace, de lo que dignifica y construye en su grado máximo. Estético es aquello de donde se derivan sensaciones de complacencia. Complacencia es un valor, y este valor se establece en la apreciación de lo bien hecho, de lo bonito, de lo eficiente, de lo que satisface a la necesidad funcional y sensible. La conducta estética se deriva de la eficiencia, del hacer bien lo pretendido, pero no solo del ser eficiente, sino también de crearlo bello. La conducta estética se desprende del cumplimiento de la máxima necesidad. Lo máximo en eficiencia, en razón y en estímulo grato, es estético. ¡Ya sabes harto! Casi estamos listos para iniciar un Movimiento Universalista Naturalmente Integro. Podríamos continuar hasta llenar mil páginas pero si te lleno de información, va a ser demasiado y te vas a sentir saturado. ¿Lo dejamos hasta aquí? y así puedes volver a repasar lo que te resulte interesante sin perderte entre las páginas. Para mí también fue grato el escribir este ensayo, me alegro de que te sintieras lo suficientemente 69

interesado como para llegar en la lectura hasta este punto. Fin Martín Soria 23 de octubre del 2007

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