Contexto 22 Abril

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Contexto Según nuestro concepto el profesional enfermero debe ser una persona con vocación y con ciertas características las que le permiten entregar una atención de calidad, comprometida, segura, eficaz y adecuada con el individuo; ser flexible al valorar la diversidad de costumbres, creencias y valores de la persona manteniendo su identidad. El profesional enfermero juega un rol fundamental por sus condiciones de líder dentro del equipo multidisciplinario, además posee amplios conocimientos teórico-práctico fundamentados en ciencias de enfermería, médicas, sociales, psicológicas y administrativas, facultándolo para asumir su rol como cuidador, educador, gestor e investigador integral de salud del ser humano en todas las edades de las familias y comunidades, tanto en estado enfermo como sano. El perfil del egresado considera las siguientes áreas: actitudesvalores, cognitiva y destrezas-habilidades. El área de actitudes y valores se centra en demostrar cualidades personales con sólidos principios éticoslegales; el área cognitiva se enfoca en incorporar los conocimientos propios de la disciplina de enfermería, medicina y ciencias humanistas; y el área de destrezas y habilidades considera la aplicación de los procesos administrativos en su quehacer habitual y la aplicación de estrategias comunicacionales, además de tener las capacidades en procedimientos habituales del cuidado de enfermería. Las funciones de enfermería que conforman el rol del profesional, son un conjunto de actividades especializadas, que implica que quiénes las ejercen tienen un criterio y un juicio profesional, una capacidad basada en conocimientos propios de la disciplina y de las ciencias biológicas, psicológicas y sociales. La función asistencial es una actividad en la que se aplica el proceso de Enfermería en la atención integral que se otorga a la persona, familia y comunidad, a través del ciclo vital desde distintos puntos de la red asistencial. La función educativa contribuye al desarrollo evolutivo de las potencialidades que los individuos tienen para lograr estilos de vida saludables, motivando el cambio de conductas positivas en su autocuidado. La función administrativa, corresponde a una actividad vinculadora que permite aprovechar la capacidad y esfuerzos de todos los integrantes de una organización dirigiéndolos racionalmente hacia el logro de objetivos comunes. La función investigativa es una actividad fundamental para crear el conocimiento y es la base del cuidado de enfermería. La función educativa identifica en conjunto con el individuo, familia y comunidad las necesidades de aprendizaje y elabora, ejecuta y evalúa programas educativos en respuesta a estas necesidades. Un estudio desarrollado por enfermeras de la Escuela de Enfermería de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, tuvo como objetivo construir un perfil de competencias para la acción educativa de la enfermera a partir de la perspectiva de los sujetos participantes. Esta investigación nos entrega una

base para el estudio cualitativo que estamos realizando ya que amplía la perspectiva de la competencia educativa, entregando nuevos lineamientos para nuestro ejercicio profesional, entendiéndose éste como todas las actividades que se realizan en la profesión como parte de nuestro rol. Este estudio logró sintetizar la función educativa competencias profesionales que se resumen a continuación.

en

diez

Promover la integralidad del cuidado a la salud. La acción educativa en salud, tiene como objetivo la transformación de la realidad de la salud de los sujetos y grupos sociales atendidos. Considerando la estrecha relación existente entre el cuidado a la salud y la integralidad, tomando en cuenta la integralidad como base para el desarrollo de acciones educativas mas dialogadas y participativas, en la perspectiva de la educación popular en salud, implica adoptarla como el eje que guía la formación inicial. Articular teoría y práctica y ejercitar la praxis en el cuidado a la salud. Para promover la integralidad es necesario articular teoría y práctica, es decir que el conocimiento y la práctica deben estar aproximados y confrontados, construyendo una praxis en la atención a la salud y en las prácticas educativas, considerando la praxis como un proceso de acción y reflexión que tiene el potencial de transformar la realidad. En lo que se refiere a las acciones educativas, implica hacer del trabajo de enfermería una práctica reflexiva, que cuestiona y que tiene la capacidad para transformar la realidad en salud promoviendo la integralidad de los cuidados. Promover la acogida y construir vínculos con los sujetos asistidos. Para realizar acciones educativas en salud más dialogadas y participativas, es fundamental que la enfermera promueva la acogida y construya vínculos con los sujetos asistidos, con el objetivo de comprender, reconocer y comprometerse a atender sus necesidades de salud. Se entiende como acogida el ejercitar la escucha ampliada de las necesidades de la salud de los sujetos, esto requiere que el profesional enfermero participe y se comprometa con los sujetos y sus necesidades, lo cual puede ser expresado por el vínculo. Reconocerse y actuar como agente de transformación de la realidad de la salud. Pensando en la acción educativa en salud como una práctica esencialmente transformadora de la realidad de salud, que sólo se realiza con la participación de los que en ellas actúan, se hace necesario que el profesional enfermero se reconozca como un agente de transformación de la realidad en salud, lo que significa un desafío de redefinir su práctica asistencial, luchando por transformar su posición subalterna en la sociedad

y por ofrecer una atención integral y humanizada que atiende las necesidades de la salud de los sujetos que de ella necesitan. Respetar la autonomía de los sujetos en relación a los modos de vivir. Es preciso reconocer que los sujetos asistidos por sus vivencias y experiencias, desarrollan una determinada comprensión sobre las conductas y recomendaciones defendidas por los servicios de salud y, consecuentemente, ciertas actitudes en relación a las mismas. Como desafío para el profesional enfermero esta el ejercicio cotidiano de reconocimiento y respeto a la autonomía de las personas en relación a su modo de vivir, como forma de reafirmar el compromiso con la atención a la salud integral y humanizada y, por lo tanto, como guía para el desarrollo de acciones educativas en los servicios. Reconocer y respetar el saber del sentido común, reconociendo que el saber profesional es incompleto. Para ser dialógica, la acción educativa precisa reconocer y respetar como legítimo y válido el saber del sentido común, generalmente sometido al saber científico en la atención a la salud. Reconocer y respetar el saber del sentido común presupone reconocer que el saber profesional es incompleto, lo que no significa abdicar el conocimiento científico producido o someterlo al sentido común. Se trata de reconocer que hay diferentes conocimientos, entre ellos, el saber profesional, que también es incompleto, o sea, está en constante construcción y, por eso, precisa ser reformulado, contextualizado, confrontado y aproximado a los otros conocimientos, principalmente, al del sentido común, para transformarse en conocimiento útil. Utilizar el diálogo como estrategia para la transformación de la realidad de la salud. Las experiencias que utilizaron la perspectiva de la educación popular como método para guiar las acciones educativas en los servicios de salud, fueron importantes al romper con la tradición normativa y autoritaria de las relaciones entre los profesionales y usuarios y construir una relación horizontal, participativa, tomando el diálogo como una estrategia para enfrentar los problemas de salud y para transformar esa realidad. Operacionalizar técnicas pedagógicas que viabilicen el diálogo con los sujetos asistidos. Para utilizar el diálogo como una estrategia para transformar la realidad de la salud, la enfermera necesita apropiarse de técnicas pedagógicas, en especial, las técnicas grupales. La utilización de estas técnicas revela una importante herramienta de trabajo para la enfermera en actividades educativas con colectivos de sujetos. Instrumentar los sujetos con información adecuada.

Transmisión de la información necesaria para que los sujetos puedan reflexionar y ejercer un análisis crítico sobre su realidad. Por esto el profesional enfermero tenga siempre una “mochila” repleta de conocimientos o informaciones, lanzando manos de sus contenidos, sin embargo, el buen sentido recomienda utilizar la información conforme la necesidad de los sujetos. Además el contenido de la mochila puede y debe ser construido conjuntamente con los sujetos asistidos. Valorizar y ejercitar la intersectorialidad en el cuidado de salud. Es cada vez más urgente y necesaria la valoración y el ejercicio de la intersectorialidad, o sea la construcción de alianzas con los diferentes sujetos participantes y comprometidos con una nueva realidad de la salud. La intersectorialidad exige una acción colectiva y organizada que presume el respeto a la diversidad y a las particularidades de cada sujeto, sea individual o colectivo, social o institucional. Las competencias entendidas como las funciones del profesional enfermero se lograron definir luego de una extensa evolución desde el inicio de la enfermería. A éstas cada día se suman nuevos aspectos a nuestro ejercicio profesional gracias a investigaciones como la precedente. Es así como se torna importante conocer y ahondar en nuestra historia hasta la formación profesional actual. La Profesión de Enfermería tiene sus orígenes en el sentido del hombre por cuidar, que entendemos cómo conservar la vida satisfaciendo las necesidades indispensables de ésta. En un comienzo estas actividades eran realizadas por religiosas, las cuales tenían como objetivo salvar el alma y la expiación de los pecados de las personas, con una filosofía basada en la caridad y amor al prójimo. La creación de hospitales, el desarrollo de la medicina y el surgimiento de las necesidades sociales, fueron componentes que establecieron la formación de los profesionales de Enfermería, naciendo la primera escuela de enfermería hospitalaria en el año 1906, anexa a la Universidad de Chile, donde se exigía sólo Educación Básica con una duración de 3 años. Esto al contrastarlo con la actualidad denota la evolución de ésta, que a través de los años comenzó a requerir de los postulantes más años de estudio, como enseñanza media completa y bachillerato, siendo necesario sumar años de formación para finalmente transformarse desde una carrera técnica a una profesional. A través de los años han surgido instituciones como la Asociación de Enfermeras Universitarias de Chile (1938) y el Colegio de Enfermeras de Chile (1953). Éstos han velado por el ejercicio profesional y la lucha por el bienestar y la autonomía de las(os) enfermeras(os), influyendo en las actualizaciones de la reforma de salud orientadas al quehacer de enfermería. En 1997 se logra la incorporación de prestaciones de Enfermería a FONASA (libre elección) y la incorporación de la profesión de Enfermería en el Código Sanitario mediante la reforma del Artículo 113 de éste. Este

artículo indica lo siguiente: “Los servicios profesionales de la enfermera comprenden la gestión del cuidado: en lo relativo a promoción mantención y restauración de la salud, la prevención de enfermedades o lesiones y la ejecución de acciones derivadas del diagnostico y tratamiento médico, y el deber de velar por la mejor administración de los recursos de asistencia para el paciente”. Más adelante, en el año 2006, se firma el Protocolo de Acuerdo entre el Ministerio de Salud y el Colegio de Enfermeras en relación a la Gestión del Cuidado de Enfermería, abriendo un nuevo escenario gremial y profesional a las enfermeras de todo el país. En éste el MINSAL se compromete a diseñar y formular participativamente un modelo de atención del cuidado nacional y común a la gestión del cuidado de la red asistencial pública, el cual deberá integrar todas las aéreas de atención directa e indirecta a pacientes, identificando la cartera de servicios de gestión del cuidado. Para cumplir con este protocolo el 14 de Diciembre de 2007, se firma la Norma General Administrativa N° 19: "Gestión del Cuidado de Enfermería para la Atención Cerrada", con el objetivo de implementar el modelo de gestión del cuidado en los establecimientos de alta y mediana complejidad de la atención cerrada en el SNSS (Servicio Nacional de Salud) y para propiciar la continuidad de los mismos estableciendo los niveles de responsabilidad en esta materia de acuerdo a las políticas y normas del MINSAL. La normas y políticas que incluye el MINSAL consideran el Modelo de Compromisos de Gestión que ha contribuido a implementar procesos relevantes en el contexto de la reforma y tiene la fortaleza de haber sido capaz de incluir a los gestores locales, constituyéndose como una herramienta para el logro de metas sanitarias definidas como prioritarias. Entre los años 2005 y 2008 se aplicó este modelo que enfatiza en 10 áreas relevantes alineadas con los objetivos estratégicos de la Subsecretaría de Redes Asistenciales y en concordancia con los ámbitos prioritarios de desarrollo del país. Como parte de las áreas prioritarias definidas y evaluadas en los compromisos de gestión 2009, se inserta la transformación de la gestión hospitalaria como primer aspecto a considerar. Este compromiso sigue la línea programática de la gestión clínica. La gestión clínica es considerada el instrumento más innovador para un efectivo tránsito hacia la transformación hospitalaria. Se define como “el más adecuado uso de los recursos profesionales, humanos, tecnológicos y organizativos para el mejor cuidado los enfermos”. Esta línea programática incluye todas las consideraciones que deben formar parte de la atención abierta, las acciones a la comunidad, la atención de urgencias y la atención cerrada. Esta última, entre otros aspectos, incluye la incorporación del enfoque familiar y comunitario a las prestaciones de atención cerrada. Estas prestaciones son aquellas propias del hospital amigo, la educación para la salud, las consejerías familiares, la entrega de información para el cuidado en casa, la entrega de Guías

Anticipatorias durante la hospitalización, la coordinación de controles de alta y el seguimiento clínico en el domicilio. Teniendo en consideración estas prestaciones la enfermera que se desempeña en una unidad de atención cerrada debe incluir en sus actividades diarias la educación para la salud, siendo éste un aspecto normado en los compromisos de gestión actuales. Este estudio cualitativo pretende conocer cómo la enfermera vivencia diariamente la educación como parte de su rol que se incluye dentro de los compromisos de la gestión del cuidado.

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