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TRABAJO DE CIENCIAS SOCIALES “Conquista Romanas durante la Republica”

Lorenzo Vilches 7° Básico Profesor: César Salinas

23 de Junio de 2014

INTRODUCCION

La República romana (en latín RES PUBLICA POPULI ROMANI) fue un periodo de la historia de Roma caracterizado por el régimen republicano como forma de gobierno, que se extiende desde el 509 a. C., cuando se puso fin a la Monarquía Romana con la expulsión del último rey, Lucio Tarquinio el Soberbio, hasta el27 a. C., fecha en que tuvo su inicio el Imperio romano. La República romana consolidó su poder en el centro de Italia durante el siglo V a. C. y en los siglos IV y III a. C. se impuso como potencia dominante de la península Itálica sometiendo a los demás pueblos de la región y enfrentándose a las polis griegas del sur. En la segunda mitad del siglo III a. C. proyectó su poder fuera de Italia, lo que la llevó a una serie de enfrentamientos con las otras grandes potencias del Mediterráneo, en los que derrotó a Cartago y Macedonia, anexionándose sus territorios. En los años siguientes, siendo ya la mayor potencia del Mediterráneo se expandió su poder sobre las polis griegas; el reino de Pérgamo fue incorporado a La República y en el siglo I a. C. conquistó las costas de Oriente Próximo, entonces en poder del Imperio seléucida y piratas. Durante el periodo que abarca el final del siglo II a. C. y el siglo I a. C., Roma experimentó grandes cambios políticos, provocados por una crisis consecuencia de un sistema acostumbrado a dirigir sólo a los romanos y no adecuado para controlar un gran imperio. En este tiempo se intensificó la competencia por las magistraturas entre la aristocracia romana, creando irreconciliables fracturas políticas que sacudirían a la República con tres grandes guerras civiles; estas guerras terminarían destruyendo la República, y desembocando en una nueva etapa de la historia de Roma: el Imperio romano.

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ORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO El ejército romano estaba conformado por hombres de todas las partes de su dominio territorial. Sus miembros eran soldados profesionales: se dedicaban exclusivamente a luchar y defender Roma. En este artículo conoceremos las características de la institución que invadió la mayor parte de Europa y logró que la civilización romana se apoderara de todo el mar mediterráneo

Los Rangos En un principio sólo los propietarios de tierras podían servir en el ejército. Sin embargo, a partir del siglo I a. de. C, cualquiera podía unirse. Los soldados debían permanecer en el ejército durante al menos 25 años. Si un soldado se destacaba en el campo de batalla, y sabía leer y escribir, podía llegar a ser Centurión, a cargo de unos 80 soldados que eran llamados legionarios. Se llamaba Centuria a una tropa de 80 legionarios. La Legión, a su vez, estaba conformada por 59 centurias. La totalidad del ejército romano estaba conformada por unas 30 legiones. También había otros soldados llamados auxiliares, entre los que estaba la caballería. Los Centuriones llevaban un palo especial que dejaba en claro cuál era su rango. El palo era utilizado para golpear a cualquier soldado que desobedeciera una orden. Algunos de ellos, los más importantes, también llevaban una armadura especial. El Armamento Un soldado romano llevaba una espada corta para apuñalar, y una lanza llamada pilum. Estaba protegido por una armadura hecha de bandas de hierro superpuestas y un casco de metal en su cabeza. También llevaba un gran escudo rectangular que tenía curvas para proteger mejor su cuerpo. El pilum tenía una punta aguda de hierro y un eje hecho de un metal más suave. Cuando la lanza golpeaba el escudo de un adversario, se doblaba dificultando su extracción. El eje de la lanza quedaba arrastrándose por el suelo, molestando al enemigo, quien eventualmente tendría que deshacerse de su escudo. La Batalla Los soldados romanos debían ser fuertes. Se esperaba que marcharan unos 30 kilómetros al día llevando armadura. También debían transportar su propio escudo, algo de comida y equipo para acampar Estos soldados eran entrenados para luchar juntos. Entraban a la batalla formando una línea con sus escudos unidos, uno junto al otro. Si el enemigo les disparaba flechas, los soldados detrás de la línea de frente levantaban sus escudos sobre sus cabezas formando así un techo que servía de protección. 3

LA CONQUISTA DE ITALIA Terminadas las luchas de Roma por la hegemonía de la zona más próxima a ella, y tras la desaparición de Porsena, se vio aún más reforzada tras la victoria romana junto al lago Regillus, donde fue a refugiarse el último rey etrusco Tarquino el Soberbio. Posteriormente se formó la Liga Faedas Cassianum, por tal motivo La República Romana tomó el liderazgo al lado de los latinos, coaligándose contra los pueblos montañeses amenazantes del Lacio, siendo las poderosas ciudades enemigas tan importantes, como Tusculum, Praeneste y Tibur, derrotándolas, proyectándose así una República Romana mucho más reforzada. Aunque el afianzamiento progresivo de Roma era un hecho, sus fronteras no estaban del todo seguras, con los pueblos ecuos, volscos y hérnicos presionando el Lacio en sus continuas incursiones, cuyo dominio se fue alternando con Roma, hasta que esta se fue imponiendo. Existiendo destacadas guerras sostenidas contra las ciudades etruscas de Veyes y Fidenae, que intentaban dominar el Tíber, La Campania, y el fértil Valle del Po especialmente, hasta que las legiones romanas pudieron aniquilar a todas ellas. No obstante, la República Romana se iba afianzando en la península itálica, todavía seguía teniendo poderosos enemigos, que ambicionaban las ricas tierras que la Liga ocupaba en Aquellos momentos.

Uno de estos pueblos peligrosos para la República Romana, eran los galos, al frente de su jefe Brenno, intentando en un primer momento ocupar el Capitolio, fracasando en su ataque, al ser delatados en plena noche, por el conocido episodio del cacareo de las ocas, poniendo en alerta a toda la guarnición, aunque en un segundo ataque pudo apoderarse de Roma, la cual incendio dándose al pillaje de la ciudad, los senadores se fueron a refugiar al Capitolio, y ante ellos Brenno iba llenando de oro el platillo de una gran balanza hasta equilibrarla con el contrapeso del otro platillo, a lo que los senadores se quejaron por la gran cantidad del metal precioso, a Brenno se le atribuye la famosa frase “vae victis” (¡ay de los vencidos!), y desenvainando su pesada espada la fue a colocar sobre el platillo de los contrapesos, añadiendo aún más oro y perdonando la vida de los senadores. La República Romana, aun no estaba consolidada del todo, existiendo el peligro de las rebeliones de los latinos por dominar a la naciente República, a la que consideraban cada vez más fuerte política y militarmente, por lo que Roma disolvió La Liga Latina, evitando de esta manera, el poder aunar fuerzas de sus ciudades en contra de la República Romana. 4

Roma, se apresuró en crear nuevas alianzas con los cartagineses y samnitas, pueblos estos que en un futuro serian acérrimos enemigos de Roma. Y con la excusa de una hipotética invasión por parte de los galos, Roma también propició el acercamiento hacia la contigua ciudad de Caere, que había sufrido el ataque naval de Siracusa, con lo Que Roma y Caere firmaron un acuerdo. Siendo este acto diplomático de Roma, el groche de oro para la consolidación definitiva de toda Italia.

GUERRAS PUNICAS Las Guerras Púnicas son una serie de tres guerras libradas entre Roma y Cartago en los años 264 a 146 antes de Cristo. A la vez, fueron probablemente las más grandes guerras que habían tenido lugar. El término Púnica proviene del Latín Pūnicī nombre usado por los romanos para hacer referencia a los cartagineses, ascendientes de los Fenicios La principal causa de las Guerras Púnicas fue el choque de intereses entre el imperio cartaginés existente y la ampliación de la República romana. Los romanos estaban inicialmente interesados en la expansión a través de Sicilia (que en aquella época era un crisol de culturas), parte del cual estaba bajo el control cartaginés. Al comienzo de la primera guerra púnica, Cartago fue la fuerza dominante de la Mediterráneo Occidental, Con un amplio imperio marítimo, mientras que Roma tenía un poder en rápido ascenso en Italia, Pero que carecía de la potencia naval de Cartago. Al final de la tercera guerra, después de más de cien años y la muerte de cientos de miles de soldados de ambos bandos, Roma había conquistado el imperio de Cartago y arrasando su ciudad, convirtiéndose en el Estado más poderoso del Mediterráneo occidental. Con el fin de la Guerras de Macedonia - Que se desarrolló al mismo tiempo que las Guerras Púnicas - y la derrota de El rey seléucida Antíoco III el Grande en la Guerra Romana-Siria (Paz de Apamea, 188 ac) en el mar oriental, Roma emergió como la potencia dominante del Mediterráneo y una de las ciudades más poderosas en el mundo clásico. Las victorias de Roma sobre Cartago en estas guerras de Roma le dieron un estatus preeminente que conservaría hasta el siglo quinto.

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Desarrollo histórico de las Guerras Púnicas Primera Guerra Púnica ( 264 a.c -241 a. c.)

- Segunda Guerra Púnica (218 ac - 201 ac)

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-Tercera Guerra Púnica (149 a. c. - 146 ac)

DOMINIO DEL MEDITERRANEO ORIENTAL Mediterráneo oriental es un concepto geográfico con implicaciones históricas y geopolíticas. Se refiere a la mitad este del Mar Mediterráneo, así como a la mitad este de la Cuenca del Mediterráneo. El punto de división con el Mediterráneo occidental son los estrechos que separan el sur de Europa a la altura de la Península Itálica, las islas de Sicilia y Malta y el norte de África a la altura de Túnez. Pertenecen a esta región las islas del Mediterráneo oriental, las mayores Creta y Chipre, y gran número de islas menores (Corfú, Eubea, Rodas, Lesbos, etc.), muchas de ellas agrupadas en archipiélagos (Dodecaneso, Cícladas, Islas Jónicas, Islas Dálmatas, etc.); y amplias zonas continentales del sureste de Europa (Península de los Balcanes, incluyendo su extremo sur, el Peloponeso) y del oeste de Asia (Península de Anatolia, Levante mediterráneo) y noreste de África (Egipto y Libia). Los mares en que se suele subdividir son los que tienen una mayor separación con el resto: el Mar Adriático y el Mar Egeo. El estrecho de los Dardanelos y el Mar de Mármara separan el Mediterráneo oriental del Mar Negro y el Mar de Azov, que si bien forman una continuidad geográfica con el Mediterráneo, sus características especiales, tanto físicas como históricas suelen hacérselos considerar como entidades separadas. Por ejemplo, por el hecho de que es en estos mares donde desembocan la mayor parte de los grandes ríos europeos que avenan extensísimas cuencas (Danubio, Dnieper, Dniéster, Don); mientras que sólo el Polo hace en el Adriático. El Nilo, a través de su gigantes codelta es el principal río del Mediterráneo oriental, y el único gran río de África del norte. En la costa asiática destaca el Orontes, mientras que el Jordán desemboca en un mar interior (Mar Muerto). Otros accidentes geográficos destacados son el Golfo de Tarento, la Península Salentina, la Laguna de Venecia, el Golfo de Corinto, el Golfo de Salónica, y las Penínsulas Calcídicas. La preocupación de Roma con su guerra con Cartago le proporcionó a Filipo V de Macedonia, en el norte de Grecia, la oportunidad de intentar extender su poder hacia el oeste. Filipo envió embajadores al campamento de Aníbal en Italia para negociar una 7

alianza como enemigos comunes de Roma. Sin embargo, Roma descubrió este acuerdo cuando los emisarios de Filipo, junto con los de Aníbal, fueron capturados por una flota romana. Queriendo evitar que Filipo ayudara a Cartago en Italia o cualquier otro lugar, Roma buscó aliados en Grecia para hacer una guerra por delegación contra Macedonia en su lugar, encontrándolos en la Liga Etolia de ciudades-estado griegas en el Egeo en la actual

Turquía, los ilirios al

norte

de

Macedonia

y

las

ciudades-estado

de Pérgamo y Rodas, que hoy en día se encuentran en el Egeo en la actual Turquía.

Macedonia durante el reinado de Filipo V. En la Primera Guerra Macedónica, Roma solo se implicó directamente en algunas operaciones terrestres, y cuando los etolios pidieron la paz con Filipo, la pequeña fuerza expedicionaria romana, sin más aliados en Grecia, pero habiendo conseguido su objetivo de mantener ocupado a Filipo y evitar que ayudara a Aníbal, estaba lista para firmar la paz. Roma y Macedonia firmaron un tratado en Fenice en 205 a. C., que prometía a Roma una pequeña indemnización, y que formalmente terminaba con la Primera Guerra Macedónica. En 200 a. C., Macedonia empezó a ocupar territorio reclamado por varias ciudades estado griegas, y estas solicitaron ayuda de su nuevo aliado, Roma. Roma le dio a Filipo un ultimátum por el que debía someter Macedonia para que fuera esencialmente una provincia romana. Filipo, naturalmente, lo rechazó y, tras cierta renuencia interna a mayores hostilidades, Roma le declaró la guerra a Filipo en la Segunda Guerra Macedónica. En la Batalla del Aoo, las fuerzas romanas de Tito Quincio Flaminino vencieron a los macedonios, y en 197 a. C., en una segunda batalla de mayor envergadura, bajo los mismos comandantes, la batalla de Cinoscéfalos, Flaminino volvió a vencer a los macedonios de forma contundente. Macedonia se vio forzada a firmar un tratado por el que renunciaba a todas sus reivindicaciones sobre el territorio de Grecia y Asia y tenía que pagar una indemnización de guerra a Roma. Entre la segunda y la tercera guerra macedónica, Roma encaró más conflictos en la región debido a una cambiante maraña de rivalidades, alianzas y ligas que buscaban obtener mayor influencia. Después de la derrota de Macedonia en la Segunda Guerra Macedónica de 197 a. C. La ciudad-estado griega de Espartaentró en el vacío de poder parcial de Grecia. Temiendo que los espartanos adquirieran un control cada vez mayor de la región, los romanos recurrieron a la ayuda de sus aliados para embarcarse en la guerra entre Roma y Esparta, venciendo al ejército espartano en la Batalla de Gitión en 195 a. C. También lucharon con sus anteriores aliados, la Liga Etolia, en laGuerra Etolia, contra los istrianos en la Guerra Istriana, contra los ilirios en las Guerras Ilíricas, y contra Acaya en la Guerra Acaya.

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Luego Roma centró su atención en Antíoco III del Imperio Seléucida, al este. Tras unas lejanas campañas en Bactria, India, Persia y Judea, Antíoco se trasladó a Asia Menor y Tracia para proteger varios pueblos costero, un movimiento que le llevó a entrar en conflicto con los intereses romanos. Una fuerza romana bajo el mando de Manio Acilio Glabrio venció a Antíoco en la Batalla de las Termópilas y le forzaron a evacuar Grecia: luego los romanos persiguieron a los seléucidas más allá de Grecia, venciéndolos de nuevo en las batallas navales de Eurimedonte y Mioneso, y finalmente en la decisiva Batalla de Magnesia. En 179 a. C., Filipo murió y su talentoso y ambicioso hijo, Perseo, tomó el trono y mostró un renovado interés en Grecia. También se alió con los belicosos Bastarnos, y tanto esto como sus acciones en Grecia violaron posiblemente el tratado que firmó su padre con los romanos o, si no, ciertamente no era «comportarse como debe hacerlo un subordinado [según Roma]». Roma le declaró de nuevo la guerra a Macedonia, dando comienzo a la Tercera Guerra Macedónica. Inicialmente, Perseo tuvo más éxitos militares contra los romanos que su padre, al ganar la Batalla de Callicinus contra un ejército consular romano. Sin embargo, como con casi todos estos atrevimientos de la época, Roma respondió simplemente enviando otro ejército. El segundo ejército consular venció debidamente a los macedonios en la Batalla de Pidna en 168 a. C. y los macedonios, sin las reservas de que disponían los romanos y con el rey Perseo capturado, capitularon, dando fin a la Tercera Guerra Macedónica. La Cuarta Guerra Macedónica, que tuvo lugar desde 150 a. C. hasta 148 a. C., fue la guerra final entre Roma y Macedonia. Comenzó cuando Andrisco usurpó el trono macedonio. Los romanos reunieron un ejército consular bajo el mando de Quinto Cecilio Metelo, que venció con rapidez a Andrisco en la Batalla del Pidna del 148 a.c

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