ENFOQUE CONDUCTISTA
El conductismo es una rama de la psicología basada en la observación de la conducta y el análisis de la misma. Surgió como contraposición al psicoanálisis y tenía como objetivo proporcionar una base científica, demostrable y medible a la psicología. Pioneros como Watson o Pavlov empezaron a realizar experimentos con varios animales que sentaron las bases del conductismo y el condicionamiento.
I. TEORÍA CONDUCTISTA DE JOHN B. WATSON
Muchos historiadores de principios del siglo XX, consideraron a John B. Watson (18791958) como el fundador del conductismo; otros posteriormente, como Kazdin (1978), han visto en él al catalizador de un movimiento que ya estaba en marcha, a partir del pensamiento funcionalista propiciado por William James (1842-1910) y desarrollado de forma más fundacional en la Universidad de Chicago por autores como John Dewey (18591952) o James Angell (1869-1949), supervisor del propio Watson. Sea como fuere, la obra de Watson marcó un hito en la psicología contemporánea. Un año después de que Wertheimer (1912) publicara en Alemania su influyente artículo sobre el “fenómeno phi”, origen de la psicología de la Gestalt, Watson (1913) publicó su principal contribución: “Psychology as the Behaviorist Views it”, conocida como “el manifiesto conductista”. Podemos considerar a ambos autores como figuras claves del cambio en la forma de pensar en psicología, aunque sus ideas e intereses iban por caminos diferentes. Watson continuaba interesado en el estudio de las “unidades fundamentales”, siguiendo el enfoque analítico de sus predecesores asociacionistas. J. B. Watson (1913) propone un cambio en el objeto de estudio tradicional de la psicología. Con Watson, ya no será el estudio de la mente o de la consciencia, sino el análisis experimental de la conducta. El manifiesto conductista comienza con la siguiente
afirmación: “La psicología como la ve el conductista es una rama de las ciencias naturales, objetiva y experimental. Sus metas teóricas son la predicción y el control de la conducta” (Watson, 1913, p. 158). Los datos de la psicología han de ser exclusivamente los datos objetivos de la conducta, sin necesidad de describirlos utilizando términos mentales. La consideración de los problemas mente-cuerpo no afecta, afirmó el autor, ni el tipo de problema a estudiar ni la formulación de la solución a tales problemas. Este fuerte rechazo a la utilización de términos mentalistas y a los estados mentales como objeto llevaron a Watson a desechar también la introspección como método de estudio. Watson (1913) razonó que el método de la introspección no permite encontrar regularidades reproducibles, por cuanto depende del observador y no de la realidad observada, destacó que la introspección también es limitante en cuanto a los problemas que puede permitir abordar, razón por la cual defendió la necesidad de una nueva metodología que permitiese abordar otros y nuevos problemas. Watson creía que la tarea del psicólogo consistiría en descomponer la conducta para conocer sus unidades constitutivas, y también en poder explicar cómo esas unidades (los movimientos moleculares) son finalmente integradas en lo que llamamos conducta. Con respecto a la segunda cuestión, y siguiendo a Watson, lo que el organismo aprende, bien sea a lo largo de su vida o en las situaciones experimentales de condicionamiento, son relaciones entre estímulos y respuestas. Los investigadores más destacados del conductismo son Pavlov, Watson y Skinner. Pavlov evidencia en un famoso experimento que es posible enseñar a un perro a salivar con un estímulo sustituto; el perro aprende a salivar al escuchar el sonido de una campañilla en ausencia de comida, siendo que al principio del experimento el perro sólo saliva al ver comida. Se le ha dado el nombre de estímulo sustituto al sonido que literalmente viene a sustituir al estímulo natural (la comida). Watson se convierte en el representante más destacado del conductismo, y con él la psicología adquiere un papel relevante en los Estados Unidos.
El condicionamiento, entendido en términos de asociación por contigüidad (entre los estímulos y las respuestas), quedó incorporado de esta manera a la teoría de Watson. Su entusiasmo en la nueva disciplina, su convencimiento de que casi todo puede ser aprendido, y de que todo lo que somos depende del aprendizaje, llevó a Watson a escribir la tan citada y criticada frase: Dadme una docena de niños sanos, bien formados y con mi ambiente específico para educarlos en él, y garantizo poder tomar cualquiera de ellos al azar y entrenarlo para que sea especialista en lo que yo seleccione: médico, abogado, artista, mercader, e incluso pedigüeño o ladrón, sin importar sus talentos, inclinaciones, tendencias, habilidades, vocación o quiénes fueron sus antepasados. (Watson, 1924/1955). Es famoso el caso del pequeño niño llamado Albert, a quien Watson utiliza para demostrar que se puede condicionar la reacción del individuo hacia un elemento determinado (en el caso del experimento, condicionar la reacción de temor ante la presencia de una rata blanca, que además se generaliza a un conejo, un perro y un abrigo de piel). Los principales temas estudiados experimentalmente por Watson fueron: el desarrollo conductual en relación con el desarrollo neurológico en la rata blanca; las señales sensoriales utilizadas al aprender un laberinto; el papel que juega el sentido kinestésico en el control del comportamiento; la visión de colores en varias especies de animales; los “instintos” de las golondrinas de mar; y el desarrollo emocional temprano del niño. En este último punto, Watson realizó varios trabajos sobre el origen de las emociones encontrando que existen tres de ellas que son básicas: el miedo, la rabia y el amor, de las cuales derivan las demás, en estadios posteriores de desarrollo. Aunque en el estudio experimental de las emociones se ha avanzado mucho desde la época de Watson, es un hecho que sus trabajos conservan parte de validez en la actualidad. También realizó estudios sobre lenguaje y pensamiento. Sin embargo lo más importante es su conceptualización acerca de la psicología como ciencia del comportamiento, como un campo de investigación de problemas objetivos, que están en el mundo real, y su lucha contra las especulaciones de toda índole. Probablemente el principal libro publicado acerca de Watson y su obra es Modern Perspectives on John B. Watson and Classical Behaviorism (Todd & Morris, 1994).
II. TEORÍA CONDUCTISTA DE B.F. SKINNER
Burrhus Frederic Skinner (1904-1990) más conocido como B. F. Skinner, fue un importante psicólogo, inventor y escritor estadounidense reconocido en todo el mundo por aportar rigor científico a la psicología, al desarrollar la teoría del conductismo. Nacido en Pennsylvania en 1904, comenzó a trabajar en sus ideas del comportamiento humano después de obtener su doctorado en Harvard. Los trabajos de Skinner incluyen “El comportamiento de los organismos” (1938) y una novela basada en sus teorías, “Walden dos” (1948). Exploró el conductismo en relación con la sociedad en libros posteriores, incluyendo Beyond Freedom and Human Dignity (1971). Skinner consideraba el libre albedrío una ilusión y la acción humana como dependiente de las consecuencias de las acciones anteriores. Si las consecuencias son malas, existe una alta probabilidad de que la acción no se repita. Por el contrario, si las consecuencias son buenas, es probable que se repita la acción. Skinner llamó a esto el principio del refuerzo. Skinner, es el autor del Condicionamiento Operante (CO), una teoría que toma mucha fuerza a partir de la década de los cuarentas hasta los sesentas del siglo pasado (Hernández, 2008), convirtiéndose en el psicólogo más reconocido dentro de la corriente del conductismo y su teoría ha sido una de las más influyentes de la Psicología en general. El conductismo supone que todos los comportamientos son respuestas a ciertos estímulos en el ambiente, o consecuencias de la historia del individuo. Aunque los conductistas generalmente aceptan el papel importante de la herencia en la determinación del comportamiento, se centran principalmente en factores ambientales. El condicionamiento operante es un aspecto de la postura skinneriana que ha logrado tener un gran impacto en el ámbito educativo. A partir de él es que podemos entender la forma en cómo se ha entendido el proceso de aprendizaje-enseñanza en dicho ámbito. En palabras
de Skinner, el aprendizaje es definido como “un cambio en la probabilidad de la respuesta” (Skinner citado por Hernández); considera que se puede incidir en el comportamiento del individuo y hacer que llegue a una respuesta que se pretende o desea como la más probable. En este sentido, se entiende al CO como una teoría conductista que plantea la posibilidad de condicionar la generación de un determinado comportamiento en el individuo. Se entiende por operante a la serie de acciones que realiza el individuo y que generan consecuencias o respuestas de las mismas, las cuales pueden cambiarse o modificarse a través de lo se conoce como reforzadores. Los reforzadores, como su nombre lo indica, refuerzan la respuesta a la que se espera llegue el individuo. Los reforzadores, en este sentido fungen como estímulos que, ya sea por su presencia o su ausencia favorecen que se presente el comportamiento que se desea por parte del sujeto. Es decir, el fortalecimiento de las respuestas que se espera o desea obtener (comportamiento) del individuo, ocurren a partir de los reforzadores. Schunk (1997) define el refuerzo como “el proceso responsable del fortalecimiento de las respuestas, el que incrementa su tasa o hace que sea más probable que ocurran. El reforzador (o estímulo reforzante) es el estímulo o acontecimiento que sigue a la respuesta y la fortalece”. Los principios del conductismo que, según Skinner, hacen posible que se tenga previsión y control del comportamiento del individuo es lo que, a decir de varios autores, ha hecho posible que la corriente conductista haya obtenido gran relevancia en muchos ámbitos sociales, entre ellos, por supuesto, el educativo. De entre dichos principios es de especial importancia el de reforzamiento. Es de señalar que el conductismo, reforzado con la gran cantidad de experimentos a nivel de laboratorio, es la primera teoría del aprendizaje que a partir de un trabajo objetivo y metódico, trata de explicar el proceso de aprendizaje en el individuo.
III. APORTES DE LA TEORÍA CONDUCTISTA A LA EDUCACIÓN
Las teorías del aprendizaje tienen influencia sobre la práctica docente, pues éste concibe su práctica desde una perspectiva particular, ya sea consciente o inconscientemente, y se rige
u orienta a partir de ciertas ideas que tiene sobre conceptos elementales del proceso educativo, tales como enseñanza, aprendizaje y evaluación. De acuerdo con varios autores, el conductismo en general y el conductismo de Skinner en particular son dos visiones que han logrado posesionarse fuertemente en el ámbito educativo y, por supuesto, han sido objeto de análisis de la psicología educativa y de la pedagogía. El conductismo clásico, abarca las teorías del condicionamiento estímulo-respuesta. Entre ellas, las más destacadas son el conductismo clásico y el neoconductismo. Una característica identificatoria del conductismo es considerar que las acciones de los individuos son el resultado de estímulos externos; es decir, el individuo es sometido a un contexto al que irremediablemente responde, no porque él lo decida, sino que al ser estimulado por factores externos, se ve obligado a hacerlo. La teoría conductista "clásica", relacionada con el estudio de los estímulos y las respuestas correspondientes, ha encontrado su modificación a través de los aportes de Skinner, quien tomando los elementos fundamentales del conductismo clásico, incorporó nuevos elementos como es el concepto de condicionamiento operante, que se aboca a las respuestas aprendidas. Se llaman estímulos reforzadores a aquellos que siguen a la respuesta y tienen como efecto incrementar la probabilidad de que las respuestas se emitan ante la presencia de los estímulos. Según Hernández (2008), el conductismo skinneriano establece que “la enseñanza consiste en proporcionar contenidos o información, es decir, en depositar información en el alumno para que la adquiera”. Asimismo, “la enseñanza debe de estar basada en consecuencias positivas (reforzamientos positivos), y no en procedimientos de control aversivos (como el castigo)”. Lo que hace el profesor es planear los aprendizajes (respuestas) que desea evidencien sus estudiantes, y para lograrlo condiciona sus comportamientos a través de estímulos. El aprendizaje, según Hernández (2008), es definido por los conductistas como “un cambio estable en la conducta”, ya que consideran que la conducta de los sujetos es aprendida y es consecuencia de las circunstancias ambientales. De tal manera “que si es de nuestro interés lograr que un alumno adquiera o incremente (aprenda) un repertorio conductual, es necesario utilizar los principios y/o procedimientos, entre los cuales el más importante es el reforzamiento”. En el caso de la evaluación, Hernández (2008) señala que
el conductismo skinneriano enfatiza la atención “en los productos de aprendizaje y no en los procesos, es decir, lo que interesa saber es qué ha conseguido el alumno al final de un ejercicio, una secuencia o un programa determinado, sin intentar ir más allá en búsqueda de los procesos (cognitivos, afectivos, etc.) que intervinieron durante el aprendizaje”. Lo que interesa es verificar que se hayan logrado obtener los comportamientos (aprendizaje) que el profesor previamente determinó como los adecuados a través de los estímulos seleccionados. En general, el aprendizaje dentro de la teoría conductual se define como un cambio relativamente permanente en el comportamiento, que refleja una adquisición de conocimientos o habilidades a través de la experiencia. Es decir, se excluye cualquier cambio obtenido por simple maduración. Estos cambios en el comportamiento deben ser razonablemente objetivos y, por lo tanto, deben poder ser medidos (Papalia y Wendkos, 1987). Dentro de la teoría conductual, existen cuatro procesos que pueden explicar este aprendizaje: condicionamiento clásico, asociación por contigüidad, condicionamiento operante y observación e imitación. En lo que respecta al binomio Docente-Alumno, el alumno se convierte en un simple receptor de información que imprime los estímulos que provienen del medio (planificados y proporcionados por el docente) sin tomar en cuenta los procesos mentales que se ponen en juego en el proceso educativo, mientras que el docente tiene un rol protagónico, controla los estímulos, planifica cada actividad, refuerza conductas, supone que brindando la misma estimulación se puede lograr idénticos resultados sin considerar las diferencias individuales, igualmente, desarrolla una planificación cerrada e inflexible centrándose en los objetivos, lo cual propicia el aprendizaje memorístico. Entonces, el conocimiento se considera lineal y a corto plazo, por ello a fin de no olvidarlo se recurre al reforzamiento. Asimismo, la enseñanza se plantea el programa como una secuencia de pequeños pasos con un gran número de refuerzos y con una alta frecuencia en el planteamiento de los mismos hasta que todas las respuestas estén asimiladas. Por consiguiente, el contenido se convierte en fragmentado, memorístico, mecánico y desprovisto de significado. Por otra parte, en cuanto a la programación y proceso educacional del conductismo, en lo que a objetivos se refiere,
estos se clasifican dos tipos los generales, los cuales deben descomponerse o describirse en objetivos de naturaleza más específica, y los objetivos, que deber presentar una forma clara y reducida a sus formas más operables para alcanzarlos. De esta manera, estos se convierten en puntuales, concretos, observables, así como también, describen en forma detallada que conducta se espera que se realice y los hábitos de estudio se basan en la ejercitación, repetición, reforzamiento y memorización.
IV. PRINCIPIOS DEL CONDUCTISMO APLICADOS A LA EDUCACIÓN El condicionamiento operante de Skinner es una teoría muy eficaz en el ámbito educativo ya que tiene principios básicos que pueden hacer posible el comportamiento (aprendizaje) que se espera en el individuo, ya que se estimula fuertemente el principio de reforzamiento a través de premios, reconocimientos o exoneraciones de deberes o acciones que los estudiantes perciben como desagradables. Los principios fundamentales de las teorías conductistas son:
a. La conducta está regida por leyes y sujeta a las variables ambientales: Las personas responden a las variables de su ambiente. Las fuerzas externas estimulan a los individuos a actuar de ciertas maneras, ya sea realizando una conducta o evitándola. Desde este punto de vista, se considera al psicólogo como un “ingeniero conductual”, que maneja variables ambientales; también como un “investigador”, que estudia el tipo de variables ambientales que afectan la conducta. Muchos conductistas creen que las personas nacen como una “tabula rasa”, es decir, sin ninguna tendencia innata a comportarse ni de una manera ni de otra. Con el pasar de los años el ambiente va moldeando, o condicionando, al individuo con características y modos de comportarse únicos (Ormrod, 2000). En educación, esto puede implicar desarrollar un ambiente en la sala de clases que promueva comportamientos deseables en los alumnos.
b. El aprendizaje como un cambio conductual. Desde una perspectiva conductual, el aprendizaje en sí mismo debe ser definido como algo que puede ser observado y documentado, es decir, hay aprendizaje cuando existe un cambio conductual. En términos educacionales esto quiere decir que los profesores podrán determinar si sus alumnos han comprendido la materia cuando pueden mostrar cambios, por ejemplo, en los resultados de sus exámenes. Los profesores no sabrán si sus alumnos han aprendido si no tienen evidencia concreta.
c. La conducta es un fenómeno observable e identificable. Las respuestas internas están mediadas por la conducta observable y ésta puede ser modificada. El aprendizaje puede ser descrito en términos de la relación entre eventos observables, esto es, la relación entre estímulo y respuesta. Los psicólogos conductistas creen que los procesos internos (pensamientos, creencias, actitudes, etc.) no pueden ser observados, y por lo tanto no pueden ser estudiados científicamente. Muchos conductistas describen a las personas como “cajas negras” (Ormrod, 2000).
d. Las conductas maladaptativas son adquiridas a través del aprendizaje y pueden ser modificadas por los principios del aprendizaje. Existe evidencia empírica de cambios efectivos al manipular las condiciones de estímulo en el medio o sustituyendo la respuesta conductual. Al cambiar la conducta se reportan cambios en los sentimientos y en las actitudes.
e. Las metas conductuales han de ser específicas, discretas e individualizadas. Se requiere que los problemas sean descritos en términos concretos y observables.
Es necesario considerar que dos respuestas externas semejantes no provienen necesariamente del mismo estímulo y, que un mismo estímulo no produce la misma respuesta en dos personas. f. La teoría conductual se focaliza en el aquí y en el ahora. Lo crucial es determinar las relaciones funcionales que en el momento están operando en producir o mantener la conducta. El aprendizaje tenderá a ocurrir cuando el estímulo y la respuesta se presentan cerca en el tiempo. Para que se desarrolle la relación estímulo – respuesta, ciertos eventos deben ocurrir en conjunto con otros eventos. Cuando dos eventos ocurren en más o menos el mismo tiempo, decimos que hay contigüidad entre ellos.