PNF SISTEMA DE CALIDAD Y AMBIENTE
UNIDAD 1 Formación Ético Moral Tema 9
CALIDAD Y EL AMBIENTE EN EL NUEVO CONTEXTO ECONOMICO Y SOCIAL
“Construyendo el nuevo modelo universitario”
Recopilación
Colectivo de Gestores Sociocriticos MSc. Oscar José Suárez Sivira
““Para construir una Republica, debemos formar Republicanos”.” Simon Rodríguez
Bases Conceptuales El texto constitucional de la República Bolivariana de Venezuela incorpora, en su artículo 3, como "valores superiores: la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad individual y social, la preeminencia de los derechos humanos, la ética pública y el pluralismo político", plantea como fines esenciales del Estado: "la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los deberes y derechos, y establece "la educación y el trabajo" como procesos fundamentales para lograr dichos fines
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BASE CONCEPTUALES ㌸Responsabilidad con lo público ㌸Equidad social ㌸Pertinencia social ㌸Democracia participativa ㌸Calidad e innovación ㌸ Autonomía responsable ㌸Ejercicio del pensamiento crítico ㌸Formación integral ㌸Educación humanista y ética ㌸Educación a lo largo de toda la vida ㌸Complejidad ㌸ Incertidumbre
Enfoque Educativo • •
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La educación como proceso dialógico y transformador. La igualdad de condiciones en el diálogo, pues no establece relación autoritaria ni jerárquica desde la que el profesorado, unilateralmente, impone los ritmos del aprendizaje, sino una relación de solidaridad como sustento del aprendizaje igualitario y dialógico. La pluralidad de dimensiones de la interacción humana. La transformación de los sujetos considerados como seres de transformación. Una nueva relación con el saber, que permite dar sentido a lo que decimos, pensamos y hacemos como sujetos que formamos parte de una sociedad.
Aprender a aprender y desaprender •Los procesos y prácticas educativas que buscan contribuir a la formación de sujetos autónomos en sus maneras de pensar, decir, sentir y de actuar, se despliegan como formas de aprendizaje que dan expresión al principio de aprender a aprender y desaprender. •El principio de aprender a aprender y desaprender involucra a estudiantes y a profesores como aprendices que son singulares, diferentes y contextualizados, como seres de praxis que a la vez accionan y reflexionan sobre su mundo y sus contextos de acción, que construyen conocimiento en su interacción con el mundo y con los demás, que son capaces de organizar su propia experiencia y aprender de manera propia y específica.
La dimensión ética de la educación superior comporta una problemática compleja, donde no existen respuestas simples, y donde concurren enfoques filosóficos y sociológicos diversos en su entrelazado y calibre.
La doctrina de los valores hunde sus raíces en la segunda mitad del siglo XIX, y viene a cobrar relieve en múltiples foros internacionales, conferencia y debates en los últimos lustros.
Es curioso, pero ya en 1984, un joven poeta universitario (¡tenía que ser un poeta!) Dioniso de Jesús, publicó un poemario que tituló Axiología de las sombras, que de alguna manera parece atisbar la irrupción de la problemática....
Señoras y señores, en el campo sociológico, los valores expresan concepciones sobre lo deseable; concepciones que a su vez pautan el comportamiento social en relación con el objeto de interés.
La bipolaridad que comportan los valores viene expresada tanto por el hecho de que a todo valor corresponde un antivalor, como porque cada uno de ellos es una unidad de contrarios formada por un polo positivo y otro negativo.
En realidad, la vida humana se halla inscrita y circunscrita por múltiples valores. Ellos orientan nuestros juicios y se revelan en nuestras actitudes.
Científicos sociales, académicos, líderes políticos, religiosos, empresariales y otros suelen hablar, con inusitada frecuencia, de crisis de valores, expresión no siempre feliz, habidas cuentas que su carga de significados no es necesariamente negativa, como se pretende.
La crisis de valores puede implicar una actitud de cuestionamiento a los valores tradicionales y de antesala de cambios en las actitudes sociales, cuyas razones pueden ser generaciones y/o de crisis profunda en la infraestructura productiva de la sociedad.
En ningún caso la manoseada crisis de valores supone carencia de valores, toda vez que éstos son inmanentes a los seres humanos. Ni las personas, no las instituciones ni los pueblos pueden vivir sin valores, cuales que éstos sean. No tenemos necesariamente que compartirlos. Agréguese a ello el hecho de que sociedad dada, la mayoría establecidos, aunque cada grupo propia jerarquía.
por lo general, en una abraza los valores o persona ostente su
No es la falta de valores propiamente dicha, sino su carácter, y hasta el exceso de ellos lo que suele traducirse en anomia (en el sentido de carencia y degradación de las normas). Algo debe quedar claro: el cambio social se caracteriza por las transformaciones que experimenta la escala de los valores establecidos. De ahí la importancia de la educación en valores.
El relativismo según el cual cada época, cada pueblo o grupo social, cada individuo tiene su propia escala de valores traduce la inmanencia cultural del fenómeno, sin negar la trascendencia epocal de una parte de ellos. (a. Hernando, 2002).
La revolución científico-tecnológica que nos sacude ha impuesto la cultura de lo efímero y transitorio en los conocimientos, lo cual se refleja en las convicciones valorales.
Somos personas de un nuevo siglo y de un nuevo milenio.
La celeridad de los cambios es vertiginoso. De ahí el vértigo de los desafíos permanentes.
Más de 6 mil millones de seres humanos poblamos la tierra en una relación de “interdependencia dispar”, que pone el 85% de las riquezas del planeta en manos del 20% de la población mundial.
Dracón, aquel implacable legislador ateniense, parece legislar contra los pobres, con draconianos designios.
La universidad latinoamericana se halla estremecida por tensiones sobrecogedoras, que apuesta a hacer tabla rasa del patrimonio de su tradición democrática y pluralista, al tiempo que cuestionan el protagonismo secular de sus esfuerzos por mejorar la vida democrática de los pueblos.
Hay consenso respecto al crecimiento explosivo de los conocimientos y en el no menos explosivo crecimiento de la matrícula. Estos desafíos floran en una sopa de valores en crisis.
La magnitud de la revolución científico-técnica condiciona el carácter efímero, perecedero, de los conocimientos.
Las asimetrías en el disfrute de las conquistas tecnológicas entre países desarrollados y en vías de desarrollo; y en un mismo país, entre ricos y pobres, es una fuente permanente de tensión.
La explosión de la matrícula trae consigo la exigencia impostergable de compatibilidad entre calidad y cantidad de los conocimientos, lo cual no recluta del impacto desigual y asincrónico, según son distintos los sistemas políticos.
Y es que es obvia la asincronía en los procesos de formación de nuevos valores en la globalización.
Históricamente hablando, del optimismo de la ilustración, pasamos al imperio de las ideas positivista, mecanicistas y marxistas, y ahora transitarnos al ámbito de una postmodernidad rasgada por la conciencia de vivir en una época de transformación histórica, que muestra su camino hacia el progreso en amistad con la sociedad de consumo postindustrial.
CONFERENCIA MAGISTRAL SOBRE LA EDUCACION SUPERIOR , LA ETICA Y LA FORMACION EN VALORES
En este contexto, el liderazgo dominicano, inmerso en la cotidianidad fragorosa del subdesarrollo, se anula entregado a las fuerzas de un mercado que no da señales de cejar ante nada. (Beyme, 1994).
CONFERENCIA MAGISTRAL SOBRE LA EDUCACION SUPERIOR , LA ETICA Y LA FORMACION EN VALORES
Poco hace el país con una universidad desvirtuada y obsoleta. A lo sumo, afianzar antivalores y prejuicios, y con ello el subdesarrollo, la pérdida de la identidad nacional y cultural, y apuntalar la mengua de la calidad de vida.
Alianza Académica y el Proyecto Reyna Rector no buscamos causa única a los quebrantos de la educación universitaria. Cortaríamos el nudo gordiano de un sablazo, como lo hizo Alejandro Magno.
Tampoco tenemos acceso al bálsamo de Fierabrás (obra de un curandero del siglo XVI) para curar todos los males de la academia.
Para jugar el rol que la sociedad le asigna, la universidad está en la obligación de involucrarse en un proceso de reformas permanentes que la arme de un nuevo paradigma. Porque es obvio que con categorías viejas y/o ajenas no se captan las nuevas realidades.
Dotar a las nuevas generaciones de valores nuevos, cónsonos con las expectativas de bienestar en la diversidad es una tarea compleja que reclama el concurso de todos los Venezolanos comprometidos con el desarrollo humano sostenible.
El mundo es cada vez más diverso y multicultural, y también más ancho y ajeno, como diría el escritor Ciro alegría. Los valores que estriban en la ciencia son fuerzas que modelan el cambio social. Una educación superior pertinente es garantía de valores pertinentes.
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“Debemos elevar significativamente el promedio de nuestras fortalezas para contribuir a la cultura de investigación que el trabajo universitario requiere y forjar así los futuros emprendedores” Oscar José Suárez S.