Clifford Geertz: anotaciones sobre una pelea de gallos en Bali Andrea Paola Oviedo Castro
Este escrito resume y reflexiona sobre el texto Juego profundo: notas sobre la riña de gallos en Bali de Clifford Geertz, en donde se aborda las connotaciones simbólicas y culturales que se vinculan a las peleas de gallos en Bali, a partir de la observación y la descripción del autor frente a las actividades cotidianas de los habitantes de la aldea de Tihingan ubicada al sureste de Bali.
En primer lugar, Geertz junto a su esposa se adentran en los asentamientos de una aldea de Bali, con el propósito de estudiar su población y comprender sus modos de vida y las características que están inmersas en sus prácticas diarias. Sin embargo, en el texto se da cuenta que, en los inicios, la pareja no logra romper el hielo con la población, los acercamientos con las personas son casi nulos, porque la indiferencia de estos hombres y mujeres se hace presente todo el tiempo, sin que esto signifique malos tratos hacia ellos como extranjeros.
Esta primera impresión y observación, fue analizada y posteriormente explicada por Geertz, al comentar que los balineses se toman un tiempo para detallar y conocer a las personas extranjeras, no los tratan mal, pero la indiferencia les permite mantener una línea divisoria entre ellos y los de afuera. Así, el autor explica que después de días de observación, los individuos de la aldea deciden que los extranjeros ya son, es decir, ya son considerados como personas que pueden tratar con calidez y alegría, ya dejan de ser tratados como objetos de estudio. De ese modo, se ha cruzado una frontera moral o “metafísica” que antes se mantenía a través de la indiferencia y el poco trato entre los de afuera y los nativos.
Para Geertz, este fue el primer acercamiento real entre los aldeanos, su esposa y él, aunque sólo se determinó una verdadera relación de confianza cuando presenciaron una pelea de gallos en la plaza pública, puesto que la riña de gallos
es para los balineses ilegales salvo en ocasiones especiales, debido a que esta práctica es considerada como primitiva e impropia de una nación ambiciosa.
En este caso, la construcción de una nueva escuela al parecer permitía la pelea de gallos. No obstante, la llegada de un pequeño ejército de militares con armas a la plaza pública, dispersó a todos los asistentes, entre ellos Geertz y su esposa, quienes corrieron hacia el lado contrario a donde se hospedaban y fueron salvados por uno de los habitantes de la aldea, quien habló por ellos y comentó con detalles el propósito de la visita de Geertz allí. Ese fue según los relatos del autor, la circunstancia que permitió crear lazos de confianza entre ellos y las personas de Tihingan
A partir de ese momento, el autor puede observar directamente las actividades cotidianas de los habitantes de la aldea, generándose así un análisis detallado de las prácticas vinculadas a las peleas de gallos y con ello todas las acciones que estas riñas conllevaban, especialmente para los hombres. Ya que, son ellos, los que se identifican con los gallos, para los balineses estos animales representan un símbolo masculino y la palabra gallo se utiliza metafóricamente para aludir a héroe o guerrero.
Así, existen varias representaciones de los gallos vinculados a la personalidad de los hombres. Por ejemplo, un gallo sin cola es equiparado a hombres pomposos que alardean de sus saberes y habilidades, un gallo moribundo denota un hombre desesperado; un hombre tacaño es relacionado con los gallos “que, sujetados por la cola, se abalanzan contra otro sin llegar a entablar combate con él” y un joven tímido con el sexo opuesto o que comienza un empleo nuevo está vinculado con un gallo enjaulado por primera vez.
Por otro lado, los pleitos legales, los juicios o las discusiones políticas están representadas en las peleas de gallos, en donde existe un perdedor y un ganador. El primero, sale derrotado con el orgullo destrozado, mientras que el segundo, sale
con un sentimiento de superioridad y altivez. Al representar los gallos símbolos de masculinidad, las actividades cotidianas de los hombres también están vinculadas al cuidado de estos, el entrenamiento para volverlos gallos de pelea, es casi un ritual que los hombres practican con ahínco y que esperan que dé frutos en las riñas ilegales que realizan continuamente.
A la par de que el autor describe las peleas de gallo en Bali como una práctica con connotaciones culturales fuertes, las descripciones son acompañadas de explicaciones sociológicas que analizan y tratan de comprender por qué estas riñas con todos los componentes que se encuentran inmersos en ella, tienen una explicación sociológica de comportamiento.
Por otra parte, las peleas de gallo pueden ser de dos clases, la primera es la central donde participan los balineses principales, las apuestas pueden darse en colectivo siendo de alto valor cada una de ellas y los arreglos son silenciosos a la luz de los árbitros. La segunda, son las riñas que se hacen en las periferias del reñidero con las personas del público, donde las apuestas son individuales, a viva voz, públicas y de bajos valores económicos. En este apartado, es importante resaltar que Geertz hace una serie de cálculos alrededor del número de riñas de las que pudo recolectar información y logra clasificarlas de tres formas a partir de la cantidad de dinero invertido en apuestas: las riñas pequeñas, medianas y grandes. En función de esto, el autor determina que existe una fuerte pasión por el juego que cada dos días practican con los gallos.
A esta idea de apuesta y juego, el autor relaciona una explicación basada en el juego profundo, caracterizado por ser de grandes apuestas, en donde a la vista de individuos en la actualidad, las peleas de gallos son prácticas inmorales que deben ser prohibidas. Sin embargo, los hombres balineses no apuestan su dinero por un simple juego, el significado de las riñas de gallos va más allá del juego y el dinero, y es considerado más como un acto moral, en el cual se pone en entredicho la
dignidad, el honor, el prestigio y status del perdedor, aunque sólo en el momento final de la pelea.
En contraposición a las grandes peleas en donde se pone en juego el status, en las riñas superficiales, los balineses si apuestan su dinero para acaparar más cantidad de recursos económicos, en estos encuentros se hallan aquellos jugadores empedernidos que se juegan todo lo que tienen con tal de ganar más dinero. Es aquí donde también se logra visualizar las transformaciones sociales de los hombres, porque no solo pierden la dignidad o el honor, sino también el dinero, las tierras y hasta sus prendas de vestir, evidenciándose así pequeños descensos sociales y económicos de algunos balineses, sin que esto signifique que algún hombre pase de la opulencia a la pobreza por una pelea de gallos.
A partir de estas posiciones sociales visualizadas por el autor en las peleas de gallos, Geertz se orienta ahora en un proceso de explicación de las organizaciones sociales de la aldea que observó, determinando líneas de parentesco, relaciones de endogamia, conflictos sociales entre individuos y conexiones entre miembros de grupos en la aldea y fuera de ella (especie de alianza), con el propósito de argumentar cómo es que en el juego profundo la connotación de status se vincula con la organización social a los que pertenecen los jugadores y demás participantes. De este modo, brinda características comportamentales de los hombres frente a las apuestas, el apoyo a los parientes, las riñas de gallos entre aldeas y otros factores que se evidencian en esta práctica.
Finalmente, el autor plantea que en las riñas de gallos las jerarquías sociales no se alteran,
el
juego,
las
apuestas,
las
pérdidas
de
dinero
o
de
honor
momentáneamente, hacen parte de la práctica, que es consideraba por los balineses como un juego que no hace perder nada a nadie. Las connotaciones simbólicas enmarcadas en esta práctica evidencian las organizaciones sociales de la aldea estudiada por Geertz y permite comprender la cotidianidad alrededor de las peleas de gallos, las cuales incluyen esferas económicas, políticas, sociales y
culturales relacionadas con la masculinidad, el status, el dinero, las relaciones de alianza entre individuos, entre otros ámbitos.
Teniendo en cuenta los postulados y las descripciones de Geertz en su texto, considero que su ejemplo de estudio etnográfico abre las puertas para la comprensión de un grupo de seres humanos, que vinculados a un tiempo y un espacio tienen comportamientos y prácticas sociales, económicas, políticas y culturales enraizadas en actividades cotidianas, en las cuales se entretejen relaciones entre individuos y familias. Su caso de estudio, permite entender a los investigadores cómo un tema puede tener imbricado una serie de aspectos que, si son obviados o dejados de lado, no pueden ser comprendidos en su totalidad.
Bibliografía Geertz, C. (1992) “Juego profundo: notas sobre riña de gallos en Bali” en La interpretación de las culturas, Gedisa, Madrid, pp. 339-372