CLASE N°1 17 de Julio de 2017 TEOLOGÍA SISTEMÁTICA PROLEGÓMENOS.
A. Elementos introductorios. 1. Significado del término. La palabra teología viene de los términos griegos Theos (Dios) y Logos (palabra), podemos decir que la teología es el estudio de Dios y de sus obras. Millard Erickson en su Teología Sistemática afirma: “Una definición preliminar o básica de teología es “el estudio o la ciencia de Dios.” No obstante, el Dios del cristianismo es un ser activo, y por eso esta definición inicial debe ampliarse para incluir las obras de Dios y su relación con ellas. Por tanto la teología también busca entender la creación de Dios, en particular los seres humanos y su condición, y la obra redentora de Dios para con la humanidad.” Una definición más completa de teología, se puede expresar como: “aquella disciplina que intenta desarrollar una exposición coherente de las doctrinas de la fe cristiana, basándose principalmente en las Escrituras, situándose en el contexto de la cultura en general, expresándose en un idioma contemporáneo y relacionándose con los temas de la vida.” (Erickson) El Dr. Conner en su libro “La religión cristiana en su expresión doctrinal” utiliza el equivalente “doctrina” para referirse a los conceptos teológicos, siguiendo esta modalidad utilizaremos de manera intercambiable los términos teología y doctrina. La Escritura en 1 Timoteo encarga “ten cuidado de ti mismo y de la doctrina…” Conner declara cinco indicaciones respecto de la necesidad de conocer la doctrina o enseñanza teológica correcta. 2. Necesidad del elemento doctrinal en el cristianismo. a. La naturaleza del hombre necesita de la doctrina. El ideal verdadero de la religión envuelve toda la naturaleza del ser humano. Una religión sesgada, no puede esperar seguidores integrales. Los hombres pensarán acerca de la religión; y cuando un
hombre piensa acerca de la religión, lo que él piensa es su doctrina religiosa. b. El cristianismo del Nuevo Testamento pone marcado énfasis en la enseñanza doctrinal. Alrededor de cuarenta y cinco veces en los Cuatro Evangelios, se le llama a Jesús Maestro, y cerca del mismo número de veces se dice que él enseñaba. Pablo, los apóstoles y otros líderes del Nuevo Testamento fueron maestros. Lo mismo podemos afirmar acerca de los profetas del Antiguo Testamento. Los que creen que el Nuevo Testamento debe ser nuestra guía, probablemente estarán de acuerdo en que la enseñanza o doctrina es necesaria en el cristianismo. La enseñanza o doctrina era esencial en el cristianismo del Nuevo Testamento. Para nosotros es necesaria todavía. c. Es necesario un conocimiento de la verdad en la vida cristiana. La vida cristiana es una vida de fe. Se llega a ser cristiano por un acto de fe. Por gracia sois salvos por la fe (Efesios 2:3). Y todo lo demás que sea la fe, reclama ser un reconocimiento de la verdad y un acto de confianza basada en ese conocimiento. Es un acto de aventura basada en la promesa del evangelio. La fe se basa en la Palabra del evangelio. El evangelio es buenas nuevas, buenas nuevas de algo que Dios ofrece a los hombres en Cristo Jesús. La fe es la aceptación de ese ofrecimiento. Por la fe nosotros entramos a la vida cristiana; por la fe crecemos en la vida cristiana. La fe es un acto de confianza basada en la promesa del evangelio, y alimentándose en la Palabra del evangelio, crece la fe. Sin un conocimiento desarrollado de la verdad, puede haber poco y aun nada de crecimiento en la vida cristiana. La vida espiritual depende tanto del conocimiento de la verdad para su desarrollo como la vida física depende del alimento. d. Un conocimiento de la verdad es necesario para compartir correctamente el Evangelio. Uno de los impulsos fundamentales en la vida cristiana es el impulso a propagar el evangelio. El llegar a ser cristiano es un acto racional y voluntario basado en un conocimiento del evangelio. El que propaga el evangelio, entonces, debe ser capaz de darle al que desea ganar a la vida cristiana, un concepto inteligente de lo que significa ser cristiano. El llegar a ser cristiano no es un asunto de dar un salto ciego en la
obscuridad. El propagador del evangelio debe, de consiguiente, tener un alcance inteligente del significado del evangelio y debe estar en capacidad de dar una afirmación inteligente acerca del mismo. e. Un conocimiento de la verdad es necesario para la defensa del Evangelio. Algunas veces el evangelio debe ser defendido. Pero no se puede defender aquello que no tiene significado alguno. Una religión sin doctrina sería una religión sin significado. Y tal religión no podría ser propagada ni defendida. En el Nuevo Testamento, especialmente hacia la última parte, encontramos a Pablo y a otros defendiendo vigorosamente el evangelio en contra de los que lo negaban o pervertían. Pablo empleó gran parte de su vida y energía oponiéndose a los judaizantes, y tanto Pablo como Juan defendieron vigorosamente el evangelio en contra de los gnósticos. Para actuar así ellos tenían que afirmar el evangelio en términos de significado definido. Es posible dar demasiado énfasis sobre el lugar de la doctrina. Necesitamos recordar también que la doctrina no existe por su propia causa: no es ninguna cosa que deba tenerse en la mente y pensarse solamente. Es un programa de actividad. Todo el Nuevo Testamento recalca el hecho de que oír la Palabra no es suficiente; debe ponérsela en acción. La doctrina no es un sistema de ideas sólo para contemplarse; es una invitación a vida y actividad. No solamente debe oírse la Palabra, también se debe practicar.
3. Importancia de la Teología. Importancia de la teología. Si la Teología es el estudio de Dios, entonces para el creyente debe ser lo más importante. Recordemos las palabras de Jesús “y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”(Juan 17:3). i.
La teología es importante porque las creencias doctrinales correctas son esenciales para la relación entre el creyente y Dios. Una de estas creencias doctrinales trata de la existencia y el carácter de Dios. El autor de Hebreos cuando describe a los que, como Abel y Enoc, complacían a Dios, dice: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo buscan.” ( Heb. 11:6). El autor no quiere decir que el que intenta
aproximarse a Dios puede verse rechazado por falta de fe, sino que uno ni siquiera intentaría aproximarse a Dios sin esta creencia. Creer en la deidad de Jesucristo también parece esencial para la relación. Después de que Jesús preguntara a sus discípulos lo que la gente pensaba de él, también preguntó: “Y vosotros, quien decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tu eres el Cristo, el hijo del Dios viviente.” Lo cual recibió la plena aprobación de Jesús (Mt. 16:13-19). No es suficiente tener hacia Jesús un sentimiento cálido y positivo. También se debe tener una comprensión y una creencia correcta. La humanidad de Jesús es igualmente importante. 1 Juan se escribió para combatir las enseñanzas de algunos que decían que Jesús no era realmente humano. Estos “docetistas” mantenían que la humanidad de Jesús sólo era una apariencia. Juan señaló la importancia de creer en la humanidad de Jesús cuando escribió: “En esto conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios.” (1 Jn. 4:2-3). Finalmente en Romanos 10:9-10, Pablo une la creencia en la resurrección de Cristo (que es a la vez un hecho histórico y una doctrina) directamente con la experiencia de la salvación: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”. Estos son algunos ejemplos de la importancia de la creencia correcta. Por lo tanto la teología, que se preocupa por definir y establecer la creencia correcta, es importante. ii.
La teología es importante porque la verdad y la experiencia están relacionadas. Aunque algunos niegan o al menos cuestionan esta conexión, a la larga afecta a nuestra experiencia. Una persona que cae del décimo piso de un edificio puede gritar al pasar por cada ventana “todavía estoy bien” y ser verdad, pero al final los hechos alcanzan a la experiencia de la persona. Podemos vivir felices durante horas e incluso días después de que alguien muy amado, sin nosotros saberlo, haya fallecido, pero una vez más la verdad llegará con efecto devastador sobre
nuestra experiencia. Como el significado y la verdad de la fe cristiana al final tendrán importancia en nuestra experiencia, tenemos que llegar a aceptarlas. iii.
La teología es importante debido al gran número de alternativas y retos que hay en la actualidad. Las alternativas seculares abundan, incluido el humanismo que considera al ser humano el objeto de más valor, y el método científico que busca la verdad sin recurrir a la revelación de un ser divino. Otras religiones compiten ahora con el cristianismo, incluso en la que una vez fue considerada la segura civilización occidental. No solo se exportan automóviles, aparatos electrónicos y cámaras a Occidente procedentes de Oriente. Las religiones orientales también están retando hoy en día a lo que virtualmente era dominio del cristianismo y las sectas no han quedado restringidas a las grandes y conocidas (como los testigos de Jehová o los mormones). Muchos grupos que practican el lavado de cerebro y el control mental atraen ahora a individuos que desean encontrar una alternativa al cristianismo convencional. Finalmente, también existen muchas enseñanzas distintas, algunas de ellas contradictorias, dentro del cristianismo. La solución a la confusión no es solo determinar cuáles de esos puntos de vista son falsos y refutarlos. Los empleados de banca aprenden a detectar dinero falso no estudiando los billetes falsos sino examinando muchos ejemplos de dinero auténtico. Lo miran, lo tocan, lo analizan desde todos los puntos. Así cuando les llegan billetes falsos reconocen la diferencia inmediatamente. De la misma manera, entender correctamente las enseñanzas doctrinales del cristianismo es la solución a la confusión creada por los que pretenden tener la verdad consigo. En palabras de Pablo Hoff: “La mejor defensa contra la falsa doctrina, es el buen conocimiento de la sana doctrina”.
4. Teología y áreas afines: a. Teología y Religión.
Recordemos que la teología es el estudio que trata directamente de Dios y de sus obras, relacionadas con el mundo y con el hombre. La palabra «religión» viene del latín religare, que significa «atar firmemente». Religión no es sinónimo de teología. La religión quiere decir comúnmente la serie de creencias, actitudes, y prácticas que indican y expresan los sentimientos y las convicciones de un grupo de personas que se consideran comprometidas con algo que para ellas es supremo. La palabra «culto», estrechamente relacionada con la palabra «religión», indica un complejo de actividades dirigidas a rendir adoración y reconocimiento a aquello a lo cual se le atribuye valor supremo. Una religión es, pues, cualquier conjunto de prácticas, creencias, y actitudes por medio de las cuales los hombres se sienten ligados a cualquier objeto o ideal al cual consideran como el supremo valor. Según esta definición, el comunismo y algunas otras manifestaciones del ateísmo pueden ser considerados como religiones, bien que falsas religiones. Es necesario diferenciar entre el cristianismo como una religión y la teología cristiana. Como religión, el cristianismo comprende ciertas creencias y prácticas alrededor de la persona de Cristo y de aquellos que se tienen a sí mismos por sus adoradores. El cristianismo tiene una teología, de la misma manera que de cualquiera otra religión que incluya la creencia en lo sobrenatural puede decirse que tiene una teología; pero el cristianismo como religión es un concepto más amplio que el de teología, ya que incluye costumbres, prácticas, hábitos, e instituciones (la más importante de las cuales es la iglesia), cosas todas que, aunque sean expresiones de la teología cristiana, no constituyen en sí mismas teología. Por otra parte, hay una serie de ciencias del espíritu que por tener relación con la experiencia religiosa es necesario mencionar. i.
La filosofía de la religión, que se ocupa de estudiar, con métodos propios de la filosofía, los aspectos más generales del fenómeno religioso. Como lo expresa muy bien Ismael Quiles: “El filósofo debe intuir, raciocinar, describir, fundamentar, guiándose por lo que el mismo puede comprobar y no el testimonio de una autoridad, así que sea la de una iglesia o la de una revelación divina. Esta actitud es esencial en la filosofía de la religión para que no se convierta en teología o en una simple apologética”. Los temas que se hallan, por lo común, en un tratado de este tipo son: Dios, la oración, el concepto de lo
profano y lo sagrado, los símbolos religiosos y el culto. Un autor que bordea este campo es Mircea Eliade. ii.
La Psicología de la religión. Según Conner, “la psicología de la religión es el estudio científico de la conciencia religiosa”. Trata de explicar, con criterio científico y sin recurrir al contenido de la revelación, los procesos que llevan al hombre a sentir, por ejemplo, una experiencia de culpa o de salvación, o de tener comunión con un Dios trascendente. El valor de un tratado sobre el tema dependerá de si el autor es cristiano o no.
iii.
La Sociología de la religión. La religión es un fenómeno humano en el sentido que tiene que ver con la respuesta que el hombre da a la revelación de Dios. Pero el hombre mismo, que es el sujeto de la religión, es un ser social, vive sus experiencias religiosas en un medio comunitario, se asocia para el culto y la promoción de la fe y crea diversas instituciones para llevar a cabo sus propósitos. La sociología de la religión estudia estos aspectos y otros, pero desde un punto de vista general que incluye a todas las religiones. Esta área de estudio ayudará a comprender mejor lo que es el cristianismo, viendo cómo se diferencia en aquellas cosas que comparte con otras religiones.
iv.
La Fenomenología de la religión. Es la ciencia de las diversas formas de aparición de la religión. Su nombre mismo, fenomenología, ya está sugiriendo que es fundamentalmente descriptiva; abarca a todas las religiones en todas sus manifestaciones procurando dar una exposición global del fenómeno religioso. Como cristianos, puede parecernos muy pobre su contenido, pero es una herramienta más a considerar para apreciar mejor nuestra fe cristiana.
b. Teología y filosofía De todas las disciplinas de la investigación y el conocimiento humano, la que ha tenido una relación mayor con la teología a lo largo de la historia de la iglesia es la filosofía. El teólogo y el filósofo han sido con frecuencia compañeros de diálogo. Hay varias razones para esto, pero quizá la principal sea que tienen muchas cosas en común entre ellos. Por ejemplo, comparten algunos temas de estudio. Ambos tratan objetos que no se pueden ver o que van más allá de lo empírico, al menos en la formulación tradicional de la filosofía. Ambos están
preocupados por los valores. Y ambos han enfocado al menos parte de su atención en los seres humanos. Esta coincidencia era particularmente cierta en los inicios de la historia de la filosofía antes de que sus muchos hijos abandonaran el hogar. Porque al principio muchos temas que ahora tratan otras disciplinas distintas eran parte de la filosofía. Una indicación de esta variedad son las obras de Aristóteles: matemáticas, psicología, ciencias políticas, etc. Uno a uno, sin embargo, estos niños maduraron e hicieron sus propias casas, donde formaron familias. Aunque la psicología, la sociología y otras ciencias del comportamiento hace tiempo que dejaron el nido filosófico, todavía discuten el tema filosófico y teológico clave de la naturaleza y el propósito de la existencia humana, al menos en conexión con la ética. Y en un sentido u otro tanto la filosofía como la teología intentan dar un enfoque integrador a la realidad, algún entendimiento de la vida.
5. Clasificación o divisiones de la teología. Se han presentado distintas divisiones del campo total que cubre el estudio teológico. Hallamos divisiones como: Teología fundamental, bíblica, dogmática, moral, pastoral, histórica. Otras divisiones como: Teología exegética, histórica, sistemática y práctica. Con el fin de identificar las principales ramas y dar una somera descripción, exponemos lo que sigue: a. Teología exegética. El vocablo griego traducido «exégesis" quiere decir «extraer". En la teología se refiere a extraer el sentido del texto bíblico, en vez de meter un significado en un pasaje (eiségesis). La teología exegética es importante pues establece la verdad divina extrayéndola de la revelación escrita de Dios. a. Teología bíblica. Es la exposición de las doctrinas bíblicas tales como se encuentran en la Palabra de Dios, considerando a ésta, no en su totalidad sino en las diversas partes que la componen. Así se encuentra una Teología del Antiguo Testamento, otra del Nuevo Testamento, una teología del Pentateuco y otras de los distintos autores bíblicos. Según José Grau: “La Teología Bíblica recoge los resultados dispersos de la exégesis particular con el objeto de conocer mejor cada una de las etapas de dicho proceso revelacional y salvador que se da en la historia, que es
progresivo, inteligible y coherente constituyendo un todo bien estructurado por medio de todas sus partes” b. Teología sistemática. La palabra «sistemática», aplicada a nuestro tratamiento del tema, conlleva implicaciones en extremo amplias. Se deriva de sunistano, un verbo griego que significa organizar, o componer una pluralidad de cosas en un todo. En nuestro caso el empleo de la palabra implica que el estudio de Dios en su relación con el mundo y el hombre es susceptible de ser organizado como un todo sistemático. La palabra «sistemático» sugiere así un grado relativamente elevado de integración, coherencia, y correspondencia entre las afirmaciones y los hechos. La teología sistemática como doctrina didáctica implica, pues, un alto grado de integración. La importancia de la teología sistemática de la religión cristiana se basa en la premisa de que «Dios [existe]... y es galardonador de los que le buscan» (Heb 11.6), o en otras palabras, que existe un cuerpo de verdad susceptible de conocimiento, y que es posible expresar esta verdad en forma ordenada. Al sistema de doctrinas de la religión cristiana se llega desde muy diferentes direcciones. En la experiencia de un niño criado en un hogar cristiano, el conocimiento se adquiere a través del ejemplo y la instrucción paterna. En el caso de alguien que venga al cristianismo desde afuera, el medio puede ser un tratado, una porción de la Escritura, o, con frecuencia, la observación de la vida y la conducta de una persona cristiana. El sistema de la verdad cristiana es un todo estrechamente integrado, en el que cada parte guarda una íntima interdependencia con cada otra. Esto no es simplemente algo inherente a la naturaleza formal de las proposiciones lógicas, sino que forma parte de la naturaleza de las doctrinas tal como han sido reveladas. Si se niega al Cristo que es revelado en la Biblia, hay que negar también la Trinidad y negar asimismo a la Biblia. Si se asume que el Cristo de la Biblia es verdadero, la Trinidad queda también como verdadera, y asimismo la Biblia, etc. En la sistematización de la verdad que da lugar a la teología cristiana, si se niega cualquier doctrina básica, todas las demás resultan implícitamente negadas. A su vez, la afirmación de cualquier parte importante del sistema de la doctrina cristiana conduce lógicamente a la afirmación de cada una de las demás partes.
La cuestión entonces no es por donde nos dice la lógica que debemos empezar sino por donde es práctico empezar. Por dondequiera que se empiece habrá de hacerse dando por sentada la verdad de cualquiera otra parte esencial del sistema. a. Teología Dogmática. Se distingue esta teología de la sistemática, enfatizando, aquí; el estudio de los credos, símbolos y confesiones de fe que el cristianismo ha ido produciendo en distintos momentos de su historia. b. Teología histórica. Como disciplina es de origen reciente, aunque los cristianos siempre han demostrado interés en conocer sus raíces. Desde el siglo II de nuestra era, se han escrito obras históricas. Eusebio de Cesarea (siglo IV), famoso historiador cristiano escribió una Historia Eclesiástica, descriptiva y narrativa, no tan teológica. Juan Calvino, en sus Instituciones de la Religión Cristiana, hizo el esfuerzo más serio por organizar el pensamiento de los padres de la iglesia y el de los escolásticos. En los siglos siguientes, los teólogos se preocuparon cada vez más por estudiar el desarrollo del pensamiento cristiano. De esa preocupación han surgido varias obras de la Historia del dogma o historia de las doctrinas. Se le llama Teología Histórica al estudio del desarrollo de la teología cristiana a través de los siglos. Consciente del desarrollo, crecimiento y cambios de la teología cristiana, examina la formulación de las doctrinas fundamentales del cristianismo. Investiga lo que otros cristianos han dicho en otras épocas, tocante a la revelación bíblica. Reconoce que la formación de las doctrinas cristianas ha evolucionado. Considera importante conocer las circunstancias sociales, políticas, económicas y religiosas en las que se hicieron las diferencias formulaciones de doctrina Cristina. Su propósito es: “Describir el origen de la doctrina de la Iglesia y trazar sus subsecuentes cambios como sus desarrollos”. Divisiones de la teología histórica. i. La Teología Antigua. Los escritos de los Padres de la iglesia o Padres apostólicos, son importantes debido a que ellos vivieron cerca de los eventos de la vida de Cristo y de los apóstoles. Abordaron temas importantes como la trinidad, la deidad y
eternidad de Cristo, y la salvación. Los así llamados Apologistas fue otro grupo del segundo siglo. Defendieron al cristianismo contra la crítica y debatieron vigorosamente la doctrina bíblica frente a filósofos y emperadores. ii.
La Teología Medieval. En este periodo se desarrolló, en su mayoría, la Teología Católica. Varias controversias se dieron en este periodo. La controversia iconoclástica surgió cuando el uso de imágenes se hizo parte integral de la Iglesia occidental. Durante la edad Media se desarrolló, el Escolasticismo, que entrenaba a eruditos para defender la fe desde un punto de vista racional. El mayor de los escolásticos fue Tomás de Aquino. Además, en este tiempo, la doctrina católica se apartó de la doctrina Agustiniana. En antropología, por ejemplo, el hombre podía cooperar con Dios para su salvación. Las obras se convirtieron en importante parte de la salvación, principalmente al aparecer los sacramentos. Finalmente, el Papado como institución fue uno de los logro de esta época.
iii.
La Teología de la Reforma. Cuatro grandes ramas de la Reforma aparecen como importantes: El Luteranismo en Alemania (Martín Lutero), el Calvinismo en Francia (Juan Calvino), el Anglicalismo en Inglaterra (Enrique VIII), y la Reforma radical del Anabastismo. En Teología los temas más importantes fueron la Soteriología y dentro de ella la doctrina de la Expiación. Otra doctrina importante fue la Eclesiología.
iv.
La Teología Contemporánea. Esta teología influenciada fuertemente por la ilustración, trajo un énfasis en la centralidad del hombre y en la razón. Los filósofos y teólogos del siglo XIX llevaron aún más adelante ese concepto. En 1919 la Teología moderna tomó otro rumbo cuando Karl Barth, entrenado en la Teología liberal, la rechazó pero no regresó completamente a la teología conservadora. Con él nació la Neortodoxia que pondría su énfasis en un encuentro con Dios por medio de un “salto de fe”. Muchas otras formas de Teología moderna han evolucionado de la Teología liberal y de la Neortodoxia. Entre estas, la que más han influido en Latinoamérica es la Teología de la Liberación. Este nombre se da a una posición teológica que surgió en Latinoamérica en la década de los 60 del siglo XX.
Comenzó entonces allí, de la mano de teólogos católicos como Gustavo Gutiérrez (n. en 1928) y Leonardo Boff (n. en 1938). Por entonces, había muerto en la guerrilla el comunista Ché Guevara, pero también había muerto en la guerrilla el sacerdote católico Camilo Torres Restrepo, del que los comunistas decían que tenía un solo defecto: que «creía en Dios». Hay, pues, en este movimiento una mezcla de fe «hasta las últimas consecuencias» y de pasión politicosocial a favor de los pobres, de los oprimidos y de los desheredados. v.
Teología del proceso. Es la posición filosófica y teológica de que Dios cambia como lo hace el universo. Por lo tanto, nuestro conocimiento acerca de Dios debe ser progresivo en la medida en que aprendemos acerca de Él y que este conocimiento nunca podrá descansar en algún absoluto, razón por la cual los teólogos que apoyan esta posición niegan los absolutos de Dios como Su inmutabilidad y verdad. Aún más, esto significaría que el conocimiento absoluto de Dios no sería posible y una misma revelación de Dios, en la persona de Jesucristo y la Biblia, tampoco. Esto abriría la puerta para la filosofía humanista y/o sistemas teológicos falsos que serían “racionalizados” por los teólogos de esta teología. Hablando en forma lógica, si la teología del proceso sostiene que Dios es progresivo y cambiante, entonces, dada una cantidad infinita de tiempo en el pasado, Dios no podría ser realmente Dios. Además, desde esta perspectiva, podría argumentarse que existe algo fuera de Dios que obra sobre Él, dándole un mayor conocimiento e incremento en Su grandeza. Pero esto sería problemático ya que sería necesario estudiar “eso” que existe fuera de Dios. En la teología del proceso, Dios no conoce exhaustivamente el futuro. Él puede sólo adivinar o lo que podría o no suceder; pero el conocimiento absoluto no es obtenible hasta que suceda cierto evento. Los teólogos del proceso niegan que Jesucristo es Dios en carne y que por lo tanto, la humanidad no necesita salvación. Niega además que las Escrituras enseñen que Dios ha sido siempre Dios (Sal 90:2) y de que Dios es inmutable (Mal 3:6; He 13:8). Claro está que también niega y contradice la Palabra de Dios
con relación a la necesidad del Salvador y la Deidad de Cristo (Jn 1:1, 14, Col 2:9). vi.
Teología Práctica. La teología práctica como su nombre lo indica, es el estudio de la teología en una forma donde se pretende que sea útil o aplicable. Otra forma de decirlo, es que es el estudio de la teología para que se pueda usar y que sea relevante a los asuntos cotidianos. Un seminario describe su programa de teología práctico, como "estar dedicado a la aplicación práctica las percepciones teológicas", y que "generalmente incluye las sub-disciplinas de la teología pastoral, homilética y la educación cristiana, entre otras". Otro seminario, entiende el objetivo de la teología práctica como el ayudar a preparar a los estudiantes para explicar el conocimiento aprendido en un ministerio eficaz a las personas. Esto implica tanto la vida personal y familiar, así como los ministerios de la administración y el educativo en la iglesia. Afirman que el objetivo de la teología práctica es desarrollar comunicadores eficaces de las escrituras, que tienen una visión para el crecimiento espiritual de los creyentes mientras están siendo líderes siervos.
6. El método teológico. Todas las ciencias tienen su propio método, determinado por su propia naturaleza. El método teológico tiene como premisa que la realidad es tanto natural, como sobrenatural y que la realidad muchas veces trasciende los sentidos. Pretende que el conocimiento de la verdad no puede reducirse a simple experimentación y verificación. Componentes del Método Teológico. a. Inducción. La revelación, es decir, la Biblia es para el Teólogo lo que la naturaleza es para el científico natural. La inducción es una forma de razonamiento que consiste en establecer una ley o conclusión general a partir de la observación de hechos o casos particulares. b. Deducción. Forma de razonamiento que consiste en partir de un principio general conocido para llegar a un principio particular desconocido. Causas generales sirven para llegar a conclusiones respecto de efectos específicos.
c. Correlación. Tomando como base los resultados de la inducción y deducción, estos se organizan, se unifican y sistematizan. d. Comprobación. A este nivel de la investigación ya se tiene un modelo, esquema o sistema teológico. Ahora se vuelve a los datos que originaron el modelo propuesto es coherente 7. Sistemas teológicos Hace más de cuatrocientos años existen dos sistemas principales de la teología ortodoxa: el calvinismo y el arminianismo. En la época actual, se pueden encontrar varias teologías más, pero muchas de ellas se desvían de la Biblia y cada una tiende a tomar varias expresiones. Consideraremos brevemente seis sistemas. a. El calvinismo. Ideado originalmente por Agustín de Hipona (354-430), debe su nombre y elaboración final al teólogo y reformador francés, Juan Calvino (1509-1564). A diferencia del luteranismo, la idea central del calvinismo es la soberanía de Dios (aunque no la mencione por su nombre), autorrevelado en su Trina Deidad, infinito en toda perfección, independiente en su trascendencia, manifiesto en su gloria (que brilla en toda su obra), misterioso en su obrar. Dios esconde su esencia, pero nos da a conocer su naturaleza. Sus perfecciones se hallan enumeradas en Éx. 34:6-7 y Jer. 9:24. Aunque se nos ha revelado de algún modo por medio de la naturaleza, su revelación se nos da especialmente en la Escritura, única fuente fidedigna de nuestro conocimiento de Dios y de nuestro encuentro personal con la Palabra personal, la persona de su Hijo. La Escritura ha sido inspirada (hasta podría decirse «dictada») por Dios, tiene autoridad infalible y ha de interpretarse en su sentido literal histórico, echando mano de las técnicas de una exégesis adecuada dentro de su contexto, sin alegorizar ni tratar de ver en el texto más de lo que dice, y sin olvidar el poder de la oración para llegar a una comprensión cada vez más profunda del sagrado texto. Sobre esta base ha de construirse una teología sistemática. Todo procede de Dios por creación. Dios continúa obrando en todo, de tal forma que las leyes físicas que gobiernan el universo material son el resultado de la acción continua del E. Santo. En su providencia y gobierno de los seres racionales, Dios ejerce su poder irresistible, de forma que incluso el ejercicio del libre albedrío humano está guiado
por Dios, movido por Él y orientado a cumplir el propósito determinado por Él desde toda la eternidad mediante un decreto que el propio Calvino llama terrible (lat. horribile). El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios en conocimiento, rectitud y santidad, fue puesto al frente de la creación como un lugarteniente de Dios, comprometido a someter la naturaleza mediante el trabajo, como contrapartida de la comunión con Dios, de quien recibía tantas bendiciones. Esto es lo que el calvinismo llama «pacto de obras». Pero el hombre prefirió la independencia y desobedeció a Dios, corrompiendo así totalmente su naturaleza y trasmitiéndola corrompida a todos sus descendientes. Si no obra en todo pecaminosamente, se debe a la «gracia común», que Dios otorga a todos. Así se explica la sabiduría que brilló en tantos legisladores y filósofos paganos de la antigüedad. No por eso se frustró el plan del Dios soberano. Ya en la eternidad, había escogido un gran número de seres caídos para que llegasen a ser reconciliados con Él, rechazando a los demás por sus pecados, sin tener que dar cuenta a nadie de sus motivos. A los primeros los salvó por su misericordia; a los segundos los condenó en su justicia. Para llevar a cabo su propósito eterno, Dios Padre envió al mundo a su Hijo, Dios como Él, a fin de pagar el castigo por el pecado de los elegidos y para cumplir perfectamente, en lugar de ellos, la justicia demandada por la ley de Dios. Fue Calvino el primer teólogo que entendió sistemáticamente la obra de Cristo en su triple función de profeta, sacerdote y rey. Respecto a los elegidos, el E. Santo es enviado a iluminarles sobre el evangelio expresado en las Escrituras y capacitarles para aceptar la promesa del perdón de Dios. A este fin, reciben la gracia irresistible con la cual creen en Cristo confiando en Él como el que ha satisfecho por ellos todo lo que Dios requería de ellos. Sólo la fe les salva, una vez que han nacido de nuevo mediante el poder regenerador del E. Santo. Y, como hijos de Dios, su pueblo, han de vivir una vida que manifieste lo que son y con la que busquen siempre dar gloria a Dios de pensamiento, palabra y obra. Los elegidos son el pueblo del pacto de Dios, determinado por Dios Padre en la eternidad para ser llevado a cabo en Dios Hijo, y por medio de Él, como representante y sustituto de los elegidos por su vida sin mancha y su muerte sacrificial en la Cruz. Y, como ciudadanos que son del reino de Dios, están llamados a servirle en el mundo como Iglesia que son dentro de ese mundo.
Así como en el AT el pacto de Dios abarcaba a Abraham y a sus descendientes y tenía por signo la circuncisión, así también este nuevo pacto es con los creyentes y sus hijos. El signo del pacto nuevo es para adultos y niños el bautismo de agua, aunque en ambos casos pueden repudiar más tarde los votos emitidos en el bautismo. La Cena del Señor es el otro sacramento del que participa el pueblo de Dios en memoria de Cristo y de la redención llevada a cabo por Él a favor de ellos, bien entendido que reciben los elementos por fe de que el E. Santo bendice a quienes reciben el pan y el vino al constituirles partícipes espirituales del cuerpo y de la sangre del Señor que está en el cielo. La unidad de la Iglesia debe ser mantenida siempre, mediante una misma doctrina, la administración de los dos sacramentos y una forma de gobierno por medio del presbiterio, aunque hay quienes piensan que la forma de gobierno que mejor representa la unidad es la episcopal. Al afirmar, como se ha dicho anteriormente, que el E. Santo influye en todo lo creado, es decir, en todas las áreas del saber y del obrar, el calvinismo pone su impronta especial en la teoría del Estado como institución a favor del pueblo (democracia), en la que los magistrados tienen el poder de retirar del poder supremo a un tirano (así vio Cromwell a Carlos I en Inglaterra). También ha influido en unos determinados criterios en cuanto al arte, la ciencia, la economía y las reformas sociales, así como en el campo misionero. Ha sido especialmente en los siglos XIX y XX, cuando el calvinismo ha resurgido con renovado vigor. En nuestros días, se defiende la aplicación del término «pensamiento reformado», a «calvinismo». Debido a las asociaciones polémicas originales del término, parece más apropiado abandonar el uso del término calvinista por el más neutral reformado. En resumen el calvinismo recalca la soberanía de Dios y puede ser reducido a cinco principios centrales. i.
La depravación total del hombre. Esto no significa que el hombre sea incapaz de hacer algo bueno y noble, sino que todo aspecto de su ser está afectado por el pecado (Ef. 2: 1; Col. 2: 13). Puesto que está muerto espiritualmente, no puede convertirse por sí mismo o aun prepararse para la conversión (Jn. 6:44, 65; 1 Ca. 2: 14). Desde la "a" hasta la "z" la obra salvífica es de Dios. "La elección no se funda en la fe o el arrepentimiento previstos,
sino en la gracia soberana ... Las Escrituras representan ... a la fe y al arrepentimiento como acciones de las almas regeneradas . . . son el resultado y no la condición del propósito de Dios". ii.
La elección incondicional. Desde el principio del mundo Dios ha predestinado a algunos para la salvación, y eso aparte de mérito humano alguno (Ef. 1:5, ll¡ Jn. 15:16-19¡ Ro. 9: 13-18). La elección de Dios se basa en "el beneplácito» de la voluntad de Dios. Dios controla y hace todas las cosas, hasta lo malo. Los calvinistas afirman que Dios ha elegido solamente cierto número de individuos para la vida eterna.
iii.
La expiación limitada. Cristo no murió por toda la humanidad sino solo por los elegidos. Cristo murió para que se cumpliera el decreto de elección. Su objeto al hacer la expiación fue específico: relacionarse con un número definido de personas, con los elegidos y con nadie más.
iv.
La gracia irresistible. Los que son elegidos, también serán salvos. A todos aquellos a quienes Dios ha predestinado para vida, y a esos solamente, a él le place en el tiempo señalado y aceptado, llamar eficazmente (Ro. 8:30; 1l:7; Ef. 1:10) por su palabra y Espíritu (2 Tes. 2:13,14¡ 2 Ca. 3:3,6). Otras personas no elegidas, aun cuando sean llamadas por el ministerio de la palabra (Mt. 22: 14), y tengan algunas de las operaciones comunes del Espíritu (Mt. 13:20,21), nunca vienen verdaderamente a Cristo.
v.
La perseverancia de los santos. Dios da a los creyentes el don de la perseverancia, de modo que aunque pequen, también se arrepentirán. Ningún elegido se perderá. De ahí salió la frase, "una vez salvo, siempre salvo». Aunque el sentido de la seguridad de la salvación de los elegidos sea debilitado o interrumpido por causas diversas como la negligencia en conservarlo o por caer en pecado, nunca quedan destituidos de la "simiente" de Dios. El creyente no puede caer totalmente de la gracia (Fil. 1:6; 2 Ti. 1:12; Jud. 14; Jn. 16:29). Según este sistema, todo es predestinado por Dios. La Confesión de Fe de Westminster define la predestinación así: "Dios desde la eternidad ... ordenó libre e inalterablemente todo lo que sucede
... Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del pecado ... ni hace violencia al libre albedrío de sus criaturas ..." (Confesión de Westminster, sección I)
b. El arminianismo. La alternativa al calvinismo fue desarrollado por un teólogo holandés, Jacob Arminio (1560-1609). Él atacó la doctrina calvinista de que Dios había preordenado algunos a la salvación y otros a la condenación. Señaló que semejante concepto no presenta "las buenas noticias", es repugnante a la naturaleza sabia, justa y bondadosa de Dios y algo contrario al libre albedrío del hombre. Sobre todo, la predestinación incondicional haría que Dios sea "el autor del mal". Según Arminio, la predestinación se basa en la presciencia de Dios: "Porque a los que antes conoció, también los predestinó", y son "elegidos según la presciencia de Dios" (Ro. 8:29; 1 P. 1:2). Es decir, sabiendo de antemano a quienes le recibirían libremente y perseverarían en la fe, Dios los predestinó a ser salvos. La elección se condiciona a la respuesta del hombre, algo previsto eternamente por Dios. (El problema para los calvinistas es que piensan que no se puede separar la presciencia de Dios de su predestinación. Dicen que la presciencia de Dios dependía de que él había predestinado todas las cosas.) Este teólogo holandés, concuerda con Calvino en que el hombre es depravado e incapaz en sí mismo para agradar a Dios o aun arrepentirse. Pero Dios le provee gracia para tener fe, volver a Dios y obedecerle. Si no hubiera provisto tal gracia, las invitaciones universales carecerían de sentido (Is. 55:1; Mt. 11:28; Hch. 17:30; Mr. 1:14,15). Punto central en el sistema de Arminio es su preocupación cristocéntrica. Sosteniendo que Cristo es el fundamento de la elección de Dios (Ef. 1:4), se sigue que el destino eterno de cada ser humano depende de si acepta a Cristo como Salvador personal y así se salva, o rechaza a Cristo y así se condena. Por tanto, la predestinación de los elegidos no es otra cosa que la presciencia de su aceptación del mensaje del evangelio. Arminio exaltó el papel del libre albedrío. No es que fuese pelagiano, pues admitía la caída original y la incapacidad total de la voluntad humana para hacer ninguna cosa buena. Por otra parte, admitía también una gracia universal preveniente, suficiente para poder ejercitar la fe salvífica y ofrecida a todos, y cuya eficacia dependía enteramente de su aceptación por el libre albedrío, por lo que el hombre puede resistir siempre a la gracia de Dios. Como consecuencia, puede también dejar de creer y perder la salvación (así
entendía 2 P. 1:10). Atacaba, pues, la doctrina bíblica de la seguridad de la salvación, verdad tan querida de la mayoría de los evangélicos. Por lo demás, usaba bien lugares como Mt. 18:14; 2 Co. 5:14-15; 1 Ti. 2:4-6; Tit. 2:11; 2 P. 3:9 y 1 Jn. 2:2, textos en que se basa también el amiraldismo. Contra el punto 3º de los cánones del sínodo de Dort (1618-1619), los seguidores de Arminio sostuvieron, como los amiraldianos, la redención universal, es decir, que Cristo murió por todos, no sólo por los elegidos (cf. Dort, Sínodo de). Con el tiempo, doctrinas típicamente calvinistas han entrado en el arminianismo. P. ej. que Cristo pagó el castigo que merecían nuestros pecados, cuando Arminio había sostenido que Cristo nos salvó, no pagando, sino sufriendo, por nosotros, según se ve en textos como Hch. 17:3; 26:23; 2 Co. 1:5; Fil. 3:10; He. 2:9-10; 13:12; 1 P. 1:11; 2:21; 3:18; 4:1, 13. Cristo no podía ser castigado porque era inocente (creo que Arminio no entendió bien 2 Co. 5:21). Otros, como el discípulo de Arminio, Hugo Grocio, introdujeron la teoría gubernamental de la expiación. Por medio de J. Wesley, el arminianismo se introdujo en el metodismo, con todas sus consecuencias doctrinales. Posteriormente, en el arminianismo, que aceptaba el bautismo infantil, entró la enseñanza del calvinismo bautista, aceptando así únicamente como legítimo el bautismo de adultos que ejercitan personalmente el don de la fe. Finalmente, el arminianismo nunca había tomado una posición fija en materias de escatología, no se había comprometido con ninguna forma de milenarismo o amilenarismo, pero también ha llegado a aceptar con entusiasmo, casi masivamente, el sistema dispensacionalista. En resumen los puntos principales del arminianismo, a diferencia del calvinismo, son: i.
El decreto o propósito de salvación de parte de Dios se aplica a todos los creyentes en Cristo que perseveran en la fe.
ii.
Cristo murió por todos los hombres, y Dios no quiere que ninguno perezca (2 Ca. 5:14,15; Tit. 2:11; 1 Jn. 2:2; 2 P. 3:9).
iii.
El Espíritu Santo ayuda a los hombres a tener fe en Cristo para la salvación, pero no obliga a nadie en tal sentido.
iv.
La gracia salvadora de Dios no es irresistible.
v.
Es posible que los cristianos caigan de la gracia y se pierdan eternamente (He. 6:4-8; 2 P. 2:20...,22; Ap. 3:5).
Notas sobre Amiraldismo. Este vocablo procede del nombre del teólogo francés Moisés Amyraut (cf. Amyraut). El sistema que se conoce por tal nombre fue propuesto y defendido por Amyraut y sus colegas de la Academia de Saumur en el siglo XVII. Se distingue, tanto del calvinismo tradicional como del arminianismo, especialmente en las doctrinas de la gracia, de la predestinación y de la extensión de la redención. Amyraut insistía en que la doctrina clave de la teología cristiana no es la predestinación, sino la justificación por la fe. Cristo no vino a buscar elegidos, sino pecadores. Amyraut no pensó que encabezaba un nuevo sistema teológico, sino que sus opiniones reflejaban el verdadero sentido de la doctrina de Juan Calvino*. Remitiendo a mis lectores a la Parte 1ª de mi libro Curso Práctico de Teología Bíblica, me limitaré a exponer el punto decisivo en el que Amyraut, sus colegas y seguidores se apartaron de las decisiones tomadas en el sínodo de Dort (1618-1619 -cf. Dort, Sínodo de). Sus críticas se centraron especialmente en el punto 3ª de Dort, según el cual la redención llevada a cabo por Cristo en el Calvario tuvo una extensión limitada, es decir, Cristo no murió por todos, sino sólo por los elegidos. Los amiraldianos replicaron que la redención tiene carácter universal, aunque la salvación está limitada a los que creen; por tanto, a todos provee Dios de los medios de salvación, pero sólo se salvan personalmente quienes por fe reciben la aplicación de la redención en virtud de la obra del Espíritu Santo (éste es el sentido obvio de 1 Ti. 2:4-6). Entre los teólogos reformados posteriores, algunos como John Owen, Charles Hodge, W. G. T. Shedd y B. B. Warfield, rechazaron de plano el amiraldismo por creerlo una grave desviación del calvinismo, mientras otros como Richard Baxter*, A. H. Strong y Lewis Sperry Chafer* sostienen que el amiraldismo representa un auténtico retorno al verdadero sentido de las Escrituras respecto a las doctrinas de la gracia y a la naturaleza de la predestinación divina.
c. Liberalismo o modernismo. Consiste en un cambio radical de actitud hacia la fe cristiana tradicional, algo que ocurrió en la última parte del siglo diecinueve. Es difícil definir sus doctrinas porque estas tienen muchas formas de expresión y tienden a cambiarse a menudo. Sin embargo, su mayor distintivo es el deseo de adaptar las ideas religiosas a la cultura moderna y a la manera actual de pensar. Los liberales insisten en que el mundo ha cambiado desde el comienzo del cristianismo y que la terminología bíblica y los credos son incomprensibles al hombre moderno. La fe cristiana debe ser repensada y comunicada en términos entendibles de hoy. El segundo elemento del liberalismo es el rechazo de la fe religiosa que se basa solamente en la autoridad de la Biblia. Todas las doctrinas tienen que estar de acuerdo con la razón y la experiencia humana. Se acomodan los conceptos bíblicos a las corrientes de pensamiento moderno, es decir, al racionalismo, al humanismo, a la crítica literaria de la Biblia y a las teorías de la ciencia. Un escritor observa que los liberales describen su actitud como "el espíritu de mentalidad amplia, de tolerancia, de humildad, de devoción a la verdad dondequiera que se halle».
Están abiertos a corrientes de pensamiento antagónico a la ortodoxia y aun a las ideas de las religiones paganas. Sin embargo, su mentalidad no tiene la amplitud necesaria para aceptar lo sobrenatural del cristianismo bíblico. Para ellos, la Biblia es la obra de escritores que estaban limitados por su cultura. No es un registro sobrenatural e infalible de una revelación de Dios, sino un libro extraordinario que describe la búsqueda fructífera de Dios por parte de los hombres. Sin embargo, contiene mitos supersticiones y otros errores. El «espíritu del cristianismo» reemplaza la autoridad de las Escrituras, los credos y la iglesia. Se abandonan las doctrinas de la trinidad, la encarnación y nacimiento virginal de Cristo, los milagros, el pecado original y los conceptos bíblicos del cielo y el infierno. Todos los seres humanos comparten la divinidad porque son creados a la imagen de Dios. Pero en Jesús se encuentra un grado mayor de lo divino. Para hallar a Dios, el hombre debe mirar adentro de sí mismo y no buscarle solamente en la Biblia. La idea central del liberalismo es la inmanencia de Dios, o sea, que él está dentro del mundo y es inseparable de este. No es un ser por encima del universo, sino forma el alma y la vida de la creación. Así que se encuentra Dios en la totalidad de la vida más bien que solamente en la Biblia y algunos eventos revelatorios. Puesto que Dios está presente y obra en todo lo que suceda, no hay distinción entre lo natural y lo sobrenatural. Para el liberal, no hay milagros pues todo es natural, o sea, la obra de Dios. La presencia divina se revela en tales cosas como verdad racional, belleza artística y bondad moral. Aunque algunos liberales procuran mantener la apariencia de tener un núcleo de doctrina cristiana, muchos tienden a ser panteístas. El liberalismo afirma que el hombre es bueno y que la sociedad progresa inexorablemente a la perfección. Considera que el pecado no es un principio de maldad en el hombre y el universo, sino la consecuencia de la ignorancia, una mala adaptación e inmadurez de los hombres. Estos obstáculos al desarrollo de la naturaleza bondadosa de los hombres, pueden ser superados por la educación. La salvación consiste en quitar las imperfecciones humanas y mejorar moralmente al hombre. El ejemplo y la ética de Jesús, son factores decisivos para lograrla. d. Neoortodoxia. Este nombre se aplica a un movimiento teológico del siglo veinte. Se llama «ortodoxia» porque recalca algunos temas de la teología reformada, y «neo» (nuevo), pues toma en serio los desarrollos culturales y teológicos contemporáneos. Se originó con los teólogos europeos Karl Barth, Emil Brunner, Rodolph Bultmann y
Friedrich Gogarten. No es un movimiento organizado y la doctrina de cada teólogo difiere a la de los otros. La neoortodoxia surgió como una reacción en contra del protestantismo liberal. Se oponía en especial a su racionalismo, su énfasis en la inmanencia de Dios, su optimismo superficial sobre la bondad del hombre y su concepto del mejoramiento progresivo de la humanidad. Barth y Brunner promulgaron ciertas doctrinas: volver a la Biblia y a los reformadores para forjar la teología, la trascendencia absoluta de Dios (para Barth Dios es «el totalmente otro,,), su gracia, la centralidad de la revelación en Jesucristo, la pecaminosidad del hombre y la necesidad de un encuentro personal con Dios. Otros teólogos posteriores, llamados neoortodoxos, Tillich y Bultmann, fueron influenciados por la filosofía contemporánea y discreparon doctrinalmente con los fundadores de la nueva teología. Por ejemplo, según Bultmann, el mensaje del Nuevo Testamento se expresa con mitos cuyas fuentes fueron la literatura apocalíptica de los judíos y los mitos gnósticos acerca de la redención. Él niega rotundamente la posibilidad de la inspiración de la Biblia, la encamación y los milagros. Su teología es una caricatura del evangelio. ¿Cuáles son las doctrinas de Barth y Brunner contempladas en este estudio? i.
Barth señala que la palabra de Dios toma tres formas: Cristo la palabra viva, las Escrituras como el vehículo de la revelación, y la proclamación (predicación) del evangelio.
ii.
La Biblia llega a ser la revelación divina cuando Dios habla a través de ella. No es la palabra divina en sí misma, sino que es un medio por el cual Dios puede hablar al individuo en un encuentro personal. Los autores de la Biblia son testigos de la revelación de Dios, tal como los discípulos fueron testigos de Cristo. Así que, las Escrituras son simplemente una revelación indirecta, porque sirven como testigo o indicador de la revelación.
iii.
Aunque Barth pone gran énfasis en las doctrinas bíblicas y cree en lo sobrenatural, él acepta las conclusiones de los críticos modernos que procuran demostrar que la Escritura es un documento humano, falible y errable. Así socava la autoridad de la Biblia.
iv.
Según Barth y Brunner, las Escrituras emplean el lenguaje de tiempo y espacio, y Dios está por encima de ellos, de modo que el lenguaje de ellas es metafórico y analógico. Barth interpreta la creación de Adán y Eva y su caída como «sagas", o leyendas con un significado espiritual y no como hechos históricos. No considera que la segunda venida de Cristo es un acontecimiento, sino que se refiere al día en que cada hombre comprenda que Cristo ganó la victoria sobre el pecado.
v.
Los dos teólogos neoortodoxos niegan que la revelación de Dios sea proposicional (que consiste en afirmaciones de verdad, o sea, conceptos doctrinales). El intento de convertirla en proposiciones, según ellos, sería "materializarse y despersonalizar la revelación".
Puesto que la neoortodoxia no se basa en una revelación cerrada e infalible, su doctrina tiende a evolucionar. Barth empleó el existencialismo de Kierkegaard para forjar la teología. Rudolf Bultmann lleva al extremo este existencialismo, rechazando todo elemento sobrenatural de los Evangelios. Lo tilda de "mito". También descalifica la historia en el Nuevo Testamento como algo «ambiguo". Entonces la neoortodoxia comienza a degenerar en neoliberalismo. A Paul Tillich solo le resta construir un nuevo sistema de teología, interpretando simbólicamente y distorsionando verdades cristianas. Para Tillich; la "caída" es alienación cósmica o predicamento ontológico más bien que un evento histórico; la “salvación" es reunión ontológica; "la cruz" es autonegación; la «parusía" es el cumplimiento de la existencia del ser creado en la eternidad; el "infierno" es sólo un grado de la realización de los propios deseos por esfuerzo propio; y el "Padre, Hijo y Espíritu" es una descripción metafórica de la triple dialéctica de separación y reunión. Este sustituto filosófico de la teología cristiana es algo inentendible para el hombre común, una forma de gnosticismo o secta falsa. e.
Fundamentalismo. Este término se refiere a un movimiento teológicamente conservador que surgió en la segunda y tercera décadas del siglo veinte en los Estados Unidos. Líderes protestantes, que se preocupaban de la incursión hecha por los liberales en la ortodoxia, se unieron y contraatacaron. Reafirmaron las doctrinas ortodoxas y las defendieron contra el liberalismo, la alta crítica, el darwinismo y ciertos aspectos de la cultura secular del siglo veinte: En 1910, la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana Norteña afirmó cinco doctrinas esenciales que
fueron atacadas por los liberales: la inerrancia de la Escritura, el nacimiento virginal de Cristo, la expiación sustitutiva, la resurrección corporal de Cristo y la historicidad de los milagros. Transcurridos los años, los fundamentalistas recalcaban también la inspiración verbal de la Biblia, la interpretación literal tanto del relato de la creación como de las profecías bíblicas y la venida premilenial de Cristo. El dispensacionalismo (el dividir el tiempo en siete dispensaciones: (1.) de la inocenia, (2.) de la conciencia, (3.) del gobierno humano, (4.) de la promesa, (5.) de la ley, (6.) de la gracia y (7.) del reino) llegó a ser la característica distintiva de la mayoría de ellos, y por poco las notas de la Biblia Anotada por Scofield fueron canonizadas. El movimiento se caracterizó también por su lucha contra el modernismo, la evolución, el comunismo, las sectas falsas, la Iglesia Católica y el ecumenismo. Los fundamentalistas creen que deben separarse de las congregaciones y organizaciones que no sostienen sus doctrinas. Su lema es: "Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor". Como resultado, hubo numerosas divisiones en las organizaciones evangélicas, y mucha amargura. Sus enemigos lograron darles la imagen de ser de mentalidad estrecha, belicosos y separatistas. f. El Neoevangelicalismo. Alrededor del año 1948, se originó en Estados Unidos un nuevo movimiento ortodoxo bajo éste nombre. Entre sus fundadores había distinguidos líderes conservadores, tales como Carl. F. H. Henry, prominente teólogo y fundador del respetable periódico Christianity Today, HaroId Okenga, presidente en aquel entonces del Seminario Fuller, y Billy Graham, famoso evangelista. Según los que iniciaron el movimiento, querían perpetuar la ortodoxia, pero con una doctrina purificada de los elementos debilitadores que habían entrado poco a poco en el fundamentalismo clásico, tales como los siguientes: un espíritu reaccionario negativo; la negligencia ante la necesidad de erudición; el antidenominacionalismo con referencia a organizaciones religiosas no conservadoras y pentecostales; la identificación con el dispensacionalismo; el rechazo absoluto de las teorías de la ciencia; la inacción ante los grandes problemas sociales y políticos. Los resultados de este movimiento no tardaron en aparecer. El neoevangelicalismo ha estimulado la actividad literaria de parte de eruditos ortodoxos, lo cual ha tenido por consecuencia la producción
de muchos artículos en revistas y un buen número de libros profundos sobre doctrina, apologética y la relación entre la fe cristiana y la cultura. Eso ha logrado disipar notablemente la imagen de oscurantismo e ignorancia que tenía la ortodoxia en los Estados Unidos en las dos décadas anteriores al surgimiento del neoevangelicalismo. Entre los escritores de este movimiento están F. F. Bruce, Lean Morris, Philip Edgcumbe Hughes, Bernard Ramm y Edward Carnell. Escritores neoevangélicos aplican principios cristianos a la economía, a la sociología y a las ciencias naturales. Algunos procuran armonizar el relato bíblico de la creación con los descubrimientos de la ciencia. Han desarrollado soluciones tales como la evolución teísta y la creación progresiva, teorías que reconocen que Dios es el creador de todo pero que él empleó la evolución corno el proceso de la creación o creó el mundo por etapas progresivas. Son más tolerantes que los fundamentalistas referentes a las diversas teorías de la inspiración de la Biblia; algunos aceptan también las conclusiones de la crítica racionalista de las Escrituras. Sin embargo, todos permanecen unánimes en cuanto a creer las grandes doctrinas Repaso de la unidad. 1. Mencione los términos griegos de los cuales viene la palabra teología. 2. Comente sobre el término teología, según Millard Erikcson 3. El Dr. Conner declara cinco indicaciones respecto de la necesidad de conocer la doctrina o enseñanza teológica correcta. Comente tres de ellas. 4. Sobre la importancia de la teología. Comente brevemente. 5. ¿Qué significa religión y como se relaciona con la teología? 6. Comente sobre la triada teología-religión-culto 7. ¿De qué trata la filosofía de la religión? ¿y la psicología de la religión? 8. Comente sobre la relación entre la teología y la filosofía. 9. Mencione las divisiones de la teología que se han tratado en nuestro estudio. 10. Comente sobre la teología histórica y sus divisiones. 11. ¿De qué trata la teología de la liberación? Indique su inicio y algunos de sus representantes. 12. ¿Qué se entiende por teología del proceso? 13. ¿Qué significa la trascendencia y la inmanencia de Dios? 14. Respecto de los sistemas teológicos, indique los elementos principales del Calvinismo y del Arminianismo. 15. Indique como piensan los liberales o modernistas sobre la Biblia, el hombre y el pecado. 16. ¿Cuáles son las doctrinas ortodoxas que rechazaron los liberales?
17. Mencione el representante principal de la Neortodoxia e indique las doctrinas conservadoras que retomó. 18. ¿Qué se entiende por fundamentalismo? 19. Los fundamentalistas afirmaron cinco doctrinas esenciales de la fe cristiana ortodoxa que fueron atacadas por los liberales ¿Cuáles fueron estas doctrinas? 20. Mencione las siete dispensaciones, en las que divide el tiempo el dispensacionalismo e indique el nombre de su organizador. 21. ¿Cuándo y dónde se origina el Neoevangelicalismo? ¿Cuáles son algunos de sus representantes? 22. Indique los elementos debilitadores que se introdujeron con el fundamentalismo y que motivaron el surgimiento del Neoevangelicalismo.