Cerveza, un complemento saludable Como la mayoría de bebidas obtenidas por procesos de fermentación, la cerveza tiene propiedades nutritivas y antioxidantes. Su consumo responsable y moderado puede hacerle un gran bien a nuestra salud. ¡Incluye este producto milenario en tu dieta! Por Patricia Herencias / EFE La cerveza es una de las bebidas con más tradición e historia de la que podamos imaginar. Sus
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primeras apariciones en documentos y referencias datan de la época de los pueblos sumerios, en
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Mesopotamia, nada menos que 4.000 años a. C. Los egipcios, pueblo sabio por excelencia, la
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nombraron bebida nacional. Y uno de los grandes reyes de todos los tiempos como era
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Carlomagno era reconocido con el sobrenombre de “rey de la cerveza”.
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¿Qué secreto contiene esta pócima? A parte de su sabor o efecto refrescante, los expertos han
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demostrado que el consumo moderado de cerveza tiene otras propiedades beneficiosas que
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hacen de esta bebida un buen complemento para nuestra dieta.
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Cerveza saludable
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El Centro de Información Cerveza y Salud presenta un informe en el que se relatan las mejores
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aportaciones nutricionales de la cerveza. Básicamente, esta bebida aporta alcohol e hidratos de
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carbono al organismo así como vitaminas del grupo B.
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Desglosándolo un poco más podemos señalar que la cerveza tiene 2.000 componentes, vitaminas
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y minerales que presentan propiedades antioxidantes (también por la elevada cantidad de agua
en su composición) y antiagregantes plaquetarios que ejercen un efecto positivo en las patologías cardiovasculares como ataques cardiacos o problemas de tensión arterial.
El consumo de una cerveza al día, siempre que el consumidor sea una persona adulta sana y que no esté sometida a tratamientos farmacológicos, aporta alrededor de un 6,5% de las calorías diarias necesarias y un 10% del fósforo y vitaminas del tipo B como la riboflavina o el ácido fólico. ¿Cómo se obtiene? La cerveza es producto de un proceso de fermentación que se realiza en tres pasos. Primero se lleva a cabo la obtención del mosto de cerveza; un mosto dulce que se traspasa a unas cubas específicas para ser fermentado convenientemente, de donde ya se obtiene la cerveza en sí. Después es envejecida para posteriormente ser envasada y embotellada, y ya está lista para su distribución y consumición. Sin embargo, es importante recalcar que la ingesta de cerveza, como de otras bebidas fermentadas como el vino, debe ser moderada. Como sustitutivo, podemos ingerir cerveza sin alcohol, que mantiene las mismas propiedades que la cerveza tradicional quitando el aporte etílico.
Los expertos la recomiendan Es cierto, muchos de los investigadores en temas de salud y también belleza aconsejan la cerveza como un complemento dietético y nutritivo. A saber: - Aumenta el colesterol asociado a las lipoproteínas de alta densidad (lo que conocemos como “colesterol bueno”) - Estimula el apetito pues activa las papilas gustativas - Contribuye a la relajación necesaria para una buena digestión y una adecuada absorción de nutrientes - En las mujeres, retrasa la aparición de la menopausia - Es una fibra soluble que evita el estreñimiento y actúa como diurético - Otorga aporte calórico: tiene poco azúcar y nada de materia grasa - Complementa las dietas hiposódicas por su bajo contenido en sodio - Ofrece aporte vitamínico Además, la cerveza se emplea en varios tratamientos de belleza pues también proporciona nutrientes para nuestra piel, en especial, la levadura de cerveza. Y es un ingrediente cada vez más habitual en las cocinas, pues se emplea en numerosas recetas alimenticias. Todos estos argumentos hacen campaña a favor del consumo de cerveza, un complemento más a tener en cuenta para nuestros menús. Pero todos estos efectos positivos se verán enturbiados si realizamos un consumo excesivo de esta bebida, como de cualquier otra que contenga alcohol etílico. Si tienes cabeza, empieza a consumir la cerveza como un alimento más en tu dieta.