SEGUNDA CARTA ABIERTA A LOS JÓVENES FUNCIONARIOS Y FUNCIONARIAS DE LA UNED En mi nota anterior, quise compartir con ustedes una reflexión que perseguía dos objetivos principales: primero, reseñar a grandes rasgos la evolución histórica de nuestra Universidad y el legado de compromiso y trabajo tesonero de varias generaciones de hombres y mujeres en cuyas manos ha estado la UNED. Subrayé que este legado se ha construido alrededor del principio fundamental de la democratización de la educación. Mi segundo objetivo fue advertir, con profundo respeto, acerca del papel importantísimo que a ustedes –gente joven de la UNED- les corresponde asumir, como depositarios de ese legado y como agentes de cambio y renovación. Frente a este enorme desafío cuentan ustedes con el arma maravillosa de la juventud, es decir, del vigor de la sangre nueva; y esa mirada de nuevas ideas y propuestas que, bien lo sé, nacen de la inteligencia y sensibilidad propia de la gente joven, cuya mente y corazón están abiertos a los nuevos retos que plantea este naciente siglo XXI. En esta segunda nota, quisiera referirme brevemente a cómo veo el papel y el lugar de ustedes en el futuro de la UNED, en especial, el futuro cercano; es decir, el período de cinco años (2009-2104) de mi paso como primera servidora de la UNED a cargo de la Rectoría. Primero, tal cual ha quedado claramente formulado en mi Plan de Trabajo, desarrollaremos una política de decidido fortalecimiento de los programas de formación y capacitación de nuestro personal. Esto incluirá la totalidad de nuestros funcionarios y funcionarias –tanto del área administrativa como de la académicade acuerdo a una planificación cuidadosa que incorpore y equilibre los requerimientos técnicos y profesionales de cada puesto, los objetivos y prioridades institucionales y los intereses personales de cada quien. En el área académica, privilegiaremos una formación de excelencia y mucho rigor a nivel de posgrado (maestrías y doctorados). Todo ello de acuerdo con nuestro compromiso de dignificar plenamente la función académica y el completo ejercicio de la libertad de cátedra por parte de nuestros profesores tutores y profesoras tutoras, reforzar los programas de extensión y formar equipos de investigadoras e investigadores de muy alto nivel. En el área administrativa, promoveremos, también, una formación de excelencia de alto nivel para posibilitar, por una parte, el desarrollo integral de la persona y su
realización personal y, por otro, como respaldo a los procesos académicos que efectúa la Universidad. Todo lo anterior, lo lograremos con base en un plan del desarrollo del talento humano con visión prospectiva como ya se ha indicado. Dentro de esta estrategia, la gente joven necesariamente recibirá una atención especial. Ahí está la UNED del futuro, la de los próximos 15 o 20 años. Precisamente por ello, invertir en la formación y capacitación de este personal resulta asunto absolutamente esencial. Segundo, tal cual ha quedado definido en anteriores comunicados, asumo un compromiso claro a favor de la libertad de expresión y la promoción de un ambiente universitario abierto a la reflexión permanente y al debate académico de altura. Mi planteamiento en ese sentido es detallado y específico. No es una declaración difusa y etérea. Esta actitud de criticidad bien fundamentada es necesario promoverla en nuestra querida Institución, para hacerla crecer como una Universidad que le hace honor a su condición. Necesito a la gente joven trabajando conmigo para la construcción de esa Universidad en la que soñamos: pletórica de ideas, de reflexión, de debate, de propuesta, de construcción. Así lo veo: jóvenes funcionarios y funcionarias de la UNED, en la plenitud de su vitalidad intelectual, abriendo nuevos cauces por los cuales discurra –libre y sin ataduras- el desarrollo del conocimiento, la ciencia, el pensamiento, el arte y la cultura. Tercero, soñamos con una universidad donde el poder de decisión se descentralice, donde las distintas unidades académicas y administrativas – incluyendo los Centros Universitarios- puedan tomar las decisiones que les compete, donde la creatividad de la gente discurra sin ataduras, mientras las autoridades –y en particular la Rectora- se dediquen a hacer y a decidir sobre lo que les corresponde, en vez de andar enredadas en asuntos que, con mejor conocimiento, pueden ser decididos por las distintas unidades. He ahí otro compromiso que he formulado con claridad, sin escaparme por la vía fácil de las declaraciones difusas. Bueno, amigas y amigos jóvenes de la UNED, éste es otro terreno donde les veo a ustedes desempeñando un papel protagónico de primer orden. Gente veterana, quienes con esfuerzo y tesón a lo largo de muchos años han construido esta UNED que amamos, se están jubilando. El proceso de seguro seguirá en años venideros, pues otras personas más jóvenes irán tomando el relevo, incluso en puestos de dirección y jefatura.
Mi aspiración y mi compromiso es que, al asumir esas responsabilidades, las nuevas generaciones unedianas se encuentren con la oportunidad de decidir con autonomía, de dejar fluir sus creatividad con libertad y, en fin, de ser parte de una Universidad abierta, de forma plena, al debate académico, la reflexión sin ataduras, la creación y democratización del pensamiento, el conocimiento y la cultura. Así los y las veo a ustedes, jóvenes generaciones de la UNED. Estoy segura de que ustedes sabrán resguardar el legado que ha sido construido con amor a lo largo de estos 32 años de historia institucional, pero, al mismo tiempo, serán fuerza de cambio y renovación; constructores y constructoras de la UNED del siglo XXI: con capacidad para decidir y libertad para proponer, crear, reflexionar, debatir y participar. Son sueños que compartimos ustedes y yo. Cordialmente,
Marlene Víquez Salazar Candidata a Rectora UNED