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I.

Origen:

El carbón tiene su origen en la transformación de masas vegetales enterradas bajo el subsuelo, y sometidas a procesos de descomposición (anaerobia) y presión. La materia vegetal inicial se transforma en turba (perdiendo agua y gases). Cuando las turberas se hunden, el aumento de presión y temperatura expulsan más agua y gases (O2 y N2), formándose el lignito y los carbones pardos. Mayores presiones y temperatura eliminan más gases transformando el carbón pardo en carbón bituminoso hulla). La fase final de comprensión y expulsión de gases da lugar a la antracita, de gran poder calorífico pero difícil de arder.

Generación del carbón La mayor parte del carbón se produjo hace 300 millones de años, en el “período carbonífero”, cuando se depositó en forma de turba el 80% del carbón natural actual a lo largo de un extenso cinturón que atraviesa Norteamérica, Europa, Rusia y China (también, en menor medida, Sudáfrica y Australia). Las vetas oscilan entre 0,6 y 2,5m. De espesor, a profundidades entre 12 y 50 ó más metros, aunque hay algunos puntos en que han aflorado. Los lignitos proceden de carbonizaciones de 50 millones de años, y los principales yacimientos se encuentran en Canadá, México y Alemania. La composición de los diferentes carbones es la siguiente (partiendo de la composición de la madera):

Madera Turba Lignito Hulla Antracita

%C 49.6 95.4 72.9 84.2 93.5

% H2 6.23 6.28 5.24 6.56 2.81

% N2 0.92 1.72 1.31 1.52 0.97

% O2 43.2 36.56 20.5 8.69 2.72

II.

Potencial energético:

Madera Turba Lignito Hulla antracita

KJ/Kg 19.770 18.663 27.200 32.100 32.560

III.

Reacciones de combustión del carbón

IV.

Ensayos normalizados

KWh/Kg 5,491 5,18 7,55 8,91 9,04

Existen múltiples ensayos que sirven de sustento a diversos sistemas de caracterización de los carbones; así en los últimos años se ha observado un paso de la composición química elemental, como criterio de clasificación, al empleo de criterios tecnológicos, directamente relacionados con la utilización a la que se destina el carbón (combustible o materia prima para la fabricación de gas o de coque metalúrgico). De esta forma se define el grado de un carbón, o valor económico de éste, mediante las relaciones existentes entre sus principales características o propiedades y sus posibles utilizaciones. En este sentido, cabe hacer las siguientes consideraciones: 1. Es evidente que en el terreno de la combustión del carbón, el parámetro más importante es el poder calorífico determinado en bomba calorimétrica. 2. En el caso de tratamientos térmicos, alcanza gran importancia el comportamiento del carbón frente al calentamiento. Algunas especies se glomeran, otras se hinchan de tal modo que obstruyen todos los pasos al gas de combustión; por consiguiente, las industrias productoras de coque se interesan más por el comportamiento del carbón en el calentamiento que por otros parámetros, puesto que la calidad del coque producido depende principalmente de aquella característica. Por otro lado, de todas las industrias que procesan el carbón, las coquerías son en particular las más afectadas por los subproductos obtenidos, asfaltos y gases. Esto explica por qué el contenido en materias volátiles es otro de los parámetros de clasificación más importantes en este tipo de actividades. Seguidamente, se analizan las principales propiedades del carbón especificadas para su utilización en centrales térmicas.

6.1. ANALISIS INMEDIATO Comprende la medida del contenido en humedad, volátiles, cenizas y carbono fijo; es la forma más simple y generalizada de caracterizar un carbón debido a que se puede realizar con un equipo básico de laboratorio, aunque hoy en día existen equipos totalmente automáticos más complejos. 6.1.1. Humedad Se determina generalmente por porcentaje de pérdida de peso al calentar una muestra en estufa a 105 °C. Por encima de esta temperatura aparecerían las pérdidas de agua quimisorbida, poco importantes para la mayoría de los carbones, pero apreciables para los lignitos y, de forma general, tanto mayores cuanto menor sea el rango del combustible. A medida que se aumentara la temperatura de calentamiento, se desprendería el agua ligada con motivo del inicio de las reacciones de pirólisis. La humedad de un combustible es muy variable, en función de las condiciones de extracción y de su preparación mecánica, el tiempo en que ha estado expuesto a la acción atmosférica y las condiciones atmosféricas propias en el momento del muestreo. Si se permite que un carbón alcance el equilibrio, a una temperatura determinada con una atmósfera de humedad concreta, se obtiene una humedad de equilibrio o humedad estándar, característica del combustible, que varía en función del rango, según se detalla a continuación: TURBAS LIGNITOS HULLAS ANTRACITAS

20-30% 15-25% 5% 3%

Esta humedad, según normas A.S.T.M., se mide a 30 °C en presencia de aire y un 97% de humedad relativa. Los contenidos en humedad de un carbón tienen efectos en distintos ámbitos: a) Los carbones de bajo rango, con mayores contenidos en humedad, tienen costes relativos de transporte más altos. b) La humedad actúa como un inerte, bajando las temperaturas de llama, evacuando entalpía de cambio de estado con los humos e incrementando el consumo de auxiliares (ventiladores). c) Un bajo contenido en humedad favorece la molienda e inhibe las posibles aglomeraciones. 6.1.2. Contenido en volátiles Durante la fase inicial del proceso de combustión se desprenden del carbón volátiles, consistentes en distintas cantidades de hidrógeno, óxidos de carbono, metano y otros hidrocarburos de bajo peso molecular. El contenido en volátiles de un carbón constituye una importante propiedad de éste, proporcionando una indicación de su reactividad y facilidad de ignición. La medida de la cantidad de volátiles emitida es, en la práctica, una función de las características de la muestra de carbón y del proceso de combustión seleccionados. En este

sentido, el ensayo propuesto por ISO para su determinación fija la temperatura (900 °C), la duración (7 min.) y el recipiente sobre el cual se debe depositar la muestra fuera del contacto del aire; se define como contenido en volátiles del carbón la pérdida de peso de la muestra en estas condiciones. Este parámetro caracteriza la estabilidad de la llama tras la ignición así como la facilidad para la producción de ésta. En este sentido, los carbones de alto rango tienen pocos volátiles y arden muy lentamente, siendo crítica la estabilidad de llama. Un contenido excesivamente alto en volátiles (superior al 30%) puede provocar problemas de seguridad en la molienda, debido a la aparición de igniciones espontáneas. 6.1.3. Cenizas Es el residuo sólido tras una combustión completa de toda la materia orgánica y de la oxidación de la materia mineral presente en el carbón. No es nunca igual al contenido en sustancias minerales del combustible antes de la combustión pues éstas modifican sus formas de combinación. De entre las múltiples reacciones químicas que intervienen las principales son la deshidratación del caolín y del yeso, la disociación de los carbonatos y la oxidación de las piritas. Por otro lado, ciertos constituyentes como los cloruros se volatilizan total o parcialmente. Las transformaciones químicas más importantes se representan, al menos teóricamente, por las ecuaciones: 𝐴𝑙2 𝑂3 . 2𝑆𝑖𝑂2 . 2𝐻2 𝑂 → 𝐴𝑙2 𝑂3 . 2𝑆𝑖𝑂2 + 2𝐻2 𝑂 𝐶𝑎𝐶𝑂3 → 𝐶𝑎𝑂 + 𝐶𝑂2 2𝐹𝑒𝑆2 + 5,5𝑂2 → 4𝑆𝑂2 + 𝐹𝑒2 𝑂3 Estas reacciones originan una pérdida de peso de los productos con respecto a los reactivos, de manera que, salvo en casos muy raros, el contenido en cenizas obtenido por calcinación en presencia de aire es siempre una medida por defecto del contenido en sustancias minerales del carbón. Ello obliga a "normalizar" la temperatura y duración del ensayo. Por consiguiente, las cenizas definen la calidad del carbón en la combustión al determinar el contenido en materia incombustible presente. A mayor contenido en cenizas, menor poder calorífico presentará el carbón bruto y mayores serán los sobrecostes de manipulación y tratamiento, así como los posibles problemas de erosión en los equipos de transporte y combustión. Por otra parte, la descarga de las escorias a alta temperatura y estado pastoso en las calderas de escorias fundentes implica la extracción de cantidades sustanciales de calor sensible. No obstante, el extracoste de utilizar carbón lavado no siempre se justifica, aunque, de esta forma, las cantidades de cenizas depositadas en bancos de tubos son menores, así como son también inferiores las necesidades de soplado. Adicionalmente, un mayor contenido de cenizas requiere una eficacia superior para el equipo de depuración de partículas. En este sentido, cabe destacar la importancia que los constituyentes de las cenizas tienen sobre el rendimiento de la caldera y su conexión con los procesos de ensuciamiento, escoriación y corrosión de las superficies calientes.

V.

Formas de aprovechamiento:

Desde el punto de vista energético el carbón se aprovecha para producir calor (quemándolo, es decir, haciendo que reaccione con el oxígeno del aire) y con él, evaporar agua para mover una turbina, transformándola en energía mecánica y ésta, posteriormente, en eléctrica.

También se emplea su energía para fundir el mineral de hierro en los altos hornos y para obtener diversos productos en la industria química. (También existen procedimientos para convertir el carbón en combustibles líquidos y gaseosos) VI.

El proceso productivo:

El proceso productivo encaminado al empleo del carbón como fuente de energía primaria comprende las siguientes fases: Extracción del material en la mina (laboreo), transporte del carbón en bruto hasta pie de central; procesado del carbón hasta convertirlo en un polvo fino; combustión del carbón en una caldera para su conversión en calor (vapor de agua recalentado y a alta presión); conversión del vapor en energía mecánica por medio de una turbina; conversión de la energía mecánica en energía eléctrica por medio de un generador eléctrico; transporte de la electricidad producida al exterior (energía final) El proceso incluye también la eliminación de algunos residuos de la combustión, como son las cenizas y algunos volátiles.

Proceso de producción de energía eléctrica a partir del carbón

VII.

Equipos y sistemas empleados:

Los primeros equipos (máquinas y sistemas) empleados en la explotación del carbón son los destinados al laboreo de las minas. Estos son diferentes según que el carbón se extraiga en minas a ciclo abierto o en minas subterráneas.

Mina de carbón a cielo abierto

Mina de carbón subterránea

En el primer caso, y después de retirar con dragas y buldozers el material que recubre la capa de carbón, se procede a la extracción de este con dragas rotatorias o con perforadores helicoidales. En el segundo caso, cuando el carbón se encuentra a grandes profundidades, se excava un pozo principal (donde se encuentran los montacargas para la elevación del mineral y la entrada y salida de las personas) y otros pozos de ventilación. (El aire debe circular para evitar las concentraciones de gas grisú, presente en todos los carbones, y que es altamente explosivo)

Esquema de explotación de una mina de carbón subterránea

Los túneles de perforación van siguiendo las vetas de carbón, y precisan ser apuntalados y encofrados, para evitar su derrumbe. Tradicionalmente, el carbón se extraía de la veta con picos y se cargaba en las vagonetas con palas. Hoy se emplean martillos neumáticos y palas cargadoras mecánicas. En minas con vetas de suficiente anchura se emplean, en la actualidad minadores continuos, que extraen el carbón de la veta, lo colocan sobre cintas transportadoras que lo transportan hasta el exterior de la mina, e incluso pueden realizar las labores de encofrado, evitando con todo ello el riesgo para las personas.

Minador continuo Tanto en uno como en otro caso, se dispone de depósitos de carbón al aire libre, a pie de mina, y los correspondientes sistemas de carga del mismo en el medio de transporte que le llevará a la central (palas cargadoras automóviles, cintas transportadoras y rueda de cangilones, etc.)

Carga de carbón en camiones El transporte del carbón desde el depósito en la mina hasta el depósito a pie de central se realiza por ferrocarril, camiones o por vía marítima. Como puede suponerse la descarga del carbón de todos estos medios, y su traslado al parque de recepción de la central, emplea de nuevo gran número de máquinas. Desde el parque de carbón de la central este es transportado hasta una tolva colocada cerca de la caldera (según el tipo de carbón, en este trayecto se hace pasar por un separador magnético para quitarle las partículas metálicas que puedan llevar mezcladas), por medio de cintas transportadoras. La capacidad de la tolva es tal que permite un funcionamiento de la central durante varias horas, en el caso de que se interrumpiera, por algún motivo, la alimentación desde el parque. El carbón de la tolva, antes de ser introducido en la caldera, pasa por una trituradora, donde es reducido a un polvo muy fino, que facilita su combustión. Desde el molino, el carbón pulverizado es enviado a los quemadores mediante un chorro de aire precalentado (con parte de los gases calientes que salen por la chimenea), usando para ello potentes ventiladores. Las cenizas producidas durante la combustión del carbón es recogida en la parte inferior de la caldera, que tiene forma de embudo, desde donde se deja caer, cada cierto tiempo, en una zanja por donde circula una corriente de agua que las arrastra a un depósito. (Posteriormente cada cierto tiempo, se vacía este depósito y se llevan las cenizas a un vertedero o se usan en procesos metalúrgicos o en la construcción, mezclándolas con cemento) Una vez que el carbón entra en la caldera y arde, calienta y evapora el agua que entra en la misma. El vapor, a alta presión y temperatura acciona una turbina, que a su vez acciona un

generador eléctrico. La energía eléctrica producida es elevada de tensión, mediante una estación transformadora, y enviada a la red eléctrica general. El vapor, una vez que ha pasado por la turbina, y ha perdido gran parte de su presión, es enviado a unos condensadores, donde el vapor de agua pasa de nuevo a agua líquida, la cual es introducida de nuevo en la caldera (como se ve, el agua funciona en un circuito cerrado) La refrigeración del condensador puede hacerse mediante un intercambiador de calor vaporagua (es decir, refrigerando el condensador con agua fría del mar o de un río, lo que se conoce como “circuito abierto de agua”), o mediante un doble intercambiador, vapor-agua y agua-aire (es decir, el agua que conduce el vapor se encuentra en un circuito cerrado. El agua caliente que sale del primer intercambiador se lleva a una “torre de evaporación”, donde es el aire ambiente el que enfría esta agua) Las centrales de carbón disponen de una alta chimenea (las hay de más de 300 metros), para alejar los gases de combustión de la central y dispersar los contaminantes en capas altas de la atmósfera, y unos “precipitadores” catalíticos, que retienen parte de los gases contaminantes que escapan por la chimenea (SOx y NOx)

Esquema de una central térmica Una central de carbón de 1.000MW tiene un consumo medio diario de 6.300Tn, con puntas de 8.400Tn, lo que hace un consumo medio anual de 2.520.000Tn. (Equivalente a 66 mineraleros de 35.000Tn ó 23.000 vagones de ferrocarril de 100Tn cada uno) El CO2 enviado a la atmósfera supera los 7.800.000Tn, el SO2 se eleva a 39.800Tn y el NO2 a 9.450n.

Esquema básico de una central eléctrica de carbón

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