Capitulo2

Música; Canción

Morirse en Bilbao

Artista: Fito y Extremoduro No acabaron ahí los acontecimientos. Una tarde que Carlos paseaba su perrita por la vuelta del Castillo, esta cago en el césped un montecillo verdoso y oloroso. Como no llevaba bolsa, ojeó alrededor y vio un par de papeles. Los cogió sin que le viera nadie y uno de ellos lo utilizo para limpiar la mierda, como buen ciudadano. Al día siguiente cuando se disponía a lavar la ropa de la familia, su tarea de la semana, miro los bolsillos antes de echar el pantalón a la lavadora y descubrió el papel que había cogido la tarde anterior. Al verlo se quedo sorprendido. Aunque no sabe leer para que no le hagan trabajar. Aquellas tres palabras, “Plano del Tesoro” se grabaron en su retina. Como todas las tardes, pero esta más nervioso, a las 17:30 horas se reunió con Nieves, Mari Mar, Leire, Elena, Noemí en la puerta del Corte Inglés. Carlos no había terminado de extender el papel cuando Nieves exclamo:

-¡Ahí va, plano del Tesoro! - Que cotilla- Señalo Leire cariñosamente. Efectivamente, se traba de un plano. Se distinguía claramente una señal de un árbol de gigantescos frutos situado a la izquierda de la boca de una cueva una roca redonda. -Tenemos que avisar a todos- afirmo muy fuerte Noemí -¡Puestos, a largarnos, pillamos el tesoro!- concluyo Mari Mar. Al día siguiente nos reunimos todos en torno al ordenador de última generación que le había tocado a Damaris en la tombola de Granda. Yo que había vuelto de un retiro, tras investigar en internet, asegure que se tenía que se tenía que tratarse de un país tropical. Leire e Itziar que acabaron de llega, la primera de dorar su ombligo en la Magdalena y la segunda de bailar con delfines en Valencia aseguraron que se traba de un país del lejano oriente. A última hora de la tarde, concluimos que el tipo de montaña rocosa que aparecía en el dibujo era similar al que se podía verse en imágenes de alguna isla de Oceanía. Aquella misma noche decidimos.

A partir de entonces contábamos

con un doble motivo para salir zumbaos: la fuga del Instituto y la búsqueda del tesoro. Damaris con el aunque para ello tuviera que cruzar el mundo entero. Aprenderíamos mogollón, nos haríamos ricos y, además, nos libraríamos de Marisa Manolo y Javier. -¿Qué más se puede pedir a la vida?- chillaba Damaris con voz grave arrancándose por bulerías. -¡Nada!- me adelantaba contestándole en castellano. Todos coreaban¡Ez errez! El 13 de septiembre trajo el inicio del curso. Tal como habíamos planeado, nos comimos a besos a nuestros profesores y aseguramos a estos que teníamos muchas ganas de empezar a trabajar. Javier cuando oía esto semejantes afirmando, no se fiaba y observa atentamente a Carlos, a Leire a Ekaitz. Estos, como actores profesionales de teatro, lo aseguraban categóricamente.

Dejamos pasar unos días antes de proponer a Marisa hacer una salida a Bilbao. De esa manera, afirmamos, celebraríamos estar todos juntos este nuevo curso. Además escucharíamos euskera, rezaríamos en Begoña, reuniríamos recetas de marmitako, viajaríamos en metro, admiramos el Guggenheim y nos postraríamos incluso Ekaitz, en la catedral de San mames. Marisa, tierna cayó en la trampa. Y no solo cayo, sino que convenció a los otros terneros… ¡perdón!, tiernos Manolo y Javier. Consuelo la nueva profesora, estaba encetada con nosotros que somos tan agradables. Al siguiente jueves, quince culos nos acomodamos en quince asientos de la Burundesa camino de Bilbao. Una vez allí, nos dirigimos al . Javier que seguía igual de pelma, nos hizo una foto ante el perro florero, antes de situare en la cola, no del perro, sino de la taquilla. Los cuatro profes embobado la estructura de titanio. El estupor envolvió sus caras cuando al llegar a la ventanilla, descubrieron que nosotros nos habíamos esfumado de sorpresa. Tambien por encanto se había desaparecido una furgoneta gris del aparcamiento contiguo. Marisa y consuelo pararon toda la circulación. Manolo dio aviso a los cocineros y Javier bueceaba por la ria. En un momento el museo estaba rodeado de televisiones, ambulancias bomberos. Arzak, Subijana, Berasategi y Argiñano buscaron inútilmente a los futuros cocineros. En la bodeja de un ferry que hacia sonar su sirenas mientras abandonaba el superpuerto de Bilbao, Itziar echo el freno de una furgoneta gris nosotros once subimos a la cubierta dispuesto a difrutar de la puesta de sol y la travesia que nos llevaría al Reino Unido.

RECETA: Ingredientes >800 gr de bonito limpio de piel y de espinas y partido en cubos >1 kg de patatas >2 tomates pequeños pelados y escurridos de agua y semillas >3 pimientos verdes cortados en juliana >2 pimientos choriceros >3 cebollas picadas >5 dl de vino blanco seco >1 litro de agua >sal, pimienta, aceite de oliva Tiempo de realización 50 minutos.

Preparación 1. Remojar en agua fresca los pimientos choriceros. Escaldarlos en agua hirviendo, retirarles la pulpa y reservarlos. 2. Rehogar las cebollas en un poco de aceite de oliva, hasta que empiecen a dorarse. Después añadir los pimientos verdes en juliana. Rehogar hasta que empiecen a dorarse. Añadir las patatas en trozos medianos, el vino blanco y un poco de agua templada hasta cubrir las patatas. Salpimentar. Reponemos agua, según se vaya evaporando y removemos de vez en cuando. Conviene usar patatas harinosas para trabar algo más la salsa. Si no es posible, puede compensarlo haciendo puré algún trozo de patata y añadiéndolo para trabar más la salsa. 3. Cuando ya estén casi cocidas las patatas, añadimos el tomate hecho puré y la pulpa del pimiento choricero. Dejar cocer unos minutos. 4. Añadir el bonito y dejar 5 minutos más hasta que esté hecho. Tenga en cuenta que el bonito se hace enseguida. 5. Servir tibio y si se desea, espolvorear con un poco de perejil picado.