E L CAMI N O D E L A S E R VI D U MB R E Por Fr iedr ich A. Hayek I ntr oducción a la edición s intetizada El Camino de la S er vidumbr e fue un libr o que no encontr ó difus i ón ni popular idad en Occidente tr as s u apar ici ón en 1944. El ambiente ideol ógico i mper ante le er a fr ancamente hos til: er a el mis mo que exis tía en Cuba en la época pr er r evolucionar ia. El mi s mo que no pudo ofr ecer pr ácticamente ninguna r es is tencia a que Fidel Cas tr o llegar a al poder e ins tituyer a el comunis mo en Cuba. ¿Qué ambiente er a es e? ¿Cuál s e pens aba entonces que er a el camino del pr ogr es o y el des ar r ollo? Per o ¿qué decía la ex per iencia his tór ica s obr e el mi s mo? Es e es el tema de es te libr o. Es un tex to agudo, pr ofético, uno de las gr andes pr oducciones liber ales del s iglo XX. Es toy s egur o de que s i hubiera s ido popular entr e nos otr os antes del tr iunfo de la r evolución, Fidel Cas tr o no hubier a haber podido hacer lo que hi zo. No s ólo es o. S i cons eguimos hacer lo popular entr e nues tr os intelectuales , aun ahor a, pudiér amos ahor r ar nos gr andes fr us tr aciones en el futur o. El Camino de la S er vidumbr e es un libr o de poco más de 200 páginas . La s íntes is de una obr a tan dens a, y tan r ica, no es tar ea fácil. Hice una amplia utilizaci ón de las negr itas par a tr atar de compens ar con es e énfas is la eliminación de cier tas r eiter aciones . I gualmente, en unos pocos cas os , he s implificado un tanto la r edacción par a ganar en clar idad expos itiva. No pude r es is tir la tentación de hacer le algunos comentar ios al tex to, que apar ecen numer ados al pie de cada capítulo y que, por s upues to, s ólo r epr es entan mis opiniones per s onales . S ólo es per o que es te tr abaj o des pier te en los lector es el inter és por leer el ins us tituible or iginal, tan poco conocido entr e nos otr os . Adolfo River o Car o
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R E S U ME N D E E L CAMI NO D E L A S E R VI D U MB R E I ntr oducción L os es tudiantes de la his tor ia de las ideas difícilmente puedan dej ar de apr eciar algo más que una s i militud s uper ficial entr e la tendencia del pens amiento alemán des pués de la I Guer r a Mundial y la tendencia del pens amiento actual en las democr acias occi dentales . Has ta hace muy poco tiempo, las políticas s ocialis tas de los gobier nos alemanes er an cons ider adas como un modelo par a los " pr ogr es is tas " , de la mis ma for ma en que han s ido cons ider adas las de S uecia más r ecientemente. Pocos han tenido el cor aj e de r econocer que el as cens o del fas cis mo y del nazis mo no ha s ido una r eacción contr a el s ocialis mo anter ior s ino pr eci s amente s u cons ecuencia, y que los conflictos entr e la " der echa" del nacionals ocialis mo y la " i zquier da" comunis ta no han s i do s ino luchas entr e fr acciones s ocialis tas r ivales . Actualmente (1944) exis te entr e las democr acias occidentales la mis ma deter minaci ón, típica de Alemania des pués de la I Guer r a Mundial, de pr es er var el tipo de or ganizaci ón nacional en la paz que había s er vido par a los fines de la guer r a. Hay el mi s mo menos pr ecio por el liber alis mo del s iglo XI X, el mis mo es pur io " r ealis mo" e inclus o el mis mo cinis mo y la mis ma aceptación fatalis ta de las " tendencias inevitables " de la economía. T al par ece como s i ex is tier a un r echazo a apr ender de las lecciones de la his tor ia. A tr avés de todo el libr o utilizo el tér mino " liber al" en el s entido or iginal del s iglo XI X que todavía es habitual en I nglater r a. S in embar go, con fr ecuencia s u us o habitual en Es tados Unidos viene a s ignificar cas i ex actamente lo contr ar io. Ha s ido par te del camuflaj e del movimiento izquier dis ta de es e país , ayudado por la confus i ón de muchos que r ealmente cr een en la liber tad, que " liber al" haya venido a s ignifica la defens a de cas i todo tipo de contr ol guber namental. T odavía me r es ulta enigmático por qué los que ver dader amente cr een en la liber tad en Es tados Unidos no s ólo per mitier on que s e apoder ar a de es te tér mino, pr ácticamente indis pens able, s ino que cas i la ayudar on al comenzar ellos mis mos a utilizar lo como tér mino de opr obio. E s to par ece par ticular mente lamentable dado la cons iguiente tendencia de los ver dader os liber ales a des cr ibir s e a s i mis mos como cons er vador es . Es cier to, por s upues to, algunas veces , en la lucha contr a los que cr een en el es tado todopoder os o, los ver dader os liber ales tienen que hacer caus a común con los cons er vador es y, en algunas cir cuns tancias , como en la Gr an Br etaña contempor ánea, difícilmente tengan otr a for ma de tr abaj ar activamente por s us ideales . Per o el ver dader o liber alis mo s igue s iendo muy dis tinto del cons er vadur is mo, y el cons er vadur is mo, aunque un elemento neces ar io en cualquier s ociedad es table, no es un pr ogr ama s ocial; en s us tendencias pater nalis tas , nacionalis tas y ador ador as del poder fr ecuentemente es tá más cer ca del s ocialis mo que el ver dader o liber alis mo; y con s us pr opens iones tr adicionalis tas , anti- intelectuales y fr ecuentemente mís ticas , nunca, ex cepto en cor tos per íodos de des ilus ión, r es ultar á atr activo par a los j óvenes y par a todos los que cr een que algunos cambios s on des eables s i es te mundo ha de conver tir s e en un lugar mej or . Un movimiento cons er vador , por s u pr opia natur aleza, es tá obligado a defender l os pr ivilegios es tablecidos y apoyar s e en el poder del gobier no par a la pr otecci ón de es os pr ivilegios . S in embar go, lo es encial de la pos ición liber al Página 3 de 32
es la negación de todo pr ivilegio, s i por pr ivilegio s e entiende, en s u s entido pr opio y or iginal, un es tado que gar anti za y pr otege der echos dis ponibles par a algunos y no par a otr os (1). ---------------------------------------(1) La s ociedad nor teamer icana contempor ánea s e ha alej ado enor memente del ideal liber al. La izquier da amer icana, que s e s iguen llamando " liber al" dentr o del Par tido Demócr ata, es tá integr ada por los moder nos her eder os del utopis mo comunis ta. Cons ider an al es tado como el ins tr umento idóneo par a r es olver todos los pr oblemas de la s ociedad. Han cons tr uido un enor me es tado de beneficencia s ocial (welfar e s tate) y luchan por pr oteger pr ivilegios , como la acci ón afir mativa, par a deter minados gr upos como negr os y muj er es , homos ex uales , inválidos , viej os , veter anos y muchos otr os . Y, a tr avés del llamado " multicultur alis mo" es tán impuls ando la balcani zaci ón del país . ---------- o ---------Capítulo I El Camino Abandonado Des de por lo menos 25 años antes de que el es pectr o del totalitar is mo s e convir tier a en una amenaza r eal, nos hemos es tado alej ando de las ideas bás icas que han s er vido de fundamento a la civilización occidental. Hemos ido r enunciando pr ogr es ivamente a la liber tad en los as untos económicos . S in embar go, s in es a liber tad en los as untos económicos , la liber tad política y per s onal nunca ha exis tido en el pas ado. Aunque hemos s ido adver tidos por los más gr andes pens ador es políticos del s iglo XI X como De T ocqueville y Lor d Acton, de que el s ocialis mo s ignifica es clavitud, nos hemos es tado moviendo pr ecis amente en la dir ección del s ocialis mo. Nos hemos es tado alej ando r ápidamente no s ól o de las ideas de Adam S mith y Hume, s ino de las de L ocke y Milton, y has ta de las car acter ís ticas bás icas de la civilizaci ón occidental es tablecidas por el cr i s tianis mo y la filos ofía de los gr iegos y los r omanos . S e ha es tado abandonando pr ogr es ivamente el i ndividualis mo bás ico de Er as mo y Montaigne, de Cicer ón y T ácito, de Per icles y T ucídides . El individualis mo s e ha conver tido en una mala palabr a, y s e ha quer ido hacer s inónimo de mezquindad y de egoís mo. E s to es completamente er r óneo. El individualis mo es el opues to del s ocialis mo, el fas cis mo y las demás for mas de colectivis mo. L os r as gos es enciales del individualis mo s e han der ivado de elementos cr is tianos y de la filos ofía de la antigüedad clás ica que s e cr is talizar on por pr imer a vez en el Renaci miento, y que s e s iguier on des ar r ollando en lo que conocemos hoy como la civilizaci ón occidental (2). La pr ogr es iva tr ans for maci ón de un r ígido s is tema j er ár quico en otr o s is tema en donde los hombr es pudier an intentar es coger s u pr opio camino y donde hubier a la pos ibilidad de es coger entr e diver s as for mas de vida, s e encuentr a íntimamente r elacionado con el des ar r ollo del comer cio. Una nueva per s pectiva de la vida fue extendiénPágina 4 de 32
dos e j unto con el comer cio des de las ciudades comer ciales del nor te de I talia hacia el nor te y el oes te, a tr avés de F r ancia y del s ur oes te de Alemania has ta Holanda y las is las br itánicas , echando pr ofundas r aíces dondequier a que no hubier a algún des potis mo que pudier a as fix iar la. F ue en Holanda y en I nglater r a donde el comer cio pudo des ar r ollar s e mej or y conver tir s e en el fundamento de la vida política y s ocial de es os país es . Y fue de ahí que, a fines de los s iglos XVI I y XVI I I comenzó de nuevo a ex tender s e, en una for ma más des ar r ollada, hacia el es te y el oes te, hacia el Nuevo Mundo y el centr o de Eur opa, donde la opr es i ón política y guer r as devas tador as habían as fix iado los tempr anos inicios de un des ar r ollo s imilar . Dur ante todo es te per íodo moder no de la his tor ia de Eur opa, la dir ecci ón gener al del des ar r ollo s ocial había s ido hacia la liber ación del individuo de las tr adiciones cultur ales que lo mantenían limitado en s us actividades or dinar ias . La cons ciencia de que los es fuer zos es pontáneos de los individuos er an capaces de pr oducir un or den complej o de actividades económi cas , como er a el mer cado, s ól o pudo pr oducir s e des pués que es e des ar r ollo hubo hecho algún pr ogr es o. La s ubs iguiente elabor aci ón de una ar gumentaci ón coher ente a favor de la liber tad económica fue el r es ultado del libr e cr ecimiento de es a actividad económi ca que, a s u vez, había s ido el r es ultado, es pontáneo e impr evis to, de la liber tad política. Quizás s i el mayor r es ultado del des encadenamiento de las ener gías individuales fue el mar avillos o cr ecimiento de la ciencia que s iguió la mar cha de la liber tad individual de I talia a I nglater r a, y más allá. Por s upues to que en otr as épocas la capacidad de invención no había s ido menor . S in embar go, en otr as épocas , los intentos de ex tender el us o de las invenciones mecánicas había s ido r ápidamente s upr i mido y el anhelo de conocimiento había s ido s ofocado. La concepción dominante en la mayor ía s e utilizaba como j us tificaci ón par a r echazar al innovador individual. S ólo des de que la liber tad indus tr ial abr ió el camino par a ex plor ar nuevos conocimientos , s ólo cuando todo pudo ens ayar s e - s i s e podía encontr ar a alguien que lo r es paldar a a s u pr opio r ies go- fue que la ciencia comenzó a avanzar con pas os de gigante. L o que el s iglo XI X añadió al individualis mo del per íodo pr ecedente fue la cons ciencia de la liber tad, el des ar r ollo s is temático de lo que había ido cr eciendo de maner a es pontánea, y ex tender es as ideas de I nglater r a y Holanda al r es to de Eur opa. L os r es ultados de es te cr ecimiento s uper ar on todas las ex pectativas . Dondequier a que s e eliminar on las bar r er as al libr e ej er cicio del ingenio humano, el hombr e pudo s atis facer un diapas ón cada vez más amplio de s us neces idades (3). Y aunque el aumento del nivel de vida llevó a des cubr ir r ápidamente as pectos tenebr os os de la s ociedad, as pectos que la gente ya no es taba dis pues ta a toler ar , el pr ogr es o llegó a todos los es tr atos de la s ociedad. Lógicamente, el éx ito des ar r olló la ambici ón. Pr onto, lo que había s ido una des lumbr ador a pr omes a dej ó de par ecer s uficiente. S e per ci bió el r itmo del pr ogr es o como muy lento, y los mis mos pr incipios que habían hecho pos ible es e pr ogr es o comenzar on a per cibir s e como obs táculos par a un pr ogr es o todavía más r ápido.
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L os pr incipios bás icos del liber alis mo no s e oponen en lo más míni mo al cambio. El pr incipio fundamental del liber alis mo: que par a el or denamiento de nues tr os as untos debemos hacer tanto us o como s ea pos ible de las fuer zas es pontáneas de la s ociedad, y r ecur r ir tan poco como s ea pos ible a la coer ci ón, es capaz de infinitas var iaciones . Y, por s upues to, tambi én ha pr ogr es ado nues tr a compr ens i ón de las fuer zas s ociales y de las condiciones más favor ables par a que es os pr incipios funcionen de la mej or maner a pos ible. En r ealidad, la pér dida de popular idad del liber alis mo s e ex plica, en cier ta medida, por s u pr opio éx ito. Ha venido a s er cons ider ado un cr edo " negativo" por que no puede ofr ecer le a los individuos otr a cos a que una par ticipación en el pr ogr es o gener al. S in embar go, ya no s e r econoce que es e pr ogr es o ha s ido pr ecis amente el r es ultado de la política liber al de liber tad. T odo lo contr ar io, los hombr es s e han acos tumbr ado tanto a s u nueva pr os per idad que ahor a las des igualdades les par ecen ins opor tables e inj us tificadas . Ahor a, la gr an pr egunta no es por qué algunos llegan a la r iqueza, s ino por qué no todos s omos r icos . En es te cambio de per s pectiva ha j ugado un papel decis ivo la tr ans fer encia acr ítica al ter r eno s ocial de los hábitos intelectuales engendr ados por l os hábitos del ingenier o. Des de hace tiempo s e pr etende des plazar los anónimos e imper s onales mecani s mos del mer cado por la dir ecci ón " cons ciente" de todas las fuer za s ociales par a poder alcanzar obj etivos deliber adamente es cogidos . En es te pr oces o, ha s ido muy impor tante que I nglater r a haya per dido s u hegemonía cultur al alr ededor de 1870 y que és ta fuer a pas ando a Alemania. Hegel, Lis t, Mar x, S ombar t y Mannheim s e convir tier on en los pens ador es más influyentes del mundo inter pr etando las ideas liber ales como s i mples r acionalizaciones de inter es es egoís tas . 2) Actualmente, la ar r emetida contr a la civilización occidental en Es tados Unidos es dir ecta. B aj o las bander as del llamado multicultur alis mo, en numer os as univer s idades s e han abandonado o r ebaj ado dr ás ticamente los tr adicionales es tudios s obr e civilizaci ón occidental. Recientemente, la Univer s idad de Yale r echazó una donaci ón de $20 millones (!) s implemente por que el donante quer ía que s e invir tier an en el for talecimiento de es os es tudios tr adicionales . Los multicultur alis tas cons ider an que es os es tudios s on eur océntr icos (es decir , de inter és s ólo par a des cendientes de eur opeos y no de los mex icanos , chinos , vietnamitas , etc., que viven en Es tados Unidos ), r acis tas (de inter és s ólo par a blancos ) machis tas (de inter és s ólo par a var ones ) y homófobos (s atur ados de un temor patológico a los homos exuales ). Y es to s e ha conver tido, en el decur s ar de las últimas tr es décadas , en la ideología dominante en los medios académicos y de comunicación en Es tados Unidos . No es extr año que los dis identes cubanos hayan encontr ado tan poco apoyo en ellos . Quizás r es ida aquí una de las claves ocultas de la s uper vivencia del r égimen de Fidel Cas tr o. (3) Las cons ecuencias par a la es pecie humana fuer on incalculables . La poblaci ón de Eur opa, la más adelantada del planeta, s e había mantenido es tática dur ante s iglos . Per o, a par tir del s iglo XVI I I , s u cr ecimiento comenzó a aceler ar s e. Cr eció de 140 millones en 1750 a 187 millones en 1800, a 266 millones en 1850. Per o es te cr ecimiento no s e limitó a los país es eur opeos s ino que s e ex tendi ó al mundo enter o. La poblaci ón de As ia, por ej emplo, cr eció en 300 millones en es te mis mo tiempo. La ex plos i ón demogr áfica, la mej or demos tr ación de la efectividad del capitalis mo, ha s eguido inPágina 6 de 32
contenible has ta el día de hoy. Y, a pes ar de todo, el cr ecimiento de la pr oductividad del tr abaj o s iempr e s e ha mantenido s iempr e por delante del cr ecimiento demogr áfico.
Capítulo I I
Res ulta par ti cular mente s ignificativa, y digna de obs er var , la r elaci ón entr e fas cis mo y comunis mo, y la facilidad con que s e hace el tr áns ito de una i deología a la otr a. Es ver dad que ambas ideología compitier on en los años 30, per o ambas r epr es entan la mi s ma ideología colectivis ta y antiliber al y compitier on por el mis mo tipo de mentalidad (4). S in embar go, ninguna de las dos podían convencer a los liber ales de viej o tipo. El s ocialis mo democr ático ha s ido la gr an utopía de las últimas gener aciones . Es una idea inalcanzable, y luchar por ella pr ovoca efectos tan r adicalmente opues tos a los que s e per s iguen que cues ta tr abaj o aceptar s u neces ar ia vinculaci ón.
La Gr an Utopía
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Es ex tr aor dinar io que el s ocialis mo haya des plazado al liber alis mo como la doctr ina " pr ogr es is ta" de nues tr o tiempo. Es ex tr aor dinar io teniendo en cuenta que el s ocialis mo fue r econocido tempr anamente como una peligr os a amenaza par a la liber tad. No s ól o es o. El s ocialis mo comenzó como una r eacci ón abier ta contr a el liber alis mo de la Revolución F r ances a. Ahor a cas i nadie r ecuer da que, en s us or ígenes , el s ocialis mo er a fr ancamente autor itar io. Los es cr itor es fr ances es que pus ier on las bas es del s ocialis mo moder no no tenían l a menor duda de que s us ideas s ól o podían s er pues tas en pr áctica mediante un gobier no dictator ial.
(4) S on muy s ignificativos los elementos fas cis tas en la ideología multicultur alis ta de los liber ales contempor áneos , con s u nihilis mo bás ico.
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---------- o ---------Capítulo I I I I ndividualis mo y Colectivis mo
S ól o baj o la influencia de las fuer tes cor r ientes democr áticas que pr ecedier on la r evoluci ón de 1848 comenzó el s ocialis mo a aliar s e con las fuer zas de la liber tad. Nadie vio es to más clar amente que T ocqueville. " La democr acia extiende la es fer a de la liber tad individual" dij o T ocqueville en 1848, " el s ocialis mo la r es tr inge. La democr acia le da todo el valor pos ible a cada hombr e; el s ocialis mo hace de cada hombr e un s imple agente, un númer o. La democr acia y el s ocialis mo no tienen nada en común s ino una palabr a: igualdad. Per o obs er ven la difer encia: mientr as la democr acia bus ca la igualdad en la liber tad, el s ocialis mo bus ca la igualdad en la r es tr icci ón y la s er vidumbr e" . Par a acallar es as s os pechas y conver tir el poder os o anhelo de liber tad en un aliado, el s ocialis mo comenzó a hacer , cada vez más , pr omes as de una " nueva liber tad" . Er a la liber tad económica s in la que, s upues tamente, la liber tad política " car ecía de s ignificado" . S ólo el s ocialis mo er a capaz de hacer cul minar la viej a lucha por la liber tad humana, en la que la liber tad política no er a s ino el pr imer pas o. Por s upues to, hubo que cambiar el s ignificado de la palabr a " liber tad" par a hacer plaus ible es te ar gumento. Par a los cr eador es del concepto de la liber tad política, és ta había s ido s iempr e la liber tad de la coer ción, la liber tad del poder ar bitr ar io de otr os hombr es . Per o la " nueva" liber tad er a la eliminaci ón de las cir cuns tancias que limitan nues tr as opciones . E n es te s entido, s ólo venía a s er un s inónimo de poder o r iqueza. La pr omes a er a que las dis par idades en las opciones de la gente iban a des apar ecer . La demanda de la nueva liber tad no er a s ino otr o nombr e par a la viej a demanda de la di s tr ibución igualitar ia de la r iqueza. Es ta pr omes a llevó a muchos liber ales por el camino s ocialis ta, cegándolos al ineludible conflicto que ex is te entr e s ocialis mo y liber alis mo. E ngañados , abr azar on al s ocialis mo como s i fuer a el legítimo her eder o de la tr adición liber al. Página 7 de 32
Es impr es cindible tener en cuenta que el s ocialis mo no s ólo s ignifica un obj etivo de mayor igualdad y s egur idad s ino también un método: la abolición de la pr opiedad pr ivada de los medios de pr oducción, y la cr eaci ón de un s is tema de " economía planificada" en la que un or ganis mo de planificaci ón centr al s us tituye a los empr es ar ios que tr abaj an por una ganancia (5). Es neces ar io s ubr ayar que la di s cus i ón s obr e el s ocialis mo no puede limitar s e a los fines s ino que también tiene que compr ender los medios que hacen falta par a cons eguir es os fines . Por que el pr oblema es que los métodos par a cons eguir una dis tr ibuci ón igualitar ia s iempr e s on iguales , lo mis mo s ir van par a beneficiar a una r aza s uper ior que a los miembr os de una ar is tocr acia. La dis cus i ón entr e los moder nos planificador es y s us oponentes gir a en tor no a cuál es la mej or for ma de cons eguir nues tr os obj etivos . Lo que s e dis cute es s i una utilizaci ón r acional de los r ecur s os exige una dir ecci ón centr alizada o s i es mej or limitar s e a cr ear las condiciones par a que s ean los individuos los que puedan planificar de la mej or maner a pos ible. El pens amiento liber al no es defens or de ningún s tatus quo. Cons ider a s encillamente que la mej or maner a de coor dinar los es fuer zos humanos es mediante la competencia. Per o par a que la competencia pueda funcionar ex itos amente hay que cr ear un mar co legal bien r eflexionado. La competencia es el único método mediante el que podemos coor dinar nues tr as actividades s in la inter venci ón ar bitr ar ia de alguna autor idad. Por s upues to, el mantenimiento de la competencia es per fectamente compatible con la pr ohibición de us ar s ubs tancias tóx icas , la limitación de las hor as de tr abaj o o la ex igencia de cier tas condiciones s anitar ias . En es e s entido, el único pr oblema Página 8 de 32
es deter minar s i las ventaj as que s e cons iguen s on mayor es que los cos tos s ociales que imponen. Obviamente, el funcionamiento de la competencia r equier e, y depende, de condiciones que nunca pueden s er totalmente gar antizadas por la empr es a pr ivada. La inter vención es tatal s iempr e es neces ar ia per o la planificaci ón y la competencia s ól o pueden combinar s e cuando s e planifica par a la competencia, no en contr a de ella. ---------------------------------------(5) En el mundo pos ter ior a la Guer r a F r ía, habr ía que r edefinir la política económica colectivis ta. Fr acas ados s us dogmas tr adicionales bás icos (s u des pr ecio por el mer cado, s u pas i ón por la es tatización o nacionalización de las empr es as ) ahor a par ece car acter izar s e por la enor me cantidad de r egulaciones bur ocr áticas con que el gobier no centr al abr uma a la empr es a pr ivada ( que en EEUU incluyen la acción afir mativa) as í como por la exces iva car ga tr ibutar ia neces ar ia par a mantener s u inmens o apar ato bur ocr ático de beneficencia s ocial. ---------- o ---------Capítulo I V La " inevitabilidad" de la planificación S e habla mucho de que la planificaciones es inevitable. S e di ce que los cambios tecnológicos han hecho i mpos ible la competencia en toda una s er ie de campos , y que la única opción que nos queda es el contr ol de la pr oducci ón o bien por los monopolios pr ivados o bien por el gobierno. En gr an medida, es ta tes is s e der iva de la doctr ina mar x is ta de la " concentr aci ón de la indus tr ia" . La s upues ta caus a tecnológica del cr ecimiento de los monopolios es la s uper ior idad de la empr es a gr ande s obr e la pequeña, debido a la s uper ior eficiencia de los métodos moder nos de pr oducci ón en mas a. S in embar go, la s uper ior idad de la gr an empr es a no ha s ido demos tr ada nunca. Fr ecuentemente, los monopolios s on pr oducto de otr os factor es como los acuer dos s ecr etos o una deliber ada política guber namental. No cons tituyen ninguna tendencia " neces ar ia" del capitalis mo. S i as í fuer a, hubier an apar ecido pr imer o en los país es de capitalis mo más des ar r ollado. Per o no fue as í. L os monopolios apar ecier on pr i mer o en Es tados Unidos y Alemania, país es de capitalis mo j oven. El cr ecimiento de los monopolios y car teles en Alemania des de 1878, fue una política deliber ada del gobier no alemán. F ue el pr imer gr an exper imento en " planificación científica" y " or ganizaci ón cons ciente de la indus tr ia" . El s upues to " inevitable" des ar r ollo del capitalis mo en " capitalis mo monopolis ta" fue s implemente una idea popular izada por teór icos alemanes , par ticular mente S ombar t. Cuando EE UU s iguió una política altamente pr oteccionis ta a pr incipios del s iglo XX, es to par eci ó confir mar s us gener alizaciones .
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La afir mación de que la complej idad de la civilizaci ón indus tr ial moder na hace neces ar ia la planificación centr al r evela una falta de compr ens ión s obr e la ver dader a funci ón de la competencia. Lej os de s ólo s er apr opiada par a condiciones r elativamente s i mples , es la mi s ma complej idad de la divis ión del tr abaj o en las condiciones moder nas es lo que hace de la competencia el único método eficiente par a poder cons eguir es a coor dinaci ón. Es pr ecis amente cuando los factor es a tomar en cuenta s on tan numer os os que es impos ible cons eguir una vis i ón de conj unto s obr e los mis mos , cuando la des centr alizaci ón s e hace ver dader amente impr es cindible. En efecto, el mer cado en un s i s tema que r egi s tr a automáticamente todos los actos individuales r elevantes y per mite a los empr es ar ios aj us tar s us actividades a las de los demás con s ólo obs er var el compor tamiento de unos cuantos pr ecios . Los es fuer zos individuales s e coor dinan as í mediante un mecanis mo imper s onal que tr as mite la infor maci ón r elevante. Una de las r azones que ex plican que haya tantos ex per tos que apoyen la planificación centr alizada es tr iba en que los ideales técnicos que cada uno per s igue pudier an s er alcanzados , s i s ólo cada uno de ellos pudier a conver tir s e en el único obj etivo único a cons eguir . Una de las r azones que alimenta la r ebelión de l os es pecialis tas contr a el s i s tema es , pr ecis amente, que s us ideales s on inalcanzables . L o que les r es ulta difícil de compr ender a los es pecialis tas es que cada uno de es os obj etivos s ólo puede s er alcanzado mediante el s acr ificio de los demás (6). Lo que agr ava la dificultad de la tar ea es que hay que balancear lo que nos i mpor ta mucho con otr os factor es en los que es tamos mucho menos inter es ados . El movimiento a favor de la planificaci ón der iva mucho de s u fuer za de r eunir a todos los idealis tas unidir eccionales , a todos los hombr es y muj er es dedicados a la per s ecuci ón de un s olo ideal. Per o s u devoci ón a la planificación no es el r es ultado de una amplia vis i ón de la s ociedad s ino, todo lo contr ar io, de una ex ager ada valor aci ón de s us es tr echos inter es es . Pr obablemente s ean los más peligr os os par a poner al fr ente de la s ociedad por que del idealis ta unidir eccional al fanático no s uele haber más que un pas o. --------------------------------------(6) Un cas o que viene a la mente es el de los ambientalis tas o " ver des " contempor áneos , cuyos gr upos ex tr emis tas as pir an a eliminar ... ¡el cr eci miento económi co! ---------- o ---------Capítulo V Planificaci ón y democr acia El r as go común de todos los s i s temas colectivis tas es la deliber ada or ganizaci ón de toda la actividad de los individuos en función de un obj etivo s ocial definido, r echazando cualquier ár ea donde los inter es es individuales s ean lo más impor tante. Ahor a Página 10 de 32
bien, el bienes tar de millones no puede s er medido en una s ola es cala, depende de muchas cos as que s ólo pueden cons eguir s e mediante una infinita var iedad de combinaciones . Es por es o que es e bienes tar de millones no puede s er ex pr es ado mediante un obj etivo único s ino gr acias a una gr an j er ar quía de obj etivos en las que las neces i dades de cada per s ona ocupan un cier to lugar . Pr etender dir igir nues tr as actividades mediante un plan único s ignificar ía poder dar le a cada una de nues tr as neces idades un lugar en un or den de valor es entr e los que el planificador tendr ía que poder es coger . Per o es o es s implemente impos ible. ¿Cómo decidir , por ej emplo, dónde ubicar r ecur s os neces ar iamente limitados ? ¿E n un nuevo hos pital en el campo? ¿En una máquina s ofis ticada par a un centr o de inves tigación? ¿En un aumento de s alar ios a los maes tr os ? Por otr a par te, es to también r equer ir ía un códi go ético completo por que s er ía la única for ma de poder es tablecer algún tipo de pr ior izaci ón. Por s upues to, no es tamos acos tumbr ados a pens ar en códigos mor ales completos . Cons tantemente es tamos es cogiendo entr e difer entes valor es s in que haya un código s ocial que nos s eñale qué deber íamos es coger . En r ealidad, el des ar r ollo de la civilizaci ón ha i do acompañado de la pr ogr es iva dis minuci ón de r eglas de conducta fij as par a or ientar la acción. El hombr e pr imitivo r odeaba de un elabor ado r itual cas i todas s us actividades cotidianas y es taba limitado por una infinidad de tabúes . Ni s iquier a hubier a s oñado con hacer las cos as de maner a difer ente a los demás miembr os de la tr ibu. Ha s ido el des ar r ollo de la civilización, pr ecis amente, el que ha ido dis minuyendo el númer o de es as r eglas y haciéndolas más gener ales . La filos ofía del individualis mo no es tá bas ada en la idea de que el hombr e deba s er egoís ta. En lo que es tá bas ada es en la aceptaci ón de la impos ibilidad de incluir en nues tr a es cala de valor es algo más que un pequeño s ector de las neces idades del conj unto de la s ociedad. De aquí, la impos ibilidad de un plan s ocial único. Las únicas es calas de valor es s on las par ciales , que s on difer entes entr e un individuo y otr o y que fr ecuentemente s on contr adictor ias . De es to, el liber alis mo concluye que, dentr o de cier tos límites , s e le deber ía per mitir a los individuos per s eguir s us pr opios valor es s in inter fer encia de los demás . Es to no ex cluye el r econocimiento de la coincidencia de obj etivos individuales que hace pos ible y conveniente la as ociaci ón par a cons eguir los . Per o es a acción conj unta es tá limitada a los cas os en que es os puntos de vis ta individuales coinciden. Es el pr ecio de la democr acia que las pos ibilidades de un contr ol cons ciente s e encuentr en r es tr ingidas a los campos en donde haya un acuer do r eal y que, en otr as ár eas , haya que dej ar las cos as al azar . La democr acia es es encialmente un invento par a s alvaguar dar la paz inter na y la liber tad individual. No tiene nada de infalible ni de s egur o. La planificaci ón y la democr acia chocan por que la planificaci ón ex ige cier ta s upr es i ón de la liber tad. ---------- o ---------Capítulo VI La planificaci ón y el imper io de la ley Página 11 de 32
Nada dis tingue mej or a un país libr e de un país baj o un gobier no dictator ial que la obs er vancia del llamado i mper io de la ley o es tado de der echo (r ule of law). Des poj ado de todo tecnicis mo, el imper io de la ley (o es tado de der echo) s ignifica que todas las acciones del gobier no es tán limitadas por r eglas es tablecidas y anunciadas pr eviamente, r eglas que per miten pr eveer con cer teza la for ma en que las autor idades utilizar án s us poder es de coer ci ón y que, de es a for ma, per miten planificar la actividad individual. T oda ley r es tr inge en alguna medida la liber tad individual al deter minar los medios que pueden utilizar s e par a cons eguir cier tos fines . S in embar go, baj o el es tado de der echo el gobier no no puede fr us tr ar los es fuer zos individuales mediante medidas ad hoc, o es pecíficamente dir igidas a cons eguir lo. B aj o el imper io de la ley, el gobier no s e limita a fij ar las condiciones de utilizaci ón de los r ecur s os dis ponibles mediante r eglas for males que no es tán dir igidas a la s oluci ón de ningún pr oblema en par ticular . S on, s i mplemente, los medios es tablecidos par a cons eguir los fines individuales . Es tán concebidas par a un per íodo de tiempo lo s uficientemente lar go como par a que s ea impos ible s aber por anticipado a quien van a beneficiar . Ayudan a la gente a pr edecir el compor tamiento de aquellos con quienes tienen que colabor ar , mas bien que a s atis facer neces idades par ticular es . Es , par a poner un ej emplo, como el s is tema de s eñalizaci ón de las car r eter as , es tablece las r eglas per o no le dice a nadie a dónde ir . La planificaci ón económi ca colectivis ta es j us tamente lo opues to. La autor idad planificador a no puede limitar s e a pr opor cionar opor tunidades par a que per s onas des conoci das hagan con ellas lo que es timen conveniente. No puede amar r ar s e a r eglas for males que limiten s u acción. Y es to es as í por que los planificador es tienen que r es olver neces idades concr etas en la medida en que és tas vayan apar eciendo. Cons tantemente tienen que r es olver pr oblemas que, inevitablemente, dependen de las cir cuns tancias y, al tomar es as decis iones , es tán obligados a balancear unos inter es es contr a otr os . Al final, los puntos de vis ta de alguien tendr án que decidir cuáles inter es es s on los más impor tantes , y es a decis i ón s e conver tir á en una ley que habr á que imponer por la fuer za, independientemente de cualquier r eglamentación anter ior y de cualquier " for malis mo" pr ees tablecido. El mer cado per mite guiar s e por leyes gener ales fij as per o la dir ecci ón " cons ciente" , por el contr ar io, neces ita es tar s e r eor ientando cons tantemente. Por cons iguiente, no puede per mitir que una r eglamentaci ón anter ior , cuyos r es ultados no habían s ido pr evis tos , venga a es tor bar o per j udicar los obj etivos que ella mis ma s e ha fij ado. Es ta dis tinci ón entr e leyes for males (que es tablecen las condi ciones en que los individuos per s iguen s us fines ) y leyes s us tantivas (en las que el es tado tr ata de cons eguir dir ectamente cier tos fines ) es muy impor tante aunque, al mi s mo tiempo, es difícil de pr ecis ar en la pr áctica. El es tado debe limitar s e a es tablecer r eglas par a s ituaciones gener ales y debe per mitir plena liber tad a los individuos en todo lo que tenga que ver con las condiciones concr etas por que s ólo ellos pueden conocer plenamente las cir cuns tancias de cada cas o y adaptar s us acciones a las mis mas . S i los individuos han de poder hacer planes efectivos , tienen que poder pr edecir las acciones guber namentales que puedan afectar es os planes . Y s i es as acciones han de s er pr edecibles , tendr án que es tar deter minadas por r eglas independientes de las condiciones concr etas . Página 12 de 32
Por el contr ar io, s i es el gobier no el que ha de dir igir las acciones individuales par a cons eguir s us pr opios fines , es a dir ecci ón tendr á que bas ar s e en las cambiantes cir cuns tancias del momento y, por lo tanto, s er á neces ar iamente i mpr edecible. Mientr as más planifique el es tado, menos podr á planificar el individuo. Una de dos . S i el es tado tiene que poder pr ever los r es ultados de s us acciones , no podr á dej ar ninguna opci ón a l os afectado por ellas . Y s i quer emos dej ar opciones a la gente, los r es ultados de la acción guber namental tendr án que s er impr evis ibles . Las r eglas gener ales , a difer encia de las r eglas es pecíficas o s us tantivas , tienen que oper ar en cir cuns tancias que no puedan s er pr evis tas en detalle. S er i mpar cial s ignifica no tener r es pues ta par a cier tas pr eguntas . La planificaci ón implica elegir entr e las neces idades de difer entes per s onas y per mitir le a alguien lo que habr á que pr ohibir s e a otr o. T iene que hacer obligator io lo que s e le per mitir á, o no, a las per s onas . Par a hacer pos ible una dir ecci ón centr alizada de la economía es neces ar io legalizar lo que, a oj os vis tas , s on acciones ar bitr ar ias . En r ealidad, es to s ignifica una inver s i ón del movimiento his tór ico pr ogr es ivo " del s tatus al contr ato" , es decir , de épocas donde lo único que podían hacer las per s onas er a lo que les er a per mitido por s u pos ici ón s ocial (s tatus ) como había s ido s iempr e en la his tor ia de la humanidad has ta la apar ici ón del capitalis mo, has ta es ta otr a época donde la actividad de las per s onas no tiene otr a limitaci ón que lo que es tablezcan l os acuer dos entr e las par tes ( contr ato) (7). Cualquier política dir igida dir ectamente a un ideal de j us ticia di s tr ibutiva, es decir , a lo que alguien entienda como una dis tr ibución " más j us ta" , tiene neces ar iamente que conducir a la des tr ucci ón del imper io de la ley por que, par a poder pr oducir el mis mo r es ultado en per s onas difer entes , s er ía neces ar io tr atar las de for ma difer ente. Y ¿cómo podr ía haber entonces leyes gener ales ? No puede negar s e que el imper io de la ley pr oduce des igualdad económica, lo único que puede alegar s e es que es a des igualdad no es tá concebida par a afectar a nadie en par ticular . E s muy s ignificativo que s ocialis tas (y nazis ) s iempr e hayan pr otes tado contr a la j us ticia " s implemente" for mal, por s u des eo de cons eguir cier tos r es ultados s ociales a toda cos ta, y que s iempr e hayan cr iticado la independencia de los j ueces . Par a que el imper io de la ley s ea efectivo es más i mpor tante que haya una r egla que s e aplique s in ex cepci ón, que lo que la mis ma r egla s ea. L o i mpor tante en que la r egla per mita pr edecir el compor tamiento de los demás , y es to r equier e que s e aplique en todos los cas os , inclus ive en los que nos par ezca que es inj us ta. El es tado de der echo es la encar naci ón legal de la liber tad. Como dij o Voltair e: " El hombr e es libr e s i s ól o tiene que obedecer las leyes " . La idea de que no debe haber límite par a el poder de los legi s lador es es , en par te, un r es ultado negativo de la s ober anía popular y el gobier no democr ático. A veces s e piens a que mientr as todas las aciones del gobier no es tén debidamente autor izadas por los legis lador es , vivimos baj o un es tado de der echo. No es as í. El es tado de der echo no tiene nada que ver con que las acciones guber namentales s ean legales . Decir Página 13 de 32
que una s ociedad no es un es tado de der echo no s ignifica que no tenga leyes , lo que s i gnifica es que el empleo de la coer ción por par te del gobier no ya no es tá deter minado y limitado por r eglas pr ees tablecidas . El conflicto es entr e dos tipos de leyes , las leyes baj o un es tado de der echo, que le per miten a los individuos pr ever como va s er utilizado el poder coer citivo del es tado, y las leyes baj o una dictadur a, que s implemente le dan a las autor idades el poder par a hacer lo que es timen conveniente. En uno, el es pír itu de la legis lación es pr oteger al individuo contr a el poder del es tado. En el otr o, el es pír itu de la ley es impedir toda limitaci ón a la voluntad de las autor idades . El imper io de la ley no s ignifica que todo es té r egulado por la ley s ino, por el contr ar io, que el poder es tatal s ól o puede s er us ado en los cas os definidos por la ley, y de for ma tal que pueda pr ever s e cómo va a s er us ado. El es tado de der echo implica el r econocimiento de los der echos inalienables de los individuos , el r econoci miento de los der echos del hombr e. En un cas o " no hay cas tigo s in ley" , en el otr o," no hay delito s in cas tigo" . (7) Cur ios amente, el s ocialis mo r epr es enta entonces un movimiento de s entido inver s o al des ar r ollo his tór ico y, por cons iguiente, ver dader amente r eaccionar io. Es inter es ante, en es te s entido, cons ultar a Popper (La S ociedad Abier ta y s us Enemigos ). ---------- o ---------Capítulo VI I Contr ol económi co y totalitar is mo La mayor ía de los planificador es tienen pocas dudas de que una economía dir igida tienen que s er adminis tr ada de maner a más o menos dictator ial. El cons uelo que nos ofr ecen es que es a dir ección s ól o s e aplicar ía a pr oblemas económicos . S in embar go, los obj etivos de las per s onas r acionales nunca s on económi cos . La motivaci ón económi ca s ólo s ignifica el des eo de poder alcanzar fines no es pecificados . S i luchamos por el diner o es por que és te nos ofr ece el mayor r ango de opciones al dis fr ute del pr oducto de nues tr o tr abaj o.. Debido a que las limitaciones del diner o s on las que nos hacen s entir las limitaciones de nues tr a r elativa pobr eza, el diner o viene a s imbolizar es as r es tr icciones . S in embar go, el diner o ha s ido el mayor ins tr umento de liber tad que s e haya inventado nunca. El diner o le abr e más pos ibilidades a los pobr es que las que tenían los r icos has ta hace poco. Pens emos lo que s ignificar ía que las r ecompens as no s e entr egar an en diner o. S ignificar ía que uno no podr ía es coger , y que el que dier a la r ecompens a no s ólo deter minar ía la magnitud de la mis ma s ino también la for ma en que és ta habr ía de dis fr utar s e. S iempr e que podamos dis poner libr emente de nues tr os ingr es os y de nues tr as pos es iones , la pér dida económi ca s iempr e nos pr ivar á de lo que cons ider amos menos impor tante. Una pér dida económica es una cuyos efectos podemos hacer r ecaer s obr e las menos impor tantes de nues tr as neces idades , y lo mis mo con la ganancia. Los cambios económi cos s ólo nos afectan mar ginalmente.
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L o valor es económicos s on menos i mpor tantes par a nos otr os que muchas otr as cos as pr ecis amente por que s omos libr es de decidir lo que, par a nos otr os , es más o menos impor tante. La cues ti ón que plantea la planificaci ón económi ca es s i s omos nos otr os los que debemos decidir lo que es más o menos impor tante o s in s on las autor idades planificador as . Una autor idad planificador a contr olar ía la utilizaci ón de los r ecur s os limitados par a la s atis facción de todos nues tr os obj etivos . No s ólo la planificación tendr ía que ver con nues tr a capacidad como cons umidor es s ino también con nues tr a capacidad como pr oductor es . T endr íamos que aj us tar nos a los es tándar es que la autor idad planificador a fij ar a par a poder s implificar s u tar ea. Y par a s implificar s u tar ea tendr ía que r educir la diver s idad de las capacidades individuales a unas pocas categor ías de unidades inter cambiables , y des car tar deliber adamente las difer encias per s onales menor es . Puede s er que el obj etivo de la planificaci ón s ea que el hombr e dej e de s er un medio. Per o, en la pr áctica - pues to que el plan no puede tener en cuenta las pr efer encias y las r epuls iones individuales - el individuo s e convier te más que nunca en un medio a s er utilizado por las autor idades al s er vicio de es a abs tr acci ón que es " el bien de la comunidad" . Hay gente que cr itica que en una s ociedad competitiva cas i todo puede s er cons eguido por cier to pr ecio. Es o par ecer muy es pir itual y muy mor alis ta, per o lo que r ealmente quier e decir es que no deber íamos poder s acr ificar neces idades menor es par a s alvar guar dar nues tr os obj etivos más impor tantes , y que alguien deber ía hacer es as decis iones por nos otr os . Por que o el pr ecio de la s atis facción de las neces idades es tá es tablecido por el mecanis mo i mper s onal del mer cado, o es tá es tablecido por alguna autor idad. No podemos olvidar que todos nues tr os obj etivos compiten por los mis mos medios . No es nada s or pr endente que la gente quis ier a s er aliviada de las dur as opciones que los hechos nos imponen. Y tampoco es ex tr año que es tén dis pues tos a cr eer que es as opciones no s on r ealmente neces ar ias s ino que les s on impues tas por un cier to s is tema económi co. En r ealidad, lamentan que haya un pr oblema económi co.
los gobier nos cor r ompidos , por que nos r obaban los imper ialis tas yanquis (que ex por taban las ganancias ) y por que nos r obaban los capitalis tas cubanos con s u cons umo s untuar io. S e deducía, implícitamente, que la fór mula par a cons eguir la r iqueza er a extr emadamente s encilla: eliminar a los ladr ones . Des pués hemos oído r epetir que ¡también Angola y Z air e s on " r icos " por que tienen petr óleo, ur anio y otr as mater ias pr imas ! Es e tipo de r azonamiento s ofís tico apunta a culpabilizar de la pobr eza pr eci s amente a las inver s iones que es tán luchando por s uper ar la. S u obj etivo es des pr es tigiar a los capitalis tas par a luego poder ocupar s u lugar , con las des as tr os as cons ecuencias que conocemos . La difer encia entr e el " potencial" y la r ealidad es enor me. Cualquier muchacho ágil y fuer te es , potencialmente, un j ugador de Gr andes Ligas .. . Per o, par a país es completos , r ealizar s us potencialidades es todavía infinitamente más difícil. El pr incipal capital de un país lo cons tituye s u pueblo, s u nivel de educaci ón, de ins tr ucción, de es pír itu de s acr ificio y de hábitos de tr abaj o y ahor r o. Y, en s egundo lugar , la or ganizaci ón s ocial que es e pueblo adopte par a poder maximizar la ener gía cr eador a de s us ciudadanos . No s us mater ias pr imas , como lo s aben muy bien los j apones es . ---------- o ---------Capítulo VI I I ¿Quién? ¿A quién? F ue Lenin el que planteó en los pr imer os tiempos del poder s oviético, que el pr oblema fundamental er a quién iba a dir igir a quién. En cuanto el es tado s e hace car go de la tar ea de planificar toda la vida s ocial, el único poder que mer ece la pena tener es el de ej er cer es e poder de dir ecci ón. Cuando s e tr ata de planificar toda una s ociedad uno s e encuentr a con que és ta s e halla compues ta por una multitud de gr upos que compiten por la as ignaci ón de r ecur s os limitados . ¿Qué r ecur s os s e van a as ignar a qué pr oblemas ? Pr onto s e hace evidente la neces idad de cr ear un punto de vis ta común.
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L os s ocialis tas s iempr e han pens ado r es olver es te pr oblema mediante la educación. Ha s ido por es to que los s ocialis tas s e han pr eocupado tanto por la cr eación de ins tr umentos de adoctr inamiento. F uer on los s ocialis tas los pr imer os en concebir la idea de un par tido político que abar car a todas las actividades del individuo des de la cuna has ta la tumba, y que pr etendier a or ientar s us ideas en r elaci ón a todas las cos as . F uer on los s ocialis tas , no los fas cis tas , los que or ganizar on los pr imer os movimientos políticos de niños y de j óvenes . Fuer on los s ocialis tas los pr i mer os en ins is tir en que s us miembr os debían dis tinguir s e por la for ma de s aludar . Y fuer on ellos los que or ganizar on las pr imer as " células " .
(8) En Cuba nos hemos cr iado oyendo es a cháchar a ir r es pons able de que ér amos un país r i co, cuyo s entido ideológi co ahor a vemos clar o. ¿Por qué entonces ér amos pobr es ? ¡Por que nos r obaban! , r es pondía la demagogia imper ante, por que nos r obaban
La opci ón que tenemos es entr e un s is tema en que cada quien cons eguir á lo que mer ece s egún cier to cr iter io univer s al y abs oluto, y otr o s is tema donde es o es tar á deter minado en gr an medida por el azar . Per o es también la opción entr e un s is tema
La cr eencia de que no hay r ealmente un pr oblema económi co es confir mada por la cháchar a abs olutamente ir r es pons able s obr e la " r iqueza potencial" , y s obr e " la es cas ez en medio de la abundancia" (8). La r ealidad es que nadie, nunca, ni en Es tados Unidos ni en E ur opa Occidental, ha podido pr oducir ningún plan par a elevar la pr oducci ón lo s ufi ciente como par a poder eliminar la pobr eza. No hablemos ya del r es to del mundo.
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donde la voluntad de unas cuantas per s onas es lo que decide y otr o donde, al menos par cialmente, depender á de la habilidad y es pír itu de empr es a de la gente. Por s upues to, s e puede ar gumentar a favor de r educir las difer encias de opor tunidad entr e las per s onas s iempr e que s ea pos ible hacer lo s in des tr uir el car ácter imper s onal del pr oces o. ---------- o ---------Capítulo I X S egur idad y liber tad F r ecuentemente s e r epr es enta la s egur idad económica como una condición indis pens able par a la ver dader a liber tad. Por s upues to, hay algo de ver dad en es o. S in embar go, habr ía que contr as tar dos tipos de s egur idad: la limitada y la ilimitada. La limitada tr ata de gar anti zar una pr otecci ón mínima contr a cir cuns tancias adver s as e impr evis ibles . E s bueno y conveniente or ganizar un s is tema de s egur idad s ocial as í como tr atar de combatir las fluctuaciones de la actividad económica. Per o tr atar de gar antizar contr a las dis minuciones de los ingr es os que cons tituyen las dur ezas implícitas en el mis mo s is tema competitivo, tiene que conducir a una planificación que afecta la liber tad individual. Es ta s egur idad es una var iante de la " r emuner aci ón j us ta" del medioevo que bus caba un acuer do no con los r equer imientos del mer cado s ino con los mér itos s ubj etivos (9). En un s i s tema donde s ea libr e la dis tr ibuci ón de las per s onas en las dis tintas ocupaciones , es neces ar io que la r emuner ación cor r es ponda a s u utilidad a los demás miembr os de la s ociedad, aunque és ta no tenga r elaci ón con los mér itos s ubj etivos . Per o lo que no s e puede hacer es gar antizar le a la gente s us ingr es os y pr oteger los contr as las vicis itudes del mer cado. S i no es el mer cado el que deter mina, entonces tendr ía que s er un gr upo de per s onas los que deter minar an la " utilidad" de la gente. ¿Y cómo podr ía medir s e és ta entonces obj etivamente? Habr ía que bus car limitaci ón de pr oducci ón par a poder gar antizar pr ecios ar tificialmente altos aunque es to r eduj er a las opor tunidades de otr as per s onas . Y es os otr os no podr ían par ticipar en la pr os per idad de las indus tr ias contr oladas . T oda r es tr icci ón de la liber tad de entr ar en un comer cio r educe la s egur idad de los que es tán fuer a del ár ea pr otegida. Mientr as mej or es tén los as egur ados , mayor s er á la demanda de es a s egur idad. Y, en la medida en que el númer o de los pr otegidos vaya aumentando, s e ir á des ar r ollando todo un nuevo s is tema de valor es s ociales . S e des alentar á toda actividad que implique r ies go y s e cens ur ar án las ganancias que j us tifican tomar es os r ies gos . No s er ía la independencia s ino la s egur idad lo que dar ía s tatus s ocial, y el pr es tigio no es tar ía deter minado por el ímpetu empr es ar ial s ino por la cer tidumbr e de una pens ión. F ue la ex tens i ón de los métodos de la guer r a a otr as es fer as de la vida civil des pués de la I Guer r a Mundial (aunque los pr imer os intentos s e r etr otr aen a B is mar ck ), lo Página 17 de 32
que le dio s u car ácter peculiar a la es tr uctur a s ocial de Alemania. Hay que volver a apr ender que la liber tad ex ige un pr ecio, y que hay que es tar dis pues to a s acr ificios mater iales par a pr es er var la. Como dij o Benj amín Fr anklin, " L os que es tán dis pues tos a r enunciar a la liber tad par a compr ar un poco de s egur idad tempor al, no mer ecen ni la liber tad ni la s egur idad" . ---------------------------------------(9) La concepci ón del " pr ecio j us to" er a defendida encar nizadamente por los gr emios medievales . F ue una de las típi cas tr abas al des ar r ollo de las fuer zas pr oductivas que car acter izaba a la s ociedad feudal. La liber tad de contr atación r es ide pr ecis amente en dej ar que el s alar io, como los demás factor es de la pr oducción, s ea es tablecido por la ofer ta y la demanda. Aunque, en cier ta medida, los s indicatos pueden imponer la violaci ón de es te pr incipio es to s iempr e tiene tendencias per ver s as s obr e la economía. A la I gles ia le ha cos tado mucho tr abaj o des embar azar s e de es e concepto ar caico. S ól o muy r ecientemente ha venido a r econciliar s e con algunas de las car acter ís ticas del capitalis mo. ---------- o ---------Capítulo X Por qué s uben los peor es Algunos piens an que los peor es r as gos del s ocialis mo s e deben a s imples accidentes his tór icos , a que fuer an individuos de baj a catadur a mor al los que or ganizar on el s is tema (10). Per o hay r azones par a cr eer que es tos r as gos no s on accidentales s ino fenómenos que un s is tema totalitar io tiene que pr oducir tar de o tempr ano. Al igual que un es tadis ta que quier a planificar s e ver á confr ontado con l a neces idad de adquir ir poder es dictator iales o r enunciar a s us planes , el dictador totalitar io tendr á que optar entr e la r enuncia a los valor es mor ales or dinar ios o el fr acas o. Es por es ta r azón que en una s ociedad que tienda al totalitar is mo tendr án más éx ito los ines cr upulos os . Quien no compr enda es to, no compr ender á el abis mo que s epar a al totalitar is mo del r égimen liber al, la difer encia de atmós fer a mor al entr e el colectivis mo y el car ácter es encialmente individualis ta de la civilizaci ón occidental. En momentos de confus i ón, muchas veces s e exper i menta fatiga con los pr ocedimientos de la democr acia, con el car ácter lento e inter mitente de un pr ogr es o que tiene que cons eguir s e s obr e la bas e de múltiples tr ans acciones entr e difer entes contr adictor ios . E s en es os momentos cuando s e ex per imenta la neces idad de una dir ecci ón fuer te, que ar r as tr e y que cons iga r es ultados . L o nor mal en una democr acia, e inclus ive dentr o de los mis mos par tidos , es la diver s i dad de opiniones . E s to es per fectamente nor mal. Mientr as más alto el nivel de educación y cultur a, más tienden a difer enciar s e las opiniones . E s por es to, pr ecis amente, que en una democr acia cualquier gr upo puede ganar una fuer za des pr opor cionada en r elación con el númer o de s us militantes gr acias al apoyo total de s us s eguidor es . Página 18 de 32
En una democr acia es to es cas i impos ible de cons eguir y s us dir igentes tampoco lo pr etenden. Per o el que cons iga es to habr á dado un pas o impor tante en el camino hacia la captur a del poder , des de donde podr á, a s u vez, ex tender el imper io de s u voluntad a todo el país . Hi s tór icamente, ha habido momentos en que todos los par tidos democr áticos (bur gues es ) han enfr entado gr andes emer gencias nacionales que han debilitado las ins tituciones y en los que la des mor alizaci ón y la des es per ación llevan a las mas as a pedir cambios a toda cos ta. En es os momentos , la ex is tencia de un gr upo que tenga una vis i ón univer s al y que par ezca tener r es pues ta par a todos los pr oblemas , puede conver tir s e en una fuer za política decis iva. En es te momento, lo que hace falta par a captur ar el poder es una or ganización política con un apoyo par ticular mente fir me. Apoyo que no s ea tanto el de los votos de una mas a, con el apoyo s in r es er vas de un gr upo más pequeño per o mej or or ganizado. Or iginalmente, el es pír itu democr atis ta de los par tidos s ocialis tas de Eur opa es per aba a que una mayor ía es tuvier a de acuer do en s u plan par a r eor ganizar el conj unto de la s ociedad. Per o algunos comenzar on a s os pechar que en una s ociedad planificada, lo impor tante no er a en qué es taba de acuer do la mayor ía del pueblo, s ino cuál er a el mayor gr upo que es tuvier a lo s uficientemente de acuer do par a hacer pos ible una dir ección centr alizada, total, efectiva o, s i es e gr upo no ex is tier a, cómo podr ía cr ear s e. Per o ¿qué puntos de vis ta mor ales tender á a pr oducir una or gani zación colectivis ta de la s ociedad? ¿Cuáles s er án las cualidades más a pr opós ito par a llevar a los individuos al éxito en un s is tema totalitar io? Hay var ias r azones por las que la tendencia s er á a que es os gr upos no es tén for mados por los mej or es s ino por los peor es elementos de la s ociedad. En pr imer lugar , mientr as mayor s ea la educación y la inteligencia de la gente, más difer enciados s er án s us gus tos y s us puntos de vis ta, y menos pr obable que puedan es tar de acuer do en una gama muy amplia de valor es . Por el contr ar io, par a encontr ar es a unanimidad, hay que des cender a los niveles más baj os , donde pr evalecen los gus tos e ins tintos más pr imitivos . El mayor númer o de per s onas con valor es muy s imilar es s er á el gr upo de los niveles más baj os . Lo que une al gr upo es el mínimo común denominador . Los miembr os del par tido totalitar io s er án los que menos convicciones tengan, los más cr édulos , los más dis pues tos a aceptar un s is tema de valor es pr ees tablecidos con tal de que s e le r epita con la s uficiente fr ecuencia. Y en ter cer lugar , par ece s er una ley de la natur aleza humana que es más fácil par a la gente es tar de acuer do en un pr ogr ama negativo que en uno pos itivo. El contr as te entr e ellos y nos otr os , la lucha entr e los de adentr o y los de afuer a, par ece s er un ingr ediente indis pens able en cualquier cr edo que quier a unir s ólidamente a un cier to gr upo. En r ealidad, es cues tionable s i puede concebir s e un pr ogr ama colectivis ta que no es té al s er vicio de algún tipo de par ticular is mo, de naci ón, r aza o clas e. No es pr acticable Página 19 de 32
la idea de una comunidad de obj etivos e inter es es que abar que a todos los hombr es . La coher encia de es e pr ogr ama le exigir ía una pr oyección inter nacional fr ancamente filantr ópica. El colectivis mo no tiene es pacio par a el amplio humanitar is mo del liber alis mo. Los s ocialis tas , por ej emplo, empezando por Mar x y Engels , s iempr e menos pr eciar on a las pequeñas nacionalidades . Por otr a par te, s i la comunidad es anter ior al individuo y s i s us fines s on independientes y s uper ior es a los de los individuos , entonces s ól o los individuos que tr abaj en par a es os mis mos fines comunitar ios podr án s er cons ider ados como miembr os de la comunidad. S u valor s e der ivar á de es ta membr es ía y no de s u calidad de s er humano. En r ealidad, entr e los factor es que tienden al colectivis mo es tá es e s entimiento de infer ior idad que impuls a al individuo a identificar s e con un gr upo y, por lo tanto, es e s entimiento s ólo s er á s atis fecho s i la membr es ía en es e gr upo le da alguna s uper ior idad s obr e los que no for man par te del mis mo. Como decía Reinhold Niebuhr : " Ex is te una cr eciente tendencia entr e los hombr es moder nos de imaginar s e a s í mi s mo éticos por que han delegado s us vicios en gr upos cada vez más gr andes " . Actuar a nombr e de un gr upo par ece liber ar a la gente de las r es tr icciones mor ales que contr olan s u compor tamiento como individuos . Mientr as que los gr andes filós ofos s ociales del individualis mo dentr o de la gr an tr adici ón liber al han cons ider ado s iempr e al poder como un peligr o par a la liber tad del hombr e, los colectivis tas lo han cons ider ado como un bien en s i mis mo. E s to s e der iva de s u des eo de or ganizar a la s ociedad de acuer do a un plan unitar io. Par a poder cons eguir una r eor ganizaci ón r adical de la s ociedad, los colectivis tas neces itan dis poner de un poder s in pr ecedentes . En contr as te, el vilipendiado poder económi co nunca llega a s er un poder s obr e toda la vida de la per s ona. De la neces idad de un s is tema de obj etivos comúnmente aceptado, y del des eo de dar le el máx i mo de poder a un gr upo par a cons eguir es os obj etivos , s e des pr ende un s i s tema de valor es que ex cluye una mor al univer s al, válida par a todas las cir cuns tancias . E s algo s imilar al cas o del imper io de la ley. Las r eglas de la ética individual, aunque impr ecis as , s on abs olutas y pr ohiben cier to tipos de acciones , independientemente de que las intenciones s ean buenas o malas . Es tafar , tor tur ar , tr aicionar la confianza s on malas acciones independientemente del obj etivo que s ir van. Aunque a veces tengamos que es coger entr e dis tintos males , s iempr e los cons ider ar emos como males . El fin j us tifica los medios , es un pr incipio que en la ética individualis ta s ignifica la negaci ón de la mor al per o que en la ética colectivis ta r epr es enta la ley s upr ema. El pr incipio de la r ais on d'etat en las r elaciones entr e los país es , es aplicado por el es tado colectivis ta a las r elaciones entr e los individuos . Es o no s ignifica, por s upues to, que la ética colectivis ta no cons ider e conveniente cultivar cier tos hábitos útiles . T odo lo contr ar io. S e tomar á mayor inter és en los hábitos individuales que la comunidad individualis ta. Par a s er un miembr o útil de una comuPágina 20 de 32
nidad colectivis ta hacen falta " hábitos útiles " que hay que for talecer con una pr áctica cons tante. S ir ven par a llenar el vacío entr e las ór denes aunque nunca par a j us tificar un des acuer do con la autor idad. A los buenos alemanes s e les tenía por s er indus tr ios os , dis ciplinados , cons cientes , r es pons ables , or denados , con s entido del deber , con r es peto por la autor idad y dis pos ici ón par a el s acr ificio. Er an un ex celente ins tr umento par a ej ecutar ór denes . Per o de lo que el " alemán típico" car ecía es de las vir tudes individualis tas de la toler ancia, de la independencia de pens amiento y de la dis pos ición a defender las convicciones pr opias , de la cons ider aci ón por los débiles y de una cier ta aver s i ón por el poder que s ólo una viej a tr adición de liber tad per s onal ayuda a cr ear . T ambién es deficiente en cualidades menor es per o impor tantes como bondad, s entido del humor , modes tia, r es peto por la pr ivacidad y cr eencia en las buenas intenciones de los demás . Es tas s on vir tudes que facilitan los contactos s ociales y que no s ólo hace s uper fluo el contr ol ex ter no s ino que lo dificultan. S on vir tudes que han flor ecido s iempr e en una s ociedad individualis ta o comer cial, y que s on r ar as en la s ociedad colectivis tas o de tipo militar . Una vez que s e admite que el individuo es s ólo un medio par a s er vir los fines de una entidad s uper ior , llamada es tado o naci ón, la mayor par te de las car acter ís ticas de una s ociedad totalitar ia s e der ivan con inflexible neces idad. La intoler ancia, la r epr es i ón de la dis idencia y el menos pr ecio por la vida y la felicidad del individuo, s on cons ecuencias fatales e inevitables de es a pr emis a. El colectivis ta pr oclamar á la s uper ior idad de un s is tema s obr e otr o que per mite que los inter es es " egoís tas " es tor ben la r ealización de los fines de comunidad. Per o aunque la mas a de los ciudadanos puede mos tr ar una devoción altr uis ta, no s e puede decir lo mis mo de los que dir igen es e pr oces o. Par a s er útil en la dir ección de un es tado totalitar io, no bas ta con que el individuo tenga que es tar pr epar ado par a j us tificar cualquier acci ón canalles ca, él mis mo tiene que es tar dis pues to a quebr antar toda r egla mor al par a poder alcanzar los fines que s e le han as ignado. T iene que es tar abs olutamente compr ometido con la per s ona del líder per o, des pués de es e pr incipio vital, tiene que s er un hombr e liter almente capaz de todo. En una s ociedad totalitar ia, las pos iciones en las que hay que deliber adamente engañar , intimidar y s er cr uel s on numer os as . Evidentemente, es muy pr obable que es as pos iciones s ean ej er cidas por individuos natur almente afines a las mis mas . El único gus to per s onal que el funcionar io de un s i s tema totalitar io puede s atis facer plenamente es el de s er obedecido, y el de for mar par te de una apar ato enor memente poder os o al que todo el mundo tiene que obedecer . --------------------------------------(10) As í s e oye hablar con demas iada fr ecuencia de los antecedentes gangs ter iles de Fidel Cas tr o. ---------- o ---------Página 21 de 32
Capítulo XI El fin de la ver dad Por s upues to, la maner a más efectiva de hacer que todo el mundo s ir va los fines de un plan s ocial es que todo el mundo cr ea en es os fines . Par a cons eguir que un s is tema totalitar io funcione efectivamente no bas ta con que todo el mundo s e vea obligado a tr abaj ar por es os fines , es neces ar io que la gente haga s uyos es os fines . En gener al, el contr ol de todos los medios de comunicación le per mite a un gobier no totalitar io influir en gr an medida s obr e la gente. S i el obj etivo de la pr opaganda totalitar ia s ól o fuer a ins tr uir a la gente en otr o código mor al, el pr oblema s e limitar ía a s i es e código es bueno o es malo. Per o es a pr opaganda tiene un influencia negativa aun más pr ofunda, es des tr uctiva por que s ocava el fundamento de toda mor al: el s entido y el r es peto por la ver dad La pr opaganda totalitar ia no puede limitar s e a pincipios abs tr actos . T iene que llevar a la gente a cr eer no s ólo en los fines s ino también en los medios . La autor idad no s ólo tendr á que es tar tomando decis iones cons tantemente s obr e temas s obr e los que no hay r eglas mor ales definidas , s ino que también tendr á que j us tificar s us decis iones ante la gente. T endr á que r acionalizar los gus tos y las aver s iones que, a falta de otr os cr iter ios , tienen que guiar a los planificador es . Y tendr á que plantear es as " r azones " de la maner a más atr activa pos ible, viéndos e obligada a cons tr uir teor ías que luego s e convier ten en par te integr al de la doctr ina. El pr oces o de cr eaci ón de un " mito" par a j us tificar s us acciones no tiene que s er cons ciente. El líder totalitar io puede s implemente es tar guiado por una aver s ión ins tintiva por el es tado de cos as que ha encontr ado y por un des eo de cr ear un nuevo or den j er ár quico que s e adapte mej or a s u concepción del mér ito. De es a for ma, abr azar á teor ías que par ezcan pr opor cionar le una j us tificaci ón r acional par a lo que, en r ealidad, s on s implemente l os pr ej uicios que compar te con muchos de s us as ociados . Es de es a for ma que una teor ía ps eudo científica s e convier te en par te del cr edo oficial que, en mayor o menor medida, dir ige las acciones de todos . La neces idad de s emej antes doctr inas oficiales como ins tr umento de dir ecci ón y de unificaci ón han s ido pr evis tas por var ios teór icos del s is tema totalitar io, empezando por las " nobles mentir as " de Platón. S on puntos de vis tas par ticular es s obr e los hechos que s e elabor an como teor ías ps eudocientíficas par a poder j us tificar opiniones pr econcebidas . La mej or maner a de hacer que la gente acepte la validez de los valor es que van a tener que s er vir es convenciéndola de que s on los mis mos valor es que ellos mis mos habían apoyado s iempr e per o que no habían s abido compr ender o r econocer antes . S e logr a que la gente tr ans fier a s u lealtad de los viej os dios es a l os nuevos con el pr etexto de que los nuevos s on r ealmente los que s u s ano ins tinto les había dicho s iempr e, aunque antes s ól o lo habían per cibido a medias . Y la maner a más eficiente de cons eguir es ta nueva lealtad es us ando las viej as palabr as per o cambiando s u s ignificado. Pocos r as gos de los r egímenes totalitar ios s on, al mi s mo tiempo, tan confuPágina 22 de 32
s os par a el obs er vador s uper ficial y tan car acter ís ticos del clima intelectual que imper a en ellos como la completa per ver s i ón del lenguaj e, el cambio de s ignificado de las palabr as . Por s upues to, la pr incipal víctima en es te s entido es la palabr a " liber tad" . Dondequier a que s e ha des tr uido la liber tad, s e ha hecho a nombr e de alguna nueva liber tad pr ometida. Lo mis mo s ucede con " j us ticia" , " ley" , " der echo" e " igualdad" , entr e muchas otr as . Gr adualmente, en lo que es te pr oces o s e des ar r olla, todo el lenguaj e va per diendo s u s entido y las palabr as s e convier ten en cas car ones huecos des pr ovis tas de s ignificado pr ecis o, y tan capaces de des cr ibir un fenómenos como s u opues to. Por s upues to, no es difícil des poj ar a la mayor ía de un pens amiento independiente. Per o s iempr e exis tir á una minor ía que r etendr á una inclinaci ón a cr iticar y que tendr á que s er s ilenciada. Hemos vis to por qué la coer ci ón no puede limitar s e a una aceptaci ón pas iva del nuevo código ético. Y pues to que muchos elementos de es e código no podr án s er ex plícitamente for mulados ya que s ól o ex is tir án implícitamente en las medidas del gobier no, es as medidas mis mas tendr án que es tar ex entas de toda cr ítica. S i la gente tiene que apoyar el es fuer zo común s in vacilaciones , tiene que es tar convencida no s ól o del fin a per s eguir s ino también de que los medios s on los mej or es pos ibles . Por cons iguiente, el cr edo oficial, cuyo acatamiento tiene que s er impues to, compr ender á también la inter pr etaci ón de los hechos s obr e los que s e bas a el plan. La cr ítica tendr á que s er s upr i mida por que debilitar á el apoyo popular . Como decían los Webbs hablando s obr e la pos ición de cada empr es a s oviética: " Mientr as s e es té des ar r ollando el tr abaj o, cualquier ex pr es i ón pública de duda, o inclus o de que el plan no vaya a tener éxito, es un acto de des lealtad e inclus ive de tr aición debido a s us pos ibles efectos s obr e la voluntad y los es fuer zos del r es to del per s onal" . Y, por s upues to, cuando es as dudas s e r efier en al conj unto del plan s ocial, tendr án que s er tr atadas como s abotaj e. T odo el apar ato de divulgación del conocimiento s er á utili zado ex clus ivamente par a difundir los puntos de vis ta que, ver dader os o fals os , for talezcan la cr eencia en la j us teza de las decis iones del gobier no; y cualquier infor maci ón que puede ar r oj ar dudas o vacilaciones s er á s upr imi da. El pr obable efecto s obr e la lealtad popular s e convier te as í en el único cr iter io par a decidir s i una infor maci ón cualquier a s er á publicada o s upr imida. Por cons iguiente, no hay ningún campo a donde no s e ex tienda el contr ol s is temático de la infor maci ón, y donde no s e impongan puntos de vis ta unifor mes . El es pír itu del totalitar is mo condena cualquier actividad que no tenga un pr opós ito bien definido. T oda actividad tiene que der ivar s u j us tificaci ón de un pr opós ito s ocial deliber ado. No puede haber ninguna actividad es pontánea pues to que pudier a gener ar cons ecuencias impr evis tas par a el plan. S emej antes aber r aciones s on pr oducto del des eo de ver lo todo dir igido por " una concepción unitar ia" , de la cr eencia de que el conocimiento y las cr eencias de todo un pueblo no s on más que ins tr umentos al s er vicio de un obj etivo único. La mis ma palabr a " ver dad" pier de s u s entido or iginal, s e convier te en lo que decida el gobier no, en algo que tiene que cr eer s e en inter és de deter minados obj etivos , y que podr á s er alter ado s i es e obj etivo lo exige. Es to gener a un clima intelectual de abs oluto cinis mo en r elación con la ver dad, la pér dida del Página 23 de 32
s entido e, inclus ive, del s ignificado de la ver dad, la des apar ici ón del es pír itu de inves tigaci ón independiente y de la fe en el poder de la r azón (11). La pr opaganda totalitar ia afir ma que en las s ociedades de libr e mer cado no hay ver dader a liber tad por que las opiniones y los gus tos de las mas as s on influidos por la pr opagada, por los anuncios , por el ej emplo de las clas es acomodadas y por otr os factor es ambientales . De ello deducen que las ideas y los gus tos de las mas as s iempr e s on pr oducto de cir cuns tancias que pueden s er contr oladas , y que debemos utilizar es e poder deliber adamente par a encauzar los pens amientos de la gente hacia lo que cons ider amos la dir ecci ón cor r ecta. Pr obablemente s ea cier to que, en cualquier s ociedad, la liber tad de pens amiento s ólo s ea dir ectamente impor tante par a una pequeña minor ía. Per o es to no s ignifica que nadie s ea competente, o deba de tener el poder par a s eleccionar quiénes s on los que van a s er libr es . Y cier tamente no j us tifica la pr es unci ón de ningún gr upo de tener el der echo de deter minar lo que la gente deba pens ar o de cr eer . El pr incipal factor del pr ogr es o intelectual no es que todo el mundo pueda pens ar o es cr ibir s ino que cualquier caus a o cualquier idea pueda s er defendida por alguien. Mientr as no s e s upr ima la dis idencia, s iempr e habr á alguien que cues tione las ideas dominantes entr e s us contempor áneos y s ometa otr as nuevas a la pr ueba de la dis cus i ón y de la cr ítica. L o que cons tituye la vida del pens amiento es la inter acci ón entr e diver s os individuos con conocimientos y puntos de vis ta difer entes . El des ar r ollo de la r azón es un pr oces o s ocial bas ado en la ex is tencia de es as difer encias . Es tá en s u mis ma es encia que s us r es ultados no puedan s er pr onos ticados , que no podamos s aber cuáles ideas ayudar án a es te pr ogr es o y cuáles no. El des ar r ollo no puede s er gober nado por los puntos de vis ta que tenemos actualmente s in que, al mi s mo tiempo, lo es temos limitando. " Planificar " u " or ganizar " el des ar r ollo del conocimiento es una contr adición de tér minos . Pens ar que la mente humana puede contr olar s u pr opio des ar r ollo es confundir la r azón individual, (la única que puede " contr olar cons cientemente" algo) con es os pr oces os imper s onales que gener an s u des ar r ollo. Al intentar contr olar es e des ar r ollo, s i mplemente lo es tamos limitando. T ar de o tempr ano, es to conducir á al es tancamiento del pens amiento y a la decadencia de la r azón. La tr agedia del pens amiento colectivis ta es que, aunque empieza er igiendo a la r azón en la fuer za s upr ema, ter mina des tr uyéndola por que malinter pr eta los pr oces os de los que depende s u des ar r ollo. El individualis mo, por el contr ar io, r epr es enta una actitud de modes tia ante es te gr an pr oces o s ocial, y de toler ancia por las opiniones de los demás . El ex acto opues to del pens amiento colectivis ta. ---------------------------------------(11) El cr iter io de ver dad obj etiva s e encuentr a baj o un ter r ible ataque en los medios intelectuales de Es tados Unidos . Par a los teór icos del pos tmoder nis mo la " ver dad" es totalmente r elativa al gr upo en que uno s e encuentr e. Es te r elativis mo cultur al, cuyo obj etivo bás ico es des valor izar la civilización occidental y s u s is tema de valor es , es otr a de las pr emis as ideol ógicas del fas cis mo que cir culan ampliamente entr e los moder nos " pr ogr es is tas " nor teamer icanos . Página 24 de 32
---------- o ---------Capítulo XI I Las r aíces s ociales del nazis mo Es un er r or cons ider ar al Nacional S ocialis mo s implemente como un movimiento ir r acional s in antecedentes ideológicos . Por el contr ar io, el Nacional S ocialis mo culmina una lar ga evoluci ón del pens amiento, en el que no s ól o pens ador es alemanes tomar on par te. T homas Car lyle y Hous ton Chamber lain, Augus te Comte y Geor ge S or e for man tanta par te de es te des ar r ollo como los mis mos pens ador es alemanes . No s e puede, s in embar go, exager ar la impor tancia de es tas ideas antes de 1914. Hay que decir que el apoyo que r ecibier on es tas ideas no s e debi ó s implemente al auge del nacionalis mo en la Alemania der r otada. Mucho menos , en una s upues ta r eacción capitalis ta ante el avance del s ocialis mo. Por el contr ar io, el apoyo que llevó es tas ideas al poder vino, pr eci s amente, de las filas s ocialis tas . Dur ante la gener ación anter ior a la última guer r a, no hubo r ealmente opos ici ón al elemento s ocialis ta dentr o el mar x is mo s ino a los elementos liber ales de s u doctr ina, como s u inter nacionalis mo y s u democr atis mo. Cuando s e compr endi ó que es os elementos er an obs táculos a la r ealización del s ocialis mo, los s ocialis tas de la izquier da s e fuer on apr ox imando cada vez más a los de la der echa. Fue la uni ón de las fuer zas anticapitalis tas de la der echa y de la izquier da, la fus i ón del s ocialis mo r adical y del s ocialis mo cons er vador (12) lo que bar r i ó con todo lo que en Alemania había de liber al. La r elaci ón entr e s ocialis mo y nacionalis mo en Alemania fue es tr echa des de el pr incipio. L os pr incipales anteces or es del Nacional S ocialis mo - Fichte, Rodber tus y Las allefuer on al mis mo tiempo los r econocidos padr es del s ocialis mo. Mientr as el s ocialis mo mar x is ta dir igió el movimiento obr er o, los elementos nacionalis tas y autor itar ios per manecier on en s egundo lugar . Per o es taban implícitos en el movimiento. Habr ía que r ecor dar que en 1892 uno de los pr incipales líder es del movimiento obr er o alemán, Augus t B ebel, le dij o a Bi s mar ck que " el Canciller I mper ial puede es tar s egur o de que la S ocial Democr acia alemana es una es pecie de es cuela pr epar ator ia par a el militar is mo" . De 1914 en lo adelante comenzar on a s ur gir un maes tr o tr as otr o or ientando a los tr abaj ador es y a los j óvenes idealis tas hacia el Nacional S ocialis mo. Per o no s ur gier on de las filas de los cons er vador es y los r eaccionar ios s ino de las filas s ocialis tas . F ue s ólo pos ter ior mente que el r ápido cr ecimiento de la mar ea nacionalis ta s e tr ans for mó en la doctr ina hitler iana. Quizás el intelectual más r epr es entantivo de es te per íodo s ea Wer ner S ombar t, cuyo famos o Mer cader es y hér oes , apar eci ó publicado en 1915. S ombar t había s ido un s ocialis ta mar xis ta y todavía en 1909 afir maba con or gullo haber pas ado la mayor par te de s u vida luchando por las ideas de Mar x. Hi zo mucho por difundir el r es entimiento anticapitalis ta en Alemania. S i el pens amiento alemán s e vio per meado de elementos mar xis tas es tos s e debe, en gr an medida, a la labor de S ombar t. Es te er a per cibido como el pr incipal r epr es entante de una intelectualidad s ocialis ta per s eguida, incapaz, de al canzar una cátedr a univer s itar ia debido a s us ideas . Página 25 de 32
En Mer cader es y hér oes , S ombar t le daba la bienvenida a la " guer r a alemana" como un conlficto inevitable entr e la civilización comer cial de I nglater r a y la her oica cultur a alemana. S u des pr ecio por los puntos de vis ta " comer ciales " del pueblo inglés no tenía límites . Las ideas de Liber tad, I gualdad y F r ater nidad de 1789, er an, s egún S ombar t, ideales comer ciales cuyo único obj etivo er a as egur ar cier tas ventaj as a cier tos individuos . Cons ider ar la guer r a como una actividad inhumana y s in s entido er a un pr oducto de puntos de vis ta comer ciales . Par a S ombar t, la guer r a er a la culminación de una vis ión her oica de la vida, y la guer r a contr a I nglater r a er a la guer r a contr a el ideal comer cial de la liber tad y el comfor t individuales . Otr o teór ico que tuvo gr an impor tancia dur ante es e per íodo, fue Johann Plenge. Uno de s us libr os más impor tantes dur ante la guer r a s e titulaba 1789 y 1914 y es taba dedicado al conflicto entr e " las ideas de 1789" , el ideal de la liber tad, y " las ideas de 1914" , el ideal de la or gani zaci ón. Par a Plenge la or ganizaci ón er a la es encia mis ma del s ocialis mo. Ex actamente lo mis mo puede decir s e de todos los s ocialis tas que der ivan s u s ocialis mo de una cr uda aplicaci ón de los cr iter ios científicos a los pr oblemas de la s ociedad. S egún Plenge la economía de guer r a cr eada en Alemania en 1914 " es la pr imer a r ealizaci ón de una s ociedad s ocialis ta... y s u es pír itu la pr i mer a apar ici ón del es pír itu s ocialis ta. Las neces idades de la guer r a han es tablecido la idea s ocialis ta en la vida económica de Alemania y, por cons iguiente, la defens a de nues tr a naci ón ha pr oducido par a la humanidad la idea de 1914, la idea de la or ganización alemana... El es tado y la vida económica for man una nueva unidad... El s entimiento de r es pons abilidad económica que car acter i za al tr abaj o del empleado público s e ex tiende a toda la actividad pr ivada" . Al pr incipio Plenge todavía es per aba r econciliar el ideal de liber tad con el ideal de or ganizaci ón, aunque fundamentalmente mediante la completa per o voluntar ia s umis i ón del individuo al colectivo, per o pr onto es as tr azas de liber alis mo des apar ecier on de s us es cr itos . Par a 1918, ya había es tablecido la neces idad de unir el s ocialis mo con una cr uda política de poder . " E s hor a de r econocer " , decía, " el hecho de que el s ocialis mo ha de s er política de poder , s i ha de s er política de or ganizaci ón" . Y s igue Plenge: " Des de el punto de vis ta del s ocialis mo, que es or ganizaci ón, ¿acas o no es el der echo abs oluto a la autodeter minación de la gente el der echo a la anar quía económica individualis ta? ¿Es tamos dis pues tos a conceder le completa autodeter minaci ón al individuo en la vida económica? El s ocialis mo cons ecuente s ól o puede dar le a la gente los der echos que es tén acor des con la cor r elaci ón de fuer zas his tór icamente deter minadas " . L os ideales de los que Plenge fue por tavoz er an par ticular mente popular es , y qui zás inclus ive s e der ivaban de cier tos cír culos de científicos e ingenier os alemanes que clamaban por la or gani zaci ón centr al planificada de todos los as pectos de la vida como lo hacen ahor a en I nglater r a y E s tados Unidos . Las ideas de Plenge fuer on des ar r olladas y difundidas , aun más , por un par lamentar io s ocialdemócr ata, Paul Lens ch, que decía en s u libr o T r es años de r evolución mundial: Página 26 de 32
" El r es ultado de la decis ión de Bi s mar ck de 1879 (la adopción del pr oteccionis mo) fue que Alemania tomó el papel del r evolucionar io; es decir , de un es tado cuya pos i ción en r elación con el r es to del mundo es la de r epr es entar un s i s tema económico s uper ior y más avanzado... nues tr as concepciones de liber alis mo, democr acia y otr as por el es tilo, s e der ivan de las de las ideas del individualis mo ingl és , s egún las que un es tado liber al es un es tado con un gobier no débil, y donde toda r es tr icción de la liber tad del individuo es concebida como un pr oducto de la autocr acia y el militar is mo" . En Alemania, " a la lucha por el s ocialis mo ha s ido ex tr aor dinar iamente s implificada pues to que todos s us pr er r equis itos ya s e han es tablecido" . " Los conceptos políticos de " liber tad" y " der echos civiles " , de cons titucionalis mo y par lamentar is mo s e han der ivado de la concepci ón individualis ta del mundo, de la que el liber alis mo inglés en la encar nación clás ica... Per o es tos es tándar es han s ido des tr ozados por es ta guer r a. L o que hay que hacer es des embar azar s e de es tas ideas políticas her edadas y ayudar al cr ecimiento de una nueva concepci ón del es tado y la s ociedad. T ambién en es ta es fer a el s ocialis mo tiene que r epr es entar una opos ici ón cons ciente y fir me al individualis mo" . En s u libr o Pr us ianis mo y s ocialis mo, publicado en 1920, Os wald S pengler decía: " El viej o es pír itu pr us iano y la convicci ón s ocialis ta, que hoy s e odian con el odio de her manos , s on uno y lo mis mo" . " Los r epr es entantes de la civilizaci ón occidental en Alemania, los liber ales alemanes , s on el invis ible ej ér cito inglés que, tr as la batalla de Jena, Napoleón dej á detr ás en el s uelo alemán" . " La es tr uctur a de la naci ón ingles a es tá bas ada en la dis tinción entr e r icos y pobr es , la del pr us iano es tá bas ada entr e mando y obediencia. Por cons iguiente, el s ignificado de las difer encias de clas e es fundamentalmente difer ente en los dos país es " . La " idea pr us iana" r equer ía que todo el mundo fuer a un funcionar io del es tado, que todos los s ueldos y s alar ios fuer an deter minados por el es tado. La adminis tr ación de toda pr opiedad, en par ticular , s e conver tía en una funci ón as alar iada. Per o " la cues tión decis iva no s ól o par a Alemania s ino par a el mundo, y que tiene que s er r es uelta por Alemania par a el mundo es : En el futur o, ¿gober nar á el comer cio al es tado, o gober nar á el es tado al comer cio?. F r ente a es ta cues ti ón, pr us ianis mo y s ocialis mo s on lo mis mo... Pr us ianis mo y s ocialis mo combaten a I nglater r a en nues tr o medio.. ." F ue as í que la guer r a mis ma llegó a definir s e como una guer r a entr e s ocialis mo y liber alis mo como, entr e otr os , dij er a Van den Br uck, un teór ico nazi. El ver dader o ar chienemigo s iempr e fue el liber alis mo. La lucha contr a el liber alis mo en todas s us for mas , el liber alis mo que había der r otado a Alemania, er a la idea común que unía a s ocialis tas y a cons er vador es en un s olo fr ente. Al pr incipio fue fundamentalmente en el Movimiento de la Juventud Alemana, que er a cas i completamente s ocialis ta en s u ins pir aci ón y puntos de vis ta, donde es tas ideas fuer on más r ápidamente aceptadas y donde s e completó la fus ión entr e el s ocialis mo y el nacionalis mo. ----------------------------------Página 27 de 32
(12) Bus car la definición de " s ocialis mo cons er vador " al final del Manifies to Comunis ta. ---------- o ---------Capítulo XI I I L os totalitar ios en nues tr o medio Como he s uger ido en es tas páginas , la s ituaci ón actual en las democr acias occidentales no s e par ece tanto a las condiciones actuales de Alemania (1944) como a las condiciones de hace veinte o tr einta años . La cr eciente vener aci ón por el es tado, la admi r aci ón por el poder y de la gr andeza por la gr andeza mis ma, el entus ias mo por la " or ganización" de todo (que ahor a s e llama " planificación" ) y la " incapacidad de dej ar nada al s imple cr ecimiento or gánico" s on tan notables hoy en I nglater r a como ayer lo er an en Alemania. Hombr es como Lor d Mor ley o Henr y S idwick, como Lor d Acton o Dicey que er an admir ados en todo el mundo como ej emplos s obr es alientes de la s abidur ía política de I nglater r a s on, par a la pr es ente gener ación, obs oletos victor ianos . Ninguna des cr ipci ón en tér minos gener ales puede dar una idea adecuada de la s imilar idad que ex is te entr e la actual liter atur a política ingles a y los tr abaj os que des tr uyer on la cr eencia en la civilizaci ón occidental en Alemania y cr ear on el es tado de ánimo en el que pudo tr iunfar el nazis mo. La i mpaciencia con el es tilo del hombr e común, tan car acter ís ti ca del ex per to, y el des pr ecio por todo lo que no haya s ido cons cientemente or ganizado por mentes s uper ior es s egún modelos " científicos " er an fenómenos familiar es en la vida pública alemana gener aciones antes de que s e volvier an s ignificativos en I nglater r a. Como decía Julien Benda en la T r ahis on des Cler cs (La T r aici ón de los intelectuales ) " hay que obs er var que el dogma de que la his tor ia obedece a leyes científicas es pr edicado es pecialmente por los par tidar ios de la autor idad ar bitr ar ia. Es to es natur al pues to que de es a for ma s e eliminan las dos r ealidades que más odian: la liber tad humana y la acci ón his tór ica del individuo" . ---------- o ---------Capítulo XI V Condiciones mater iales y fines ideales En el pas ado, ha s ido la s umis i ón a las fuer zas imper s onales del mer cado lo que ha hecho pos ible el des ar r ollo de la civilización. E s es ta s umis i ón lo que nos per mite a todos cons tr uir algo que es mayor que lo que cada uno de nos otr os pudier a cons tr uir . S e equivocan ter r iblemente los que cr een que podemos ayudar a dominar las fuer zas de la s ociedad de la mis ma for ma que hemos apr endido a dominar las fuer zas de la Página 28 de 32
natur aleza. E s to no s ólo es el camino hacia el totalitar is mo s ino también el camino hacia la des tr ucci ón de nues tr a civilizaci ón y, cier tamente, la mej or maner a de bloquear el pr ogr es o. La liber tad individual no puede r econciliar s e con la s upr emacía de un obj etivo único al que toda la s ociedad tenga que es tar enter a y per manentemente s ubor dinada. La única ex cepci ón es la guer r a u otr a s ituaci ón impues ta por un des as tr e. L os mor alis tas que enar bolan las bander as de la " j us ticia s ocial" deben r ecor dar que la mor al es neces ar iamente un fenómeno individual. S ólo puede exis tir en la es fer a en que el individuo es libr e de optar por s i mis mo, de decidir s i s acr ificar alguna ventaj a mater ial a una r egla mor al. Fuer a de la es fer a de la r es pons abilidad individual no exis te ni bien ni mal, ni opor tunidad de mér ito mor al. No tenemos der echo a s er altr uis tas a cos ta de otr os , ni hay ningún mér ito en el altr uis mo obligator io. Un movimiento cuya pr incipal pr omes a s ea la de aliviar la r es pons abilidad individual no puede s ino tener efectos anti mor ales . La independencia, la confianza en s i mis mo, la dis pos ición a cor r er r ies gos , la dis pos ición a r es paldar las convicciones per s onales contr a una mayor ía, la di s pos ici ón a la cooper aci ón voluntar ia, la toler ancia fr ente al difer ente y al ex tr año, el r es peto por la cos tumbr e y la tr adici ón, y una s aludable s us picacia con el poder y la autor idad s on las vir tudes s obr e las que des cans a una s ociedad individualis ta. El colectivis mo no tiene nada con que s us tituirlas como no s ea la obediencia. En la s ociedad moder na las or ientaciones a r es petar ya no s on la liber tad del individuo, s u liber tad de movimiento o de ex pr es i ón. S on, por el contr ar io, los niveles pr otegidos de es te gr upo o aquel, s u " der echo" a ex cluir a otr os de dar le a s us conciudadanos lo que les hace falta ( 13). La dis cr iminación entr e miembr os y no miembr os de gr upos cer r ados es aceptada cada vez más como algo natur al; las inj us ticias contr a los individuos en inter és de cier tos gr upos s on vis tas con cr eciente indifer encia. ---------------------------------------(13) En es te s entido hay que tener mucho cuidado con la pr olifer aci ón de s upues tos " der echos " impuls ada por la izquier da contempor ánea. L os ver dader os der echos s ól o apuntan a pr otegen al individuo fr ente a la ar bitr ar iedad del poder . Per o la izquier da contempor ánea pr omueve muchos " der echos " que no s on tales s ino s imples as pir aciones cuya implementaci ón llevar ía a una " j us ticia dis tr ibutiva" y, por cons iguiente, al r es ur gimiento de los pr oblemas dis cutidos en es te libr o. Cuando s e habla del " der echo al tr abaj o" , por ej emplo, ¿quién va a tener el deber , o la obligaci ón, de emplear ? Y ¿qué s ignifica el der echo a una r etr ibuci ón " equitativa" y " s atis factor ia" ? ¿Acas o los s alar ios no es tán deter minados , como cualquier otr o factor de la pr oducci ón, por las leyes de la ofer ta y la demanda? Y, s i no es el mer cado, ¿quién deter mina entonces lo que es " equitativo" y " s atis factor io" ? La Declar aci ón Univer s al de 1948 fue un documento de compr omi s o, elabor ado baj o la pr es ión de la Uni ón S oviética y en medio del apogeo del New Deal. No hay que olvidar lo. Cr eo que hay que r eflex ionar s obr e es tos temas par a no volver a s er víctimas de la mi s ma demagogia de que hemos s ido víctimas en el pas ado. Página 29 de 32
---------- o ---------Capítulo XV Las per s pectivas del or den inter nacional Otr o campo donde el mundo también ha pagado car o el abandono del liber alis mo del s i glo XI X ha s ido en el de las r elaciones inter nacionales . T ambién en es te ter r eno las actuales concepciones s obr e lo que es des eable y pr acticable pueden pr oducir r es ultados completamente opues tos a los per s eguidos . Es una ilus i ón fatal cr eer que s us tituir la competencia de los mer cados por las negociaciones entr e los es tados tiende a r educir las fr icciones inter nacionales . Es to no es mas que tr as ladar la competencia entr e empr es as a la competencia entr e es tados poder os os y ar mados . No s e puede cr eer que las limitaciones e inconvenientes de la planificación a es cala nacional pueden s uper ar s e llevando la mis ma a una es cala inter nacional. Mientr as más aumenta la es cala de la planificación, más s e va limitando la es fer a de los acuer dos y más aumenta la neces idad de la compuls ión. S i s e llegar a a cons ider ar como la obligaci ón de cualquier autor idad inter nacional el pr oducir una j us ticia dis tr ibutiva entr e difer entes pueblos , la lucha de clas es s e cover tir ía en una lucha entr e los tr abaj ador es de dis tintos país es . Las cons ecuencias de planificar par a igualar los niveles de vida de dis tintos país es tendr ían que s er neces ar iamente des as tr os os . T odos es tamos de acuer do en ayudar a elevar s u nivel de vida a l os pueblos más pobr es . Per o, en es e s entido, la mej or ayuda es ayudar a mantener el or den y a cr ear las condiciones en las que la gente mis ma pueda des ar r ollar s u pr opia vida. Nunca, en ninguna par te, ha funcionado bien la democr acia s in una gr an medida de autogobier no que r epr es ente una es cuela de entr enamiento político par a todos , y par a los futur os líder es . Es s ól o cuando la r es pons abilidad en as untos con los que la gente es tá familiar izada puede apr ender s e y pr acticar s e, es s ólo cuando la acci ón es tá or ientada por las neces idades de nues tr os vecinos y no por algunos pr incipios abs tr actos , cuando la gente s encilla puede llegar a par ticipar efectivamente en los as untos públicos . S in duda, una de las mej or es s alvaguar das de la paz s er ía una autor idad inter nacional que limitar a el poder del es tado s obr e los individuos . Us ado con s abidur ía, el pr inci pio feder al pudier a s er la mej or s olución par a muchos de los pr oblemas más difíciles del mundo. Poder r educir el r iego de fr icciones que puedan llevar a la guer r a es pr obablemente todo lo que podamos y debamos es per ar . ---------- o ---------Capítulo XVI Conclus i ón
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S i hemos fallado en nues tr o intento por cr ear un mundo de hombr es libr es , tenemos que tr atar otr a vez. Per o lo que no debemos olvidar nunca es que una política de liber tad par a el individuo es la única ver dader amente pr ogr es is ta, y que es to s igue s iendo tan cier to hoy como lo fue en el s iglo XI X. Fin
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