Bolilla 2

  • October 2019
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Surgimiento de los bancos El nacimiento de los bancos es casi tan antiguo como la aparición de las organizaciones humanas, ya que las personas siempre han necesitado de alguien que financie las ideas y proyectos que ellas tienen. Se puede decir que los bancos nacieron con la necesidad de realizar simples operaciones de cambio y crédito a niveles personales, pero pronto se comenzaron a desarrollar funciones más amplias, a abarcar más personas y pasaron a contar con organizaciones más complejas. Los primeros bancos fueron probablemente los templos religiosos del mundo antiguo, y se establecieron durante el 3 º milenio AC. Los bancos posiblemente fueron anteriores a la invención de dinero. Inicialmente los depósitos consistían en cereales y ganado y más tarde en otras mercancías, implementos agrícolas y finalmente, los metales preciosos como el oro, en forma de llevar fácilmente las placas comprimidas. Los templos y palacios fueron los lugares más seguros para almacenar el oro. Como lugares sagrados, los templos presentaron un extra de disuasión a los posibles ladrones. Existen registros de préstamos del siglo 18 AC, en Babilonia que fueron hechos por los monjes y sacerdotes del templo a los comerciantes. En el momento del Código de Hammurabi, la banca está bien desarrollada lo suficiente para justificar la promulgación de las leyes que rigen las operaciones bancarias, limitando los intereses. Grecia: La antigua Grecia tiene una prueba más de la banca. Los templos griegos, llevaban a cabo las transacciones financieras, como préstamos, depósitos, créditos para viajeros, cambio de moneda y la validación de la moneda. En el templo de Delfos comerciantes y peregrinos de todas partes, llevaban sus valores a la tesorería. El capital que allí se depositaba no se mantenía ocioso sino que se prestaban con intereses. El interés no se cuestionaba, y se aceptó la más amplia libertad sobre los mismos. Luego se desarrollo la profesión de los banqueros privados y de los cambistas. Egipto: desde los primeros tiempos, el grano se ha utilizado como una forma de dinero, además de metales preciosos, graneros y el Estado funcionó como bancos bajo la dinastía de los Ptolomeos (330-323 AC), el gobierno se transformaron en una red de bancos de cereales, centralizado en Alejandría, donde se registraron las principales cuentas de todos los bancos estatales (granero). Esta red bancaria funcionó como un sistema de créditos comerciales en los que los pagos se efectuarán por transferencia de una cuenta a otra sin dinero que pase. Este modelo nace bajo la influencia griega. Roma: Es natural que el banco de Délfos se convirtiera en el modelo más imitado por los bancos de Roma. Roma perfeccionó el aspecto administrativo de la banca y vio a una mayor regulación de las instituciones financieras y las prácticas financieras. El cobro de intereses sobre los préstamos y el pago de intereses sobre los depósitos se hicieron más altamente desarrollados y competitivos. El desarrollo de bancos se limitó porque los romanos preferían las transacciones en efectivo. 1 Desarrollaron operaciones comunes en la antigüedad: recepción de depósitos, otorgamiento de créditos, operaciones similares al giro, etc. El Estado dictó leyes donde se imponía a los Bancos invertir en bienes inmuebles.

Edad Media La Feria: al terminar la invasión de los bárbaros comienza una nueva etapa en Europa, los mercaderes se desplazan por Europa y Asia, por vía marítima, fluvial y terrestre. Es la época del mercader nómade de las “ferias”. Los largos viajes y el peligro de traslado de metales crearon la necesidad de utilizar algún instrumento que sirviera a la vez como medio de cambio y de crédito, nació de esta manera la letra de cambio. Con estas operaciones hacen al progreso de la contabilidad. Los libros dieron más precisión y facilitaron la lectura. La Iglesia: La extensión de la propiedad territorial y la cuantía de la fortuna de la Iglesia, que llegó a poseer entre los siglos X y XI de un tercio a la mitad de la propiedad inmueble de la Europa occidental. Derecho: no era solamente la buena voluntad de los fieles o el interés público de sus fundaciones lo que atraía entonces recursos para el clero; existían además otras prácticas importantes de carácter imperativo: la Iglesia tenía derecho a una participación en cada ejecución testamentaria. Estaba tan generalizado el uso de los legados destinados a obras pías, que se estableció como norma entre los superiores eclesiásticos o laicos el derecho a designar para tal fin una parte de los bienes de los que fallecían sin testar. Los mismos siervos, para satisfacer este deber, obtuvieron el derecho de testar hasta la concurrencia de cinco sueldos. También el testamento en la Edad Media, por lo menos en las regiones de derecho consuetudinario, era verdaderamente un acto religioso y con mucha frecuencia se calificaba como limosna. La parte principal de los testamentos eran las donaciones piadosas. Lo referente a la herencia en materia civil se regulaba por las costumbres locales. En los siglos XII y XIII las disposiciones de orden profano volvieron a adquirir en los testamentos la parte importante que contenían antes del siglo IX y las de orden piadoso pasaron a ser accesorias. Fue en esta época cuando la intromisión en los testamentos adquirió carácter coercitivo, que se manifiesta en la equiparación de abintestato e inconfeso, que implicaba la condenación canónica de quienes no dejaban mandas piadosas. Precarios: Otro modo de apropiación que ha tenido gran importancia en la génesis de la propiedad de la Iglesia en la primera parte de la Edad Media, y cuyo carácter tiene singular interés, ha consistido en los contratos de precario, mediante los cuales los fieles hacían donaciones a la Iglesia de un bien raíz que inmediatamente volvía a adquirir el donante en forma de contrato censual a largo plazo. Siendo el contrato censual, jurídicamente considerado, una clase especial de locación, por 1

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medio del precario se transformaba la propiedad plena de una tierra o explotación rural en una forma de posesión. La Iglesia pasaba a tener el dominio eminente y el antiguo propietario transformado en precarista conservaba el usufructo. El precarista quedaba exento de las alternativas e incertidumbres de la economía agraria a cambio de la obligación de pagar a la Iglesia un censo fijo; la propiedad quedaba acogida al privilegio fiscal eclesiástico, y la seguridad personal del productor quedaba así más garantizada que en su condición precedente. En Italia: los bancos sentaron la base de sistema bancario moderno: son los fundadores de los métodos para operar en los bancos modernos. Los montes italianos: nacen (1462) como respuesta de la iglesia contra la actividad usuraria de los judíos y los lombardos. En el concilio de Letrán d (1515) se los reconoce oficialmente por la iglesia. Algunos montes no cobraban intereses pero exigían el pago de gastos y otros lo hacían en forma moderada y finalmente todos lo cobraban pero en forma moderada para mantener su actividad. Su actividad estaba ligada a las comunas y sus funcionarios eran elegidos por las ciudades y sostenidos con sus recursos. Se le critica desde un punto de vista moderno haber querido resolver problemas económicos con limosnas y cuando le fue imposible mantenerse en sus fines altruistas se convirtieron en instituciones basadas en el lucro. España: según la documentación visigótica y las actas legislativas de 1351 y 1428, el incremento de los bienes del clero era extraordinario. Una investigación hecha con fines fiscales en 1656 declaraba que en los reinos de Castilla y León una sexta parte de la propiedad territorial pertenecía a la Iglesia. En Francia se ha calculado que a fines del siglo XV las rentas de la Iglesia eran apenas inferiores a las del Estado; en tiempos de Luís XIII la Iglesia parece haber poseído una tercera parte del suelo francés. Un sínodo de París de 1212 descubría los abusos de esta influencia que ejercían los confesores sobre los moribundos. La asimilación entre intestados e inconfesos, al ser admitida por el derecho consuetudinario, vino a facilitar la intromisión clerical en materia testamentaria. Como en tales casos este derecho autorizaba la confiscación de los bienes de quienes morían sin testar, en provecho del príncipe, castigando con ello la falta de confesión y no la falta de testamento, el clero intervenía entonces para fabricar un testamento simulado que, evitando la confiscación, salvaba la parte de la Iglesia y herederos. Las exigencias fiscales de los monasterios y de los obispos no eran menos imperativas para las poblaciones, que productivas para sus usufructuarios. Los diezmos, oblaciones y prestaciones que exigían los monjes y el clero secular se extendían a toda clase de productos de la agricultura y de la ganadería y gravaban también la actividad comercial e industrial. La jurisdicción temporal del obispo de París daba a éste el derecho a una participación importante en los recursos fiscales de la ciudad en competencia con el poder real, y un fallo judicial de 1407 confirmaba todavía en su favor esos antiguos derechos episcopales. En 1380 el Parlamento inglés denunciaba que la Iglesia poseía una tercera parte de la Isla.

Edad Moderna A) Venecia: Banco de Rialto. En el siglo XII a XV los bancos venecianos gozaron de plena libertad, la que fue paulatinamente limitada por medio de disposiciones legales hasta llegar hasta la completa nacionalización de la banca al finalizar el siglo XVI. Existía en Venecia una regulación de la actividad bancaria, reglamentando así la actividad de los bancos, su operatoria, la operación de depósito y se dictaron normas respecto al control y de la supervisión de los bancos. Los banqueros venecianos eran comerciantes, exportadores e importadores, pero esta practica que venia desde la edad media, traía como consecuencia la bancarrota. De allí que en el año 1374 se dispuso la prohibición de que los banqueros particulares comerciaran ciertas mercancías. Por otro lado se limito a los banqueros su actividad comercial, prohibiéndoles hacerlos por sumas mayores que las prestadas por el estado. Se separaron las operaciones de bancarias de las de “crédito”. Producto de la bancarrota de los bancos y banqueros, esto llevo al senado veneciano a sancionar por ley la creación de un Banco Estatal, “Banco de Rialto”. A partir de entonces no pudieron funcionar los bancos particulares de Venecia. En banco dependía de la Administración estatal, era presidido por un gobernador elegido por el senado, que fijaba su remuneración. Duraba en su cargo tres años. El banco no tenia una moneda especial y se le exigió solamente que pagara en monedas buenas y corrientes. En el año 1619 se creo el Banco de Giro, el cual funciono paralelamente al Banco de Rialto hasta el año 1637 en que este último fue liquidado. El carácter del Banco de Rialto era un instituto de crédito particular, mientras que el Banco de Giro era un banco emisor, como tal los clientes particulares, podían disponer de las sumas depositadas en efectivo, es decir, totalmente respaldada por numerario. Solo en estado podía disponer de créditos no respaldados. Solo en estado podía disponer de créditos no respaldados. El Banco de de Giro creo una moneda diferente de la que estaba en circulación, sin relación directa con el oro o la plata. Su actividad se desarrollo hasta la caída de la Republica Veneciana a fines del siglo XVIII. B) Banco de San Jorge de Génova.

Es considerado este banco la primera institución bancaria “capitalista” de sentido moderno. A pesar de haber surgido de iniciativa estatal no se convirtió en un banco del Estado, actuando en realidad como un ente “paraestatal”. Sus orígenes se remontan a los años 1147-1148, pero su nacimiento orgánico data de 1407. El banco nació para facilitar las operaciones de la Republica Genovesa, que recurría a prestamos y otorgaba a cambio algunas gabelas, facilitando así al Estado poder adquisitivo adicional. Pero además el banco hizo grandes inversiones en empresas agrarias, especialmente en los negocios de colonización. Su actuación estuvo reglamentada desde sus comienzos por normas del derecho público, además de las privadas que regulaban su organización y sus relaciones con los particulares. Constaba de varios órganos: “El Consejo General de San Jorge” (especie de asamblea de la sociedad), “El Magnifico Ufficio dei Signori Otto Protettori di San Giorgio” (poder ejecutivo), “El Ufficio del precedente” (para finiquitar los negocios que no habían terminado y de los cuales sólo ellos estaban informados en todos los detalles); y por ultimo “Los Procuratori” (tarea principal: revisión de cuentas). El banco fue liquidado en 1816 por orden de Napoleón, al anexarse la Republica genovesa al Imperio Francés. C) La banca de Inglaterra. En Inglaterra la actividad bancaria estuvo a cargo de los particulares; el Estado intervenía solo ejerciendo cierto control. La historia bancaria inglesa, antes de la creación de Banco de Inglaterra, destaca la actuación de los orfebres, que en calidad de comerciantes y de propietarios de metales nobles, se dedicaron a efectuar operaciones bancarias: aceptando depósitos, financiando empresas políticas, etc. Realizaron operaciones de giro y fueron los primeros en entregar a los depositantes certificados fiduciarios, los “goldsmithnotes”, que adquirieron gran difusión en el siglo XVII. En el año 1672 la bancarrota del Estado acabo con la actuación de los banqueros particulares. Al no poder el estado pagar los intereses de su deuda, los orfebres se vieron en la imposibilidad de reintegrar los depósitos de los particulares. En 1694 se fundo el Banco de Inglaterra, que debió constituirse como un ente privado y autónomo de la Corona, no como banco del Estado. Estableciéndose expresamente en sus actas que el banco no podía hacer anticipos al Estado si no era con el voto expreso del parlamento. El banco tuvo el derecho a emitir billetes a la vista y al portador, hacer operaciones de cambio, operar con metales nobles, pignorar mercancías y negociar letras de cambio. Al banco le estaba prohibido intervenir en negocios comerciales; no podía recibir depósitos ni efectuar préstamos por una mayor suma que la de su capital propio, y en consecuencia sólo podía emitir billetes hasta esa suma. El banco se organizo en forma de sociedad anónima y fue conducido por un gobernador, un vicegobernador y un directorio. D) Banco de Francia El Banco de Francia es el banco central de Francia; esta supeditado al Banco Central Europeo (BCE). Su principal responsabilidad es definir la política del tipo de interés en el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), Su oficina central esta en París. Relación con el ESCB: El 1 de junio de 1998, se creó una nueva institución, el Banco Central Europeo (BCE), responsable de la política monetaria común del Euro. El cuerpo del BCE estaba formado por todos los bancos centrales nacionales de los países miembros de la Unión Europea, constituidos en el Sistema europeo de Bancos Centrales (SEBC). El SEBC es un marco institucional para la política monetaria única del Euro . De acuerdo con la web del Banque de France, el "repartición de responsabilidades entre el BCE y los respectivos bancos centrales esta basada en una significante descentralización dirigido a la política monetaria única del SEBC". Historia • 1716 John Law abre el Banque Générale • 1718 El Banque Generale es adquirido por el gobierno y renombrado Banque Royale • 1800 Creación del Banco de Francia (Banque de France) • 1808-1936 Los billetes expedidos en el banco comienzan a ser legales; expansión de la red de sucursales • 1936-1945 Nacionalizaron • 1973 Revisión de los estatutos del Banco • 1993 Extensiva reforma para garantizar la independencia del banco, para asegurar la estabilidad de precios, a costa de la política interior. Esta reforma aclara el camino a la unión monetaria europea. • 1998 Entrada en el sistema europeo de Bancos Centrales

Época Contemporánea Billetes de banco - Evolución - etapas: El trueque no monetario. De los estudios realizados sobre el intercambio utilitario entre pueblos primitivos existentes en la actualidad se deduce que, entre estas sociedades, el trueque no tiene un carácter únicamente utilitario, sino que cumple sobre todo una función social.

De hecho, en las poblaciones humanas de organización social más sencilla -las denominadas de (cazadoresrecolectores) el sostenimiento individual y familiar se desarrolla en el interior de la comunidad, por lo que el intercambio utilitario no es vitalmente necesario. Sí lo es, en cambio, socialmente, ya que sirve para establecer lazos de amistad y alianzas con otros grupos o bien para afianzar las relaciones sociales existentes en el interior del propio grupo. Debido a la gran importancia de este componente social, el trueque primitivo está muchas veces revestido de formalidades, de rituales complejos ligados a la magia, es decir, a la concepción sacral de la vida del hombre. Todo acto de intercambio es considerado sagrado, al igual que todas las relaciones sociales. La realidad monetaria entre los pueblos primitivos. Entre los pueblos primitivos existentes en la actualidad el conocimiento y la utilización de alguna clase de sistema monetario destaca en tres partes del mundo: África occidental y Central; Melanesia y Micronesia; y el oeste de Norteamérica. Es necesario resaltar el hecho de que los pueblos de todas estas zonas practican unas avanzadas relaciones utilitarias de tipo neolítico, ya sea agrícola o pastoril. Este utilitarismo neolítico es, sin embargo, todavía poco especializado: cada pequeña unidad social productora puede autoabastecerse en gran medida y por, eso el trueque conserva aún un carácter fuertemente social. Estos pueblos tampoco conocen sistema alguno de escritura y, no obstante, poseen unos sistemas monetarios constituidos por lo que hemos denominado unidades monetarias y valores mercantiles. Efectivamente, entre las poblaciones primitivas de las zonas mencionadas ciertos objetos están revestidos de una gran importancia social: son símbolos de riqueza y confieren al que los posee un gran prestigio. Debido a que estos objetos son a menudo intercambiados ceremonialmente con ocasión de ciertos acontecimientos sociales, muchos etnólogos los han equiparado a una forma disminuida o primitiva de la moneda metálica que estuvo en vigor entre todos los pueblos civilizados actuales, hasta que fue sustituida definitivamente por los billetes de banco de curso forzoso, entre 1.914 y 1.936. Estos objetos llevan a cabo una función estrictamente utilitaria, y es la de servir de patrones de medida de valor en el intercambio de los bienes utilitarios corrientes. Dichos objetos no son nunca realmente intercambiados sino que son únicamente una referencia abstracta para calcular equivalencias entre otras mercancías valoradas en ellos. Eso es precisamente lo que hemos denominado unidad monetaria. Los valores asignados en unidades monetarias a cada mercancía son los valores mercantiles de dichas mercancías. Los sistemas monetarios de las civilizaciones nacientes. La arqueología nos ha descubierto en los últimos decenios como nacieron las primeras civilizaciones en el Asia sudoccidental (Mesopotamia, Elam, Próximo Oriente...), en el valle del Indo, en Egipto y más tarde en el Egeo, el valle del Danubio, etc. Estas civilizaciones o culturas de ciudad estaban fundamentadas en un utilitarismo neolítico avanzado, con cultivo extensivo de cereales y con una división de trabajo cada vez más estable. Desde los inicios mismos de su neolitización estas sociedades contaban probablemente con unidades monetarias como las definidas, casi siempre abstractadas a partir de las mercancías prototípicas o más importantes de cada una. En Mesopotamia, por ejemplo, se utilizó una medida de cebada y posteriormente un peso determinado de plata. En Egipto, la medida común de los valores mercantiles era el “uten”, una espiral de cobre de un peso más o menos fijo. En la Grecia homérica, la unidad monetaria abstracta era el «buey». Ni la cebada o la plata en Mesopotamia, ni el cobre en Egipto, ni los bueyes en Grecia, eran realmente intercambiados en cada transacción del mercado. Como ya se ha dicho, el hecho de que consideremos estas mercancías como unidades monetarias, significa sencillamente que eran tomadas como medida abstracta común del valor de todas las otras mercancías: o lo que es lo mismo, todas las otras mercancías podrían evaluarse en términos de tales unidades. Por otro lado, y también desde los inicios del neolítico (8.500 a.C.) se conoce en toda Asia sudoccidental el desarrollo de un sistema de contabilidad a base de fichas de barro. En toda la llanura mesopotámica se desarrolla ya, desde finales del milenio VI a.C., lo que se ha denominado economía del templo. Al parecer, el templo funcionaba como una institución no sólo de carácter sacral, sino también con importantes dimensiones sociales y utilitarias. En el seno y al amparo del templo se desarrollan toda clase de actividades agrícolas, artesanales y de manufactura. Parece ser que el templo utilizaba los excedentes agrícolas para mantener las actividades artesanales, artísticas y culturales, funcionando como un sistema de redistribución. Estas complejas actividades llevaron a los templos, poco a poco, a desarrollar también sistemas de contabilidad complejos para el control de todos los movimientos de mercancías, personal y salarios. En época de Hammurabi (hacia 1.800 a.C.) cuando ya la moneda metálica se había comenzado a introducir, se sabe que los comerciantes asirios establecidos en el Asia Menor, dedicados a la obtención de cobre de esta tierra, practicaban un sistema de saldo de deudas entre cuentas. Con la aparición de los primeros instrumentos-documentos monetarios desaparece por primera vez el trueque elemental, es decir, el intercambio directo de mercancía contra mercancía, para dar lugar al intercambio diferido que hemos denominado cambio monetario elemental. Probablemente, estos instrumentos-documentos, sólo eran utilizados a nivel de los grandes comerciantes; pero a pesar de eso, la sola introducción en el mercado de cambios monetarios elementales, tiene como efecto inmediato que se plantee por primera vez el tema del equilibrio del mercado global. Efectivamente, cuando todo el mercado se compone de trueques elementales, dicho mercado está necesariamente en equilibrio, porque cada trueque elemental es auto-equilibrado. Pero cuando se introducen cambios monetarios elementales, aunque sea sólo en una pequeña proporción, el equilibrio global del mercado desaparece porque los cambios monetarios

elementales no representan un equilibrio real entre dos mercancías concretas, sino únicamente un equilibrio artificial, intracontable, entre una mercancía concreta y unas unidades monetarias que arbitrariamente se le han asignado. Para restablecer el equilibrio real del mercado global, es preciso recurrir a una estrategia: la estrategia de adecuación entre el valor total del poder de venta existente y el valor total del poder de compra disponible. Esta estrategia recibe el nombre de invención (o en su caso exvención) de dinero o poder de compra. Probablemente los antiguos sacerdotes mesopotámicos se dieron cuenta de este problema y supieron resolverlo, ya que a ellos se remontan las primeras experiencias de préstamo y crédito, es decir, de profesionalización bancaria. Aparición de la moneda metálica concreta. Los instrumentos-documentos monetarios surgieron como simple instrumentación, como simple expediente contable para evitar las molestias del trueque. Eran, pues, de naturaleza radicalmente abstracta-auxiliar y estaban desprovistos de valor intrínseco. Su funcionamiento no implicaba el intercambio de ningún objeto concreto, sino únicamente la referencia a una unidad monetaria abstracta. Aunque la unidad monetaria estuviera representada simbólicamente por una mercancía concreta (un saco de cebada, un buey...) esta mercancía no intervenía de forma real en las transacciones. Lo que interesaba era que hiciese de referencia abstracta del valor de las mercancías intercambiadas y no que se utilizara para intercambiar otros bienes por ella. En Mesopotamia, probablemente desde mediados del III milenio a.C., aparece un nuevo tipo de instrumento monetario: la moneda metálica. Paralelamente a los progresos realizados en la valoración de los metales (peso, calidad...), se va generalizando la costumbre de realizar los pagos en metálico: recordemos aquí que una de las unidades monetarias mesopotámicas era el siclo (con sus múltiplos y submúltiplos), es decir, un peso de metal precioso. Poco a poco, se fue pasando del pago mediante instrumento-documento monetario al pago en metálico. Si bien al principio la práctica de documentar cada transacción elemental -mediante la presencia de testigos y la utilización de un instrumento-documento monetario- se mantiene viva, poco a poco se va perdiendo y los pagos en metálico llegan a ser completamente indocumentados, completamente anónimos. Las circunstancias que impulsaron este cambio de dirección en la historia monetaria no son fáciles de explicar. De entre ellas, las más significativas podrían ser: 1. La mayor rapidez y comodidad en las transacciones, en una época en que escribir era un arte complicado al alcance de muy pocos; 2. Las posibilidades de ocultación y, consiguientemente, de corrupción que el nuevo sistema monetario posibilitaba. El resultado final de este proceso es la instauración de un nuevo sistema monetario bien conocido por todos: el sistema monetario metalista. En este sistema, los instrumentos-documentos monetarios, auxiliares-abstractos, desprovistos de valor intrínseco, pasan a ser instrumentos monetarios concretos con valor intrínseco y sin valor documentario. Una mercancía concreta, un metal precioso (oro, cobre, plata...), es elegida y privilegiada entre todas las otras, para hacer de medio de pago en cualquier intercambio de todas las demás. Por ello, la unidad monetaria es denominada en este sistema, moneda-mercancía. Los primeros instrumentos monetarios metálicos eran, incluso en el interior de cada civilización y de cada ciudadimperio, de formas, muy diversas y de calidades de metal muy variadas. Por este motivo, en cada transacción era necesario pesar y probar el metal utilizado. Más adelante, para solventar este inconveniente, se generalizó el uso de piezas de metal normalizadas, garantizadas por un peso y una calidad determinadas. La garantía era dada por el sello de la persona que encuñaba las piezas: estas piezas son las monedas propiamente dichas. Las primeras de que se tiene noticia documentada se remontan al siglo VII a C, en el Asia Menor. Si en un principio cualquier persona con suficiente autoridad y riqueza podía encuñar su propia moneda, con el paso del tiempo esta función llegó a ser monopolizada por los poderes oficiales. En cada transacción mercantil, la única función que cumple la moneda metálica es la de ser un medio de pago, es decir, un instrumento que permite realizar una transacción de mercancías. Con la entrega de unas piezas de moneda se puede dar por pagada y saldada cualquier situación de intercambio mercantil. De la moneda metálica al papel moneda. La moneda metálica se expansionó rápidamente y gozó de gran aceptación entre todos los pueblos civilizados de la antigüedad. A pesar de ello, en su misma naturaleza llevaba el germen de su desaparición. Efectivamente, los sistemas metalistas tienen un límite muy preciso para su desarrollo: la cantidad de metal acuñable existente en cada sociedad geo-política en un momento dado. En efecto, la piedra filosofal que transforma cualquier material en oro aún no se ha descubierto, por lo que es imposible aumentar a voluntad las existencias de metal monetario cuando éstas son insuficientes para la cantidad de mercancías realmente existentes. Cada vez que un mercado se vuelve excesivamente dinámico y fecundo, la escasez de metal acuñable provoca la aparición de nuevas modalidades de instrumentos monetarios menos limitados en cuanto a su capacidad de expansión. Recorramos ahora, muy brevemente, la historia de este retorno a la necesaria abstracción del sistema monetario, abstracción que no se alcanza de forma definitiva hasta el año 1.914. Ya en la Edad Media, en Europa, la escasez de metales preciosos llevaba a los monarcas u otras autoridades acuñadoras a practicar manipulaciones monetarias, inconfesadas o públicas. Debido a que la emisión y el curso legal de la moneda estaban en sus manos, estas autoridades podían hacer que el valor nominal y legal de las piezas de moneda no correspondiesen a su valor real en metal. Esto podía obtenerse por dos procedimientos: acuñando nueva moneda con el mismo valor nominal pero con un contenido inferior de metal; o bien aumentando oficialmente y artificialmente el valor nominal de las piezas en

circulación. De este modo, la autoridad acuñadora podía realizar sus pagos utilizando una cantidad menor de metal. Estas prácticas fueron corrientes durante toda la Baja Edad Media en que los Tesoros reales se endeudaban casi permanentemente y encontraban en este artificio monetario una solución a sus problemas. Pero esta solución sólo era momentánea ya que la consecuencia inevitable de las manipulaciones era el alza de los precios y de los salarios; alza que agravaba nuevamente la situación del Tesoro, que se veía obligado a realizar nuevas manipulaciones iniciando un ciclo interminable. Evidentemente, los más perjudicados eran siempre las clases populares, que no tenían suficiente poder de compra para hacer frente a las alzas de los precios, y que tampoco tenían la posibilidad de manipular la moneda que les era impuesta. Con las manipulaciones monetarias de la Edad Media se abre la brecha que empezará a separar el valor real de la moneda metálica concreta del valor monetario que se le atribuye artificialmente, en función de las necesidades del mercado. Para dar respuesta a estas necesidades, los banqueros de la época inventan una nueva práctica que intenta suplir la escasez de metal: la letra de cambio. En un principio, la letra de cambio es únicamente un medio de saldar las deudas a distancia y evitar, de este modo, los peligros del transporte de metal. Pero, más adelante, a la letra de cambio se añade la noción de crédito, es decir, de pago diferido en el tiempo. La letra de crédito en todas sus múltiples formas y variantes históricas y actuales, tiene como característica definitoria el hecho de que crea una nueva circulación monetaria que se suma a la circulación de moneda metálica. Cuando una letra de cambio circula de mano en mano, sirviendo como medio de pago aceptado comúnmente, lo que circula es simplemente una promesa de pago en metálico a un plazo dado; pero este metálico aún no existe. Por lo tanto, la letra de cambio no substituye a la moneda metálica, sino que se le añade a ella. Es un nuevo instrumento monetario el cual, además, no tiene ningún valor intrínseco dado que el único elemento que la sustenta es la confianza, ciertamente bien inmaterial, en que una vez transcurrido el plazo previsto para el pago, éste será efectivamente realizado. Cuando un banco descuenta una letra pagándola en metálico, también este pago representa una creación monetaria, porque el banco, al avanzar este dinero, está utilizando depósitos de sus clientes. De esta forma, una única cantidad de moneda metálica figura en dos partidas: en la cuenta corriente de los depositantes y en manos del que ha cobrado la letra. Esta situación aparentemente anómala sólo desaparece una vez la letra ha sido hecha efectiva al vencimiento. El banco asume el riesgo de que la letra no sea hecha efectiva, pero este riesgo no es excesivo siempre que la relación entre el total de depósitos realmente efectuados y el total de créditos concedidos se mantenga en unos límites prudentes. La limitación evidente del papel crédito es la de estar ligado, en un periodo de tiempo muy preciso, a la moneda metálica concreta. Esta limitación desaparece con la aparición del billete de banco. El billete de banco fue inventado en 1656 por Palmstruk, un banquero de Amsterdam. Consiste simplemente en un reconocimiento de deuda del banco que lo emite. El banco, en lugar de responder de sus obligaciones para con sus clientes entregándoles moneda metálica, la hace entregándoles billetes; documentos en los que el banco reconoce su deuda por una cantidad determinada de metal moneda. Estos billetes pueden convertirse, en el momento en que su poseedor lo desee, en moneda metálica. El billete de banco inconvertible. Finalmente, también el gold standard se mostró inadecuado para las necesidades de un mercado tan desarrollado como el del siglo XX. Con la nueva evolución del sistema monetario, los instrumentos monetarios llegarán a ser totalmente abstractos, totalmente desligados de cualquier valor concreto e intrínseco. Durante el siglo XIX, los Bancos Centrales de los diferentes Estados fueron monopolizando la emisión de billetes de banco, los cuales llegaron a ser así de curso legal. Pero cada vez que a un Estado se le presentaban problemas de tipo político o utilitario -crisis de producción, guerras, revoluciones...- y tenía que atender más gastos, este Estado se veía en la necesidad de emitir más y más billetes, hasta que llegaba la inevitable crisis de confianza. Todas las personas deseaban convertir sus billetes en metal y el único recurso que le quedaba a ese Estado era de declarar el curso forzoso de los billetes, lo cual significaba la imposibilidad de convertirlos en metal precioso. Solamente cuando la situación volvía a la normalidad podía restablecerse la convertibilidad. Durante la Primera Guerra Mundial, los enormes gastos bélicos provocaron el vacío casi total de las arcas de los Estados participantes. El oro de estos Estados emigró en gran parte a los Estados Unidos de América. Los billetes se emitieron en grandes cantidades y, evidentemente, se suprimió la convertibilidad. A partir de entonces, los sistemas monetarios del «mundo civilizado» se han caracterizado por la inconvertibilidad de los billetes de banco. Después de la guerra, algunos países intentaron restaurar una parcial convertibilidad, pero la crisis de 1.929 puso fin definitivamente a la cuestión. De manera que el sistema monetario surgido de la Primera Guerra Mundial se basa en el abandono de la moneda metálica por lo que hace a las relaciones utilitarias en el interior de cada Estado. En las relaciones internacionales se mantiene el papel del oro, pero sólo hasta 1.971, año en que el presidente Nixon desligó el dólar del oro y denunció unilateralmente los acuerdos de Bretton Woods, establecidos el año 1.944. El predominio del billete de banco inconvertible, que para mayor comodidad denominaremos papel moneda, es el rasgo característico de la nueva etapa monetaria. Este papel moneda, el mismo que circula todavía en nuestros días, ya no tiene nada que ver con el oro, ni con ningún metal ni mercancía concreta. No representa ninguna cantidad de oro, ni puede ser convertible en él. ¿Cuál es entonces la naturaleza del papel moneda? ¿Cuál es su fundamento? El papel moneda se basa sencillamente, en la convención social que ha hecho de él el instrumento necesario de los actos de intercambio mercantil y en la confianza que se le hace, en tanto que instrumento que cumple adecuadamente su función. Por lo tanto su naturaleza es radicalmente auxiliar-

abstracta. Su valor es el de un instrumento que nos ayuda en la contabilidad e intercambio de las mercancías concretas; se trata de un valor auxiliar y abstracto, y no de un valor intrínseco y concreto: éste sólo puede ser detentado por las mercancías concretas. El sistema monetario ha vuelto, finalmente, a su fundamental naturaleza primitiva.

Antecedentes Nacionales Argentina 1. La Colonia, la Moneda. Durante el periodo colonial la moneda que circulo en el territorio fue la que se acuñaba en Potosí y México, establecida por la corona para las colonias. Hasta 1810 no hubo un ordenamiento jurídico concreto en el ámbito financiero. 2. Intentos organizativos. Caracterizo a este periodo, entre otras cosas, el sistema de inconvertibilidad de la moneda. En 1813 se acuña moneda de igual denominación y peso, que se encargaron a Potosí. En 1818 se crea la Banca Nacional de Fondos de Sud América, que se constituye como entidad recaudadora de fondos y emite certificados endosables. Es liquidada en el año 1821. En 1822 se crea el Banco de la Provincia de Buenos Aires, que se constituye como ente privado, una sociedad anónima, emite billetes y realiza operaciones de banco. En 1826 el Banco de la Provincia de Buenos Aires se transforma en el Banco Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, como sociedad mixta que emite billetes para todo el territorio. Se liquida en el año 1836. En 1836 se crea la Casa de la Moneda que emitía billetes obligatorios para todo el territorio. 3. La Constitución Nacional. En 1854 la Casa de la Moneda deviene en Casa de la Moneda y Banco de la Moneda, constituyéndose como ente estatal. En 1859 Buenos Aires tenía su propio Banco Provincial y al incorporarse a la Confederación Argentina se reserva el derecho de legislar en materia bancaria, lo que sucederá hasta el año 1977. En 1872 se crea el Banco Nacional, para cumplir con el objetivo de la Constitución Nacional art. 67 inc. 4. 1880 y la década del ’80; el ’90 Caracterizó a esta época el hecho de que se permitió sin ninguna restricción la emisión de dinero. En el año 1881 se dictó la ley 1130, la que fue denominada como “Ley General de Monedas”; esta ley, al establecer un patrón bimetálico, fue el punto de partida para organizar el sistema financiero. Este sistema se derogó en 1883, año en que se ordenó a los bancos que emitieran billetes pagaderos en oro. Este sistema tampoco duró mucho: en el 1884 se estableció la inconvertibilidad otra vez. En el 1887 se dictó la “Ley de Bancos Garantizados” mediante la cual se podía autorizar a los bancos emitir billetes sin mayores requisitos. En 1899 se autorizó a la Caja de Comercio a entregar billetes de curso legal por oro, o viceversa. En 1902, quedó consolidada la conversión hasta la primera guerra mundial en 1914. Desde 1929 rigió la inconversión hasta 1991. 5. El régimen de 1935: caracteres, estructura Se le asignó al Banco Central de la Republica Argentina (creado por ley 12.155), la función de regular la masa monetaria y ejercer el control de la actividad bancaria. El BCRA se creo como sociedad mixta (aportes del Estado nacional, bancos nacionales y bancos extranjeros), y tuvo como primer objetivo organizar la actividad financiera, en un país sustentado en el modelo agroexportador. Junto con la creación del BCRA se dicto un paquete de leyes sobre el régimen legal de los bancos, la creación del Instituto Movilizador de Fondos, la modificación de la Carta Orgánica del Banco de la Nación Argentina y del Banco Hipotecario, y la creación de la comisión organizadora de todas esas instituciones. Todo este paquete de leyes obedeció al cumplimiento del pacto Roca-Runciman. 6. El régimen de 1946. En ese mismo año se nacionalizó el BCRA, declarando su capital de patrimonio nacional y constituyéndolo como entidad autárquica. Al dictarse el decreto de nacionalización se consideró que “la conducción crediticia monetaria por el Estado es un elemento básico de la política financiera de la Nación”. No solo la nacionalización del BCRA fue muestra del cambio operado en el sistema financiero, también se nacionalizaron los depósitos (ley 11.544), por ende los bancos pasaron a ser mandatarios del BCRA. Rigió durante este período un sistema de reservas y proporcionalidad entre las colocaciones y el volumen crediticio. El BCRA se transformó en el único banquero con la facultad de crear moneda. 7. El régimen de 1957 Por medio de las leyes 13.125 a 13.130 se modifica el sistema financiero: se deroga la intermediación del BCRA y se reintegran los depósitos a los bancos, se estatuyen nuevas cartas orgánicas del BCRA, del Banco Hipotecario y del Banco Industrial, y se estableció la Ley de Bancos. 8. La ley 18.061 En el año 1969 se dicta esta ley, durante un gobierno de facto. La ley tenía los siguientes objetivos: consolidar las instituciones con miras al aumento de su eficiencia operativa y en correspondencia con la función de servicio publico; optimizar especializada de los bancos para satisfacer

requerimientos crediticios en condiciones y plazos adecuados; y fortalecer del sistema financiero, para lograr mayor captación de fondos y atender a la demanda crediticia. Características de la ley a.Ampliación del sistema financiero: comprendiendo además de los bancos a las demás compañías financieras, sociedades de crédito para consumo y las cajas de crédito. b.Preferencia para entidades nacionales c. Concepción regionalista y federalista d.Precisiones: facultades del BCRA, calificación de entidades, régimen de garantía parcial, secreto bancario. 9. La reforma de 1973 Respondió a la finalidad de dotar de instrumentos legales al sustancial cambio que significó la reimplantación del sistema de depósitos nacionales. Se recuperó para el Estado la potestad única de emitir moneda. El sistema financiero fue similar al establecido en el período que va desde 1946 a 1957; es decir fundado en la nacionalización de los depósitos, inspirada en principios redistributivos. La principal función institucional no era simplemente lucrativa, sino el desarrollo económico. 10. La reforma de 1977 Ese año se dicto la ley 21.495 que derogó el régimen de nacionalización de los depósitos. Las entidades bancarias retomaron la facultad de tomar depósitos, previa constitución de un efectivo mínimo (encaje) obligatorio. También se dicto la ley 21.526 por la que se mantuvo la garantía del BCRA por los depósitos en cualquier entidad del sistema. 11. Reformas posteriores. a. Ley 21.364 Modificación de la Carta Orgánica del BCRA: mediante la cual el Ministerio de Economía es el superior jerárquico nato del BCRA. Se otorgó mayor autarquía al Banco. b.Ley 21.572 Creación de la cuenta de regulación Monetaria c. Ley 24.144: se sienta como objetivo la potestad exclusiva del BCRA en el control de la política monetaria y crediticia. Se deroga el art. 18 de la ley de entidades financieras, con lo que los bancos pueden abrir filiales y sucursales sin previo aviso. Entre otras reformas.

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