retalló la cabellera, retocó algo la boca y los ojos y modificó el tono de la policromía. En 1977 alteró el cuerpo, sobretodo la posición de una pierna, dotándolo de una amplia zancada. Los muros interiores muestran un orden de pilastras dóricas, con su correspondiente friso, con triglifos. Sobre los laterales hay dos retablos Barrocos del XVIII, uno con el Sagrado Corazón (obra de Adolfo López, siglo XIX) y otro con un grupo de la Santísima Trinidad (siglo XVIII, anónimo). Los retablos laterales se estructuran en banco, cuerpo y ático con hornacina (Santa Catalina de Alejandría y San Ramón Nonato). Sobre la puerta de ingreso hay una magnífica Alegoría Eucarística de Herrera el Viejo (1625) y la bóveda de cañón rebajado del Presbiterio muestra asimismo pinturas al fresco de tema eucarístico. En los laterales del Presbiterio se han colocado, desde la restauración del 2001, dos pinturas sobre tabla que representan a San Sebastián con San Roque y a San Benito que toma el juramento a tres caballeros de la familia Alfaro, obras del pintor flamenco Jan van Hemessen. Debieron formar parte de un tríptico, pues por detrás tienen la escena de la Anunciación, pero el cuerpo central se ha perdido. Antes del cierre de la Parroquia se hallaban en los machones de la Capilla Mayor. En la Capilla Sacramental hay también cuatro magníficos ángeles lampadarios, en los cuatro machones que sustentan la cúpula central. RETABLO VIRGEN DE LOS DESAMPARADOS Obra del escultor valenciano Gilabert. En la zona de los pies de la nave de la Epístola se dispone el Retablo de la “Asociación de Nuestra Señora de los Desamparados, Patrona de la Región Valenciana”, la cual fue fundada en 1889 por el Cardenal Benito Sanz y Forés, natural de Gandía en Valencia. Tiene un retablo neoclásico, que anteriormente perteneció a la Virgen del Carmen cuando ésta ocupaba un lugar en el lado de la Epístola del Presbiterio y que llegó a la parroquia de San Vicente, al igual que su titular, procedente del Convento Casa-Grande del Carmen de la calle Baños tras su cierre en 1868. En este conjunto la Mare de Deu luce su serena belleza, mientras a sus pies los inocentes desamparados se acogen a su protección. 14
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SAN JOSÉ Obra anónima (siglo XVIII). Imagen de buena factura, pero que ha sido muy restaurada y retocada por lo que es difícil precisar más sobre su autoría y calidad artística. SAN ANTONIO Obra considerada como de Juan de Mesa (hacia 1620) y de gran categoría artística pero que ha sido muy restaurada y retocada.
SAN JUAN NEPOMUCENO Talla anónima del siglo XVIII. Sin gran valor artístico. Es uno de los santos considerados adoradores o devotos del Santísimo Sacramento. Lo traigo aquí por ser un santo no muy corriente en las iglesias sevillanas, y que es patrón, junto con San Wenceslao, de Praga y de la República Checa. SAN MIGUEL Obra de Pedro Roldán (1658). Es una de las mejores representaciones que hizo Roldán del príncipe de los ángeles. Es una de las más bellas figuras de arcángeles. Parece ajustarse a las recomendaciones de Francisco Pacheco en su Libro de la Pintura, esto es, la de vestir a San Miguel como militar romano, con espada de rayos flameante y balanza, armado de coraza y casco de cimera de plumas talladas, con la capa flotante y vaporosa, y en actitud de abatir al demonio. El rostro del arcángel, con la belleza suave de la pureza, sintetiza rasgos masculinos y femeninos, pues, en realidad, la iconografía de los ángeles es de pura creación intelectual, con libertad ceñida a Diciembre 2008
ideales intuidos por los artistas, según se ve en las normas que dan Pacheco y otros autores del periodo postrentino. La brillante policromía de la imagen se halla realzada por destellos plateados y áureos que se concentran en la coraza, de fuerte pecho y abdomen, y en el manto de movidos pliegues. RETABLO DEL DESCENDIMIENTO Obra de Andrés de Ocampo (1603-05). Finalizaba 1603, cuando Andrés de Ocampo contrató un Retablo con dos escenas en relieve para la Capilla de los Ponce de León del templo de San Vicente Mártir. Aunque el plazo de ejecución se fijó en ocho meses, se remató mediado 1605 y su policromía (a cargo de Vasco de Pereira y su yerno Antonio Pérez) en octubre del mismo año. Desapareció la arquitectura de dicho retablo, pero se conservan los dos relieves. El relieve del Descendimiento se compone de nueve figuras en cuidadas responsiones, distribuidas en tres ejes verticales. En el central se sitúa al fondo el Santo Ma d er o c o n d o s e s ca l e ra s, co l o ca d a s triangularmente, y ante él a la Virgen dolorida en actitud declamatoria de súplica al Padre, que sostiene en su regazo al Redentor, de figura apolínea y de canon alargado (Manierista), dispuesto en suave diagonal y quedando la Magdalena (de rodillas y que intenta besar sus pies) en acusada horizontalidad. En la derecha, dos Marías dolientes y San Juan, patético, besando la mano del Señor, con profunda unción. En la izquierda, los Santos Varones y otra María. Profunda unción sagrada del grupo, inspirado, según García Gainza, en un dibujo de Miguel Ángel para Victoria Colonna, que se conserva en un Museo de Boston, perfecto de dibujo, modelado, composición y talla. Se acusa el gusto por el pormenor en el menudo plegar de los paños y en las ensortijadas cabelleras propio del maestro en otras obras. El relieve de la Exaltación de la Serpiente de Bronce en el Desierto formaba parte del mismo retablo de los Ponce de León y se hallaba en el ático del mismo. Es una escena bíblica, poco representada, compuesta en dos mitades: a la derecha, dos figuras enhiestas marcan fuerte nota de verticalidad; Moisés, envuelto en el pallium terciado en diagonal, con hermosa cabeza y barba bífida que cae en cascada y otra, con atuendo hebraico (Edof) y mitra bicornia; a la izquierda, varias figuras miniaturizadas en gestos dramáticos, Diciembre 2008
alrededor de la Cruz en “tau” y la serpiente enrollada a la misma. Al fondo, la Torre de Babel. Aunque no está tan cuidado como el tema principal del Descendimiento, acusa el dibujo, modelado, talla y composición propios del maestro. ALTAR HORNACINA DE LA VIRGEN DEL CARMEN Obra anónima (siglo XVIII). La Virgen del Carmen procede del Convento CasaGrande del Carmen y llegó a San Vicente, junto con su antiguo retablo, tras la clausura del mismo en 1868. Artísticamente es una imagen de candelero, que se viste con hábito carmelitano, y que porta al Niño Jesús sobre su brazo izquierdo. Se tata de una obra anónima (siglo XVIII), que encubre una más que apreciable calidad artística, si bien el rostro mariano parece haber sido retocado en demasía. Sabemos que fue restaurada por Emilio Pizarro de la Cruz, como lo acredita una inscripción en el busto. Posee piezas de orfebrería (corona, ráfaga, media luna, etc.). Antes de la restauración del año 2001 se encontraba en un retablo en el lado del Evangelio del Presbiterio, en el que durante muchos años compuso un interesante grupo con San Simón Stock, de rodillas y en actitud de venerar a la Virgen y de recibir el Escapulario; escena candorosa, deliciosa, casi conventual, con sello y sabor antiguo. Hoy se sitúa en un altar de tipo hornacina en la nave de la Epístola, junto a la Capilla de la Hermandad de las Penas. PINTURAS Virgen de los Remedios: muy cercana al estilo de Pedro de Campaña (hacia 1545), si no es del mismo maestro. Recientemente restaurada. Inmaculada con San José, San Benito y San Francisco: atribuida a Juan de Uceda Castroverde (1625). Virgen con el Niño: obra de Francisco Cabral Bejarano (1857). Obra inspirada en Murillo, pero de composición original. Ecce-Homo: anónima (mediados del siglo XVI). San Cristóbal: anónima (finales del siglo XVII o principios del XVIII). Inmaculada: anónima pero de filiación canesca, atribuible a Alonso Cano (mediados del siglo XVII). Se ubica en la sacristía.
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