Ayavaca y la sierra de Piura en los ojos de Humboldt* Raúl Zevallos Ortiz Hace algunos años, Teodoro Hampe publicó un artículo titulado “El virreinato del Perú en los ojos de Humboldt” (1). Hemos parafraseado el título porque nos interesa mucho explorar la mirada curiosa y penetrante de este ilustre viajero, la observación razonada del investigador que maneja casi todas las disciplinas científicas conocidas en su época y la visión de conjunto del filósofo y artista. Los ojos de Humboldt, sus puntos de vista y sus testimonios sobre la sierra de Piura en 1802, pueden ayudarnos a dibujar una imagen que nos convierta en observadores indirectos y que nos permita responder algunas preguntas importantes sobre nuestra sociedad regional en aquella época lejana. Al mismo tiempo, los registros, las reflexiones y las preguntas del propio Humboldt pueden servirnos para enfocar y acaso resolver los problemas actuales que confronta esa misma sociedad. Aquello que se pudo ver, se registró y se interpretó hace 200 años, mantiene su utilidad porque nos permite comparar permanencias y transformaciones, avances y retrocesos entre los cuadros y las escenas de otra época y las imágenes del presente. Es en ese sentido que nos interesan las observaciones de Humboldt: como hitos de referencia a los que siempre podemos acudir. Tras las huellas de Humboldt en Piura Hagamos un paréntesis para referirnos a un encargo que recibimos hace algún tiempo y que consistía en la realización de un documental en video sobre los principales sitios arqueológicos de Piura y Tumbes. Cuando nos encargaron aquella tarea, nos pareció imprescindible acudir a la mirada y al registro visual de Humboldt, entre otros testimonios. Permítanme esta digresión para incluir algunas referencias a aquel trabajo documental (2) que buscaba ser una pálida emulación contemporánea y regional del Gran Viaje de Humboldt: aunque los recursos que nos fueron asignados por el Fondo Documentario de la Cultura Peruana, que promovía la realización de ese trabajo, eran muy escasos, teníamos la esperanza de conseguir algún apoyo local en Piura, pero cuando gestionamos la ayuda de una importante institución educativa piurana, recibimos la respuesta de que nuestro proyecto no podían apoyarlo porque era… demasiado modesto. Tal vez tenían razón en varios aspectos: el presupuesto era magro, la cámara y el formato de grabación no eran del nivel profesional más alto y los propios responsables del trabajo tal vez éramos también demasiado modestos, pero el proyecto era sanamente ambicioso en otro sentido, porque, si bien nosotros no tenemos el origen, la fortuna o el talento de Humboldt, si coincidimos con él en algunos aspectos importantes de su perspectiva, pues no pretendíamos hacer un frío inventario académico ni una producción espectacular destinada prioritariamente a los canales de televisión, tan lamentables en aquella época y aún ahora. Queríamos dirigirnos a grupos pequeños y modestos, como *
Transcripción de texto presentado en el Coloquio “Humboldt en Piura: su legado científico (200 años después”, realizado en la Universidad Nacional de Piura, en agosto de 2002. Publicado posteriormente como artículo: Revista Comunidad No 5, Piura, 2002, pp. 19-25.
nosotros, pero con nombre propio; pensábamos por ejemplo en colegios, asociaciones culturales, clubes y municipalidades, no en públicos masivos e impersonales que esperan consumir productos estandarizados, técnicamente perfectos, pero tal vez sin alma. Nos planteamos entonces proporcionar a esos grupos seleccionados de la población regional, un mensaje que pudiera despertar su interés y motivar su reflexión, un mensaje que debía contener información valiosa, pero que al mismo tiempo comprometiera los sentimientos y las intuiciones más altas. En esa aspiración, uno de nuestros modelos era precisamente la obra de Alexander von Humboldt y la calidad de su mirada. En el prólogo a la primera edición de sus “Cuadros de la Naturaleza”, Humboldt propone una “manera estética de tratar las ciencias naturales” (3) y anuncia que su obra se dirige deliberadamente al sentimiento y la imaginación, sabiendo que, al escribir de esa forma, el estilo se convierte fácilmente en prosa poética, a la que no renuncia. Esa disposición abierta a considerar un lugar de respeto para las emociones y la subjetividad, junto a la razón y al pensamiento objetivo, nos parece que constituye una de las mayores riquezas en la visión que el sabio alemán podía ofrecernos al recorrer nuestro territorio y conocer a sus pueblos (4), por eso es lamentable que este hombre sólo permaneciera 12 días en tierras piuranas y también hay que sentir la ausencia de una obra específica dedicada a su expedición por el Perú en general y por la sierra de Piura en particular. La destreza, la confianza y la profundidad con que Humboldt manejaba aquellas visiones complementarias del mundo (las de la ciencia y el arte, que aún no estaban separadas completamente en aquella época), su constante búsqueda de relaciones y comparaciones entre diversas realidades y la multiplicidad de sus intereses, habrían producido una obra notable sobre esta región del mundo. Como sabemos, los datos directos correspondientes al paso de Humboldt por Piura y por el Perú sólo aparecen en algunas notas dispersas en distintas publicaciones del autor (5) y en su diario de viaje, cuya primera traducción al español recién fue publicada en 1991 (6). Sin embargo, a partir de aquellas notas escuetas, de la traducción del diario y de los apuntes de viaje de Carlos Montúfar que fue uno de sus acompañantes (7), surgen para nosotros algunos datos de importancia para el presente, en el sentido comparativo al que nos hemos referido. Son datos y referencias que involucran a la sierra y selva alta de Piura y a las regiones adyacentes: la costa y el litoral, la amazonía, el sur ecuatoriano y el norte de Cajamarca y Lambayeque. Vamos a detenernos brevemente en seis de aquellas referencias, algunas de las cuales permanecen olvidadas y no aparecen con frecuencia entre los temas que se debate en la región: Ayavaca y Loja El primer dato que nos interesa subrayar y comparar con el presente, se refiere a la importancia que tenía la sierra de Piura y particularmente Ayavaca, en la época en que se produce la visita de Humboldt.
Por ejemplo, al referirse a Loja, dice Montúfar que “se puede llamar más bien un pueblo grande que una ciudad. Es mui pequeña. El número de sus habitantes dicen llega a 2000. Sus gentes son sin cultura, abstraidas, sin trato. Su comercio era antes el de las quinas del que caresen por la prohibición y aora solo tienen el de mulas que sacan para los lugares inmediatos en bastante abundancia” (8). En cambio, Humboldt afirma que, la Ayavaca que sus ojos observan, “está hecha para dar una idea ventajosa del Perú” (9) y menciona que se ve allí todos los oficios y el doble de habitantes que en Loja. Con breves trazos describe una sociedad laboriosa, feliz y autosuficiente, segura de sí misma a pesar de algunas carencias (“mucha nobleza en Ruanas y pies desnudos…”). Casi podríamos decir que describe una sociedad opulenta, bien adaptada a las condiciones de su espacio y de su época. Hoy, doscientos años después, no necesitamos explicar la diferencia de trato que han recibido Ayavaca y Loja en sus respectivas repúblicas. Sólo basta con mirar las actuales ciudades y compararlas con la imagen descrita por Humboldt. Jaén de Bracamoros Un segundo apunte que conviene señalar nos remite a la riqueza de la cercana provincia de Jaén, que en esa época, antes de la ejecución de la Real Cédula de 1802, pertenecía al virreinato de Nueva Granada. Humboldt observa las dificultades y las trabas comerciales que sufre Jaén, señala su riqueza y su potencialidad y comenta que sería más natural que Jaén estuviera unida al Perú, debido a su ubicación y a la dirección de su comercio (10). Siguiendo ese mismo razonamiento, podría ser interesante –aunque doloroso- preguntarnos ahora, cuáles serían los comentarios de Humboldt sobre el actual destino de Ayavaca, ¿estaremos equivocados si suponemos que tal vez le parecería más natural ver a esta provincia unida a Loja y al Ecuador? El agua de las montañas Nuestra tercera referencia se relaciona con los grandes reservorios naturales de agua en la región: Humboldt nos hace recordar que la zona de páramos de la sierra de Piura, donde se dividen las aguas que van al Pacífico, de aquellas que se dirigen al Atlántico, es la fuente que apaga la sed de todo el departamento, con sus lagunas y los bosques de sus cordilleras. Menciona los proyectos de aquella época para proporcionar agua a Piura a partir de las Huaringas y la verdadera fiesta que significa para los habitantes de la ciudad de Piura, la crecida del río después de una larga sequía (11). A partir de allí, nos planteamos algunas reflexiones e interrogantes: ¿cuánto saben los pobladores de la costa piurana sobre sus fuentes de agua dulce?, ¿disponen de un inventario de las lagunas?, ¿conocen los intensos procesos de deforestación que están ocurriendo entre las partes medias y altas de estas vertientes?, ¿saben que la desigualdad de oportunidades es una causa importante de este problema?, ¿retribuyen por el agua, de algún modo a las tierras altas de Piura?, ¿por qué no pagan el canon del agua que les corresponde?, ¿saben que las antiguas peregrinaciones, además de su contenido simbólico y ritual, también formaban parte de un sistema de reciprocidad entre los grupos humanos y entre estos y la naturaleza?...¿les interesa el tema?
El Ecuador magnético Un cuarto dato de cierta importancia es el interés de Humboldt por determinar el punto de la tierra donde la inclinación magnética es cero, es decir el ecuador magnético, diferente al ecuador geográfico. Para ello realizó observaciones astronómicas y verificó la inclinación de la aguja imantada en la brújula. Las observaciones fueron más frecuentes desde las fuentes iniciales del río Quiroz hasta más allá de Micuipampa (12). Finalmente observó que dicho ecuador magnético se encontraba a 6 grados 57 minutos de latitud sur y 80 grados 56 minutos de longitud. Observaciones posteriores parecen indicar que este “ecuador magnético” no es un punto fijo, sino que se desplaza con el tiempo. Por ejemplo, una comunicación personal de César Astuhuamán (2002) nos refiere que una observación similar a la de Humboldt ha sido hecha recientemente cerca de Samanga, en Ayavaca. Sin disponer de la formación e información que haría falta para apreciar este dato, nos preguntamos si, entre la terminología que utilizan la astronomía y la astrofísica contemporánea, algunas nociones y denominaciones como las de “magnetosfera”, “magnetosfera interna”, “punto neutral”, “línea neutral”, “latitud magnética”, “reconexión magnética” y “órbita sincrónica”, entre otras, estarán relacionadas con la del “Ecuador Magnético” que Humboldt señala. Nos falta conocer la posible utilidad de este dato y las consecuencias que tal vez se deriven de esta particularidad regional (13). Elogio de los Jíbaros La quinta referencia que vamos a comentar es la mirada de simpatía y las palabras de elogio que Humboldt tiene para los indígenas Jíbaros, parientes étnicos de los antiguos Wayakuntu de la sierra y selva alta de Piura y primos lejanos de los Tallanes. Aunque reconoce que los Jíbaros tienen una gran pereza para el trabajo (tal como este se entiende en la sociedad occidental) y que esto los lleva incluso a robar, confiesa que son los indios más alegres y vivaces que ha visto. Incluso aquella ociosidad la compara con la que muestran los grandes señores y los sabios, que no trabajan y que se hacen servir, y dice que esta actitud de reposo, favorecida por la abundancia de alimentos que se encuentran en su territorio, no significa falta de fuerza física, porque son capaces de grandes y prolongados despliegues de energía, ya sea corriendo, nadando o remando (14). Humboldt se asombra de algo que distingue a los Jíbaros de todos los indios que ha conocido anteriormente: su enorme facilidad para pronunciar todas las lenguas que escuchan con una claridad que haría creer que están acostumbrados a utilizarlas. Observa también que no gustan del vino, aguardiente, chicha o bebidas fermentadas y que las mujeres parecen no tener otro trabajo que el de la cocina, mientras que son los hombres los que hilan y tejen la ropa (15). Cuando vemos la forma en que compara la nobleza del hombre salvaje y libre, con la esclavitud de los indios reducidos en las misiones, podríamos pensar que estos comentarios tal vez dibujan más la propia mirada de Humboldt que al objeto de su mirada, pero la observación nos parece importante y la consignamos.
Preguntas al pie de la cordillera También hay espacio en la visión de Humboldt para la curiosidad y la especulación histórica que viene a ser nuestra última referencia y que está formada por diversos apuntes. En uno de ellos menciona una región desconocida, rica en oro, llamada Cundirumarca y habitada por la tribu de los Chicas, cuyo príncipe habría pedido ayuda a Atahualpa en Cajamarca. El nombre de esta provincia no ubicada, se habría dado por equivocación a Cundinamarca, mucho más al norte (16). Otra nota similar es la interrogante que se plantea sobre los Puruays o Puruguayos, antiguos habitantes de Quito gobernados por el rey de Lican o Licán, cuyo título habría sido Conchocandi o Conchocando (17). En la misma línea están las dudas que expresa acerca de un antiguo camino entre Yamoca y Pumahuaca, que tenía entre 16 a 20 metros de ancho y que, según Humboldt, es muy diferente a todos los caminos de los incas (18). Se pregunta si ese camino serviría para alguna ceremonia religiosa y si podría ser obra de los llamados Puruguayos. La misma interrogante se hace a propósito de unas figuras de madera encontradas en Olleros, cerca de Aypate, que tienen una cabeza enorme, un cuerpo pequeño y las manos apoyadas sobre el vientre. Humboldt recuerda haber visto en Popayán y en Lican, las mismas figuras talladas en basalto y en arcilla (19). Al llegar a este punto, advertimos que nuestra selección de referencias sobre las observaciones de Humboldt, es una entre muchas opciones, y que los datos que mostramos revelan también los intereses de nuestra propia mirada, por tanto, aquí nos detenemos, sabiendo que hemos dejado de mencionar muchos detalles importantes para una reflexión comparativa entre la sociedad regional que observó Humboldt hace 200 años y la que tenemos actualmente (20), pero conscientes también de que el inmenso panorama que la obra de Humboldt nos ofrece, es como una gran cordillera cuyo ascenso requiere el acopio de múltiples jornadas. NOTAS 1.- “El virreinato del Perú en los ojos de Humboldt (1802): Una visión crítica de la realidad social”. Teodoro Hampe Martínez (1999). 2.- Mensajes de piedra y barro. Arqueología e historia de Piura y Tumbes. (Documental en video). Raúl Zevallos Ortiz (2000). Los testimonios de Humboldt tienen un rol protagónico en este documental, que fue presentado en el marco del coloquio realizado en Piura en agosto de 2002. En la realización de ese trabajo, nosotros seguimos en parte, la misma ruta que Humboldt, pero en sentido inverso, caminando de sur a norte por los lugares que él recorrió de norte a sur, de modo que, en cierta forma, nosotros salimos a su encuentro. 3.- Humboldt (1961: 3). Años después, en un segundo prólogo, reitera el doble objetivo de ese libro: “aumentar nuestros goces por la contemplación de la naturaleza y hacer sentir más vivamente la armonía de las fuerzas físicas”. Pese a reconocer los obstáculos que ese doble propósito implica, insiste en “revestir la ciencia de una forma literaria, ocupar la imaginación al mismo tiempo que enriquecer el dominio de la inteligencia” (1961:5). 4.- Coincidimos con Labastida cuando observa que Humboldt se encontraba “a horcajadas entre dos concepciones del mundo” (1999:7) y también cuando señala que “en una enorme cantidad de disciplinas científicas que luego adquirirían carta de especialización profesional, Humboldt fue,
antes que nada, un precursor, un sistematizador después. No fue geógrafo, geólogo, etcétera… tal visión, la del “especialista”, haría poco favor a la imagen de un científico que buscaba siempre la conexión universal de los fenómenos, la unidad en la diversidad, la ley bajo sus manifestaciones diversas”, sin embargo, discrepamos con Labastida cuando presenta a Humboldt como precursor de la obra de Darwin y de la concepción dialéctica de la materia, sugiriendo al mismo tiempo que estas constituirían un “avance fundamental”. En este terreno, preferimos seguir a Enrique Álvarez López, en la referencia que nos da Candel Vila (1967:413), donde señala la “completa oposición entre el pensamiento de Humboldt y el de Darwin, puesto que el Barón admite una naturaleza sometida a leyes eternas y racionales, en tanto que para Darwin la armonía reinante es el resultado de la guerra de la Naturaleza, del hambre y de la muerte”. 5.- En “Cuadros de la Naturaleza”, “Del Orinoco al Amazonas. Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente”, “Sitios de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América” (publicado originalmente como “Vistas de las cordilleras…”) y en la “Serie Americana” de su monumental “Cosmos”. 6.- “Humboldt en el Perú. Diario de viaje de Alejandro de Humboldt durante su permanencia en el Perú… traducido del francés por Manuel Vegas Vélez” (1991). Recientemente (mayo 2002), Estuardo Núñez ha publicado una nueva traducción del diario junto a otros escritos publicados anteriormente por él mismo y por Georg Petersen (1971). 7.- En el ensayo epilogar “Alejandro de Humboldt y los españoles” de Rafael Candel Vila, incluido en “Del Orinoco al Amazonas…” (1967:395-422), aparece una referencia sobre el manuscrito de Montúfar publicado en 1989 por Marcos Jiménez de la Espada: “Viaje de Quito a Lima de Carlos Montúfar con el Barón de Humboldt y don Alexandro Bompland”. Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid, 1889. 8.- Montúfar (1889:13-14). 9.- Vegas Vélez (1991:17). 10.- Ibid. (1991:29-30). 11.- Ibid. (1991:19-25). 12.- Humboldt (196l: 298), (1967:361); Vegas Vélez (1991:18). 13.- En síntesis, se sabe que la tierra es un gran magneto y que la magnetosfera es una región que rodea al planeta y contiene partículas ionizadas. La magnetosfera es producida por el campo magnético interno del planeta e interactúa con el viento solar en procesos de transferencia y descarga de energía. Las líneas entretejidas del campo magnético que cruzan el ecuador dentro de una órbita sincrónica (a 6.6 radios terrestres de distancia), forman la magnetosfera interna, donde iones y electrones están atrapados de manera relativamente estable. La línea a lo largo de la cual la intensidad magnética es cero, es la Línea Neutral y el punto donde la intensidad magnética es cero, es un Punto Neutral. La órbita sincrónica la utilizan por ejemplo los satélites para mantener un período orbital de 24 horas y permanecer “anclados” sobre la misma parte de la tierra. 14.- Vegas Vélez (1991: 39-40). 15.- Ibid. (1991:41). 16.- Humboldt (1961:316). 17.- Humboldt (1968: 257), 1991 (18). 18.- Vegas Vélez (1991:33-34). 19.- Ibid. (1991:18). Encontrándose tan cerca de Aypate, es de lamentar que Humboldt no tuviera tiempo para visitar el sitio arqueológico. Acaso en ese recorrido habría podido conocer también el hermoso relato tradicional sobre el legendario Aypate, aquel personaje paradigmático que “alcanza corriendo” a un rápido ciervo y lo sujeta sin hacerle daño para acceder a la inteligencia, la bondad y la hermosura de una doncella emblemática llamada “Corazón del Mundo”. La figura mítica de Aypate, que correspondería a un antiguo Maestro fundador, representante de los maestros Callahuayos (médicos itinerantes) de Piura, o representaría una hermandad tradicional, es también un símbolo de la maestría sobre sí mismo, que permite conocer y sujetar la naturaleza sin destruirla. El gobierno justo y sabio de Aypate, podría haber figurado en las frecuentes referencias
comparativas de Humboldt sobre Quetzalcoatl, Bochica, Manco Cápac y el también legendario Vayvasvata de la India (Humboldt, 1961: 294-295), (1968: 52, 205, 257). 20.- Podríamos apuntar desde datos de relevancia económica y simbólica como la importancia del árbol emblemático de la quina o cascarilla en toda la región comprendida entre Loja y Jaén, hasta una costumbre regional que Humboldt observa en Nueva Granada y que hasta hoy se mantiene en Ayabaca: el tradicional uso de los bueyes como medios de carga y transporte. (Humboldt, 1968:59).
Referencias Bibliográficas CANDEL VILA, Rafael (1967) “Alejandro de Humboldt y los españoles. Comentarios de antaño y hogaño”. En Alejandro de Humboldt, Del Orinoco al Amazonas. Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente. Barcelona: Editorial labor, p. 395 – 422. LABASTIDA, Jaime (1999). Humboldt, ciudadano universal. México: Siglo Veintiuno Editores. 396 p. HAMPE MARTINEZ, Teodoro (1999) “El virreinato del Perú en los ojos de Humboldt (1802): una visión crítica de la realidad social”. En Boletín del Humboldt Club del Perú (Lima). Número 1, p. 61 – 79. HUMBOLDT, Alejandro (1961). Cuadros de la Naturaleza (Traducción: Javier Núñez de Prado). Barcelona: Editorial Iberia. HUMBOLDT, Alejandro de (l967) Del Orinoco al Amazonas. Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente. (Traducción: Francisco Payarols). Barcelona: Editorial Labor. 429 p. HUMBOLDT, Alexander von (1968). Sitios de las cordilleras y monumentos de los pueblos indígenas de América. (Traducción de Bernardo Giner). Buenos Aires: Ediciones Solar/Hachette. MONTÚFAR, Carlos (1889) “Biaje de Quito a Lima de Carlos Montúfar con el Barón de Humboldt con Alexandro Bompland”. En Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid. Vol. XXIV (¿XXV?), p. 1 -19. NÚÑEZ, Estuardo y PETERSEN, Georg (2002). Alexander von Humboldt en el Perú. Diario de viaje y otros escritos. Lima: Banco Central de Reserva del Perú/Goethe Institut Inter Nationes. 311 p. VEGAS VELEZ, Manuel (1991). Humboldt en el Perú. Diario de Alejandro de Humboldt durante su permanencia en el Perú (agosto a diciembre de 1802). Traducido del francés por (…). Piura: CIPCA. 98 p. ZEVALLOS ORTIZ, Raúl (2000). Mensajes de piedra y barro. Arqueología e historia de Piura y Tumbes. (Documental en video). Lima: Fondo Documentario de la Cultura Peruana, UNFV.