SUPERREALIDAD Y DUALIDAD COMO MEDIOS PARA EL CONOCIMIENTO DE LA HUMANIDAD EN «SOBRE HÉROES Y TUMBAS» Por Frank David Aquino Ordinola - 14030116
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_____________________________________________________________________ Ernesto Sábato es uno de los mayores pensadores existencialistas que cree poder llegar a una verdad de la humanidad a través de la literatura. Muy conocido por su trilogía de novelas: «El túnel», «Sobre héroes y tumbas», y «Abaddón, el exterminador». De estas, la segunda ha sido aclamada como la gran novela total o polifónica en la que se condensa su pensamiento. En principio, cabe decir que el autor tiene ya preconcebida una idea de novela total en sus ensayos: Aquella que es necesaria para abrir el debate y la comprensión. Sábato repudia el arte formalista, por ser carente de ideología y valorar más las formas que el contenido; lo que solo constituye un arte evasivo y conformista1. Del mismo modo, En el capítulo IV titulado “Las artes y las letras en la crisis” de su libro «Hombres y engranajes», el autor destaca junto a la renovación técnica otros rasgos que le parecen definitorios de la novela contemporánea (y que coinciden con la corriente cultural de Bajtin): sumersión en los reinos de lo oculto, lo onírico y lo imaginario y que se arraigan en el texto de nuestro análisis, como se explicará más adelante. De igual forma, el autor considera su novela como un medio de crítica y salvación al mismo tiempo. De crítica porque existe un grave descreimiento acerca de la razón pura, y como medio de salvación porque trata de recuperar los valores que se han perdido en la Argentina que ya no existe ahora. Esta perspectiva nacional fácilmente se traslada a la concepción universal. En palabras de Lukavská, Sábato considera la misión del arte en nuestra civilización como sagrada, como intento de salvación personal. «El Informe sobre ciegos» es la frontera entre lo real y lo fantasmagórico, que
constituye una especie de tratado científico y simbológico acerca del mal y la locura. Como lo indica el mismo Sábato, parece estar escrito por un demente. La ceguera es, 1
Dentro del extremo opuesto al formalismo, Sábato ofrece la fundamental diferencia entre la ciencia y el arte: en la primera el hombre debe abstenerse en su mirada ya que esta no es individual. En el arte, en cambio, prevalece el diagrama personal de cada uno, no hay abstención.
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por otro lado, el código surrealista clave para entender cada símbolo ya que gracias a ella podemos conocer la verdad anticipada y no la aparente realidad. Si bien es cierto el capítulo, lleva por título “informe”, aludiendo a la objetividad del mismo, este tiene un carácter más bien de autentificación de la obra, como lo afirma Julio Forcat «El empleo de la palabra informe para el título es un procedimiento de autenticación. (…) se connota objetividad y carácter científico de lo investigado en la narración» (Forcat 1977: 134).
Así informe constituye más que un tratado existencialista precedido por el personaje teorético Bruno, de la primera parte del libro “El dragón y la princesa” quien se cuestiona en reiteradas ocasiones acerca de la existencia: “Y si la angustia es la experiencia de la Nada, algo así como la prueba ontológica de la Nada, ¿no sería la esperanza la prueba de un sentido oculto de la existencia, algo por lo cual vale la pena luchar? Y siendo la esperanza más poderosa que la angustia (ya que siempre triunfa sobre ella, porque si no todos nos suicidaríamos) ¿no sería que ese sentido oculto es más verdadero, por decirlo así, que la famosa Nada? » (pág. 378)
La presente investigación se centrará en «El Informe sobre ciegos» de la novela «Sobre héroes y tumbas» de Ernesto Sábato. Este texto se va a asumir como la pieza principal que le otorga a la novela el carácter de total; y, junto con los otros tres capítulos, consolidará la ideología del autor respecto al arte. En el primer apartado se tratará sobre la superrealidad y en el segundo sobre las constantes dicotómicas que aparecen en la novela. I. SUPERREALIDAD La característica fundamental de la que parte esta obra es la superrealidad en que se originan las ideas. «Leemos en el Primer Manifiesto del surrealismo: “Yo creo firmemente en la fusión futura de esos dos estados, aparentemente tan contradictorios: el sueño y la realidad, en una especie de realidad absoluta, de superrealidad”;
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(Martínez 1972: 631). William Marín Osorio menciona que el escritor se ve obligado a investigar el mundo de los ciegos porque siente desde la infancia, subconscientemente, que es una fuerza poderosa, aunque sienta gran pavor hacia lo desconocido.
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André Bretón, Los manifiestos del surrealismo, (Buenos Aires, 1965), p. 29.
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En un estudio acerca de la poética bajtiniana que realiza Carmen Espejo Cala, la narrativa de Sábato bien se podría inscribir con una peculiar entrada a través de lo que se conoce como realismo grotesco. Lo que define al realismo grotesco es la utilización del universo corporal, material, sexual, biológico, alimenticio, pero ante todo, su utilización positiva. Emplea un procedimiento de degradación de todo lo espiritual y abstracto que acerca al individuo a su origen: el vientre, los órganos genitales, desde donde se expulsa lo putrefacto pero también lo regenerador, la nueva vida. Podríamos entonces proponer una analogía entre el superrealismo de Breton y lo que Bajtin denomina realismo grotesco, ya que ambas teorías coinciden en muchos de sus postulados: lo escatológico se hace presente para alegorizar lo material caótico y convertirlo en fuente de inspiración espiritual. Lo ilógico y lo innombrable tienen un punto de partida en común, pues ambos apuntan a señalar una verdad que por otras vías más convencionales, no están dispuestos a usarlas. El realismo grotesco y el superrealismo pueden explicar la atmósfera nocturnal de las novelas. El legado del primero recubre de sentido la mayoría de procesos narrativos de Sábato. Alberto Julián Pérez ha sistematizado algunos efectos de este realismo grotesco que los halla también en la cuentística de Borges. En ambos autores (Borges y Sábato) los efectos se hacen presentes de manera renovadora. Tenemos, por ejemplo, la ambigüedad y ambivalencia (pares serio-cómicos, dobles,…), evolución y rebajamiento, comicidad e ironía, deformaciones, etc. Estos procedimientos se basan en dicotomías constantes, en las cuales entraremos en detalle en el siguiente apartado. Sin embargo, el símbolo por excelencia que subyace a este superrealismo y realismo grotesco, la que hacemos referencia, es la ceguera. La tesis que propone Marco Antonio Fonseca en un análisis comparativo del tema de la ceguera en la literatura se basa en una división del ser humano que se origina en el sentido de la vista: Por un lado está la parte visible, lógica, coherente y racional. Por otro lado hallamos lo complementario que es lo oscuro e incógnito, difícil de percibirlo. En esta parte se hallan nuestros instintos y la irracionalidad. Los ciegos simbolizarían esa parte impenetrable ante los seres humanos videntes, y es por eso que logran expandir ese Reino oculto del mal en el que sumerge en investigaciones Fernando Vidal. A pesar de ello, es gracias a esta falta de visión por la cual se puede conocer la esencia del ser humano, aquella maldad instintiva que “los normales” no pueden ver. Aunque la luz simbolice ese esplendor de la ciencia y la razón por la cual se jacta el universo; serán las 3
tinieblas las que puedan explicar el mal y la locura, principales motores del ser humano. El mismo autor nos dice que: « (…) la ceguera y los ciegos también serían un ataque fulminante a la manera como el
método de la ciencia y de la racionalidad explican el mundo y la conducta de los seres humanos» (Fonseca 2008: 81). «Según Luis Wainerman, Sábato crea en su novela una nueva mitología del “Cazador
ciego”, basada en la vieja simbología del ojo y de la ceguera, y en la neurosis y paranoia de la vida moderna del siglo XX» (Lukavská 1992: 51). Efectivamente, al contrastar con la investigación de Fonseca; el perseguidor de la secta, que es Fernando, termina siendo perseguido. Su papel de cazador se invierte ya que ha deducido la tremenda habilidad maléfica de los ciegos para estudiar las acciones que llevaría a cabo. De allí el temor, pero a la vez admiración, que Vidal siente ante esta organización: « (…) deduce que la secta le ha tendido una trampa y que lo han estado siguiendo, sin
que él se diera cuenta, desde el inicio de sus investigaciones, y que por ello va a ser castigado» (Fonseca 2008: 71).
Este castigo significará todo un rito onírico que no puede ser explicado a través de la razón, sino que configurará una sucesión de imágenes que, como pesadillas y traumas psicológicos en la infancia, volverán a recorrer en su mente. Todo esto pues ya se había planteado en el surrealismo: «El surrealismo en su mayor esplendor es en el instante que Fernando cohabita con la ciega la cual tiene poderes sobrenaturales y es una anciana, como lo menciona Jung “la personalidad de una madre dominante se ve representada en las pesadillas de los niños, en forma de brujas» (Cosme 2013: 4).
Los pterodáctilos sin ojos que devoran los suyos dentro del subterráneo en el que se haya, recuerdan a los pájaros a los cuales Fernando les pinchaba los ojos cuando era niño. Son especies de aves prehistóricas que inician la ceguera de Fernando, pues él ha decidido profanar este Reino tenebroso. Esa obsesión de celo incontenible por pinchar ojos en la infancia correspondería, comparando lo que menciona Cosme, al complejo de Edipo. Hay episodios en la obra en los cuales no soportaba ver cómo su madre besaba en la frente al intelectual Bruno. Otras figuras interesantes son el astro luminoso gigante y la criatura con aspecto de vampiro y un enorme ojo fosforescente en el vientre. Cuando Fernando llegó a ese recinto pantanoso, la luz era demasiado fuerte y sin 4
embargo, es gracias a esta luz que aquella estatua cobra vida y se vuelve temiblemente poderosa. De nuevo la lógica no actúa para decirnos que un ser tan fantástico como el vampiro logre sobrevivir ante la luz del día. Al final de cuentas, el castigo se convierte en ceremonia de alucinaciones. Cuando Fernando ingresa en una caverna de la estatua se siente manchado por líquido y es allí donde despierta mojado por un fluido de la ciega que lo acompañaba desnuda todo este trance. A continuación las relaciones sexuales que mantienen provocarán más alucinaciones. A través del sexo, logra penetrar en más verdades. De otro lado, hay un especial tratamiento psicológico en los personajes tanto femeninos como masculinos de Sábato: la llaga del castrado y la ferocidad de la ultrajada. Según Fredy Cosme, Sábato trabaja con dos tipos de mujeres: La primera es el objeto carnal, desgarrada en la lucha contra los demonios, que se concreta en el sexo. A estas mujeres los hombres se condenan cuando las aman. La otra es la que asoma como recuerdo y vivencia pasada: la verdadera y esencial madre, la que acoge. Alejandra, por ejemplo, bien representa la primera mujer. Ella tiene pesadillas nocturnas que pueden asociarse a una violación cuando era pequeña, probablemente, de su padre. Este hecho marcaría inconscientemente una relación incestuosa con la figura paterna. El instinto maternal se ha extinguido en Alejandra ya que este representa sumisión e inferioridad. Puede inclusive que en el informe los hechos de matar a su padre y matarse a ella misma ya hayan sido pactados con anterioridad. Así como Edipo que se castró encegueciéndose, los personajes masculinos se castran a través de sus acciones por haber estado infelizmente con mujeres aniquiladoras: Castel elimina el objeto del placer que es María, Bruno se vuelve un estéril intelectual, Martín huye y Fernando muere. Aunque se ha dicho que en esta novela hay un rescate para Martín, es decir, no es castrado totalmente; pero esta esperanza es de algo indefinible, como bien se menciona en el artículo de Iris Ludmer, carece de un objeto concreto. Ese dios desconocido que se le aparece a Martín en forma de mujer apacible y maternal, Hortensia, se ve tan azaroso. II. DUALIDAD Otro rasgo central de la novela es la dualidad que se mantiene constante a lo largo de la novela y desde varios enfoques que a continuación se expondrán. 5
Dentro de la poética de Bajtin, la aventura subterránea de Fernando Vidal Olmos adquiere un aire de macabro humorismo, cuando Bruno lo relaciona con «perrerías tragicómicas» de un ente diabólico: «Curioso: la palabra tragicómico es la primera vez que acude a mi mente con respecto a
la personalidad de Fernando, pero creo que también responde a la verdad. Fernando fue una persona fundamentalmente trágica, pero hay momentos de su existencia que bordean el humor, bien que se trate de un humor tenebroso» (Sobre héroes y tumbas, pág. 80).
Esa ruptura dual entre lo tenebroso y lo cómico adquiere un mayor sentido cuando se inserta la escatología de la que ya se ha aludido anteriormente como elemento común al superrealismo y al realismo grotesco.
Partiendo del superrealismo, bien cualquier aspecto cultural (identificación nacional) podría originarse en bases psicosociales: « (…) aparentemente, el país de Martín se resuelve en una búsqueda que parte de carencias de su historia psicológica […] Y esta identificación asume un carácter totalizador cuando Bruno, el personaje teorético, lo canoniza: “Razón por la cual (decía Bruno) la soledad era mayor en el extranjero, porque la patria era también como el hogar, como el fuego y la infancia, como el refugio materno /…/ porque la patria era la infancia y por eso quizás era mejor llamarla matria, algo que ampara y calienta en los momentos de soledad y de frío” (p.415).» (Avellaneda 1972: 103).
Nótese que el problema de la identidad nacional parte de una identidad psicológica, ya que hay un notable carecimiento del afecto materno. La fantasía de la protección maternal aún sigue latente y es entonces que lo buscará en otra figura femenina, que vendría a ser Alejandra. La patria era como ese fuego e infancia mencionados. Son dos elementos que se enfrentan: el fuego castiga lo inaudito, lo que está prohibido; y la infancia es la etapa donde se desea hacerle ver al niño lo que es malo para que no lo cometa.
En el tratamiento de los personajes, Alejandra es a la vez víctima y agresor. Ambas condiciones confluyen en un solo personaje y este será el reto para el héroe de la novela, que es Martín. Debe rescatar a una víctima de un abismo infernal pero esa víctima se
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convierte en el agresor que a cada paso que avanza le coloca llamaradas, fantasmas, volcanes, hoyos, etc.2.
Si bien es cierto hay una univocidad de los símbolos al tratar de evocar la ascensión del individuo incrédulo hacia el principio supremo de la vida, esa entidad misteriosa subterránea en la cual se unen el origen y el fin, se ve puesta en juego por una serie de oposiciones binarias que le otorgan gran significado semántico: caverna – torre, agua – fuego, infierno – cielo, pez – ave, ojo enceguecido – ojo vidente, tinieblas – luz, ascensión – descenso, etc. El símbolo de la ceguera, por su valor ambivalente (ceguera como castigo o signo de rito iniciador) es el símbolo clave del texto y configura la mayor tensión de la novela.
«Por debajo de la aparente dualidad que revelaría una especie de oposición distintiva, entre Fernando y Bruno se establece, por cierto, una combinación de los rasgos diferenciales. Sobre todo, este examinador teorético3 de la condición nacional ubica a Fernando en una zona privilegiada donde locura y genialidad resultan hermanadas en la misión de comprender lo incomprensible, de desentrañar lo invisible, de rescatar lo verdadero tras lo falso y aparente (…)». (Avellaneda 1972: 110) Lo irracional y lo ingenioso se complementan porque juntos deben llegar a identificar la verdad de las cosas. Aunque Fernando en su Informe deje testimonio de todo lo extraño que le haya podido pasar; es el otro personaje, Bruno, quien reflexionará y nunca morirá para evidenciar el contenido del informe con los otros capítulos.
En la concepción de Sábato hay risas que se descubren como anómala manifestación del llanto, desamparados anónimos frente a los impostores del desamparo, episodios históricos sujetos a interpretaciones contradictorias y, en general, dos fuerzas opuestas el Bien y el Mal- que organizan nuestra existencia en dolorosos estancos que el amor y el arte tratan inútilmente de compatibilizar.
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Alejandra es una mujer sin un solo rasgo de la dulzura que, supuestamente, caracteriza al sexo femenino. Martín observa una excitante mezcla de inocencia y corrupción, «como si una chica que todavía juega con las muñecas fuera al mismo tiempo capaz de espantosas sabidurías de viejo». La duplicidad del personaje femenino consigue su máxima expresión al final del capítulo «El dragón y la princesa»: «Y lo más extraño de todo era que él quería a ese monstruo equívoco: dragónprincesa, rosafango, niñamurciélago. A ese mismo casto, caliente y acaso corrupto ser que se estremecía cerca de él, agitado quién sabe por qué horrendas pesadillas». 3
Teorético es aquello que se dirige al conocimiento teórico, mas no a la acción o la práctica.
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En la segunda parte del estudio que realiza Forcat se hace referencia al nivel mítico dual en la obra. La antítesis principal que propone el autor son dos elementos simbólicos: el fuego (lo masculino, racional, destructor) y el agua: (lo femenino, irracional, abismal). No hay preponderancia de lo masculino sino mas bien este siempre será reprimido, castrado o destruido. Lo femenino es aquello que llega a la verdad por ser irracional pero esa verdad es fantasmal, fatal. Ambos elementos caóticos parecen cruzarse de vez en cuando para solo generar destrucción y desorden. Forcat concluye en esta parte que el gran mérito de toda la obra « (…) consiste en haber establecido mediante el “Informe sobre ciegos” una correspondencia entre formas míticas cosmológicas […] y formas míticas heroicas […]» (Forcat 1977: 148).
III. CONSIDERACIONES FINALES Aunque el «Informe sobre ciegos» constituya esa especie de texto artístico-científico en el cual se da cuenta de todo el rito subconsciente para conocer la verdad, todos los capítulos se entrelazan en la novela para adentrarnos en el Reino humano desconocido. Para acceder a este, por lo tanto, es necesaria la ceguera como condición humana suprema. Todo se origina y finaliza allí: Es un festival cíclico el que se ensalza tétricamente en el Informe estudiado. Toda la novela es en sí un exorcismo avasallador de todos los ciegos del pasado. El dios desconocido termina siendo la ceguera y es por esta que la esperanza tiene sentido de seguir vigente en la conciencia de cada ser humano. Más que un valor, Sábato considera a la esperanza un factor vital para sobrevivir. ¿Cuál es lo único absoluto que queda para los seres humanos? Sería nada más la esperanza, luego de haber perpetrado ese otro mundo inmenso al cual aun no nos atrevemos. Se ha notado siempre una casi mágica manifestación de lo dual, y justamente así acaba nuestra existencia: Lo surreal iniciará el camino hacia la fe universal. Y este es el único sentido de la vida.
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FONSECA, Marco Antonio 2008
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