Editorial
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JACQUELINE ALENCAR
Sembradoras Anuario del Grupo de Mujeres de la Iglesia Evangélica [Paseo de la Estación, 32] COORDINADORA: Jacqueline Alencar Polanco CONSEJO DE REDACCIÓN: Lidia González, Elena Gil, Dori Alonso, Carmen Criado, Élide Tapia y Matilde Rolhaiser DIBUJOS DE CUBIERTA: Miguel Elías DISEÑO: Javier Torre MAQUETA: Irene Martín EDICIÓN: Betesda Ediciones ASESOR EDITORIAL: A. P. Alencart IMPRESIÓN: Kadmos CONTACTO C/ Abastos, 7 portal 6 1º B 37008 Salamanca (España) Telf. 923 192349 Depósito Legal: S. 889-2007
En este tercer número hemos pretendido, en primer lugar, hacer, a través de las opiniones de distintos colaboradores nuestros, un diagnóstico acerca de cómo vamos en el cumplimiento de la Gran Comisión, “desde dónde y cómo lo estamos haciendo, si lo hacemos a través de la Palabra, la acción, compartiendo la vida o el pan”, quiénes son nuestro objetivo, etc. ¿Estamos siguiendo las pautas dejadas por el Maestro? En segundo lugar, se ha abordado otro tema que nos preocupa, como es el de la Familia, tanto en su vertiente física como espiritual, de modo a orientarnos acerca de cómo responder al desafío que supone vivir en una sociedad alejada de Dios y de sus directrices. Para ello podremos hacer un recorrido por temas como el matrimonio, la familia como educadora de la fe, la vida aparte del matrimonio, la familia en la vida y la misión de la iglesia, la familia de la fe… y también otros enfoques que inciden en la edificación de la mujer, la espera antes del matrimonio y la oración. En tercer lugar, en el apartado de la iglesia en el mundo destacamos la gran labor de nuestros hermanos de Puertas Abiertas (apoyando a la Iglesia perseguida) y de Turmanyé (Arco Iris), llevada a cabo en favor de los excluidos en la ciudad de Huaraz, Perú, así como nuestro aporte a este proyecto mediante la organización de un mercadillo solidario el pasado año. Por último, cerramos con un nuevo espacio dedicado a reseñas de libros y poesía. Nuestra inmensa gratitud a los que colaboran con su pluma por tercera vez, a los que se estrenan en ello; a los que nos animan y colaboran para que continuemos sembrando, y, sobre todo, a Aquel que nos impulsa a caminar a través de los surcos. (Información más amplia sobre nuestros objetivos y actividades, además de los dos números primeros, puede verse en: http://www.lapalabraenelsurco.blogspot.com).
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¡Tres años de Sembradoras, y aquí estamos! Damos gracias a nuestro Dios por habernos dirigido en esta siembra, proveyéndonos de los insumos necesarios para hacer llegar a nuestros lectores palabras que edifiquen, animen, sensibilicen…, que cambien nuestra forma de vivir, nuestras prioridades, que nos hagan ver las cosas desde la perspectiva de Jesús. Y así queremos continuar, “firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que nuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Co. 15:58).
En el principio era el Verbo MARÍA GLORIA SÁNCHEZ En recuerdo de Mari Carmen
REPOSO ¡Vivo! Mi vida es un junco que mueve el viento. ¡Calla, alma mía! Su caricia siento. ¡Tiemblo! La tormenta azota, mi interior se quiebra. ¡Calla, alma mía! Pasajera es la niebla. ¡Lucho! Incesante me elevo… y bajo. ¡Calla, alma mía! Ya siento su abrazo. ¡Vivo! ¡Lucho! ¡Tiemblo! Mas su amor es tierno. ¡Silencio, alma mía!, que en sus brazos duermo.
QUE NO ME DUERMA Susúrrame al oído, que no me duerma Que quiero estar despierta para tu vuelta. Disípame el sopor que en mí se cierna Por si viene el esposo, ¡que esté dispuesta!
Silencio en la música Un silencio en el aire Páginas en blanco Diálogo de nadie
Esperanza sin par, disipa el miedo De aquel que no duerme, y espera quedo. Y cuando en la vigilia llegue la hora, Se gozará su Iglesia, en esas bodas.
Rompiste el silencio de la nada Dando luz al día Amanecer en la mañana Y en el caos, donde no existen palabras En el principio era el Verbo Y sin Él no había nada
Tan esperadas bodas, las del Cordero, Gozo sin par para aquel que no duerme… … Y espera quedo.
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SILENCIOS
Armonía en la música Susurro en el aire Páginas escritas Que no calle nadie
Desde dónde y cómo evangelizar JUAN SIMARRO FERNÁNDEZ
No fue así el posicionamiento de Jesús en la evangelización. Él se situó abajo, no se subió en ningún tren de la prosperidad de los integrados para lanzar desde las ventanillas sus mensajes evangelizadores. Evangelizó desde abajo, desde el compartir con los más humildes y desclasados. Jesús nunca emuló ni deseó la prepotencia de los de arriba. Muy al contrario, lanzó sus mensajes evangelizadores para todos, incluidos los acomodados socioeconómicamente, desde las desventuras de los de abajo, desde la compasión con el que sufre, desde el compartir con los que le seguían y tenían hambre, desde el despego a cualquier tipo de pertenencia, desde la gratuidad y la humildad, compartiendo tiempo, voz y comida con los tildados de pecadores y malditos,
Por tanto, deberíamos esforzarnos en encontrar el auténtico lugar de la evangelización, el “dónde” de la evangelización, el posicionamiento que debe observar todo evangelista hoy. Si estamos evangelizando desde los posicionamientos de los integrados socioeconómicamente y desde ahí lanzando mensajes a los más tristes y dolientes del mundo, tenemos que dar un giro al posicionamiento evangelístico hoy, hacer toda una inversión en la localización y volver a las perspectivas de Jesús. Deberíamos mezclarnos compasivamente con los humildes, tener misericordia de los proscritos de este mundo, de los que se les ha robado su dignidad, compartir con los pobres -y no sólo la Palabra-, no dar la espalda a los sufrientes del mundo, trabajar por la justicia en un mundo en donde reina la injusticia, llorar con los que lloran y ser solidarios con los excluidos del sistema. Desde ahí, desde la arena de esta dura realidad, los mensajes evangelizadores de los cristianos llegarían a todos, incluyendo a los ricos, y viviríamos un Evangelio coherente con lo que implica el seguimiento de Jesús. Hoy, la mayoría de las estructuras eclesiales cristianas, sean católicas o evangélicas, no están montadas en torno a la solidaridad y preocupación para con el prójimo sufriente. Se han espiritualizado con una espiritualidad que, en muchos casos, está lejos de lo que debe ser la auténtica vivencia de la espiritualidad cristiana. Nos gusta más tocar el cielo, que los bajos fondos en donde la gente sufre, pasa hambre y le despojan de dignidad. Nos gozamos más en alabanzas, muchas veces insolidarias -y que conste que a mí me gusta la alabanza, la practico y la considero fundamental en la práctica de la espiritualidad cristiana-, que en el servicio al prójimo tirado al lado del camino. Muchas veces no somos equilibrados ni buscamos la vivencia de un Evangelio integral. Buscamos sólo las facetas cómodas de la evangelización y rehuimos el compromiso con el hombre que ésta comporta. Es posible que ésa sea una de las causas por las que nuestro
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Como ya muchos de los lectores sabrán, estoy escribiendo una serie en Protestante Digital sobre evangelización. Yo creo que toda la serie subraya el “desde donde” evangelizar aunque no lo hayamos enfatizado como en este artículo. Lo que con este “desde” queremos dejar claro es que Jesús evangelizó desde la identificación con los más débiles, los proscritos, los marginados y los oprimidos. Constatamos con cierta preocupación que muchos evangelistas no se posicionan en este lugar prioritario de Jesús. En muchos casos, diferentes confesiones cristianas han hablado de evangelización y han intentado evangelizar desde la prepotencia de los de arriba, desde los graves coqueteos con los mejor posicionados económica y socialmente, desde las alturas -como los que ya tocan el cielo con sus manos identificándose con lo celestial-, como si quisiéramos ser ángeles que dejan caer unas migajas desde ese cielo que tocamos a los que están abajo.
con los que ningún religioso “puro” habría compartido la comensalidad. Compartió la vida, el pan y la Palabra como hemos enfatizado en nuestra serie.
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posicionamiento evangelístico se distancia del modelo que Jesús fue y es para todos nosotros.
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En la evangelización se necesita el giro solidario, el giro compasivo, el giro hacia la misericordia y amor al prójimo, para que el posicionamiento evangelístico coincida con el de Jesús mismo. Los cristianos en su evangelización necesitan dejarse guiar por una tendencia hacia abajo, hacia los focos de conflicto, hacia allí donde reina la injusticia y la opresión, mancharse las manos como buenos samaritanos y tener cuidado en no caer en una espiritualidad de cumplimiento del rito religioso que Dios desprecia cuando no va unido a la búsqueda de hacer justicia para con los huérfanos, las viudas y los extranjeros, prototipos de cualquier colectivo marginado u oprimido. Por tanto, el posicionamiento de la evangelización es importantísimo si queremos seguir las pisadas de Jesús de Nazaret. Por otra parte está el “cómo” evangelizar. Muchas veces creemos que evangelizar es solamente compartir la Palabra. Nos dedicamos solamente a la verbalización, sin que yo le quiera quitar ninguna importancia al compartir con nuestra voz. En el comienzo de la serie sobre evangelización que estoy escribiendo en Protestante Digital, ya dije una afirmación que espero que estéis de acuerdo conmigo: “No evangeliza bien quien sólo comparte la Palabra”. La evangelización no acaba, ni se agota en la verbalización. Es más. Es posible que no siempre comience con la verbalización. En esto también nos da ejemplo Jesús. Unas veces comenzó hablando a la persona para
después cambiar su situación de enfermedad o estigmatización social, y otras comenzó actuando para después concluir con la palabra. No nos comunicamos sólo con palabras. El que sigue a Jesús, para tener éxito en la evangelización, tiene que vivir compartiendo, quizás, como hemos dicho en la serie, compartiendo la vida, el pan y la Palabra. De lo contrario, la Palabra no será vista con la coherencia necesaria y se percibirá como falta de compromiso. Si creer ya es comprometerse, no solamente con Dios, sino con el prójimo, evangelizar supone un compromiso no sólo de lanzar palabras, sino de compartir vida, tiempo y hacienda. El amor y la misericordia, entendidos como compromiso con el hombre que nos lleva a la acción como buenos samaritanos, tienen que estar avalando la Palabra. Los hechos, los compromisos y los estilos de vida comunican tanto como la Palabra, deben estar acompañando y regando lo dicho. El evangelizador tiene que estar atento y comprometido con el lenguaje no verbal, lanzando signos y señales de vivir una vida comprometida con el prójimo, una vida de servicio y acción cristiana para mostrar de una forma clara que hay una fe que actúa por el amor, como diría el Apóstol Pablo. Una evangelización comprometida con la búsqueda de la justicia, de la paz, de los auténticos valores bíblicos que son contravalores con los de una sociedad de consumo injusta e inmisericorde con más de media humanidad. Una evangelización denunciadora de todas aquellas situaciones que hacen sufrir a los hombres y los sumerge en la infravida de la marginación, pobreza o exclusión social. La evangelización también tiene que ver con la promoción humana del prójimo en nuestro aquí y nuestro ahora. El Reino de Dios que “ya” está entre nosotros, nos anima a regar el mundo con sus valores, valores nuevos que se ven fundamentalmente en la Parábolas del Reino, parábolas comprometidas con el hombre y que nos lleva a un giro o un vuelco que nos deja muchas veces sorprendidos: “Los últimos serán los primeros”. Hay restauración y rehabilitación no sólo para el más allá, en la metahistoria,
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Leyendo los Evangelios, no puedo entender una evangelización que, además de mostrar y ofrecer una salvación para la eternidad, no ofrezca también salvación en nuestro aquí y nuestro ahora, en forma de liberación en la que se debe implicar también el evangelizador como agente de liberación de parte del Señor. No puedo entender una evangelización que no proclame justicia y paz, que no añada al anuncio la denuncia como hicieron los profetas y Jesús como el último de los profetas, el Profeta de profetas, Rey de reyes y Señor de señores. En la evangelización, la Palabra debe estar avalada por el compromiso de vida, por el compromiso con el prójimo, fundamentalmente con el prójimo sufriente. Debe cuidar
los estilos de vida solidarios y comprometidos, obedecer las prioridades siguiendo las líneas marcadas por el Maestro. La evangelización no sólo debe comunicar, sino realizar el mensaje en nuestra historia presente. Por eso en la evangelización es imprescindible el testimonio, la solidaridad y el servicio. Por tanto, concluimos con lo ya apuntado: no será buen evangelizador, quizás ni siquiera evangelizador, el que sólo comparte la Palabra. Se queda corto y a años luz de las demandas y enseñanzas de Jesús.
Juan Simarro Fernández es Licenciado en Filosofía, escritor y director de Misión Evangélica Urbana de Madrid. Nació en Villacañas (Ciudad Real), en 1945. Su conversión tuvo lugar de muy joven en la Iglesia Evangélica de Valdepeñas (Ciudad Real). Estudió en el Colegio Evangélico El Porvenir y se licenció en Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid. Posteriormente se dedicó a un activo y múltiple ministerio cristiano. Es miembro de la Iglesia de la FIEIDE en Móstoles (Madrid) en la C/ Avda. de la ONU, 22. Entre sus libros publicados están: Diaconía o las Obras de la Fe; Jesús, Evangelio de Dios a los pobres; Desde el corazón de la ciudad (CLIE); Cristianos ante la pobreza (CLIE) e Inmigrantes: el multiforme rostro de Dios (2008).
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sino para nuestra vida y nuestras relaciones humanas en el contexto de nuestra historia presente. La evangelización también se debe unir a la búsqueda de ese giro radical que ensalza a los humillados y oprimidos por los sistemas injustos de este mundo. Si esto no debe ser así, es que yo no he entendido ni el mensaje, ni la vida, ni las prioridades, ni los compromisos de mi Maestro.
La evangelización y recursos al uso BENJAMÍN MARTÍN
La Evangelización es, sin lugar a dudas, el único método que el Espíritu Santo ha dejado a la Iglesia de Cristo para comunicar las buenas nuevas de salvación. Otra cosa distinta es que nosotros usemos, según el tiempo, circunstancia u ocasión, nuestro método acomodándolo a la mejor forma o manera de llegar al interlocutor. Nuestro “método” será simplemente nuestro “vehículo” para llegar a la gente, y en cada caso será de distinta manera probablemente. Lo que nunca haremos será tomarnos la licencia de “acomodar” el mensaje del Evangelio, por mucho que incomode por sus contenidos y demandas, al oyente.
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Conociendo a nuestra sociedad
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No es menos cierto que nos enfrentamos hoy a una sociedad sumamente secularizada. Cada época tuvo su propia dificultad a la hora de comunicar el Evangelio pero por eso mismo decimos que cada época mereció ser estudiada para hacer más efectiva esa comunicación. Por supuesto, esto merece un trabajo aparte y no es el que se me ha pedido aquí, pero a la hora de hablar algo sobre “recursos al uso”, nadie debe extrañarse en que, unos de una manera y otros de otra, según a quién o a quiénes tengamos delante, tendremos que hacerlo de una u otra manera. La cultura secular nos desafía de forma particular porque exalta lo relativo y rechaza los absolutos, cuando las pretensiones de “verdad” absoluta que conforma el Evangelio no son negociables, pero ahí tendremos que medirnos con el temple adecuado para no desaprovechar la oportunidad en la comunicación. Nos toca estar “siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón
de la esperanza que hay en vosotros;” (1 Ped 3:15). Defensa (apologética), pero sin acaloramientos. Deberemos hacerlo con “mansedumbre y reverencia…” por tratarse además de entregar el mensaje de la más alta dignidad. Dificultades en el acercamiento No vamos a negar que nos cuesta cada vez más acercar el evangelio a gente que ni entra en las iglesias (que no sólo en las evangélicas), que sospechan de todo lo religioso, que no tienen respeto a Dios, que huyen de lo trascendente, que más bien desprecian los valores permanentes, que desconocen la Biblia, gente descreída, con una cosmovisión pos-cristiana, que practican una religión “civil” cargada de tradiciones pero vacía de contenidos, cayendo en lo meramente folklórico y cultural. Nos cuesta llegar a la gente que más que “ateas” (que dicen “no hay Dios”), o agnósticas (que dicen “no sé si creo en tu Dios”) son “ignósticas” (que dicen “no sé de qué me hablas”). Al hilo de esto, recuerdo que una de mis hijas, en determinada ocasión invitó a su compañera de estudios a nuestra casa para hacer algún trabajo, a punto de entrar en la universidad, y de forma natural nuestra hija le habló del Señor, de Jesús, de Dios, y con una mirada de sorpresa su amiga la reconvino diciendo: ¿Qué es eso de Dios, de Jesús…? ¿Qué es? ¿Una casa, un mueble, un edificio? ¿Qué cosa es? Esto sencillamente nos indica que sus padres, y probablemente muchos de aquella generación (y es una advertencia también para nosotros, qué estamos transmitiendo a nuestros hijos), no han sabido o no han querido transmitir siquiera los valores “religiosos” que tuvieran en su época. La “religión” les ha defraudado (con razón) y los jóvenes en su mayoría están en blanco en estos asuntos. ¿Cómo no vamos a por lo menos saber cómo es y cómo piensa nuestra generación, para saberles llevar de manera adecuada el Mensaje? Es lo mismo que tendríamos que hacer si queremos llegar a los niños, saber cómo piensan y llegar a ellos en su lenguaje y con aquellos recursos que sabemos les ayudará a la mejor comprensión de lo que queremos transmitirles. Preferencias del pensamiento secular
El hombre secular se siente más seducido por lo “material”, el “aquí” y el “ahora” que por lo “espiritual” y el “más allá”, aunque no rechaza esto último, más bien lo olvida poniendo su mayor carga de preocupación por el bienestar material, con menoscabo de los intereses relativos al bienestar eterno. Pero entiendo que no deberíamos cerrarnos las puertas en esto, ya que, con diligencia deberíamos aprovechar esa tendencia también para hacerles ver que el Evangelio tiene que ver con el “aquí” y el “ahora”, y mucho. Claro está que necesariamente tendremos que hablarles de la trascendencia del Mensaje y oportunamente llegará en nuestra exposición. Tendremos que ser muy exquisitos y delicados en la forma de llegar a ello, pero Dios en el control, seguro nos dará gracia para hacerlo. Lo que es una desgracia es que dejamos pasar la oportunidad de hacerlo porque “a priori” queremos entregarles la “carga” más fuerte de nuestro mensaje en los primeros momentos, y a veces empezamos por el final, en vez de por el principio. “Sed, pues, prudentes (astutos, dicen otras versiones) como serpientes, y
sencillos como palomas” (Mateo 10:16), y lo dice el Señor en un ambiente incluso de persecuciones: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos…”. No pocas veces cometemos el grave error de “hablar” más que “escuchar”. Siempre digo que Dios nos ha dado una boca pero dos oídos. Difícil hacer un diagnóstico si no escuchamos antes, para así poder entrar por el lado adecuado más receptivo de parte del interlocutor. Medios de acercamiento para llegar a la gente y recursos al uso Sería imposible siquiera enumerar las diferentes formas y maneras que hoy se están usando para llegar a la gente, según edades y condiciones del momento. Y desde luego, es interesante ser lo más creativos posible porque de lo contrario no se llegaría a ciertos sectores. Hay que entender también que todos estos medios o recursos son en su mayoría pre-evangelísticos, pero no hay más remedio, hoy por hoy, que aplicar muchas de estas maneras que despiertan el interés, quizá desde la mera curiosidad, como “medios de acercamiento” al ciudadano. Siempre habrá que tener materiales adecuados para regalar más que vender (literatura adecuada en formato folleto con digna presentación, cd’s, libros, por supuesto evangelios, NT, biblias, etc.) y sobre todo, obreros personales (de todas las edades, mientras haya gente de todas las edades a alcanzar) que sepan acercarse a la gente de forma adecuada, con preguntas adecuadas y, más aún, con actitudes ade-
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Es verdad también que hay un afán cada vez mayor en nuestro entorno social de quitar a Dios de en medio. Parece que molesta y se le desprecia, razón por la que la sociedad, hoy, aquí y ahora (fue en el pasado y lo sufrirá en la eternidad también), que “por no aprobar tener en cuenta a Dios…” (Rom 1:28) sufren y sufrirán lo que el apóstol Pablo relata como si de una radiografía de nuestra sociedad hoy se tratara (Romanos 1:18-32).
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cuadas (que no nos mostremos “pre-potentes” o “sabe-lo-todo”). “Mansedumbre” y “reverencia” apuntábamos antes y seguramente en ellas quedan implícitas todas las buenas formas y maneras respetuosas y de buena educación, con una buena dosis de paciencia y nunca forzando las situaciones para “provocar conversiones” porque eso es algo que tristemente se está haciendo hoy, pero es además entrar en un terreno inconveniente y que no nos corresponde. Que debemos ser convincentes en nuestra presentación del evangelio, es cierto, pero también lo es el que sólo el Espíritu Santo es quien “convence de pecado, de justicia y de juicio” (Jn 16:8). Ésa es su tarea, que no la nuestra. A veces nosotros buscamos con cierta urgencia los resultados, y como no los vemos, hasta los provocamos, y no son los genuinos.
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Que es urgente la evangelización (puede ser tema para otro trabajo escrito) es obvio, pero la “urgencia” no debe llevarnos a provocar los resultados, porque más bien provocaríamos al Señor por hacer lo que no debemos hacer. El sembrador espera con paciencia ver fruto de su sementera, pero siempre requerirá tiempo. Eso sí, habrá que regar adecuadamente la tierra y lo sembrado (que es lo que a veces nos cuesta) para también esperar pacientemente los frutos. En cualquier caso, hay que dejar los resultados al Señor.
Permítaseme una advertencia antes de hablar de “recursos al uso” Desde la experiencia personal, Dios me ha permitido pasar, ver y disfrutar de experiencias muy valiosas, ver y usar diferentes recursos, estilos, maneras, herramientas, formas, modos, etc., pero siempre huyendo del pensamiento de creer en los métodos, que aunque usados de manera oportuna, legítima y adecuadamente, pueden ser válidos pero no la clave. No olvidemos que el Espíritu Santo no llena “métodos” humanos, ni “estrategias” humanas. Puede dirigirnos en ellas, pero a quien “llena” es a “personas”, razón por demás para entender que lo que sí debe haber detrás de cada expresión de la “buena noticia” es la vida de hombres y mujeres consagrados, que viven en santidad, que refrendan con su vida y ejemplo el mensaje que transmiten. No podremos transmitir ni dar si antes no hemos recibido. Y el mejor testimonio será nuestra propia vida y ejemplo. Posiblemente seamos la única “biblia” que muchos de nuestros vecinos y conocidos “lean”. Ésa de por sí es la verdadera evangelización. Vidas que de por sí hablan, porque la evangelización más que una actividad puntual, es un estilo de vida. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Jn 13:35). Lo demás pueden ser truenos y relámpagos, o una traca de 15 días de campaña, pero puede quedar todo en eso mismo, “mucho ruido y pocas nueces”.
Recursos al uso
Entre los niños vale la pena centrar muchos de nuestros esfuerzos. La creatividad entre ellos se hace necesaria pero también la facilidad de saberles con una mente generalmente más receptiva, no con los prejuicios de los mayores. Sembrar pequeñas semillas en sus corazones habrá valido la pena. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él (Proverbios 22:6). Muchas iniciativas, empezando en el hogar (aspecto que muchas familias cristianas descuidan con consecuencias difícilmente reversibles), siguiendo en la iglesia y aun aquellas como festivales infantiles con proyección evangelizadora, dan óptimos resultados. Tenemos en nuestros ámbitos también especialistas (no me gusta la palabra, pero para entendernos) con experiencia. Las propias olimpiadas evangélicas con niños de diferentes edades, han despertado gran expectación no sólo por lo competitivo (que en su justa medida no sería criticable, salvo que ésa fuera sólo su motivación), sino por lo testimonial en una cada vez mayor afluencia de público. Ni qué decir del impacto que los campamentos cristianos producen en los niños, usando tanta creati-
Entre los adolescentes y jóvenes, teniendo muy en cuenta sus edades y preferencias, se están desarrollando múltiples iniciativas, muchas veces comunes a esas diversas edades que agrupan, como pueden ser actividades de tiempo libre (campamentos, montañismo, senderismo, el deporte en sus diversas especialidades, etc.), la música (tanto la enlatada en los diferentes soportes digitales tan extendidos hoy, como los conciertos en vivo y en directo), las artes escénicas, plásticas, la pintura. Nuestra experiencia ha sido buena a la hora de organizar en Centros Cívicos o Centros Culturales de los Ayuntamientos lo que llamamos “Muestra de Arte”, donde habrá diferentes manifestaciones del arte (plástico, musical en diferentes estilos, teatro, exposiciones de cuadros, libros, música, etc.). Avisar previamente a los medios de comunicación locales (prensa escrita, radio, TV), generalmente se hacen presentes y son ellos los que luego en su difusión por el medio lo hacen extensivo, llegando a lugares, personas y familias que para nosotros sería difícil en mucho tiempo. Crear escuelas de música, teatro, idioma, manualidades (cursillos de corte y confección, y otras especialidades, como apoyo a la docencia, aún hoy nos está dando resultado en el objetivo que se pretende). Aunque sea a nivel modesto y local, nos permite un acercamiento a diferentes edades por sus diferentes preferencias y viene a ser como un “trampolín” para lograr amistad, confianza, cercanía y, más pronto que tarde, se hace también más fácil la comunicación del mensaje del Evangelio. Son ellos normalmente los que nos preguntan ¿por qué hacemos eso gratis? Relaciones sociales, estar presentes en ciertos eventos propios de esas edades (cuidando mucho, sin duda, los lugares y fines) pero, de nuestra parte como evangélicos, deberíamos trabajar más ante las muchas posibilidades que tenemos orientadas a esas edades. Felizmente
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El “tú a tú” hoy por hoy, como en el ayer, es insustituible. En nuestras relaciones sociales hemos de hacerlo. Hemos de extender “puentes” en la comunicación y las relaciones interpersonales favorecen oportunidades innumerables, por motivos tan diferentes como el trabajo, celebraciones familiares, sociales, culturales, etc. Por otro lado, la vida está llena de “gestos” y algunos son verdaderamente geniales para despertar la pregunta en el otro. Desde el llevar la cesta de la compra a una persona mayor o que la vemos con dificultad, u ofrecerse para ayudar en algo que sabemos necesita y está a nuestro alcance (evitando obviamente situaciones comprometidas), pasando por tan diferentes actividades del entorno familiar, social, profesional, laboral, etc. hasta la proclamación a mayores niveles de audiencia presencial, medios de comunicación, etc. Hay todo un abanico casi inagotable para desarrollar nuestra tarea con creatividad.
vidad como ya se suele hoy emplear. Cada vez tenemos mejores materiales publicados bellamente ilustrados. Los cómics siguen siendo buen gancho y qué diremos de los materiales audio-visuales en formatos hoy al alcance del uso de los niños. Prestarles atención en edades tempranas, asegura muy buenos resultados.
tenemos gente preparada y competente. Es cuestión de buscarlas e invitarlas. Hay que asumir algunos riesgos a veces, es cierto, pero también afinaremos el cuidado y velaremos adecuadamente.
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Hay a quienes casi les sobra creatividad, con sus dibujos, a veces “grafitis” bien hechos y con permiso, hasta hemos tenido algún colegio que ha solicitado les pintemos el muro, y hay obras verdaderamente artísticas. Tenemos ejemplos muy cerca, así como de Ayuntamientos que solicitan participación con nuestros programas tanto en Centros Cívicos como en la vía pública cuando se concursa con el programa de “pastorales” (programa navideño de villancicos, pequeñas obras de teatro que transmiten ese mensaje, etc.). Y qué decir de las “Semanas de la Biblia” que permiten hacer presencia notoria tanto en la ciudad como en los medios de comunicación, que fácilmente se hacen eco de estas noticias. Éstas y tantas otras ideas hay que aprovecharlas. Bastantes años nos privaron de usar semejantes recursos, como para que ahora nos descuidemos.
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Estas edades jóvenes se prestan para muchas sorpresas. Y basta que propongas algo novedoso para que se apunten. Hay quienes se turnan con una bicicleta (o varias) recorriendo las calles de la ciudad con un mensaje escrito, sea en sus camisetas o sea con una pancarta. En algunas ciudades ya está funcionando. Y ya que estamos en esto, permítaseme recordar lo que hoy, a nivel social ha causado cierto impacto, para bien en algunos casos, para mal quizá en otros, y podemos tener diferentes puntos de vista en esto como en todo, pero tiene que ver con recursos al uso. La campaña pro-atea de los autobuses urbanos (Londres) y luego en Madrid y Barcelona de los autobuses urbanos que decían “Probablemente Dios no exista, así que deja de preocuparte y disfruta de la vida” tuvo su réplica en Madrid por el mismo medio exhibiendo el mensaje “Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo”. Hace tan sólo 24 horas me comunicaban desde Granada (uno de sus promotores) que ponían en marcha la campaña publicitaria en varios taxis de la capital con el mensaje “Dios existe… y necesitas conocerlo”. Y por más de 25 años, algunos hemos conducido varios bibliobuses con el
mensaje tan claro como “Jesucristo es la única esperanza”. No digamos todo lo que se está haciendo a nivel de internet, recurso que tiene tantas posibilidades, de texto e imagen, como en “you tube”, que permite presentar y compartir vídeos digitales a través de la red. Y cuántos hoy están usando los SMS para la comunicación del evangelio. Qué diremos de tantas puertas abiertas en la radio y televisión, tanto pública como privada. ¿Las estamos sabiendo aprovechar? ¿Vemos nuestros propios programas? ¿Los promocionamos? ¿Sabemos que hay programas evangélicos en docenas de emisoras comerciales? ¿Sabemos que mientras algunas de nuestras conciencias permanecen dormidas o aletargadas, hay quienes desde afuera ven como una oportunidad de oro el que estemos en los medios de comunicación social y oran y apoyan para que eso sea así y nos beneficiemos… y ni siquiera a veces, como digo, mostramos interés por nuestros propios programas? Criticamos a veces sin compasión lo que viene de afuera, pero tampoco nos interesamos por lo que hacemos desde nuestro propio país. ¿Es normal? Algo pasa. Uno de mis sueños es ver en los centros comerciales de gran afluencia de público en todas las épocas del año, poder tener una especie de cafetería-tetería, donde también se sirvan refrescos, bollería, frutas y productos naturales (sin comprometerse con el alcohol) y que disponiendo de espacio pueda haber, con sus mesas y sillas, un escenario, con su piano, algunos instrumentos musicales más, donde puede ofrecerse buena música, conciertos, alguna pantalla plasma con video-clips, un equipo de camareros/as amable, cordial, con literatura muy apropiada en las mesas o espacios de descanso, donde se pueden establecer conversaciones naturales, con voluntarios que pueden turnarse a diferentes horas, que como “obreros” personales pueden llegar a mucha gente. Ahí lo dejo para que, quien capte la idea y la visión y disponga de algunos recursos económicos (que pueden ser fácilmente recuperables), la desarrolle. Si en la misma ciudad hay varias iglesias, además de tener su clientela asegurada, sabiendo cuál es la finalidad, puede ser no sólo un nexo de comunión-colaboración, sino una plataforma de evangelización.
Pero aún más. Para aquellos que tienen el privilegio de un puesto de trabajo en el mundo laboral, tienen también a su disposición una de las mejores plataformas para la evangelización. ¿Saben que algunos conviven más horas con sus compañeros de trabajo, que con sus propias familias? 8 horas, y a veces más. La mayoría de las relaciones personales de muchos creyentes lo son en el ámbito laboral, como el universitario en la universidad. Ésas son sus mejores plataformas. Hasta en nuestras iglesias deberíamos dedicarnos más tiempo en preparar a los creyentes para ser testigos en el lugar en el que tienen más relaciones personales, que prepararles puntualmente para una campaña de una semana, en un lugar donde van a llegar a gente que no conocen ni les conocen, y se les va a parar en la calle para decirles que… Dios les ama, que son pecadores, que se arrepientan… y con razón nos dirán: ¡qué tipo raro es éste! Mientras que si les preparamos para saber cómo evangelizar en su ámbito laboral (por favor, no estoy diciendo que “hurten” del tiempo de trabajo para testificar) o cómo hacerlo en su ámbito universitario, instituto, colegio (por favor, no estoy diciendo que se distraigan en clase o que falten a las clases)… Estos trabajadores y estos estudiantes (por no referirme a otros colectivos como “hombres de negocios”, mujeres profesionales o no, con esos “desayunos” o comidas o cenas que a veces preparan para llegar a sus afines…), creo que todos estos hermanos son los que realmente están en primera línea (no precisamente los “obreros”, los “pastores”…). Nuestros hermanos/as son los que se codean día a día con las mismas personas, establecen relaciones, grados de amistad, confianza, y se ha creado el ambiente
propicio para transmitir, aunque sea dosificadamente, el evangelio en ese ambiente cordial y de confianza. Además, no hay que ir corriendo, porque mañana le vas a volver a ver, y pasado, etc. Son recursos al uso, aunque tristemente muchas veces en desuso. Creo que es una de las carencias principales en las iglesias hoy. Afrontemos este reto. Hagamos una puesta al día y aprovechemos esos recursos. No hace falta inventarse nada nuevo necesariamente. Lo que hay es válido. Sólo hemos de ponernos “manos a la obra”. Y todo esto y mucho más que el paciente lector puede imaginarse, si va aderezado con la oración y el compromiso en sus diferentes posibilidades (apoyo logístico, facilitación de recursos, medios, finanzas, etc.). Tenemos ante nosotros expectativas que nos sorprenderán y puertas abiertas más de las que sabremos aprovechar y que sólo las cierra nuestra a veces “sin razón” y no pocos prejuicios. Conclusión Mi conclusión es, casi como me hubiera gustado empezar, y también a modo de recapitulación, que de las 52 veces que en el NT aparece el verbo evangelizar (anunciar, proclamar), aunque se emplea en su forma de “dar las buenas nuevas”, es muy significativo conocer los diferentes contextos en los que se da el término. Vale la pena estudiarlos. Son deberes que dejo al lector. Y si bien es cierto que el verdadero método que el Espíritu Santo nos ha dejado para esa proclamación es la evangelización, deja a nuestro criterio, en función a sus diferentes contextos y circunstancias, el adaptar la manera y modo adecuado en cada caso, sin menoscabo ni alteración alguna del Mensaje. En el ministerio de Jesús, la “proclamación” de las buenas noticias estaba generalmente conectada con una demostración de esas buenas nuevas (Lucas 4:18), y es que Jesús no vino solamente para predicar oralmente el evangelio en las calles, plazas, mercados, etc., como seguramente seguimos haciendo nosotros también, sino que vino a mostrar la realidad del Dios viviente que poderosamente llenó las necesidades de la gente, ¿lo hacemos nosotros? Nuestra “evangelización al uso” no debe estar
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Entre los adultos, mediana edad y mayores, incluyendo ancianos, hay diversas iniciativas que funcionan en nuestro país. Tienen diferentes nombres y, por supuesto, estoy procurando evitar citarlos a lo largo de todo este trabajo escrito, para no incurrir en el error de omitir involuntariamente a quienes podrían sentirse molestos, pero muchos se están preocupando por llegar incluso a los más ancianitos, y lo hacen con tanto cariño que despierta la admiración de todos nosotros. Para todo se necesita don y habilidades, pero también constancia y mucha paciencia.
desprovista de esta realidad. En la experiencia de Jesús no se puede aceptar el verbo “evangelizar” traduciéndolo sólo como anuncio de buenas nuevas y separarlo de la acción, y tampoco debe ser en nuestro caso porque entonces todo quedará en palabras huecas sin vida ni realidades, pura teoría que no va a ningún sitio.
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El ministerio de Pablo tampoco quedó sólo en palabras y así lo describe él mismo: “fue una predicación con las palabras, y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios, de manera que desde Jerusalén y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del Evangelio de Cristo” (Romanos 15:18s).
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Y así podríamos continuar citando a otros. Pero cualquiera sea la medida, manera y forma en que el Señor quiera darnos en el tiempo presente, deberíamos saber aprovecharlo, porque vivimos en una época sumamente especial, muy a pesar de la indiferencia de la gente y de la sociedad “play-boy” en la que vivimos. Creo que esto no debe dar lugar al desánimo. Cuanta más oscuridad percibimos a nuestro alrededor, más evidente debe hacerse la luz. El evangelio sigue siendo HOY como lo fue ayer: “poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”. No conoce límites. No se lo pongamos nosotros. Nuestra esencia genética como Pueblo de Dios debe ser reflejada en nuestra obediencia a la misión al mundo, tanto en lo que somos como en lo que hacemos. Eliminemos tantos prejuicios. Demos más evangelio y menos tradiciones. Volvamos a los principios del evangelio, que no
a los principios denominacionales que nos condicionan. Contagiemos al mundo del mensaje de amor, perdón y esperanza en Jesucristo. Es lo que están necesitando y aprovechemos todas las formas y maneras (tanto en cuanto no atenten a los principios morales, éticos y bíblicos), porque tenemos el mejor Mensaje, que cambia vidas. No podemos transformarlo. Es él que quiere transformarnos a nosotros. Quiere seguir tratando y trabajando en nosotros, porque podría cumplir Sus propósitos sin nosotros, pero, al parecer, quiere contar contigo y conmigo para el cumplimiento de la Gran Comisión. (*) Benjamín Martín nació en un hogar evangélico de Barcelona. Su conversión fue a los 9 años, y su formación teológica ha sido más desde el ámbito de la iglesia local, familiar (hijo, nieto y bisnieto de “obreros del Señor”), complementado por diversos cursos de formación bíblica por correspondencia y de forma autodidacta. A los 21 años fue invitado por la iglesia de la barcelonesa calle Teruel, a servir a tiempo completo en el ministerio de “Evangelismo en Acción”, del cual es su actual Director Ejecutivo, siendo encomendado a la Obra del Señor por la misma iglesia a la edad de 25 años (1977). Hasta la fecha ha estado intensamente involucrado tanto en la evangelización como en el establecimiento de nuevas iglesias en diversas regiones del país, y en los últimos años, más enfocado en la provincia de Málaga, coordinando el ministerio a nivel nacional pero directamente involucrado en el establecimiento de las iglesias en Vélez-Málaga, Marbella y Torremolinos, iglesia esta última que atiende más directamente. Dirige el ministerio MECOVAN (Medios de Comunicación Evangélica), fundamentalmente relacionado con la radio, y preside la Entidad de Ayuda Humanitaria “Tu Prójimo”. Juntamente con Mª Rosa Torralba, su esposa, tienen dos hijas ya casadas y una nieta.
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trol y la manipulación que dichos gobiernos ejercen sobre la población. Conflictos armados recientes demuestran también el poder de la televisión. Entre los primeros objetivos estratégicos a destruir del enemigo, están las emisoras de radio y televisión.
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JOSÉ PABLO SÁNCHEZ NÚÑEZ
La influencia de la televisión es comprensible al comprobar las estadísticas. Un 79% de los españoles ve la televisión todos o casi todos los días, y de ellos el 70% pasa más de 2 horas frente al televisor, que es su principal fuente de información, llegando al 72% los que dan a las noticias “mucha o bastante” confianza (CIS, octubre-diciembre 2000, p.13). Sin embargo, existen todavía muchos intelectuales críticos con este medio, a los que respondió el columnista de El País Vicente Verdú de la siguiente forma: A diferencia de otros medios de expresión, la televisión ha tenido muy mala prensa. La prensa ha temido a la televisión y siempre la observó con malestar y reticencia. Los medios escritos se sintieron amenazados por lo audiovisual y de ahí que los recién llegados fueran tildados de bárbaros… Hay mucha mística y no poca estupidez respecto al bien que procura la lectura y el mal que hace la televisión… Hay un palurdismo decimonónico, muy en manos de feos novelistas sobre todo, que sigue embobándose con el quehacer de la escritura y el tacto del libro. Gentes que hasta presumen, encima, de no ver la televisión casi nunca. Son, sin duda alguna, un grupo de vagos mentales o ignorantes funcionales. Escombros de una cultura que va dejando de mandar y donde ellos se juegan exasperadamente el dominio (El País, 17/11/2001).
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El poder de la TV como medio de comunicación es hoy indiscutible. Desde su invención se están haciendo estudios que demuestran su capacidad para la formación de valores y de hábitos de conducta. El impacto de la TV en la infancia ha sido una de las áreas más estudiadas, especialmente la forma en que la violencia y la publicidad afectan su desarrollo. Resultado de dichos estudios ha sido el establecimiento de normas y leyes que progresivamente han ido regulando los contenidos de la programación televisiva. Sin lugar a dudas, dichas normas han mejorado la calidad de algunos programas, pero no han solucionado el problema. Los contenidos violentos, sexistas, racistas e inductores de comportamientos antisociales, siguen dominando la programación, en base al criterio principal que determina estos contenidos: la audiencia. Aquello que atraiga audiencia, saldrá en la pantalla. Dado que es más fácil seducir a la audiencia con contenidos antisociales, la mayor parte de la programación se nutre de ellos. Cuando la audiencia aumenta, la publicidad aumenta, y por lo tanto, la financiación de la emisora. Al final, la mayor fuerza que decide los contenidos es el mercado. Los gobiernos intervienen este proceso para regular y controlar el poder de la televisión, pero sobre todo para promocionarse. El poder de la televisión para crear opinión es un factor decisivo para ganar y mantener el poder político. Por esto las televisiones estatales luchan para conseguir altos niveles de audiencia, llegando incluso a financiarse con fondos públicos. En países con gobiernos totalitarios, se prohíben emisoras que no sean las estatales y hasta el uso de antenas parabólicas, pues no se quiere perder el con-
La televisión es un medio de comunicación con unas características propias que le diferencia de otros medios como la radio o la prensa escrita. Tal vez el elemento distintivo más importante es que, mientras que la prensa depende de la lectura y la radio del sonido, la televisión depende de la vista. La televisión se ve, no se oye. La audiencia responde al estímulo visual más que al auditivo. Por lo tanto, la comunicación debe basarse en la imagen. La calidad de la imagen, su color, originalidad, novedad y ritmo, determinan la atención de la audiencia y el impacto comunicativo. Es muy importante tener en cuenta que la televisión intenta comunicar en un entorno de competencia (alguien que
llega a casa, amigos que hablan, niños que corren, etc.). Mientras que en la iglesia, el cine o el teatro la audiencia está “cautiva” en una sala, con silencio, de donde es difícil salir, la audiencia de televisión es “libre” y fácil de perder. Por lo tanto, el mayor arma (y puede que única) de la televisión para seducir a la audiencia es la imagen. Las historias se cuentan con imágenes. El Proceso de la Evangelización
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La evangelización es un proceso. Creo que la mejor definición de ese proceso la acuñó el misionólogo Peter Wagner al clasificarlo en tres fases: Presencia – Proclamación – Persuasión. Son fases consecutivas que hemos de respetar en cualquier estrategia evangelística, aunque hemos de reconocer que, una vez comenzado el proceso, las fases se solapan y a menudo testificamos a personas que necesitan seguir recibiendo el testimonio de las tres formas.
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Este proceso es independiente de los métodos que usemos. Sea cual sea el método, este proceso estará presente, con mayor o menor velocidad, pero siempre ocurrirá, nos demos cuenta o no, lo hagamos a propósito o no, el proceso sucede. El rechazo al Evangelio muchas veces se produce por saltarse este proceso y no tanto por un rechazo real al mensaje. Muchas veces, cuando hablamos de evangelización pensamos en metodologías y estrategias. Es un error. La evangelización no necesita medios especiales ni estrategias sofisticadas, pues allí donde haya un cristiano íntegro habrá un evangelista. Esto no quita que Dios mismo mandara a sus profetas que escribieran su Palabra (Ex.17:14) para que el mensaje llegara a otras generaciones. Desde ese momento entendemos que la utilización de los medios de comunicación para la proclamación de la Palabra de Dios está de acuerdo a Su voluntad.
PRESENCIA
PROCLAMACIÓN
PERSUASIÓN
META: • Eliminar prejuicios y temores • Ganar la confianza • Cambiar la actitud de rechazo por una disposición a escuchar • Crear conciencia de su necesidad espiritual • Despertar deseo de búsqueda de Dios
META: • Que escuchen el Evangelio • Que entiendan el Evangelio • Que reconozcan la relevancia del Evangelio para sus propias vidas
META: • Retar y animar a tomar una decisión personal • Guiarle en la decisión • Confirmarle en fe una vez tomada la decisión
CONTENIDO: • El testimonio de vidas cambiadas • El amor de los hijos de Dios • La experiencia de la presencia de Dios
CONTENIDO: • El mensaje de Salvación comunicado de forma adecuada y contextualizada
CONTENIDO: • La invitación a aceptar la obra de Cristo en la cruz
MODELO: • Los milagros de Jesús • El amor de los primeros cristianos
MODELO: • Las enseñanzas de Jesús • La predicación de Pablo
MODELO: • La invitación de Pedro en Pentecostés • La invitación de Pablo al carcelero
ILUSTRACIÓN: Labrar la tierra, quitar las piedras y malas hierbas
ILUSTRACIÓN: Sembrar la semilla en la tierra preparada
ILUSTRACIÓN: Regar la semilla y abonarla con paciencia hasta que nazca
ERROR COMÚN: Ignorar la necesidad de esta fase
ERROR: Verbalizar sin comunicar
ERROR COMÚN: Prisa sin oración
ENFOQUE: El corazón
ENFOQUE: La mente
ENFOQUE: La voluntad
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que hicieron el esfuerzo y escribieron con esa visión. Siguiendo esta corriente, también hoy podemos y debemos planificar y establecer actividades o métodos diversos pensados para cada una de las fases de la evangelización y buscando siempre el mayor nivel de comunicación posible. Capacidades de la televisión en la evangelización Los abusos que determinadas personas e iglesias hacen de la televisión, utilizándola como un medio para enriquecerse o para la promoción personal, ha llevado a muchos creyentes a opinar que no es correcto usarla para la predicación del Evangelio. Las historias de adulterio y prostitutas de los telepredicadores Jim Bakker y Jimmy Swaggart recorrieron el mundo en 1988 y todavía hoy siguen afectando la opinión popular sobre los evangélicos en televisión (Christianity Today, octobre 2, 1995). Algunos han llegado a comparar los programas evangelísticos en emisoras seculares con “cantar himnos en un burdel”. Pero, para ser justos, hemos de reconocer que el “burdel” no sólo puede verse en televisión, también está en las revistas, los libros, el cine y los demás medios de comunicación, lo cual no impide que Dios esté usando estos medios para comunicar el Evangelio. Los medios son neutrales. Quienes los usan hacen de ellos instrumentos de justicia o de maldad.
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A lo largo de la historia, el pueblo de Dios ha utilizado los medios que estaban a su alcance y ha adaptado el mensaje a las formas culturales más relevantes para cada pueblo, con el fin de alcanzar al mayor número de personas. Pablo dijo: “Por lo cual, siendo libre de todo, me he hecho siervo de todos para ganar a mayor número. Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley; a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley. Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él” (1 Cor. 9:19). Un ejemplo muy claro de esta estrategia la tenemos en el griego que usaron los autores del Nuevo Testamento: el Koiné. No usaron el griego clásico, como se solía hacer en aquella época en la escritura de libros. Tampoco usaron el arameo, aunque muchos de los autores se criaron en la cultura de Palestina donde esta lengua era común. Utilizaron la lengua del pueblo en su dimensión más universal, aunque para muchos esto supuso un esfuerzo adicional. Querían comunicar y ser culturalmente relevantes, de modo
Es cierto que el medio condiciona el mensaje. En palabras de Marshall McLuhan “El medio es el mensaje”, por lo tanto, ha de entenderse la gramática de cada medio para usarlo con eficacia. Las siguientes razones hacen evidente que la televisión es un medio adecuado para la evangelización: 1. Ha demostrado su eficacia en la demolición de estereotipos
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La III Conferencia Mundial sobre racismo celebrada en agosto de 2001, según informaba el boletín de la World Assocciation for Chirstian Communication, concluyó pidiendo en su Declaración final a los medios de comunicación que “crearan sus propios códigos de conducta y regulaciones internas con el fin de terminar con el racismo, eliminando los estereotipos y representando la diversidad social con equidad y equilibrio” (Action, october 2001). Declaraciones de este tipo son comunes debido a que los medios de comunicación pueden demoler los estereotipos. Tal vez el mayor problema que tenemos en España a la hora de evangelizar es el temor de la audiencia ante cualquier manifestación religiosa que no sea la católica. Sólo cuando superemos esos temores y ganemos la confianza de la audiencia nos escucharán. 2. Ha demostrado su eficacia en la formación de valores La publicidad actual basa toda su estrategia en asociar sus productos a valores que todo ser humano desea. Hoy las empresas no venden coches, refrescos o detergentes, venden libertad, felicidad y prestigio. Lo más impresionante es que lo consigan en tan sólo 20 segundos, sobre todo cuando todos sabemos que es un artificio y un engaño. El Evangelio no necesita engañar para convencer de que trae paz y esperanza. Solamente necesita buenos profesionales que sean capaces de utilizar los medios con la maestría adecuada de modo que la audiencia sea atraída y asimile el mensaje. 3. Ha demostrado su eficacia en la inducción de nuevos hábitos
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Los empresarios de diseño y moda hacen inversiones de miles de millones en telas, colores y modelos que están seguros
se venderán 6 meses después. La moda de primavera-verano se presenta en otoño y cuando llega la primavera, los grandes almacenes ya han llenado sus almacenes de los nuevos productos y colocado sus nuevas líneas en los mostradores. ¿Qué les garantiza que los nuevos colores y diseños serán aceptados? ¿Cómo saben que no perderán los miles de millones invertidos? La historia demuestra que las masas serán una vez más condicionadas por la publicidad y que se liquidarán todos los productos. La persuasión que podemos ejercer en la proclamación del evangelio por televisión es limitada porque, como veremos, ésta es una de sus limitaciones. No obstante, figuras como las de Ned Flanders de la serie “Los Simpsons” están familiarizando a la audiencia con los evangélicos en la cultura norteamericana y fomentando un mayor respeto. La existencia de este personaje no es casualidad, sino fruto del trabajo del guionista cristiano Steve Tompkins (Christianity Today, Febrero 5, 2001). Limitaciones de la televisión en la evangelización La televisión es un medio útil para la evangelización siempre que se use respetando su lenguaje. Se puede clavar un clavo con un destornillador, será difícil y puede que doblemos el clavo y estropeemos el destornillador, sin embargo, lo clavaríamos mejor con un martillo. Cada herramienta tiene un fin y una característica, al igual que cada medio de comunicación. La audiencia televisiva es muy diferente a la de una iglesia, pretender comunicar de la misma forma desde el púlpito que desde la pequeña pantalla es “clavar un clavo con un destornillador”. Siempre que se use adecuadamente, la televisión, por lo tanto, puede ser muy eficaz en las dos primeras fases de la evangelización: presencia y proclamación. La evangelización es una tarea amplia y diversa de la iglesia. A veces clasificamos las actividades de la iglesia en adoración, edificación y evangelización, haciendo de estas partes compartimentos estancos sin ninguna conexión entre ellas. Tal división no aparece en la Biblia. La misión de la iglesia es la extensión del Reino de Dios y evangelizamos cuando adoramos, edificamos o predicamos la Palabra (1 Cor.14:24-25). No
Conclusión El plan de Dios para sus hijos, para su pueblo, es la creación de una nueva humanidad donde el amor, la reconciliación, el perdón, la colaboración y el servicio se exprese al mundo en actos concretos, medidos en el tiempo y el espacio. No es posible cumplir la misión en su plenitud sólo desde los medios. Son una herramienta poderosa, que hoy se ha hecho muy útil para la extensión del Reino, pero han de estar siempre en armonía con las iglesias y formar parte de ellas,
para que lleguen a ser eficaces. Dios usó la imagen desde la creación y hoy sigue siendo el primer medio de comunicación para mostrar “su eterno poder y deidad” (Rom. 1:20) a los hombres. Es lícito usar la imagen para comunicar el mensaje del Evangelio. Dios usó la escritura, con su dedo escribió los 10 mandamientos (Ex. 31:18) de modo que también debemos hacerlo nosotros. Debemos usar todos los medios y aprovecharnos de ellos para “proclamar desde las azoteas” (Mat. 10:27) las buenas noticias de la salvación. Pero hemos de hacerlo con calidad, utilizando el lenguaje propio a cada medio y entendiendo que comunicar es un arte. Dios quiere ayudarnos en ese proceso y seguro lo hará en las vidas de aquellos que estemos dispuestos a cumplir la misión que nos encomendó: “Como el Padre me envió, así yo os envío” (Juan 20:21). (*) José Pablo Sánchez Núñez (Úbeda, Jaén, 1957). Después de terminar sus estudios en Maestría Industrial, hizo el Bachiller en Teología en el Instituto Bíblico y Seminario Teológico de España (Castelldefels), y posteriormente realizó un Master en Teología y Comunicaciones en el Wheaton College Graduate School (Wheaton, USA). Durante 14 años fue el pastor de la Iglesia Evangélica Cristo Vive en Madrid. En 1996 fue designado director del programa de TVE “Tiempo de Creer”, que en la actualidad se denomina “Buenas Noticias TV” y que se emite en la segunda cadena de TVE los domingos por la mañana. Dirige también el programa “Mundo Protestante” de RNE. En el año 2000 fundó la emisora Radio Encuentro, de la cual es presidente. En la actualidad compagina su trabajo en los medios de comunicación con la dirección de la Asociación Evangélica Decisión. Está casado y tiene tres hijas.
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debemos confundir evangelización con apologética, especialmente en nuestra sociedad postmoderna donde la argumentación suele verse con sospecha y provocar rechazo. Dentro de este marco amplio, donde la iglesia vive y se desarrolla con un espíritu evangelístico, llevando a cabo obras de amor al prójimo, la televisión, como un medio más de su misión, puede constituir un elemento esencial. La clave para su eficacia será la conexión e integración en la iglesia local. Dentro de ese marco integral que coloca la evangelización como una parte esencial de la misión de la iglesia, hemos de reconocer que la evangelización es un proceso que exige, en un punto, la relación personal. La televisión es impersonal. Por lo tanto, un programa evangelístico en televisión necesita la cara y las manos de una persona cercana a la audiencia. Sólo en el contacto personal se puede culminar el proceso de la evangelización. De modo que es imprescindible la interrelación de los medios, y en especial de la televisión, con la iglesia local.
El Espíritu Santo en la Misión para el siglo veintiuno SAMUEL ESCOBAR
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A comienzos del siglo veinte, sólo los misioneros y los líderes de las misiones evangélicas hablaban o escribían sobre el Espíritu Santo; los teólogos no se ocupaban del Espíritu Santo. A fines del siglo veinte y comienzos del veintiuno no hay teólogo que se respete que no haga referencia al Espíritu Santo. Una de las razones es que durante el siglo veinte, creció de manera asombrosa el protestantismo popular, el movimiento Pentecostal que puso mucho énfasis en el Espíritu Santo, su poder y presencia en la vida de la iglesia. Como consecuencia, se generó un reflorecer de la comprensión de la enseñanza bíblica sobre el Espíritu Santo, aun en los círculos teológicos académicos. Ofrezco aquí un breve resumen de la enseñanza de Lucas sobre este tema de actualidad1.
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El Espíritu Santo en los escritos de Lucas Los estudiosos de la obra de Lucas, su evangelio y el libro de Hechos, señalan la importancia que tiene el Espíritu Santo en estos escritos. Si consideramos a Jesús como el gran misionero, el enviado de Dios por excelencia, hay notas del Evangelio que nos dan claves para entender la misión de los enviados de Jesús. Un hecho fundamental es que el Espíritu Santo hace posible el ministerio de Jesús, quien empieza su vida pública “lleno del Espíritu Santo” (Lc. 4:1) y es conducido por el Espíritu a la prueba en el desierto. Luego Jesús regresa de Galilea “en el poder del Espíritu” (Lc. 4:14) y al darse a conocer y anunciar su vocación en un pasaje que evidentemente tiene inten-
1 Los lectores interesados pueden ver una presentación más amplia del tema en el capítulo 7 de mi libro Cómo comprender la misión (Barcelona: Editorial Andamio, 2008).
ción inaugural en la estructura del libro lee una profecía sobre la plenitud del Espíritu y anuncia su agenda y el cumplimiento de la profecía de Isaías en su propia persona (Lc. 4:15-30). Si el ministerio y la misión del mismísimo Jesús se cumplieron en el poder del Espíritu no puede ser menos con la misión de aquellos a quienes él llama y envía hasta el día de hoy. Hay tres líneas más que quiero destacar en Lucas y que me parecen significativas para este siglo veintiuno. La expectativa y la preparación para la llegada del gran misionero que es Jesús es obra del Espíritu Santo. Hay detalles significativos de la narrativa lucana como el relato de la anunciación a María que concebirá por el poder del Espíritu Santo (Lc. 1:35), y ese otro relato de María que va a visitar a su prima Elisabet y en el abrazo de estas dos mujeres se manifiesta también el Espíritu llenando a Elisabet quien entonces pronuncia la salutación trascendental: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el hijo que darás a luz!... ¡dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá” (Lc. 1:42-45)2. Otra nota clave la encontramos en el cuadro del anciano Simeón, que cuando ve a Jesús en el templo, profetiza, ve el cumplimiento. Dice de Simeón, “que era justo y devoto y aguardaba con esperanza la redención de Israel. El Espíritu Santo estaba con él y le había revelado que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor. Movido por el Espíritu fue al templo” (Lc. 2:25-27). En el templo, y cuando los padres del niño Jesús entraron para cumplir con lo dispuesto por la ley, Simeón toma al niño y proclama el cumplimiento de la profecía divina. Así pues el Espíritu de Dios está en el encuentro de dos mujeres embarazadas, y en ese encuentro se manifiesta poderosamente la percepción de que ha llegado el Salvador, y está también en este anciano, que es un hombre de esperanza, porque es el Espíritu que mantiene la esperanza en nosotros. Toda esta primera parte del evangelio de Lucas está llena de pequeños detalles que muestran cómo el Espíritu trabaja en el día a día de la vida de las iglesias, en el día a día 2 El texto bíblico que estoy usando es la Nueva Versión Internacional, texto en castellano peninsular, 2005.
El Espíritu está en acción en el envío de los misioneros. Es lo que encontramos en Hechos 13, el relato de cómo la iglesia de Antioquía envía intencionalmente misioneros en respuesta a las demandas del Espíritu Santo. Había un grupo multicultural de profetas y maestros: Bernabé, Simón, al que también se le llamaba el Negro, Lucio de Cirene, Manaén, que se había criado junto a Herodes quien gobernó en Galilea, y Saulo. “Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor el Espíritu Santo dijo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado” (Hch. 13:1-2). Me parece importante llamar la atención al hecho de que Saulo y Bernabé salen como misioneros en el momento en que la iglesia de la que forman parte toma conciencia de que el Señor los estaba enviando, y esto es notable porque Saulo ya sabía que iba a ser misionero. En Hechos se cuenta tres veces la historia de la conversión de Saulo, y en esas tres veces se pone énfasis en que Dios lo está llamando a ser misionero, a ser predicador del evangelio a los gentiles. ¿Cómo es que no se lanza a la predicación antes? Se lanza a esa obra misionera cuando la iglesia de la que forma parte escucha también el llamado. Es decir, es muy importante el llamado misionero, la vocación del misionero, pero es importantísimo también, que la iglesia reconozca y apoye ese llamado.
La misión muchas veces ha venido de los márgenes; a veces los dirigentes, el liderazgo de la iglesia no ha estado en sintonía con el Espíritu; entonces han sido personas individuales que, como resultado de una visión, han promovido la misión, y han fundado una orden. Es muy importante que nos demos cuenta que es el Espíritu el que habla a la iglesia y le dice, “separadme a Bernabé y a Saulo para la tarea a la que los he llamado”. Este papel de la iglesia es central, porque, al fin y al cabo, la obra misionera termina en la constitución de la iglesia, porque cuando hablamos de cifras, de lo que estamos hablando no es de personas aisladas, sino de comunidades, de iglesias. El Espíritu Santo actúa en momentos cruciales. He mencionado que el Espíritu Santo está en el día a día, pero también en momentos cruciales se manifiesta de manera especial. Así tenemos, por ejemplo, la historia de Cornelio que se repite tres veces en el texto de Hechos: dos veces en el capítulo 10 y una más en el 1. Al igual que la historia de la conversión de Saulo la historia de Cornelio está contada también tres veces. Luego tenemos el relato de la entrada del evangelio a Europa en Filipos (Hch. 16:6-10), y de los misioneros que querían ir en cierta dirección, pero el Espíritu no les permite, hasta que les da una visión especial que hace que vayan a donde tenían que ir, lo cual lleva a la entrada del evangelio a Europa. Esto significa que la misión, tal como lo observamos en los escritos de Lucas, se realiza con cierta flexibilidad. La misión tiene momentos en los cuales la dirección del Espíritu viene por lo que se hace todos los días, como ir al templo, o en predicar, o por el hacer la vida de rutina de la iglesia. Pero hay momentos en que la
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de la misión. Así, por ejemplo, los diáconos que han de realizar el servicio a la necesidad material de las personas son también personas llenas del Espíritu Santo. Es decir, que no encontramos la acción del Espíritu solamente en los grandes momentos, sino que lo encontramos en la vida diaria. Si hay iglesias que abren el Domingo, donde la gente se reúne, por muy pequeñas que éstas sean, por muy impotentes que parezcan, eso es obra del Espíritu Santo, porque es el Espíritu Santo el que hace que amemos a Jesucristo, y queramos saber más de él, es el Espíritu Santo el que está en acción, y no debemos olvidarnos que está en acción en la vida de la iglesia, está en acción en la vida de los niños en la Escuela Dominical, quienes están oyendo las historias que pueden ser el punto de partida para su llamado misionero. Está también presente en los viejos, con sus expectativas, renovando en nosotros la esperanza.
a los que son como niños. Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad”. Trato de visualizar la escena que Lucas describe con cierto detalle y me pregunto: ¿cómo la pintaríamos? ¿Cómo retrataríamos a un Jesús lleno de alegría por el Espíritu Santo?
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misión viene por una revelación extraordinaria, por un momento extraordinario de renovación, de una percepción nueva que Dios da a través de ciertas personas.
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Me parece que tenemos que orar hoy por la obra del Espíritu Santo, una obra como la de la época de Lucas, una obra en la cual el Espíritu se manifiesta en mujeres embarazadas que se saludan, en ancianos que van regularmente al templo, en personas que están llamadas a la misión, y que esperan el momento en que toda la comunidad reconozca ese llamado misionero, y los envíe. Y cabe la disposición a escuchar al Señor cuando se manifiesta de manera extraordinaria. Una lección más que me llama la atención en Lucas 10:17-24, donde tenemos el relato de cómo regresan los misioneros a los que Jesús ha enviado y presentan, por así decirlo, su informe: “Cuando los setenta y dos regresaron dijeron contentos: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”. Jesús reitera la autoridad espiritual con que los ha enviado y luego dice: “Sin embargo, no os alegréis de que podéis someter a los espíritus, sino alegraos de que vuestros nombres estén escritos en el cielo”. ¡Qué tremenda lección sobre lo que es la fuente de la alegría en la vida del misionero! La alegría no ha de venir de los triunfos sino de la identidad, de saber quién es uno. Lucas narra: “En aquel momento, Jesús lleno de alegría por el Espíritu Santo dijo: te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado
Fue en la cultura hippy de Norteamérica donde, por primera vez, vi un cuadro de Jesús riéndose, no de un Jesús tan serio y hasta triste, como aparece generalmente en la iconografía. Sólo podemos imaginarnos esta escena, en la que Jesús recibe el testimonio de los misioneros que ha enviado, y luego exclama lleno de alegría por el Espíritu Santo, palabras relativas a su identidad, a su relación especial y única con el Padre. Ésa es también la fuente de nuestra identidad; por tanto, hemos de pedir al Espíritu Santo que nos dé la alegría de alegrarnos en ella, en lo que somos, porque a veces es poco lo que podemos hacer, pero lo que cuenta es lo que somos, y lo que somos en Cristo ha de ser la fuente de nuestra alegría.
(*) Samuel Escobar es catedrático emérito de Misionología en el Seminario Teológico Palmer de Pennsylvania, EEUU; y profesor del Seminario Teológico de la UEBE en Madrid. Nació en Arequipa (Perú). Estudió en las Facultades de Letras y Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, obteniendo el título de Profesor de Educación Secundaria en 1966. Doctorado en filosofía y ciencias de la educación por la Universidad Complutense de Madrid. En 1997 la Universidad MacMaster de Canadá le concedió un doctorado honorario en Teología. Entre 1983 y 1984 fue profesor multicultural en el Calvin College de Grand Rapids (Michigan, EE.UU.). En 1985 asumió la cátedra Thornley B. Wood de Misionología, que ocupó hasta junio de 2005. Fue miembro de la junta de gobierno de varias entidades misioneras y Presidente de las Sociedades Bíblicas Unidas de 1986 a 2004. También fue Presidente de la Comunidad Internacional de Estudiantes Evangélicos (IFES) entre 1985 y 2003. Es miembro de la American Society of Missiology, que presidió en 2002. Colabora regularmente en revistas en castellano como El Eco Bautista, Andamio y Boletín Teológico; y revistas especializadas en inglés. Entre sus libros podemos citar: Diálogo entre Cristo y Marx (1967); Decadencia de la religión (1973); Irrupción juvenil (1978); Evangelio y realidad social (1988); La fe evangélica y las teologías de la liberación (1987); Paulo Freire: una pedagogía latinoamericana (1993); Tiempo de misión (1999); Changing Tides: Latin America and Christian Mission (2002); The New Global Mission (2003); La Palabra: vida de la iglesia (2006). Está casado desde 1958 con Lilly Artola Díaz.
Mangueras agujereadas en la posmodernidad
En mi patio tengo una manguera verde, que está tan mal conectada al grifo y tan agujereada que el agua apenas sale por el otro lado. Y las plantas se están secando y muriendo por la pérdida de agua. Es grandioso lo que España ha experimentado en el siglo pasado. Una frescura de Dios y un avance eclesial nunca visto en toda su historia. El crecimiento había avanzado más de un 500%. Cientos de iglesias se plantaron y crecieron por toda España. Pero en el último siglo se observa una sequía preocupante. Estamos en un momento de intensa crisis. Actualmente, apenas se están convirtiendo europeos. Hoy casi solamente las iglesias de inmigrantes están creciendo notablemente, tal vez porque vienen con una cosmovisión más espiritual que sus hermanos occidentales. Parece que hemos perdido la capacidad de llevar el agua viva a nuestra gente de una manera
Comprender la Posmodernidad Parece que podemos ver un cambio de paradigma mundial aproximadamente cada 500 a 1000 años: el Mundo Antiguo (hasta 500), la Edad Media (500-1500 AD), la PreModernidad (1500-2000) y ahora la Era Posmoderna (2000 +). Mucho se ha escrito acerca de la posmodernidad, mayormente culpándola como causa de que muchos jóvenes hayan dejado de asistir a nuestras iglesias. Pero siguen confiando en que la semilla
Fase de Transición Modernidad
Posmodernidad Cuanto más joven, tanto más conocen sólo el mundo posmoderno
Monoteísmo Razón Religión
Local Individualismo Verdad
Pluralismo Experimental Misticismo
(Gráfico extraído de Emerging Church, Dan Kimball, Zondervan, 2003)
Global Tribal Gusto
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MATÍAS KEPPLER
eficaz. Notamos un analfabetismo cultural y social que llevó a un mutismo espiritual y a una teología de aguante dominical, con unas secas experiencias y un hacer de libros sin parar. Sin embargo, nos permitimos el lujo de llevar a cabo discusiones teológicas acerca de bagatelas, que parece conducirnos a las tantas divisiones dolorosas que vive nuestra generación evangélica. Me duele el corazón ver que, aun estando en la misma situación multinacional y multicosmovisional, no vivimos la realidad de nuestros antecesores: “todos los oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios. Estaban todos atónitos y perplejos…” (Hechos 2:11). Para poder encarnar el Evangelio efectivamente, tenemos que intentar comprender mejor la actual cosmovisión de nuestra generación, cambiar nuestra actitud hacia ellos, cerrando agujeros, y re-des-cubrir las necesidades reales de aquellos hacia quienes queremos conducir el agua viva de Jesucristo.
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ha sido plantada en sus corazones y que, cuando sean mayores, recordarán sus raíces y volverán a congregarse. Cuanto más jóvenes son, tanto más han crecido meramente en la atmósfera de una era Pos-cristiana. Por eso apenas tienen raíces a las cuales puedan volver. En Jueces 2:10 leemos que “después se levantó una generación que no conocía a Jehová ni la obra que él había hecho por Israel”. Si eso había podido ocurrir en el antiguo Israel, donde Dios formó una parte central y visible en toda la cultura, también podría ocurrir hoy en España. En la Era Moderna la gente en España creció dentro de una atmósfera con una cosmovisión cristiana, incluyendo todos los que no han sido evangélicos. Se han nutrido de una tierra fértil: se enseñó a creer en un solo Dios, el aprendizaje era algo racional y lógico, la religión positiva. El paradigma básico ha sido la supremacía de la razón. No se viajó mucho, por lo cual se veía al mundo a través de lentes locales. La ética y la verdad eran comprensibles y absolutas. Los modernistas se explicaron al mundo de forma científica. En cambio, los que crecieron en la Era Posmoderna, en una atmósfera con una cosmovisión Pos-cristiana, se han nutrido de una tierra muy distinta: se conocen muchas creencias, diversas formas llamativas para expresar la espiritualidad, y muchos dioses alternativos; el pluralismo es normativo. La base del aprendizaje ha pasado de una forma de pensar racional hacia lo experimental. Los jóvenes buscan cada vez más lo místico y sobrenatural, que la fe cristiana basada sobre los hechos de Cristo en la cruz. Aprenden que las creencias son igualmente válidas, construyen en el bricolaje de las religiones mundiales su propia y difusa religiosidad, mientras que la fe cristiana se clasifica negativamente como una religión que condena, señalando siempre con el dedo. Todo está en permanente cambio acelerado. Su única dirección estable es el correo electrónico. Su hogar, como jugadores globales que son, está en todos los sitios. Están expuestos continuamente a noticias globales, la moda global, la música global, etc., de donde elijen libremente según su preferencia personal. Dan un valor crucial al gusto particular, mucho más que a la verdad objetiva. Pero interesantemente ya no son tan individualistas como los modernistas, sino que viven
en relaciones comunales, casi tribales. La dramática consecuencia de nutrirse de esta tierra y vivir en la atmósfera de la Posmodernidad es una pérdida de valores. La indiferencia, la inestabilidad y la soledad se van incrementando, inevitablemente. Actualmente, estamos viviendo la fase de la transición hacia la Posmodernidad. Existe una mezcla impresionante de gente con diferentes cosmovisiones. Se puede decir que la mayor parte de la gente es más modernista, aunque los más jóvenes probablemente conocen tan sólo el mundo Pos-Moderno, cuya tierra le parece absolutamente normal. No tienen raíces modernas a las cuales poder volver. Sin embargo, muchos jóvenes cristianos, que crecen en hogares cristianos, aún son bastante modernos, porque sus padres les enseñan valores antiguos. Muchos emigrantes que provienen de Latinoamérica y de Europa del Este, vienen con una cosmovisión moderna o incluso tradicional y no pueden comprender la cultura de la sociedad de acogida. Esto provoca que se formen cada vez más iglesias étnicas. También en las regiones rurales en España apenas se está sintiendo el impacto de la Posmodernidad. Por otro lado, en lugares urbanos viven posmodernistas de todas las edades. En este sentido, podemos afirmar que no estamos experimentando mayormente una brecha generacional, y por lo tanto temporal, sino una brecha de diferentes cosmovisiones, que nos desafiará por mucho tiempo en España. ¿Qué significa esa realidad para nuestras iglesias? No podemos asumir que todos piensan y se relacionan igualmente como nosotros. Tenemos que ver la generación emergente con otras lentes. No podemos acusarles de ver las cosas como las ven. Por supuesto conciben la espiritualidad, la ética, la sexualidad, etc. desde un punto de vista pluralístico, especialmente si provienen de familias no creyentes. En vez de ofenderles por sus creencias, nuestros corazones deben encenderse hacia ellos, dándoles tiempo y posibilidades para un cambio. Porque no es un asunto de edades o gustos, sino de un concepto mental nutrido por una cosmovisión bien distinta, de la cual no pueden escapar fácilmente. Querido lector, ¿dónde se sitúa personalmente en el gráfico, y dónde sitúa a sus conocidos? ¿Qué puede hacer para saltar la brecha?
Cambiar la Personalidad
Re-Des-Cubrir la Necesidad Sería audaz intentar describir algunas estrategias para que nuestra pasión alcance a los demás y que sean válidas para todos, puesto que la situación de cada uno es tan Proclamación La gente en la parte superior
de la jerarquía es: Necesidad por - más autoconsciente Autoridad / Autoestima - más independiente - más fuerte
Diálogo
Llave: incluyéndolos
Necesidad por Respeto
Testimonio
La gente en la parte inferior es: - más insegura - más dependiente - más débil Llave: ministrándolos
Necesidad por Amor
Creo que el gráfico anterior, y su explicación dada a continuación, nos pueden ayudar a re-des-cubrir la necesidad de la gente según su situación y la manera cómo podemos responderles adecuadamente. Proclamación Sea cual sea la necesidad de las personas, jamás debemos recortarnos a proclamar la palabra de Dios, sea en o fuera de tiempo. Siempre tenemos que mantener el deseo y la responsabilidad de pasar el agua viva como Pablo lo tuvo permanentemente: “Ay de mí si no anunciara el evangelio”. 1 Cor. 9:16; “Soy deudor”. Rom. 1:14. El compartir Buenas Noticias es crucial en una sociedad donde se ha excultivado el evangelio. No podemos permitirnos el lujo de caer en el error de pensar que el evangelio tan sólo se debe exponer, tenemos que llamar al arrepentimiento y a la conversión (Hechos 26:20). Lo bueno es que los posmodernistas tienen cada vez más una sensibilidad e inquietud espiritual. En el siglo pasado fue sumamente difícil para mí llegar a la gente en la calle. Hoy en día, en las zonas urbanas, el conversar sobre temas espirituales se ha convertido en un deporte mental para el nocreyente.
Comunión
Diálogo
Necesidad por Seguridad Necesidades Físicas
Servir
Entrevistas, coloquios y mesas redondas desplazan cada vez más la predicación en el culto dominical. En conferencias no puede faltar una aportación de otra religión. Los
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La efectividad y autoridad para llegar a nuestros conciudadanos tiene mucho que ver con nuestra personalidad, y por eso el enemigo nos ataca permanentemente, endureciéndonos y/o desanimándonos. Nuestra vida es como una manguera que está conectada por uno de sus extremos al grifo abierto –al grifo de las inmensas bendiciones derramadas por Dios en nuestras vidas–. Ese agua viva nos está dada, principalmente, para ser conducida por nuestra “manguera” hacia la gente. Pero parece que todas las mangueras humanas están agujereadas, tal vez por el choque de cosmovisiones tan diferentes, ¿o sea por nuestra actitud respectiva? Lamentablemente por estos agujeros se pierde demasiada agua. Dios está dispuesto a aguantar este derrame y seguir utilizando estas “mangueras” por mucho tiempo. Pero cuando el agua ya no llega hasta el jardín, ¿qué hará el jardinero celestial? ¡Qué bueno es saber que el jardinero celestial sabe arreglar “mangueras rotas” y restaurar la pasión por nuestro mundo! Lean, por favor, Juan 21:1517 “Señor, tú sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”.
diferente en esta fase de transición. Tampoco basta con hacer algunos apaños en la forma en la que presentamos el evangelio y en la que nos movemos en la iglesia. Lo que tenemos que hacer es re-des-cubrir las necesidades de los demás y cómo les podemos invitar a seguir a Cristo en medio de un nuevo sistema cultural. Rick Warren dijo: “Una evangelización según las necesidades no es una evangelización según el espíritu de la época, sino es una evangelización según el Espíritu Santo”. Las preguntas claves son: ¿La iglesia evangélica seguirá viviendo en un gueto por temor a una contaminación por el espíritu de la posmodernidad? ¿Será capaz de dejar su “subcultura” y su “anti-postura” y empezar a ser iglesia para su generación, como siempre ha sido antes?
más críticos temen que con una tolerancia falsa se está socavando la verdad bíblica. Pero olvidan que, por ejemplo, los primeros once capítulos del libro de los Romanos son un diálogo de Pablo con teólogos judaizantes. El pluralismo religioso es una plataforma grandiosa para un diálogo interreligioso semejante. Los posmodernistas no quieren ser predicados, sino respetados. El diálogo requiere respeto, pero nunca un intento de armonizar las diferencias. Un diálogo no incluye una obligación de coherencia, es más bien una confrontación respetuosa y amorosa con este mundo. Estoy sacudido por la ingenuidad del diálogo ecuménico actual. Reafirmar la singularidad de Cristo en el diálogo no es un acto de arrogancia, sino de integridad, y finalmente la condición de un diálogo interreligioso. Alguien me preguntó, cómo puedo compartir efectivamente mi fe con un musulmán, desconociendo su religión. Le contesté que tan sólo preguntándole acerca de sus creencias y escuchándole atentamente es más que la mitad de camino (Hechos 17:23).
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Testimonio
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La posmodernidad mantiene una mente hostil hacia discusiones racionales, porque no cuadran en un mundo experimental y emocional. La ventaja que tenemos como cristianos al tratar con los posmodernistas es que tenemos un Dios real y personal viviendo en nuestras vidas. Desafortunadamente, hemos quitado valor a esta realidad en la realización de nuestros cultos y en la presentación del evangelio. Apenas se da lugar a testimonios, para escuchar cómo cada uno experimenta a Dios en forma personal. Muchos posmodernistas están buscando un encuentro espiritual, experimental y real. Buscan el contacto directo con fuerzas espirituales. Contarles en qué forma Jesús es muy real y poderoso en nuestras vidas, les deja echar una mirada a nuestro corazón. Ser testigo (Lc. 24:48) significa contar lo que se ha visto y vivido de forma subjetiva y profundamente afectado. Es indispensable destacar el testimonio personal como afirmación de la veracidad de Cristo en nuestra sociedad. Cuesta mucho más trabajo que lanzar algunos argumentos razonables, pero es muy relevante, porque transmite un mensaje positivo.
Comunión En la Posmodernidad es más efectivo desarrollar relaciones que presentar argumentos, porque la gente ya no quiere ser bombardeada con palabras. Quieren ser entretenidos y satisfechos en su curiosidad de ver cómo otros realizan su vida particular. Las puertas de la casa, cocina y frigorífico abiertas no tan sólo abren la puerta al corazón, sino son también un requisito bíblico para un líder. Este testimonio visible puede despertar la esperanza de que Dios de veras sea conocible, el pecado perdonable y la fe cristiana fiable. Generalmente, el impulso decisivo para la fe no se logra por tratados o carteles, sino a través de relaciones de confianza. La iglesia primitiva evitó llegar a ser un grupo exclusivo, las puertas siempre estaban abiertas para toda clase de personas, compartiendo no sólo la palabra. Servir Los posmodernistas buscan minisoluciones para los problemas reales que tienen cada día. No quieren respuestas doctrinales, quieren hacer algo para resolver las necesidades sociales locales y globales. Se identificarían con donar sangre, enviar medicamentos a Zimbabwe, ayudar a los damnificados de inundaciones o repartir alimentos y ropa para los inmigrantes. Tenemos un Dios que puede suplir necesidades. ¿Por qué no emprender acciones creativas incluyendo posmodernistas y juntos resolver problemas concretos? ¿Por qué no compartir todo lo que tenemos para dar un buen testimonio, construyendo una imagen de gente solidaria? Estoy convencido de que no tenemos que esperar a que surjan cristianos que hayan crecido, en su mayoría, en un ambiente de la posmodernidad para alcanzar a esta nueva generación, sino que el poder de Dios y el amor de Jesucristo y la guía del Espíritu Santo nos ayude a tapar los agujeros mencionados de nuestra manguera, que han impedido que las grandiosas bendiciones hayan podido fluir a los Europeos que conviven con nosotros en España. (*) Matías Keppler (Alemania) está casado con Marion y tiene tres hijos. Es náufrago del Barco Logos en el año 88. Licenciado por la Escuela Bíblica MBW en Alemania y Máster en Misionología por la Universidad Internacional de Colombia. Es Coordinador de la Escuela Superior de Misionología Transcultural ESMT y Co-Pastor en una iglesia en Málaga, donde reside.
La iglesia y la evangelización ESTHER RODRÍGUEZ
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1º. La iglesia es de creación divina Nace del propósito de Dios. Nace de su creación. Nace en su poder. No nace la iglesia primitiva por la ilusión o necesidad de los apóstoles, no es creada por la ilusión o necesidad de los primeros cristianos, sino que es creación de Dios. Si la iglesia de Dios es resultado de su propósito, creo que es de vital importancia conocer lo que Dios quiere y espera de su iglesia. 2º. La iglesia tiene un diseño divino Es Dios mismo quien define cómo debe ser el edificio. CIMIENTOS: Apóstoles y profetas. Piedra del ángulo que es Jesucristo mismo. DISEÑO DIVINO: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. ESTRUCTURA DEL EDIFICIO: Ajustados, coordinados, creciendo para llegar a ser “templo santo” en el Señor. Dios pule las piedras unas contra otras. Los frutos del Espíritu son para “lijar” su iglesia, y que cada piedra sea edificada como casa espiritual y sacerdocio santo para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. La iglesia es un
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El propósito eterno de Dios para la Iglesia no es su mantenimiento, sino la evangelización. La Iglesia de Occidente ha desarrollado un modelo tradicional de iglesia que nos ha hecho caer en la trampa de convertir nuestras congregaciones en un lugar donde los santos nos dedicamos única y exclusivamente a ejercer ministerios cuyo objetivo principal es el mantenimiento de la iglesia y no su crecimiento. Parece que la labor de la iglesia sea administrar, presidir, alabar, enseñar, pastorear, pero estos ministerios revierten sólo en nosotros mismos. Todo el esfuerzo lo consumimos nosotros, con lo cual los miembros activos de nuestras congregaciones terminan agotados sin ver apenas crecimiento (es decir, añadir nuevos miembros). No estoy diciendo que las actividades de nuestra iglesia son erróneas o innecesarias, sino que “casi” todo lo que hacemos, con mucho esfuerzo, por parte de
muchos, consciente o inconscientemente se convierte en un fin en sí mismo, mantenimiento. Pensemos por un momento el porqué de la iglesia.
edificio construido sobre el fundamento de los apóstoles y profetas que tiene como principal piedra del ángulo a Jesucristo y construido con piedras vivas (el pueblo de Dios).
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3º. La iglesia tiene un propósito divino
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Dios tiene un instrumento para proclamar el evangelio: SU IGLESIA: Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable (1ª Pedro 2:9). Dios tiene un mensaje: EL EVANGELIO DE LA GRACIA. En Génesis 3:15, Dios prometió un Salvador. En el Antiguo Testamento: Dios profetizó un Salvador. En el Nuevo Testamento: Dios proveyó un Salvador. Dios tiene un anhelo: QUE NADIE SE PIERDA. Su deseo es que nadie se pierda y que todos los hombres vengan al conocimiento de la verdad (1ª Timoteo 2:1-4). El propósito de Dios no es sólo el mantenimiento de la iglesia, sino la predicación del Evangelio. El poder de nuestra canción se manifiesta no sólo cuando alabamos a Dios, sino cuando la gracia de Dios se oye en el mundo. Pablo y Pedro nos enseñan que la iglesia fue creada para crecer por medio de la predicación del evangelio. La iglesia local la forman creyentes: – Limpiados con la sangre de Cristo. – Con el poder del Espíritu Santo. – Con la responsabilidad de ser instrumentos de su gracia.
Es necesario que la iglesia en España reenfoque su propósito eterno en Cristo, una mente renovada en cuanto a ella misma y al mundo que la rodea: 1. La iglesia no existe únicamente para seguir programas, alabar a Dios, escuchar la Palabra, tener comunión, sino para liberar a los esclavos del pecado. 2. La iglesia no existe únicamente para consumir y acaparar para ella sino para dar con generosidad. 3. La iglesia no es efectiva por su medida de crecimiento interno, sino en relación con el impacto que ejerce sobre la sociedad que la rodea. El propósito de la iglesia es la extensión del evangelio a través del cumplimiento de la Gran Comisión que Jesús dio a sus discípulos: Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén (Mateo 28:19-20). Éste es también el reto para cada creyente e iglesia en España en el día de hoy. Urge que nos movilicemos e invirtamos nuestro tiempo, energía y dones en la Gran Comisión, urge que no sólo gastemos en nosotros mismos, sino que seamos movidos a compasión y obedezcamos al Señor predicando el evangelio con denuedo: Dios amó al mundo, no porque lo había creado o porque era bello, sino que lo amó porque estaba perdido. Febrero de 2009
(*) Esther Rodríguez nació en una familia cristiana, a la edad de 18 años se integró en la iglesia de La Bisbal, en Barcelona, donde colaboró activamente en la evangelización y en el trabajo con jóvenes. Durante los veranos participó en Campañas de Evangelización con LTB, incorporándose como secretaria a tiempo completo en otoño de 1979. Posteriormente, en 1984, pasó a ser directora en España, cargo que ocupa en la actualidad. Es, además, fundadora y directora del festival infantil “La isla del tesoro”, “Llamada” y de las Olimpiadas Evangélicas.
Cursos bíblicos: cuarenta años de evangelización y enseñanza
Inicio de Cursos Bíblicos Eran los años 60, del Siglo XX, cuando, en tiempos todavía muy difíciles, por parte de OM (Operación Movilización –movimiento juvenil) se hizo una gran oferta de un curso bíblico sobre el Evangelio según San Juan. Se llevó a cabo en diferentes buzones de Correos de distintas provincias de España. Primero fue el envío de medio millón de cartas y un ejemplar del Evangelio, y posteriormente otro medio millón. Las respuestas llegarían vía dirección Portugal. Primero vinieron unas 20.000 solicitudes y posteriormente otras 10.000. Se pasaron a una Misión ya existente en España, pero desbordó su capacidad, así que hubo que atenderlo por propio personal de OM, que posteriormente pasó a formar lo que sería el “Equipo de Cursos Bíblicos”, en una nueva oficina abierta en Barcelona, ya como ministerio nacional independiente. Estudios que ofrecemos 1. Curso preparatorio, 4 lecciones temáticas, basadas exclusivamente en el Evangelio según San Juan.
Resultados animadores Han pasado algo más de 40 años, y solamente encontramos motivos para dar gracias a nuestro Dios por las muchísimas oportunidades que nos ha dado de transmitir personalmente, por escrito, vía postal o Internet, la Buena Nueva a más de 80.000 personas, de muy distintas edades, diferentes niveles, y en más de 35 países. Con cada estudiante se ha mantenido, y se mantiene aún, un trato epistolar personalizado, que permite responder a las dudas y temas que le preocupan, motivándole así en su “búsqueda”. De hecho nos consta que nuestra oferta ha llegado a muchos millones de personas: Primero solo vía publicidad en folletos, prensa, radio y TV, pero posteriormente, a partir del año 1996, vía Internet. “Estos estudios me están ayudando para que el Señor se manifieste en mi vida”. Son palabras de J.J., un chico de sólo 20 años que escribe desde un centro de rehabilitación asturiano. El suyo es el testimonio de una de las miles de personas que durante más de cuatro décadas han recibido y estu-
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DANIEL GONZÁLEZ
2. Una lección introductoria al Evangelio según San Juan. 3. Un curso sobre la Persona de Jesucristo, 22 lecciones basadas en el Evangelio de Juan. 4. Un curso de 23 lecciones sobre la Iglesia de Jesucristo, basado en el libro de los Hechos de los Apóstoles. 5. Un curso de 10 lecciones sobre la Epístola a los Gálatas, que trata el tema “La Libertad Cristiana”. 6. Un curso de 22 lecciones también basado en el Evangelio de Juan, analizando nuevamente la Persona y Obra de Jesucristo, pero en forma más amplia y profunda.
ha habido renovación a través de los años. En la actualidad formamos este equipo 9 personas. La oficina central está en Barcelona, y tenemos otras dos oficinas, una en Palamós (Girona) y otra en Terrassa (Barcelona). Perfil de nuestros alumnos
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Mujeres: Hombres: Promedio de edad:
diado el material que ofrecemos de Cursos Bíblicos. Un motivo más para estar agradecidos a Dios es haber sido testigos de unos 700 convertidos al Señor, algunos de ellos conocidos personalmente, y otros sólo por correspondencia, pero todos integrados en iglesias. Otro hecho significativo, por el cual alabamos al Señor con todo nuestro corazón, es saber, y ver con nuestros propios ojos, que algunos de los que iniciaron el curso, no solamente se convirtieron, se integraron en una Iglesia evangélica, crecieron espiritualmente, sino que tuvieron una preparación superior posterior y han llegado a ocupar cargos de liderazgo en sus propias iglesias. También hemos sido testigos de algunas iglesias que se iniciaron, en localidades donde no había ninguna, en base a uno de nuestros estudiantes convertido allí. Provisión económica Las finanzas para sostenimiento de nuestras oficinas, materiales servidos, publicidad, etc. se han cubierto siempre gracias a la provisión que Dios nos ha hecho por medio de creyentes particulares e iglesias. Éste es otro gran motivo para darle gracias y adorar a Quien ha cuidado tan minuciosamente de nuestras necesidades. ¡Nada nos ha faltado! Equipo humano
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Todos los que hemos integrado los equipos siempre hemos sido “personal voluntario”. Como se puede suponer, significa que
44% 56% 35 años
Todo tipo de profesiones: administrativos, secretarias, amas de casa, ingenieros, biólogos, informáticos, docentes, comerciales, enfermeras, religiosos, jubilados, minusválidos, etc. De todos ellos: Asisten a la iglesia Católica: 60% Asisten a la iglesia Evangélica: 8% No asisten a ninguna iglesia: 15% Centros penitenciarios y rehabilitación: 10 % No lo dicen: 7% Un reciente testimonio Sor C. Y. 39 años, religiosa, España: “Le quiero felicitar por el precioso y formativo curso, la verdad es que estoy disfrutando mucho, pero sobre todo estoy aprendiendo más de la vida de Cristo, pues como dice nuestro Padre San Jerónimo, “ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”. Nota final Por razones estratégicas, y teniendo en cuenta las nuevas tecnologías, que también estamos aplicando a nuestro trabajo en los momentos de redactar este artículo, nuestro ministerio se está reestructurando, pero en ningún caso significará una pérdida de énfasis y entusiasmo en proclamar el Nombre de Cristo, alcanzando a muchas personas, y estableciendo Su Iglesia. Cursos Bíblicos. E-mail:
[email protected] Web: www.cursosbiblicos.org
(*) Nacido en Salamanca. Perito Mercantil. Durante unos 15 años ejerció en liderazgo equipos evangelísticos de Operación Movilización. Dentro de su ministerio, de inicio de nuevas iglesias, a partir del año1966, ocupó responsabilidades como Anciano sucesivamente en las iglesias de Guinardó y La Bisbal, en Barcelona, y Sant Feliu de Guíxols, en Girona. Es director de Misión Alturas y Cursos Bíblicos desde sus inicios.
Cristianos perseguidos: ¿voluntad de Dios?
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FCO. JAVIER EDUARDO POVEDANO
Con estas palabras, el apóstol Pedro no sólo cierra un pasaje clave para entender la persecución, sino cualquier posible discrepancia sobre si la persecución bajo la que vivían los cristianos era voluntad de Dios o no. Pedro declara que la persecución que estaban sufriendo los seguidores de Cristo a manos del imperio romano, pena de muerte incluida, era la voluntad de Dios. No sólo eso, en ese pasaje (1 Pedro 4:12-19) el apóstol también se atreve a afirmar que la persecución no debe sorprender al creyente, que no es algo inaudito, sino todo lo contrario. Y en una clara alusión a lo que escuchó de labios de nuestro Señor Jesucristo durante el sermón del monte (Mateo 5:11-12), Pedro anima al que sufre a gozarse, a mirar más allá de lo terrenal y poner los ojos en la experiencia espiritual que rodea a todo perseguido: se convierte en participante de los padecimientos de Cristo, experimentará alegría en el momento de la revelación de la gloria de Jesús, es afortunado porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre él. Contamos con un gran número de libros que tratan de explicar el papel que juega Dios en el sufrimiento humano, o bien el papel que juega el sufrimiento en la relación del ser humano con Dios. No me cabe duda de que todas estas obras han sido escritas con la sana intención de ayudarnos a entender nuestro sufrimiento personal, convirtiéndose en herramientas esenciales para aceptar en nuestras propias vidas situaciones en las que nos cuesta percibir la presencia de Dios. La mayoría de estos libros han nacido de la pluma de algún profesional de la salud o de algún teólogo bienintencionado, cuyo conocimiento del dolor, ya sea por el con-
tacto con sus pacientes o por su experiencia personal, les capacita para desvelarnos los secretos de tan escabroso tema. Lamentablemente, otras obras han sido escritas con tanta frivolidad que, no sólo han despojado al sufriente del derecho a dolerse, sino que al dolor le añaden el sentimiento de culpa nacido de una tortuosa doctrina según la cual cristianismo y sufrimiento son antagónicos. Sin embargo, la iglesia nació siendo perseguida y creció como consecuencia de la persecución. Actualmente, según la Comisión de Libertad Religiosa de la Alianza Evangélica Mundial, alrededor de 200 millones de cristianos sufren algún tipo de persecución (viven bajo la amenaza de ser encarcelados, atacados, etc.) y más de 400 millones viven importantes restricciones en sus libertades (discriminación, rechazo, etc.). Iglesias consumidas por el fuego, pastores asesinados, mujeres y niñas violadas, pueblos enteros arrasados por ejércitos, grupos guerrilleros, narcotraficantes, extremistas religiosos o, simplemente, por gente normal y corriente inmersa en una sociedad capaz de hacer nacer y avivar un odio sin sentido hacia una minoría tan insignificante que aparentemente no supone ningún peligro para el orden establecido. Una minoría cuya fuerza reside en su relación con Dios y su defensa en su capacidad de soportar los continuos envites de las olas de violencia
La Iglesia en el mundo
De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, y hagan el bien. (1 Pedro 4:19)
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con las que son golpeados. Un sufrimiento que, desde países como el nuestro, es difícil de encontrarle sentido, pero aceptado y entendido por aquellos que lo padecen. Y es que, aunque esa minoría parezca insignificante, los cristianos somos capaces de cambiar el mundo o, al menos, a eso hemos sido llamados. Es por eso que el mundo nos aborrece. He tenido el privilegio de visitar algunos de los países en los que Puertas Abiertas realiza su labor sirviendo a los cristianos perseguidos, y puedo asegurar que la mayoría son gente sencilla, en muchos casos analfabeta, pero con una fe firme, profunda, aplastante. Aplastante porque es así como te sientes a su lado. Cuando escuchas sus historias, sientes vértigo, un vértigo provocado por una pregunta que viene a tu mente: ‘¿podría yo pasar por lo que está pasando esta gente?’. La respuesta es sencilla, depende de cuál sea tu relación con Dios, de cuánto tiempo pasas en su presencia, de cuánto confías en Él. En la Navidad de 2007, en India, los grupos hinduistas radicales lanzaron consignas contra los cristianos para impedir que estos celebrasen el nacimiento de Cristo. La población, especialmente en el estado de Orissa, se levantó contra los cristianos con una violencia como jamás se había visto en el país desde que se independizara del Reino Unido en 1947. Durante ese mes de diciembre se contabilizaron más de ochocientos ataques a cristianos, dejando tras de sí varios muertos y miles de desplazados que abandona-
ron sus casas para salvar la vida. Después de haber transcurrido más de un año desde que ocurrieran estos hechos, muchos de los que huyeron continúan viviendo escondidos por miedo a nuevos ataques, ya que en 2008 la violencia anticristiana fue la tónica general. El pasado mes de octubre estuve con el representante de Puertas Abiertas en India. Tras de contar algunos detalles de la situación que estaba padeciendo su país, nuestro hermano dijo: “no obstante, los cristianos en India damos gracias a Dios por lo que está ocurriendo en nuestro país, porque jamás antes habíamos experimentado la unidad que tenemos actualmente.” ¿Estamos dispuestos a pagar ese precio para que el Cuerpo de Cristo experimente esa unidad en España? 2008 fue un año muy diferente para China. Todo el mundo tenía los ojos puestos en ese país, se celebraban los Juegos Olímpicos. Un paso más en su operación de lavado de cara ante la opinión pública internacional con el fin de aparentar una libertad inexistente y un progreso que el pueblo chino está pagando. Los medios de comunicación internacionales se hicieron eco de las protestas públicas que los budistas llevaron a cabo en varios países para denunciar los abusos del gobierno chino en el Tibet. Sin embargo, los pastores y otros líderes cristianos que habitaban en ciudades fueron amenazados o enviados a zonas rurales, donde la represión contra la iglesia no ha menguado, sino todo lo contrario. Se calcula que en China, cada día, entre 10.000 y 14.000 personas entregan sus vidas a Cristo. Y noso-
dido todo con abandonar la religión oficial. A algunos los han acusado de ser los autores de una matanza que tuvo lugar en Acteal y llevan en prisión desde 1997. Otros han sido expulsados de sus casas y les han quitado todo, pero no les importa porque su tesoro más importante es Cristo. ¿Estamos dispuestos a perderlo todo, a considerar basura todo lo que tenemos, por ganar a Cristo? He querido hablar de Chiapas porque en 2006 visité la zona, y pude escuchar en primera persona el testimonio de algunos de estos hermanos que lo habían perdido todo, y cuando digo todo no sólo me refiero a lo material. Conocí a Rosita, una mujer sencilla, callada, cuyo marido, Mariano, fue asesinado a golpes por ser pastor de una pequeña congregación. También conocí a Antonio, un joven que vivía en un pueblecito en el que las autoridades locales cortaban la luz y el agua a los que se “hacían” evangélicos. Antonio tenía un sueño, construir una iglesia en la que los cristianos pudiesen ser atendidos y donde creciesen espiritualmente. En 2007 otros tres hermanos españoles visitaron la zona y conocieron a Antonio. Él les mostró su sueño en una maqueta hecha con cartón. Durante el segundo semestre de 2007, en Puertas Abiertas España estuvimos recaudando fondos para construir una iglesia en Chiapas. Este año hemos recibido algunas fotos de la marcha de la obra y unas palabras de Antonio: “este sueño no se hubiese hecho realidad si no hubiese sido por la ayuda de Puertas Abiertas y el apoyo de nuestros hermanos en España. Sabíamos que Dios estaba con nosotros y ahora podéis ver cómo va todo”, afirma Antonio. “No tengo palabras para agradecer el apoyo que nos habéis dado, sois una bendición. Oro todos los días por vosotros y le pido a Dios que os bendiga y os guíe ahora y siempre”. ¿Estás dispuesto a orar por los cristianos perseguidos? ¿Estás dispuesto a colaborar con Puertas Abiertas en nuestra labor de servir a los cristianos perseguidos? Si algunos cristianos son perseguidos según la voluntad de Dios, ¿cuál será la voluntad de Dios para nosotros frente a la persecución? ¿Qué espera Dios de nosotros? (*) Nacido en Madrid (1967). Es director de Puertaxs Abiertas en España y presidente de la Comisión de Libertad Religiosa de la Alianza Evangélica Española.
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La Iglesia en el mundo
tros esperando el avivamiento. ¿Estamos dispuestos a perder nuestras vidas para que otros se salven? Puertas Abiertas trabaja sirviendo a los cristianos perseguidos desde 1955. Después de llevar más de 50 años andando, hombro con hombro, con la Iglesia Perseguida hemos aprendido algunas cosas sobre la persecución. Una de las cosas que hemos podido comprobar es que sólo existen tres tipos de persecución: 1) Religiosa, cuando en un país existe una religión mayoritaria y ésta se convierte en perseguidora. Este sería el caso del hinduismo en India, aunque por lo general, los extremistas religiosos hindúes han optado por formalizar partidos políticos para obtener el respaldo popular. También estarían incluidos todos los países dominados por el Islam. 2) Política, cuando en un país hay una dictadura, no importa del signo político que sea, y persigue a los cristianos por considerarlos una amenaza a la estabilidad de su gobierno o convierte a los mismos en el chivo expiatorio de los males de la nación. China estaría incluida en este apartado, aunque el país que encabezaría este tipo de persecución sería Corea del Norte, que considera a todos los cristianos colaboradores de occidente y espías de Estados Unidos. 3) Fuego cruzado, cuando en una zona existe un conflicto armado y, por lo tanto, dos bandos enfrentados entre sí, y en medio de los mismos una iglesia que pretende permanecer fiel a Cristo a pesar de las presiones a la que es sometida por ambos bandos. Este tipo de persecución se experimenta principalmente en Latinoamérica, debido a la existencia de un gran número de grupos guerrilleros y al narcotráfico. Un país que me gustaría mencionar antes de concluir este artículo es Méjico, y más concretamente el estado de Chiapas. Lo que se sabe de Chiapas a nivel internacional es que es el estado donde nació el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y podría pensarse que la persecución que viven los evangélicos en este estado es consecuencia del fuego cruzado, pero no es así. Lo cierto es que la persecución en esta zona es religiosa. Miles de evangélicos lo han per-
Turmanyé-Arco Iris (Perú) MARÍA JESÚS HERNÁNDEZ, ELI STUNT Y ELVIRA LEZAMETA
La Asociación Arco Iris, también conocida como proyecto Turmanyé, fue fundada en Huaraz-Perú en el año 1999. Nace como necesidad legal para enmarcar todo el trabajo de servicio a la población más necesitada de esta zona de Perú, al que Dios había llamado a un grupito muy pequeño de sus hijos, desde España.
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Ya desde sus inicios, el proyecto fue promovido y auspiciado por la Alianza Evangélica Española y así continúa hasta la fecha.
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El principal objetivo de la Asociación es “Promover el desarrollo integral y autosostenido de la población en riesgo social, imprimiendo en cada acción el amor de Cristo expresado en la Palabra de Dios”. En Turmanyé van de forma paralela la proclamación del Evangelio, entendido como la necesidad que todo hombre tiene de arrepentirse y reconciliarse con su Creador y el apoyo social, desde una perspectiva de ayudar a un desarrollo propio de los beneficiarios y sostenido en el tiempo, tratando de ir más allá de un puro asistencialismo.
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Actualmente, en los diferentes programas de Turmanyé se trabajan 5 áreas: 1. Evangelismo y discipulado 2. Salud 3. Educación 4. Desarrollo de capacidades productivas 5. Asistencia social y defensoría El trabajo en Huaraz se inició con nuestro primer programa y probablemente el más conocido, la Casa-Hogar Arco Iris fundada en el 2000 y que en la actualidad atiende a 27 menores en estado de abandono, orfandad o víctimas de violencia. Sin embargo, dada la experiencia ganada, las necesidades encontradas y las oportunidades que Dios ha ido abriendo, se cuenta en la actualidad con un trabajo mucho más amplio enmarcado en los siguientes programas: 1. Comedor Infantil, para niños desnutridos, donde junto con la alimentación
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también se ofrece refuerzo escolar y diversos talleres formativos dirigidos al niño y su familia. Programa Comunitario, desarrollado en Comunidades quechuas y donde se da atención primaria de salud. Se cuenta con 2 centros de Educación Infantil y diversos proyectos de desarrollo, como la producción y comercialización de cereales de la zona (avena, quinua). Centro de Formación Ocupacional con talleres de panadería-pastelería y cómputo dirigidos a nuestra población objeto; taller de artesanía textil para las madres del comedor infantil. Café Turmanyé, donde se venden los productos elaborados en los talleres y donde también se han generado puestos dignos de trabajo. El programa Chicos trabajadores, del cual ya Elisabet Stunt les habla más abajo.
Es hermoso ver todo lo que Dios ha realizado en esta parte del mundo y también cómo muchos de sus hijos e hijas en España se han identificado y colaborado de diferentes maneras con Turmanyé. Te invito a tomar “aventuras” con y en Dios y a ser un poco “locos”, borrachos del Espíritu Santo, pues Él se agrada en usarte y usarme para la extensión de Su Reino a través de Turmanyé y de cualquier otro ministerio al que Él te esté llamando. Gracias y quédate con un ratito más… Llevando a Dios a las calles (Eli Stunt) En la ciudad de Huaraz existe, como en otras ciudades del Perú, un número considerable de niños, adolescentes y jóvenes que realizan trabajos en la calle en condiciones de precariedad y de riesgo físico y social, pasando gran parte de sus vidas en dicha situación de calle. Por eso empezamos el trabajo con ellos a través de los talleres del
En Octubre de 2006 comenzamos de manera más sistemática, con visitas periódicas a sus lugares de trabajo y aumentando progresivamente la labor con actividades semanales de enseñanza cristiana en las calles, eventos, charlas, excursiones y otras actividades especiales de forma bimensual, coordinaciones con los colegios y otras instituciones, etc. Gracias a estas experiencias hemos encontrado que la problemática se centra en: • Desestructuración familiar (hogares conflictivos, niños huérfanos o en situación de abandono) y falta de modelos, principalmente de varón. • Ausencia de hábitos y valores elementales (horario, perseverancia, responsabilidad, respeto a la autoridad, etc.) por haber tenido que trazar su rumbo de vida por sí mismos. • Baja autoestima, causada muchas veces por abuso de terceros, que les dificulta mirar al futuro con esperanza y buscar cambios constructivos para sus vidas.
Todo ello les lleva a abandonarse a sí mismos, dejarse influenciar por otros, disfrutar del momento, buscar la vida fácil y agradable (drogas, sexo, robo…), acomodarse a su situación y no luchar para mejorar. Para los más pequeños nuestro sueño es que se concentren en seguir con su educación regular y que los padres de familia tomen conciencia de la ilegalidad de enviarlos a trabajar a las calles. En cuanto a los mayores, aspiramos a trabajar en coordinación con otras instituciones, públicas y privadas, que nos ayuden a ofrecerles alternativas laborales reales y dignas que les permitan salir de las calles. Pero su más urgente necesidad es conocer a Cristo como su Salvador y Señor; únicamente el poder de Dios puede romper cadenas y transformar esas vidas golpeadas en ejemplos de la vida abundante que Él ofrece a cada ser humano que le busca, por eso seguimos adelante con confianza e ilusión. Cambiando vidas… (Elvira Lezameta) Programa Chicos de la Calle Nombre: Alex Soto Masgo, de 23 años. Palmira – Huaraz – Perú Tu vida antes de conocer a Cristo Empecé a salir a la calle desde los 8 hasta los 18 años, con mi primo, primero a lustrar zapatos, de allí a cuidar carros y a veces vendíamos golosinas. Así fue y había días que no conseguíamos nada y dormíamos en la calle porque no teníamos dinero para el pasaje de regreso a casa. Había personas que nos regalaban frazadas, nos hacían dormir en sus cocheras, a veces nos daban desayunos, ropas usadas, algunos incluso nos matriculaban, pero nosotros, por la costumbre de estar en la calle, ya no queríamos estudiar, no nos interesaba, porque ganábamos dinero en la calle. Nos sentíamos tranquilos y gastábamos en videojuego, una parte llevábamos a casa y, como mamá se tranquilizaba con el dinero, a nosotros nos parecía algo bueno. ¿Cómo conociste a Cristo? Por medio de Javier e Iván, creo que más que hablarme de Cristo primero fueron mis amigos. A veces cuando no teníamos qué comer ellos nos daban, nos llevaban a dormir a sus casas. Por eso me apoyé en ellos. Nosotros tomamos ejemplos de ellos, y nos
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Centro de Formación Ocupacional y Recreativo para proveerles de una alternativa ya que no disponían de posibilidades para formarse en áreas más prácticas y ocupacionales. Pero el contacto con ellos nos hizo ser conscientes de que su realidad es mucho más compleja y merece una atención particular. El número estimado de menores trabajadores en la ciudad de Huaraz es de unos 400, desde 7 años hasta adultos, de los cuales conocemos personalmente a cerca de 200. Son mayoritariamente lustrabotas y vendedores ambulantes con trasfondos de conflicto familiar, desamparo o pobreza extrema.
le estoy muy agradecido a Dios por ellos. Programa Comunitario Nombre: Mercedes Prudencio Barreto, 43 años. Comunidad de Tuyo GrandeHuaraz-Perú. Tu vida antes de conocer a Cristo Mi vida era demasiado triste, no creía en Cristo ni le daba importancia, aun cuando escuchaba sobre Dios no le daba importancia ni creía en eso. ¿Cómo conociste a Cristo? preguntábamos con mi primo, por qué este amigo tendrá interés en nosotros; y él un día nos dijo: los quiero a ustedes como hermanos porque Dios ha puesto el amor en mí y yo quiero que ustedes vengan a la iglesia y puedan conocer a Dios. Entonces decidimos venir a la iglesia un domingo, al final era aburrido, nos dormíamos en la prédica o nos escapábamos a veces, pero de poco nos dimos cuenta que sí estaba cambiando nuestra vida, era más tranquila y Dios bendecía más nuestro hogar.
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¿Qué está haciendo Dios en tu vida? Bueno, yo era muy tímido y nervioso, Dios está trabajando en eso y me siento más tranquilo y estoy con ganas de trabajar y de hacer y de vencer ese miedo con la ayuda de Dios. Estoy cambiando y Jesús me está ayudando. Ahora tengo metas y sé que me va a ayudar. Qué bueno que lo conocí porque es un padre para mí, mi padre murió cuando yo tenía 7 años, porque cuando tengo algún problema me pongo a orar y contarle todo y eso me da una tranquilidad que creo nadie puede dar ahora. Con mi familia estamos tranquilos; la mayoría de mis hermanos está trabajando, de cómo vivíamos antes y como vivimos ahora es un tiempo mejor. ¿Qué significa Arco Iris para ti?
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Es la ayuda más importante en mi vida, yo no sabía nada de lo que ahora sé, ellos incondicionalmente me capacitaron, ahora me dan trabajo. Arco Iris aquí en Huaraz hace mucho por las personas que no tienen,
Yo he creído en Dios primero, cuando mi hijo se enfermó, allí recién creí en Cristo, y con la bendición de Dios, Dios sanó a mi hijo. ¿Qué está haciendo Dios en tu vida? Ahora para mí Cristo me da gozo; ahora que conozco la Biblia estoy muy contenta y vivo en mi casa con mucha alegría y gozo. Dios me da muchas bendiciones y escucha cuando le pedimos a Él; nos da en abundancia muchas bendiciones. Estoy muy contenta y ahora soy seguidora de Cristo. También voy a trabajar con Susana y Markus, a visitar a Chincay también y por todas partes. Yo soy creyente de Cristo. ¿Qué significa Arco Iris para ti? Está bien, Arco Iris apoya a mis hijos, por ellos, que han venido varias veces, yo he creído más en Dios; si no fuera por ellos
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Programa Comedor Nombre: Gregoria Rivera Ortega, 40 años. Dirección: Independencia Tu vida antes de conocer a Cristo Antes vivía mal, mi vida pasada fue resentimiento, rencor, odio hacia mi padre que me había abandonado, y a veces maltrataba a mis niños por esa razón, pero conocí la Palabra de Dios y perdoné a mi padre. Ahora me siento muy bien en la presencia de Dios y camino con Él. ¿Cómo conociste a Cristo? Por medio de la hermana Margarita Sifuentes. Un día en la calle ella estaba buscando niños para el comedor Arco Iris y en ese momento mi esposo no tenía trabajo y necesitaba a alguien, un apoyo, así llegue al comedor. Ella me predicó la Palabra de Dios, mediante ella iba a la iglesia, me evangelizaba; y hace 3 años atrás me he bautizado, y qué bien me siento en la presencia de Dios.
¿Qué está haciendo Dios en tu vida? Ahora siento amor por los demás y me siento cada día con sorpresas. En el taller de tejido de Arco Iris estoy compartiendo el evangelio con las madres; en la pizarra escribo algunos versículos y les hablo de la Palabra de Dios. Ahora veo la necesidad, porque a este taller llegan mamás necesitando de la palabra de Dios, de un apoyo o una palabra de aliento. Ellas son separadas o abandonadas o madres solteras y el trabajo es bastante allí; para eso el Señor me ha puesto allí y me siento bien. También estoy subiendo a las comunidades para enseñar a los niños, más adelante llevaré la Palabra de Dios a otros y trabajaré sólo para la obra del Señor. ¿Qué significa Arco Iris para ti? Es un medio de apoyo a las personas necesitadas, en el taller de tejido donde estoy, cada uno laboramos tapetes, chompas, manteles, etc., y tenemos para el pan de nuestros niños; también espiritualmente nos dan clases de la Palabra de Dios. Ya no me preocupo como antes por el día de mañana porque el Señor provee.
(*) María Jesús Hernández (España). Médico; es fundadora y directora de la Asociación Arco Iris. Eli Stunt (España). Educadora; es socia de Arco Iris y responsable del Programa Chicos de la Calle. Elvira Lezameta (Perú) es secretaria del Comité Directivo de la Asociación Arco Iris. Apoya en el área de Monitoreo y Evaluación de Programas.
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tal vez no hubiera conocido a Cristo, ahora hubiera seguido como antes en casa.
Un matrimonio como Dios manda RUBÉN LUGILDE YEPES
especial familia
Jesús le dijo: Ve a llamar a tu esposo y regresa aquí con él. No tengo esposo, respondió la mujer. Jesús le dijo: Es cierto, porque has tenido cinco, y el hombre con el que ahora vives no es tu esposo. Al oír esto, la mujer le dijo: Señor, me parece que eres un profeta. Jn 4.16-19
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No es ninguna novedad afirmar que las relaciones entre hombre y mujer no siempre responden al “ideal” que se espera de ellos. Hay matrimonios que no funcionan bien, personas que no encuentran la pareja idónea, parejas que se rompen, otras que conviven fuera del matrimonio, y muchas variaciones más. El propio Jesús conoció esta compleja realidad en su ministerio terrenal y la afrontó pastoralmente. Sin embargo, hemos de reconocer que las actuales circunstancias sociales nos están llevando a una situación en la que ya casi se hace necesario hasta precisar en qué consiste realmente un matrimonio… como Dios manda. Para responder a esta necesidad os propongo que exploremos la respuesta a dos preguntas que probablemente las generaciones más recientes ni siquiera necesitaban plantearse: qué es un matrimonio y cómo se forma un matrimonio. Para responderlas vamos a tener en cuenta la perspectiva bíblica, pero también la cambiante realidad social a lo largo de la historia. ¿Qué es un matrimonio? Sociedad e historia Y es que, aunque parezca sorprendente, ya ni siquiera hay consenso acerca de lo que es un matrimonio. Si consultamos la edición actual del Diccionario de la Real Academia de la Lengua, nos encontramos con lo que podríamos llamar el significado “tradicional” de matrimonio: “Unión de hombre y mujer concertada mediante determinadas ceremonias religiosas o formalidades legales”. Está claro, ¿verdad? No obstante, no creo que esta definición sobreviva a la próxima
edición del diccionario. Probablemente se parecerá a la que ya aparece en diccionarios de prestigio como el Larousse, que en la edición del 2006 ya lo define como la “Unión de dos personas que se realiza mediante determinadas ceremonias religiosas o formalidades legales”. El matiz es evidente: en nuestra sociedad el matrimonio ya no es una cuestión de hombre y mujer, sino de dos personas, sea cual sea su sexo. Y lo de que sean sólo dos… quizás sea un requisito que cambie también en el futuro. Esta realidad “léxica” refleja no sólo cambios en el comportamiento y la mentalidad social, o por lo menos de una parte de la sociedad, sino que responde a lo que es también un cambio legal, del cual España está siendo, en esto sí, uno de los países más “adelantados”. Hasta el año 2005 el Código Civil español reconocía en su art. 44 que “el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio conforme a las disposiciones de este código”. Sin embargo la Ley 13/2005 añade que “El matrimonio tendrá los mismos requisitos y efectos cuando ambos contrayentes sean del mismo o de diferente sexo”. Así que en nuestro país, y en algunos más también, los homosexuales no sólo tienen derecho a unirse civilmente, sino que dicha unión es, a todos los efectos, un matrimonio legalmente constituido. Sin duda esto constituye una novedad histórica. A lo largo del tiempo las diferentes sociedades humanas han reconocido la existencia del matrimonio, de manera que podemos afirmar que se trata de una institución de carácter “universal”. Aunque han existido muchas variantes en cuanto a su composición (monogamia, poligamia), la edad permitida, el procedimiento, las ceremonias, etc., la gran mayoría de los antropólogos e historiadores afirman que en prácticamente todas las civilizaciones conocidas ha existido el matrimonio como relación reconocida de una manera formal y pública por dichas sociedades. Y quizás esto sea un punto de partida importante para entender qué es un matrimonio. Aunque, como hemos señalado, hayan existido muchas variaciones culturales, el matrimonio es una institución social y legal que confiere un elemento de reconocimiento y legitimidad a la unión de un hombre y una mujer. De hecho, el propio origen etimológico de matrimonium parece referirse al hecho de poder ser madre de una manera legal para los efectos del derecho romano. Ahora bien, es necesario tener
La perspectiva bíblica
ciones sobre el matrimonio, confirman que para el seguidor de Cristo el matrimonio sigue siendo la única institución divinamente aprobada para la vida en pareja. Y más aún, esta relación entre un hombre y una mujer se convierte en una ilustración y testimonio de la relación de salvación entre Dios y su pueblo. 2. El matrimonio es una relación exclusivamente heterosexual, basada en la creación del ser humano como hombre y mujer De las palabras de Jesús se puede afirmar, sin ningún género de dudas, que para Dios el único matrimonio legítimo y aceptable es el que se constituye entre un hombre y una mujer. Cualquier otra interpretación, y las hay incluso dentro de algunos círculos cristianos, entra en contradicción con la revelación clara del Señor. De manera que para el creyente que se somete a la Palabra de Dios, no hay duda de que bíblicamente no es legítimo, aunque pueda ser legal, el matrimonio entre personas del mismo sexo. Así de claro. Así de “políticamente incorrecto”.
Y respondiendo Él, dijo: ¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio los hizo varón y hembra, y añadió: “Por esta razón el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne”? Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe. Mt 19.4-6 Cuando a Jesús le preguntaron acerca del divorcio, y por consiguiente sobre su concepto de matrimonio, dejó una respuesta que sintetiza la revelación divina sobre un tema tan relevante para los seres humanos. Creo que a partir de este texto podemos señalar tres elementos fundamentales:
3. El matrimonio es un diseño divino con tres actos esenciales: dejar, unir y ser
1. El matrimonio es una institución social de origen divino, no humano
Son tres los verbos que señalan los tres acontecimientos que constituyen a un matri-
Para responder a una pregunta comprometedora, Jesús nos da un ejemplo que nunca deberíamos olvidar: se basó en lo que Dios ya había revelado por escrito: ¿no habéis leído…? Y remontándose a los orígenes del hombre, el Señor nos muestra que el matrimonio es parte del “mandato creacional” de Dios, de manera que es algo que afecta a toda la humanidad, es decir, es una institución de carácter universal. El hecho de que Dios otorgase este don a la humanidad antes de la caída y los pactos de redención, además de tener una gran importancia para una correcta “teología del sexo”, indica que la constitución del matrimonio no es esencialmente un acto “religioso” o “eclesial”, sino fundamentalmente social. Y esto se confirma también por la ausencia de mandamientos bíblicos para la forma de celebrar el matrimonio dentro del pueblo de Dios, como veremos. Por otro lado, como suele señalarse en algunas liturgias matrimoniales evangélicas, la presencia de Cristo en la celebración de una boda en Caná de Galilea, y sus afirma-
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en cuenta también que en muchas sociedades, con estructuras administrativas menos complejas que nuestros Estados modernos, han coexistido otras formas de “parejas de hecho” estables, que en la práctica eran equiparables al matrimonio, también socialmente legítimas y cuyas diferencias a menudo eran sólo referidas al nivel social de los integrantes. Así ocurría, por ejemplo, con los conceptos de concubinato y barraganía.
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monio, aparte de las formas concretas con las cuales se formalicen en diferentes contextos históricos y culturales. Por un lado tenemos el hecho de “dejar”, un acto que implica separación y un cierto grado de independencia de la unidad familiar anterior. Aunque el refrán castellano acierta al recordarnos que “el casado casa quiere”, este “dejar” no significa que se rompe toda relación con las respectivas familias, pero sí que hay un cambio sustancial en dicha dependencia y relación. Esta separación implica algún acto socialmente identificable que hace que desde ese momento concreto el nuevo matrimonio sea reconocible como tal. Aunque vivan en la misma casa o a cientos de kilómetros. En segundo lugar, “unir” significa que se produce una adhesión mutua. Es una relación de compañerismo, de ayuda recíprocamente idónea, es dejar de estar sólo para comprometerse en una relación de entrega definitiva. Es apegarse al otro en un amor comprometido más allá del enamoramiento pasajero. Es, como lo expresa el profeta Malaquías, un pacto, es decir un acuerdo voluntario, exclusivo y permanente del cual la fidelidad es un resultado requerido (Mal. 2.14). Esta unión mutua significa también que, en realidad, nadie “les casa” sino que se enlazan entre ellos, y los demás tan sólo lo reconocen como tal. Pero en esa unión hay algo más: Dios mismo es el que refrenda la legitimidad de este pacto solidario entre un hombre y una mujer, de manera que “lo que Dios juntó, no lo separe el hombre”. Finalmente, ese “dejar y unir” se expresa en una relación de intimidad esencial que ha renunciado al individualismo para crear una nueva identidad en mutua interdependencia. La Escritura emplea el término “conocer” para adentrarnos en la belleza y profundidad de la relación sexual entre el hombre y la mujer. Así, el matrimonio se constituye en el marco ordenado por Dios para que hombre y mujer disfruten de este regalo divino que es la relación sexual. Por eso el Nuevo Testamento dice que Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios. (Heb 13.4). De esta manera la relación sexual es una celebración que culmina la relación, mientras que muchos cometen el gran error de convertirla en un prólogo que se agota en sí mismo. En esta intimidad dos personas no sólo están juntas sino que son
uno. Su mutua entrega les lleva más allá del individualismo para constituir una especie de persona “dual”, cuyo fruto, deseable pero no imprescindible ni definitorio de la relación, es precisamente la creación de una nueva persona humana. Quizás este enfoque de la sexualidad y la procreación sea una de las grandes diferencias existentes entre la antropología católica y la evangélica. ¿Cómo se forma un matrimonio? La enseñanza bíblica Si bien la Escritura es explícita en el significado e importancia del matrimonio, cuando nos acercamos de nuevo a ella para conocer de qué manera debe éste llevarse a cabo nos encontramos con que en ningún lugar el Señor ha revelado una voluntad especial al respecto. Es decir, la Biblia describe diferentes costumbres, pero no prescribe ningún procedimiento formal. Y aún más, ni bajo el Antiguo Pacto ni para el tiempo actual de la Iglesia encontramos ninguna ordenanza sobre su celebración como acto espiritual o cúltico en el contexto del pueblo de Dios. ¿Cómo se explica este silencio? Pues es muy coherente con la enseñanza bíblica del matrimonio como una institución universal de carácter social y no un acto esencialmente “religioso”. En este sentido, la Biblia está reconociendo la legitimidad de llevar a cabo la constitución de un matrimonio de formas muy diversas. Es decir, si bien los principios que definen el matrimonio son permanentes y universales, la forma en la cual se celebra pueden ser variables y particulares a cada sociedad. En el caso de las costumbres del pueblo de Israel, observamos casos como el de Isaac y Rebeca (Gen 24.62-67) en los cuales, a diferencia de nuestra civilización occidental actual, una boda era fundamentalmente iniciativa y acuerdo entre los padres respectivos, de manera que el amor era una consecuencia del matrimonio, no su causa. En Israel, como en muchos lugares y aún en Europa hasta hace poco, se “juzgaba que el matrimonio era una institución económica y política demasiado trascendente como para dejarla enteramente en manos de la libre elección de los dos individuos implicados, especialmente si éstos pretendían basar su decisión en algo tan irracional y transitorio como el amor” (Stephanie Coontz). En el Nuevo Testamento hay una parábola de Jesús (Mat 25.1-13) que sólo se puede comprender cabalmente cuando la relacio-
El matrimonio en las sociedades cristianas Si éstas eran algunas de las costumbres del pueblo de Israel, ¿cómo se celebrarían las bodas en las primeras congregaciones cristianas? Teniendo en cuenta que el Nuevo Testamento no presenta ninguna instrucción específica, no debe sorprendernos que la celebración del matrimonio se considerase como un asunto fundamentalmente personal y familiar. De hecho parece que hasta los siglos XVI y XVII la iglesia no fue capaz de establecer una normativa legal. Según algunos testimonios, las bodas de los primeros cristianos seguían las costumbres sociales de su tiempo y lugar, pero su celebración pública fue desplazándose hacia la propia “familia de la fe”, de manera que Tertuliano, al comienzo del s.III podía decir que “No hay palabras para expresar la felicidad de un matrimonio que la Iglesia une, la oblación divina confirma, la bendición consagra…”. Pero en esta frase ya podemos atisbar el inicio de una concepción sacramental del matrimonio, de manera que la Iglesia Católica Romana durante la Edad Media va a desarrollar su teoría del matrimonio eclesiástico como único válido para el cristiano. Sin embargo, no va a ser hasta 1563, en el contexto de su reacción contra la Reforma Protestante, cuando finalmente decrete que el matrimonio religioso no sólo es el único legítimo, sino que debe ser obligatorio para las sociedades dominadas por el catolicismo. Frente a esta concepción católica, pero no bíblica, del matrimonio como un acto esencialmente eclesiástico, los países en
los cuales triunfó la Reforma Protestante siguieron una trayectoria también en esto muy diferente. La opinión de Lutero es clara y representativa de la enseñanza tradicional de las iglesias evangélicas o protestantes: “porque las nupcias y los matrimonios son asuntos civiles no nos corresponde a los eclesiásticos disponer o regular nada al respecto, sino que dejamos a cada ciudad o región sus propios usos y costumbres”. Es decir, como el matrimonio es una institución natural, sagrada para el creyente pero no sacramental, se dejará que el Estado regule su reconocimiento formal a través de los mecanismos legales que considere oportunos. Esto es el germen de lo que hoy conocemos como matrimonio civil. Desde luego en las iglesias protestantes se celebraban los casamientos, pero la mentalidad protestante permitió regresar a una concepción más social del matrimonio. De hecho la primera regulación del matrimonio civil se dio en Holanda en 1580, y posteriormente en Gran Bretaña en 1653. Con las revoluciones liberales de los siglos XVIII y XIX se fue extendiendo por el resto de Europa. En el caso de España el matrimonio religioso católico era obligatorio hasta el año 1875. A partir de esa fecha, sin considerar ahora la situación durante la II República, se reguló la posibilidad de un matrimonio civil para no católicos, pero con bastantes trabas especialmente en los primeros años de la dictadura franquista. Todavía podríamos preguntar a creyentes “antiguos”, depositarios de nuestra memoria histórica, sobre situaciones realmente complicadas en este tema. Actualmente, con la legislación derivada de la Constitución de 1978, todo matrimonio debe estar inscrito en el Registro
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namos con las costumbres nupciales de su tiempo, las cuales implicaban un compromiso definitivo previo, “los desposorios”, que pasado un tiempo se hacían efectivos en una ceremonia de casamiento que fundamentalmente consistía en que el novio iba con una comitiva de parientes y amigos a por la novia, la llevaba a su casa y allí se celebraba, a menudo durante una semana, una gran fiesta familiar. Según los estudiosos de las costumbres de la época, no había ninguna ceremonia civil ni religiosa fuera de la casa, tan sólo la petición de la bendición de Dios a cargo de algún pariente, amigo o tal vez un rabino. Con posterioridad la nueva pareja aprovecharía la visita al Templo para hacer la ofrenda correspondiente a su nueva situación.
Civil, pudíéndose celebrar por un rito religioso o con una celebración de carácter civil, es decir, ante un juez o persona autorizada. Como culminación de este itinerario histórico y social los Acuerdos de Cooperación entre el Estado y los Evangélicos de 1992, establece en su art. 7.1 que “Se reconocen los efectos civiles del matrimonio celebrado ante los ministros de culto de las iglesias pertenecientes a la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España [FEREDE]. Para el pleno reconocimiento de tales efectos, será necesaria la inscripción del matrimonio en el Registro Civil”.
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Una reflexión sobre nuestras bodas
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Llegados a este punto final, ¿cómo debe ser la celebración de un matrimonio… como Dios manda? En la actualidad creo que hay varias opciones que son legítimas para un cristiano evangélico. No habría nada que objetar, bíblicamente, si alguien desea casarse con una ceremonia exclusivamente civil. Sería un matrimonio perfectamente válido en todos los sentidos. Durante muchos años se hizo uso de la única opción existente: casarse en el juzgado y posteriormente en la iglesia, creando una duplicidad de ceremonias –a veces incluso con un lapso de tiempo considerable– en la cual la boda “de verdad” se consideraba siempre la eclesial, pero… ¡legalmente estaban casados desde el día del juzgado! Esta práctica, provocada por las circunstancias históricas de nuestro país, ha ido creando una confusión por la falsa percepción de lo que sería una boda auténtica: la celebrada en la iglesia “ante el Señor”, frente a otra meramente legal… pero que bíblicamente hablando también lo es “ante el Señor”. En las iglesias que no tienen “ministros de culto” reconocidos por la FEREDE se sigue manteniendo esta duplicidad de ceremonias. La tercera opción es que exista un solo acto social, la ceremonia de la “iglesia”, en la cual el anciano o pastor está facultado legalmente para reconocer la validez legal del casamiento, es decir, un acto religioso con efectos civiles. En el caso de nuestra iglesia local creemos que dada las posibilidades de la legislación actual éste es el procedimiento más natural y adecuado para el matrimonio de una pareja de creyentes, siempre reconociendo la libertad cristiana para actuar de otra manera. Pero más allá de los aspectos formales, creo que el concepto y la consiguiente cele-
bración de un matrimonio debe ser algo que nos distinga como cristianos. Por un lado los cristianos debemos ser los primeros en reivindicar la importancia y dignidad del matrimonio legítimo diseñado por el Creador. Dadas las diferentes modalidades de convivencia que existen en nuestra sociedad, el matrimonio de creyentes, las familias cristianas, tenemos la oportunidad y responsabilidad de ser sal y luz en nuestro entorno, y dar así razón de nuestra fe y conducta. Como creyentes debemos también someternos a las leyes y costumbres que no atenten contra los principios bíblicos. Y puesto que no hay una norma que regule las formalidades matrimoniales, no es necesario que nos inventemos ceremonias que nos conviertan en rarezas anacrónicas. Pero tampoco tenemos libertad para dejar de lado los procedimientos legales que el Estado legítimamente haya establecido para el reconocimiento del matrimonio (Ro 13.1-7). Hoy, igual que hace dos mil años, un matrimonio debe realizarse de la manera en la cual la sociedad pueda reconocerlo inequívocamente como tal. En ese sentido, nuestras bodas pueden ser como las demás. Ahora bien, ¿cómo celebramos nuestras bodas? Sabemos que el propio Jesús disfrutó de al menos una celebración, ¡y proveyendo incluso de buen vino!, así que sería un ejercicio de falsa piedad rechazar lo que de especial tienen estas celebraciones. Pero ¿están nuestras ceremonias llenas de auténtico significado o son actos meramente formales? Y nuestros convites, ¿extrañan a los que nos rodean por no seguir la corriente de gasto y derroche o estamos en esto “conformados a este mundo” (Ro 12.2)? ¿Conseguimos trasmitir el sentido de celebración familiar, y especialmente dentro de la familia de la fe, o es un compromiso social en el que hay que quedar bien? Y recordando que hablando del matrimonio, Pablo dijo que grande es este misterio, pero yo me refiero a Cristo y a la iglesia. (Ef 5.32), ¿son nuestras bodas de alguna manera anticipo y testimonio de la gloriosa unión de Cristo y su iglesia? En la forma y en el fondo, es imprescindible que nuestros matrimonios sean siempre… como Dios manda. (*) Nacido en Vigo (1967). Licenciado en Historia por la Universidad de Salamanca, profesor de Instituto y director del Proyecto Éfeso de Formación Bíblica. Es Anciano de la Iglesia Cristiana Evangélica (Paseo de la Estación 32) y presidente de la Asociación Cultural “George Borrow”.
La Familia en la Vida y la Misión de la Iglesia
TIMOTEO GLASSCOCK
Es fascinante observar el papel que, según el relato bíblico, juega la estructura familiar en el desarrollo de los propósitos de Dios y el plan de la redención. Las primeras referencias a la familia, que además constituyen el texto clave para entender su importancia y su función, aparecen en las primeras páginas de las Escrituras, en el contexto de la obra divina de creación (Génesis 1:26-28 y 2:18-25). La creación del ser humano y la formación de la familia son dos hechos simultáneos, siendo el segundo el remedio que Dios proporciona para lo único “nobueno” del mundo creado, la soledad del hombre (Gn. 2:18). En el contexto del plan de salvación, la llamada de Abraham para que salga de Ur de los Caldeos y viaje hasta la tierra que Dios le ha de mostrar marca el inicio del contraataque divino frente a los estragos causados por la caída de Adán y Eva en el pecado, narrado en el capítulo 3 de Génesis, y las consecuencias funestas de este paso de desobediencia descritas en los capítulos siguientes: el fratricidio, la falta de respeto para la vida humana y la violencia generalizada, y la organización de la sociedad humana en una actitud de rebeldía y desafío frente a Dios (Génesis 4-11). Dios pone en marcha su estratagema para neutralizar estos males y restaurar sus propósitos de bien para el ser humano revelando a Abraham su intención de utilizarle como medio de bendición para “todas las familias de la tierra” (Gn. 12:1-3). No obstante, el patriarca no realiza esta misión solo, sino que es a través de Sara su mujer, Isaac su hijo y los descendientes de ellos que los propósitos de Dios se van a cumplir. Es decir, la familia
Un instrumento defectuoso, pero útil Por consiguiente, es posible que sintamos que nuestras familias distan mucho de ser modélicas como las que encontramos en las páginas de la Biblia y que Dios utilizó para llevar a cabo sus propósitos. Creemos que no damos la talla a la hora de realizar un cometido de tanta importancia. La realidad, sin embargo, es que las familias bíblicas eran muy imperfectas como instrumentos en las manos de Dios. La primera familia, la de Adán y Eva, fue marcada por la desobediencia a Dios y la crueldad de Caín hacia su hermano Abel. Las familias de los patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob) tuvieron un
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La familia, un instrumento eficaz en las manos de Dios
juega un papel de importancia fundamental en el plan de redención. La formación de la nación de Israel a partir de la familia de Abraham es también un hecho clave en la recepción, la conservación y la transmisión de la revelación de Dios (Romanos 3:1-2). Las familias de Israel reciben el encargo de asegurar que esta revelación se comunique fielmente de generación a generación (Dt. 6:4-9; 11:18-21; 32:45-47). Cuando el declive espiritual se hace crítico en tiempos de los jueces, sin embargo, la palabra de Dios nos ofrece el hermoso relato de una familia temerosa de Dios (Noemí, Rut y Booz) como modelo de lo que debía ser la relación de los hombres y las mujeres con Él. Más tarde el profeta Oseas y su familia profundamente disfuncional nos ofrece, a través de su historia íntima, la oportunidad de apreciar la realidad y la extensión asombrosa del amor de Dios hacia su pueblo infiel. Pasaron los siglos, y “cuando vino la plenitud del tiempo” en que el Padre había de enviar a su Hijo a la tierra para ser el Salvador del mundo (Gálatas 4:4; 1ª Juan 4:14), fue una familia humilde del pueblo galileo de Nazaret que recibió la misión de acogerle en su seno y formar el contexto social en el que pudiera prepararse para cumplir su misión salvadora (Lc. 1:30-33; 2:6-7, 22-24, 51-52). En el relato de la continuación de la misión de Jesús realizada por su iglesia, que encontramos en el libro de los hechos de los Apóstoles, destaca la aportación realizada por familias como Priscila y Aquila en la extensión del evangelio (Hch. 18:1-3, 24-26; Ro. 16:3-4). Dios quiere seguir utilizando a nuestras familias del mismo modo en el día de hoy.
comportamiento caracterizado en muchas ocasiones por el egoísmo, el favoritismo, la mentira, la rivalidad, el odio y la crueldad. La familia de David, el rey descrito como “un hombre conforme al corazón de Dios” (1 Samuel 13:14), se desenvolvía en un ambiente de desprecio en el matrimonio, falta de disciplina de los hijos, odio, adulterio, asesinato, traición, incesto y fratricidio. Sin embargo, en su gracia soberana, Dios utilizó instrumentos tan defectuosos como aquellas familias en su servicio y para su gloria, y quiere utilizar nuestras familias con el mismo propósito en nuestra generación. La contribución de la familia a la vida y la misión de la iglesia
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Quiero destacar primordialmente tres aspectos importantes de esta contribución según se presentan en las Escrituras. En primer lugar está el papel de la familia en la evangelización: sus miembros son testigos de Cristo, llamados a aprovechar las oportunidades que la estructura familiar brinda para compartir el evangelio con otros. En segundo lugar está el papel de la familia en la transmisión de valores: sus miembros son educadores, con el privilegio y la responsabilidad de comunicar la Palabra de Dios de una generación a otra. Por último, está el papel de la familia en la atención a personas necesitadas: sus miembros son pastores, compartiendo con otros miembros del Cuerpo de Cristo la responsabilidad del cuidado mutuo, y aprovechando los
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recursos especiales que tienen las familias para realizar esta labor. La familia cristiana y la evangelización En una sociedad marcada por el desmoronamiento generalizado de la estructura familiar, con los efectos tan negativos que este hecho tiene sobre la formación de los hijos y la convivencia social, el testimonio de familias cristianas sanas y unidas, marcadas por fuertes lazos de amor y de apoyo mutuo, tiene una importancia y un impacto innegables. La contribución especial de la familia a la misión evangelizadora de la iglesia radica en su capacidad de servir como punto de contacto con personas y familias no conectadas a la iglesia, y su provisión de un ambiente cálido de amistad que facilita la comunicación del evangelio. Sin duda las familias en la iglesia de Jerusalén, después de los magnos acontecimientos del Día de Pentecostés, jugaron un papel muy destacado en el testimonio a Cristo y la expansión de la iglesia, abriendo sus casas para la predicación de la Palabra y facilitando la comunión entre los hermanos (Hechos 2:46-47; 5:42; 12:12). La misma pauta se observa dondequiera que llegaba el empuje misionero de los primeros cristianos (Hechos 16:14-15, 32-34; 17:4-5; 18:1-3, 7; Ro. 16:3-5). Es necesario que las familias cristianas se conciencien del potencial para bien que tienen en sus hogares, y que estén dispuestos a utilizarlos como instrumento en la evangelización. En lugar de ser lugares cerrados a los extraños, nuestras casas deben ser puntos de encuentro donde otros puedan conocer al Dios en quien creemos y a la buena noticia que estamos llamados a compartir. La familia cristiana y la formación Hay un énfasis insistente en el Antiguo Testamento sobre el papel de la familia en la educación y la formación de las nuevas generaciones dentro del pueblo de Dios (Deuteronomio 6:4-9; 11:18-21; 32:45-47; Proverbios 1:8; 4:1-9; 6:20; 22:6). El Nuevo Testamento hace eco también de esta insistencia (Efesios 6:4). La familia cristiana que sigue las pautas de la Palabra de Dios provee un entorno ideal para que los hijos puedan escuchar y asimilar la verdad, a la vez que ven en el ejemplo de sus padres la forma en que esta verdad se vuelve vivencia. Los principios bíblicos dejan de ser sólo teorías
La familia cristiana y el cuidado pastoral El trabajo pastoral en la congregación es algo por lo cual todos los miembros del Cuerpo de Cristo son responsables, en mayor o menor medida (1ª Corintios 12:25; Gálatas 6:2; 1ª Tesalonicenses 5:14). Esta tarea se lleva a cabo en distintos niveles. El ministerio pastoral en la iglesia local, en su expresión más amplia, incluye la predicación y la enseñanza, la adoración, la oración los
unos por los otros, la atención a las necesidades de los demás y otros aspectos de la vida del Cuerpo. El cuidado pastoral abarca más específicamente la visitación a los hermanos que están pasando por situaciones difíciles de enfermedad o de otra índole, la consolación de los enlutados, la reconciliación de los enemistados, y la disciplina y restauración de los extraviados. La orientación pastoral se proporciona a personas que buscan guía y consejo sobre algún problema específico, mientras el discipulado personal ayuda a progresar hacia la madurez en la vida espiritual. Pero además de esta labor más específica de atención pastoral en sus distintas facetas, existe la amistad cristiana, algo que está al alcance de todos los miembros de la congregación, que debe cultivarse con empeño entre los hermanos, y que constituye el fundamento para el pastoreo en la iglesia local. Aporta el amor, la comprensión, el apoyo mutuo y el ánimo que cada persona necesita en muchos momentos de su vida. Es en el círculo de nuestros amigos cristianos donde debemos encontrar la oportunidad de compartir nuestros problemas, comentar nuestras crisis, descargar nuestras ansiedades y aflicciones, recibir cariño, consuelo y consejo, a la vez que proporcionamos a otros la misma posibilidad. Es allí donde deben existir la confianza y la seguridad necesarias para compartir con franqueza situaciones delicadas y difíciles. La familia, en su relación con otras familias, es el contexto ideal donde cultivar este tipo de amistad sincera y cálida que permite atender a otros con sus necesidades materiales y emocionales. Es desde esta perspectiva que podemos entender la insistencia de la Biblia en la importancia de la hospitalidad (Mateo 23:35; Romanos 12:13; 1ª Pedro 4:89). Las familias cristianas pueden, y deben, jugar un papel vital en el pastoreo mutuo en la congregación local. “¿Y quién es competente para semejante tarea?... No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de Dios” (2ª Corintios 2:16; 3:5, NVI). (*) Licenciado en Derecho por la Oxford University. Nacido en Inglaterra (1947) y con más de treinta años de ministerio pastoral en España, primero en Marín (Pontevedra) y ahora en Salamanca como Anciano de la Iglesia Cristiana Evangélica (Paseo de la Estación, 32). En nuestro país son conocidas sus reflexiones publicadas en “Edificación cristiana”, “Andamio” y “Notas diarias”.
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para plasmarse en la práctica de la vida diaria familiar, sus realidades y sus retos. La Biblia nos recuerda que los padres son los responsables principales de la educación espiritual de sus hijos, y no deben delegar esta tarea en otras personas, dado que tienen oportunidades para proveer la formación necesaria que los hijos jamás recibirán en el ámbito secular. Para ayudarlos a realizar esta labor con acierto, las Escrituras definen una pauta de actuación que consiste en cinco pasos principales (Deuteronomio 6:4-7): en primer lugar, los padres han de dedicar tiempo a escuchar atentamente la Palabra de Dios, puesto que no pueden enseñar a sus hijos lo que ellos mismos desconocen (6:4). Además, han de practicar lo que escuchan, buscando amar a Dios con todas sus fuerzas, proveyendo de esta manera un modelo válido para sus hijos (6:5). En tercer lugar, deben guardar cuidadosamente estas enseñanzas en su corazón, atesorando su sabiduría para poder aplicarla en las situaciones concretas de la vida diaria que van surgiendo (6:6). Esta disciplina los capacita para transmitirles fielmente a los hijos los principios de la Palabra, para que éstos no estén en ignorancia de la revelación de Dios y sus propósitos para cada individuo (6:7a). Finalmente, deben recalcar constantemente estas enseñanzas, aprovechando cada momento, cada lugar y cada ocasión para ello (6:7b). Es prioritario, en los tiempos actuales, y frente a la presión abrumadora de una sociedad muy secularizada que busca por todos los medios imponer unos valores que no tienen respaldo en la Biblia, que las familias cristianas asuman y realicen con empeño su tarea, de una importancia fundamental, de educar y formar a sus hijos de acuerdo con los principios, los valores y las pautas éticas que encontramos en la Palabra de Dios, dedicando el tiempo y el esfuerzo necesarios para llevar a cabo esta responsabilidad con acierto.
¿Tendrán fe nuestros hijos? Propuestas concretas para aliviar las crisis de las familias EDESIO SÁNCHEZ CETINA
Esta pregunta, junto con esta otra, ¿tendrá hijos nuestra fe?, se pueden parafrasear de la siguiente manera: ¿Cómo hacer de mi familia una fortaleza espiritual para cada uno de sus miembros y una bendición para los que nos rodean y que esta realidad se extienda hacia las generaciones futuras? Vista la coyuntura histórica en la que vivimos y de acuerdo a los pronósticos sociales, culturales y religiosos de nuestra sociedad contemporánea vale la pena pasar un tiempo reflexionando y dialogando sobre la pregunta que encabeza esta reflexión: ¿Tendrán fe nuestros hijos cuando sean adultos? Espiritualmente hablando, ¿cuál será el futuro de la generación que hoy nos toca educar y crecer? ¿Qué tipo de fe cristiana soñamos para nuestros hijos?
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Enfoquemos nuestra reflexión a partir de tres preguntas que se sugieren de Deuteronomio 6.4-9:
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1. ¿Cuál es el contenido de la educación de fe en mi familia? Esta pregunta surge de una consideración seria e ineludible de los versículos 4-5. 2. ¿Hasta dónde llega mi responsabilidad como padre/madre en la enseñanza de
fe de mi familia? La respuesta correcta de esta pregunta requiere que al final del versículo 9 leamos, con el hebreo: puertas de tus ciudades. 3. ¿Cómo educar bíblicamente a mi familia las 24 horas del día? Hay que estudiar cada elemento componente de los versículos 6-9. El siguiente cuadro nos ayuda a comprender lo que estos versículos nos dicen al respecto: Antes de responder positivamente a estas tres preguntas, veamos las preguntas desde un enfoque negativo: 1. ¿Qué enseña el mundo y la cultura sobre la religión y religiosidad a nuestros hijos? ¿Cuál es el contenido religioso de las canciones, imágenes, películas, programas de televisión? ¿Cuáles son los principales focos de idolatría y paganismo de la cultura en la cual vivimos inmersos?
Recepción de la enseñanza:
“Escucha… las palabras” (v. 4)
Puesta en práctica de la enseñanza:
“Amarás al Señor…” (v. 5)
Apropiación de la enseñanza:
“quedarán en tu memoria” (v. 6)
Transmisión de la enseñanza:
“se las inculcarás a tus hijos” (v. 7)
Repaso de la enseñanza:
“hablarás de ellas... las atarás... las escribirás” (vv. 7-9)
3. ¿Qué pasaría si yo pudiera encerrar a mi familia en la casa y así tener control de ella las 24 horas del día? ¿Qué disciplina debo desarrollar para que el control espiritual de la vida de mi hijo/a sea edificante? Pensemos un poco en el siguiente párrafo: Dos realidades, aparentemente encontradas, se nos presentan en un estudio conjunto sobre la Familia como educadora:1 1) “En nuestra sociedad no se puede ver a la familia como un sistema cerrado. Debe ser visto como un sistema abierto a una multitud de influencias externas. ... Cuando se toma en cuenta el tiempo que los miembros de la familia pasan dentro y fuera del hogar, inmediatamente se hace claro que considerar a la familia como la fuente de todas las influencias significativas es una falacia”2. 2) “El hogar es un ‘redondel’ donde puede tomar lugar, virtualmente, toda la gama de las experiencias humanas... Los padres harían muy bien en cuidar de la educación de sus hijos, porque es en el hogar donde se producen las primeras y más duraderas influencias”. “Para bien o para mal, todos debemos reconocer que dentro de la familia sucede una rica variedad de encuentros educacionales: pleitos, violencia, amor, delicadeza, honestidad, engaño, sentido de propiedad privada, participación comunitaria, manipulación, decisiones en 1 Leichter (Ed.), The Family as Educator (New York: Teachers College Press, 1974). 2 Leichter, p. 25ss.
grupo, ‘centros’ de poder, igualdad ... Todo esto puede darse en el seno del hogar”3. Sin embargo, estas realidades no son excluyentes. Las influencias externas siempre se ‘cuelan’ a través de los miembros de la familia y no en el vacío. Los valores, o anti-valores, de vida llegan a los hijos (y a los miembros de la familia en general) a través de los padres, en forma directa o indirecta. De hecho, la enseñanza más influyente es la de las actitudes, muy poco la de las palabras. Vez tras vez los padres se extrañan del poco impacto de sus palabras. Con dolor muchos descubren la razón: sus palabras contradicen sus actitudes y prácticas. Los hijos sufren de la contradictoria
pedagogía paterna: por un lado los mandatos (la comunicación no-verbal, actitudes y acciones) y por el otro, los contramandatos (comunicación verbal de lo que el hijo debe o no debe hacer). Concentrémonos ahora en la respuesta positiva de las tres preguntas de nuestro estudio. Ellas nos llevarán a buscar pautas prácticas para una educación espiritual efectiva y positiva de nuestro hogar.
3 Leichter, pp. 1, 3, 9.
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2. ¿Qué elementos fuera y dentro del hogar contrarrestan la sana enseñanza espiritual de los padres? ¿Qué papel juega la iglesia en la educación espiritual de mis hijos? ¿Existe un desbalance entre la educación de fe y la presión cultural y social ajena y deformante?
1. El centro de nuestra fe es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Nada ni nadie más que él. 2. Nuestro método de educación debe colocar el énfasis más en el ejemplo que en las palabras. Nuestros hijos nos imitan más por lo que hacemos que por lo que les decimos. 3. Debemos ser padres confiables y dignos de imitar en palabra y acción. Véase el principio pedagógico de Deuteronomio 6.4-9: antes de enseñar hay que interiorizar y practicar.
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4. Hacer todo lo posible para que la enseñanza religiosa de la iglesia no compita ni contradiga la enseñanza religiosa del hogar.
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5. Desarrollar una estrategia de contra cultura para que los principios de fe del hogar provean a los miembros de la familia de pautas para comparar, evaluar y rechazar o aceptar prácticas de la cultura contemporánea. Cultura fundamentada sobre, por lo menos, cuatro pilares: individualismo, consumismo, materialismo y hedonismo. 6. La Escritura debe ser memorizada más que leída. Es mejor repetir un pasaje y aprenderlo de memoria que leer varios pasajes sin interiorizarlos. La palabra de Dios actúa desde adentro y no desde afuera del individuo. Una Biblia en la mesa o en el desván no tiene nada de palabra de Dios. Sólo la palabra que se introduce en el ser humano es realmente palabra de Dios. Llama la atención cómo la Biblia insiste en la apropiación e interiorización de la Palabra divina: Josué 1.7-8; Salmo 1.2; 119.16, 93, 97, 98, 105, 110-112, 129, 141, 153, 176; Esdras 7.10; 2 Timoteo 3.14-17. (*) Edesio Sánchez Cetina (México D. F., 1947). Pastor Presbiteriano, consultor de Traducciones Bíblicas con las Sociedades Bíblicas Unidas en las Américas. Licenciatura en Estudios Latinoamericanos de la UNAM, Maestría en la Universidad Bíblica Latinoamericana y Doctorado (PhD) del Union Theological Seminary en Richmond, VA. Autor de varios libros y comentarios bíblicos (a Deuteronomio, Josué, Jueces y Malaquías), así como de muchos artículos sobre Exégesis bíblica y traducción. Casado con Cira Ivette Gómez Angulo (Costa Rica), dos hijos, Edesio (28) e Yvette (12).
La Familia de la Fe
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ELENA GIL
¿Hay tal cosa hoy día como la familia de la fe? ¿De dónde nos viene tal concepto? Lo que dice la Palabra de Dios al respecto, ¿es relevante para el tiempo presente? Tres preguntas que nos ayudarán a viajar a lo largo de estas breves consideraciones, que pretenden ser prácticas, ayudándonos a hacer un análisis de nuestra participación en esta familia de la fe. Veamos primeramente qué es; luego cómo se entra en ella, y finalmente cómo se vive dentro de ella. 1. ¿Qué es? En sentido general, la definición de “familia” ha variado muchísimo a lo largo de los últimos años. Hoy se acepta como tal, cualquier grupo de personas unidas por el bien común del momento. Ello nos lleva de entrada a ideas de familia con menos estabilidad y permanencia que en tiempos pasados, y que va a influir también en el concepto de “familia de la fe”. Al hablar de la familia de la fe, se nos abre una ventana a un nuevo tipo de familia, diferente, espiritual, pero que nos ofrece, sin embargo, un modo de vida que es muy real. El Nuevo Testamento nos la presenta como sinónimo de iglesia, pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, o también reino de Dios aquí en la tierra. La palabra “ekklesia”, procedente del griego, no significa más que reunión de personas convocadas con un propósito político. Es, por lo tanto, anterior al significado estrictamente religioso que hoy le damos a la palabra, y que los seguidores perseguidos del Cristo muerto y resucitado tomaron para sí, dándole un sentido mucho más amplio: gente unida por lazos de amor, nacidos a causa de vidas cambiadas por aceptar a Jesús, hijo de María y José, como el Mesías, enviado de Dios con el propósito de redimir a su pueblo, como estaba profetizado.
Vivir en una familia así ha de ser una delicia, porque la unidad producida por el amor que acepta y cobija a todos por igual y bajo las mismas exigencias, santifica a todos sus miembros, y da a los que están fuera un testimonio tan positivo que anhelan formar parte de ella. Dijo Jesús, “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si os tenéis amor los unos a los otros” (Juan 13:35). 2. ¿Cómo se entra en ella? Juan en su evangelio, tomando una de las enseñanzas más importantes de Jesús, dada a Nicodemo, un maestro judío, religioso estricto y principal, que no estaba entendiendo sus enseñanzas, nos lo describe de forma muy gráfica y clara, para que nadie tenga dudas y todos puedan acceder a ella. Esta entrada, dice Jesús, ha de ser por nacimiento, del mismo modo que se entra a la familia natural: un nacimiento al que llama NUEVO, porque es diferente, toda persona lo necesita sin dejar el primero; es espiritual, no viene por voluntad humana; y porque es la única manera de entrar en la familia de Dios y a su reino (Juan 3:1-15). Este nuevo nacimiento nos da entrada, además, a una también nueva esfera de vida, sustentada por el Espíritu Santo: diferente, porque sus metas no son perecederas; eterna, por la seguridad que nos da el saber que es para siempre, porque no depende de nosotros, sino de un Padre, Dios, que nos ama y nos ha dado el privilegio de hacernos hijos suyos (Juan 1:12-13), y un Hermano, que se hizo cercano al humanarse y redimirnos para Dios (Juan 3:16). Este misterio sobrenatural, que es para TODOS, tiene, sin embargo, un requisito imprescindible: la aceptación por la fe de que Jesús, el mismo que murió como un proscrito y resucitó vindicado por su Padre, siendo el único Hijo de Dios, es también nuestro Salvador y Señor por su muerte a nuestro favor en la cruz. Una vez nacidos
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Introducción
de nuevo, e incorporados a la familia de Dios, tenemos que vivir y crecer en ella para nuestro desarrollo completo, y para bien de todos los demás miembros de la familia. Allí hay calor, cuidados, alimento… todo lo necesario para llevar al nuevo nacido a su plena madurez.
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3. ¿Cómo se vive dentro de ella?
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Hemos llegado a la parte más práctica y dificultosa de todo el tema, las luchas del trabajo diario, porque así como no se puede soltar dentro de la familia natural a un recién nacido para que se arregle solito, tampoco se le debe mantener el resto de su vida como si fuera un bebé. En la familia de la fe, la leche espiritual tiene que ir dando lugar gradualmente a la vianda sólida, y de este modo a la madurez e independencia del hombre adulto, capaz de sustentar, cuidar y mimar a otros dentro de la familia, y reproducirse en nuevos convertidos. El apóstol Pablo, a través de sus cartas, nos abre otras ventanas, que nos ayudan a entender cómo funciona este proceso. En Efesios 2:11-22, por ejemplo, describe con tres metáforas muy clarificadoras de pueblo, edificio y cuerpo, cómo se maneja la UNIDAD, la VIDA, y el CRECIMIENTO dentro de la familia. 1) Unidos (13-16). Todos bajo el mismo paraguas. Pablo nos enfatiza la nece-
sidad de la memoria: “recordad” quienes éramos, y cómo llegamos a ser miembros los unos de los otros, en esta preciosa familia, donde no hay diferencias, ni clases, ni jerarquías. A los judíos les costaba mucho entender esto, porque ellos eran el pueblo histórico de Dios, y el único en la tierra que ha recibido directamente de Él sus leyes. ¿Cómo admitir que otros se hicieran “conciudadanos” de un pueblo tan privilegiado sin hacerse judíos? 2) Cercanos (13). El precio exigido para conseguir la redención fue el mismo para todos: la sangre de Cristo. ¿Pueden los gentiles esgrimir que ellos no son culpables de haber crucificado al Mesías? Todos culpables del mismo modo. Pablo estuvo predicando a judíos estrictos como él mismo el valor de la sangre de aquel judío maldito para llegar a ser pueblo. Por supuesto que muchos no le quisieron escuchar, y se fue a los gentiles. 3) En paz (17-19). Sin contiendas, derribando toda separación producto de las divisiones sociales del momento: “No hay judío, ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo” (Gálatas 3:28).
y muchas más acciones positivas deben caracterizar las relaciones personales dentro de la familia de Dios. Cierto, hay peligros que debemos evitar. El Dr. Pablo Martínez usa con mucho acierto la fábula de los erizos para explicar cómo hemos de relacionarnos dentro de la iglesia. Los erizos sentían frío por ser como eran, animales con púas y por lo tanto distanciados entre sí. Viendo a los demás animales que se acercaban para darse calor mutuamente, quisieron hacer lo mismo, pero descubrieron que no podían sin hacerse daño. ¿Cuál sería entonces la solución, pasar frío toda la vida? Empezaron por reflexionar, descubriendo que tenían que trabajar entre todos para aprender cómo acercarse hasta encontrar la distancia adecuada que les permitiera percibir el calor los unos de los otros, pero sin hacerse daño. Sentir miedo por los peligros nos hace incómodos y nos paraliza en todos los aspectos de la vida. Por el contrario, esforzarnos por resolver nos hace disfrutar, crecer, y dar gloria al Señor de la iglesia y Padre de la familia.
(*) Nacida en Galicia. Es Profesora. Ofrece charlas a grupos de mujeres en distintas iglesias evangélicas, sobre todo de Castilla y León. Junto con su esposo, Timoteo Glasscock, realizan labores de pastorado en la Iglesia de Paseo de la Estación en Salamanca.
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El imperio romano dio a Pablo la posibilidad de extender el cristianismo naciente fuera de las fronteras de Israel. La iglesia de Éfeso, ciudad grande y cosmopolita, representó para el apóstol un reto para establecer y desarrollar allí la fuerza espiritual que caracteriza su doctrina sobre la unidad (Efesios 2:14). Así en el capítulo cuarto de esta carta suya, ya preso, sigue luchando por la unidad que tanto le preocupaba, y nos habla de la humildad, la mansedumbre, la paciencia y el amor como características que nos ayudarán a su mantenimiento (Efesios 4:1-6). Estas virtudes nos hablan también de hombres y mujeres maduros, hacia los cuales todos debemos tender. Con mucha sabiduría, Pablo describe siempre, al lado de la unidad, la diversidad producida por los diferentes dones espirituales que de un modo muy natural enriquecen a todos. Se ejercitan para ayudar los unos al desarrollo de los otros. Precisamente ésta es una de sus frases más repetidas a lo largo de sus cartas, y en este dar y recibir todos debemos estar dispuestos a participar, conforme al don que nos ha sido dado. No hemos de olvidar que cada uno es un canal de la gracia de Dios hacia la familia de la fe, y no ejercer nuestro don supone que los canales se obstruyen y la gracia no corre. Servicio, amor, perdón, oración, hospitalidad, apoyo, aliento
La vida aparte del matrimonio: soltería, viudedad y separación JOSÉ LUIS SÁNCHEZ
Introducción La palabra de Dios nos muestra, respecto de cada una de estas situaciones personales, que hay mucha vida de parte de Dios. Pero, para empezar, ninguna de estas circunstancias sociales se darán en los cielos nuevos y tierra nueva de acuerdo a Lc. 20:34-36. Hemos de evitar caer en el error de pensar que una situación social determinada puede tener más valor espiritual que otras, pues Dios no está condicionado por nada de este mundo a la hora de actuar por medio de nosotros para sus propósitos. De manera que la cuestión estriba en qué actitud tomamos ante cada una de nuestras circunstancias personales delante de Dios.
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I. Un principio de partida
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Puesto que se nos dice en Gn. 2:18a que “no es bueno que el hombre esté solo”, esto nos lleva a considerar que aun cuando uno no esté casado se han de buscar amistades que eviten el perjuicio de una soledad continua. No fuimos creados para caminar como seres solitarios por el mundo. Aunque el matrimonio es la forma más íntima y profunda entre dos personas de distinto sexo para impedir la soledad y proporcionar una ayuda idónea continuamente, además de ser el marco ideal para engendrar y educar nuevas personas, no es la única posibilidad de encontrar una vida plenamente satisfactoria y realizada. Así, el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, del apóstol Pablo y de tantos creyentes a lo largo de la historia de la iglesia nos hacen entender que una vida de entrega continua a los demás y llenos del Espíritu Santo es la clave para estar plenamente realizados como seres humanos. Como ciertamente
“no es bueno que el hombre esté solo” (Gn. 2:18a) el no tener esposa o esposo en ningún modo tiene que llevarnos al aislamiento por propia iniciativa, ni tampoco permitir la amargura. Tanto el Señor Jesucristo como el apóstol Pablo, además de entregarse en servicio a los demás dispusieron de un círculo de amigos cercanos y entrañables que satisfacían la necesidad de relaciones personales que tiene todo hombre y mujer. Por ejemplo, respecto al Señor Jesucristo contaba como amigos cercanos a Pedro, Santiago y Juan de una manera más cercana de entre sus doce apóstoles y estos lógicamente también incluidos como amigos (Juan 15:15); también Marta, María y Lázaro (Juan 11:1-5), y asimismo mujeres que le servían y seguían (Lc. 8:1-3). Entre las amistades del apóstol Pablo, unas más intensas y cercanas que otras, tenemos a Priscila y Aquila (Rom. 16:3-4); Lucas (Col. 4:14); Timoteo (Rom. 16:21); Bernabé (Hch. 13:2); Filemón (Film. 17, 18, 19, 22); Epafras (Film. 23); Aristarco (Col. 4:10); Marcos (Col. 4:10; Film. 24); Epeneto (Rom. 16:5); María (Rom. 16:6); Evodia, Síntique, Clemente (Fil. 4:2-3); Andrónico, Junias (Rom. 16:7); Tercio (Rom. 16:22); Gayo (Rom. 16:23); Jesús o Justo (Col. 4:11) y alguno que otro más que tuvieron un trato de amistad con él, aparte o además del afecto fraternal propio entre cristianos. II. Dios sobrepasa todo Generalmente, la tendencia, por causa del viejo hombre, es centrarse mentalmente en la situación personal propia ya sea agradable o desagradable. Pero la tendencia que marca la Palabra de Dios es la de ir más allá de las situaciones temporales de esta vida y centrarnos en Dios: en sus propósitos y el destino final que ha preparado para nosotros (1 Co. 7:29-31). Hay pues, a través de este texto, una llamada de atención a mirar el futuro escatológico, eterno, para que nos marque el estilo de vida, de manera que todo aquello que tiene un carácter temporal no nos retraiga o despiste de servir a Dios. Veamos en algunos textos bíblicos cómo Dios sobrepasa cualquier circunstancia humana y ofrece nuevas perspectivas: 1) Is. 56:3-5. Aquí Dios anima y consuela con promesas que tienen un premio permanente a los que han sido obligados a ser eunucos y no podían tener una familia, ni hijos que mantuvieran el nombre de la familia o casa, si ellos
III. Dios actúa por medio de todos Dios nunca está condicionado por nuestras circunstancias personales para poder actuar. La historia de la salvación es una muestra continua de esta verdad. Examinando dicha historia encontramos en ella personas usadas por Dios, para sus propósitos, de toda condición y estado social. Veamos unos ejemplos de muestra, entre otros: 1) Elías y Eliseo. No estaban casados y Dios actuó poderosamente a través de ellos para evitar el desastre espiritual total en su pueblo. 2) Ana (Lc. 2:36-38). Era profetisa y viuda durante ochenta y cuatro años. A pesar de tener mucha edad, cuando nació Jesucristo, su gozo por glorificar a Dios no cesaba, en esos momentos testificando de Jesucristo y antes con ayunos y oraciones, que también continuaron después. Su gozo en el servicio tuvo, de parte de Dios, el premio de tener el privilegio de ver al Salvador casi recién nacido. 3) Jeremías. Su soltería fue usada en un momento por Dios como señal para su pueblo (Jer. 16:1-4). 4) Ezequiel. Su viudez también sirvió de señal a los judíos cautivos (Ez. 24:1518, 24). Sirvan estos ejemplos de muestra como una referencia para animarnos a todos, los
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que estando en situaciones similares, de soltería, viudez o separación a seguir fieles a Dios con la seguridad de que Él, también en estos tiempos, nos usará para sus propósitos. IV. Posibilidades prácticas A nivel práctico podemos aprovechar las posibilidades que en esos momentos pueden proporcionar una situación social de soltería, viudedad o separación. Entre otras, existe la posibilidad de: – Formación cultural y bíblica. – Más participación en diversos ministerios o mayor intensidad de servicio en alguno en particular. – Animar e instruir a los jóvenes. La experiencia, al servicio de otros hermanos, puede hacer mucho bien. – Ofrendar más. – Poder viajar más. Visitar y conocer a otros hermanos en la fe. Conclusión No solamente hemos de esperar la gracia del Señor para superar cualquier situación, sino presentar nuestras circunstancias personales ante Él para que se glorifique a través de ellas. Así planteado supone una nueva dimensión en nuestra manera de vivir. Con esta adecuada actitud de fe, el Espíritu Santo nos lleva a estar por encima de toda circunstancia propia de este mundo, evitando quedar esclavo de las mismas, y experimentando asimismo más del poder y la misericordia de Dios. (*) José Luis Sánchez, salmantino, es Anciano de la Iglesia Evangélica (Paseo de la Estación, 32).
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a su vez querían hacer la voluntad de Dios y honrarle (Ap. 3:5, 12). 2) Lc. 20:34-36. La comunión íntima con Dios, sintiendo su presencia, como sucederá de manera plena y perfecta en los cielos nuevos y tierra nueva, es lo que proporciona la auténtica felicidad que no desaparece. 3) Mt. 19:12. Existe la posibilidad, reconocida por el Señor Jesucristo y experimentada por diversos siervos de Dios (Elías, Eliseo, Jeremías, Daniel, apóstol Pablo, etc.), de renunciar al matrimonio para dedicarse exclusivamente a la extensión del Reino de Dios. Hay, pues, una plenitud de vida que también se puede lograr así y no sólo a través del matrimonio, para poder continuar el linaje de una familia, como deseaban por encima de todo los judíos de los tiempos bíblicos.
La hermosura de la mujer
reflexiones
MARGARITA BURT
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Todas queremos ser mujeres guapas tanto por fuera como por dentro, para que se vea la belleza del Señor en nuestras vidas. ¿No es así? Queremos reflejar la imagen de Cristo, para que la gente sea atraída a Él. Evidentemente el parecido no será físico, sino espiritual, una versión femenina del carácter de Jesús. ¿A quién se parecía Él? Al Padre. Dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. “Él es la imagen del Dios invisible”. Ésta es la fi nalidad de nuestra vida, parecernos a Él. Toda la vida es un proceso de embellecimiento para que al final seamos sumamente bellas, sin mancha, ni arruga, aptas para ser la novia de nuestro amado Salvador. Al principio Dios creó al hombre a su imagen, varón y hembra, el varón para reflejar ciertos aspectos del carácter de Dios, y la mujer otros. La hermosura del hombre reside en su masculinidad, en su fuerza y valentía, y la mujer plasma otros: es suave y tierna, dulce, compasiva, nutre y se entrega. Juntos se complementan; forman un solo cuerpo compuesto de todas las facetas variadas del carácter de Dios, un fiel reflejo de su imagen. Dios creó a la mujer para ser una ayuda vital para el hombre, como lo fue Débora para Barac y Abigail para Nabal. La expresión “ayuda idónea” significa “socorro”, refiriéndose, en su máxima expresión, al socorro que Dios nos rinde. Es necesario rescatar esta palabra del concepto de servidumbre. La mujer no es la esclava del hombre, sino una ayuda tan imprescindible que sin ella el hombre no puede potenciarse como persona, ni realizar todo el propósito de Dios para su vida. El vocablo “ayuda” la vemos en versículos como: “Jehová te oiga en el día de conflicto; el nombre de Dios te defienda. Te envíe ayuda desde el santuario,
y desde Sion te sostenga” (Salmo 20:1.2). Y “Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él” (Salmo 33:20). La mujer apoya a su marido en gozosa sumisión a su liderazgo. Está a su lado colaborando en su proyecto. Éste es el modelo que tenemos en Cristo y la iglesia. El Señor desea nuestra colaboración con Él en la construcción de su Iglesia. A este fin fomenta nuestros dones para que cumplamos nuestro papel. Nos “necesita” para realizar su obra, porque quiere necesitarnos, y nos valora como sus colaboradores. Así es dentro del matrimonio. En esta relación la mujer quiere ser útil y hermosa, quiere que el hombre la necesite y que se deleite en su belleza física, emocional y espiritual, como el Señor se deleita en la belleza de su Novia. A Él le decimos: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios. Ciñe tu espada sobre tu muslo, oh valiente, con tu gloria y con tu majestad” (Salmo 45: 2, 3). Y Él responde: “Oye, hija, y mira, e inclina tu oído; olvida tu pueblo, y la casa de tu padre; y deseará el Rey tu hermosura” (v. 10, 11). Nos realizamos en su amor. Anticipamos nuestra unión final. Pero todavía no está todo hecho. Aún estamos en el proceso del embellecimiento. ¿Qué falta? ¿Qué es lo que nos quita belleza? El pecado. Con la Caída la mujer perdió su original belleza de espíritu y sólo lo puede recuperar por tener otro espíritu, el Espíritu Santo, obrando sus perfecciones en ella, su amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Sin el Espíritu Santo la mujer es por naturaleza egoísta, triste, amargada, de armas tomar, impaciente, arrogante, mala, interesada, tacaña, orgullosa, histérica y fuera de control, cada una a su manera. El prototipo de mujer de nuestra sociedad es provocativo, seductor, frío, eficiente e independiente. ¡Esto es feo! Los dos extremos son feos, tanto la mujer fuerte y agresiva, como la que es débil, quejica y acomplejada. Con la Caída la mujer se independizó. Se escondió y se cubrió. No querría ser vulnerable. Ella misma se defiende. La Caída significó tragedia para la relación matrimonial y soledad para la mujer. En el matrimonio
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moderno donde se han perdido las distinciones entre hombre y mujer, los papeles se mezclan y tenemos conflicto en cuanto a quien manda. Ella quiere controlar y él la aplasta, como Dios profetizó en Gen. 3:16, 17. Esta falta de liderazgo hiere al hombre en su masculinidad, que reside en su fuerza. Él opta por uno de dos extremos: ser pasivo, sin fuerza, o violento, con una fuerza incontrolada. La mujer o bien domina o bien es demasiado vulnerable, dominada por el hombre que la anula. En estas circunstancias la mujer, que vive para relacionarse, no se llena. En su insatisfacción intenta compensar con su trabajo, o con diversiones. Se dedica a compras, culebrones, el cotilleo, o revistas de corazón para llenarse, en lugar de a Dios, quien la ama de verdad, y termina en una prisión de su propia creación. Esta mujer moderna busca seguridad, pero no en Dios. Tiene temores, miedos, inseguridad, soledad, está vacía, triste e inaccesible. ¿Qué pasó con la hermosura de su vulnerabilidad, su capacidad para abrirse y recibir del hombre? Ha perdido su feminidad. Queda la pregunta, pues, ¿cómo llegamos a ser mujeres hermosas? Sólo es en relación con Dios. Cuando nos enamoramos de Jesús y nos llenamos de su Espíritu, recuperamos nuestra belleza. Él nos da lo que necesitamos como mujeres. Nos sentimos amadas y deseadas, perseguidas por su amor y seguras en Él. Él desea nuestra
belleza. Él es el amante de nuestra alma, el que satisface nuestro corazón. Para alcanzar este grado de plenitud y satisfacción hemos de cultivar la relación con Él. Entonces nos sentimos plenamente confiadas de nuestra belleza en Cristo. A su lado, apoyándole, nos sentimos útiles, ayudas idóneas, valoradas, como parte de su proyecto con nuestros dones particulares y únicos, una parte indispensable e importante de su obra. Él va cultivando nuestra belleza. Se deleita en nosotros descubriendo la belleza escondida de cada una, cualidades que Él va perfeccionando. Disfruta al ver la obra de su Espíritu en nosotras, y se regocija. Por medio de ella llegamos a ser cada vez más hermosas, más preparadas para el día de nuestra boda, cuando nos presentará a sí mismo, una iglesia gloriosa, perfecta, santa y sin mancha (Ef. 5:27); seremos su amada y bellísima esposa. Hemos llegado al feliz final que nos llena de ilusión, pero todavía estamos en el proceso de transformación, que puede ser un poco durillo. “Pasamos por fuego y por agua y nos sacaste a abundancia” (Salmo 66:12). Éste es el testimonio de muchas mujeres, incluyendo a una mujer guapísima nombrada Abigail, cuya historia vamos a considerar ahora como ejemplo de una mujer hermosa, perfeccionada por el fuego de la prueba para ser la perfecta esposa del rey. Al mirar su historia en 1 Samuel 25 vamos
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a plantearnos la pregunta: ¿Cómo podemos ser como ella? Abigail era una mujer hermosa por fuera y por dentro. Además de ser guapa y rica, tenía las cualidades de carácter que hacen hermosa a la mujer: integridad, honestidad, lealtad, fidelidad, misericordia, respeto, sabiduría, inteligencia, prudencia, humildad, decoro y temor a Dios, además tenía la capacidad de superar problemas, y de éstas tenía muchas. La Biblia la describe como una mujer hermosa de buen entendimiento, pero ¿cómo era su marido? Era un hombre rico, endurecido y mal hablado. Con este hombre la vida de Abigail era todo menos fácil. ¿Cómo puedes ser hermosa de carácter con un marido así? Abigail no estaba condicionada por su marido. Su felicidad no dependía de él. Ella no estaba ni enfadada, ni amargada, ni triste, sino ¡preciosa!, y esto, a pesar de sus circunstancias. Aconteció que David, huyendo del Rey Saúl para salvarse la vida, en una de sus escapadas acampó en el terreno de Nabal, el marido de Abigail. Teniendo corazón de pastor, David vigilaba el rebaño de este hombre rico, y a cambio le pidió comida para sus hombres, cosa que le fue denegada. Nabal le mandó un recado despectivo rehusando atenderles. David reaccionó mal. Se enfadó y decidió acabar con este hombre de una vez, y con todo cuanto tenía. Abigail se enteró de lo ocurrido, porque sus criados le advirtieron que Nabal había provocado a ira a David quien venía con su ejército para matarles a todos. En esta situación límite se ven las cualidades de esta mujer. Los criados habían confiado en ella, y no en vano, pues sabían que era una mujer inteligente, y creían que podía hacer algo para salvarles. Otra mujer con menos recursos interiores habría quedada paralizada, anonadada, se habría resignado a su suerte, pero no Abigail. Era “de buen entender”, como dice la Biblia, con la cabeza bien puesta, una mujer de iniciativa, organización y acción, hábil y espabilada. Se levantó para solucionar el problema. Equipó una caravana de burros con provisiones para el ejército de David y descendió la montaña por un atajo para anticiparle y así evitar el derramamiento de sangre.
Cuando David subió al monte, furioso y con malas intenciones, he aquí, ¿quién salió a su encuentro?, sino una bellísima mujer, seguida por todas las provisiones que él necesitaba. Cuando Abigail vio a David, se bajó del asno, y postrándose sobre su rostro delante de él, se inclinó a tierra, y se echó a sus pies y dijo: “Señor mío, sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a tus oídos, y escucha las palabras de tu sierva” (v. 23, 24). David fue cautivado mientras escuchaba las palabras de sabiduría de esta sierva de Dios. Habló con honestidad sobre la insensatez de su marido, sin excusarle, pero rogó a David que no derramase sangre inocente para vengarse de la ofensa. Pide que reciba el regalo de provisiones de su mano y que le perdonase la ofensa, como si hubiese sido de ella. Lo que sigue es sabiduría pura en boca de esta mujer. Le suplica que deje su causa en manos de Dios para que Dios le vindique, que no manche su reputación con sangre inocente, ya que un día sería el rey de Israel, porque Dios estaba con él. Estas palabras cayeron sobre los oídos de David como agua en Mayo. Estaba huyendo por su vida, parecía que nunca llegaría al trono, y esta mujer le anima reafirmando la promesa que Dios le ha dado, mostrando fe en él y respeto hacia su persona. ¿No es esto justo lo que el hombre necesita? Una mujer que crea en él, que le trate con respeto, que le anime en su vida espiritual, que fortalezca su confianza en el Señor, que mire por su reputación y que le aconseje con toda humildad y feminidad. David quedó prendado de ella. Es interesante notar lo que Abigail no hizo. No se puso histérica delante de David, no le insultó por la locura que estaba a punto de cometer, sino afirmó su confianza en que un día sería el rey de Israel y que Dios le dará la victoria sobre sus enemigos. Afirmó su fe en Dios y salvó su reputación. ¡Esto es ser una ayuda imprescindible e indispensable! La mujer refleja la imagen del Espíritu Santo, el que está a nuestro lado para ayudarnos y fortalecernos. Éste es el papel de la esposa: animar a su marido con su fe en Dios, hablar la verdad, razonar con él de forma suave y cariñosa y ayudarle a ver la luz, todo ello sin rebajarle o hacerle sentirse
o estaban ausentes, o violentos, o débiles, o fallecieron, o se divorciaron de nuestras madres y nos abandonaron. Normalmente la mujer reacciona de una de estas dos maneras: llega a ser muy fuerte y mandona, o llega a ser muy débil y servil. ¿Cómo, pues, llegamos a ser hermosas como mujeres? Ser llenas del Espíritu Santo y del amor de Dios. Pero no se puede llenar un vaso lleno de agujeros, o un corazón lleno de heridas. Primero se sana la herida y después se llena. En otras palabras, ¿qué parte nuestra necesita ser llena del Espíritu Santo? ¡La herida! Éstas se sanan identificándolas, perdonando al que nos ha despreciado, reconociendo el mensaje que nos llega por medio de la herida (Eres tonta, fea, inútil.) y rechazándolo como mentira del enemigo, y luego creyendo lo que dice la Palabra de Dios respecto a nosotras. Entonces nos podemos llenar del Espíritu Santo. Una vez sanadas y llenas, nuestra personalidad cambia. Al vernos como escogidas de Dios, santas y amadas, ¡florecemos! Al llenarnos del amor de Dios, nos llenamos de entrañable misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, paciencia, amor y paz. Vamos amando a otros, enseñando y exhortándoles con sabiduría, y cantando con gracias al Señor en nuestros corazones, dando gracias a Dios Padre, radiantes en su amor. ¡La mujer que vive así es una mujer hermosa! Hermosísima. (*) Nacida en Estados Unidos. Es licenciada en Magisterio por la Michigan State University y Máster por la Universidad Internacional de Columbia (en Carolina del Sur). Después de ejercer como profesora en una escuela pública de su país, en 1968 colabora con la obra evangelística en España, donde reside desde esa fecha. Casada con el reconocido escritor y misionero David Burt, colaboran juntos en el pastorado de una iglesia en Barcelona. Entre sus varios libros están: Mi padre Dios, Autoestima de la mujer, Meditaciones para la mujer (tres volúmenes), todos editados por Editorial Andamio.
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menospreciado o inadecuado. Se trata de la capacidad de dar buenos consejos, sin redargüirle o recriminarle. ¡Y entran! El hombre responde. Si Abigail hubiese insultado a David, habría sido una mujer ordinaria y fea, pero fue hermosa en su feminidad. Y ¿cómo reaccionó David? Aceptó de buen grado su consejo. Se arrepintió de su intención de dar muerte a toda la casa de Nabal, vio la mano de Dios enviándole a Abigail y le dijo: “Te he tenido respeto”. ¡Qué palabras más hermosas! Con su sabiduría Abigail salvó la vida de su marido y la reputación de David. ¡Esto es ser una ayuda idónea! Y ¿cómo reaccionó su marido? Le dio un patatús, y poco después se murió. Dios mismo se encargó de resolver los problemas matrimoniales tan penosos de su amada hija. La venganza no era necesaria. Ni la rebeldía de parte de la mujer. Tanto David como Abigail se sometieron a la voluntad de Dios, y Dios los guardó de pecar contra Él. Ahora que Abigail estaba libre, David no perdió tiempo en enviar a por ella para que fuese su esposa. Ella dejó la casa rica para el desierto, para ser la esposa de un fugitivo que no tenía donde recostar su cabeza, pero luego, él llegaría a ser el rey de Israel y ella la reina. ¿Nos recuerda de algo? La moraleja es que hemos de ser mujeres como Abigail. Pero dices, “No puedo. No soy guapa, ni inteligente, me quedo atrapada en mis problemas, no tengo fuerza de voluntad, ni recursos. Mi situación me tiene atrapada”. No podemos decir a una mujer herida que tiene que ser como Abigail. Primeramente tiene que ser sanada. Entonces, sí. Casi todas hemos sido heridas en nuestra feminidad. Nuestros padres tenían que habernos hecho sentir atractivas, deseables, como princesas amadas. Tenían que haber disfrutado de nuestro amor. Pero en lugar de esto, pasaron de nosotras, o nos maltrataron, o querían que fuésemos niños, o mostraban preferencia a nuestra hermana,
Vale la pena esperar
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KEILA OCHOA HARRIS
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A los quince años tuve mi primer novio, pero me di cuenta que no era lo que yo quería y terminamos nuestra relación. Pasaron quince años antes que volviera a dar el “sí” a una relación de noviazgo, quince años en que aprendí importantes lecciones que modificaron mis pensamientos. Y hoy puedo decir que estoy disfrutando a mi novio y futuro esposo como nunca lo imaginé. ¡Mi historia de amor ha sido mucho más perfecta de lo que yo había soñado! Pero aunque podría escribir páginas y páginas sobre mi actual estado, quisiera enfocarme a esos quince años de “desierto”, a esos quince años de no tener novio y sentirme observada, a esos quince años de preguntarme por qué a mí no, a esos quince años de luchas, a esos quince años en los que aprendí sobre lo más importante: mi relación con Dios. Durante esos quince años lloré muchas veces y me ilusioné en más de una ocasión. Asistí a eventos con la expectativa de encontrar a alguien; viajé con la esperanza de encontrarme a mi “media naranja” como en las películas. Sobra decir que Dios tenía otros planes y que hallé al amor de mi vida de un modo sorpresivo: ¡él vino a mi iglesia! ¡No tuve que salir! Pero por nada cambiaría esos quince años pues en esa soledad conocí mejor a Dios. Mentiría si dijera que los problemas se acaban cuando conoces a tu pareja. La vida está llena de altos y bajos; las luchas continúan sin importar el estado civil; sin embargo, conocer a Dios es la única constante en el camino; lo único que no cambia. Y me refiero a conocer “a” Dios, no a conocer “de” Dios. Por ejemplo, cuando conoces a ese otro que hace tu corazón palpitar, anhelas saber
el más mínimo detalle de su vida, deseas llamarle por teléfono, ansías sus mensajes de texto y sueñas con topártelo en la calle. Cada conversación es una fuente de conocimiento donde aprendes de sus sueños, sus metas, su infancia y sus pensamientos. Lo mismo sucede cuando conoces a Dios; penetras en un mundo maravilloso y perfecto, y conocer su persona te puede sostener en tus años de soltería (que espero no sean quince, pero ¿cómo saberlo?). ¿Qué aprendí de Dios? Dios es bueno. No importa lo que otros digan, la realidad es que Dios es bueno. Su esencia es de perfección y de bondad, y jamás querrá para sus hijos algo que los dañe. Él ama al mundo, y por eso ha dado a todos la oportunidad de pertenecer a su familia. ¿No es esto maravilloso? Confieso que durante aquellos quince años repetí estas palabras con cierta duda: “Y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28). No veía nada de bueno en mi soltería. ¿Por qué mis amigas tenían novio y yo no? ¿Por qué los chicos que me gustaban buscaban a otras? ¿Por qué Dios prohibía que yo anduviera con alguien que no fuera cristiano? Sin embargo, empecé a apropiarme estas palabras, y vi que Dios me salvó de muchos fracasos. El desobedecer a Dios trae terribles consecuencias, y ahora que analizo a mi novio actual y lo comparo con aquellos otros que “pudieron haber sido” mis esposos, tiemblo. Si me hubiera “salido con la mía” habría vivido pesadilla tras pesadilla, pues uno de aquellos que me atraían hoy es alcohólico, otro se ha marchado de la iglesia, otro ha engañado a su esposa actual. ¿Dios es bueno? ¡Dios es muy bueno! Dios es fiel. Dios no cambia de opinión. Lo que ha dicho, hará. Pensar en que Dios es fiel nos debe llenar de paz, pero también nos debe hacer caminar con cuidado. Por ejemplo, el hecho de que Dios sea fiel, implica que cumplirá sus promesas. En algún momento de mi peregrinar por la soltería, sobre todo cuando llegué a los treintas, empecé a sospechar que quizá me quedaría sola para siempre. Leí algunos textos bíblicos que hablaban sobre el celibato y me pregunté si yo tendría ese don.
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Un amigo muy querido se reía con cariño cuando yo le compartía mis miedos. Él me dijo: “¿Recuerdas lo que dice la Palabra de Dios? Si te deleitas en Él, Él concederá las peticiones de tu corazón. Dios sabe que anhelas una pareja, ¿acaso no cumplirá su promesa?”. Me acordé de muchos versículos bíblicos donde se menciona que podemos pedir pues Dios quiere vernos felices y quiere que nuestro gozo sea cumplido. Entonces, ¿por qué dudamos? Porque se nos olvida que la fidelidad de Dios es perfecta. Él ciertamente nos dará ese gozo y esa alegría que pedimos, pero antes nos pide algo. En algunas ocasiones nos manda deleitarnos en Su Persona, en otras nos exige pedir con fe; en unas más nos recuerda que debemos obedecer sus mandamientos. En esos quince años pasé por momentos de rebeldía y de tropezones, pero cada caída me enseñó a confiar más en Dios y a buscarlo. Mi amor por la Biblia aumentó, mi tiempo de oración se fortaleció, mi servicio en la iglesia se mantuvo firme. Con la ayuda de Dios cumplí en las pequeñas cosas: en memorizar poco a poco su Palabra, en escribir párrafo tras párrafo hasta formar un libro, en mejorar mi carácter para tener una mejor convivencia con mis padres y mis hermanas, en terminar una carrera profesional, en cumplir con los requisitos en mi trabajo.
En el paso a paso está el único modo de acercarnos a Dios. Si me hubiera pasado esos quince años de brazos cruzados y haciendo berrinche, quizá continuaría malhumorada y sola. Lo mejor que hizo Dios en mí fue el moldear mi carácter y mi personalidad para que hoy pueda darle a mi esposo una “yo” más humilde y amorosa. Dios es fiel; ¿y nosotras? Dios es amor. Oímos, repetimos y cantamos esta frase, pero ¿la creemos? Llegué a pensar: “Si Dios me ama, ¿por qué no tengo novio?”. El amor de Dios no está a discusión. Lo creamos o no, lo aceptemos o no, Dios nos ama porque es parte de quién Él es. Dios no puede dejar de amar. Dios nunca dejará de amarnos. Si pasan dos meses o quince años, la oferta sigue vigente: Dios nos ama. Y este amor nos pule, nos moldea y nos da esperanza. El amor de Dios es lo que nos sostiene. En algún momento me detuve y pensé: ¿para qué quiero un novio? Mis respuestas variaron a través de los años. En mi adolescencia deseaba un novio para ser como las demás; en mis veintes quería un novio para casarme porque así dictaba la sociedad; en mis veinticinco anhelaba un novio para no sentirme sola; en mis casi treintas requería un novio para no quedarme solterona. Para mi vergüenza, hasta hace unos meses, cuando ya me daba
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por vencida, pensé: ¿Y por qué no tener un novio para darle gloria a Dios? Los seres humanos hemos sido creados para alabanza de Dios. Cuando analizamos nuestras prioridades encontramos grandes sorpresas, principalmente el hecho de que somos unos seres egoístas que sólo pensamos en nosotros mismos. Pero el noviazgo y el matrimonio son precisamente relaciones donde se comparte y se da de uno mismo a otra persona. El noviazgo y el matrimonio son relaciones basadas en el amor, pero no conocemos el amor cuando no amamos a Dios. No amamos cuando sólo pensamos en satisfacernos a nosotros mismas. Dios usó esos quince años para enseñarme a amarlo a Él. Como mencioné antes, hubo muchas lágrimas durante esos años, pero Jesús siempre estuvo allí para limpiarlas y guardarlas. Me deleité en su amor y en sus caricias que venían a través de esas hermosas palabras en la Escritura: “Porque te amo y eres ante mis ojos preciosa y digna de honra. No temas, porque yo estoy contigo” (Isaías 43:4 y 5). Siempre soñé con que alguien me llamara “preciosa”, “princesa” o “amor”. El Señor me ha dado el privilegio de escuchar estas palabras en los labios del hombre al
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que amo, pero debo admitir (y mi novio lo sabe) que alguien más me dijo todas estas palabras mucho antes, y fue Jesús. Dios nos ama. Antes que ese príncipe azul nos lo muestre, Dios ya lo está haciendo. Él ya nos ama y nos considera preciosas. Somos especiales para Él. Y aún más, desea enseñarnos a amar. Si aprendemos a amarlo a Él, será mucho más fácil amar a nuestra pareja. Vale la pena esperar, eso no me cabe duda. ¿Cuánto? ¿Dos, cinco, diez, quince años? ¿Acaso importa cuando uno sabe que Dios es bueno, Dios es fiel y Dios es amor?
(*) Keila Ochoa Harris es una autora nueva y joven de México. Su primer libro de ficción de mayor distribución, Palomas, profundiza la historia de dos almas en busca de una respuesta. Una huye del Dios verdadero, la otra lo distingue entre las demás deidades paganas, y ambas quedan asombradas ante el resultado. El libro anterior de Keila, Retratos de la familia de Jesús, publicado por Verbo Vivo en Perú, explora creativamente lo que la vida de algunos de los antepasados de Jesús podría haber sido, sus esperanzas, dificultades e interacciones diarias. Una maestra y autora entregada, Keila mantiene un blog, www.retratosdefamilia.blogspot.com, que se lee ampliamente en la comunidad de escritores. Para más información visite www.keilaochoaharris.com.
La oración ELENA GONZÁLEZ
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¿CUÁNDO ORAR?: Jesús solía retirarse para orar, como dice Lucas 22:41. Puesto de rodillas, Jesús oraba intensamente, en un momento de soledad, buscando el consuelo del Padre. Cuando nos quedamos sin saber qué decir, o qué preguntar, es cuando Dios comienza a enseñarnos. Cuando buscamos estar en comunión íntima con Él es cuando percibimos cómo trata a nuestra alma, pues su trato es especial cuando quedamos a solas buscando su guía, ya que somos suyos. Mc 4:10-11. Oras para conocer a tu PADRE que está en los cielos; no puedes ser su discípulo si no tienes un tiempo de oración íntima con Él. Pero piensa que orar es entrar en comunión con Dios, y esto sólo ocurre si ya hemos sido regenerados. Ga 4:5 y 2ª Co 13:5. Sólo así Él cambia nuestra actitud acerca de la oración. Ora siempre, sin cesar, puesto que hemos sido creados para alabanza de su gloria. Hazlo en cualquier lugar, confiando en que Él nunca duerme. Ni la timidez ni la falta de confianza tienen que impedir que te acerques, piensa que Él conoce hasta los movimientos involuntarios de tu mente; antes de que pronuncies tus palabras ya las sabe. Desnudarte delante de Él, sentirte vulnerable, libre, es así como le puedes conocer y ser conocido. La oración es la llave del corazón de Dios y a Él te acercas por medio de Cristo y siempre guiado por el Espíritu Santo. Jn 4:24. Dios te invita a su intimidad, puedes llevar tu pena, tu alegría, tu fracaso, tu éxito. No hay pecado inconfesable ante Dios. Sólo te pide un corazón contrito y humillado. ¿POR QUÉ ORAR?: Cuando mi corazón rebosa de gratitud de forma espontánea, glorificando a DIOS, por lo que es y por lo que significa para mí, le estoy adorando.
Toda la naturaleza alaba al Señor. Pero el hombre, con su lenguaje, puede confesarle. Sal 35:18. Alabar es una necesidad del alma redimida que conoce a su Señor. En la alabanza el corazón y la mente se unen. Le amarás de todo corazón y con toda tu mente. Dios anhela ser deseado, se complace en que tú y yo, pecadores, nos postremos ante Él. INTERCESIÓN: como sacerdotes ungidos por Dios, tenemos el honor de ir frente al Padre. Éste es el privilegio de los que hemos hecho de Cristo Señor de nuestras vidas. Ro 8:34. Oramos en nombre de Cristo, nuestra oración sólo es válida por medio de su sacrificio expiatorio. La intercesión por otros y para su bien hacen de mí una persona altruista, sólo me importa el bien por el que estoy intercediendo, yo no espero nada personal. Que el Espíritu Santo nos guíe. Adoración e intercesión han de ir juntas y ambas son un privilegio para que el creyente ore. Nada es más fácil que establecer una relación adecuada con Dios, a no ser que no sea a Dios a quien estás buscando y sólo quieras de Él lo que pueda darte; si sólo pides, no has entendido lo que significa la sumisión, en otras palabras, no buscas al Señor, buscas algo para ti. Recuerda que cuanto más cerca estés de Él, menos necesidad tendrás de pedir, pues tu Padre sabe de qué cosas tienes necesidad, antes de que pidas. Mt 6:8. Si no eres lleno del Espíritu Santo es porque no estás rendido totalmente a Él. Pregúntate: ¿Qué quiero de parte de Dios, y por qué? Él pasa por alto tu nivel espiritual, no quiere hacerte feliz ahora mismo, obra continuamente para que alcances su perfección. Jn 17:22. ¿Por qué orar? ¿Por tu condición interior; por tu pecado de orgullo, que impide verte tal como eres; por tu enfermedad física, para que tu fe no desmaye? Jesús tu Dios en Jn 17 te revela que su propósito no sólo es contestar tus oraciones, sino que por medio de la oración puedas discernir Sus pensamientos. ¿CÓMO ORAR? Desde el corazón. Hágase tu voluntad. Mt 26:42. Él lleva a cabo lo que es mejor. 1ª Jn 5:14. Cuando comprendemos el propósito de Dios, desaparece nuestro cinismo, perversidad y ter-
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quedad; estas cosas nunca están de acuerdo con Dios. Lo más profundo y fuerte que tienes es tu voluntad, no tu pecado. Somos creados a imagen y semejanza de Dios (el pecado vino después) y como eres hijo suyo, Él obra en tu voluntad (Fl 2:12-13) para someterla; vivir así debe ser para ti como respirar. Déjale trabajar para que así sea. Lo malo es que no dejamos que trabaje en nosotros hasta que nos encontramos sin recursos, ya que mientras nos sentimos autosuficientes y no somos humildes, no necesitamos nada. Recuerda, la oración te cambia a ti y luego tú cambias las cosas, ella obra milagros dentro de las personas. Cuéntale a Dios tu vida, aunque Él ya la conoce, tú eres el necesitado.
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Esfuerza tu voluntad, pon tus pensamientos en orden, céntrate en disciplinar tu mente para tener una oración de voluntad deliberada, y encontrar quietud delante de Dios; cierra la puerta a tus emociones, reconócele sólo a Él. Puedes estar seguro de que nunca dudarás de Dios y su poder, verás que puedes hablarle de todo. Hazlo desde el comienzo de cada día, te darás cuenta de que cada una de tus decisiones estarán marcadas por la experiencia de depender de Él. Hágase Su voluntad.
(*) Nació en Galicia. Diplomada en el Programa de Formación Bíblica. Teología “Proyecto Éfeso”. Es miembro de la Iglesia de Paseo de la Estación.
Madurando bajo presión LOIDA PAZ
(*) Nacida en Galicia. Es licenciada en Filología Hispánica y diplomada en Filología inglesa. Es miembro de la Iglesia de Paseo de la Estación y esposa de Anciano.
Protegiendo el matrimonio a través de la oración JACQUELINE ALENCAR
Estamos viviendo un tiempo en el cual el matrimonio parece entenderse como algo obsoleto y cuya permanencia depende de todo menos del compromiso con el otro. La respuesta a la pregunta ¿Seguiremos amándonos mañana? está cargada de incertidumbre. Ante este panorama, encontramos una valiosa guía en las páginas escritas por Stormie Omartian, en su libro: Orando a través de los temas más profundos del matrimonio (Grupo Nelson, 2008, pp. 303), donde aborda catorce posibles amenazas que pueden desestabilizar nuestro matrimonio, e incluso hacer llegar a pensar en el divorcio. Entre ellas, la falta de comunicación, la infidelidad, la depresión, la
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Bajo este título tan desafiante, se presenta la versión castellana de uno de los libros de Eleonore van Haaften (Andamio, Barcelona, 2005, pp. 259). Se trata de un precioso tesoro que puede aprehender todo aquel cristiano que haya sufrido o que esté sufriendo. “Es un libro pensado para lectores que piensan”. La autora nos va guiando a través del ejemplo de personajes bíblicos para reflexionar acerca del dolor en nuestras vidas, con un estilo sencillo pero profundo. Estas personas eran como nosotros y sufrían de la misma manera. Algunos salieron fortalecidos de sus pruebas y otros no. Eleonore afronta con valentía las dudas, el daño y las razones que les llevaron a uno u otro fin. También aporta los testimonios de personas que ella conoce y que son ejemplos de que hoy como en los tiempos bíblicos es posible seguir confiando en Dios en toda circunstancia. Sin embargo, creo que no se le hace justicia al libro sin decir que el título en inglés es: “A Refuge for my Heart” (Un refugio para mi corazón). Y es que aunque el libro afronta directamente y sin paños calientes todas las dudas y sentimientos contradictorios que se producen en nosotros cuando vemos que el Señor permite el sufrimiento en nuestras vidas, la autora quiere recalcar la importancia de saber esconderse en Dios, bajo su sombra, sus alas protectoras, en la Roca Eterna en toda circunstancia u ocasión. “Reconocer a Dios como el Omnipotente es una cosa, aprender a refugiarnos en Él, es otra… Conocer a Dios implica confiar en su palabra, cuando no somos librados de la adversidad… Esconderse en Dios es una de las cosas más difíciles que podemos experimentar y al mismo tiempo una de las más maravillosas”. VIVIR EN LIBERTAD (Andamio, Barcelona, 2007, pp. 185): Una vez
más con su estilo ameno y a la vez haciéndonos ahondar en lo más profundo de nuestro ser, allí donde sólo Dios puede llegar, Eleonore van Haaften afronta un tema fundamental en la vida del creyente: el de la completa sanidad espiritual. De nuevo fundamentándose en las vidas de personajes bíblicos analiza las distintas cargas que llevamos impuestas por otros o por nosotros mismos a pesar de que Dios nos ha liberado de ellas. Cada capítulo es casi un libro en sí mismo y requiere pararse a reflexionar en él. Cargas tales como el rencor, la ansiedad, la falta de autoestima, la sed interior, el sentimiento de culpa, la inseguridad, la vergüenza, son analizadas a la luz de la Palabra para ayudarnos a dejarlas atrás y así poder vivir con la libertad que Cristo alcanzó para nosotros. Este libro es sin duda una oportunidad para mirarnos en el espejo de Dios, mostrarle a Él nuestras heridas y acurrucarnos en su regazo para dejar que Él nos sane.
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falta de perdón, la pornografía, problemas financieros… La autora deja bien claro que no existe el matrimonio perfecto: seguro que hemos pasado o estamos pasando por alguna de las situaciones mencionadas. Hablamos del día a día, de situaciones reales. Pero no se queda ahí, tal como el título del libro anuncia, Stormie nos muestra que el cambio es posible, que las cenizas se pueden transformar en belleza si nos ponemos bajo la tutela de Dios. Debemos comunicarnos con Él, la oración es la clave. No solamente nos incita a orar por nosotros o nuestro matrimonio, sino que su intención es enseñarnos a orar con poder. Así, en cada uno de los puntos tratados, además del análisis detallado de cada problemática y posibles soluciones, ella incorpora oraciones personales, como también versículos bíblicos que pueden ayudarnos a salir victoriosos a la hora de ir construyendo una vida juntos. La propia experiencia de la autora y la de otras personas cercanas a ella avalan sus comentarios y consejos sobre el tema en cuestión. Entiendo que es un aspecto positivo para lectores que estén pasando por momentos críticos en su matrimonio. Nos anima a no tirar la toalla sin haberlo intentado todo. Como ella dice, “Dios tiene grandes planes para nuestra vida de matrimonio; cumplirlos significa glorificarle. Sólo tenemos que asociarnos a él para ir perfeccionándonos; esto no es cosa de dos, sino de tres”. Y orar siempre, para que Él obre sobre cada uno y la relación vaya creciendo. Para que veamos las cosas desde Su perspectiva, para que las mentes de él o de ella sean renovadas y transformadas, y puedan abrir sus corazones y Dios pueda actuar con su amor y su poder. Realmente, a medida que iba degustando el contenido del libro, me iba sorprendiendo cada vez más que quien escribe lo hace sin tapujos, abarcando temas que aún hoy, incluso en nuestras iglesias, resultan incómodos de mencionar. Me gusta, pues nos permite hacer una radiografía de nuestra situación matrimonial y, cómo no, de nuestra relación con Dios: “Si quieres permanecer enamorado de tu cónyuge –afirma Stormie–, permanece enamorado de Dios”. Él es el eje central de donde fluye un matrimonio en el que no faltan ingredientes como el amor, la comunicación, la fidelidad, el perdón, la humildad, la amistad…
Finalmente, grabemos muy bien lo que nos dice el Señor: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29.11). ¿Qué más podemos pedir? (Reseña publicada en la revista en Internet CristianaDeHoy.com, coordinada por Lisi Clark Wickham)
Sobre el cortometraje “Most” EVA LÓPEZ CAÑAS
“Most” significa “Puente” en checo, y es un cortometraje (unos 33 minutos de duración) que ha ganado varios premios internacionales y finalmente fue nominado a los Oscars como mejor corto en el año 2004. La película está rodada en checo y no se ha traducido a ningún idioma (para enfatizar las imágenes sobre las palabras según los productores), pero sí se ha subtitulado en varios, entre ellos el español. Pero ¿de qué va Most?... Es la historia de un padre (cuyo trabajo se desarrolla en un puente levadizo por donde pasa el tren), un hijo, unos pasajeros (cada cual con su propia historia: un militar, una drogadicta, un joven extranjero que acaba de ser dejado por su chica...) y una dramática elección. Los propios productores la anuncian como “una parábola moderna basada en la Biblia, que ilustra por qué Jesús vino a la tierra hace más de 2000 años”. Y algunas de las críticas son: “trata de forma alegórica los temas del sacrificio y la redención con un formidable poder...” (Chicago Tribune). Y Christianity Today: “las personas que la han visto cuentan que es una de las mejores y más poderosas películas que nunca han visto. Algunos dicen que ha cambiado sus vidas”. Para más información o pedidos visita la página oficial en: http://www.mostthemovie.com/ (*) Nacida en Linares (Jaén). Vive en Azuqueca de Henares (Guadalajara).Actualmente realiza un programa de radio semanal llamado “Destellos del Gospel” y escribe en la revista femenina Mujer de Hoy un blog dedicado a la música gospel. Tiene un blog personal: http://elim-eloasisdeeva.blogspot. com/ donde comparte muchas de sus experiencias como ama de casa y como cristiana. Casada con Víctor Casero, dos hijos: Josué (7) y Nora (4).
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Algunos momentos de las actividades del Grupo de Mujeres
En memoria de María Montes VERÓNICA AMAT
poesía
El Señor es tu Pastor nada te falta. Pasado el huracán de sogas ásperas y duras que hieren hallarás un alba de plenitud encendida su talud de calma alza un elevado puente donde el misterio ante ti se completa. El Señor es tu Pastor nada te falta. Me seguirá recordando el tacto de la palabra tu huella de fe en la esperanza de la resurrección que junto a mí quedó como sima transparente prendida a mis húmedas pupilas llena de misericordia. El señor es tu Pastor nada te falta. Sin ti la soledad se resiente replegándose en los recuerdos que me ilumina el alma. Esos pequeños sorbos que tomé de tu caudal son para mis pasos sandalias de agua que se mojan en el fuego de la palabra. Tu ausencia llevaré sobre el luto de estrellas donde su arremolinado brillo guarde para siempre mi oración. El Señor es tu Pastor nada te falta. Que la dulce mirada de Cristo lazo del Padre imante tu espíritu de paz y gozo.
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