Artículos de opinión Agua y derecho a la vida Enrique Uldemolins (Ecología y Desarrollo) Heraldo de Aragón 28/07/2008 Tema: Cooperación El agua es vida. Cuántas veces habremos escuchado o leído esta frase. Sin embargo, paradojas del quehacer humano, nos relacionamos con ella, la tratamos, como si fuera un recurso más, otro elemento de los muchos que la naturaleza y el ingenio humano nos proporcionan. Esta contradicción humana, luchas y conflictos milenarios en torno al agua, es antigua y ha perseguido a culturas y civilizaciones en su intento por adaptarse de la mejor manera posible a su entorno. La novedad actual radica en la escala de los problemas a los que hay que hacer frente. No por conocidos son menos sorprendentes los fríos datos que nos dibujan una situación de emergencia colectiva en la que uno de cada seis seres humanos no tienen garantizado el acceso a una fuente de agua limpia y segura; 2.000 millones de personas sufren cada año algún tipo de enfermedad relacionada con el agua y 3. 900 niños mueren diariamente por falta de un adecuado acceso al agua o al saneamiento... Se trata de una catástrofe cotidiana que peligrosamente se ha normalizado formando parte del estado usual de las cosas del mundo y que podría ser perfectamente evitable. Afirmamos la vida y paradójicamente la negamos a una parte estimable de nuestros congéneres, lo más pobres, hurtándoles el derecho a disponer de agua limpia para beber, comer, asearse... Si la Declaración Universal de Derechos Humanos afirma el derecho de todos los seres humanos a la vida, parece obvio que ese derecho debiera incluir también el derecho al agua. No obstante, este derecho se ve sistemáticamente conculcado en la medida en la que se niega o imposibilita el acceso libre al agua limpia a una parte importante de la población. Las violaciones de este derecho tienen formas diversas: la contaminación de ríos, fuentes y acuíferos en los que tradicionalmente se abastecían las poblaciones deja a éstas sin poder ejercer su derecho; la inexistencia de redes de distribución de agua limpia y accesible para las poblaciones más pobres de las grandes ciudades de los países en desarrollo, dificulta su vida hasta límites insostenibles; los precios inaccesibles para sectores importantes de un país condenan a mucha gente a un sobreesfuerzo económico injusto; la falta de inversión en infraestructuras en el medio rural en una gran parte del mundo perpetúa el despilfarro, obliga a las mujeres y niños a dedicar una parte importante de su tiempo a acarrear agua, mientras persisten enfermedades y riesgos asociados al consumo de agua en malas condiciones higiénicas... El reconocimiento del derecho al agua como un derecho humano no asegura en absoluto la solución de los problemas y el fin de la catástrofe humanitaria a la que nos hemos referido. Pero con toda seguridad, hará más fácil que los gobiernos de cada país y la comunidad internacional intensifiquen sus esfuerzos por resolver las carencias que aquejan a uno de cada seis habitantes de la Tierra. Admitir el derecho humano al agua va más allá de constatar que estamos en presencia de una necesidad básica que puede satisfacerse mediante los mecanismos de mercado. Si el agua es vida, no puede aplicarse en este ámbito la estricta lógica del mercado. Los riesgos para la existencia misma de la sociedad son evidentes.
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MARIA CECILIA VILLEGAS17/03/2018 00:05h
El Gobierno peruano ha anunciado que destinará S/4,000 millones de soles en proyectos de agua y saneamiento durante este año. El objetivo es lograr que el 100% de la población urbana y el 85% de la rural estén atendidos.El agua es el recurso más escaso del mundo y es
considerada por el Banco Mundial como una prioridad para lograr acabar con la pobreza para 2030. El Objetivo para el Desarrollo Sostenible número 6 busca garantizar la disponibilidad de agua y saneamiento para todos. Sin embargo, en Perú, 10 millones 360 mil personas aún no tienen acceso a agua potable.La falta de acceso a agua potable y servicios de saneamiento es uno de los principales factores que contribuyen al retraso del crecimiento de los niños. La desnutrición y la anemia tienen un impacto negativo en el desarrollo cerebral de los niños En nuestro país, 6 millones 249 mil peruanos utilizan una letrina o pozo séptico. Mientras que 2 millones 838 mil no cuentan con ningún tipo de servicio de saneamiento. Quienes no tienen acceso a agua por red pública pagan hasta 10 veces más que quienes viven en una zona residencial. Una persona en San Isidro consume 24 veces más agua al día que un habitante de las zonas populares El Perú tiene la mayor disponibilidad de agua per cápita de Latinoamérica y, sin embargo, no hemos logrado que todos los peruanos tengan acceso a ella. Porque no hemos priorizado las inversiones necesarias. De acuerdo con un estudio de la Universidad del Pacífico, se necesita invertir más de 12 mil millones de dólares hasta 2021 para lograr cerrar la brecha de infraestructura existente. La decisión del Gobierno de invertir 4 mil millones es un primer paso. Sin embargo, la disponibilidad de los recursos no es suficiente. El Perú enfrenta limitada capacidad de gestión pública en todos sus niveles de gobierno, que incluye debilidades en los procesos de planeamiento, presupuesto, inversión y compras públicas, así como en la gestión de los recursos humanos y monitoreo del gasto público. ¿Cómo podemos asegurar una correcta priorización de proyectos? En el pasado, nuestros gobernantes prefirieron realizar inversiones plagadas de corrupción que beneficiaban exclusivamente a las empresas ganadoras en desmedro del Estado y de los ciudadanos. ¿Quién nos asegura que no ocurrirá lo mismo? La transparencia en la priorización, adjudicación y gestión de los proyectos es absolutamente necesaria.
https://peru21.pe/opinion/agua-desarrollo-399848