Apuntes De Clases De Pensamiento Complejo.pdf

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UNIVERSIDAD DE VALPARAÍSO INSTITUTO DE SOCIOLOGÍA ESCUELA DE SOCIOLOGÍA

FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO COMPLEJO (APUNTES DE CLASES)

PADDY AHUMADA GALLARDO 2014

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FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO COMPLEJO 1. INTRODUCCIÓN Cualquier texto que pretenda “fundamentar” algo corre el riesgo de ser demasiado general, superficial, aburrido, o de intentar sumergirse y bucear en profundidades tales que lo escrito más bien puede oscurecer y confundir al estimado alumno o estimada alumna, que ayudarle a comprender los caminos y meandros que sugiere el autor para que entienda de qué va el relato. Y el relato que le presentaré apunta a ayudarle a pensar de una manera distinta a la que está usted acostumbrado o acostumbrada. Trataré que con éste no exista ninguno de los dos extremos mencionados, aburrido o complicado, en la pretensión de divulgar el conjunto de aportes más importantes y significativos entregados a fines del siglo XX recién pasado, relacionados con la urgente necesidad de cambiar nuestra forma de pensar científica, según nos enseñaron Galileo, Bacon, Descartes, Laplace y varios otros, hace ya más de 360 años para construir conocimiento, conocer la realidad e interpretarla, a otra basada en el pensamiento complejo, cuyas bases epistemológicas, aún en construcción, tienen poco más de 50 años, pero que sugieren un pensar más riguroso, rico, profundo y amplio para conocer el mundo que nos rodea…y tratar de cambiarlo a mejor. La propuesta de René Descartes, fue realmente revolucionaria en su tiempo, al pretender superar la manera especulativa religiosa de pensar el universo y sus problemas, en el contexto de las sociedades medievales existentes hasta esos tiempos, a una manera racional, objetiva y demostrable. Sus ideas las

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publicó en la primera mitad del siglo XVI, en su versión inicial, el año 1628, denominándolas Reglas para la dirección de la mente. Después, el año 1637, hizo pública una elaboración más detallada, en su Discurso del método, (cuyo nombre completo era Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias). Pensando en la algarabía que harían los teólogos de la época, sostenedores del poder religioso, y las consecuentes acusaciones de herejía que llevaban normalmente a la cárcel o a la hoguera, por el poder secular, aliado estrecho del anterior, Descartes, siendo francés, publicó su obra en Holanda y de manera anónima. Y para tratar de que la dura mano de la Inquisición no le cogiera por el cuello, como había ocurrido poco antes con Galileo, señaló que su libro trataba sólo de un “discurso”, o sea de palabras, conversaciones que no iban más allá de puras habladurías… La separación y antagonismos de los países europeos de ese tiempo, como producto de la llamada reforma protestante del siglo XVI, y que había dividido el continente en países que seguían bajo la tutela papal y otros que no, ayudaron bastante a la aceptación en estos últimos países, particularmente en Inglaterra, de las propuestas cartesianas y a su expansión, divulgación y uso para el desarrollo y avance de los conocimientos científicos y tecnológicos en todas las áreas de la reflexión humana. Esto coincidía, además, con el brote de las primeras semillas del sistema capitalista y que estaban desarrollándose en ese país. No olvide usted que durante el siglo XVI, siglo de grandes descubrimientos territoriales, empezó el desarrollo en Inglaterra del capitalismo como alternativa económica al feudalismo y su gremialismo, iniciándose una profunda revolución cultural, ideológica y de pensamiento acerca del funcionamiento de la sociedad.

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No es de extrañar entonces que las bases del pensamiento científico propuestas por Galileo, Bacon, Descartes y otros pensadores de esos tiempos, le vinieron como anillo al dedo al nuevo sistema socioeconómico, iniciándose así una situación que vive y sobrevive hasta nuestros días: la estrecha alianza entre el desarrollo de la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas en todos los ámbitos, y el desarrollo y expansión del sistema capitalista y su proyección en el sistema educacional. Es necesario también señalar aquí el hecho de que al fortalecimiento, expansión y dominación del capitalismo, a partir del siglo XVII, como ideología asumida, aceptada y obedecida por las mayorías explotadas, ayudó de manera significativa la religión, en particular la protestante, aunque la católica y otras expresiones religiosas no les quedaron muy atrás. Los análisis respecto de la relación capitalismo/religión son muchos y variados y pueden estudiarse desde múltiples puntos de vista, por lo que no será tema de este texto. Baste decir que el concepto de que “la religión es el opio del pueblo” expresado por Carlos Marx, para señalar cómo la religión impide o debilita la lucha por la libertad de las grandes mayorías, habría que añadir que el pensamiento científico tradicional ha sido el abono para el desarrollo del frondoso árbol del capitalismo, cuyos rizomas se extienden por todo el planeta. El pensamiento científico tradicional basado en los principios de la racionalidad, la objetividad, la disyunción, la verificación, la predicción, la trascendencia, el análisis y la síntesis, la causa seguida de un efecto, se transformó, para el capitalismo, en un poder objetivo que determina no sólo la existencia y la reflexión de cada persona hasta sus zonas más íntimas, sino que trocea la realidad, la departamentaliza, la divide en islas de conocimientos desligados entre sí, impidiendo de este modo una visión holística que observe, investigue, piense los fenómenos en su amplia y permanente interacción e

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interrelación con otros, incluidos los éticos y los morales. Es así como logra el capitalismo hacer racional y justificar, apoyado en el pensamiento científico tradicional, sus intereses particulares como intereses generales; hace asumir como obvia la diferencia entre los grupos humanos, considerando unos como superiores a otros; trocea los espacios terrenales según sus intereses; divide las áreas de investigación impulsando aquellas más acordes a sus necesidades, especialmente las militares; separa “los de arriba” de “los de abajo”; y fomentar la pasividad, a través de sus medios de comunicación masivos, para la aceptación acrítica de argumentos, la traslación de los problemas reales del aquí y ahora, a un futuro incierto, donde las soluciones dependerán de cómo funcione el mercado. La coincidencia histórica existente entre el nacimiento y potente desarrollo posterior del sistema capitalista, abonado por el pensamiento científico tradicional y sus consecuencias tecnológicas, ha sido escasamente investigada, analizada y reflexionada hasta el día de hoy. Y no sólo eso. Tal como en los tiempos de Descartes, las nuevas y revolucionarias propuestas epistemológicas, que fundamentan otra manera de pensar y construir conocimiento, y que ya hace más de medio siglo han empezado a ser entregadas a la comunidad científica, en general han sido ignoradas, acalladas, invisibilizadas, no discutidas e incluso desprestigiadas, porque nuevamente, tal como hiciera Descartes en su tiempo, se trata de propuestas que abren caminos innovadores, que entregan perspectivas de cambios profundos, no sólo en la manera de investigar y conocer las múltiples realidades que nos rodean, sino en las posibilidades concretas para intentar modificar aquellas realidades que nos molestan, que nos aplastan, que consideramos injustas e inhumanas, como por ejemplo el sistema capitalista,

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pero que se nutren precisamente del pensamiento lineal que impregna a la sociedad, sin que se reflexione sobre el hecho de que ese tipo de pensamiento, tal como demostraremos en este texto, introduce el error y la ilusión en la mente humana, llevando a la mayoría a aceptar situaciones injustas, porque una gran parte de ciudadanos de a pie está convencida de que se trata de situaciones que creen estar obligados a asumir, no criticar, no proponer alternativas, ya que corresponden “a la realidad”, “a la voluntad divina”, “a la imposibilidad de hacer nada”, “a la despolitización masiva” y a otros argumentos igual de erróneos que la mayoría es incapaz de percibir como tales. A un nivel más elevado de reflexiones, la comunidad científica acostumbrada a pensar cartesianamente, rechaza el pensamiento complejo señalando entre otras cuestiones que socava la legitimidad de nuestro pensamiento científico, al poner en cuestión tanto nuestras certezas en lo que ya sabemos, como el rigor en la manera como hemos llegado a los actuales conocimientos del mundo que nos rodea y, lo que es peor, impide la posibilidad de seguir construyendo un conocimiento acabado de nuestro entorno, dado que ese tipo de pensamiento instala como elementos centrales de su desarrollo la incertidumbre, el caos, lo incierto, lo emergente, lo autoorganizativo, lo probabilístico, lo no causal, lo interrelacionado, en definitiva declara y demuestra la imposibilidad de la existencia de leyes inmutables, armónicas, con vigencia espacio-temporal suficientemente amplia como para aceptarlas como universales, permanentes, invariables, tal como declara la ciencia basada en los principios de René Descartes e Isaac Newton, asumidos por la comunidad científica y por supuesto por los defensores del capitalismo. Este texto, necesariamente breve y sintético, pretende explicar de la manera más pedagógica posible, lo que es el pensamiento complejo y las enormes potencialidades de investigación y nuevos

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conocimientos que abre a la Humanidad para pensar de otra forma las múltiples realidades existentes y, sobre todo, para disponer de un instrumento de reflexión potente que nos permita pensar con la máxima claridad posible la problemática social y las soluciones posibles y factibles. Para su elaboración he resumido los nuevos descubrimientos y teorías, en particular aquellos provenientes de las ciencias naturales y la matemática, además de aportes metodológicos esenciales para lo construcción de este tipo de pensamiento, propuestos por múltiples pensadores, como por ejemplo Edgar Morin y su metodología para construir pensamiento complejo; Ilya Prigogine e Isabelle Stengers con sus propuestas acerca de la “nueva ciencia”; los desarrollos conceptuales de Humberto Maturana y Francisco Varela, que construyeron una teoría explicativa de los procesos de aprendizaje social del ser humano, basada en la necesidad de transformarnos en seres autoconscientes, es decir, capaces de comprender tanto nuestro entorno como a nosotros mismos desde nuestra consciencia, la cual es consecuencia inmediata de la forma compleja como recibe, procesa y organiza el cerebro la información que recibe tanto desde el interior del cuerpo como del exterior, sea que estemos en estado de vigilia o de sueño. Se entregan además, en breves pinceladas, los aportes fundamentales de varios otros pensadores, tanto del pasado como contemporáneos, que nos han ayudado a construir las nuevas y superiores perspectivas que abre el pensamiento complejo. El texto se organiza en tres capítulos. En el Capítulo I presentamos un resumen de los aspectos centrales del desarrollo histórico del pensamiento humano, centrándonos sólo en aquellos relacionados directamente con las raíces de lo que después, en el mundo occidental y cristiano, se denominó “pensamiento científico”, cuya vigencia continúa hasta nuestros días.

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HASTA ACÁ LLEGUÉ El Capítulo II entrega una detallada relación crítica de las bases conceptuales y organizacionales del pensamiento tradicional, o simple, o lineal, o cartesiano, que son las múltiples acepciones que posee nuestro modo de pensar, investigar, construir conocimiento, en suma el aprehender la realidad del mundo que nos rodea, según nos han enseñado y se sigue enseñando en todos los niveles del sistema educacional tradicional, a niños y jóvenes. Concluye este segundo Capítulo con una breve síntesis de las interrelaciones e interinfluencias recíprocas entre el pensamiento científico lineal o cartesiano y el modelo económico, político, social y cultural capitalista. Finalmente, en el Capítulo III desarrollo algunos de los más importantes temas que, en la historia de la ciencia occidental, han llamado profundamente la atención a los investigadores dado que esos temas no sólo han contradicho gran parte de lo afirmado antes en cuanto al comportamiento del universo, sino que tampoco han podido ser explicados en el marco de los conocimientos científicos basados en el pensamiento científico tradicional, naciendo así la urgente necesidad de empezar a pensar de otra manera. Son los temas que, como describiremos luego, han echado las bases fundamentales para la creación de un ámbito de reflexión distinto: el pensar de modo complejo, construyendo una forma de reflexión superior a la cartesiana y, por supuesto, a aquella que nos tiene acostumbrados el sistema educacional dominante hoy en la humanidad. Cordialmente invito a usted a empezar a caminar, pensando y construyendo nueva ciencia por las rutas que abre el pensamiento complejo, preparándose, al mismo tiempo, para ayudar a construir otro modelo de relaciones sociales, culturales, económicas y políticas humanas, superiores a las actuales. En síntesis, a

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superar el capitalismo como sistema económico, social, político y cultural, por otro a construir desde otras bases epistemológicas más exactas y potentes.

EL AUTOR

CAPÍTULO I ANTECEDENTES DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO 1.1.

DESARROLLO DE NUESTRA COMPRENSIÓN DEL MUNDO

Desde que el ser humano adquirió esa maravillosa cualidad de pensar, ha tratado de explicarse el mundo que le rodea. Es curioso que el desarrollo histórico e ideológico de las formas de pensar y comprender el universo por parte de las sociedades, han sido semejantes al desarrollo de la forma de pensar y de la aparición sistemática de las ideas en la vida de cualquiera de nosotros, desde que nacemos hasta que morimos. Así, en nuestros primeros años de vida, entendemos nuestro entorno de manera mágica, no racional, simplificando situaciones que para la mente infantil son complicadas. No distinguimos claramente entre lo real y lo ficticio, creyendo firmemente en la existencia de personajes fantásticos, como el viejo pascuero, el hada madrina o los personajes de los dibujos animados, además de otros que nos asustan en la oscuridad o nos

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dan esperanza de que nos salvarán de quienes nos amenazan. De la infancia a la niñez empezamos a salir de ese mundo mágico, intentando encontrar respuestas a las nuevas y múltiples preguntas que nos hacemos, tratando de afirmar nuestras personalidades enfrentadas a las complicaciones de un entorno que va más allá de nuestros padres y familiares inmediatos. Empezamos a salir a conquistar el mundo, despojándonos al mismo tiempo del mundo mágico que impregnaba nuestra mente. Así empezamos lentamente a racionalizar, siendo ya capaces del manejo numérico, de establecer hábitos alimenticios, de empezar a comprender a los demás, en suma, iniciamos el conocimiento de nuestra ubicación en el mundo. Los cambios hormonales que permiten el florecimiento de lo sexual y las nuevas realidades que debe enfrentar un adolescente, le hacen empezar a cuestionar su entorno familiar, a conocer nuevas experiencias de vida, a sufrir presiones, exigencias de todo tipo, como también a generarle anhelos de libertad, de autosuficiencia, combinados con incertidumbres de futuro. Así, el desarrollo de su pensamiento oscila de lo abstracto a lo concreto y viceversa, adaptándose progresivamente y mejor al entorno social. Muchas personas, a partir de esta etapa, pasan directamente a la madurez y se conforman con disponer de un conjunto de ideas invariables que apuntan sólo a la solución de sus problemas concretos inmediatos, lo que les supone comprender la realidad de forma parcial y unilateral. Son quienes no alcanzan a desarrollar más del 2% de las capacidades de sus cerebros… Incluso algunos no llegan al 0,5%, y siguen pensando el mundo de manera mágica, primitiva, donde son los dioses y las vírgenes quienes deciden sus destinos...

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Otras personas, en cambio, viven siempre intentando explicar y explicarse el universo y/o la vida, ampliando y profundizando de modo permanente sus conocimientos. Son personas que llegan a utilizar el 10% de sus capacidades cerebrales, porcentaje que, según los expertos en neurociencia, es lo máximo posible de ser utilizado conscientemente. El desarrollo del uso de las capacidades del cerebro depende de muchos factores, la mayoría de los cuales no son controlados por el individuo, pues corresponden a los estímulos recibidos desde que es gestado, pasando por los primeros años de vida. También al nivel socioeconómico de la familia, al amor o desamor conque ha sido criado, a la calidad de la educación que recibe de su familia, escuela, amigos, y al tipo de herencia genética recibida. Todo lo anterior es lo que organiza y fortalece, o también debilita, nuestras posibilidades de construir un mayor o un menor numero de circuitos neuronales en nuestro cerebro, con mejor o peor calidad, de mayor o menor complejidad, de mínima o máxima riqueza para el desarrollo de nuestras percepciones, experiencias, capacidades de reflexión y conocimientos necesarios para ubicarnos, comprender, asumir o no asumir el mundo que nos rodea. 1.2.

LA COMPRENSIÓN PRIMITIVA Y MÁGICA DEL MUNDO

Coincidentemente con las fases descritas del desarrollo del entendimiento del mundo que hace cada uno de nosotros, la sociedad humana ha vivido también, claro que en miles de años, diferentes fases que empiezan con modos de pensar primitivos y mágicos y concluyen, en el caso de nuestra civilización occidental y cristiana, con el pensamiento científico. En el pensamiento primitivo, por ejemplo respecto a la creación del mundo, hay numerosas tradiciones y

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relatos que reflejan ese tipo de ideas en el ser humano, acerca tanto de la naturaleza y sus expresiones, como de las relaciones ser humano/naturaleza, ser humano/dios, dios/dios. Veamos algunos ejemplos de lo se pensaba antiguamente (y no muy antiguamente) respecto de la creación del universo. 12

Las primeras tribus semitas, nómadas pastorales, (árabes, arameos, judíos, etíopes) se consideraban todas descendientes de Sem, el hijo mayor de Noé y sus narraciones respecto de la creación del mundo, conocidas hartos siglos antes de Cristo, se han transmitido hasta ahora, primero de forma oral y luego escritas. La Biblia, que las recoge en parte, es uno de los libros que describe esos relatos, a los que muchos dan, incluso hoy día, un origen divino. Por ejemplo, el siguiente párrafo: 1. En el principio crió Dios los cielos y la tierra. 2. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz de las aguas. 3. Y dijo Dios: sea la luz, y fue la luz. 4. Y vio Dios que la luz era buena, y apartó Dios la luz de las tinieblas… y así sucesivamente 1 En América Latina, la mitología de nuestras tribus originarias entrega también hermosos relatos acerca de la creación del mundo. El escritor y periodista uruguayo, Eduardo Galeano, (1940 - ) hizo un interesante, entretenido y muy bien escrito recuento de

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Libro Primero de Moisés. El Génesis. Capítulo 1. Cabe señalar que la Biblia, en su versión actual, tal como lo demuestran investigaciones efectuadas a partir de los hallazgos en Qumram, cerca del Mar Muerto, es un compendio de historias transmitidas oralmente entre tribus semitas primitivas, que se empezaron a escribir unos diez siglos antes de Cristo. ¿???

ellos, todos relacionados con la memoria primitiva de los pueblos latinoamericanos. Así, en su libro Memorias del fuego, Tomo I. Los nacimientos, 2nos señala, respecto de la creación lo siguiente La mujer y el hombre soñaban que Dios los estaba soñando. Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio. Los indios makiritare 3 saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento. La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio; y Dios, soñando, los creaba, y cantando decía: “Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira. Durante siglos, en las sociedades primitivas de cazadores y recolectores, la interpretación de los fenómenos naturales fue ingenua, supersticiosa, basada en prejuicios y percepciones subjetivas. Es la

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Galeano, Eduardo (2000) Memorias del fuego. DOLMEN Ediciones S.A. Santiago. Chile Aborígenes que viven en la zona del Orinoco, Venezuela.

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etapa del pensamiento primitivo, donde el ser humano asume qué cosas puede hacer y cuáles no, ya que piensa en la existencia de seres muy poderosos y temibles, que provocan fenómenos como los truenos, relámpagos, terremotos, inundaciones, cuando se enojan. Fue el miedo, la fantasía, la perplejidad ante lo incomprensible lo que hizo nacer, en los cerebros de estas personas, esos misteriosos entes todopoderosos, fantásticos, extraordinarios, responsables de todos los fenómenos incomprensibles para esas sociedades, como para los individuos que las conformaban. Era así como el ser humano primitivo personificaba sus miedos, haciéndolos aceptables, al mismo tiempo que se ponía bajo el poder de estos dioses controladores de fenómenos que no comprendía. Luego del pensamiento primitivo se desarrolló en la humanidad el pensamiento mágico, que podemos considerar superior al primitivo, por llevar en su seno el futuro desarrollo del pensamiento abstracto. Hacemos una distinción entre ambos pensamientos, no sólo por la anterior afirmación sino porque con el pensamiento mágico el ser humano trata de ir de la impotencia al intento de dominio. Es el punto de inicio de una de las raíces de la megalomanía humana basada en la voluntad del individuo de dominar poderes superiores, o sentirse directo heredero o hijo de la divinidad para, de este modo, conseguir beneficios para su persona y los suyos. Este intento de enfrentar las fuerzas, los poderes de los dioses, este esfuerzo por dominar el miedo, es un avance extraordinario desde el punto de vista del manejo de conceptos en el cerebro humano para encarar lo desconocido y también, hay que decirlo, para dominar sobre los demás seres humanos. A partir de este avance, que se relaciona además con nuevas formas de organización humana, más

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sedentarias y que empiezan a ser estructuradas por jerarquías, surgen quienes son aceptados como las personas que efectivamente son capaces de enfrentar o dialogar con esos poderes sobrenaturales, cosa que cualquiera no puede hacer puesto que tienen que ser individuos muy especiales de la tribu, con suficientes conocimientos, imaginación y sobretodo astucia como para ser percibidos como superiores al resto. Se les llamó chamán, hechicero, hechicera, brujo o bruja, sacerdote o sacerdotisa, pastor o pastora. Son seres humanos a los que se les asigna la capacidad de relacionarse con estas fuerzas del bien y del mal, hablar con ellas, rogarles que accedan a proteger su familia, clan, tribu o pueblo. Son ellos la representación de los primeros grupos minoritarios que empezaron a dominar al resto mayoritario de sus semejantes. ¿Cómo aparecieron estos personajes? Seguramente que en algún momento, un miembro de la tribu, persona tal vez más inteligente y observadora que el resto, se paró frente a todos y exclamó “Yo soy quien habla con los dioses, puesto que he soñado y ellos me han dado las siguientes señales…” Las describe de modo imaginativo y el resto, de mentalidad simple, ingenua, le cree y le acepta como puente entre la tribu y los dioses. Sobre todo si acierta en alguna de sus profecías. No piense usted que lo anterior solo pudo ocurrir hace miles de años atrás, en épocas primitivas, cuando la gente era muy ignorante… En Chile, durante la dictadura militar de Pinochet, el año 1983, en una ciudad de la Región de Valparaíso, Peñablanca, un adolescente llamado Miguel Ángel Poblete aseguró a la prensa de la época que había visto una aparición de la Virgen María en un cerro del lugar y que le había hablado, entregándole mensajes. Los mensajes tenían cierta coherencia con el miedo social reinante

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en esa época, producto del terror de Estado impuesto por la dictadura mediante desapariciones, torturas, violaciones y asesinatos. Este hecho dio origen a que miles de creyentes católicos empezaran a peregrinar para solicitar favores a la “Virgen de Peñablanca”, tratando al mismo tiempo de presenciar alguna aparición de ésta. Hasta buses de la Armada de Chile fueron puestos a disposición de los creyentes para llegar al lugar. Lo curioso de todo esto fue que los mensajes que la Virgen entregaba a Miguel Angel además de ser todos tremendamente parciales y favorables a la dictadura militar, se entremezclaban con otros bastante irracionales como por ejemplo “la señora dice que tenemos una hora para ir a comer”, o “la señora dice que podemos ir a mear”… o “la Virgen quiere que comamos tierra”. Como las apariciones de la Virgen eran, según Miguel Ángel, cada vez más frecuentes, cinco expertos teólogos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso hicieron una investigación de los hechos, llegando a la conclusión que se trataba de un montaje… (adivine usted de quienes). El ejemplo anterior muestra cómo, hasta nuestros días, las personas ignorantes o ingenuas son inducidas a pensar en hechos misteriosos, sobrenaturales, que van más allá de la humana comprensión, con la finalidad de llevarles a aceptar cuestiones irracionales y apoyar causas que favorecen intereses generalmente ocultos. Sin embargo, esta pretensión de algunos de seguir induciendo a pensar en ese tipo de cuestiones, derivadas de lo que ellos llaman “voluntad divina”, continúa impertérrita hasta nuestros días, incluso a nivel universitario.

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En la revista The Clinic, del 13 de septiembre de 2012, aparece un artículo donde se informa que en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, se había realizado el seminario El origen de las especies en la tierra ¿Evolución o Diseño Inteligente?, donde, en forma solapada se utilizaba un escenario de excelencia, como es el universitario, para debatir acerca del carácter divino del desarrollo de las especies, postura defendida por la Sociedad Bíblica Chilena y el grupo Evangelístico Los del Camino, convocantes del seminario. La idea de estos promotores era simple. Se trataba de discutir dos teorías, ambas con bases rigurosamente científicas, según ellos, una, la Teoría de la Evolución por Selección Natural de Darwin, que ha resistido más de 150 años de minuciosos escrutinios, controversias y discrepancias, y la otra, el Diseño Inteligente, DI, que atribuyendo carácter divino a hechos existentes en los pocos rincones del conocimiento donde la ciencia aún no llega, o no tiene una posición claramente definida (ej. el nacimiento del Universo), les permite argumentar desde un punto de vista “también científico”, la existencia de un ente superior que ha hecho el diseño. Se trata de un engaño muy bien pensado para convencernos de que la ciencia también asume la existencia de fenómenos aún no bien comprendidos, cuya única explicación posible, dicen, es la existencia de un “diseñador” llamado Dios. Cabe señalar que en los EEUU la hipótesis del Diseño Inteligente ha sido refutada en un juicio federal en Dover, donde la corte decidió que el

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DI es una forma de religión y no tiene nada que ver con la ciencia. En Chile, en cambio, ningún tribunal se ha pronunciado al respecto. La forma como se ejerce el poder terrenal necesita de un rito o celebración organizada, donde los intermediarios entre la gente común y los dioses pueden invocar a estos últimos, interesarlos en las miserias humanas y pedirles que sus poderes las alivien. Además del rito es necesaria la existencia de un lugar específico, un momento determinado donde este se realiza y una parafernalia concreta. Es decir, todo rito sagrado tiene su espacio, tiempo y parafernalia específica donde el chamán, bruja o sacerdote hace su tarea de contactarse con los dioses, mientras el auditorio bisbisea sus plegarias. 1.3.

NACE EL PENSAMIENTO RELIGIOSO

Del pensamiento mágico nace después el pensamiento religioso, apoyado en una estructura, una organización específica y una jerarquía rígida. Esto ayudó de modo significativo al fortalecimiento de la organización política basada en estructuras piramidales, las que llevaron a la construcción de imperios, reinos y feudos. Así nacieron las estrechas alianzas entre lo religioso y lo secular, las iglesias y los reinos, donde lo mágico está depositado en los sacerdotes y lo secular en el emperador, rey o señor feudal. El espacio del rito religioso es una iglesia o templo determinado, estando la forma y el cuándo se realiza el rito perfectamente descrita y prefijada. Por su parte, el espacio del rito secular es la respectiva corte donde se repite no sólo la estructura y la simbología de la iglesia, sino que también el temor a dios, encarnado aquí por el rey o emperador. Una, fomentando el miedo al infierno, y el otro, dando los tormentos y castigos físicos a los descreídos. Habiéndose establecido y desarrollado esa alianza en el tiempo, era necesario establecer con rigor, fuerza y crueldad, mecanismos que permitiesen al pueblo llano y

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analfabeto, seguir pensando que el poder de los reyes provenía directamente de los dioses, por lo que desobedecerles o criticarles a ellos o a la iglesia era criticar a Dios, por lo que merecían ser severamente castigados. Un mecanismo de dominación primitiva fue mantener al bajo pueblo en la ignorancia del no saber leer ni escribir, haciendo imposible que pudieran pensar por sí mismos, ni mucho menos rebelarse o tratar de cambiar su situación de extrema pobreza y dominación. Al contrario. Tal como nos cuenta por ejemplo la historia de Portugal o de España, fue esa misma ignorancia la que ayudaba a los curas del siglo XIX y de mediados del XX a fanatizarlos para oponerse, en el primer país, a las ideas liberales del rey Pedro IV y, en el segundo, a las ideas progresistas de la República. Otro mecanismo, muy eficaz en la Europa católica, fue la Santa Inquisición, nacida en 1184 en el sur de Francia, para combatir a los herejes cátaros, que tuvieron la poca delicadeza de predicar el ascetismo y la vida alejada de placeres mundanos, cuestiones todas que a los obispos de ese tiempo les parecieron inaceptables y que pecaban contra la voluntad divina. En 1249 la Inquisición tuvo rango estatal, cuando se instaló en el reino de Aragón, España, ampliando bastante su poder y capacidad de represión. El año 1478, al unirse Castilla y Aragón, pasó a denominarse Inquisición Española, la que extendió sus poderosos brazos hacia América Latina hasta los años de inicio de la independencia de los países del continente. Otras naciones, como Portugal (en 1536) e Italia (en 1542) también pusieron en marcha sus propias inquisiciones. La simbiosis entre el poder religioso y el secular, brazo armado del anterior, fue durante siglos el fundamento de la permanencia y fortalecimiento de las estructuras de dominación de las elites, tanto religiosas como seculares, sobre el pueblo llano, tratando de mantener

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ambas sus respectivas autonomías para la defensa de sus intereses particulares. Es de esta manera que a partir del siglo X en Europa se fortalecerá el absolutismo, sirviendo como catalizador la creencia de que la majestad real había sido entregada directamente por dios a los antepasados del monarca (aunque a veces no estaba muy claro el origen de esos antepasados) y de la existencia soberana de un solo representante de Dios en la tierra, el Papa. Por supuesto que esa estrecha relación entre el poder laico y el religioso no siempre fue fácil ni armónica, cuestión natural entre los seres humanos, entre los cuales siempre aparecen intereses contrapuestos, ambiciones no declaradas, o expectativas no satisfechas. Y la iglesia católica nunca ha sido inmune a esta problemática. Veamos lo que nos cuenta el escritor francés Maurice Druon, en su entretenida e instructiva obra “Los reyes malditos”. 4 Dice Druon que a la muerte del Papa Clemente V, en 1314, estando la sede central de la iglesia católica no en Roma, como hoy, sino en Avignon, Francia, el Cónclave (del latín cum clavis o bajo llave) de cardenales se demoró dos años en juntarse. ¿El motivo? La imposibilidad de llegar a acuerdo entre ellos respecto de si había que elegir un Papa que apoyase los intereses de Francia, manteniendo la sede en Avignon, o elegir otro que postulara trasladar la sede a Roma, lo que les alejaba de la directa presencia e influencia de los reyes franceses. Los cardenales, cuya mayoría se inclinaba por un Papa pro Roma, se llevaron durante esos dos años haciendo maniobras para no reunirse, como

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Druon, Maurice (2008) Los reyes malditos. Tomo IV La ley de los varones. Editorial Zeta. Barcelona. España.

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por ejemplo desaparecer de sus respectivas diócesis cuando llegaban los mensajeros reales solicitando el cónclave; pretextando enfermedades; alegando dificultades de traslado y otras razones por el estilo. Hastiado con esta actitud cardenalicia, el Regente de Francia, Felipe de Poitiers, después coronado como Felipe VI, hizo una invitación que ellos no pudieron rechazar: se les convocó a los funerales de Luis X, recién fallecido, los que se iban a realizar en el convento de Lyon, llamado iglesia de los Jacobinos, una de las más hermosas de su tiempo y también la más fortificada. Y lo más interesante para ellos, luego de la ceremonia fúnebre habría gran cantidad de manjares delicados, vino y regalos para tan altas dignidades. Los cardenales vieron en esa invitación y lugar un lógico homenaje rendido a sus altos cargos. Así fue que llegaron a la iglesia de los Jacobinos los veinticuatro cardenales de la Santa Iglesia Católica. Claro que no iban solos, sino cada uno acompañado de un amplio séquito de capellanes, pajes, secretarios, criados y portadores de antorchas, lo que significó reunir unas quinientas personas en un espacio no diseñado para contener a tantos. El pretexto del funeral de Luis X, sirvió además a las altas dignidades de la iglesia católica de ese tiempo, que hacía ya dos años que no se juntaban, para intercambiar noticias, rumores, comentarios, chistes, observaciones de mal gusto de otro colega, en fin, lo normal en un encuentro de altos ejecutivos. De pronto… ¡Oh, milagro!... Estando ellos en la iglesia y antes de empezar la ceremonia la luz del sol desapareció de las ventanas, oscureciéndose

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el interior del templo, lo que produjo un silencio inicial de asombro, para que enseguida los cardenales, lentamente al inicio y luego cada vez con mayor fuerza e indignación, empezaran a gritar, reclamar, protestar, patalear, al darse cuenta de que gruesas paredes, hechas con gran prisa pero también con gran solidez, cerraban puertas y ventanas del lugar. Las órdenes del conde de Poitiers habían sido cumplidas con diligencia y rapidez, quedando los cardenales encerrados, exceptuando una sola puerta que no se había tapiado por completo, pero donde asomaban decenas de lanzas aceradas sostenidas firmemente por las manos de los soldados del conde. Súbitamente las armas se separaron y el conde de Forez, representante del de Poitiers, seguido de otros nobles, todos ellos vestidos con corazas y armas de guerra, entraron a la iglesia. Para qué comentar la de injurias y groserías con que los encerrados les recibieron. Ellos, impasibles. Luego de que los cardenales y sus acompañantes se cansaran de gritar insultos, se alzó fuerte y sonora la voz del conde de Forez, llegando hasta el último rincón de la iglesia, diciéndoles que por orden del regente de Francia no iban a salir del encierro hasta que se pusieran de acuerdo y de una vez por todas eligiesen Papa. Añadió también que sólo se autorizaba la presencia allí de los cardenales, más un capellán y dos pajes o clérigos a elección. Todo el resto debía salir de inmediato del recinto. Dicho esto, se dio media vuelta y se retiró. Momentos después sólo quedaban en la iglesia de los Jacobinos poco menos de un centenar de hombres, encerrados allí hasta que los veinticuatro cardenales no eligieran Papa. Como un gesto amistoso, para que estuviesen más

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cómodos, el conde de Forez ordenó a los soldados que tirasen algunos sacos de pasto seco, con el fin de que los prelados más poderosos de ese tiempo pudiesen dormir sobre algo cómodo… También les llevaron algunas bacinicas y jarros llenos de agua. Finalmente ordenó terminar de tapiar la única puerta que aún estaba abierta, dejándole a media altura un pequeño hueco cuadrado para pasarles alimentos, pero que por donde no podía colarse un hombre. Para mayor seguridad aún, dispuso dos círculos de soldados alrededor del edificio, uno mirando hacia los vidrios de las altas ventanas de la iglesia y el otro vigilando los caminos que llegaban desde la ciudad. Más de un mes después, y luego de muchas dudas, cavilaciones y compromisos recíprocos, agobiados por las duras condiciones de vida que llevaban, el 7 de agosto de 1316, los cardenales eligieron por unanimidad, al que parecía (más bien simulaba) ser el más débil, enfermizo y a las puertas de la muerte: el cardenal Duéze, hijo de un zapatero y que estaba conforme con que el papado siguiese en Avignon, quien con el nombre de Juan XXII fue Papa de la Iglesia católica durante… 18 años. Este Papa murió el 4 de diciembre de 1334, unos dicen que asesinado por un marido celoso que lo sorprendió en la cama con su mujer y otros, porque le dio un ataque al corazón en pleno acto sexual… La acción de uno o varios dioses en la creación y acción del mundo que nos rodea, base del pensamiento primitivo, mágico y religioso, ha sido refutado de modo permanente por incrédulos, agnósticos, ateos, o inconformistas que han existido siempre, aunque con tremendas dificultades y peligros para exponer sus ideas, en particular en regímenes teocráticos como los

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descrito antes, o en dictaduras militares o de cualquier otro tipo. Un tema no menor a tomar en cuenta en todos estos fenómenos sociales, políticos y culturales desarrollados bajo la dominación especial del pensamiento religioso, en particular el occidental y cristiano, es el rol asignado a la mujer, la cual, a partir de las disquisiciones de los teólogos respecto de los contenidos de la Biblia, era la responsable de la perdición de Adán y, por ende, de que el hombre hubiese sido expulsado del paraíso terrenal. A esta conceptualización se añadió más o menos a partir del siglo VII, la caza y condenación de mujeres que practicaban la hechicería, artes diabólicas y antinaturales como por ejemplo conjurar la lluvia, hacer el mal a los vecinos, comer niños y hacer reuniones de trabajo con Satanás (aquelarres) entre otras acciones no menores. Fue así como en toda Europa central, en particular Alemania, Austria, Suiza, Polonia, España, Italia y Portugal, el ejercicio eclesial de torturar, acusar y condenar (el quemar era privilegio del poder secular) mujeres acusadas de brujería, muchas veces por vecinos despechados o simples venganzas, se hizo muy popular. La tesis de los teólogos para el fomento y desarrollo de esta práctica era que la brujería, en especial la practicada por mujeres, tenía directa relación con las conspiraciones del demonio para destruir la cristiandad y sobretodo a la iglesia católica. Dichos teólogos se decían expertos en “ciencia de las brujas” y fomentaban con mucha dedicación la histeria colectiva contra lo demoníaco. La base “científica” de sus elucubraciones provenía especialmente del Antiguo Testamento, a partir de afirmaciones como No sereis agoreros ni adivinareis (Levítico, Capítulo 19 Versículo 26); A Jehová tu Dios temerás, a él servirás, a él te allegarás y por su nombre

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jurarás (Deuteronomio,Capítulo 10, versículo 20); A la hechicera no dejarás que viva (Éxodo. Capítulo 22, versículo 18). Como es de advertir, fundamentos serios y rigurosos, sobretodo siendo la palabra de Dios, no faltaban. Es importante señalar que también en el Levítico, capítulo 18, versículo 22 se anota:No te echarás con varón como con mujer: es abominación. Más adelante, en Corintios, Capitulo 6, versículos 9 y 10 la Biblia señala: ¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios?. No erréis, que ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones…heredarán el reino de Dios. Otro fundamento teológico, ahora para repudiar a las personas homosexuales. Es fundamental que usted siempre tenga presente que han sido fuentes bíblicas como las señaladas (y otras posible de señalar desde el Corán u otros textos religiosos) las que han permitido fundamentar a los teólogos de ayer y de hoy sus argumentos, lanzados urbi et orbi, satanizando y por lo tanto rechazando y discriminando determinados grupos sociales según sea su ideología, su género, orientación sexual, color, origen social y un largo etcétera. Construcciones teológicas que, lamentablemente, aún persisten en nuestros días y que impiden a las mujeres católicas ser sacerdotisas, a los homosexuales reconocerles sus derechos para constituir una familia, a los negros y morenos pensarlos como inferiores, y al diferente discriminarlo o simplemente asesinarlo, como sucede actualmente en el mundo musulmán.. Aclaremos una cosa. En el pasado realizar brujería no se consideraba patrimonio exclusivo de las mujeres. También fueron quemados hombres. Sin embargo, para los teólogos de ese tiempo, era más factible que fuesen mujeres las practicantes dado que estaban más

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inclinadas al pecado y eran más sensibles a los susurros del demonio. La cosa llegó a tal extremo que el año 1486, dos inquisidores dominicos, Heinrich Kramer y Jacob Sprenger, publicaron un tratado, El martillo de las brujas, donde fundamentaron no sólo la existencia real de brujas y brujos, sino que alargaron sus reflexiones para señalar que no creer en brujas era un delito equivalente a la herejía, con lo cual la vida de los incrédulos acrecentó sus riesgos. Otra aclaración. Todo lo anterior no es exclusividad de la iglesia católica, puesto que luteranos, anglicanos, puritanos, judíos, musulmanes, iglesias orientales, etcétera, todos sumaron planteamientos teológicos que repudiaban y repudian a los herejes, construyendo las respectivas herramientas para castigarles hasta el día de hoy. Con el inicio del siglo XII, el trabajo sistemático de la Inquisición Católica en defensa de la fe, una especie de CNI de esos años, buscando y cazando practicantes de brujería se aumentó de tal manera que cifras conservadoras estiman en unas 110.000 las personas acusadas de ese tipo de prácticas, siendo unas 60.000 las condenadas a muerte, en especial mediante la hoguera. Las profundas huellas de las ideas mágicas y religiosas, además de sus acciones represivas, aún subsisten entre nosotros, siendo África y América del Sur, las zonas donde todavía se cree firmemente en la existencia y poderes de brujos, brujas y brujerías… Finalmente, es interesante recordar que uno de los pioneros del concepto de un dios único fue Abraham el Judíoquien se transformó así en la única figura bíblica responsable tanto del respeto de las tres más grandes religiones monoteístas: cristiana, judía e islámica, como de los odios que se han generado entre ellas, como producto de las interpretaciones que los respectivos expertos teólogos de esas religiones han hecho después de los escritos de Abraham, confirmándose el

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dicho aquel de que los cuidados de los sacristanes normalmente matan al señor cura. HASTA ACÁ LLEGUÉ 1.4.

CONCEPTUALIZACIONES CULTURAS

EN

OTRAS

Todo lo resumido hasta aquí se relaciona con el desarrollo individual y social del pensamiento occidental y cristiano, desde sus orígenes. Pero en el planeta se han desarrollado, en otras zonas de éste, maneras y lógicas distintas para pensar el mundo que nos rodea. Por ejemplo, en el mundo asiático tanto su percepción de la naturaleza como del ser humano en ella, es diferente a la desarrollada por la civilización europea y posteriormente trasladada e impuesta a fines del siglo XV en América. Para acercarnos a la comprensión del pensamiento oriental, sirve la lectura de las Analectasde Confucio y del Libro del Tao.Las Analectas, tal como sucedió con la Biblia, fueron escritas por varios discípulos de Confucio, conocido éste en China como Kong Fu Zi, (551 – 479 AC) quienes plasmaron en ese libro las enseñanzas de su maestro y los principios básicos en que basó su filosofía: honestidad, lealtad, rectitud y piedad filial. Las Analectas ejercieron una profunda influencia moral y religiosa en la sociedad china, influyendo también en otros lugares, como Japón, Viet Nam y Corea. Para el confucianismo el ser humano debe estar en permanente armonía con el Cosmos, para lo cual es esencial el auto perfeccionamiento a través de la introspección y el estudio. Esto le permite, además, el desarrollo de actitudes positivas hacia los demás. En cuanto al Libro del Tao escrito por Lao Tsé(¿Siglo VI AC? ¿siglo IV AC?)) se trata de una obra filosófica, que

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recoge un gran conjunto de afirmaciones sobre la naturaleza, el universo, el ser humano, la religión, las prácticas del buen gobierno, las propiedades del Tao, para determinar cuál es el “orden natural” de las cosas y qué tipo de vida debe llevar el ser humano para mejorar su existencia y avanzar hacia su perfeccionamiento. Se han hecho traducciones del Tao a muchos idiomas, pero dada su complejidad (y la del idioma chino) muchas de ellas son contradictorias entre sí e inconsistentes. Muchos piensan que Lao Tsé y Confucio fueron contemporáneos, aunque del primero aún se discute su existencia histórica. Lo importante de ambos y de la tremenda influencia que sobre la mentalidad oriental han ejercido, es su conceptualización respecto de la necesidad de fortalecer la armonía entre el ser humano y la naturaleza (armónica por definición); del aceptar el continuo movimiento, flujo y cambio de las cosas; el culto a los antepasados y a la familia y, tal vez la más grande diferencia respecto al pensamiento occidental y cristiano: la existencia de pares opuestos pero que se interrelacionan dialécticamente (bien/mal, ser/no-ser, moral/amoral, superior/inferior, egoísmo/generosidad, etc.) Durante unos dos mil años el confucianismo fue no sólo religión oficial en China, siendo parte de los estudios escolares de ese país, sino que el conocimiento de las Analectas era fundamental para aprobar los exámenes imperiales que todo funcionario de la corte debía realizar antes de entrar a formar parte de ella. ¿Ha llegado hasta nosotros alguna influencia de las religiones orientales? Sí que ha llegado. Aún más, han aparecido hábiles emprendedores que habiendo encontrado en dichas religiones, según dicen, el amor universal, la hermandad con minerales, plantas y animales, la paz interior, han sido también capaces de instalar sus negocios de sanación a sus hermanos bípedos consistentes en ungüentos, flores de Bach,

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cursillos para aprender a relajarse, libros, folletos, páginas web, todo destinado a curar angustias, miedos, dolores, stress, sobreexplotación laboral, en fin, poder ser capaz de enfrentar cualquier sufrimiento humano… a muy bajo precio. Súmese a lo anterior la proliferación de grupos de meditación, comunidades, asociaciones, encuentros, reuniones, con el fin de retroalimentar entre los crédulos las buenas nuevas surgidas en religiones de las cuales no tienen ni idea acerca de sus historias, desarrollos ni planteamientos de fondo, demostrando de esta manera que en pleno siglo XXI, siglo bautizado como siglo del conocimiento avanzado, aún persiste en abundancia la ilusión, la ignorancia, la idiotez, la fe del carbonero, la despreocupación por reflexionar por sí mismo, en suma, las condiciones objetivas para que muchos sigan siendo conformistas, resignados, desconcertados, equivocados y escasamente dispuestos a luchar por cambiar lo que no les gusta… 1.5.

DIFERENCIA ENTRE MÁGICO Y RELIGIOSO

PENSAMIENTO

La diferencia central del pensamiento mágico con el pensamiento religioso es, por una parte, que en éste último no existen múltiples dioses, sino sólo uno, a lo más acompañado de ángeles, vírgenes y profetas por un lado y al frente un demonio, con sus respectivos subordinados y, por otra, la estructura altamente centralizada, conservadora y piramidal en el ejercicio del poder y la toma de decisiones, que caracteriza a la organización religiosa y a su correlato la social. Su aparición coincide en el tiempo con el surgimiento de estructuras sociales altamente centralizadas, con un poder omnímodo del soberano sobre los demás, y con una masa de súbditos sumidos en la ignorancia y la credulidad. Es así como se instaló la idea de que es un solo Dios el responsable de aquellos fenómenos que no comprende

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el vulgo y aunque el intermediario, el sacerdote o pastor, sigue existiendo entre el pueblo y el ente superior, hay otra cuestión también importante: la existencia de una sólida (aunque arcaica) base doctrinaria escrita, que sólo puede ser interpretada, explicada y aplicada por el sacerdote, pastor o chamán, cuyo objetivo central es llevar al creyente por la buena senda, e impedir que caiga en el pecado. En especial aquel de la crítica, la incredulidad o simplemente el rechazo de cualquier autoridad en cuya gestación no ha participado… Las múltiples argumentaciones racionales que algunos intelectuales hacen, tratando de señalar, caracterizar y demostrar la existencia de ilusiones, errores y falacias que se mantienen y retroalimentan a través de la fe religiosa, son generalmente ocultadas, escondidas, sin darles mayor espacio en los medios de comunicación masivos, o simplemente tergiversadas por éstos, todo ello siendo coherente con el hecho de que los dueños de tales medios, en su mayoría, son también beneficiarios del statu quo dominante y les interesa mantenerlo vía el control de la generación y divulgación de este tipo de ideología, la que normalmente se apoya en el miedo al futuro incierto. Sólo a título de ejemplo, veamos dos argumentos contrarios a la fe religiosa.. El primero es de dos físicos, Stephen Hawking y Leonard Mlodinow, quienes han escrito un libro, El gran diseño, donde en forma amena y muy didáctica demuestran que para la ciencia actual no es necesario pensar en un Dios o ser sobrenatural como creador de lo existente, pues lo ocurrido hace millones de años es consecuencia absolutamente lógica y coherente de las leyes de la física, tal como hoy son conocidas y desarrolladas. 5

5

Hawking, Stephen & Mlodinow, Leonard. (2010) El gran diseño. Ed. CRÍTICA S. L. Barcelona. España.

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El otro es una frase de Albert Eistein, citada por un gran y riguroso divulgador del ateísmo, Richard Dawkins:6 “No intento imaginar un Dios personal, es suficiente sentir un gran respeto hacia la estructura del mundo, en tanto que permite que nuestros inadecuados sentidos la aprecien”. En su libro El espejismo de dios, Dawkins fundamenta el por qué ser ateo es una aspiración realista y, además, valiente y espléndida, en tanto en cuanto usted esté dispuesto a pensar por sí mismo, a dejar de lado los prejuicios sociales, familiares e históricos y, sobretodo, a estar dispuesto a pensar, analizar, reflexionar de manera rigurosa acerca de la o las hipótesis de la existencia de un ser superior llamado Dios. Si usted es religioso o religiosa, lo más probable es que su religión sea la de sus padres. Así, si nació en Chile, será católico o canuto. Pero si hubiese nacido en Israel, sería judío, musulman en Palestina, hindú en la India y así sucesivamente. Los diez capítulos del libro explican, desde distintos ángulos, la necesidad de pensar, comprender y disponer de un conocimiento lo más cercano y apropiado que sea posible de la belleza, magnificencia y complejidad del mundo que nos rodea, dejando de lado las religiones, dado los errores e ilusiones conque ellas impregnan nuestra mente, como verdaderos antifaces que nos impiden ver la realidad objetiva.

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Dawkins, Richard (2010) El espejismo de dios. Editorial Espasa. Madrid. España

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En su labor paciente y rigurosa de construcción de reflexiones que fundamentan el ateísmo, Richard Dawkins está perfectamente consciente de los peligros que corre y del rechazo visceral que especialmente en los EEUU, dice, existe contra los ateos (semejante al que existe contra los homosexuales). Su explicación es que ellos no están masivamente organizados, (pese a que, según estadísticas internacionales, hay unos 1.200 millones de ateos en el planeta) y sí lo están católicos, protestantes, judíos, etcétera. Los anteriores no se organizan, entre otras razones, porque ateos, homosexuales y otras minorías sociales, son reacios “a salir a la luz”. Hoy día el pensamiento religioso se sustenta en la fey el secular en la razón. Pero el llegar a esta separación no ha sido fácil puesto que ambas formas de pensar han estado íntimamente mezcladas durante siglos, pese a que Aristóteles y la escuela griega fueron quienes, a partir del siglo IV A.C. había fundamentado las bases conceptuales de la separación entre ambos modos de pensar el universo. Pese a ello, y con mucha sabiduría, la iglesia católica, en el medioevo y a través de sus teólogos más brillantes, fue capaz de construir argumentos que, basados en Aristóteles…demostraban la existencia de Dios, argumentos que duran hasta este siglo XXI. 1.6.

LA FORMACIÓN DE LAS CIVILIZACIONES

El desarrollo del pensamiento humano va a tener una influencia decisiva en la formación de las llamadas "civilizaciones", ya que la manera de entender el mundo va a ser un elemento aglutinador que determinará el fortalecimiento y la mantención de la coherencia interna y los signos de identidad de los grupos, pueblos o civilizaciones.

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De aquí la necesidad, para las elites gobernantes, de mantener invariables las concepciones que permitían sostener sus posiciones, poderes y jerarquías y el control de sus pueblos. En este contexto, incluyendo nuestra época, cualquier idea o pensamiento nuevo o simplemente distinto, para el grupo dominante es una amenaza si no favorece sus intereses, y trata de acallarlo por las buenas o por las malas. Pese a las dificultades, el ser humano, en el transcurrir de los siglos, y en la medida que su cerebro se ha ido desarrollando y evolucionando, aumentando la riqueza de sus conexiones neuronales, generando nuevas ideas, pensando el universo de modo más preciso, siempre ha conseguido mejorar sus formas de pensar, de imaginar, de soñar en un mundo mejor. Lo demuestran las huellas que ha dejado en los espacios y tiempos que ha vivido. Del paleolítico o edad de piedra (período estimado desde hace unos 2,5 millones de años hasta unos 10.000 años antes de Cristo) conocemos los dibujos pintados en cavernas. También sabemos de los datos numéricos grabados en piedras, huesos o tablillas de arcilla de pueblos del neolítico (8.000 años A. C. hasta unos 2.000 años A. C.) como aquellos de la cultura mesopotámica, desarrollada en el Oriente Próximo, entre los ríos Tigris y Eufrates. Ellos dejaron registradas observaciones astronómicas, descripción de sustancias químicas, de enfermedades, etcétera. El desarrollo de la denominada Cultura Clásica entre años 1.400 A. C. al 400 D. C., en la antigua Grecia, fue determinante en la aparición de una nueva forma de pensar e interpretar la realidad a partir del pensamiento lógico (logos = razón) especulativo, de tremenda influencia, como ya comentamos, en el pensamiento occidental y cristiano. Heráclito, Sócrates, Platón, Aristóteles, fueron los pensadores esenciales en el desarrollo de este pensamiento.

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Surge el pensamiento lógico desde pueblos que inician e impulsan una reflexión más rigurosa, como los griegos, pero también desde las necesidades de quienes comerciaban entre las ciudades de ese tiempo, inicialmente por tierra y luego por mar, comprendiendo, en este último caso que para navegar la seguridad era mucho mayor si eran capaces de conocer el comportamiento del clima, de los vientos, de las mareas, de la solidez del barco y la orientación de las estrellas, que el orar y confiar en la buena o mala voluntad de los dioses marinos, sirenas y demás seres míticos. Otro aspecto esencial también fue la invención de sistemas de escritura, con los respectivos alfabetos y mecanismos para fijar en piedra, madera o arcilla, lo que se quería informar, en especial los precios de cada mercancía y el control de gastos y beneficios. Reiteremos que fue en la antigua Grecia, desde el pensamiento lógico especulativose instalaron las bases de lo que vendría a ser, siglos después, en nuestra cultura, el desarrollo del pensamiento racional científico, que asigna sólo a la mente humana la capacidad de describir, entender e interpretar los fenómenos que se dan en la naturaleza. Para que mejor comprenda el salto cualitativo de un tipo de pensamiento mágico a otro lógico especulativo, lea los dos ejemplos siguientes de este último:  Todas las cosas son, pero son de diferente forma  Todos los seres vivos coincidimos en que somos seres vivos Hoy pueden parecer afirmaciones ingenuas, pero supusieron un gran avance respecto del tipo de reflexión del pensamiento religioso y secular de la época, que achacaba todo a la palabra y voluntad divina, siempre explicada por sus servidores humanos.

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Se inició de este modo el proceso intelectual de desmitificación y superación, impulsado por muchos pensadores, con avances y largos períodos de retrocesos, del pensamiento mágico religioso dominante. Algunos intelectuales de esos primeros tiempos de desarrollo del pensamiento lógico especulativo se atrevieron a plantear osadas afirmaciones que naturalmente enfurecían a los religiosos de la época. Por ejemplo Hipócrates de Cos (s. IV A.C. al s. V A.C. Fechas indeterminadas) decía: …Los hombres creen que la epilepsia es de origen divino simplemente porque no la entienden, pero si llamamos divino a todo lo que no entienden, entonces las cosas divinas serían infinitas. O esta otra de Jenófanes de Colofón (570 a 475 A. C.) …Si los perros pensaran en dioses, estos serían como perros, si los caballos creyeran en dioses éstos serían como caballos. Por eso los dioses de los hombres son como hombres. El pensamiento especulativo lógico griego es llamado deductivo especulativo, porque estaba apoyado en la observación directa del comportamiento de las cosas y fenómenos, entregando explicaciones coherentes con lo esencial de dichos comportamientos, pero sin mayor demostración del argumento entregado. Heráclito de Éfeso (535 – 484 A.C.) señaló que la base de todo lo que sucede en el universo es el cambio, el que mantiene un proceso continuo de nacimiento, desarrollo y muerte de las cosas y seres vivos. Como metáfora explicativa utilizó el fuego, como elemento que siemre se está moviendo. Fue uno de los primeros filósofos occidentales que señaló que es la

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contradicción entre dos opuestos lo que está en el origen de todo cambio. Sócrates (470 – 399 A.C.) es también considerado otro de los grandes filósofos de la antigua Grecia. Fue un permanente inconformista que se opuso de modo sistemático a la ignorancia no sólo de la baja plebe, sino que también de quienes se auto declaraban filósofos, pensadores, magistrados o sabios gobernantes. Pese a que mantuvo siempre una posición de extrema humildad (“sólo sé que nada sé”) su creación central, la mayéutica, le permitió mantener acalorados debates con los intelectuales y gobernantes de su época, develando mediante el método de preguntas que hacía y respuestas que recibía, las contradicciones, la mala fe, la ignorancia o percepciones simplemente equivocadas de sus interlocutores. Lo que siempre trató de hacer mediante la mayéutica fue la construcción de conocimientos sólidos a partir de la revisión rigurosa de los que ya tenían sus oyentes. Muy molestas las autoridades de ese tiempo por la labor pedagógica de Sócrates, la que minaba las bases de sustentación del poder de las élites, fue juzgado y condenado a muerte mediante el envenenamiento por cicuta, el año 399 A. C. Platón (427 – 347 A.C.) discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, utilizó la mayéutica para elaborar y desarrollar sus ideas filosóficas, escribiendo numerosos textos, donde uno de los interrogadores es, precisamente, su maestro Sócrates, para reflexionar sobre múltiples temas, como fueron por ejemplo, lenguaje y realidad; la virtud como conocimiento perfectamente adquirible; la naturaleza divina del alma, desarrollando un interesante método psicológico para pensar sobre ella; una amplia y profunda teoría sobre las ideas y su construcción; reflexiones sobre la importancia del amor; una elaboración de un Estado ideal y su organización; una teoría de la educación, y

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varias otras temáticas importantes que todavía, en nuestros días, son reflexionadas y reelaboradas por los filósofos contemporáneos, tomando como punto de partida lo señalado por Platón. Una de sus propuestas centrales fue la contraposición entre la realidad formada por seres con deficiencias, incompletos, cambiantes (nosotros y el mundo que nos rodea) y el universo de las ideas, que para el filósofo estaba hecho por unos seres perfectos y autónomos que él denominó ideas, de carácter superior, inmutable y perfecto. La posterior idea cristiana de Dios y todos los fundamentos ontológicos del idealismo tienen esta base platónica. Aristóteles (384 al 322 A.C.) que también hemos mencionado como uno de los intelectuales fundamentales para entender el pensamiento desarrollado en esa época, planteó que todas las cosas están constituidas por cuatro elementos esenciales: fuego, agua, tierra y aire. Lo que pesa cualquier otra cosa depende de la proporción que contenga de cada uno de estos elementos. Además, el peso determina siempre el estado de movimiento “natural” de cada cosa: caen los más pesados, compuestos principalmente por agua y tierra, y vuelan hacia arriba los más livianos, como por ejemplo el humo, cuyos principales componentes son el fuego y el aire. El término actual más próximo al concepto aristotélico de movimiento es cambio, ya este intelectual definió movimiento como el paso de la potencia al acto, o como diríamos hoy, el cambio o variación de lo que existe en forma potencial a la acción concreta. Aristóteles planteó como principio la existencia de una ciencia que explica cosas que están fuera del ser humano, contradiciendo a Platón que negaba esta existencia. Para el pensamiento aristotélico el conocimiento se adquiere mediante los sentidos, que vienen a ser los “mensajeros” de la realidad externa a la persona. A partir de ellos es que el entendimiento

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aprehende conocimientos universales, que son ciertos y evidentes. Luego, del conocimiento de las cosas particulares y sensibles, se sube al conocimiento de las cosas generales e inmateriales, hasta llegar al conocimiento del espíritu y de Dios. Aunque los primeros doctores de la iglesia católica rechazaron a Aristóteles porque daba demasiada importancia al razonamiento y a los sentidos, muchos de ellos, como Anatolio de Laodisea, San Jerónimo, San Agustín de Hipona (354 al 430 D.C.) sí que se inspiraron en su “vía hacia la ciencia” para hacer sus respectivas construcciones teológicas basadas en la fe. Pero no piense que la influencia de Aristóteles fue asumida por la iglesia en su totalidad y sin que alegaran en contra sus detractores. Nada de eso. Dada la condición humana de la iglesia católica, siempre ha existido en su seno grupos de cardenales que piensan de una manera, defendiendo sus poderes y privilegios y otros que piensan de otra forma, para defender privilegios y poderes distintos. Es una situación que genera permanentes avances y retrocesos en la construcción de sus propios mensajes al pueblo creyente. Y el pobre Aristóteles no quedó fuera de esa regla. Así, el Concilio de Paris de 1210 ordenó quemar sus libros, prohibiéndose su lectura so pena de excomunión. Sin embargo, el año 1215 se levantó en parte dicha prohibición, permitiéndose la enseñanza de la lógica o dialéctica de Aristóteles en vez de la de San Agustin …pero nuevamente en 1231 el Papa Gregorio IX prohibió la enseñanza de la física y metafísica de Aristóteles hasta que se hubiesen revistos, releídos y corregidos “lo erróneo” que planteaban respecto de la fe en dios, corrección que después hicieron Alberto el Grande y Santo Tomás de Aquino, permitiendo de nuevo la lectura, sin miedo a ser considerado hereje, de las propuestas de aquel pensador.

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Tome en cuenta usted que históricamente toda iglesia, y en el mundo occidental y cristiano la católica y la protestante, siempre han combatido cualquier germen de pensamiento díscolo que demostrara o simplemente mostrara realidades que contradicen sus propuestas teológicas. Ha sido una política permanente de más de veinte siglos, que ha traído más de un sufrimiento y dolor a muchos pueblos, minorías sociales y pensadores avanzados. Para finalizar este Capítulo quisiera relatarle la siguiente escena, adaptada de la excelente novela de la escritora mexicana Elena Poniatowska “La piel del cielo”, para explicar el tipo de razonamiento dominante en las altas jerarquías católicas a fines de la Edad Media, para no aceptar los avances del conocimiento humano:7 Cuenta la historia que cuando Galileo Galilei (1564 – 1642) construyó su primer telescopio y pudo observar el movimiento de las lunas de Saturno, corrió agitado a la casa del cardenal romano Cesare Cremononi, que además era un matemático famoso, y en ella se desarrolló el siguiente diálogo: Galileo:

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…¡Monseñor…monseñor!... ¡Tengo la prueba que demuestra que Aristóteles estaba equivocado!... él decía que el universo estaba inmóvil y no es verdad… ¡por favor, monseñor!... ¡Venga a mirar a través de mi telescopio cómo se mueven las lunas de Saturno!...

Poniatowska, Elena (2001) La piel del cielo. Editorial Alfaguara S.A. España.

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Cremononi: Mira, querido Galileo, la ciencia de este mundo terrenal se ha construido sobre los sólidos pilares que nos legó la sabiduría de Aristóteles. Hace dos mil años ya que los hombres viven y mueren con la creencia que nuestra Tierra, donde bajó, vivió y murió por nosotros el hijo de Dios nuestro señor Jesucristo, es el centro del universo y el hombre, su amo, hecho a imagen y semejanza de Dios. Galileo:

Pero, monseñor…si yo no estoy negando eso; lo único que quiero demostrarle es que el universo está en movimiento…

Cremononi: ¡Calla hijo mío!... a nosotros Dios nos hizo a su imagen y semejanza; luego Dios nos regaló el cristianismo, cuya filosofía ha ido mucho más allá que la de Aristóteles, pues la ha perfeccionado y espiritualizado… Yo he gastado mi vida a su servicio y ello me ha traído paz y felicidad. Galileo:

Perdón, monseñor, yo lo único que deseo es que usted mire por mi telescopio y vea la belleza del universo en movimiento…

Cremononi: Hijo mío…, soy un hombre viejo…, un sacerdote que durante toda su vida ha predicado en lo que cree firmemente…, me queda muy poco tiempo de vida…¿Por qué vienes a destruir mi fe en todo lo que amo? ¿Por qué deseas envenenar el

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resto de la poca vida que me queda con dudas, vacilaciones y conflictos? Galileo:

Pero…la verdad, monseñor…la verdad…¿no significa nada para usted?

Cremononi: ¡No!...¡Esa es TU verdad, no la mía!...¡Déjame en paz!... Muy coherente este cardenal, si pensamos que la doctrina católica siempre ha exigido creer, acatar y aceptar sólo una verdad, aquella que define el Papa en conversaciones directas con Dios y que, en esos tiempos, era para Cremononi y todos los católicos, la teoría geocéntrica.

CAPÍTULO II DESARROLLO DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO 2.1. BASES EPISTEMOLÓGICAS DEL PENSAMIENTO RACIONAL Cansados del pensamiento especulativo teológico, el físico italiano Galileo Galilei (1564 – 1642) y el filósofo inglés Francis Bacon (1561 – 1626), echaron las bases del pensamiento racional, con el fin investigar,

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comprender y describir los fenómenos naturales de manera objetiva, rigurosa y no especulativa. Uno en Italia y el otro en Inglaterra hicieron esfuerzos monumentales para que las sociedades de su tiempo superasen el modo de reflexión especulativo dominante en el Medioevo, heredadas de Aristóteles y de la escolástica cristiana. Para ello propusieron como metodología para la reflexión y la acción investigativa la concreción de los siguientes pasos: a) Identificar claramente el problema que se quiere estudiar. b) Proponer una conjetura razonable que lo explique, es decir, plantear una hipótesis que entregue una respuesta posible. c) Deducir todas las posibles consecuencias de dicha hipótesis. d) Realizar experimentos que pongan a prueba la hipótesis. e) Comparar la hipótesis con los resultados concretos del experimento. Estos pasos, fueron discutidos, criticados, rechazados por los teólogos de ese tiempo quienes a Galileo, ciudadano italiano, la Inquisición de Roma lo sometió a proceso por herejía, amenazándole de ser quemado en la hoguera si no se retractaba de las conclusiones que obtuvo de sus trabajos de investigación astronómica, en los que había utilizado telescopios de su propia fabricación para demostrar que la tierra giraba alrededor del sol (idea heliocéntrica) y que el concepto geocéntrico, que según los teólogos estaba descrito en la Biblia, era falso. De nada le valieron sus explicaciones. O rechazaba lo que había afirmado o se iría directo a la hoguera para purificar su alma. Puesto en ese trance, Galileo se desdijo, aunque algunos admiradores, para defenderlo, señalan que al desdecirse exclamó ¡eppur si muove…!, cuestión por supuesto no confirmada, porque seguramente lo dijo

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tan bajito que inquisidores…

nadie

lo

escuchó,

menos

los

El inglés Francis Bacon, que llegó a ser canciller de Inglaterra, tuvo mucha mejor suerte ya que sus propuestas para pensar de manera científica fueron en general bien recibidas, en un país ya bastante alejado de la influencia de Roma, cuyo feudalismo empezaba lentamente a decrecer y dejar el paso a los brotes de capitalismo. Los cinco pasos que hemos señalado tuvieron una enorme influencia para ordenar los debates acerca de la verdad y falsedad de las afirmaciones que hacían los intelectuales de la época. Fueron, en definitiva, las bases del pensamiento científico que comenzó a desarrollarse con fuerza creciente a contar del siglo XVII, o sea, un siglo después de que fueran enunciados. 2.2. EL APORTE CARTESIANO René Descartes (1596 – 1650) pensador profundo y avanzado de su época, fue uno de los más importantes entre quienes entregaron bases filosóficas iniciales a lo que hoy conocemos como pensamiento científico superador del racional definido por Galileo y Bacon a principios del siglo XVII. El pensamiento cartesiano floreció especialmente en los siglos XVIII y XIX, muy complementado por la física newtoniana, alcanzando su influencia hasta nuestros días. Cuatro fueron las bases propuestas por Descartes: 1. La existencia en el Universo del orden como principio organizador divino. Del orden es posible deducir leyes deterministas (Newton), expresables en ecuaciones sencillas, donde el tiempo es una flecha que viaja desde el pasado, cruza el presente

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y se dirige al futuro, todo lo cual nos permite prever el desarrollo futuro de cualquier fenómeno de la naturaleza. 2. El principio de la disyunción, o separación o desunión, planteado por Descartes en su Discurso del Método, y que consiste en dividir todo problema complicado en elementos más simples, análisis y luego construir una síntesis que permita comprender el conjunto de la problemática en estudio. Este principio ha tenido una influencia decisiva en la manera como la ciencia occidental y cristiana ha organizado el proceso de conocer el Universo: la especialización en áreas específicas, sin vasos comunicantes entre ellas. En efecto, si observamos la realidad científica actual, veremos una enorme pradera, dividida en dos grandes trozos: uno llamado “ciencias naturales y matemática” y otro “ciencias sociales”. En cada trozo, a su vez, existe una multitud de cotos multicolores y cerrados con altas e impenetrables vallas; donde los humanos que viven en cada coto viven y hablan en su especiliadad, pero… ¡cada coto aparece subdividido en sub-cotos o disciplinas especializadas! configurando un verdadero mosaico de fragmentos del saber. Es un principio y práctica fundamental para la existencia del capitalismo hasta hoy día. Más de alguien piensa que en las dos bases antes descritas, se reflejan antiguas creencias religiosas que Descartes, como hombre de su época y lugar, mantenía arraigadas, a pesar de sus esfuerzos para racionalizar su pensamiento. Así, la idea de orden como principio unificador del Universo, aparece especialmente desarrollado en El Génesis de la Biblia, y el concepto de separación, disyunción, como método para facilitar soluciones de problemas complicados, está descrito en el Capítulo II del Génesis, donde se describe la solución que Jehová dio a la pretensión de los hombres de construir una torre para llegar directamente al cielo: dividirlos a

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través de múltiples lenguajes, de modo que dejaran de entenderse unos con otros. Para superar esta situación, la propuesta cartesiana era de realizar el análisis(disyunción, separación) individualizando y focalizando cada parte de un problema mayor y a continuación hacer la síntesis, es decir, la reunión de los trozos para así lograr comprender bien el problema en estudio, obtener conclusiones y llegar a percibir objetivamente la belleza infinita del Universo. Sin embargo, siendo el par análisis/síntesis uno de los elementos centrales de la reflexión científica tradicional, ha sido la separación, el troceo, la disyunción, la división, la hiperespecialización, lo que ha desarrollado con más fuerza el pensamiento humano, especialmente a partir del nacimiento, fortalecimiento e instalación universal del capitalismo a contar del siglo XVII, sistema socioeconómico que se apoya precisamente en la fuerza que genera el troceo expresado en la división de clases, en la separación física de un grupo respecto de otro, en la segmentación del mercado, en la hiperespacialización intelectual y científica, en la disyunción valores éticos y morales versus valores financieros y económicos, etcétera. 3. El tercer razonamiento fundamental del pensamiento científico tradicional lo constituye el Principio de reducción a lo mensurable, que considera verdad “científica” sólo lo que es posible comprobar mediante el experimento medible, dejando de lado, como especulativa, cualquier explicación que no se pueda comprobar, en términos de verdad, error o semiverdad, mediante un experimento. 4. El cuarto corresponde al Principio de induccióndeducción, cuya lógica es su identificación con la racionalidad, de modo que toda reflexión en la que no interviene la razón es descartada en ciencia. En este principio se incluye el principio aristotélico de la identidad, que excluye lo contradictorio (ser excluye

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no-ser) fortaleciendo así las deducciones que se infieren a partir de un conjunto de premisas, pero también dejando fuera todo lo que es aleatorio, caótico o simplemente difuso, es decir, todo lo que puede debilitar el pensamiento lineal de causaefecto. Las cuatro bases que fundamentan el pensamiento cartesiano, han permanecido casi inalterables durante siglos. Ellas sirvieron de sólidos fundamentos para rechazar las oleadas de ignorancia masiva provenientes del pensamiento especulativo, fuese este laico o religioso, permitiendo así abrir numerosos espacios de conocimiento científico riguroso y de calidad. Descartes que, como ya dijimos, fue muy cauteloso para no caer en manos de la Inquisición, tuvo además especial preocupación por dar argumentos sólidos que establecieran la relación entre el cuerpo y el alma. Así fue como propuso la existencia de dos formas distintas de la realidad, dos sustancias: una es el pensamiento o alma y la otra es la extensión o “materia” o “cuerpo”. Este filósofo consideró que no podemos pensar nada como verdadero si no llegamos claramente a la conclusión de que lo es. Para conseguir esto, la metodología que propuso en El discurso del método de dividir un problema complejo en tantas partes parciales y simples como sea posible, se basaba en que siempre es posible empezar por las ideas más sencillas, analizarlas exhaustivamente, concluir en su verdad o falsedad, con el fin de ir, poco a poco, de lo más simple para llegar a lo más complicado que es el todo, haciendo constantes recuentos y controles para constatar que ninguna parte de éste se omite, y enseguida hacer la síntesis para obtener las respectivas conclusiones acerca del todo. La influencia de estas ideas en Europa y desde allí en el resto del mundo, todas coherentes como ya hemos

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expresado con el sistema socioeconómico capitalista, cuya burguesía rápidamente se apropió de la ciencia y la tecnología, ha sido tan grande que hasta el día de hoy consideramos “natural” el trocear la realidad para tratar de estudiarla y comprenderla mejor; o la división de los poderes del Estado para dirigirlo mejor; o trocear el universo para profundizar nuestros conocimientos, o el cuerpo humano para capacitar especialistas en pedazos de él con el fin de sanarlo, etcétera. Es así como se han construido, desarrollado y fortalecido, en un archipiélago, a partir del siglo XVII, una enorme cantidad de islotes de conocimiento, cada uno con sus respectivos especialistas, todos hablando un idioma particular y propio relacionado con las matemáticas, la física, la química, la biología, la literatura, la medicina, la sociología, la filosofía, la arquitectura, la... etcétera, etcétera. Y no sólo eso. Dentro de una misma disciplina, por ejemplo, la medicina, también hay troceo puesto que el cuerpo humano se divide en diferentes pedazos, asignándolos al odontólogo, neurólogo, cardiólogo, urólogo, dermatólogo, traumatólogo, … y varios logos más. O en sociología tenemos la sociología rural, urbana, de la pobreza, de la educación... En matemática están los especialistas en lógica, topología, estadística... En física la astronomía, física nuclear, óptica, mecánica cuántica… y así ad infinitum. Es evidente que el método cartesiano de reflexión, que se proyecta e influye todavía sobre la humanidad, ha producido avances muy grandes en el conocimiento del ser humano y su entorno, en particular durante los últimos cuatro siglos. René Descartes era un racionalista, es decir, una persona que confiaba en la razón, no en las emociones, para obtener conocimientos… y esto ha traído otra consecuencia añadida y es que durante siglos una parte esencial del ser humano, sus emociones, han sido arrinconadas en el sofá del psicólogo o del psiquiatra. El considerar las

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emociones en el pensar científico se consideraba distorsionador de las conclusiones a obtener. 2.3. DESARROLLO TECNOLOGÍA

DE

LA

CIENCIA

Y

LA

La escuela cartesiana, junto con la que vino después, la escuela empirista, que centra su atención en los sentidos, derivando de éstos la certeza o incertidumbre de los conocimientos, echaron las bases fundamentales de casi toda la metodología y desarrollo de laciencia y de la tecnología de los siglos XVII, XVIII, principalmente el XIX y parte del XX, hasta nuestros días. De esta manera las ciencias naturales aislaron y ordenaron los elementos químicos que forman todas las sustancias conocidas; descubrió unidades de materia cada vez más pequeñas, designándolas primero moléculas y luego átomos; describió y cuantificó las características esenciales de la materia: masa y energía; identificó planetas calculando con exactitud sus órbitas, estudió la composición de sustancias químicas; el comportamiento de los gases y, algo muy importante, echó las bases del desarrollo tecnológico como aplicación de los descubrimientos científicos. Isaac Newton (1642 – 1727) tenía ocho años de edad cuando murió Descartes, y su pensamiento estuvo siempre muy influenciado por las propuestas de éste, por lo que siempre intentó dar explicaciones sencillas a problemas muy difíciles de la época y que no tenían respuestas científicas. Así por ejemplo, para responder la interrogante de la caída de los cuerpos, no sólo dijo que cualquier objeto atrae a cualquier otro con una fuerza que aumenta mientras más grandes sean los objetos y que disminuye mientras mayor sea la distancia que les separa, sino que, además, esta atracción o gravitación era universal, o sea, válidas en cualquier parte de la creación, con lo cual generó otro gran escándalo entre los teólogos de ese tiempo,

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quienes argumentaban que las leyes del cielo eran de naturaleza distinta a las de la tierra. Newton echó las bases del llamado pensamiento científico materialista, por el que se entiende una forma de razonar que reduce todos los fenómenos de la naturaleza a magnitudes físicas concretas, posibles de medir en base a fórmulas matemáticas simples puesto que, se pensaba, la naturaleza siempre es simple en su funcionamiento. Era el rescate de las ideas de Demócrito (460 – 370 AC) para quien todas las cosas de la naturaleza estaban formadas por “átomos”, o partículas infinitesimales indivisibles, pero diferentes entre sí y que formaban todas las cosas del universo. Fue así como en la reflexión de los científicos naturales, el átomo llegó a ser el ente príncipe de las estructuras estudiadas de los objetos de la naturaleza. Resplandeció como el rey de los reyes, puro, indivisible, componente universal de líquidos, gases y sólidos. Por otra parte, todo movimiento de un cuerpo, fuera cual fuera su tamaño, era perfectamente descriptible en el espacio y en el tiempo según ecuaciones matemáticas precisas y que demostraban cada vez más la simplicidad de las leyes de la naturaleza. La física, reina de las ciencias durante el siglo XIX, disponía a fines de ese siglo de una batería de leyes, conceptos, magnitudes, que le permitía caracterizar, describir, explicar y prever el comportamiento de prácticamente cualquier cosa. El método consistente en descomponer en partes simples y realizar mediciones, permitía experimentar, manipular, reordenar y transformar el mundo de los objetos, sacar conclusiones y exponer nuevas teorías sin mayores dificultades. Todas las ciencias naturales hicieron lo mismo: estudiar sus objetos aislándolos, separándolos, descomponiéndolos en trozos más pequeños, explicándolos según las leyes generales a las que obedecían, a partir de los elementos más simples que lo componían.

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Las bases epistemológicas de la física también impregnaron el desarrollo de la química y la biología. Así por ejemplo, la biología centró su atención en lo que le era propio: primero el organismo viviente, para seguir después con la célula, hasta llegar a la molécula. Es así como la genética, una de sus ramas, ha llegado a aislar el genoma humano, identificando la secuencia ADN que lo forma, sus características esenciales y hoy día continúa investigando las relaciones causa/efecto que el ADN genera en el cuerpo del ser humano. 2.4. SOCIALES

DESARROLLO

DE

LAS

CIENCIAS

Veamos ahora qué ha ocurrido con las ciencias sociales. En la etapa de nacimiento y desarrollo de estas ciencias hubo una fuerte influencia de las concepciones epistemológicas y metodológicas de las ciencias naturales, intentando sacarse de encima el sambenito de que eran especulativas, es decir, no científicas, ya que en esos años era muy fuerte la influencia de la famosa frase achacada a Newton: “Ojo con mezclar la Física con la Metafísica…” queriendo tal vez recalcar la diferencia entre investigaciones basadas en el rigor de la demostración, de aquellas basadas en la especulación intelectual. En los primeros tiempos, quienes comenzaron el desarrollo de las ciencias sociales, muy influenciados por la física, imaginaron la sociedad humana como un sistema ordenado, compuesto de moléculas, los individuos, que actuaban según determinados intereses y características culturales, y cuyas consecuencias globales futuras eran perfectamente posibles de conocer antes de que ocurriesen. Fue así que nacieron los planteamientos, por ejemplo, del médico y filósofo francés Julien Offray de la Mettrie(1709 – 1751) quien escribió varios libros

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pensados según esa lógica, entre ellos “El hombre planta” y “El hombre máquina”, donde explicaba que así como las piernas tienen músculos para andar, el cerebro tiene “músculos” para pensar, haciendo una descripción totalmente mecanicista del cuerpo humano. Otro que entregó una reflexión que todavía hoy día algunos la consideran válida, fue el matemático francés Pierre Simon de Laplace (1749 – 1827) quien llevó al extremo la conceptualización mecanicista newtoniana, señalando en su libro “Teoría analítica de las probabilidades” que la situación actual de todas las cosas y fenómenos existentes en nuestro universo, incluidos los sociales, eran simplemente el efecto de sus estados anteriores y, al mismo tiempo, motivo de sus estados futuros. De esta manera, decía, una inteligencia capaz de conocer las fuerzas generadoras del movimiento de todas las cosas y fenómenos y la manera como hoy se está expresando dicho movimiento, sumado a un suficiente dominio matemático, podría conocer perfectamente el futuro en detalle. Todas estas ideas expresan también, con absoluta claridad, lo que el pensamiento mecanicista considera central: que todo lo que ocurre en este momento estaba decidido de antemano por el pasado y todo lo que va a suceder a futuro es posible determinarlo, conociendo con la máxima exactitud cómo se mueven los objetos y los seres vivos en el presente. Este último es el resultado exacto del pasado y el futuro puede ser construido a partir del presente. Es lo que los filósofos denominan pensamiento determinista cuya raíz se nutre entre otros de los postulados de la física newtoniana y de concebir el tiempo como una flecha que vuela del pasado al futuro, sin inicio ni fin. Oposición al modo de pensar cartesiano hubo algunas, básicamente desde el arte y la filosofía romántica de fines del siglo XVIII y primera parte del siglo XIX. Así por ejemplo, Johann Wolfgang Goethe (1749 – 1832)

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uno de los fundadores del romanticismo alemán, planteó que la naturaleza siempre presenta “un orden en movimiento”, donde cada forma es un “patrón de relaciones”, adelantándose así en más de un siglo y medio a la denominada Teoría General de Sistemas, que describiremos más adelante. Por otra parte, recogiendo una antiquísima tradición, que pensaba la tierra como una totalidad, Goethe habló de ella como “un gran todo armonioso”, lo que sólo hoy día, con la Hipótesis Gaia, ha sido retomado como eje conceptual de la defensa de nuestro planeta. Otro pensador muy influyente, como fue Inmanuel Kant (1724 – 1804), en sus reflexiones filosóficas fue el primero en hablar del concepto “autoorganización” para caracterizar a los organismos vivos, dejando de lado la creación divina de éstos. Son breves y luminosas señales que siempre han aparecido en la historia del desarrollo del pensamiento humano, lanzadas por individuos excepcionales que, por adelantarse a sus respectivas épocas, siempre han tratado de ser acalladas por las ideologías que dominan la reflexión en cada espacio y tiempo histórico. En el caso del siglo XIX la expansión y fortaleza del modo de pensar mecanicista, racional y cartesiano de ese tiempo, con los respectivos descubrimientos en física, química, biología y matemática, y las consecuentes aplicaciones tecnológicas, apabulló todo lo que no fuese aceptado como “científico”, según los parámetros de ese tiempo, incluidas, como hemos visto, las ciencias sociales. A partir de los fundamentos del pensar científico cartesiano-newtoniano, todo científico debía preocuparse de: a) Evitar el cambiar la realidad y el objeto de su estudio debido a su forma de pensar o a la influencia de sus emociones. b) Que la información que logre a través de sus estudios e investigaciones debe ser confiable y

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aceptada por la comunidad científica a la que pertenece. c) Que siempre exista la posibilidad de la replicabilidad, es decir, que cualquier otro científico, con las capacidades y conocimientos análogos, estudiando los mismos problemas y realizando los mismos experimentos, pueda llegar a las mismas conclusiones del investigador original. Uno de los científicos sociales más importantes del siglo XIX, filósofo, historiador, economista y sociólogo, Carlos Marx,cuya influencia intelectual continúa hasta el día de hoy, pese a que, como hombre de su tiempo basó en el pensamiento cartesiano algunas de sus elaboraciones teóricas, como por ejemplo el materialismo histórico pensado como causa y efecto, fue también capaz de superar los límites de ese pensamiento en algunas de sus propuestas fundamentales como son la teoría de la alienación, el materialismo dialécticoo la teoría del valor-trabajo basadas en el llamado pensamiento dialéctico, que representa un importante paso en el desarrollo de un pensamiento humano no lineal. ¿Cuáles eran las bases del pensamiento dialéctico? Del estudio a fondo de las reflexiones y conclusiones de Marx, se pueden deducir, entre otros aspectos, los siguientes: a) La realidad social no puede ser pensada como un todo acabado sino como un proceso en permanente cambio y transformación. En este sentido las ciencias sociales son capaces de captar más o menos exactamente los aspectos centrales de esa realidad, como son por ejemplo estructura, contenido, conflictos, contradicciones, tendencias de futuro. b) Al estar la realidad social en constante cambio, un objetivo implícito o explícito en toda investigación social es el llegar a identificar los

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mecanismos, fuerzas e instrumentos que permiten ese cambio y lo orientan. c) El rol del investigador social es captar, lo más preciso que pueda, los datos del fenómeno estudiado que son necesarios y suficientes para el posterior análisis e interpretación de dicho fenómeno, pero siempre teniendo presente que dichos fenómenos son dinámicos, variables, cambiantes. Para ello dispone de una batería de instrumentos tales como la encuesta, la entrevista, la historia, la observación no intrusiva y otros. Los planteamientos de Descartes, de Newton, Marx y de muchos otros científicos naturales y matemáticos, y de científicos sociales y filósofos, han tenido una tremenda influencia sobre nuestra propia manera de pensar, y sus aportes vienen a ser una suerte de culminación de una búsqueda permanente del ser humano de algo intangible, que se menciona poco, pero que siempre está presente: la necesidad de comprender, y de poder imaginar futuros posiblesdel modo más preciso y exacto posible, para poder sentirse algo más seguros ante el entorno que nos rodea, seguridad que, como veremos más adelante, es harto precaria. 2.5. DICOTOMÍA “SOCIALES”/CIENCIAS “NATURALES”

CIENCIAS

Ya vimos que Galileo y Bacon propusieron cinco pasos en su metodología para pensar de modo no especulativo, y que René Descartes y otros pensadores, fundamentaron de manera más rigurosa el modo de pensar científico. Fue así como desde el siglo XVII pensar científicamente significó pensar de manera objetiva, racional y demostrableel mundo que nos rodea, para lo cual Descartes diseñó una rigurosa metodología de trabajo.

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Por objetividad se entienden dos cosas. Por una parte es todo aquello que caracteriza un objeto, independientemente de quien lo observa, investiga y deduce sus propiedades, y por otra, aquello que consideramos real es sobretodo algo invariante, inmutable. En cuanto a la racionalidad, el pensamiento científico dice que es racional en tanto en cuanto es capaz, dejando de lado las emociones y sentimientos del investigador, de encontrar las relaciones que se dan entre todos los conocimientos previos y que le llevan a plantear una nueva hipótesis, y proponer pruebas experimentales para determinar la verdad, falsedad o verdad parcial de esa nueva hipótesis. Cuando se comprueba que coincide de modo total o parcial la hipótesis con el experimento, sólo entonces, las nuevas relaciones establecidas y resumidas en la nueva hipótesis se convierten en verdad científica. Finalmente lo demostrable se refiere a que la demostración de la falsedad o certeza de cualquier hipótesis debe poderla repetir, paso a paso, cualquier investigador interesado en ella y que desee confirmar por sí mismoel nivel de validez enunciado. En otras palabras, la demostración de que una hipótesis es verdadera o falsa, o parcialmente verdadera o falsa, debe ser universal y representa la existencia de una realidad concreta y específica, un trozo del mundo que está ante nuestras narices, y que es independiente de lo que pensemos o creamos, de nuestros anhelos o deseos, de nuestras ideologías, 8 es decir, que existe de una manera determinada, independiente de nosotros.

8

Entendemos ideología como el conjunto de ideas existentes en nosotros y que permite a nuestro cerebro explicar el mundo que le rodea. Esas ideas pueden ser de origen científico, religioso, supersticioso o simplemente intuitivo.

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En esta manera de pensar científicamente, el tiempo, dimensión fundamental en nuestra vida, es considerado una especie de flecha que viaja del pasado, cruza el presente, sigue al futuro y, de este modo, el presente determina el futuro y también explica el pasado. Es la esencia de la concepción determinista, cuyo máximo desarrollo lo vivió el siglo XIX, donde el ser está íntimamente relacionado con el devenir, o sea, yo hoy día, a partir de lo que soy, puedo actuar para construir otro futuro donde seré otra cosa. Como veremos más adelante, los descubrimientos que se han hecho a partir de 1970, en particular en el estudio de los sistemas vivos organizados, demuestran que este “fluir” del tiempo no es tan claro y que el tiempo debe ser pensado de otra manera. Todo lo que le he comentado hasta aquí dice relación con las llamadas ciencias naturales, matemáticas o “duras”. ¿Y qué ha ocurrido con las denominadas ciencias sociales cuyos inicios estuvieron tan influenciados por los fundamentos epistemológicos y metodológicos de investigación utilizada por las ciencias naturales? Durante el siglo XIX se fortaleció mucho la idea de considerar el trabajo de los investigadores de la física, química o biología, como “científico” ya que cumplía con las bases fundamentales en que se apoyaba dicho pensamiento, en especial la posibilidad de realizar experimentos que confirmasen las hipótesis y deducciones que tales investigadores planteaban. Así, toda afirmación, no comprobable mediante este método, caía en el campo de la especulación intelectual, válida por supuesto, ya que cualquier persona inteligente tenía el derecho de hacer las afirmaciones teóricas que se le ocurriesen, pero sólo eran “científicas”, es decir creíbles y aceptables por la comunidad de investigadores, sólo aquellas que se podían demostrar experimentalmente.

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A partir de mediados del siglo XIX y durante gran parte del siglo XX recién pasado, se desarrolló la idea de la existencia de dos grandes tipos de ciencias. Uno, las llamadas ciencias “sociales”, centradas en el estudio y reflexión de aquellos fenómenos donde participan los seres humanos, ya sea estudiando el comportamiento individual o colectivo de éstos, proponiendo paradigmas aceptables desde el punto de vista de sus lógicas internas, para las explicaciones que surgían de los fenómenos estudiados y, al lado, las denominadas ciencias “naturales”, centrando su atención en los fenómenos biológicos, químicos y físicos de la naturaleza donde, se suponía, el ser humano era sólo un observador imparcial del universo. Las ciencias sociales se han troceado y agrupado también de muchas maneras. Así por ejemplo, Jean Piaget (1896 – 1980) considera cuatro grandes grupos en estas ciencias:9Nomotéticas, Históricas, Jurídicas y Filosóficas, aunque respecto de la definición de estas últimas como “ciencia”, muchos filósofos no están de acuerdo. Las denominadas ciencias nomotéticas son… “…aquellas disciplinas que intentan llegar a establecer “leyes” en un sentido, algunas veces, de relaciones cuantitativas relativamente constantes y expresables en forma de funciones matemáticas, pero también en el sentido de hechos generales o de relaciones ordinales de análisis estructurales, etc., concretándose por medio del lenguaje ordinario o de un lenguaje más o menos formalizado…” Las ciencias históricas del hombre son…

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Citado en www.eumed.net/cursecon/libreria Cabe señalar que el trabajo fundamental de Piaget se enfocó en la temática relacionada con el aprendizaje y las funciones cerebrales que le apoyan según la edad de la persona.

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“…aquellas disciplinas que tienen por objeto reconstruir y comprender el desarrollo de todas las manifestaciones de la vida social a través del tiempo: ya se trate de la vida de los individuos, cuya acción ha dejado huellas en esta vida social, de sus obras, de las ideas que han tenido una influencia duradera, de las técnicas y de las ciencias, de las literaturas y de las artes, de la filosofía y de las religiones, de las instituciones, de los cambios económicos o de otro tipo y de la civilización en general, la historia abarca todo aquello que tiene importancia para la vida colectiva, tanto en sus sectores aislados como en sus interdependencias. Las ciencias jurídicas se dedican al estudio de las normas, esto es, del “deber ser” entendiendo que “…lo propio de una norma es…prescribir un cierto número de atribuciones y de obligaciones que siguen siendo válidas aún en el caso de que el sujeto las viole o no haga uso de ellas, mientras que una ley “natural” se apoya en un determinismo causal o en una distribución estocástica (al azar) y su valor de verdad depende exclusivamente de su adecuación a los hechos”. Finalmente viene un grupo, el de las filosofías, particularmente difícil de clasificar, debido a que entre los autores que se dedican a filosofar reina cierto desacuerdo respecto al alcance, la extensión e incluso la unidad de las ramas que conviene reunir bajo este término. La única proposición cierta, ya que parece común a todas las escuelas, es que la filosofía se propone alcanzar una coordinación general de los valores humanos, es decir, una concepción del mundo que tenga en cuenta no sólo los conocimientos adquiridos y la crítica de esos conocimientos, sino también las convicciones y valores múltiples del hombre en todas sus actividades. La filosofía sobrepasa las ciencias positivas y las sitúa con relación a un conjunto de

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evaluaciones y de significados que se extienden desde la praxis hasta las metafísicas propiamente dichas. En su obra, Piaget hace un detallado análisis de la influencia que en el desarrollo de las ciencias humanas han tenido las ciencias naturales, señalando al respecto el descubrimiento de Darwin de la evolución de los seres organizados, ha permitido no sólo superar la concepción religiosa del hombre como algo dado de una vez para siempre, a partir de un comienzo absoluto, sino también iniciar una conceptualización que permite investigar cuáles son los factores conforme a los cuales la especie humana, separada de la animalidad, ha llegado a construir lenguajes, vidas mentales, sociedades, etc., es decir, a comprender por sí misma su formación. La fundamental obra de Charles Darwin, El origen de las especies, cuyo título completo es El origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida,10es otro de los hitos esenciales en la historia del pensamiento humano y, tal como ha sucedido con otros eminentes pensadores que hacen propuestas novedosas y que van en contra de las concepciones dominantes, Darwin habiendo concebido sus ideas en 1838, no publicó su libro hasta 1859, evitando además la palabra “evolución”, consciente del revuelo que iba a producir en particular entre los predicadores de la época. Estos, sin embargo, algo consiguieron frenar y no fue sino hasta 1930 que la comunidad científica aceptó la teoría darwiniana de la evolución mediante la selección natural.

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Concepto este último que utilizó la ideología nazi, deformándolo y llevándolo a un extremo jamás pensado por Darwin, como es el de la superioridad germana y su rol divino de dominar a todos los que no fuesen alemanes.

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Como señala Richard Dawkins en otro de sus interesantes y bien fundamentados libros 11 a pesar de los años transcurridos desde la aceptación universal, incluidos teólogos cristianos, de la teoría de la evolución, más del 40% de los estadounidenses siguen actualmente rechazando la idea de que los seres humanos hayamos evolucionado a partir de otros animales y siguen creyendo que nosotros, y por extensión todo lo viviente, hemos sido creados por Dios, tal cual somos hoy día… Estos datos dan la impresión de que, en el país de la “libertad”, la libertad para pensar tonterías es infinita. Siguiendo con Piaget, otra influencia de las ciencias naturales sobre las sociales ha sido el uso de la metodología ofrecida por las primeras, fundamentada en su “cientificidad”, es decir su rigor, objetividad y demostrabilidad. A partir de esto pareció lógico que los investigadores y constructores de conocimiento en las ciencias humanas se preguntasen si ellos no podrían también aplicarse para el desarrollo de sus disciplinas. Así fue como la antropometría de Francis Galton (1822 – 1911) desarrolló un conjunto de técnicas de medidas relacionadas con la metodología cuantitativa, mediante análisis estadísticos y de correlación, uno de los puntos de partida de las actuales técnicas de los tests utilizados en investigaciones sociales. En este contexto tiene usted que tomar en cuenta que uno de los factores esenciales en el desarrollo de la ciencia es la elección de la metodología para la realización de investigaciones y la comprobación de sus resultados, o sea, la elección de los instrumentos de verificación. Por ello la aparición de la división entre ciencias “experimentales” y “no experimentales”, es decir, de una dicotomía entre ciencias naturales y

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Dawkins, Richard. (2009). Evolución. Espasa Libros S.L.Madrid. España.

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ciencias sociales, dicotomía que fue muy profunda hasta inicios del siglo XX, pero que se ha ido superando en el transcurrir de los años, al comprender los científicos que el experimento es uno entre otros mecanismos para comprobar el grado de verisimilitud de una afirmación, sumado, además, al hecho del desarrollo exponencial de las tecnologías que permiten almacenar y procesar enormes cantidades de datos, cosa imposible hasta hace no más de medio siglo, lo que debilitaba objetivamente las demostraciones de hipótesis basadas en la observación cualitativa. Reflexión rigurosa, más intuición, son los dos pilares en que se apoya, hasta hoy día, la investigación científica. Como dice Piaget, “la fase científica de la investigación empieza cuando el investigador, separando lo verificable de lo que es sólo reflexivo o intuitivo, elabora métodos especiales, adaptados a su problemática, que sean a la vez métodos de análisis y de verificación”. 12 Aunque las ciencias experimentales nacieron mucho más tarde que las no experimentales, estas últimas continúan enfrentando un conjunto de problemas epistemológicos y metodológicos específicos, dado que su objeto es el ser humano en sus diversas actividades y, al construirse la teoría por el mismo ser humano, este es, al mismo tiempo, sujeto observador y objeto observado, con lo cual no es sólo un especialista o experto en algún tema específico, sino también una persona que adopta siempre una actitud filosófica o ideológica para interpretar el mundo que le rodea, cuestión que, especialmente en el caso de los científicos sociales, puede llegar a tener una enorme importancia en la manera como aprehenden el universo.

12

Id. 9

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Según LeShan y Margenau 13 se puede afirmar que… “el científico social enfrenta el problema de las (diferentes) realidades al preguntarse cómo el individuo o la cultura que estudia construye el mundo en un determinado momento o en una determinada situación…” La afirmación anterior corresponde al hecho, descrito por estos autores, de que el reflexionar e investigar distintas realidades implica la existencia e influencia no sólo de diferentes sistemas metafísicos, sino que también diferentes lenguajes para exponer los resultados. Además de esto, otra diferencia fundamental entre las ciencias sociales y las naturales son los objetos de sus investigaciones. Para los científicos sociales sus objetos son individuos, cultura, organización, conflictos, los que, para investigarles, y según sea el lugar y época respectivo, es preciso utilizar distintos modos de pensarlos y de concebir cada realidad, creyendo en la existencia de una sola interpretación “correcta”, que se apoya en una observación “objetiva” de esa realidad. Lo importante, en cambio, para el científico natural, es que lo que le entreguen sus observaciones pueda cuantificarlo, traducirlo a ecuaciones, hacer experimentos con dicha realidad para comprobar sus hipótesis y deducir leyes generales de validez universal. Si bien al inicio de la historia del pensamiento humano, entre los primeros filósofos no existían diferencias entre matemáticas, historia o política, con la Ilustración, iniciada a fines del siglo XVII, empezó el proceso claro de diferenciación entre la razón y la especulación para reflexionar, empezando a diferenciar el marco de lo que era científico de lo especulativo.

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LeShan, Lawrence & Margenau, Henry.(2002) El espacio de Einstein y el cielo de Van Gogh. Editorial GEDISA S.A. Barcelona. España

en este caso como se construyo el positivismo, a partir del semblante

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por el iusnatiralismo que habla alvear

El pensar en una racionalidad única para todo el universo se proyectó con fuerza durante el siglo XIX, donde el pensamiento científico fortaleció la idea ya comentada de que la naturaleza, el universo, funciona según leyes simples, expresables en elegantes fórmulas matemáticas, por lo cual era perfectamente posible aislar, simplificar, dividir cada problemática en problemas parciales, estudiar a fondo cada uno, descubrir sus mecanismos íntimos, para enseguida juntarlos, hacer una síntesis y luego dar a conocer los nuevos conocimientos que, si bien eran parciales, eran aplicables a todo el universo. De este modo, la investigación científica permitió avanzar en el conocimiento de principios fundamentales a nivel meso (intermedio entre lo macro y lo micro de los fenómenos naturales) desde el cual enseguida se derivaron combinaciones múltiples, cada vez más ricas y complicadas del conocimiento humano.

meso

Así se pudo conocer, a partir por ejemplo del concepto “molécula”, sus múltiples combinaciones y, desde éstas, iniciar explicaciones acerca de organismos vivos o inertes, de sus combinaciones genéticas, de las sustancias químicas que interactúan en ellos. O del concepto “gravitación universal” la posibilidad de predicción de un eclipse. O la velocidad con que un cohete debe despegarse de la tierra para instalar un satélite en el espacio. Y también la velocidad con que el satélite debe girar alrededor del planeta para no caer hacia él, o escaparse al insondable espacio sideral. Los problemas surgieron, como ya hemos señalado, cuando la conceptualización y los modelos mentales y matemático-estadísticos aplicados al conocimiento de los fenómenos “meso”, se intentaron aplicar para la comprensión de fenómenos “micro” (estructura atómica) y “macro” (universo formado de galaxias y soles como los nuestros). Rápidamente se advirtió que lo que era aplicable a tamaños “medios” ya no lo era a tamaños infinitesimales o galácticos.

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Respecto de las ciencias sociales, es precisamente en el marco intelectual ya descrito del siglo XIX que empiezan a desarrollar sus investigaciones en un conjunto de conocimientos planteados como ámbitos autónomos (con objeto de estudio, lenguaje y metodologías propias) siendo las más significativas e importantes la economía, sociología, antropología, historia, psicología y las ciencias políticas.

Imitación de las ciencias naturales

Todas ellas, si dejamos de lado el objeto específico de estudio (mejor dicho, el sujeto específico) compartieron características y formas de pensar y estructurar sus investigaciones para la ampliación de sus conocimientos, de manera análoga a como lo hacían las ciencias naturales de esa época. De este modo, la sociedad con sus conflictos y desarrollos no sólo fue pensada como un todo formado de partes posibles de trocear (historia, antropología, derecho, sociología, etcétera), sino que el funcionamiento social fue imaginado como un sistema organizado que responde a leyes regulares, expresables en paradigmas simples, que pueden ser perfectamente descubiertas y explicadas por los científicos sociales. Paralelamente, la instalación y fortalecimiento del capitalismo industrial, introdujo el concepto de “progreso” como algo inmanente de la sociedad capitalista, sujeto a leyes que era necesario develar, pensando que el devenir social sigue una ruta invariable, con altos y bajos, avances y retrocesos, donde sólo el instrumental teórico de las ciencias sociales era capaz de descubrir, explicar y proponer soluciones a los “escollos” que enfrentaría dicho progreso. Era la aplicación, ahora en las ciencias sociales, del principio de simplicidad, principio que, en síntesis, corresponde a una forma de pensar que considera el universo como un todo ordenado, acabado, permanente, con todas sus partes sujetas a las mismas leyes, cuya división en partes mediante operaciones de

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reducción que no cambian su “esencia”, para luego, como ya señalamos, juntar estas partes, hacer la “síntesis” y obtener nuevas conclusiones. En este contexto, existe una relación lineal “causa-efecto” donde los efectos son directamente proporcionales a las causas. El orden, estabilidad y equilibrio son condiciones indispensables para la reproducción y mantención de los entes centrales de la actual organización social (estado, economía, cultura, etcétera) y su permanente avance a un mundo mejor para todos. Se desarrolló así, también en las ciencias sociales, una metodología de investigación basada en la división del todo en sus partes, en la binarización, la disyunción y la objetivación. Estos últimos conceptos entendidos como el pensar la realidad en base a la existencia de pares antagónicos, a cuya existencia y acción se asocia la causalidad fundamental del futuro social, separando claramente el sujeto (investigador) del objeto de estudio. En esencia, se trata de aprehender el todo a través de sus partes, considerando que la sumatoria de éstas permite pensar y entender correctamente el todo. La lógica de pensamiento descrita ha llevado a una permanente fragmentación de los estudios sociales, que perdura hasta hoy día, donde por ejemplo se hace una separación entre el estudio del mundo moderno (historia, sociología, politología, economía, etc.) y las sociedades anteriores (antropología, estudios orientales, africanos, etc.); entre pasado (historia) y presente (sociología, economía, politología). Entre diferentes especializaciones de objetos de estudio como pueden ser el mercado (economía); el estado (ciencias políticas); sociedad (sociología), y así sucesivamente. A mediados del siglo XX recién pasado, estas lógicas de pensamiento cartesianonewtoniano que impregnaron inicialmente la reflexión de las ciencias sociales, empezaron a perder fuerza y las nuevas

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propuestas empezaron a apuntar a la negación de los grandes relatos o metanarrativas.14 Se entró así al estudio de lo cotidiano, de lo local, de los microfenómenos, considerando a los actores de base como factores fundamentales del comportamiento del todo. Se otorga gran importancia a la subjetividad constructora de realidades, sustituyendo lo antinómico por la interacción. La consecuencia es que ninguna de las grandes teorías desarrolladas hasta el siglo recién pasado para la comprensión de los fenómenos sociales, se considere con capacidad suficiente para dar cuenta de los procesos emergentes y/o disruptivos, puesto que todas, de una u otra manera, han pensado la historia como un proceso lineal del progreso humano; consideran los avances tecnológicos como factores centrales del progreso; dividen el todo en partes para comprender el todo; buscan explicaciones racionales y objetivas para explicar cada objeto de estudio. Hoy día sabemos que el conocimiento del universo es una construcción cultural, valorativa, que permite construir paradigmas para pensar el universo, pero que no son el universo y, lo más importante, que los fenómenos micro, meso y macro, deben ser enfrentados y estudiados con distintas metodologías, enfoques, lenguajes, entendiendo de que no existe LA realidad sino múltiples realidades en el universo, cada una de las cuales debe ser pensada, investigada y comprendida en su mérito, pero siempre relacionándolas con las demás realidades. La tarea actual de las ciencias sociales es, por lo tanto, no intentar conocer todas y cada una de las ramas de

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Es curioso que, sin embargo, el meta relato capitalista sigue vigente y es aceptado de manera acrítica incluso por quienes son críticos a cualquier otro meta relato.

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saber humano, pues el enciclopedismo hoy día es imposible, sino que ser capaces de tener siempre presente que cada área de interés investigativo específico está en permanente interrelación e interinfluencias con otras áreas, interrelaciones e interinfluencias que sí urge conocer lo mejor posible. Lo que debemos tener claro hoy día es que la ciencia tradicional, sea ésta “natural” o “social”, es un conjunto de constructos artificiales que el ser humano ha inventado con la finalidad de estudiar y comprender el mundo que le rodea. Tales constructos, según sea el lugar y época histórica en que han aparecido en la historia de la Humanidad, siempre han estado impregnados de la ideología dominante en cada espacio y tiempo específico. En este sentido, para nosotros, hoy día, no todo pensamiento científico trabaja para la construcción de conocimiento objetivo, en el sentido de preocuparse se hechos que están más allá de nosotros. También existen científicos, como los matemáticos, que trabajan con constructos ideales, abstractos, que sólo existen en sus respectivos cerebros, aunque inicialmente hayan nacido del anhelo por investigar la realidad que les rodea, estableciendo correspondencia, no identidad, entre los seres abstractos que inventan y las formas existentes en la naturaleza. Lo anterior ha permitido a muchos filósofos de la ciencia dividir ésta en ciencias formales o ideales (matemática, ética) y ciencias materiales o fácticas, que investigan sucesos, procesos, fenómenos específicos, donde la metodología que cada corpus de ciencias utiliza para demostrar sus hipótesis es diferente: la lógica, aceptada por el universo científico respecto, para las formales o ideales y el experimento en las materiales o fácticas. Este es otro tipo de división del desarrollo histórico del pensamiento científico que se suma a la división entre ciencias sociales y naturales. 2.6. LÍMITES DEL CONOCIMIENTO HUMANO

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¿Existen límites del conocimiento? ¿Hay alguna frontera que nuestro cerebro es incapaz de sobrepasar? ¿Es nuestro cerebro el que fija límites a lo que podemos conocer? ¿Hay un límite absoluto en el conocer? y ese límite ¿se trata de un límite de incognoscibilidad o de un límite de incapacidad de las personas? Conforme va avanzando y ampliándose el conocimiento del cerebro humano, algunos empiezan a plantear que nuestra capacidad de adquirir conocimiento está limitada a la capacidad de acción de nuestro cerebro pues, dicen, conocer supone almacenar y procesar información, y el almacenar no es infinito, está limitado al órgano capaz de disponer de él en cualquier momento: el cerebro. Otros dicen que lo que hace el cerebro es abrir y cerrar millones de circuitos neuronales en fracciones de segundo, lo que significa que lo esencial no es almacenar información, sino la capacidad de procesarla de múltiples maneras, vía los millones de circuitos neuronales que se abren y cierran de modo constante y variable. Como ejemplo de esto mencionan el proceso de recordarel pasado, donde claramente se advierten las dificultades de nuestro cerebro para reconstruir lo que hemos vivido, aprendido, sufrido o gozado en nuestras respectivas vidas, sobretodo si la persona ya es adulta mayor. En el medioevo, la razón humana se relacionaba estrechamente con la racionalidad divina y el conocer era simplemente acercarse a la comprensión de la obra divina. Es decir, la razón humana era partícipe de la razón divina, por lo que siendo Dios omnipotente, la racionalidad divina no era limitada y, por ende, tampoco la humana. Por eso sólo cuando el pensamiento se seculariza empieza el ser humano a plantearse el problema de los límites de la razón.

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Uno de los primeros en enfrentar este tema fue el economista, historiador y filósofo escocés David Hume (1711 – 1776) quien propuso discutir este tema desligándolo de la teología, en su libro Sobre la inmortalidad del alma. Ideas que, por supuesto, crearon general espanto y rechazo entre los teólogos de su tiempo. Hume postulaba que todo conocimiento deriva de los sentidos, siendo la experiencia sensible la única fuente de conocimiento. De Hume en adelante la discusión acerca de los límites del conocimiento ha preocupado a insignes filósofos. Uno de los que marcó huellas profundas fue el filósofo alemán Inmanuel Kant (1724 – 1804) quien descalificó la posibilidad de contactar a las cosas en sí mismas, sean éstas las del universo, Dios o alma. Prescinde de las cosas, pero no de los efectos que ellas nos causan en nuestra subjetividad. El espacio es la forma que aportamos para las representaciones externas. El tiempo es la forma pura que previamente aportamos tanto para lo externo como para lo interno. Lo que en definitiva hizo Kant fue: a) Poner en crisis la cognoscibilidad de las cosas tal como serían “en sí” puesto que, dice, sólo podemos aprehender los “fenómenos” que surgen de ellas. b) Expresar que el conocimiento se limita a nuestras estructuras mentales, lo que plantea de inmediato los límites y posibilidades concretas de conocer y c) Abrir un amplio campo de reflexión acerca de las estructuras del conocimiento. Durante muchos años el tema del ser humano “cognoscente” ha sido debate de muchos filósofos y cientistas sociales, llegando a plantearse un debate entre “racionalistas” y “no-racionalistas”, entendiendo lo no-racional como la incapacidad del ser humano para conocer la realidad. Varios pensadores de esta última línea se refugiaron en la fe, en lo divino, para dar sus

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explicaciones. Representantes de estas maneras de pensar son, entre otros, Arthur Schopenhauer, Sören Kierkegaard, Friedrich Nietzsche, Miguel de Unamuno. En la actualidad el problema central no es si podemos a no aprehender la realidad, sino ¿existe un límite en la capacidad del conocimiento humano? Claro que si nos planteamos la idea de “límite”, significa suponer, por una parte que nuestro cerebro tiene limitaciones y, por otra, que hay “algo” más allá de eso que se percibe como límites del conocimiento, en este caso ese “más allá” es lo no-racional, luego, “límite” y “no-racionalidad” están estrechamente relacionados. En relación a esta problemática, Edgar Morin nos señala 15 que es fundamental, esencial, conocer las condiciones, posibilidades y límites de nuestros conocimientos, con el fin de acotar con alguna precisión lo que es verdadero, lo que es erróneo, lo que es falso o ilusorio. Pero…¿qué es la “verdad”? ¿Existe su posibilidad? A partir de estas preguntas Morin plantea como punto de partida la necesidad de interrogar la naturaleza del conocimiento, es decir, todo científico debe tener muy claro el conocimiento de su conocimiento, de esta manera la búsqueda de alguna verdad debe ir unida estrechamente a la investigación permanente sobre la posibilidad y validez de esa verdad, de lo que se deduce que siempre debemos tener presente la posibilidad de reconocer como verdad…la ausencia de verdad. Para Edgar Morin el conocimiento no puede ser disociado de la vida humana ni de la relación social. Lo que constata en el fondo este científico es la existencia de un conjunto de elementos que permiten (o impiden) el desarrollo ad infinitum del conocimiento, por lo que cabría instalarlo entre quienes plantean que existen 15

Morin, Edgar (1988) El Método. Tomo III. El conocimiento del conocimiento. Ediciones Cátedra S. A. Madrid. España.

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pocas posibilidades de un crecimiento ilimitado del conocimiento. Las respuestas acerca de si existe o no límite al conocimiento humano divide hoy en dos grandes grupos las reflexiones al respecto, los que fundamentan que sí y los que fundamentan que no hay límites. Hasta la fecha no tenemos respuestas definitivas ni concluyentes de ninguno de los dos bandos, por lo tanto debemos partir del hecho de que no existe ninguna base sólida para demostrar que la construcción de conocimiento es siempre sólida, infinita, o acotada y limitada, ya que esa construcción siempre contiene luces y sombras, incertidumbres y certezas, zonas oscuras y zonas tenuemente iluminadas, errores e ilusiones, avances y retrocesos, en suma, una amplia zona de no-conocimientos siempre presente. Lo que se puede afirmar, eso sí, es que el no estar seguros de certeza alguna es el primer paso para iniciar, de la manera más rigurosa que nos sea posible, el proceso de conocimiento del conocimiento, integrando en este proceso los grandes avances que se han producido en los últimos decenios en neurociencia, los que si bien nos permiten hoy día comprender mejor el funcionamiento de nuestro cerebro, han confirmado también los planteamientos de Kant acerca de la estrecha relación ser-individuo-cerebro-pensamiento, ampliando las posibilidades para el desarrollo de la reflexión filosófica y la observación y experimentación científica, disminuyendo, en incluso desapareciendo a veces, la frontera entre ciencia y filosofía, tomando en cuenta que hoy día los grandes temas abordados por la ciencia se han transformado en filosóficos y los grandes temas filosóficos se han hecho científicos. En su obra El árbol del conocimiento, Humberto Maturana y Francisco Varela presentan un conjunto de conceptos rigurosos, científicamente probados, para la construcción de una teoría explicativa de los procesos de aprendizaje social del ser humano, los cuales están

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basados en la necesidad de construir un ser autoconsciente, capaz siempre de observar de modo consciente el mundo que le rodea, donde su conciencia es consecuencia inmediata de la estructura compleja de su cerebro, el que está permanentemente, tanto en el sueño como en la vigilia, procesando información proveniente tanto del interior como del exterior del cuerpo y transformándola en conocimiento y éste en aprendizaje. En definitiva aprender viene a ser la síntesis de lo conocido con lo desconocido, siendo el proceso de aprendizaje, para los seres sociales, todo. Lo más importante para estos autores es que la existencia de lo vivo no se da en la competencia, como parece ser la idea simple que nos empapa desde el pensamiento lineal, sino que en la unidad de lo grupal, es decir, en la solidaridad, donde el modo de acoplamiento social es el lenguaje. 2.7. LA CONSTRUCCIÓN DE PARADIGMAS EN EL PENSAMIENTO CIENTÍFICO TRADICIONAL Supongamos que usted ha llegado al nivel donde ya es capaz de construir conocimiento científico. En el contexto del pensamiento tradicional, y si usted se considera científico, va a creer a pie juntillas que la ciencia: a) Genera conocimiento científico riguroso, objetivo, racional, demostrable. b) Dispone de metodologías que le han enseñado y dicho que debe practicar sistemáticamente, como por ejemplo, la investigación/acción. c) Cree firmemente que el conocimiento científico que va a generar es capaz de trascender, o sea, ir más allá del hecho específico investigado, pues va a generar nuevas propuestas y explicaciones a partir del fenómeno o problema por usted investigado. d) Tal como le han enseñado usted intentará siempre descomponer el problema en estudio en

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sus partes, en sus elementos, investigando sus interrelaciones e interdependencias, pensando así soluciones parciales, en un detenido proceso de análisis, para luego juntar esas partes y soluciones parciales, imaginando una hipótesis de solución a su problema en el proceso llamado síntesis, donde usted incluye lo ya investigado y conocido por otros científicos, pero ofreciendo una nueva perspectiva para la solución de su problema. e) Se trata de una labor científica que va a ser reconocida por sus pares, como clara, rigurosa, exacta, precisa y racional. f) Usted asume como algo obvio que si bien su trabajo es especializado, focalizado en una determinada área del conocimiento, su labor investigativa y las conclusiones que obtenga, van a ayudar a mejorar la Humanidad En el marco de los seis puntos antes señalados, normalmente usted como científico va a trabajar siguiendo una cierta pauta cuyos pasos son más o menos los siguientes: i) De pronto su curiosidad intelectual se enfrenta a un problema, o a un conjunto relacionado de ellos, que no ha sido caracterizado, estudiado ni investigado antes según lo que hasta ese momento usted sabe de ellos. ii) Luego de pensarlo, darle vueltas, buscar interrelaciones, interdependencias, realizar análisis y síntesis, de repente imagina y propone una hipótesis explicativa del o de los problemas con que se está enfrentando. iii) Para determinar si esa hipótesis es verdadera, falsa, o parcialmente verdadera y falsa, usted comienza a elegir lo que considera datos significativos que apuntan al problema y a rechazar aquellos que piensa no lo son. Esto supone proseguir sus investigaciones, utilizando técnicas cualitativas y/o cuantitativas y, de ser

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posible, realizar experimentos rigurosamente controlados. iv) Enseguida analiza los datos más significativos que le ha sido posible lograr. v) Hace la síntesis de la información disponible, en función de un amplio conjunto de conceptos maestros que usted ha estudiado y conocido previamente. vi) Obtiene las conclusiones respectivas Esta secuencia responde a la llamada investigación científica cuya bases, como usted ya sabe, fueron propuestas por Galileo Galilei y Francis Bacon allá por la primera mitad del siglo XVII, y era la que seguían los científicos aislados en sus laboratorios, pensando sentados ante sus mesas de trabajo, sin computadores, ni internet, ni fax, ni siquiera teléfono, aunque apasionados por la ciencia, creativos, geniales… …Pero también es la secuencia que hoy día todavía siguen los equipos de científicos (ya el sabio solitario casi no existe) con todos los artilugios inventados para la transmisión, almacenaje y procesamiento de la información, puesto que la secuencia de la “a” a la “f” que hemos descrito, está subordinada a fundamentos lógicos para el ordenamiento de la manera de pensar “científica”, ordenamiento que exige la existencia en nuestro cerebro de un paradigma,16 o modelo (del que a veces ni siquiera tenemos conciencia). Todo paradigma remite a un determinado sistema práctico-cognitivo (el tradicional es el cartesiano), cuyo

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Paradigma es el conjunto, relativamente institucionalizado de creencias, ideas, categorías, normas y valores fundamentales con que un grupo humano acepta, produce y reproduce conocimiento, orienta sus acciones específicas (sociales, económicas, científicas, etc.) e induce acciones de mayor alcance social y grupal. Cada persona, si bien se adscribe a determinados paradigmas, lo hace a partir de diferentes niveles de comprensión. Un ejemplo de paradigma que ha permanecido invariable en el tiempo, es el que define al capitalismo.

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núcleo analítico-conceptual, es decir, cómo tendemos a pensar, es un marco teórico-categorial, inducido y construido mentalmente, con a veces muchas dificultades a lo largo del tiempo, que estamos de manera permanente utilizando para nuestras reflexiones. Comprender que el paradigma cartesiano es la base del pensamiento científico tradicional, y ha sido el potente abono para el desarrollo del capitalismo, es de la máxima importancia, dado que el cartesianismo ha instalado en nuestra mente una potente estructura compuesta de relaciones lógicas, ideas maestras, claves conceptuales, nociones y principios fundamentales que son enseñadas, repetidas, reiteradas de múltiples maneras durante nuestra vida, de manera tal que nuestro cerebro filtra ideas, aceptando unas y rechazando otras, de modo consciente o inconscientemente sólo desde esa perspectiva paradigmática, la que nos ha sido impuesta desde que somos pequeños por nuestra familia, profesores, sacerdotes, prensa, radio, televisión, en general nuestra sociedad, y que después, ya iniciados en la ciencia, la encontramos en nuestros colegas de oficio, retroalimentándola de manera permanente. Todo lo anterior nos hace de forma casi instintiva rechazar el “desorden” para tratar de imponer el “orden”; nos aleja temerosos del “caos”; nos hace investigar sintetizando (juntando) información para construir conocimiento; nos hace separar el sujeto (investigador) del objeto (cosa investigada); o la ética y moral del mercado; en suma, nos hace tratar de conocer lo múltiple a través de sus partes, sin darnos cuenta que, muchas veces, cada parte puede ser también múltiple; nos hace trocear, dividir para construir conocimiento; nos hace creer que el tiempo es una flecha que viaja del pasado, cruza el presente y viaja al futuro; nos hace asumir que cada individuo es capaz de construir solito su destino, en fin, nos impulsa con fuerza a seguir pensando lineal y simplistamente.

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En este orden de ideas el término paradigma se utiliza no sólo para referirse al saber científico, sino también para cualquier conocimiento, cualquier pensamiento en cualquier sistema noológico. 17 y de manera especial para comprender la lógica del conocimiento occidental. El paradigma habita en los hombres que a su vez habitan en el paradigma. Desde esta perspectiva un paradigma contiene, para cualquier discurso que se efectúe bajo su imperio, los conceptos fundamentales o las categorías rectoras de inteligibilidad, al mismo tiempo que el tipo de relaciones lógicas de atracciónrepulsión (conjunción, disyunción, implicación u otras) entre estos conceptos o categorías. 2.8. CARACTERÍSTICAS DEL PARADIGMA TRADICIONAL Antes de resumir los puntos de vista centrales que caracterizan el paradigma tradicional cartesiano, y como resumen de lo ya escrito hasta aquí, debemos reiterar que el desarrollo del pensamiento humano se basa en un conjunto de constructos artificiales que los seres humanos han inventado con la finalidad de comprender el mundo que les rodea. Tales constructos han surgido en cada una de las épocas y lugares de la historia, estando por lo tanto dichos constructos impregnados de la ideología dominante en cada tiempo y territorio específico del planeta. En el inicio de este texto hemos resumido someramente aquellos desarrollos correspondientes al pensamiento occidental y cristiano, desde el primitivo hasta el religioso católico. Ahora estamos analizando el pensamiento científico, cuyas bases epistemológicas fueron construidas, como hemos señalado, hace más de 350 años y que aún son el fundamento del actual modo de pensar.

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NOOLOGÍA. Estudio de la mente y la inteligencia.

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Aclaremos que no todo pensamiento elaborado en estos 350 años ha sido “objetivo”, en el sentido de preocuparse de hechos concretos del mundo que nos rodea. La matemática, por ejemplo, trabaja con constructos abstractos, ideales, que sólo nacen y existen en el cerebro de los matemáticos, aunque inicialmente hayan surgido del anhelo por conocer lo más exactamente posible ese mundo. Muchos filósofos de la ciencia dividen ésta en ciencias ideales o formales, ubicando la matemática entre ellas, y ciencias fácticas o materiales para caracterizar aquellas que investigan sucesos y procesos. Estas últimas tienen como características esenciales: a) Generan conocimiento mediante un proceso permanente de investigación/acción. b) El conocimiento generado es capaz de trascender, o sea, ir más allá del hecho, fenómeno o problemática investigada, generando nuevas temáticas posibles de ser explicadas a partir de lo ya estudiado e investigado. c) El pensamiento fáctico es analítico, por lo que trata siempre de descomponer en sus partes, en sus componentes, el problema en estudio, analizando cada una de ellas, investigando sus interrelaciones e interdependencias, entregando respuestas parciales al problema investigado, para luego hacer la síntesis de lo aprendido de las partes, y luego construir hipótesis que deberán demostrarse ya sea de modo experimental u observacional, en función de la coherencia entre las nuevas afirmaciones con hechos ya conocidos y aceptados por la comunidad científica.Es decir, es la comunidad de científicos expertos en el tema quien debe dar su bendición y visto bueno a las nuevas hipótesis. d) Se trata de un pensamiento que se ha desarrollado en áreas específicas que han surgido del troceo del mundo que nos rodea,

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e)

f)

g)

h)

aunque últimamente han surgido áreas interdisciplinarias que solapan ciertas partes del conocimiento, metodologías y procesos investigativos, aunque sin variar las bases epistemológicas del pensamiento científico fáctico. El conocimiento construido por esta forma de pensar se reconoce como preciso, claro, racional, aunque en algún momento pueda ser vago, impreciso, inexacto, en particular cuando enfrenta problemas imprevistos o aleatorios. Pese a ello, este pensamiento asume siempre que va a ser capaz de caracterizar correctamente cualquier problema, cambiar sus ideas iniciales y definir nuevos conceptos, creando nuevos instrumentos, nuevos lenguajes o inventando nuevos símbolos más ajustados a las nuevas realidades. En el fondo, la lógica que subyace en este pensamiento es que siempre podrá medir, experimentar, contrastar lo nuevo con lo ya conocido, analizar grandes números, buscar y encontrar nuevos consensos en el universo de los especialistas, publicando y comunicando sus resultados. Toda investigación científica basada en el pensamiento fáctico debe ser planificada, es decir, debe fijarse objetivos y metas factibles, sin excluir el azar, pero adoptando todas las medidas pertinentes para acotarlo, controlarlo, limitarlo. Este pensamiento trata siempre de descubrir las leyes que rigen la conducta de la naturaleza, de la historia, del ser humano, intentando hallar las regularidades que la caracteriza, tratando de llegar siempre a las raíces de esa conducta, pero siempre explicándola a partir de cuerpos doctrinarios determinados. Es un pensamiento que se considera capaz de predecir el comportamiento futuro de los fenómenos y problemáticas en estudio, dado que asume el tiempo como una flecha que, viniendo del pasado, cruza el presente y viaja al futuro. Así

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entonces, fenómenos, problemas, situaciones complicadas siempre tienen un origen determinado, una dinámica de desarrollo causa/efecto y un futuro final predecible. Conociendo el origen y la dinámica causa/efecto, siempre será posible prever el futuro. Sin embargo, proyección del futuro no significa certeza que las cosas ocurrirán así o asá, sino también que las cosas pueden tener un futuro diferente. i) Existe una interrelación permanente entre ciencia y tecnología. La tecnología no ha sido una mera aplicación de los nuevos conocimientos que aporta la ciencia con la finalidad de resolver problemas urgentes y concretos, sino que en muchas ocasiones la tecnología es la que ha planteado problemas y preguntas nuevas a la ciencia. Un ejemplo clásico ha sido el desarrollo científico de la bomba atómica como solución a problemas planteados por la tecnología militar. Volviendo ahora a las características de todo paradigma, tenemos que tomar en cuenta lo siguiente:  Desde el punto de vista semántico, el paradigma contiene dentro de sí los conceptos fundamentales o categorías rectoras del entendimiento y del sentido humano. Como tales, estos conceptos y categorías organizan las teorías y los discursos que se desarrollan bajo su manto. Si usted asume las ideas de orden, materia/espíritu, organización, ellas le permitirán estructurar, respectivamente, concepciones de mundo que son deterministas, materialistas/idealistas y estructuralistas.  Desde el punto de vista prelógico, el paradigma presenta características particulares como disociación, asociación, rechazo, unificación, que controlan de manera generalmente inconsciente, las operaciones y relaciones lógicas del entendimiento.

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 Desde el punto de vista lógico, el paradigma permite y organiza las operaciones y relaciones de interacción entre los conceptos y categorías fundamentales de la intelección y de la acción humana. Ejemplo típico de ello es el principio de reducción, disyunción y simplificación que han guiado la organización lógica del conocimiento científica desde Descartes hasta nuestros días.  Desde el punto de vista ideológico, el paradigma está constituido por principios o axiomas que funcionan de manera invisible y a veces inexplicable, de allí que presenten un carácter de invulnerabilidad, es decir, el paradigma no es demostrable, está fuera del alcance de cualquier invalidación-verificación empírica, aunque las teorías que dependen de él sí lo son.  El paradigma tradicional dispone de un principio de exclusión, es decir, que excluye como si no existieran, datos, ideas, teorías que no estén conformes con él. Por ejemplo en el paradigma estructuralista el sujeto no existe; en el paradigma materialista el principio espiritual se anula; en el paradigma espiritualista el principio material no tiene importancia; en el paradigma científico cartesiano las emociones están fuera de lugar y así sucesivamente.  El paradigma es invisible. Es un organizador invisible del núcleo organizacional visible de la teoría. De este modo el paradigma es siempre virtual, no existe más que en sus manifestaciones; no aparece más que en sus actualizaciones. Esta característica de invisibilidad lo hace altamente invulnerable. No se le puede atacar directamente. Es necesaria que se presenten grietas, incoherencias, fisuras en las teorías que él sustenta y que al mismo tiempo se den cambios en la sociedad y en la cultura para que se pueda superar. Es un tipo de

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organización recursiva, 18 puesto que está estrechamente unido a los discursos, teorías, sistemas que él genera y todo esto, a su vez, retroalimenta el paradigma dado que, como toda organización recursiva el generador es generado por aquello que él genera.  Un paradigma suscita una sensación de evidencia y de realidad. Hace creer que los discursos, las teorías, los datos y las lógicas que sustenta son evidentes, constituyen la realidad misma, mientras que las tesis contrarias, – regidas por otro paradigma– son consideradas como irreales, meras apariencias, engaños, falsedades o ilusiones. Por ello, existe una intraductibilidad e inconmensurabilidad entre sistemas de ideas regidos por paradigmas distintos, aislándose unos de otros. Es así entonces que las dificultades en la comprensión de las cosas y de los fenómenos, estarán tanto más agravadas cuanto más paradigmas haya detrás de las ideas que cada investigador tenga y cuanto más aislados estén unos de otros. Con el agravante que, para nuestras sociedades en general, con una fuerte base ideologica religiosa y/o neoliberal, el modo de razonamiento que se establece para un paradigma distinto, puede resultar exótico, curioso, alejado de “la realidad”, o simplemente estúpido. El esfuerzo hecho por René Descartes en la construcción de su paradigma, estaba directamente relacionado con sus anhelos intelectuales para separar de modo tajante la reflexión científica de la especulativa-religiosa dominante en su tiempo y lugar. Esta separación produjo, sin duda alguna, los extraordinarios avances en el conocimiento del

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Organización recursiva es aquella donde los efectos que esta genera en su entorno, son también causa del proceso mismo de organización

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Universo que, durante más de tres siglos realizó la civilización occidental y cristiana, y que aún gozamos hoy día, en las áreas de las llamadas ciencias naturales, pero también en el desarrollo del pensamiento filosófico, histórico, antropológico, sociológico y demás formas de las ciencias sociales, no siendo sino en el siglo XX, particularmente en la física, que se empezaron a visualizar sus limitaciones e incluso consecuencias negativas del paradigma científico utilizado. 2.9. LIMITACIONES CARTESIANO

DEL

PARADIGMA

Ya señaladas antes, pero que deben ser siempre reiteradas: a) El desarrollo por vías paralelas, nunca juntándose, de las ciencias “naturales” y las ciencias “sociales”, planteando que las primeras eran “exactas”, puesto que utilizaban de manera rigurosa el método “científico” y las segundas eran más bien “especulativas” pues surgían de constructos cerebrales difícilmente demostrables. b) El pensar que sólo existe UN pensamiento científico a utilizar sobre diferentes expresiones de UNA sola realidad. Física, química, biología, psicología, antropología, astronomía, sociología, etcétera, tienen en común los mismos supuestos paradigmáticos, existiendo en cada una de ellas determinadas leyes de funcionamiento, todas las cuales son posible de investigar, conocer y aplicar por el cerebro humano. c) Todo conocimiento es “objetivo” en tanto en cuanto se demuestra que es verdadero, que no depende de ninguna manera del cerebro del investigador, del que “sabe” o de la comunidad de quienes “saben”. La construcción de conocimiento, por lo tanto, se basa en la existencia de una realidad también objetiva, distinta e independiente de nuestra mente, siempre posible de comprender.

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d) El plantear que la ciencia es verdaderamente capaz de conocer un mundo objetivo formado por espacio, tiempo, partículas materiales y determinadas lógicas concretas de funcionamiento del todo, supone una especialización intelectual del conocimiento del mundo que nos rodea. Así, el estudio de la manera como se comportan estas partículas corresponde a la física; cómo se combinan, es la química; cómo se transforman en seres vivientes, es la biología; cómo sus combinaciones se hacen cada vez más complicadas, es el área de la fisiología, de la neurofisiología; cómo aparecen los conflictos ycómo son los comportamientos en determinadas organizaciones sociales es tema de la sociología; el de los comportamientos individuales corresponde a la psicología; los comportamientos en cada época y lugar de los grupos humanos, a la historia; de las visiones y prácticas culturales a la antropología; el estudio acerca de cómo los seres humanos construyen y acumulan o distribuyen riqueza, a la economía, así sucesivamente. e) Otra idea no menor desarrollada por el cartesianismo ha sido la del determinismo, es decir, el pensar que las partículas obedecen a leyes fijas, incrustadas en el tiempo, lo que nos puede permitir el conocer, a partir de sus comportamientos en este instante, sus posibles comportamientos futuros. Y si todos los fenómenos responden a leyes semejantes, entonces podremos conocer el posible comportamiento futuro de todo el Universo. La lógica en que se basan las cinco consecuencias anteriores se apoya en el hecho de que si disponemos de un conjunto de afirmaciones verdaderas, ya confirmadas parcial o totalmente, podemos combinarlas para obtener nuevas afirmaciones verdaderas parcial o totalmente. Para ello es preciso disponer de un conjunto de axiomas y reglas que han sido asumidas por el total o una mayoría significativa de especialistas que van a avalar, criticar o rechazar nuestros trabajos.

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No siempre esas mayorías tienen la razón. La historia está plagada de situaciones en donde nuevos modos de pensar, propuestos por personas que superaban los límites del dogma dominante en ese tiempo y lugar, o que simplemente buscaban otras verdades aparte de las oficiales, fueron acallados, rechazados, condenados y sus autores desprestigiados, encarcelados, torturados, asesinados y hasta hechos desaparecer. Y no sólo la Santa Madre Iglesia Católica hizo esto en el pasado. Hace cuarenta años en nuestro país quienes pensábamos distinto respecto de Chile y su futuro, fuimos sometidos a todo tipo de vejámenes físicos por la dictadura militar. Hoy día, cuarenta y un años después, el silenciar realidades percibidas como distintas al pensamiento neoliberal dominante, si bien no se hace mediante la bruta fuerza, sí que se realiza mediante el griterío de la prensa, radio y televisión adicta a este pensamiento y que invisibiliza todo opuesto al neoliberalismo. Los axiomas son afirmaciones que uno, como investigador de una parte de la realidad acepta como válidas, en una especie de artículo de fe, de creencia en la seriedad de quien o quienes las han propuesto inicialmente, junto a un conjunto de reglas para su aplicación, con el fin de poder procesar y comprobar los datos logrados por nuestras observaciones, investigaciones, lecturas y conocimientos previos. Si hacemos esto seremos aceptados como “científicos” capaces de proponer nuevas explicaciones y teorías. De esta manera vamos a colaborar con nuevos planteamientos para que, a partir de ellos, se sigan construyendo otras nuevas predicciones, las que de nuevo se someterán a prueba, y así sucesivamente. 2.10. CARTESIANO

CRÍTICAS

AL

PARADIGMA

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La percepción de un paradigma como constructo invariable, eje rector de una determinada “escuela” de pensamiento, que sólo puede ser enriquecido con nuevos aportes, hace ya más de medio siglo que entró en crisis. Al respecto son de sumo interés los planteamientos del filósofo y sociólogo ingles Karl Popper (1902 – 1994); del filósofo y lingüista austríaco Ludwig Wittgenstein (1889 – 1951); del historiador y filósofo de la ciencia norteamericano, Thomas Kuhn (1922 – 1996); de la filósofa política alemana Hannah Arendt (1906 – 1975); del matemático y filósofo austríaco-estadounidense Kurt Gödel (1906 – 1978) y de varios otros. La vasta obra de ellos abordan importantes temas relacionados con el desarrollo del pensamiento humano, conteniendo fundadas críticas al cartesianismo. Así por ejemplo, Popper aborda, entre otros, los problemas de la frontera entre la ciencia y la metafísica, proponiendo lo que llama criterios de demarcación para poder distinguir, de modo más objetivo que sea posible, las propuestas científicas de aquellas que no lo son. En relación a la “verdad” científica, Popper señaló que la demostración o verificación no es suficiente para confirmar la verdad o no verdad de una teoría científica, indicando que lo propio de ésta es su falsacionismo. 19 Esta insuficiencia supone, de inmediato, la insuficiencia del razonamiento inductivo, como prueba lógica de la teoría.

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Falsacionismo es una corriente epistemológica fundada por Popper que expresa que el conocimiento científico no avanza confirmando nuevas leyes, sino descartando leyes que contradicen la experiencia. A este descarte Popper lo denomina falsación.

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Wittgenstein planteó la estrecha relación estructural entre lenguaje y mundo (los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo). En su segunda época este filósofo no busca las estructuras lógicas del lenguaje, sino como aprendemos a hablar y para qué nos sirve, es decir, estudia el comportamiento de los usuarios de un determinado idioma, señalando lo absurdo que es utilizar una proposición fuera de su origen lingüístico. Para Wittgenstein el criterio de distinción es más bien el significado, señalando que sólo las proposiciones científicas tenían significado y que todo lo demás era metafísica. Thomas Kuhn, polemizó permanentemente con Popper respecto a la naturaleza de la filosofía de la ciencia, llegando a acusarlo de que su falsacionismo era “ingenuo”, (respondiendo Popper que Kuhn no era capaz de cambiar el paradigma con el cual leía sus planteamientos). La propuesta de Kuhn es un estudio global de la ciencia que abarque todas sus facetas (sociales, políticas, éticas, psicológicas, educacionales) y establezca las relaciones que se dan entre ellas.. Plantea que no podemos hablar de una realidad objetiva única y singular, por lo que es aceptable pensar la existencia de varias teoría, entre sí incompatibles e incluso opuestas, acerca de un mismo fenómeno o problemática en estudio. De aquí su propuesta para elaborar una metateoría o teoría de las teorías que aborde todos los aspectos del producto social y cultural llamado “ciencia”. Para este historiador y filósofo, un paradigma es simplemente lo que comparten los miembros de cualquier comunidad científica y, a la inversa, una comunidad científica es el conjunto de individuos que comparten los mismos paradigmas. Esta situación es lo que ha permitido definir las fronteras entre lo que es importante de lo que no es. Sin embargo, cuando la ideología dominante cambia al perder su capacidad de resolver problemas y visualizar el futuro, también cambian los paradigmas.

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Hannah Arendt, es una brillante estudiosa y denunciante de todo tipo de totalitarismos. A diferencia de filósofos y metafísicos que toman la muerte como significado último de la finitud humana, ella se interesa por la natalidad como principio inicial de su reflexión. Arendt expresa que al elegir la muerte, se asume que lo propio de la vida del pensamiento es el irse, el desaparecer, es retirarse abandonando a los demás. En cambio, expresa, nacer es aparecer, hacerse visible, integrarse con los otros. Por lo tanto, la realidad es lo que aparece, lo que es visto, oído, olfateado, gustado, sentido, tanto por los otros como por nosotros mismos. En el mundo que nos rodea no hay nada ni nadie que no sea espectador, pues absolutamente todo lo que existe está destinado a ser percibido por alguien. Nacer, por lo tanto, es el hecho de entrar a formar parte de un universo que ya existía antes de nuestro nacimiento y que sobrevivirá cuando muramos. Pero, en este universo nadie ni nada deja de ser espectador o espectadora. Todo lo que existe está destinado a ser percibido por alguien. De esta manera, todos somos, a la vez, actores y espectadores, siendo normalmente pocos los autores, espectadores solitarios del pensar, pero que siempre se encuentran entre otros. Son, por lo tanto, también actores. Es así que para Hanna Arendt no existe un único relato que entregue el significado de todas las múltiples acciones existentes en el universo, como tampoco hay un único espectador. El futuro humano siempre está abierto y nada podemos decir de él de manera racional. Ni la naturaleza ni la historia nos dan pistas al respecto. Kurt Gödel, por su parte, planteó dos famosos teoremas cuya demostración publicó en 1930, y que si bien son de estricta base matemática, pueden ser perfectamente aplicados en otras disciplinas científicas, haciendo las respectivas reflexiones teóricas. Como veremos enseguida, sus teoremas debilitan uno de los pilares del cartesianismo, cual es la construcción de paradigmas

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inamovibles. No extraña, por lo tanto, que sus teoremas han sido escasamente considerados por el pensamiento científico cartesiano tradicional. Gödel, en sus denominados incompletitud, demuestra que:

Teoremas

de

la

1) Todo sistema matemático que defina números naturales es necesariamente incompleto, puesto que necesariamente contiene afirmaciones que ni se pueden demostrar ni refutar y 2) Ningún paradigma o sistema matemático es capaz de demostrarse a sí mismo. Como puede usted advertir, con sus teoremas Gödel da un golpe muy fuerte contra un tipo de pensamiento, el pensamiento formal, que siempre está utilizando la lógica formal para definir sus principios, construir paradigmas y, desde allí, deducir la verdad (o falsedad) de nuevas propuestas, verdad y falsedad que, por lo demás, siempre son relativas al respectivo paradigma dominante. 2.11. NECESIDAD DE ABORDAR EL CAMBIO Los aportes de las líneas de pensamiento que le he esbozado en pinceladas (y de muchos otros pensadores muy importantes también de estudiar) han puesto de manifiesto que mantener en nuestro cerebro un determinado paradigma, de modo que toda nuestra vida gire alrededor de él, es un error que nos lleva a construir ilusiones y de aquí nuevos errores, sobretodo si no tenemos conciencia de su presencia en nuestra cabeza. Urge así saber identificar aquellos paradigmas que viven en nosotros, en nuestro cerebro, condicionando nuestras formas de pensar y de actuar, identificando el principio que rige a cada uno, cuestión nada fácil de lograr si uno mismo está viviendo y actuando dentro de dicho paradigma.

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Pero no se decepcione. El primer paso, el que usted empiece a tomar conciencia del paradigma que domina su pensamiento y acción, ya significa que empieza a desplazarse “al otro lado”, al lado del pensamiento complejo. Dicho de otra manera, el reconocimiento de un paradigma, desde la lejanía respecto de éste, significa la emergencia de un modo de pensar complejo. Para iniciar este proceso debe usted empezar a conocer y aprehender la meta-cognición, que es un concepto propuesto en la segunda mitad del siglo XX por John Flavell en psicología cognitiva, y que trata de explicar el conocimiento que cada uno tiene acerca de sus conocimientos, cómo se gestaron y se desarrollaron en nuestro cerebro, con el fin de supervisarlos de modo permanente, regularlos, organizarlos y estar pendientes de todo error e ilusión que permanentemente están nuestros sentidos introduciendo en nuestros cerebros. Se trata, en síntesis, de una cognición de cada persona sobre su propia cognición. En los últimos años el concepto metacognición, entendida como la conciencia y control que tiene cada persona sobre sus propios procesos cognitivos, supone también el disponer de conocimientos sobre meta-memoria, metacomprensión, meta-atención... 2.11. LA DIALÉCTICA En una síntesis muy resumida, la dialéctica se considera una manera de reflexión acerca de dos conceptos contrapuestos e interrelacionados existentes en una determinada realidad (verdad/mentira; belleza/fealdad; luz/oscuridad; etcétera), que permite alcanzar una solución, superando los contrapuestos o comprendiéndolos mejor. Se considera que fue Platón (427 – 347 A. C.) quien planteó los fundamentos esenciales de la dialéctica, estructurándola en forma de Diálogos, donde el filósofo, utilizando el nombre de su maestro Sócrates, sometía a prueba las ideas y creencias que una persona tenía en

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su mente, haciéndole constantes preguntas para advertir y señalar cuan firmes y rigurosas eran sus argumentaciones. En el fondo lo que el hacía era plantearle al sujeto con el cual reflexionaba un conjunto de objeciones lógicas, señalando que aquellos pensamientos de éste que eran evidentemente contradictorios no podían ser aceptados como verdaderos. Esta metodología platoniana de preguntas y respuestas, con la respectiva controversia, era racional y pretendía llegar a la refutación de ideas erróneas o ilusorias con el fin de llegar a la verdad o algo lo más cercano posible a ella. De esta manera, la refutación lógica se convertía en un método de prueba acerca de la verdad o no verdad de las ideas existentes en la cabeza de los filósofos. Era el concepto de dialéctica que pensaba Platón y que queda muy bien expresado en el siguiente Diálogo: SÓCRATES: ¿No das tú, por cierto, el nombre de dialéctico al que alcanza la esencia de cada cosa? ¿Y no dices también del que no la alcanza, ya para percatarse de ella o para hacerla conocer a los demás, que no la ha visto con su inteligencia? GLAUCÓN: No podría decir otra cosa SÓCRATES: Con el bien nos encontramos en el mismo caso. De todo aquel que no es capaz de precisar con la razón la idea del bien, distinguiéndolas de todas las demás…triunfando de todas las objeciones, pero no fundándose en la opinión, sino apoyándose fervientemente en la esencia de las cosas. (De no ser así) ¿no dirás que, precisamente, ni alcanza a conocer el bien en sí, ni ninguna otra cosa que sea buena y que, a lo sumo, podrá percibir alguna

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imagen del bien por la vía de la opinión, pero no por la vía de la ciencia? ¿no afirmarás también que pasa por esta vida como dominado por el letargo del sueño y en un continuo ensueño, que no tendrá ya fin hasta que marche al Hades y duerma allí para siempre el sueño verdadero? GLAUCÓN: Si, ¡por Zeus! …diré todo eso con plena convicción. SÓCRATES: Por tanto, de tener que educar en alguna ocasión a esos hijos tuyos, que ahora formas y educas imaginariamente, no le permitirías, a mi juicio,que fuesen gobernantes de la ciudad, ni dueños en ella de las cosas más importantes, si se portan como irracionales. GLAUCÓN: Desde luego que no. SÓCRATES: ¿Les impondrías, en cambio, que se preocupasen en mayor grado de aquella educación que les haga más hábiles para preguntar y responder? GLAUCÓN: Se los acuerdo contigo.

impondría, en pleno

SÓCRATES: ¿No te parece, pues, que la dialéctica viene a ser como un coronamiento en lo más alto de las demás enseñanzas, y que ninguna de estas puede ser colocada en un plano superior, ya que es ella, precisamente, la culminación de todas? GALUCÓN: Sí, me lo parece Platón. La Republica. Libro VII

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Durante el siglo XVIII la dialéctica fue muy utilizada al referirse al análisis de dos conceptos opuestos, o polos referidos a un mismo fenómeno o problema en análisis y cómo, en el desarrollo del fenómeno, dichos contrapuestos eran posibles de superar (o no superar). Uno de los polos, correspondiente a los conceptos que lo sustentaban, era la tesis. La determinación de sus contradicciones era la antítesis y la nueva conceptualización, solución o reconceptualización del fenómeno era la síntesis. Observe usted cómo esta manera de pensar contrapone la idea o concepto que uno tiene en la cabeza, con la cosa o fenómeno en análisis y reflexión. Y, yendo más allá, contrapone las diferentes ideas que están en la cabeza de todos, llegando hasta las contraposiciones (contradicciones) existentes en el mundo que nos rodea, en particular, por ejemplo, aquellas existentes en la sociedad. Quien más avanzó y llevó a un importante desarrollo este modo de pensar fue el filósofo alemán Georg Wilhelm Hegel (1770 – 1831) quien, en una de sus obras fundamentales Fenomenología del espíritu, escrita en 1808, plantea que la realidad está formada por fenómenos opuestos, que entran inevitablemente en conflicto y, en este mismo instante, generan nuevos fenómenos que, a su vez, vuelven a entrar en conflicto con otros opuestos y así sucesivamente. Esto es lo que explica el cambio y la mantención de la identidad de cada cosa, a pesar de que el conjunto cambie. Esta conceptualización de Hegel para comprender el mundo fortaleció la dialéctica al llevarla a un plano social más general, pensando que el avance o retroceso del desarrollo de la humanidad es producido por síntesis sucesivas de factores contrapuestos que nacen y se desarrollan en toda sociedad. Es así, afirmó este filósofo, como se desarrolla la historia del ser humano, de aquí la enorme importancia que tiene el comprender y reflexionar de modo dialéctico la historia,

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para entender los transformaciones.

fenómenos

sociales

y

sus

Es importante que usted tenga en cuenta que el gran avance que tuvo la nueva conceptualización de la dialéctica, se produjo en una etapa de la historia occidental y cristiana caracterizada por los tremendos cambios políticos, económicos, científicos, territoriales y sociales que se estaban desarrollando por aquel entonces, particularmente en Europa, y que transformaban de modo profundo aquello que había permanecido invariable durante siglos. Paralelamente era también el fortalecimiento cada día más amplio y poderoso del capitalismo, apoyado en una ciencia y tecnología también cada vez más desarrollada a medida que iban cayendo las barreras de la ignorancia medioeval, en particular las religiosas. En este contexto era de suma importancia construir razonamientos lógicos, racionales y científicos para explicar el por qué de esas transformaciones. Recuerde además de que se trata también de los primeros años de un capitalismo en europeo, cuyo modo de producción, a diferencia de los anteriores, se basa esencialmente en la circulación, lo más rápido que sea posible, de las mercancías y del capital, sin cambiar la distribución del poder y la riqueza, ahora en nuevas manos. ¿Cómo entender que el modo de producción aparentemente cambie, pero que las cosas sigan siendo las mismas? Es lo que Hegel intentó responder con su dialéctica. Apoyándose en los conceptos de la dialéctica hegeliana, pero llevándola mucho más allá, el filósofo, historiador y sociólogo alemán Karl Marx (1818 – 1883) analizando la primera gran crisis de 1830 del capitalismo, y los conatos revolucionarios de 1848, basa su construcción teórica en la constatación de la contradicción de intereses materiales incompatibles en el seno del capitalismo, entre los trabajadores y los dueños del capital. Sus aportes teóricos fundamentales

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se refieren a la crítica filosófica, la crítica política y la crítica a la economía política de su tiempo. Desde el punto de vista filosófico, si bien asume los conceptos básicos de la dialéctica de Hegel, elimina el idealismo espiritual de éste ya que piensa que lo que el ser humano es, no puede deducirse a partir de lo espiritual o de ideas abstractas, sino que a partir de la realidad concreta que vive y sufre ese ser humano. El ser humano es, en tanto en cuanto es ser social. A partir de lo anterior, Marx deduce que dios, la filosofía y el estado son los factores centrales de la alienación de las personas, alienación que les empobrece al construirles una falsa conciencia e impedirles actuar en base a la elección libre y reflexionada de lo que le es conveniente. Para este pensador, la alienación económica, producto directo del modo de producción capitalista, es la única real y concreta, y es la fundamental, la esencial para impedir la libertad del ser humano. En sus Manuscritos de 1844, Marx anota:20 ¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un

20

Extraido de Wikipedia Karl Marx.

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medio para satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. (...) Pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo… Desde el punto de vista político Karl Marx luchó por una sociedad comunista, que nacerá junto con la destrucción del capitalismo, como síntesis de la superación de las contradicciones existentes en éste y donde desaparecerá toda forma de alienación. En su obra fundamental El capital, realiza una amplia y profunda crítica de la economía política conocida hasta entonces, definiendo conceptos económicos de modo más preciso y riguroso desde el punto de vista científico, para caracterizar el sistema capitalista. Un ejemplo es la teoría del valor; la explotación del trabajador y la apropiación de la plusvalía por parte del dueño del capital; o la explicación sobre las crisis del capitalismo, entre otras. El capital se considera el trabajo más detallado y monumental escrito sobre el capitalismo industrial de la Inglaterra del siglo XIX y es considerado un ejemplo intelectual y metodológico para abordar de manera sistemática, amplia y profunda, la caracterización de fenómenos universales, generados por el mismo ser humano, pero de cuyos efectos negativos y perniciosos éste no tiene conciencia. Kart Marx, Isaac Newton, Sigmund Freíd, Daniel Bernoulli y muchos otros grandes pensadores e investigadores de la realidad individual o social, física o

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inmaterial, son personas que vivieron en determinados lugares y épocas concretas, por lo que las ideas y reflexiones que ellos realizaron estaban también determinadas tanto por las ideas dominantes entonces, como por las metodologías utilizadas para la construcción de pensamiento científico en sus lugares y épocas específicos. En el contexto anterior, el principio dialéctico utilizado en la explicación de fenómenos sociales a partir del siglo XIX, fue un serio y riguroso esfuerzo por entregar explicaciones científicas al comportamiento de las sociedades, intentando dejar de lado no sólo los poderes divinos, sino también los terrenales, como explicación única de la manera como se organizaban las sociedades. Así como las leyes de Newton, por ejemplo, que entregaron amplias y detalladas explicaciones al movimiento de los cuerpos, han sido subsumidas, no rechazadas por los nuevos conocimientos del comportamiento y estructura del universo, las leyes de la dialéctica han sido subsumidas e integradas en nuevas y más amplias conceptualizaciones acerca de los sistemas organizados, descubiertas en los últimos decenios. Hoy día, en relación a los sistemas organizados, se trabaja con un concepto que integra otros como la dialéctica. Es la dialógica, que estudiaremos más adelante. 2.13. EL DESARROLLO DEL CAPITALISMO. Desde que el ser humano tomó conciencia de sí mismo, empezó a practicar el trueque de cosas con sus semejantes. Esta acción, que inicialmente era un factor importante para la supervivencia y se efectuaba socialmente, con el correr del tiempo se transformó en comercio al ir cambiando la estructura de la organización social humana y naciendo así grupos de

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personas cuya actividad principal era el obtener utilidades de esos intercambios y adquirir poder sobre el resto de sus congéneres. Muchos investigadores sociales afirman que el comercio como actividad económica surgió desde el inicio mismo de nuestra civilización occidental y cristiana, desarrollándose sin problemas en sociedades esclavistas y feudales, donde el pensamiento dominante, aunque religioso/especulativo, miraba hacia el cielo respecto de la usura, la compra/venta de seres humanos, la ignorancia del pueblo o la especulación de precios de alimentos, que sumían en hambrunas a importantes estratos poblacionales. El capitalismo, término que apenas se usa antes de 1849, no surgió como una manera “natural” de desplazamiento del feudalismo, sino de modo espontáneo, lento, difícil en el seno de un feudalismo cada vez más debilitado debido al descubrimiento, especialmente en el siglo XV, de nuevos y extensos territorios del planeta, desde donde se extraían ingentes cantidades de oro y plata que finalmente iban a parar a los bolsillos de los banqueros y prestamistas de la época, dado que los señores feudales, para financiar su entretención preferida, la guerra entre ellos, siempre tenían que estar pidiendo plata prestada y, en consecuencia, debilitando su poder. Todo esto sumado a la consiguiente lucha ideológica para abrir más amplios y generosos espacios de movimiento comercial. En esos años, el comercio, en cuanto estructura económica, sólo tenía como finalidad el intercambio de productos, no su elaboración, no siendo sino hasta el siglo XIX que ésta pasa a ser elemento esencial en el desarrollo y expansión del capitalismo en el marco de la llamada Revolución Industrial cuyo centro fue Inglaterra, donde los comerciantes eran remplazados por los empresarios, personajes capaces de dirigir la

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producción de cosas, asumir nuevas iniciativas de intercambio y sus respectivos riesgos. El dúo empresario/banquero fue central en el fin del feudalismo, apoyado en la fe en Dios, la iglesia católica y el rey, acelerando el florecimiento del capitalismo pragmático, que sólo busca la acumulación del excedente económico y su reinversión para una mayor utilidad. Pero este dúo no fue el único factor que aceleró el desarrollo del capitalismo como formación económica, social, política y cultural. Hubo también otros dos, uno muy analizado, estudiado y reflexionado desde fines del siglo XIX y otro prácticamente ignorado hasta nuestros días. El primer factor que empujó el desarrollo del capitalismo fue la Reforma Protestante. Nacida en Alemania en el siglo XVI y divulgada masivamente gracias a la invención de la imprenta y la edición de miles de biblias puestas en manos de quienquiera que supiese leer y escribir, generó el más profundo y amplio cisma en la historia de la Iglesia Católica, cisma que no sólo supuso cruentas luchas armadas entre católicos y protestantes, sino que debilitó objetivamente el poder de la Iglesia en países claves de la Europa de esos tiempos, como eran Alemania, Inglaterra, Suiza y Hungría. Según Maw Weber fue el luteranismo el guía espiritual para la transformación de las ideas dominantes en ese tiempo, al hacer creer a los individuos que el éxito en sus vidas desde el punto de vista económico, sea como empresarios o como trabajadores, era el signo más claro del agrado de Dios hacia ellos y la letra de garantía de sus parcelas en el cielo. El protestantismo introdujo así, con enorme éxito, una lógica opuesta a la católica, cuya estructura organizacional rígida tenía como base la jerarquía vertical, arriba/abajo, tanto internamente como hacia sus fieles, siendo el sacerdote el intermediario entre

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ellos y Dios, enviándoles al cielo, purgatorio o infierno, según hubiese sido sus niveles de respeto y acatamiento a la voluntad del Papa y de los curas. Por el contrario, la protestante es una religión donde la salvación depende esencialmente del individuo y su éxito en la vida. Esta religión estimula la racionalidad y el catolicismo la superstición y la emocionalidad. El segundo factor de tremenda influencia en la expansión, desarrollo y mantenimiento del capitalismo hasta el día de hoy fue, a mi juicio, el pensamiento científico tradicional y su posterior integración en todo sistema educacional, especialmente a partir del siglo XIX, siglo en que se masificó la enseñanza básica y media para los jóvenes. Las bases epistemológicas que fundaban el pensamiento científico, propuestas y desarrolladas por Galileo, Bacon, Descartes, Laplace y muchos otros durante el siglo XVII y siguientes, ya hemos visto que permanecieron sin mayores cambios prácticamente hasta el siglo XX, estableciéndose una constante interrelación e interinfluencia con el modelo económico, social, cultural y político capitalista. De las investigaciones últimas respecto del funcionamiento del cerebro ya sabemos que el pensar es un proceso que surge tanto como consecuencia de la duda, de la incertidumbre ante los problemas que en el día a día enfrenta el ser humano, tanto de sí mismo como de su entorno, como del modo como piensa y se expresa, vía el lenguaje, modo que no es neutro, ni independiente de la ideología dominante en el espacio y tiempo que le toca vivir. Es así entonces, que en cada lugar y época en que ha vivido o vive la persona, la educación que ha recibido o recibe, sea de tipo formal o informal, ha moldeado y sigue moldeando los circuitos neuronales de cada cerebro, con la finalidad de que asuman, porque así lo dice el profesor, la familia, el pastor o sacerdote, el medio de comunicación social o sus amigos, las “verdades” de la vida.

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Una característica importante del proceso de pensar es que se realiza vía determinadas estructuras cognitivas preelaboradas, como son conceptos, juicios, prejuicios, razonamientos y modelos mentales, todo lo cual para la mayoría es extraordinariamente difícil de modificar. Es así entonces que se establece un verdadero círculo cognitivo en nuestro cerebro, que se inicia con la percepción sensorial, construcción de pensamiento a partir de los elementos antes mencionados y termina con la elaboración de señales por el cerebro, señales que pueden dirigirse tanto hacia el interior de nuestro cuerpo o hacia el entorno exterior. La mayoría de las señales internas no son percibidas por nosotros, pero las que enviamos al exterior, vía lenguaje o acción, sí lo son y el rigor, calidad y exactitud de ellas depende mucho del tipo de prejuicios, modelos mentales, estereotipos, fe religiosa, racionalidad, capacidad de crítica y conocimiento del conocimiento que tengamos. De lo anterior espero que le queda claro a usted que cada percepción es individual, verídica, falsa o parcialmente verídica, y pertenece a cada ser humano. Sin embargo, cuando la misma percepción es generalizada en un grupo humano, se transforma en percepción social, guiando al grupo al uso de cierto lenguaje y acciones comunes. Fue el caso de la persecución judía en la Alemania nazi, o la aceptación del mercado como el mejor solucionador de las necesidades de las personas, como una amplia capa de chilenos piensa. 2.14. ROL DEL SISTEMA EDUCACIONAL En todo lo antes señalado, el rol del sistema educacional es ir de menos a más en el desarrollo de percepciones y, por ende, de construcción de pensamiento en el cerebro de niños y jóvenes. Quienes realizan esta labor, los profesores, tienen a su vez sus propios modelos mentales, prejuicios, razonamientos, niveles de percepción de la realidad,

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ilusiones o errores mentales, parte de lo cual ha sido elaborado y procesado en su propia formación como académicos en la universidad y en su experiencia laboral. Todo lo anterior se desarrolla y organiza a partir de los fundamentos epistemológicos del pensamiento científico tradicional que son, a su vez, los mismos fundamentos de quienes piensan capitalista, sistema que ha tenido la enorme capacidad de racionalizar y convencer acerca de su importancia fundamental como regulador y facilitador de la vida de las personas. Para lograrlo se apoya en la divulgación y defensa sistemática de ideas como mercado regulador eficiente y eficaz; libertad como sinónimo de libertad de emprendimiento; Estado mínimo; “naturaleza económica” del ser humano y muchas otras. La finalidad es muy simple pero poderosa: reducir la actividad humana a objetivos como: aislarse de los demás; luchar sólo por el éxito personal; reducir su actividad mental exclusivamente a su trabajo; asumir el paradigma capitalista como único posible para alcanzar sus objetivos de vida, y así sucesivamente.Cualquier otra alternativa de construcción de vida y de sociedad es “pasado superado”, “ideas obsoletas”, “planteamientos prehistóricos” y demases. El pensamiento científico lineal, disyuntivo, racionalizador, buscador de leyes simples que regulen la naturaleza, ha servido al capitalismo para transformarse en un poder objetivo, capaz de determinar la existencia y las creencias de la mayoría de las personas hasta en sus zonas más íntimas. En síntesis, las interrelaciones e interinfluencias más significativas que desde sus inicios se han establecido entre capitalismo y pensamiento científico tradicional son:

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a) LA NATURALEZA FUNCIONA SEGÚN LEYES SIMPLES. El principio de abstracción tradicional se contenta con establecer leyes simples que regulan el funcionamiento de la naturaleza, sin explicar a fondo de donde surgen, siempre que sean expresables en ecuaciones matemáticas simples y elegantes. Este principio llevó a las ciencias naturales a un gran desarrollo, especialmente durante el siglo XIX, y también ha permitido a la mayoría de los economistas pensar que las leyes de su disciplina son simples, exactas y expresables en leyes y ecuaciones elegantes, donde la ley de la oferta y la demanda del mercado viene a ser algo así como la ley universal de la gravitación newtoniana, atrayendo hacia su seno, y condicionándolas, no sólo todas las actividades económicas del ser humano, sino que además las sociales, culturales o políticas. No todos los economistas piensan de esta manera. Tal como en el siglo XIX hubo gente que criticó con mucha fuerza la idea de la simplicidad del funcionamiento del Universo, hoy día hay muchos que hacen críticas a fondo a un pensamiento economicista que transforma el mercado en principio universal del funcionamiento de la sociedad. b)

ES NECESARIO TROCEAR EL MUNDO QUE NOS RODEA, O CUALQUIER FENÓMENO O PROBLEMA COMPLICADO PARA INVESTIGARLO, COMPRENDERLO Y AMPLIAR NUESTROS CONOCIMIENTOS AL RESPECTO.

La metodología del pensamiento científico tradicional parte del principio de disyunción, que tiende a aislar, separar, desconectar cuerpo/alma, objeto/sujeto, individuo/sociedad, etcétera. Esto se ha traducido en el troceamiento del estudio del mundo que nos rodea, construyendo departamentos estancos, las “disciplinas científicas”, sin relación entre sí, que investigan y estudian múltiples áreas de conocimiento, cada una con

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su respectiva base epistemológica, su lenguaje propio, sus objetos de estudio y metodologías específicas. Tras cada departamento, o trozo de la realidad aislado uno del otro, miles, centenares de miles de personas construyen conocimiento que apunta a la hiperespecialización, mediante estudios, investigaciones, propuestas de hipótesis, demostraciones, cada una focalizada en una parte específica del mundo que nos rodea. Al trocear nuestro entorno, el pensamiento científico tradicional separa en estancos distintos, matemática, filosofía, ciencias sociales y ciencias naturales. Y cada uno de estos espacios de reflexión/acción científica, a su vez, troceado en múltiples subdisciplinas especializadas. Al mismo tiempo, y paralelamente, el capitalismo se ha troceado en capitalismo industrial, financiero, corporativo, nacional, internacional, de bienestar, de Estado. En la empresa el trabajo se trocea, se divide y se asigna a especialistas cuyos circuitos neuronales trabajan sólo en función de la tarea que debe realizar en su puesto de trabajo. Pero más aún. Estos especialistas son de distintos niveles. Unos mandan y otros obedecen, unos dirigen y otros son dirigidos, unos efectúan labores intelectuales y otros manuales. Y respecto de las empresas, unas producen bienes materiales, otras de servicios. Es decir, trocear la realidad es el mismo fenómeno tanto para el pensamiento científico tradicional como para el capitalismo. La lista podemos continuarla en la organización del Estado y su burocracia civil y uniformada; en sus poderes ejecutivo, legislativo y judicial; en la escuela y la universidad; en los tipos de protección sanitaria, de vivienda, de espacios donde vive cada familia, en fin, hacia cualquier lugar que usted dirija su mirada podrá percibir el troceo de la realidad y la consiguiente acción. Y la casi totalidad de científicos naturales y sociales la

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asumen como algo lógico, natural, aceptable y cómoda. Y esto al capitalismo le sirve pero muchísimo ya que le permite construir y divulgar ideas como por ejemplo que la moral y la ética no tienen nada que ver con el funcionamiento del mercado. c) USO DE LA RAZÓN Un elemento esencial en la propuesta cartesiana del pensar científico es la razón, no tomando en cuenta (aunque Descartes sí que pensó en ellos) los sentimientos y emociones del científico. Esta propuesta es absolutamente coherente con la necesidad, expresada en el siglo XVI, de construir una alternativa consistente y poderosa al pensamiento especulativoreligioso dominante hasta ese entonces, pensamiento muy apoyado en las emociones, especialmente, como ya le he señalado, en el miedo. La alternativa, y esto lo tuvieron muy claro quienes echaron las bases epistemológicas del pensamiento científico, no podía dejar brechas por donde se colaran las elucubraciones del pensamiento religioso, pensamiento que, por lo demás, sigue invariable hasta nuestros días, siempre apoyado en el miedo a lo desconocido, a la incertidumbre, a la muerte. Max Weber, estudioso de la obra de Marx, no tuvo objeciones para reconocer el rol esencial del mercado y sus leyes como los dinamizadores del desarrollo del capitalismo, pero también detectó la profunda racionalidad intrínseca de este sistema centrado básicamente en lo económico, lo cual permitía (y le sigue permitiendo) presentarse como el único modelo económico, social, político y cultural que ha permitido (y sigue permitiendo) la libertad, el desarrollo y bienestar de la gente en todo el planeta, a pesar de los desastres, angustias y calamidades que ha generado (y sigue generando) en la vida de millones de personas.

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Ambas racionalidades, la del pensamiento científico y la del capitalismo, se han interrelacionado, interinfluído y retroalimentado recíprocamente, desde sus inicios hasta el día de hoy, logrando enormes avances en ciencia, tecnología, territorios y mercados, hasta la actual globalización financiera. La racionalidad del capitalismo y del pensamiento científico ha modelado y continúa modelando nuestras sociedades en su totalidad. Es la “racionalidad de los fines en aumento” de la que hablaba Weber, contraponiéndola y separándola de la “racionalidad de los valores en declive”. Es la primera, según este autor, la que construye la “jaula de acero” en que vive la inmensa mayoría de las personas y cuyos barrotes son la violencia y represión que ejercen los poderes del Estado sobre cada individuo para el mantenimiento de los sistemas de poder, sin percibir que su análisis correspondía exactamente a la racionalidad del pensamiento científico tradicional, que todo lo trocea, separa el sujeto del objeto, sin asignar rol alguno a las emociones. d)

LAS EMOCIONES

Como ya he señalado, las emociones fueron excluidas en el análisis “objetivo” de los fenómenos, conflictos, contradicciones o cualquier problemática que desease estudiar, investigar y formular hipótesis el pensamiento científico tradicional. El rol del subconsciente y las emociones, si bien estudiado desde el siglo XIX por Freud y otros, lo fue paralelamente, y sin puentes de unión, con los fundamentos de la racionalidad. No ha sido sino hasta la segunda mitad del siglo XX que se empezó, tímidamente al inicio, la construcción de esos puentes. El desplome de los mega relatos y de los paradigmas universales, con la subsiguiente aparición y preocupación por el mundo “micro” (social, físico, químico, etcétera) conjuntamente con la preocupación por el individuo como universo complejo, fue el detonante que permitió asumir la presencia

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incontrarrestable de las emociones como factores fundamentales en la conducta personal y social del individuo. De este modo se ha pasado, según Guy Bajoit, 21 “de la tiranía de la Razón a la tiranía del Gran ISA (Individuo, Sujeto, Actor), que nos impone una nueva Tabla de la Ley, donde figuran una serie de derechosdeberes como el de la autorrealización personal, el de libre elección, el de la búsqueda del placer inmediato y el de seguridad frente a los riesgos y amenazas exteriores”. Todos factores que en los últimos decenios el modelo capitalista no sólo los ha asumido con entusiasmo, sino que los fomenta por todos los medios que dispone para construir y divulgar su ideología, sin dejar de lado la construcción de nuevas fórmulas matemáticas, manejo de estadísticas, cálculo de probabilidades, planificación estratégica, como instrumentos racionales y primordiales, además del desarrollo intensivo de nuevas tecnologías, para la construcción de los actuales grandes conglomerados económicos y financieros, constructos independientes de los sentimientos o emociones de los productores de bienes y servicios, salvo de aquellos que preocupan hoy día al Gran ISA de Bajoit y que lentamente empiezan a ser tomados en cuenta e instrumentalizados por el modelo. Es así como puede usted advertir que las actuales estrategias de publicidad, oferta de mercado, productos elaborados, campañas de promoción, incluyen mensajes que cada vez con mayor decisión y fuerza apuntan a las emociones (“usted será cada día más atractiva vistiéndose con ropa Pirulín”; “proteja a sus

21

Bajoit, Guy. (2010). La Renovación de la sociología contemporánea: La tiranía del Gran ISA. Artículo en La sociología hoy. Debates contemporáneos sobre cultura, individualidad y representaciones sociales. Ediciones Universidad Católica Silva Henríquez. Santiago. Chile.

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hijos con alimentos Bombín”; “este automóvil ha sido diseñado pensando en usted”; “nuestros edificios tienen acceso controlado con vigilancia permanente y cámaras de seguridad”; “descubre las delicias que traemos del mar a tu mesa”, etcétera, etcétera). Se trata de las permanentes y persistentes campañas de siempre que apuntan a la construcción de representaciones sociales para que la gente compre cada vez más, pero que hoy día apuntan especialmente a las emociones. e)

PRINCIPIO DE CAUSALIDAD

“Toda acción genera una reacción” (Newton) “El que no trabaja no come” (Refrán popular) “No beba y evitará accidentes (Campaña publicitaria para la Tolerancia Cero) Desde el punto de vista filosófico tradicional, cualquier hecho tiene siempre una causa, un origen conocido o desconocido. Es el principio que guía el pensamiento científico tradicional y que se traduce en que si un investigador, luego de varias observaciones, constata que a una causa “A” sigue, en cada observación, un efecto “B”, será lógico pensar que en el futuro siempre sucederá lo mismo. De esta manera es posible construir leyes que explican y explicarán en el futuro el comportamiento de cualquier problemática existente en el universo.

El de causalidad es un principio profundamente enquistado en el cerebro humano casi desde que el ser humano empezó a pensar, y a este enquistamiento han colaborado con entusiasmo las religiones. Por ejemplo, el Libro Primero de Moisés, comúnmente llamado El Génesis del Antiguo Testamento bíblico, introduce de múltiples manera la idea de una causa (Dios) que produce efectos (desde la creación de Universo y del

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ser humano, hasta los respectivos castigos divinos a los pueblos que se apartan de su palabra). La relación causa/efecto por supuesto no la fomenta sólo el cristianismo, sino todas las religiones monoteístas actualmente vigentes. Carlos Marx, como hombre de su tiempo y lugar, al plantear los fundamentos del materialismo histórico, expresión acuñada por el ruso Georgi Plejanov (1856 – 1918), también echó mano al principio de causalidad al señalar que la formación económica, productiva y dominante en cada tiempo y lugar (causa) es la que genera cada sociedad y su historia (efecto). Sin embargo, para Marx los seres humanos, de modo independiente de sus voluntades, establecen en su vida ciertas relaciones necesarias, las que denomina relaciones de producción, cuyas características son consecuencia de la fase de desarrollo de las fuerzas materiales productivas, que son las que condicionan la organización económica correspondiente a ese período y lugar. Pero es desde esta organización que nace lo que este científico denominó superestructura (jurídica, ideológica, política y cultural). Y es la superestructura la que condiciona el nivel de conciencia social del individuo. Vuelve aquí al principio de causalidad:es el modo de producción de lo material (causa) el que condiciona los procesos sociales, políticos, ideológicos en el cerebro de cada persona (efecto). Los idealistas, como Kant por ejemplo, piensan esos fenómenos al revés. Señalan que es el nivel de conciencia de cada persona (causa) la que determina el ser (efecto). Este es el punto de unión entre el principio de causalidad y el sistema capitalista que organiza hoy la sociedad. Los ejemplos son muchos: “Es el tu nivel educacional el que determina tu nivel de renta”; “tu valor se mide por lo que posees”; “¿quieres tener éxito en la vida? Estudia una carrera en la Universidad del Espíritu Santo”; “tu esfuerzo siempre será recompensado” y así sucesivamente.

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El principio causa/efecto es un instrumento muy potente en la divulgación de este sistema económico, político, social y cultural, y no deja ningún resquicio propagandístico sin utilizarlo. Escuche usted atentamente los mensajes que divulga. Si analizamos los fundamentos epistemológicos del pensamiento científico tradicional concluiremos que el principio de causalidad está muy relacionado con la concepción que se tiene del tiempo como una flecha que, viniendo el pasado, cruza el presente y viaja al futuro. En otras palabras, siempre es posible predecir el comportamiento futuro de cualquier fenómeno conociendo su comportamiento pasado y presente. Y no sólo de cualquier fenómeno. También de cualquier organización, proceso histórico, sociedad o individuo. Es de lo anterior que surgen las metodologías utilizadas en la investigación, sea de ciencias naturales o sociales, basadas en el razonamiento deductivo, que saca conclusionesparticulares a partir de informaciones generales, o en el inductivo que deduce conclusiones generales de informaciones particulares. Le señalo aquí, de inmediato, que en la actualidad estos razonamientos no se consideran fiables cien por ciento, y tanto en la inducción como en la deducción es preciso tomar siempre en cuenta otras variables como son el margen de error, fenómenos aleatorios, incertidumbre, caos, e incluso las ilusiones que nos generan nuestros sentidos. Además de pensar el tiempo de otra manera, como veremos más adelante. El principio de causalidad hace a la inmensa mayoría de las personas ver la realidad de manera ingenua, como una serie de causas (conocidas o desconocidas) que generan los efectos que inciden en sus vidas particulares y sociales, pensando que existe una sola realidad, la del mundo que le rodea, que se desarrolla linealmente de menos a más, del pasado al futuro, y que el futuro se puede construir hoy, también

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linealmente. Todos razonamientos que equivocaciones, ilusiones y limitaciones.

llevan

a

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CAPÍTULO III EL PENSAMIENTO COMPLEJO 3.1.

INTRODUCCIÓN

Según lo que ya hemos visto, el ser humano desde que se alzó sobre sus dos piernas y luego empezó a comunicarse con sus semejantes, primero con gruñidos y gesticulaciones, luego con rudimentos de lenguaje, hasta llegar a la actual era informática, ha tratado de explicarse el mundo que le rodea, buscando la certeza, la certidumbre, la seguridad en el futuro. En esta búsqueda, al cabo de varios siglos comprendió que un aspecto esencial para la sobrevivencia suya y de sus semejantes, era el asumir cierta disciplina a partir del sometimiento voluntario a la voluntad de un jefe de clan, tribu, pueblo, nación, estado, imperio, siempre que éste mostrara cualidades aceptables para

señalarle un mejor futuro a él y a su entorno familiar. Las fases por las que ha pasado el desarrollo del pensamiento humano responden de alguna manera a los diferentes niveles en las percepciones acerca de esas necesidades y condiciones de seguridad. Posteriormente al asentarse sobre el planeta organizaciones políticas más amplias y complicadas, como fueron las iglesias y los imperios, el sometimiento pasó a ser forzado, mediante la bruta fuerza militar y la ignorancia de una plebe, alimentando su credulidad y temor hacia el ser “superior”, rey, emperador, obispo o papa quienes, muy sueltos de cuerpo, les aseguraban que el acatar las órdenes terrenales les garantizaba el cielo y el paraíso eterno (y si no lo hacían, ahí estaba la hoguera para convencerles). En la actualidad, esa bruta fuerza ha sido sustituida por un sistema educacional vertical, autoritario y monocorde; por el control de los sistemas de generación y divulgación de ideología apoyados en diarios, revistas, TV y radios, en Chile casi todos controlados por el pensamiento neoliberal; y por la multiplicidad de iglesias que han proliferado los últimos decenios, y que se suman a la católica en la propagación de ideas como de un ser “superior” capaz de resolver cada problema individual que se le presente, o de una vida maravillosa…después que muramos. Fueron varios miles de años los que transcurrieron hasta llegar al siglo XVII, cuando comenzó el desarrollo del pensamiento científico, superador de las elucubraciones teológicas, iniciando el estudio racional del tanto del comportamiento humano en sus múltiples dimensiones (psicológicas, sociales, lingüísticas, antropológicas, históricas) como del comportamiento de la naturaleza en sus variadas expresiones (físicas, químicas, biológicas y demás). Sin embargo, ninguno de los desarrollos científicos tradicionales, de modo individual o colectivo, ha podido resolver el problema humano central de la alea, de lo

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no esperado, de lo imprevisto, que es un factor muy importante en la generación de muchas de nuestras angustias vitales. A partir de lo anterior, en un momento dado (último cuarto del siglo XX recién pasado), surgió otra pregunta central: ¿son absolutamente correctos los procedimientos mentales que nos enseñaron Galileo, Bacon, Descartes y que hemos utilizado hasta ahora para investigar, aprehender y conocer la realidad, o sea, construir conocimiento científico, a fin de poder predecir el comportamiento de la naturaleza y disminuir efectivamente nuestras incertidumbres? Se trata de una pregunta que apunta al corazón del problema actual de la construcción científica: cómo conozco, cómo sé que el conocimiento que he adquirido sirve efectivamente para aprehender esa realidad que para los científicos está ahí, está frente a ellos, y que sólo es necesario especializarse en sus múltiples expresiones, utilizando el pensamiento científico que nos han enseñado, caracterizado como racional, objetivo, capaz de demostrar las hipótesis planteadas, en cada área en que se divide el actual conocimiento. Como veremos más adelante, ese pensamiento científico tradicional, que ha construido y sigue construyendo en nuestro cerebro las imágenes “reales” del mundo que nos rodea, nos genera también una realidad desoladora, pues también y más frecuentemente de lo deseado, nos lleva también a la hiperespecialización, al error, a la ilusión, al estancamiento mental. 3.2.

OTRAS PROPUESTAS PARA PENSAR

Hemos analizado la profunda y permanente influencia del pensamiento lineal cartesiano no sólo en el desarrollo histórico de la ciencia en la zona planetaria de influencia occidental y cristiana, cuyo foco inicial

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más poderoso estuvo en Europa a partir del siglo XVII, pero cuyo florecimiento ocurrió en la práctica un siglo más tarde, sino que también el el desarrollo, expansión y poderosa presencia de su hermano gemelo: el sistema capitalista que nació al mismo tiempo y que se ha fortalecido gracias a lo que he planteado como interrelación e interinfluencias recíprocas entre ambos. Para el pensamiento científico la objetividad es lo esencial en la reflexión, por lo que la matemática y el experimento pasaban a constituirse en los jueces de esa objetividad, centrándose en el uso de la razón para la construcción de conocimiento humano. No todos los pensadores y filósofos han compartido estos postulados de Descartes. Un ejemplo, entre otros, es Immanuel Kant (1724 – 1804) a quien ya hemos citado antes y que en su obra Crítica de la Razón Pura, propuso un modelo de racionalidad humana (conocimiento) en que lo importante, a su juicio, es la interpretación y la comprensión mediante procesos mentales que ordenan las observaciones que obtenemos vía los sentidos. De esta manera Kant abrió paso a epistemologías que tomaban en cuenta los procesos cognitivos de cada ser humano, abriendo un espacio entre el racionalismo cartesiano centrado en el objeto como fuente de conocimiento y el empirismo, que piensa al sujeto como fuente elaboradora de conocimiento. De este modo Kant distinguió entre razón científica aplicada a conocer la naturaleza y razón práctica, dedicada a construir conocimiento acerca de la toma de decisiones del ser humano, en el ámbito de su libertad moral. Otro que elaboró pensamiento acerca de la distinción entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu o humanas (filosofía, psicología, historia, sociología, etc.) fue Wilhelm Dilthey (1833 – 1911) quien, combatiendo el dominio intelectual que ejercían las ciencias naturales y su objetividad, propuso la construcción de una ciencia subjetiva para las humanidades,

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metodológicamente diferenciadas de la anteriores. Su tesis central era que si bien las ciencias naturales pensaban los fenómenos en términos de causa-efecto, usando la herramienta matemática y el experimento, las humanas no tenían por qué hacerlo así, dado que existían otros instrumentos igualmente potentes, basados en la comprensión y perspicacia humanas, especialmente en la interpretación de textos, fuesen éstos antiguos o ensayos filosóficos (hermenéutica). Pese a los esfuerzos de Kant, Dilthey y sus discípulos, el paradigma newtoniano/cartesiano siguió siendo dominante en el pensamiento científico, en especial porque se alejaba de lo especulativo, insistiendo en la objetividad racional como eje central del desarrollo del conocimiento y, lo que tal vez ha sido lo más importante, fueron los avances del conocimiento basados en este paradigma los que más abundantemente ayudaron al avance de la ciencia y tecnología, por lo menos hasta el siglo XIX, muy influenciados estos desarrollos por las exigencias y problemas que enfrentaba el capitalismo. Todo iba viento en popa hasta que en el propio seno de la reflexión científica basada en Descartes y Newton, empezaron las dificultades y contradicciones, algunas de las cuales le hemos señalado antes y otras veremos enseguida, y que exigieron a los científicos estudiosos de la naturaleza el cambio de sus conceptualizaciones. Veremos algunos de los temas que generaron desconcierto al principio y luego, pese a la oposición de los conservadores, (siempre ha sido la tarea de éstos) tuvo que rendirse el mundo científico a las nuevas propuestas, para pensar el universo desde perspectivas distintas, marcándose hitos esenciales en el desarrollo de un nuevo modo de pensar: el complejo. Antes de resumir los hitos, hay que reiterar el hecho de que el pensamiento complejo no supone que el pensamiento lineal sea falso o equivocado. Nada de

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eso. Lo que se plantea es que este tipo de pensamiento, potente y productivo durante siglos, tiene límites, es acotado, conduce a la hiperespecialización, no permite seguir avanzando en profundidad y amplitud para la construcción de nuevos conocimientos, puede incluso conducirle al error o la ilusión, pero en absoluto es desechable para la comprensión de ciertos niveles de la realidad. ¿Qué hace con él el pensamiento complejo? Muy simple. Lo integra, lo absorbe, lo considera parte del todo de la manera de pensar, pero acotándolo básicamente a los fenómenos meso, ya definidos antes, donde efectivamente las leyes descubiertas funcionan. Veamos dos ejemplos. Uno, el lanzamiento de cohetes espaciales: la velocidad de despegue, la trayectoria, el acoplamiento orbital, el regreso a la tierra, todo es calculado a partir de las leyes de Newton, enunciadas por éste bajo la lógica del pensamiento lineal, aunque el apoyo de computadoras para los veloces cálculos matemáticos, ayudan bastante. Dos. La teoría del trabajo elaborada por Kart Marx, donde demuestra que cada mercancía encierra un valor correspondiente al tiempo de trabajo socialmente necesario, requerido para su producción. Marx diferenció trabajo de fuerza de trabajo. La “fuerza de trabajo” se refiere a la capacidad potencial física y mental, inherente a todo ser humano, de realizar un trabajo. En cambio, el “trabajo” es la materialización, la concreción de ese potencial. Así, el trabajo es el resultado de emplear la fuerza de trabajo y, según demostró Marx, en el capitalismo siempre hay una parte del trabajo cuyo valor el dueño del capital no remunera, apropiándose gratuitamente de él, puesto que no compra trabajo sino que fuerza de trabajo, en negociaciones directas o colectivas con el trabajador, donde queda fijado su precio. De esta manera se genera el plusvalor o plusvalía, la que forma la base de la acumulación capitalista y que hasta hoy día sigue funcionando exactamente igual que durante el siglo XIX, siglo en

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que el pensamiento científico dominante era el cartesiano-newtoniano. Los dos ejemplos que le he mencionado (hay miles) demuestran que las conclusiones obtenidas en el marco del pensamiento lineal continúan siendo absolutamente válidas hoy día, básicamente en el universo “meso”, aunque algunos sobreideologizados con el mercado digan, por ejemplo, que lo demostrado por Marx es falso y es añejo (olvidando que el capitalismo es más añejo aún). 3.3.

ALGUNOS PRECURSORES PENSAMIENTO COMPLEJO

DEL

Para anotar una breve síntesis de la prehistoria y de la historia del pensamiento complejo, es necesario destacar algunos pensadores que han hecho sus aportes desde disciplinas específicas de reflexión (ellas mismas separadas unas de otras, siendo nuestra visión de conjunto la que les otorga significado). Se trata de personas cuyas propuestas e ideas han sido ignoradas, ocultadas o simplemente desdeñadas durante siglos (incluido el actual) por el pensamiento lineal dominante. El profesor colombiano Juan Carlos Moreno, miembro del importante grupo de ese país que trabaja el tema de la complejidad en la Corporación para el Desarrollo Complexus 22 agrupa a esas personas en “antecesores” y “pioneros”. Entre los primeros señala:  El YIJING (o I Ching, libro de las mutaciones, siglos XII-XI A.C.). Es un libro correspondiente a uno de los Cinco Clásicos del Confucianismo, donde se concibe el universo como regido por el principio de cambio, paradójica 22

Corporación para el desarrollo COMPLEXUS (2000) Manual de iniciación pedagógica al pensamiento complejo. Instituto colombiano de fomento de la educación superior. Colombia.

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  LAO-TSÉ, también llamado Lao Tzu, considerado uno de los filósofos más relevantes del pensamiento oriental, explica que el Tao ha dado origen al universo y hace reinar el orden en la naturaleza, sin embargo, “actuar en sentido inverso corresponde al movimiento del tao”. El Tao favorece las cosas que se encuentran en subdesarrollo y reprime las que están en superdesarrollo. De ahí una ley implacable: “toda cosa que se ha desarrollado hasta su extremo pasa a su contrario”.  ZHUANG ZHOU (369-268 A.C.). Filósofo taoista. Se le considera el segundo taoísta más importante, detrás tan sólo de Lao Tse y heredero del pensamiento de éste. Consideraba que el conocimiento humano está condicionado por factores que se le escapan y, por ende, siempre es incierto.  FANG YIZHI (1611-1671). Observaba, en primer lugar, el principio de la no contradicción y lo sometía a continuación al principio de la unidad de los contrarios para, en tercer lugar, respetar a la vez ambos principios, cada uno en su medida. Concebía que el funcionamiento de algo tiene siempre una causalidad no lineal  .  HERÁCLITO (535-480 A.C.). Planteaba el antagonismo, la concurrencia y la complementariedad de los contrarios en el proceso del devenir. Propone una ontología del devenir y no del orden, como Parménides, y relacionaba lo anterior con las paradojas de la vida y del conocimiento.  PROTÁGORAS (485-411 A.C.). Proponía una visión múltiple de la verdad, y sostenía que es necesario tolerar, incluso legitimar, la diversidad y la contradicción en el proceso del conocimiento. Resaltó lo no simplificable, lo no reducible del pensamiento.

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 GEORG WILHELM FRIEDRICH HEGEL (17701831). Captó un dinamismo en los contrarios. Su concepción de la dialéctica se acerca a la comprensión compleja, aunque no llega a ella por cuanto sólo se orienta al intento de superación de dos contrarios ideales. Los “pioneros” mencionados por el profesor Moreno son:   

23

LUDWIG VON BERTALANFFY (1901-1972) quien planteó la Teoría General de Sistemas. NORBERT WIENER (1894-1964) Introdujo al lenguaje científico el concepto de cibernética. MAGOROH MARUYAMA (1929) Notó que el concepto de cibernética de WIENER permitía a un sistema autodirigirse, autorregularse y cambiar de estados, mientras mantenía su forma original (la morfostasis). Es decir, un sistema podía autorregularse pero no cambiar su organización. Así se mantenía en equilibrio a través de un intercambio homeostático con el entorno. Esto le permitía a la cibernética explicar el comportamiento automático de las máquinas, pero no el de los organismos vivos. La razón de fondo era que la cibernética de Wiener sólo se había concentrado en la retroalimentación negativa, 23 que era la que conservaba la organización del sistema ante todo tipo de perturbación. MARUYAMA dio un paso

Retroalimentación. En un sistema de control como uno computacional, por ejemplo, hay entradas y salidas de información de éste. Cuando parte de la señal de salida regresa de nuevo al sistema, transformándose en entrada, hablamos de “retroalimentación". Ella está íntimamente relacionada con la capacidad de autorregulación del sistema. La denominada realimentación negativa, la más común, ayuda a mantener la estabilidad y permanencia sin cambio del sistema frente a variaciones de su entorno. Por su parte, la realimentación positiva amplía las posibilidades de evolución, de cambio, de crecimiento, de trasnformación.

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hacía la denominada segunda cibernética al explicar la retroalimentación positiva que le permite al sistema adoptar una nueva organización, transformarse o cambiar (morfogénesis).   







CLAUDE SHANNON (1916-2001) En un trabajo conjunto con WARREN WEAVER desarrolló la teoría matemática de la Información. JANOS VON NEUMANN (1903-1957) es uno de los padres de la inteligencia artificial. Planteó el problema de la diferencia entre las máquinas artificiales y las “máquinas vivas”. Hizo importantes aportes a la cibernética, para entender la idea de la autoorganización. HEINZ VON FOERSTER (1911-2002) Propuso el principio de orden por ruido, que ayuda a entender la creación de un orden a partir del desorden. Fue uno de los grandes ideólogos de los sistemas organizadores y de la idea de autoorganización, conceptos importantes para los desarrollos de la cibernética de segundo orden. HENRI ATLAN (1931- ) Concibió la teoría del azar organizador. Propuso el nacimiento del universo y de la vida a partir de la dialógica orden / desorden / organización. Para este investigador, es posible determinar el nivel de complejidad de un sistema midiendo la cantidad de información que se tiene respecto de él. Atlan ha centrado sus investigaciones en la autoorganización de los seres vivos, los cuales no sólo resisten al ruido, entendido como agresiones del entorno, sino que son capaces de responder a dichas agresiones a partir de mecanismos de aprendizaje que han generado, los que les permite mantener y regenerar los equilibrios fundamentales para su sobrevivencia. ILYA PRIGOGINE (1917-2003) y su escuela: introdujeron la idea de organización a partir del desorden desde la termodinámica, la bioquímica y la microbiología. Actualmente sus discípulos trabajan importantes conceptos como las

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estructuras disipativas, la flecha del tiempo y otras conceptualizaciones. HUMBERTO MATURANA (1928- ) y FRANCISCO VARELA (1946-2001) discípulo del anterior, propusieron desde la biología conceptos como “autopoiesis” y “acoplamiento estructural”, para explicar la idea de la autoorganización de los seres vivos. Hicieron grandes aportes para la comprensión del problema epistemológico de la reflexividad y del conocimiento de segundo orden. El golpe militar en Chile puso fin al trabajo conjunto de ambos.

Al listado anterior considero importante integrar al menos a siete científicos más. A FRITJOF CAPRA (1939) a EDGAR MORIN (1921) a NIKLAS LUHMANN (1927-1998) a STUART KAUFMANN (1939 ) a BENOIT MANDELBROT (1924 – 2010) a NORBERT ELÍAS (1897 – 1990) y a IMMANUEL WALLERSTEIN (1930 ) CAPRA se hizo famoso por su libro El Tao de la Física, donde planteó la interrelación entre el universo descubierto por la física moderna y el misticismo antiguo (en especial el oriental). Sus investigaciones se extienden a otras disciplinas, como la biología y la ecología, proponiendo, como elemento central de sus conclusiones, la urgente necesidad de comprender el mundo que nos rodea como una totalidad en la que para entender y pensar sus partes es necesario estudiar cada problemática en su interrelación con el resto de fenómenos que se generan, desarrollan y mueren en el universo. Su conceptualización se basa en que la naturaleza de la realidad es un proceso creativo e interconectado, en permanente cambio, en el que nada puede ser entendido por sí mismo, sino por su pertenencia e interrelación con los procesos generados en el universo. Es uno de los teóricos de la ecología más importantes de la actualidad.

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EDGAR MORIN sociólogo francés, es autor de una serie de libros fundamentales relacionados con el pensar complejo. Se le considera en la actualidad como el científico más importante en el desarrollo de una metodología para esta manera distinta de razonar, investigar, percibir, describir, comprender y explicar el mundo que nos rodea. Para Morin, el “gran paradigma de occidente” o “paradigma de la simplicidad”, hoy se encuentra agotado y es urgente, necesario e imprescindible, si queremos evitar la destrucción de nuestro “Planeta Hogar” comenzar a pensar al universo de otra manera, de manera compleja. Escribió para la UNESCO el documento Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, que fue publicado en octubre de 1999, donde sintetiza las bases del pensamiento complejo aplicado a la educación del siglo XXI. NIKLAS LUHMANN, sociólogo alemán, intentó revolucionar la comprensión de lo social partiendo de la teoría de sistemas, pero superando sus alcances. Critica la concepción de Talcott Parsons de los sistemas sociales, denominada estructuralfuncionalismo, y propone una nueva concepción, que denomina funcional-estructuralista, en donde es la función la que toma el papel central del análisis, cuestionando el modo como se suelen entender tanto la función como la estructura. La intención de LUHMANN es permitirles a los análisis sociales una mejor comprensión del cambio social y de la contingencia, a partir de la comprensión de los conceptos de función y estructura. STUART KAUFFMAN, biólogo estadounidense, es uno de los más significativos en el estudio de la complejidad biológica de los seres vivos. Enfocándose inicialmente en el problema del origen y evolución de la vida, se transformó en un pionero en el estudio de la autoorganización de los seres vivos, fortaleciendo de modo significativo el modelo neodarwinista hoy vigente referido a la selección natural de las especies y que

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afirma que las variaciones genéticas tienen su origen en mutaciones aleatorias, es decir al azar, y no por la lucha enconada por la subsistencia donde vence el más fuerte. En cuanto al matemático polaco-estadounidense BENOIT MANDELBROT es muy importante señalar sus aportes relacionados con los fractales (del latín fractus, quebrado, fracturado) objetos geométricos cuyas características son:  Es demasiado irregular para ser descrito en términos tradicionales de la geometría euclidiana.  Se construye a partir de copias más pequeñas de la misma figura Estas formas, que aparecen en abundancia en la naturaleza, en particular la vegetal no habían llamado mucho la atención de los investigadores hasta que en la década de los setenta del siglo pasado, Mandelbrot propuso un instrumento matemático, el Conjunto de Maldenbrot, para caracterizarlos y estudiarlos con la máxima precisión. Es importante tener en cuenta respecto de, por ejemplo, una línea fractal, que ella no puede describirse del mismo modo que una línea euclidiana (punto en movimiento), con lo cual Mandelbrot y varios otros investigadores de la fractalidad han abierto nuevos espacios de reflexión y caracterización de la naturaleza, muy distintos a los pensados bajo la lógica del pensamiento cartesiano. El sexto científico que también considero un adelantado en el pensamiento complejo es Norbert Elías, sociólogo alemán que en 1939 publicó un importantísimo libro que denominó El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas, donde plantea la interesante tesis de que el desarrollo y cambio de las sociedades es paralelo al desarrollo y cambio de las personas, proponiendo una estrecha relación e interinfluencias entre sociología, historia, psicoanálisis, ciencias políticas, economía y relaciones

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internacionales. En definitiva señala Elías que un buen sociólogo debe siempre tener en cuenta las imbricaciones existentes entre su disciplina y otras que se dedican a la ciencia social. No es de extrañar que su libro fuese ignorado por más de treinta años, hasta que los avances del conocimiento en las disciplinas que el menciona, especialmente en psicología y neurociencia, lo ha transformado en importante texto de referencia para los actuales sociólogos (por lo menos de algunos). Finalmente, Immanuel Wallerstein, en los cuatro volúmenes de su obra El moderno sistema mundo, plantea la existencia de en nuestro planeta de una compleja red de relaciones de intercambio económico, que es la que explica la persistencia del capitalismo hoy globalizado. Critica así a quienes plantean la existencia de un “primer” mundo, de otro “subdesarrollado” y de un “tercer” mundo. Para él, es fundamental que las ciencias sociales estudien los procesos de transformación de los sistemas económicos, desde una perspectiva global, sistémica, sin dejar de lado transformaciones focalizadas en determinados lugares y épocas, pero integrando éstas en un proceso global mundial. 3.4.

EL CONCEPTO AUTOPOIESIS

Fueron Maturana y Varela, quienes plantearon el concepto de autopoiesis (del griego autos, “sí mismos” y poiein “producir”), para definir qué es la vida. Se tratan explicaron, de sistemas organizados que se autorreproducen, es decir, se producen permanentemente a sí mismos, pues la organización que los define es autopoiética. Señalan de esta manera, a partir de sus investigaciones, la dimensión esencial de los seres vivientes:ser vivo y ser sistema autopoiético es lo mismo, con lo que aportan una muy importante conceptualización para comprender el fenómeno de la vida, estableciendo además que los componentes moleculares de una unidad autopoiética tienen que estar dinámicamente relacionados

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(metabolismo celular) en un determinado espacio tridimensional, acotado mediante una membrana semipermeable cuya función es limitar, pero también participar en la extensión de la red de transformaciones permanentes que caracterizan el sistema autopoiético. Es decir, esta membrana es quien establece los límites entre un interior químico, que caracteriza y define el sistema autopoiético y el ambiente externo. De lo anterior se deduce que un sistema autopoiético es una unidad que se organiza como una red de procesos de construcción y destrucción permanentes de sus componentes, de manera tal que estos componentes se reconstruyen permanentemente y son parte de la red de transformaciones que les produjo, caracterizando al sistema como perfectamente distinguible de otros. En el inicio de sus reflexiones Humberto Maturana y Francisco Varela se habían planteado las siguientes tres preguntas: 1. 2. 3.

¿Cuál es la organización de todo ser vivo? ¿Cuál es la organización del sistema nervioso? ¿Cuál es la organización básica de todo sistema social? O, lo que es lo mismo ¿cuáles son y cómo surgen las relaciones conductuales que dan origen a toda cultura?...

En las respuestas a estas preguntas, Maturana y Varela conceptualizaron no sólo la autopoiésis, sino que los fundamentos de los procesos biológicos del conocer en los seres vivientes, proyectándolos hacia una nueva perspectiva, en particular sobre la naturaleza humana y su capacidad para comprender el mundo que le rodea, demostrando el sólido entrelazamiento que existe entre razón y emoción a través del “lenguajear”, con lo que colaboraron en el rompimiento de uno de los

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fundamentos del pensamiento científico cartesiano, cual es la tajante separación entre razón y emoción. Como ha dicho Maturana 24 “…la historia de mis reflexiones sobre la biología del conocer me ha llevado a entender que educar es convivir y, por lo tanto, un acceder a convivir en un espacio de aceptación recíproca en el que se transforman el emocionar y el actuar de los que conviven según las conversaciones que constituyen ese convivir… (resaltado nuestro). Para Maturana, desde el punto de vista biológico lo que queremos decir cuando hablamos de emociones son “disposiciones corporales dinámicas que definen los distintos dominios de acción en que nos movemos”, es decir, “cuando uno cambia de emoción, cambia de dominio de acción”. 25 En otras palabras, se producen cambios fisiológicos y conductuales en la persona según la emoción que está viviendo. Por ejemplo la emoción del miedo. Cuando usted la siente ¿acaso no cambia el ritmo de los latidos de su corazón, de su respiración, sudor y otras manifestaciones corporales? Su conducta ¿no se hace más cautelosa, atenta al peligro, dispuesta a huir? Y ello ¿no modifica su racionalidad?. ¿Qué quiere decir Maturana con “dominio de acción”?

24

Maturana R., Humberto. (2000). El sentido de lo humano. Dolmen Ediciones S.A. Santiago. Chile.

25

Repertorio de emociones:celos, indiferencia, aversión, alegría, impotencia, humillación, ansiedad, valentía, ternura, rebeldía, ira, desprecio, sorpresa, satisfacción, entusiasmo, pena, optimismo, deseo, placer, timidez, envidia, odio, calma, insatisfacción, esperanza, desconfianza, ternura, culpa, miedo, decepción, desgano, tristeza. Aunque las que se consideran “básicas” son seis: miedo, sorpresa, aversión, ira, alegría y tristeza, estimándose las otras como secundarias.

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Simplemente las áreas o zonas que definen a cada persona, áreas donde el ser humano “es” así o asá y, además, “va siendo”. En el caso de la emoción del miedo que hemos dado como ejemplo, el científico dice que va a depender las características que nos define a cada uno de nosotros, el que reaccionemos de una u otra manera frente al miedo. No podemos concebir, señala el investigador, un ser humano sin el dominio del cuerpo, sin el dominio de las emociones, sin el dominio del lenguaje y del “lenguajeo”. En suma, sin su dominio de acción. En cada individuo humano los dominios de acción siempre están funcionando juntos e interrelacionados, pero siendo diferentes en cada persona. Si nosotros proyectamos estas ideas a la comunidad social, es importante responder también a preguntas como ¿en base a qué mecanismos muchas personas pueden, por ejemplo, sentir miedo, rabia o alegría colectivamente? ¿cuáles son las características de un espacio social donde los dominios de acción se colectivizan? ¿cómo fue posible que un pueblo culto y avanzado para su tiempo, como era la Alemania de la década del 30 del siglo pasado, pudiese llegar admirar de tal manera a Hitler, que llegó a aceptar que éste la condujera a su destrucción total? ¿cómo ha sido posible que en Chile, un sistema socioeconómico impuesto por la fuerza de una dictadura, haya sido asumido incluso por quienes se declaran socialistas? Y en un espacio más reducido ¿son iguales los dominios de acción de todos los estudiantes de un curso? ¿de qué manera un profesor puede influir en esos dominios de acción? ¿están preparados los profesores para trabajar los dominios de acción? Respecto del dominio de acción, añade Humberto Maturana, tengamos conciencia que ellos están estrechamente relacionados con nuestro cuerpo, el que nos acompaña desde que somos concebidos hasta nuestra muerte, situación que la consideramos algo tan obvio que ni siquiera pensamos en él, no nos fijamos en

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él, menos aún reflexionamos sobre la manera como se van a expresar en cada uno de nosotros nuestros dominios de acción. La conclusión es importante: para superar esto debemos siempre ser capaces de conocernos y conocer cómo conocemos. Tampoco pensamos muy a menudo en el hecho de que las posibilidades de acción son muy diferentes con una emoción que con otra. No es lo mismo pensar el mundo que nos rodea desde la tristeza y el desánimo que desde la alegría y el optimismo, o desde el odio o el amor. Y, respecto del lenguaje, Humberto Maturana ha insistido en que “…el lenguaje tiene que ver con el hacer, el lenguaje no es un ámbito abstracto…todo lo que los seres humanos hacemos ocurre en el lenguaje. Cuando aprendemos a vivir en el lenguaje vivimos el lenguaje entrelazado con el emocionar y vivimos las emociones que se nos entrelazan con el lenguajear…” 26 Maturana ha continuado sus investigaciones demostrativas de la interrelación e influencias en nuestro modo de pensar, de actuar, de reaccionar ante las emociones a partir de nuestras características genéticas, (dependencia de nuestros antepasados), de nuestra historia (dependencia de nuestros primeros años de vida) y de nuestras características e historias tanto personales como en tanto seres vivos (dependencia de la biosfera). 27 En definitiva, dice él, “somos seres vivos determinados por nuestra estructura”, de aquí otro hecho esencial que nos ayudará a pensar de otra manera: cuestionar la llamada “objetividad del conocimiento producido”, pues

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Maturana R., Humberto . La democracia es una obra de arte. Cooperativa Editorial Magisterio. Colombia.

Biosfera: Sistema formado por el conjunto de seres vivos de la Tierra.

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nuestros conocimientos están condicionados por el filtro permanente que, interesadamente hace nuestro cerebro, sumado a la acción perjudicial de muchos aportes erróneos e ilusorios que generalmente no podemos captar, puesto que el funcionamiento de nuestro cerebro está determinado en gran parte por nuestra historia personal, por la manera como hemos evolucionado psíquica y físicamente, por cuantas redes neuronales hemos construido a lo largo de nuestra vida, por la manera como seguimos entrenándolo y, además, por la forma como filtramos la información proveniente del exterior. Con mucha agudeza y precisión Humberto Maturana nos hace notar que,desde el punto de vista de la biología, el proceso de conocer está estrechamente vinculado a cada persona, siendo parte esencial de ésta y subordinado siempre a su autopoiesis y a la forma como se realiza ésta en cada individuo. En definitiva, la vida existe y es vivible en tanto en cuanto el sujeto puede conocer y lo haga de modo permanente. En caso contrario, muere. 3.5.

PENSAMIENTO COMPLEJO DESORDEN / CAOS

Y

ORDEN

/

Desde los orígenes de la reflexión humana ha estado presente la idea de una batalla permanente entre el orden, el desorden y el caos. Así, para el ser primitivo, la naturaleza era por definición el caos, lo temible, lo que podía destruir y destruirle. Ente caprichoso, morada de los dioses cuyas acciones eran imprevisibles, sólo entregaba incertidumbre permanente y, por ende, temor a los seres humanos. Muchas primitivas cosmologías han relatado un estado inicial de caos en el universo, del cual surgió el hombre y demás seres y cosas. Por ejemplo en La teogonía de Hesíodo (alrededor del 700 AC), se dice ...El Caos fue lo primero y luego la Tierra... Uno de los mitos chinos de la creación señala que del caos surgieron el Yin y el

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Yang, lo femenino y lo masculino, desde donde nació el universo. En la Biblia se narra que “…Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz de las aguas” ( 28 ) El caos, el desorden, es por lo tanto la sustancia esencial, sin forma, a partir de la cual los dioses moldean de manera permanente el universo. Formado éste, los seres humanos han buscado de manera obsesiva descubrir el orden en la naturaleza, sus leyes, sus normas, sus principios de comportamiento, para saber el largo de los días, de las estaciones del año, de las fases de la luna, conocer las épocas de siembra, de cosecha. Se ha introducido así, lenta, eficaz y profundamente en el cerebro del ser humano, la noción de orden, un orden que asegura la sobrevivencia en el presente y permite prever el futuro, para seguir subreviviendo con relativa seguridad y tranquilidad y que hoy es utilizado por los sectores que dominan nuestra sociedad, como un factor más de control social. Analice usted, como ejemplo, la defensa de éstos de la “gobernabilidad” versus el “desorden” de las manifestaciones populares. Pese a que inicialmente el caos era una idea de fundamento del génesis, es decir, una idea de fenómeno inicial del cual surge el universo, una idea de potencial energético, que lleva en su seno ebullición, resplandor, turbulencias, formas cambiantes, muchas personas siguen pensando el caos como desorden, destrucción, desorganización. Es que la influencia de las ideas de orden, jerarquía, poder y mando, ha sido absoluta a lo largo de los siglos. Es una influencia que debemos dejar de lado, puesto que el concepto caos, sabemos hoy, expresa una idea que establece la relación entre desorganización y organización, entre

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Génesis, Capítulo I, versículo 2.

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potencia destructora y potencia creadora, entre desorden y orden. En otras palabras, es posible demostrar que en todo orden y organización existe siempre la presencia antagonista y complementaria, del desorden y la desorganización, es decir, no existe una organización que no tenga latente en su seno la desorganización, ni un orden sin desorden. La prueba más evidente de esta afirmación es el comportamiento de las organizaciones sociales del ser humano. Es muy importante fijar en nuestra mente este concepto de caos como relación orden/desorden, organización/desorganización, para poder romper la frontera mental tradicional que asocia caos con desorden y con peligro. Muchas personas están dispuestas a admitir que efectivamente el universo se formó a partir del caos (en física se dice a partir del “big bang”), pero a condición que se concluya que en la actualidad los tiempos del caos, de la gran ebullición han pasado, se han superado, y que hoy día reina el orden, la estabilidad, la gobernabilidad y que el universo es organizado, estable y sus leyes de funcionamiento son simples y posibles de conocer por cualquiera. Para desdicha de quienes sueñan con universo así, hay que señalar que ese tipo de ideas son falsas e ilusas, puesto que los avances de los conocimientos respecto del origen universo demuestran una y otra vez que la Génesis aún no termina, y que seguimos viviendo en un cosmos que se expande, que crea miles de galaxias y soles por año y otros tantos desaparecen; que continuamos viviendo en un universo que se desintegra y renace de manera continua; que nuestro sol está en combustión permanente, no alumbra como una lámpara sino que escupe fuego, llamas, energía, en una autoconsumición constante, siendo su núcleo un puro caos al generar esa energía y al mismo tiempo consumirla, por lo que algún día deberá apagarse irremediablemente.

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Las ideas de universo que heredamos de Kepler, Galileo, Newton, Laplace, son frías, heladas, de esferas celestes con movimientos ordenados, descriptibles mediante ecuaciones matemáticas, de orden impecable, de equilibrio, de organización cósmica, de motor inmóvil. Pero hoy día es urgente que cambiemos ese modo de pensar el universo por otro que signifique un cosmos con explosiones de fuego, en cambio permanente, con movimientos irreversibles, de orden y desorden al mismo tiempo, de equilibrio y desequilibrio, porque el universo heredado del pensamiento clásico, determinista, cartesiano, si bien nos da una primera idea aproximativa de los fenómenos, ella no nos basta para explicarnos muchos otros fenómenos que se dan en la naturaleza y que estallan día a día, de modo permanente, ante nosotros, y que investigadores como por ejemplo el inglés Stephen Hawkings nos proponen pensarlos desde otras perspectivas, con otros instrumentos matemáticos…para llegar a nuevas y originales conclusiones. Ya no podemos pensar en un cosmos ordenado, razonable, tranquilo, adulto, sino en algo que, obedeciendo a las leyes del caos, es urgente imaginarlo de otra manera, como un mundo que nos rodea donde vive y existe el caos, pero no como desorden o desintegración y peligro, sino como una lucha permanente entre orden y desorden, entre organización y desorganización, entre estabilidad e inestabilidad. Esto es lo que define el comportamiento de nuestro Universo. Esta es la realidad que existe frente y alrededor de nosotros y si observamos más finamente, percibiremos que hay una permanente complementaridad entre los fenómenos organizadores y los fenómenos desorganizadores, cuestión que pasa a ser de fundamental importancia para todo investigador de cualquier sistema social organizado. ¿Qué significa lo anterior?. Ni más ni menos que toda perturbación, todo desorden, toda desorganización, pueden provocar la generación de estructuras que van

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a crear orden, organización, tranquilidad, para, transcurrido un tiempo, nuevos fenómenos, nuevas situaciones, a veces aleatorias, imprevistas, volverán a crear perturbaciones, desorden, desorganización que nos van a amenazar la tranquilidad de lo ordenado, organizado…y así sucesivamente. Entender y aplicar esto en una organización humana, supone pensar que el planificar el futuro de ésta ya no pude ser una idea simple de progreso ascensional constante, sino un complicado proceso donde coexisten de modo permanente progreso y retroceso, orden y desorden, construcción y degradación, dispersión y concentración, aceptación y rechazo, todos pares de fenómenos en permanente interrelación e influencias recíprocas. La idea sustentada por los científicos del siglo XIX de que la naturaleza era “ordenada”, sometida a leyes simples, posibles de expresar en elegantes fórmulas matemáticas que, además permitían prever su comportamiento futuro, empezó a ser discutida a fondo cuando un grupo de físicos, entre quienes estaban James Joule, Rudolf Clausius, William Thomson y otros, empezaron el estudio cuidadoso del comportamiento de la energía generada por el calor, planteando el enunciado de la llamada “primera ley de la termodinámica”: la energía no se puede crear ni destruir, sólo transformarse. Al continuar sus estudios, descubrieron que en el proceso de transformación, había una parte de la energía que desaparecía, se perdía, no era posible utilizar. Este fenómeno fue descrito en la “segunda ley de la termodinámiva” diciendo que: en toda transformación de energía una parte de ella se degrada y se transforma en energía de desecho, no utilizable. En otras palabras, la energía tendía a adoptar formas desorganizadas, imposibles de utilizar, por lo que, con sorpresa, los físicos encontraron que en el Universo no siempre se respetaba el orden. A este fenómeno lo denominaron entropía y a ésta la consideraron medida del desorden.

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Por supuesto que de inmediato surgieron individuos que se escandalizaron ante la idea de que en el Universo existía desorden. Uno de ellos, el estadounidense Ralph Waldo Emerson, planteó que, desde el punto de vista filosófico, no todos los fenómenos existentes apuntaban al desorden, poniendo como ejemplo el pensamiento humano que, dijo, a medida que se amplía y profundiza al pasar por las sucesivas mentes del hombre, avanza cada vez más a un mayor orden… El avance en el conocimiento del orden/desorden/caos ha llevado al planteamiento de una Teoría del Caos, donde se sistematizan los conocimientos de sistemas dinámicos muy sensibles a microscópicos cambios de sus condiciones iniciales, los que pueden generar violentos y grandes cambios en esos sistemas, evolucionando de modo imprevisto, lo que complica el prever el futuro de dichos sistemas. Parecen sistemas desordenados o aleatorios, pero no lo son y, de hecho, la teoría del Caos ha logrado construir una serie de herramientas matemáticas y definir conceptos como el de atractor para investigar y conocer mejor estos sistemas. 3.6.

PRINCIPIO DE LA RELATIVIDAD

Albert Einstein (1879 – 1955) el año 1905 demostró en su Teoría de la Relatividad Restringida que la mecánica newtoniana era sólo una parte muy acotada del comportamiento de las grandes masas. Einstein introdujo en su teoría la equivalencia entre masa y energía, lo que le permitió explicar matemáticamente también el comportamiento de masas microscópicas. Para ello modificó profundamente la conceptualización del espacio y del tiempo, transformándolos en conceptos relativos, no absolutos, como hasta ese tiempo eran pensados, puesto que ambos dependen de la posición del observador. Lo único constante, afirmó Einstein, es la velocidad de la

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luz. En el fondo, este científico hizo una propuesta teórica, que hasta hoy sigue vigente, que es que debemos tener muy claro, cuando investigamos los fenómenos del universo, la diferencia de conclusiones que pueden surgir cuando se trata de sistemas en reposo, que cuando se estudian las cosas desde sistemas en movimiento, sobretodo si la velocidad de este movimiento es cercana a la de la luz. Posteriormente, en 1916, con su Teoría de la Relatividad General, hizo una nueva propuesta para pensar los fenómenos que se dan en el mundo que nos rodea, al pensar que otra insuficiencia del pensamiento newtoniano en relación a los fenómenos que se dan en el universo es el hecho de recurrir a efectos misteriosos, denominados "acción a distancia", como ocurre con la ley de gravedad. Así, nos hemos acostumbrado a explicamos la influencia del sol sobre las mareas, por ejemplo, como una suerte de tentáculos que salen del astro rey, agarran las aguas del mar y tratan de acercarlas hacia él, como que si su acción fuera directa y de contacto. Por el contrario. El planteamiento de Einstein es que no vivimos en un mundo tridimensional invariable, sino en un mundo cuya geometría cambia por la influencia de las grandes masas, como son los planetas y estrellas. Así se refiere a las geometrías no euclidianas como base de su pensamiento. El espacio se curva según la intensidad de los campos gravitatorios y en ningún caso es sólo tridimensional, como postuló Euclides y siguieron pensándolo durante siglos filósofos, teólogos, científicos y gente del pueblo. E incluso todavía, en pleno siglo XXI se sigue enseñando en las clases de geometría que la suma de los ángulos interiores de un triángulo es igual a 180º. Si usted toma un balón de fútbol, le dibuja un triángulo en su superficie, podrá observar que la suma de los ángulos interiores de ese triángulo… puede sumar más de 180º.

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Para llegar a esa conclusión Albert Eistein observó que si uno, montado en un caballito de un carrusel en movimiento tira una pelota en línea recta, su desplazamiento no es rectilíneo sino que ella se desvía hacia afuera como atraída por una extraña fuerza que llamamos centrífuga. Sin embargo, para un observador parado fuera del carrusel la bola sigue un curso normal, en línea recta, de conformidad con el principio de inercia. Siendo eso así, ¿no podríamos considerar que la fuerza de gravedad fuera también una fuerza sólo aparente, y que la tierra en su órbita no obedeciera los mandatos del Sol sino una ley de inercia de más cuidadosa formulación que la contenida en las leyes del movimiento de Newton? Eso es precisamente lo que afirma la Teoría General de la Relatividad. La genialidad de Einstein estuvo en comprender que la gravedad y la aceleración no son sino el mismo fenómeno, y no dos, como suponía la física de Newton. De esta identificación se siguen dos consecuencias muy buenas. La primera es que se hacen innecesarias las misteriosas fuerzas de gravedad y su extraña "acción a distancia". Y la segunda, que se puede afirmar con total certeza que las leyes de la naturaleza (tanto las de la mecánica como las del electromagnetismo) son las mismas en todos los marcos de referencia, estén éstos en reposo o acelerados, y que sus diferencias son sólo aparentes. Esto de las ilusiones que le llevan a usted a pensar los fenómenos de modo distinto a cómo existen realmente, puede ejemplificarse con la clásica situación en que usted está sentado en un vehículo detenido al lado de otro también en reposo. De pronto el vehículo del lado empieza a desplazarse…y a usted le da la sensación que es su vehículo el que está moviéndose… ¿Le ha ocurrido esto alguna vez?... ¿Si? Entonces quiere decir que usted entiende perfectamente la teoría planteada por Albert Eistein… 3.7.

PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE

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Werner von Heisenberg (1901 – 1976) señaló alrededor de 1925 que la idea de objetividad, en el sentido de no influir en la realidad que se observa, es algo incorrecto, pues encontró que era imposible medir, en el caso de una partícula atómica, simultáneamente su velocidad y posición. Empezó preguntándose…¿De qué manera puedo yo determinar dónde está una partícula? La respuesta obvia de cualquier científico era…¡Muy simple…obsérvela!... Pero… ¿cuál fue el razonamiento de von Heisemberg? Supongamos, dijo, que existe un microscopio tan potente que sea capaz de hacer visible un electrón. Evidentemente que si lo queremos ver debemos proyectar una luz o alguna especie de radiación apropiada sobre él para poder mirarlo cuando la luz, luego de rebotar en el corpúsculo, llegue a mi retina o al instrumento de medición que estoy utilizando… El problema es que un electrón es tan chico, que si bien basta un solo fotón de luz para que éste, rebotando en él, vuelva a mi ojo o a mi instrumento y yo percibirlo, en el mismo instante en que es golpeado va a cambiar de trayectoria, velocidad y posición. Es decir, en el preciso momento en que el investigador pretenda observar al electrón para medir su posición, velocidad y trayectoria, estará alterándolas... Fíjese usted que el razonamiento de von Heisemberg es impecable, puesto que nos dice que nuestro sistema perceptor tradicional, los sentidos, donde el fotón (u otras partículas) que rebotan en lo que estoy midiendo y luego penetran en mi ojo o en el instrumento de medición respectiva, me entrega información falsa, transformando a veces la actividad “científica” en ilusoria, con conclusiones equivocadas. Heisemberg introdujo el concepto de incertidumbre como factor central de toda investigación científica a nivel atómico o de menor tamaño, con lo que dio un nuevo golpe a los científicos cartesianos tradicionales, para los cuales la observación objetiva, desprovista de emociones, pero generada por nuestros sentidos, era

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inequívoca, y sus resultados podían ser comprobables experimentalmente…utilizando los sentidos, lo cual permitía eliminar cualquier duda o incertidumbre acerca de lo descubierto. El Principio de Incertidumbre, demostrado matemáticamente en 1927 por Werner von Heisemberg, implicó una profunda transformación en la lógica del razonamiento de las ciencias naturales, imponiendo definitivamente la renuncia a las descripciones mecánicas de los fenómenos, sustituyendo las leyes deterministas que hasta la fecha se expresaban apoyadas en el modelo cartesianonewtoniano, por predicciones probabilísticas y fórmulas estadísticas provenientes de la teoría de los grandes números. Toda la nueva conceptualización de la estructura no mecánica del átomo, sino probabilística, nació de estos conceptos. 3.8.

MECÁNICA CUÁNTICA

Mientras más estudiaban el átomo los físicos, más iban percibiendo que las leyes de Newton, que tan bien funcionaban en el mundo de los objetos grandes y medianos (planetas y pelotas de fútbol) , simplemente no servían en el mundo microscópico del átomo. Fue así como el físico alemán Max Planck (1858-1947) propuso en 1900 el cambio del uso de ecuaciones “continuas” utilizadas en la mecánica newtoniana, por ecuaciones llamadas “discretas” o no-continuas para el estudio y explicación del comportamiento de partículas infinitesimales como son, por ejemplo, los fotones y otros cuanta (del latin quantum o cantidad mínima de algo). Este planteamiento surgió cuando, al estudiar la absorción y radiación térmica de los cuerpos, observó que la energía calórica no fluía de modo continuo, algo así como un chorro permanente, sino que fluía en diminutos “paquetes” discontinuos, es decir, funcionaba según quantum de energía.

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Por esos años, Albert Eistein había propuesto la idea de que la luz se comportaba en ciertas circunstancias como partícula y en otra como ondas y aunque inicialmente Planck no estuvo muy de acuerdo con este planteamiento, posteriormente, tomando en cuenta la gran cantidad de experimentos basados en los planteamientos de Einstein que coincidían con las hipótesis del quantum, se convenció de la certeza de ellos, e incluso invitó a Einstein a trabajar con el en la Universidad de Berlin, donde Planck era decano. Fue el inicio del desarrollo de la muy importante rama de la Física, la Mecánica Cuántica, que superó con creces las limitaciones de la física newtoniana para estudiar el comportamiento de las partículas subatómicas, mediante el uso de matemáticas probabilísticas y matriciales, donde el concepto partícula había que cambiarlo al de onda y, al mismo tiempo, destruyó otro de los planteamientos centrales del pensamiento científico basado en Descartes y Newton: que las leyes de la naturaleza eran simples, expresables en elegantes fórmulas matemáticas y universales, lo cual permitía, mediante el experimento, validar los resultados obtenidos y extender éstos a todo el Universo. Se produjo así un profundo cuestionamiento de las anteriores teorías de la física, generando una crisis en esta ciencia que, a fines del siglo XIX, planteaba que ella era una ciencia prácticamente completa respecto de sus principios y metodologías de la investigación, que los suyos eran realmente métodos “científicos”, obligándola a reconocer la necesidad de cambios profundos en sus conceptualizaciones. En definitiva, a nivel cuántico el universo era borroso, impreciso, indeterminado 3.9.

TEORÍA DE SISTEMAS

¿Qué es un sistema? “Sistema” proviene de la palabra griega symistánay que significa “reunir”, “colocar juntos”, En su definición más

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simple un sistema es un conjunto de elementos que se relacionan entre sí, dentro de un marco específico de relaciones y que realizan determinadas actividades para alcanzar ciertos objetivos que son propios del sistema, es decir, lo identifican. En el caso de los sistemas vivos, cuya motivación más profunda y esencial es supervivir, las actividades tienen que ver principalmente con la comunicación y el absorber información, energía o materia, procesarla, o sea transformarlas en otra cosa, para luego expulsarlas como productos de la función específica del sistema. En las sociedades humanas, los sistemas los conforman personas que mediante el lenguaje se ponen de acuerdo, en ciertos objetivos comunes, donde la mayoría piensa más o menos de la misma manera, persiguen objetivos que si bien individualmente pueden ser distintos, socialmente logran un consenso (estamos refiriéndonos a sociedades que respetan la democracia), actuando en consecuencia. Existe, por lo tanto, una permanente interrelación entre los miembros del sistema organizado socialmente, entre los diferentes subsistemas que existen en su seno (culturales, jurídicos, sociales, etcétera) y entre esa sociedad humana y otras existentes en el planeta. El pensamiento sistémicocomenzó en forma natural a estructurarse en el ocaso del siglo XIX y principios del XX, a medida que avanzaban los conocimientos en física, biología, astronomía, etc., cuando se empezó a percibir que la naturaleza se ordena en sistemas distintos, cada uno con determinadas características. Era urgente y necesario entonces pasar del análisis de cada parte del todo a pensar el todo en su totalidad, valga la redundancia, pensando que un sistema es una totalidad integrada, cuyas propiedades no pueden ser reducidas a la sumatoria de las propiedades de cada parte. Por el contrario, y aquí está lo central del pensamiento sistémico, es el todo quien posee las propiedades esenciales, las que es posible que se

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destruyan cuando el sistema se disecciona en partes separadas, planteamiento absolutamente anticartesiano. Otra idea importante es que en todo sistema existen diferentes niveles o subsistemas, donde es también necesario aplicar el criterio anterior, pensando que estas propiedades son emergentes, dado que surgen desde cada subsistema en particular. Como se puede advertir, el pensamiento sistémico es una verdadera revolución respecto del cartesiano, donde se piensa que en todo sistema el comportamiento del conjunto puede ser aprehendido a partir del estudio de sus partes, sin que el troceo altere nada esencial del todo. La metodología del análisis/síntesis, fundamental en ese tipo de pensamiento, no sirve en el sistémico, puesto que se puede demostrar que esa metodología puede llevarnos a falsas conclusiones respecto del conjunto. En el pensar sistémico, en cambio, lo esencial es investigar y caracterizar las relaciones existentes entre las partes del todo, entre estas partes y el conjunto, y entre el conjunto y su entorno, puesto que esas relaciones pueden estar produciendo permanentes cambios del sistema. Los avances en el conocimiento de las ciencias naturales, en particular la biología y la física, llevaron a concluir que son sistemas los átomos, moléculas, células, organismos, sociedades, soles, galaxias. De esta manera, a partir de estas ciencias, se empezó a concebir el universo como un archipiélago de sistemas. El planteamiento sistémico considera que las propiedades fundamentales del sistema son propiedad del conjunto total de las partes que lo componen, pero que ninguna de esas partes las posee en su totalidad. En otras palabras, las propiedades del sistema siempre son más que la sumatoria de las propiedades de las

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partes y surgen de las interacciones y relaciones de cada parte con el resto de ellas. De allí que, si el sistema es troceado física o conceptualmente, sus propiedades, totalmente o en parte, pueden ser destruidas o modificadas arbitrariamente. El origen del pensamiento sistémico surgió de la biología. Específicamente de los biólogos organicistas quienes, en contraposición a sus colegas cartesianos y vitalistas, propusieron nuevos conceptos para explicarse las razones de la existencia de las formas biológicas, proponiendo el concepto organización como superación del concepto función, además del concepto patrón o pauta como explicación de la existencia de relaciones ordenadas. De esta manera concluyeron con el concepto sistema para caracterizar a todo organismo vivo, sea éste un individuo o una organización de ellos. A mediados del siglo XX, el biólogo austríaco Ludwig von Bertalanfy (1901 – 1972) propuso la Teoría General de Sistemas, como una propuesta que plantea la necesidad de descubrir los elementos comunes que existen entre diferentes sistemas, particularmente entre diferentes disciplinas científicas, pero que por efecto de la influencia del pensamiento cartesiano, todavía cada uno era pensado y desarrollado de modo separado. Se trataba, entonces, de pensar las interrelaciones existentes entre sistemas, dejando de pensar cada sistema como un ente aislado de los demás. La Teoría de Sistemas, plantea como idea central inicial que no es factible sacar todas las conclusiones posibles de una realidad que se estudia, si se procede a dividirla en trozos, diseccionar cada uno de ellos, estudiarlo minuciosamente, juntar estas conclusiones con otras de otros pedazos de la misma realidad y proceder a realizar la denominada “síntesis”, a partir de la cual se tendrían claros los problemas del conjunto y sus eventuales soluciones, como pensaba Descartes, puesto que en el mismo instante en que usted trocea una realidad, la altera.

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La teoría sistémica tiene como lógica y método de pensamiento el hacer un esfuerzo permanente por aprehender la realidaden su totalidad, tratando de visualizar e identificar los diferentes elementos, subsistemas, fenómenos o problemas que existen en ella, sus interrelaciones, componentes y tendencias de desarrollo, caducidad y/o transformación en otra cosa. Para esta teoría todo sistema debe ser pensado siempre como algo en permanente ebullición, movimiento, cambio, transformación, puesto que el sistema asocia en sí, por una parte, la idea de unidad y, al mismo tiempo, la de diversidad y o multiplicidad, en una permanente repulsión y exclusión. Se trata de una conceptualización y modo de pensar harto difícil de practicar, considerando que las personas han sido entrenadas desde pequeñas a ver y pensar las cosas como lo enseñó René Descartes hace casi 400 años atrás… De la biología el pensamiento sistémico pasó a influir de manera determinante en la física, donde la tradición newtoniana, como ya hemos visto, la había llevado a un callejón sin salida al descubrirse conductas de la materia, especialmente a nivel micro, que no concordaban en absoluto con las fórmulas ni conceptualizaciones dominantes en relación a la estructura y funcionamiento del átomo y subpartículas. Hoy día ya no es posible pensar las partículas subatómicas como cosas o puntitos materiales aislados unos de otros, sino como interconexiones o relaciones estables (o inestables) entre varios procesos simultáneos que generan nuevas interconexiones e interrelaciones que construyen, a su vez, nuevas realidades. De los puntitos infinitesimales de materia, hoy se piensa más bien en filamentos pequeñísimos, o supercuerdas vibrantes, descritos matemáticamente de otra manera por la mecánica cuántica, como ya hemos señalado.

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La conceptualización sistémica impregnó varias otras disciplinas científicas. Por ejemplo la psicología, donde los alemanes acuñaron la palabra Gestalt para desarrollar todo un conjunto de conceptos sistémicos para tratar sus pacientes, que luego se transformó en una escuela específica de esta ciencia. El foco de la teoría y acción de ella fue el conocimiento de la naturaleza de las asociaciones que puede establecer el cerebro de un ser humano, integrando sus experiencias personales y colectivas en conjuntos de significados más amplios y más profundos que los reconocidos hasta entonces. Piense usted en el tremendo cambio conceptual del siglo XX, al pasar del pensamiento lineal, de causa efecto, de troceo de la realidad, como postuló Descartes, al pensamiento sistémico. Esta forma de pensar no sólo es diferente al modo tradicional de enfrentar la realidad y sus complicaciones, sino también novedosa, ya que al reflexionar así tenemos que hacer un esfuerzo permanente para construir pensamiento propio y hacer aportes originales, pues los espacios para la reflexión/acción que se abren al estudiar la naturaleza, los seres, las sociedades, los fenómenos anexos y sus interrelaciones son innumerables, además que están en permanente movimiento y cambio o transformación en otra cosa,por lo que debemos estar siempre atentos para aprehender esta realidad cambiante y sacar nuestras propias conclusiones. En la sociología el pensar de modo sistémico permite concebir a todo sistema social como formado por seres humanos que se interrelacionan e interactúan entre sí, de modo permanente, constituyendo un sistema que posee cualidades específicas, que algunos denominan cualidades emergentes, que no corresponden a la suma de las de los individuos que lo componen (aunque las cualidades más ricas de éstos siempre emergen en el sistema social) sino al sistema en su conjunto. Así, siempre existe la posibilidad de que las macro-emergencias del sistema retroactúen sobre las

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micro-emergencias de sus partes, es decir, las personas que lo conforman y éstas, a su vez, retroactúen sobre las macro-emergencias. Al pensar sistémicamente podemos concluir algo de gran importancia: que no sólo el todo es más que las suma de las partes, sino que cada parte pasa a ser en y por el todo,más que sí misma, puesto que las cualidades inherentes a las partes de cualquier sistema, no existen o están sólo en potencia cuando están solas o aisladas, y sólo pueden desarrollarse por el sistema y en el sistema. 3.10. LA CIBERNÉTICA Cibernética, palabra derivada del griego kubernetes o piloto de un navío o de un país, es una rama de la ciencia desarrollada por Norbert Wiener hacia 1943, como ciencia interdisciplinaria, o sea, destinada a establecer relaciones entre varias disciplinas, tratando de llenar los vacíos entre las disciplinas o no investigados por ninguna, permitiendo, al mismo tiempo, que cada ciencia utilice para su desarrollo el avance de las otras. Nació cuando Wiener, profesor entonces en la Universidad de Princenton, en EEUU, discutía con un grupo de médicos, ingenieros, psicólogos, biólogos, sobre el problema de la retroalimentación y la regulación en la transmisión de información. Fue así como esta disciplina se planteó como objetivo el gobierno, control y comunicación en el animal y en la máquina, tratando de desarrollar un lenguaje y técnicas que permitiesen abordar el problema del control y la comunicación en general. Su núcleo teórico eran los sistemas de procesamiento de los mensajes en los sistemas. Ya hemos señalado que un sistema se define como un conjunto de elementos interrelacionados e interinfluyentes entre sí, los cuales realizan una

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actividad para alcanzar un objetivo, mediante un conjunto de información, energía, materia que son procesados por dichos elementos. Sus partes, las interrelaciones e interinfluencias entre ellas y los objetivos (o metas) constituyen los aspectos fundamentales en la definición de un sistema. Por otro lado, la red que caracteriza las relaciones entre los elementos (red de comunicaciones) define el estado del sistema. La red está formada por líneas o circuitos por donde circula la información a procesar por el sistema, donde el numero de circuitos es directamente proporcional a la cantidad de información capaz de ser procesada por el éste para su toma de decisiones. De esta manera es que la cibernética estudia los modos de comportamiento ante las informaciones recibidas y procesadas por las máquinas inertes y por los organismos vivos, con el fin de obtener procesos cada vez más automáticos en las máquinas, a partir del comportamiento de los organismos vivos. Y, como siempre ocurre con las mentalidades imaginativas en cualquier ciencia, hay cibernéticos que mantienen viva la esperanza de que algún día, en el futuro, las máquinas van a funcionar igual que nuestro cerebro. Por ahora, y para nosotros, los comportamientos automáticos tanto de máquinas como de seres vivos los vamos a entender como procesos de cambio, de manera que, en el fondo, el objeto de estudio de la cibernética es el cambio. La diferencia entre los organismos no vivos y vivos es que los primeros están sometidos al cambio (la degradación o fenómeno de entropía) y los segundos, pese a estar también sometidos a la entropía, son los únicos que la controlan (neguentropía) y, con ello, neutralizan su tendencia a la degradación y a la muerte, generando vida.

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Un ejemplo de lo anterior lo podemos visualizar en la degradación permanente de las células de nuestro cuerpo, que están en un proceso permanente de muerte, pero que sin embargo nuestro organismo continúa vivo gracias a que autogenera y reemplaza continuamente las células muertas que ya cumplieron su función. De este modo, las células que tenemos en este instante no son las mismas que teníamos hace siete u ocho años atrás. Todas han sido reemplazadas. Este proceso es un comportamiento automático de control del cambio que posibilita la vida. Es la esencia de la auto-organización y de la autopoiesis definida por Maturana. Si bien la cibernética es la ciencia de la comunicación y el control ya sea en los seres vivos o en las máquinas, apuntando básicamente a la transformación de la información en acciones y procesos específicos, tanto en el campo físico como en el biológico y psicológico, incorporando en su conceptualización lo indeterminado y lo probabilístico, ha trabajado con la metodología de la “caja negra”, es decir, estudia atentamente tanto las entradas al sistema, como las salidas (inputs-outputs) sin meterse dentro de la caja, que es lo que intenta hacer, precisamente el pensamiento complejo. En la cibernética ha tenido fuerte influencia la Teoría de Sistemas, en particular para la construcción de robots, estructuras “inteligentes”, etc., a partir del análisis de operaciones que se interrelacionan e interinfluyen electrónicamente unas con otras 3.11. TEORÍA DE LA INFORMACIÓN Otra de las raíces que nutren nuevas formas de pensar es Teoría de la Información, desarrollada a partir del trabajo de Claude Shannon y Warren Weaver quienes, en 1949, presentaron su Teoría Matemática de la Información, como un intento para contestar de manera rigurosa la pregunta del especialista en ciencias políticas HAROLD D. LASSWELL (1902 – 1978):

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“¿quién comunica qué, por cuál canal, a quién, y con qué efecto?”. Antes de entrar a esta teoría expliquemos qué vamos a entender por información. Partamos expresando que, en términos generales, se trata de un conjunto de datos que recibe la máquina o el ser vivo, los cuales son procesados y organizados por estos, cambiando el estado de conocimiento de la persona o del mecanismo, y alterando (o no) su conducta. Como ejemplo veamos esto desde el punto de vista sociológico: a) Cada individuo, miembro de una sociedad, selecciona determinada información, de las muchas que le llegan minuto a minuto, evalúa sus consecuencias y adecua sus opiniones, actividades y actitudes a las eventuales consecuencias que deduce de la información que recibe y de las reglas que debe respetar. La importancia que da cada persona a la información que recibe y procesa está en directa relación con la necesidad de cambio de su conducta o de su actitud. Esto lo saben con mucha precisión quienes distribuyen información mediante el control de los medios de comunicación social, al definir el rol activo de ellos como emisores de información y el rol del receptor como ente pasivo. Así tratan de reducir o en lo posible eliminar lo personal y lo interpersonal en el proceso, intentando separar a las personas de su entorno socio cultural y económico, lanzando el permanente mensaje de la “objetividad” de su información, de lo “impersonal” de sus análisis o de su búsqueda permanente del “equilibrio” informativo.

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La tesis que subyace tras estas ideas es que el receptor es normalmente un ser anónimo, pasivo, disperso geográficamente, poco dado a contrastar la información que recibe, pero capaz de generar opinión en su entorno inmediato. b) La inmensa cantidad de información que día tras día nos entregan los medios de comunicación social en general es irrelevante, poco importante para las personas capaces de pensar por si mismas, las que escasamente cambian sus actitudes, conductas o expectativas futuras a partir de lo que dice el diario, la radio o la televisión Estas personas, por otra parte, poco leen, miran o escuchan otros medios masivos de comunicación, cuestión también sabida por los dueños de éstos, de allí que en las modernas sociedades estos medios se han segmentado por estratos o por tipología de grupos sociales, construyendo y enviándoles mensajes “especializados” a cada uno, donde la importancia de la información tiene que ver básicamente con la importancia que un determinado grupo le puede dar al mensaje recibido, importancia que, sin embargo, también es determinada por el medio de comunicación social, de manera que si le es desfavorable, simplemente la sesga u oculta. En nuestro país, donde casi todos los medios de comunicación masiva no sólo pertenecen a un determinado estrato socio económico, sino que también ofrecen información segmentada y sesgada, hay poca sincronización masiva entre dicha información y la construcción de expectativas de futuro de la población. El famoso lingüista e influyente intelectual norteamericano Noam Chomsky, yendo más allá del análisis anterior, elaboró una lista con las que el llama Diez Estrategias de la Manipulación a través

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de los medios para el control social y económico de la población. 29 Estas son: i)

De la manipulación. Consiste en desviar la atención del público lector de los problemas importantes y/o de las decisiones de las cúpulas, mediante una lluvia de farándula e informaciones sin importancia.

ii)

De la creación de problemas, reacción social y propuesta de soluciones. Por ejemplo, permanente insistencia en hechos delictivos, reacción de temor de la población, solución: más mano dura frente a la delincuencia, más cárceles, privatización de éstas. iii) De la gradualidad. Cuando se trata de adoptar medidas inaceptables por la sociedad, estas se van explicitando poco a poco, durante años, para crear opinión favorable, primero en pequeños grupos de individuos, luego en centros de estudios, universidades, hasta llegar a una mayoría social. Un ejemplo de esto son los acuerdos de la llamada Sociedad de Mont Pelerin ampliamente repudiados en Chile cuando fueron elaborados, pero que hoy son asumidos por una gran parte de la sociedad chilena. iv) De la postergación de problemas. Como las personas aceptan mejor un sacrificio futuro, sin fecha determinada, que un sacrificio inmediato, se plantean problemas como “dolorosos, pero necesarios” que será imprescindible asumir a futuro. Esto permite dar tiempo a las personas para acostumbrarse a la idea y luego asumirlas con

29

www.google.comChomsky y las Diez Estrategias de Manipulación Mediáticas. www.elciudadano.cl

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v)

vi)

vii)

viii)

ix)

resignación. La construcción de centrales nucleares es un ejemplo típico. De infantilizar a la ciudadanía. Muchas ideas que se lanzan por los medios de comunicación social se estructuran con lenguajes e imágenes infantiles, aunque van dirigidas a los mayores. Esto se relaciona con el hecho psicológico de la sugestionabilidad. Si uno se dirige a una persona como si tuviese 12 años o menos, existe cierta probabilidad que la respuesta sea infantil, sin el sentido crítico del adulto. La sugestionabilidad es el eje central de toda campaña de propaganda. Del uso de las emociones más que de la racionalidad. Es una vieja técnica utilizada para cortocircuitar la razón y anular el sentido crítico de quienes reciben los mensajes. Permite también llegar directamente al inconsciente para implantar ideas, miedos, esperanzas, induciendo determinados comportamientos. De la reducción del nivel de reflexión. La mediocridad de análisis, artículos, opiniones o ideas que se difunden a través de los medios de comunicación masiva apuntan al mantenimiento de un bajo nivel de pensamiento masivo. Esta situación es coherente con un sistema de educación discriminatorio, de poca calidad para el estrato socioeconómico medio y bajo, y que mantiene inalterable la distancia entre estos estratos y el alto. Del estímulo a la mediocridad y vulgaridad. La masificación de periódicos, programas radiales y televisivos con lenguajes vulgares, que promueven el conocimiento de personajes incultos, que divulgan sus relaciones íntimas, que exageran la admiración al cuerpo y no al intelecto, tienen como principal objetivo eludir la reflexión rigurosa acerca de los problemas de fondo de la sociedad, acostumbrando a ésta a lo mediocre y vulgar. De reforzamiento del individualismo. Mediante los mensajes masivos de autoculpabilidad (sólo tu eres responsable de tus actos); de insolidaridad (me

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x)

importa un comino la desgracia ajena, ellos se la buscaron); de egoísmo (tu puedes…) se fomenta masivamente el individualismo, inhibiendo todo tipo de acción solidaria, de organización social, de lucha por los derechos colectivos. De conocer al público receptor mejor de lo que el mismo se conoce. Si bien quienes controlan los medios masivos de comunicación social divulgan día a día, minuto a minuto, miles de mensajes con las nueve características anteriores, ellos, sin embargo, se preocupan de modo constante de estar al día en relación a los avances que la investigación científica ha hecho respecto a la relación entre el cerebro humano, los estímulos que este recibe y la conducta-respuesta de la persona.

De entre los miles de ejemplos que en el día a día demuestran de modo inequívoco estas estrategias de la manipulación, tomemos el ejemplo del rescate de los 33 mineros atrapados en el derrumbe de la mina San José, cerca de Copiapó ¿Qué informó, resaltó, reiteró machaconamente la prensa radial, escrita y televisiva al respecto? Usted ya lo sabe. La potente tecnología utilizada para perforar los 623 metros hasta llegar donde estaban esos trabajadores; el costo de unos 20 millones de dólares que costó la operación; la voluntad inquebrantable del Presidente de la República para salvar los mineros; el mensaje que uno de ellos escribió señalando que estaban bien los 33; que fue el mayor y más exitoso rescate de mineros que han quedado atrapados en cualquier parte del mundo…y así sucesivamente. Pero ¿qué ha ocultado sistemáticamente la prensa? Por supuesto cuestiones sin mayor importancia, como son por ejemplo que el ministro de minería de ese tiempo, héroe de la jornada, Laurence Golborne, se había negado antes a recibir a los dirigentes de esos mismos 33 mineros, quienes deseaban reclamar ante las autoridades por las condiciones de inseguridad en que ellos desempeñaban sus labores en esa mina; del cerco impenetrable que se estableció alrededor de las faenas

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de rescate con el fin de impedir manifestaciones y reclamos de esos dirigentes; de la suerte ocurrida a los restantes 170 trabajadores de la mina San José que fueron despedidos; no señalar quién y por qué se habían autorizado faenas en esa mina, pese a las permanentes advertencias del peligro de derrumbe, aceptando que los dueños utilizaran la lógica de “o asumes el peligro o te vas cesante”. Lo anterior demuestra que es verdad lo que señala Edgar Morin de que la causa profunda de todo error mental nuestro es la manera como organizamos nuestro saber en sistemas de ideas, de idolatrías, de falsas creencias, pero también debemos añadir, como lo hace Noam Chomsky, quiénes y con qué instrumentos divulgan esas ideologías, y sobretodo por qué. Los conocimientos acumulados durante el último medio siglo en neurociencia, psicología aplicada, cibernética, inteligencia artificial, sociología, etcétera, han permitido a quienes controlan el sistema de dominación ideológica, el poder disfrutar de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto biológica, cerebral como psicológicamente, con lo cual conocen mejor a las personas que lo que éstas se conocen a si mismas c) Otro aspecto interesante desde el punto de vista sociológico es el polimorfismo de la información masiva, es decir, la posibilidad de que un mismo vocablo sea presentado por los medios de comunicación con variantes conceptuales que no sólo alteran sus significados iniciales, sino que cumplen también la función de ocultar, esconder o atenuar determinadas ideas o percepciones sociales anteriores. Es el caso, por ejemplo, del permanente uso en radio, prensa y televisión, de “crisis” como sinónimo de “oportunidad”; “conflicto” como equivalente a “discrepancia”; decisión “técnica” por “científica” o “rigurosa”; “política”

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sinónimo de “sinvergüenzura”; “lucha de clases” como “anacronismo”; y así sucesivamente. Resulta entonces que lo que se entiende por “información” no sólo es fundamental enmarcarla en el contexto de tiempo y espacio en que ella se genera, distribuye, procesa y almacena, sino que también es fundamental estar alertas a las pretensiones de quienes, instalados en las cúpulas del poder político, económico, religioso, intelectual o comunicacional, intentan entregarnos informaciones sesgadas, distorsionadas, intencionadas o simplemente falsas. Lo anterior señala que existe la denominada información objetiva, o científica pura a la que tanta importancia le ha dado el pensamiento lineal o simple, simplemente no existe. Volviendo al trabajo de Shannon y Weaver, cabe señalar que este tuvo como objeto de estudio el análisis de la eficacia de la información, buscando establecer medidas cuantitativas sobre la capacidad de variados sistemas de transmitir, almacenar y procesar información. Fue así que propusieron un conjunto de leyes matemáticas que gobiernan la información y permiten establecer la medida cuantitativa mínima que reduce la incertidumbre (ruido) en un mensaje. Todo esto elaborado en un marco que no considera la existencia de voluntades dispuestas a falsear información cosa que, como ha demostrado Chomsky, es una ingenuidad. Pese a lo anterior, el modelo desarrollado por estos científicos significó un buen esfuerzo por alcanzar una teoría que controlase los diversos elementos que componen la comunicación, a través de la incorporación de aportes de la ciencia contemporánea, como por ejemplo los de la termodinámica. Sin embargo se limitó a una lectura algo restringida de la comunicación como información y, además, lineal porque estaba centrada básicamente en los mensajes enviados de un punto a otro (emisor-receptor) y en los

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resultados o posibles influencias del ruido sobre éstos. A pesar de estas limitaciones, los aportes de Shannon y Weaver han sido de gran importancia para el trabajo de cuantificar los procesos de circulación y calidad de la información generada por las investigaciones científicas. Años después, Heinz von Foerster (1911 – 2002) incorporó el concepto de retroalimentación positiva de la cibernética a los procesos de la comunicación, con lo cual se obtuvo una mayor comprensión de las complejas comunicaciones interpersonales y se pudo pasar de la concepción lineal de la teoría de la información a una circular, en donde no sólo el ruido afecta el estado de la comunicación, sino que también el manejo del ruido puede generar información. A partir de la “teoría de orden por ruido” de FOERSTER, el ruido no sólo es neutralizado y controlado de manera neguentrópica, 30 a través de una retroalimentación negativa, sino que también el ruido puede generar orden, es decir, nuevos procesos comunicativos 3.12. TEOREMAS DE GÖDEL Kurt Gödel (1906 – 1978) matemático y filósofo checoestadounidense, en 1931 publicó sus famosos teoremas de la incompletitud, donde demostró una cuestión esencial, aunque no explicitada hasta ese año y es que cualquier sistema matemático estructurado mediante axiomas, no puede ser demostrado en términos de verdadero o falso a partir de tales axiomas. En otras palabras, a partir del conjunto de axiomas que construyen el sistema se pueden deducir afirmaciones

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Negentropía: medida del grado de organización interna de cualquier sistema formado por subsistemas que interactúan y se interrelacionan mutuamente.

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aritméticas que son verdaderas, pero indemostrables dentro del sistema mismo. Esto lleva a concluir que cualquier teoría, por muy consistente y amplia que sea, siempre es incompleta. Es decir, las lógicas de los científicos (y de otros personajes que inventan maneras de pensar la realidad) son las lógicas de la construcción de sus constructos. Nada es una “verdad absoluta”, incluido por supuesto el pensamiento complejo. 3.13. LA ECOLOGÍA Ecología, del griego oikos, “casa” y logos, “conocimiento, es una rama del pensamiento científico que, apoyado en la Teoría de Sistemas, estudia las relaciones e interrelaciones existentes entre los seres vivos, el medio ambiente, el clima, la transformación de la energía, la supervivencia, concibiendo dichas relaciones como factores esenciales para la supervivencia de la vida. Si bien es una palabra y concepto nacido en Europa en 1869, por el alemán Ernst Haeckel (1834-1919), para el estudio de la forma como interactúan los seres vivientes con su entorno, es interesante hacer notar que muchos siglos antes, en América Latina, los pueblos autóctonos, en particular quechuas, aymarás y otras etnias, concebían nuestro planeta como un ser vivo, la pachamama o madre tierra, con la que estaban estrechamente vinculados, y a la cual debían rendir tributos de modo permanente para que ella no se enojara y siguiera protegiéndoles, proveyéndoles de alimentos y fortaleciendo la fecundidad y fertilidad. Llegados los españoles a nuestro continente, con la cruz, la espada y la hoguera para los herejes e idólatras, el concepto tierra viva, madre alimento, hijos de la Pachamama, fue combatido a sangre y fuego,

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de modo que la inteligencia indígena y su sincretismo 31 transformaron la Pachamama en la virgen María, pero sin perder ésta algunos elementos centrales de la percepción sociedad/naturaleza de los indígenas. Tal como señala Fritjof Capra

32

“La percepción desde la ecología profunda reconoce la interdependencia fundamental entre todos los fenómenos y el hecho de que, como individuos y como sociedades estamos todos inmersos en (y finalmente dependientes de) los procesos cíclicos de la naturaleza… (Existen dos tipos de ecología, la superficial y la profunda) “…la ecología superficial es antropocéntrica, es decir, está centrada en el ser humano. Ve a éste por encima o aparte de la naturaleza, como fuente de todo valor, y le da a aquella un valor únicamente instrumental, de “uso”. La ecología profunda no separa a los humanos -ni a ninguna otra cosa- del entorno natural. Ve el mundo, no como una colección de objetos aislados, sino como una red de fenómenos fundamentales interconectados e interdependientes. La ecología profunda reconoce el valor intrínseco de todos los seres vivos y v a los humanos como una mera hebra de la trama de la vida” 3.14. LA NEUROCIENCIA

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Sincretismo: alianza entre diferentes. En el caso de las religiones, asimilación de los rasgos característicos de una religión por otra diferente.

32

Capra, Fritjof. (2006). La trama de la vida: una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Editorial Anagrama S.A. España.

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Se trata de una disciplina científica desarrollada con gran intensidad a partir de la segunda mitad del siglo pasado, reuniendo otras disciplinas en su entorno (psicología, neurología, biología, física, electrónica y otras) para la investigación de la estructura, funcionamiento y desarrollo del sistema nervioso en general y del cerebro en particular, intentando comprender el rol que éste juega en la vida y la conducta del ser humano. Esta disciplina se complementa con la llamada filosofía de la mente, donde se reflexiona acerca de ésta y el desarrollo de la conciencia en cada uno de nosotros, tanto desde el punto de vista tradicional, lineal, como integrando los avances en el conocimiento del funcionamiento del cerebro humano. La neurociencia se ha desarrollado gracias al apoyo dado por los avances de la electrónica, en particular la denominada resonancia magnética nuclear,33 la que ha permitido estudiar las variaciones en la distribución del flujo sanguíneo cuando a la persona se le solicita hacer algunas tareas sensoriales o motoras, en el marco de diferentes paradigmas cognitivos o emocionales. También esta tecnología ha permitido el estudio detallado del comportamiento del cerebro, al entregar imágenes de las diferentes áreas de éste, donde se pueden apreciar cuáles reaccionan, en qué tiempo y bajo qué condiciones, ante determinados estímulos externos. La resonancia magnética nuclear es una técnica fundamental para obtener información química, física y estructural de las moléculas que componen por ejemplo la masa cerebral, información que se envía a

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Técnica basada en las propiedades de los núcleos de los átomos que resuenan, es decir, refuerzan sus oscilaciones al ser sometidos a una radiación electromagnética externa, lo que permite realizar observaciones específicas de sus comportamientos.

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computadoras, las que la procesan y elaboran imágenes de lo que se está estudiando. El concepto central subyacente a estos experimentos y mediciones, es que la imagen que aparece en la pantalla está directamente relacionada tanto a sucesos psicológicos inmediatos como a soportes eventuales de otras actividades mentales. Se le da, por lo tanto, a la imagen electrónica, cierta naturaleza de evocación figurativa y algún grado de control consciente de la actividad psicológica, cuestión en que no todos psicólogos están de acuerdo. Pese a ello, múltiples equipos de investigadores en neurociencia siguen trabajando en la definición de arquitecturas neuronales, en comprender el funcionamiento de los circuitos que estas forman, en descubrir las conexiones que confieren a la conciencia de cada cual su coherencia y su unidad. Conciencia que, según algunos, es creada por los sentidos, pero para otros no es creada sino “modulada” por ellos. Lo que sí, en cambio, están todos de acuerdo es que existen diferentes niveles de conciencia y distintas jerarquías entre ellos. No es lo mismo una conciencia reflexiva, atenta al conocimiento, organizada, que propone soluciones a los problemas, que otra pasiva, orgullosa de su ignorancia, con escasa capacidad de introspección y cuyo mayor placer estético es mirar la farándula que le ofrece la televisión. El inicio del desarrollo de la neurociencia podemos fijarlo en los trabajos del científico español Santiago Ramón y Cajal (1852 – 1934) quien el año 1909 publicó su libro Histología del sistema nervioso del hombre y los vertebrados, planteando que el tejido cerebral está compuesto de neuronas, células con características individuales, que las diferencian de las demás. La obra de Ramón y Cajal se transformó en una verdadera biblia para el conocimiento inicial del sistema nervioso y del cerebro, por parte de los científicos que se han dedicado a investigarlo durante el siglo XX hasta nuestros días.

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La neurona posee, para su funcionamiento, y al mismo tiempo, independencia y dependencia respecto de su entorno, para lo cual dispone de una serie de apéndices dendritas 34 y axiones 35con los que construye y deconstruye de manera permanente múltiples ramificaciones. A diferencia de otras células del cuerpo vivo, las neuronas están de modo permanente formando redes, creando enlaces con las demás, donde cada neurona juega el rol de receptor y emisor de información. La unión que se establece entre neuronas, denominada sinapsis 36permite la transmisión de los impulsos nerviosos a través de los circuitos neuronales.En el cerebro humano se estima que disponemos de unos cien mil millones de neuronas, cuyas conexiones, en condiciones positivas de estímulo para el trabajo cerebral, pueden llegar a más de mil billones. Pese a estas grandes cantidades, se calcula que no utilizamos más allá del 10% de nuestras posibilidades de conexiones (algunas personas ni siquiera llegan al 0,5%) dejando el resto a las emociones y otras actividades aún no bien comprendidas de este fundamental órgano que es nuestro cerebro. Las neuronas son los elementos esenciales de nuestro cerebro, existiendo una gran diversidad y variabilidad entre ellas, tanto al interior de nuestro cerebro, como respecto del cerebro de las demás personas. Además de las neuronas, existen también en el cerebro otro tipo de células, entre las cuales están las llamadas células gliales, que tienen la función de soporte de las

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Dendrita: prolongación protoplásmica, es decir, en estado coloidal. Axión: partícula subatómica, de masa/energía muy pequeña y sin carga eléctrica. 36 Sinapsis: unión, con características especiales, entre las neuronas. Entre estas características se encuentra el hecho de que en el espacio existente entre la neurona emisora y la receptora se depositan compuestos químicos (neurotransmisores) segregados por la neurona emisora para excitar o inhibir a la receptora. 35

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neuronas, controlando especialmente el microambiente donde se generan y funcionan los elementos físicoquímicos que permiten las transmisión de la información entre neuronas. Se calcula que por cada neurona hay diez células gliales en el cerebro humano. El cerebro en realidad está, según los investigadores de la neurociencia, formado por tres cerebros distintos. El primero, desarrollado hace unos quinientos millones de años, es denominado instintivo, reptiliano o paleoencéfalo; al segundo se le llama límbico y el tercero es el neocórtex. Es una división generada por el avance, durante miles de años, del nivel de desarrollo evolutivo del cerebro humano. No se trata entonces de áreas especializadas en determinadas funciones específicas, dado que está demostrado que este órgano nuestro funciona como una red donde participan, de manera simultánea, varios puntos según sea el problema específico que se enfrenta en un lugar y tiempo determinados. Así, enfrentado a otro problema, en otro tiempo y lugar, nuevamente funciona esa red, pero ahora activando otros puntos del cerebro. En otras palabras, cada cerebro colabora con los demás a partir del conjunto mayoritario de funciones que le caracteriza, según sea la problemática o acción que enfrenta el ser humano. El cerebro paleoncéfalo, instintivo o reptiliano es el que entrega las respuestas más primitivas al quehacer del ser vivo, básicamente aquellas relacionadas con su supervivencia. No razona ni siente emociones, dado que sus órdenes al cuerpo son de pura acción, de hacer y actuar. La conducta animal, primitiva, instintiva se radica allí. Comer, beber, temperatura corporal, sexo, defensa del territorio, búsqueda de cobijo, de seguridad, de protección, en fin, todas aquellas acciones que nos permiten seguir viviendo, o sentirnos seguros, nacen en este cerebro que nos está permanentemente situándonos en el presente inmediato, no en el pasado ni en el futuro, puesto que es incapaz de aprender, reflexionar o anticipar, prever

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las situaciones. Es puro impulso, y cuando es el cerebro que domina en algún ser humano, tenemos la violencia desmedida, la acción impulsiva que puede llegar al crimen, al asesinato, a torturar al semejante, a la insensibilidad ante el dolor ajeno. Es el tipo de conductas de los psicópatas que carecen de sentimientos de culpa o de los paranoicos que de modo permanente se sienten perseguidos. Es un cerebro herencia de nuestra historia cavernaria, donde sobrevivir era el eje central de la vida humana y aún sigue siéndolo de otras criaturas animales. El cerebro límbico está asociado a la capacidad de sentir y desear. Los especialistas le asignan seis subestructuras, como son el tálamo (placer-dolor); la amígdala (necesidad de nutrirnos, capacidad oral, necesidad de protección, generación de hostilidad); el hipotálamo (cuidado y preocupación por los demás); los bulbos olfatorios (donde se procesa la información olfativa); la región o zona septal (relacionada con el impulso sexual) y el hipocampo (subestructura relacionada con la memoria de largo plazo). En este cerebro, por lo tanto, se dan los procesos relacionados con el placer, el amor, el afecto, la depresión, el odio, es decir, con los relacionados con nuestras emociones básicas. Es capaz también de traer el pasado al presente, por lo que es un cerebro importante para los procesos de enseñanza-aprendizaje, activándose cuando nos emocionamos frente a una situación determinada, dando o recibiendo afecto, o atención al otro, o consideración, escucha, ternura, compasión o empatía.Claro que usted debe también tener cuidado, porque el exceso de emociones puede generarle neurosis… Este segundo cerebro es el que más interactúa y se interrelaciona con los otros dos y por la información proveniente del entorno, en particular por las señales que recibimos vía la nariz, boca y genitales. Es el cerebro que da origen a lo que se llama tríada del sentimiento, dominante en aquellas personas que se

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sienten poco amadas o consideradas, y tratan de desarrollar una imagen falsa de seguridad y cualidades aparentes, intentando siempre que los demás les reconozcan como verdaderas esas falsas apariencias. Bajo esta personalidad que intentan instalar de modo permanente, ocultan su ira, despecho, vergüenza, tratando siempre de buscar la aprobación de los otros. Respecto del tercer cerebro o neocórtex, se sabe que es el lugar donde se llevan a cabo los procesos intelectuales superiores, propios del ser humano, y que corresponden a la construcción de hipótesis, resolución de problemas, uso del pensamiento analógico y del crítico y creativo. Maneja los procesos racionales para el conocimiento de la realidad, de manera muy superior al resto de los animales, y ayuda a la construcción de sociedades humanizadas, desarrollar culturas y construir leyes que permiten la comprensión del funcionamiento del universo. Este cerebro está formado por los denominados hemisferios izquierdo y derecho, donde los científicos asocian al primero los procesos de razonamiento lógico, funciones de análisis, síntesis, descomposición del todo en sus partes, propuesta de hipótesis, en suma, el tipo de pensamiento lineal o cartesiano. Al derecho, en cambio, le asocian los procesos asociativos, integradores, imaginativos, creativos, además de la posibilidad de la visión global, compleja de los fenómenos, y el establecimiento de relaciones espaciales, no sólo tridimensionales, sino multidimensionales. El neocórtex tiene, por lo tanto, dos características básicas: a) la visión global que actúa en el hemisferio derecho y b) la visión analítica específica, que hace énfasis a la relación causa-efecto, parte-todo, al razonamiento lógico, al planteamiento de hipótesis, a la precisión y exactitud. Es en este cerebro donde se centra entonces la generación y desarrollo de conciencia, el lenguaje, la voluntad consciente, la

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anticipación, planificación, tratando de colocar el futuro en el presente, característica esencialmente humana, mediante el razonamiento. Es el cerebro que da origen a la denominada tríada del pensamiento, que expresan algunas personas que están siempre buscando seguridad de todo tipo (financiera, emocional, sanitaria, etcétera). Pero, además de tener la neurociencia identificadas las zonas o áreas del cerebro desde donde surgen las señales de acción que hemos descrito, también ya tiene identificadas una serie de sustancias bio-electroquímicas responsables de generar este o aquel efecto específico en el comportamiento de las neuronas. Algunas de ellas incluso han sido sintetizadas en el laboratorio, utilizándose como fármacos. Se denominan neurotransmisores y son los responsables de llevar la información de una neurona a otra. Como ejemplo señalemos la dopamina, que activa varias funciones cerebrales como son la actividad motora, el comportamiento, la cognición, el sueño, la atención, el sentimiento de placer y otras. Fue sintetizada en 1910, en Inglaterra. Otro ejemplo es la serotonina, que tiene un rol importante como neurotransmisor responsable de inhibir la rabia, la agresión, la temperatura corporal, el apetito, la sexualidad y otras reacciones. Es necesaria para elaborar la melatonina, neurotransmisor que induce el sueño. Aunque ya existe una detallada clasificación de neurotransmisores y sus estructuras químicas, continúan las investigaciones para conocer con la mayor exactitud posible, cómo interactúan algunas con otras, por qué algunas personas sobreproducen o subproducen algunas de ellas, generando variadas enfermedades mentales, etcétera. Otro centro de interés de los neurocientíficos es el rol que juegan nuestros genes en el desarrollo de la inteligencia de cada persona. Al respecto algunas investigaciones, como la realizada por equipos de

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científicos liderados por la Universidad de Edimburgo, una de las más antiguas de Escocia, señalan que alrededor del 50% de las diferencias existentes en las inteligencias podría ser atribuido a la herencia genética, a centenares de genes adscritos al ADN de cada uno. Considerando que esta herencia sólo es un factor potencial de desarrollo intelectual y cognitivo, tenemos que considerar, además, para un desarrollo efectivo de la inteligencia, el nivel de calidad del entorno en que es concebido y luego nace cada individuo. Los aportes esenciales de la neurociencia para una mejor comprensión del pensamiento complejo podemos resumirlos de la siguiente manera:  La necesidad de integrar la actividad fisiológica del cerebro a todo tipo de reflexiones, dejando de lado algunas que, como por ejemplo la filosofía y la lingüística reducen el cerebro a una estructura de neuronas y circuitos donde circulan señales fisicoquímicas, no prestando atención suficiente a que estas señales están de manera permanente estableciendo relaciones entre el cuerpo humano y su comportamiento, incluido el de estos especialistas.  El reconocimiento de funciones centradas en los dos hemisferios, donde se ha hipertrofiado hasta hoy día el desarrollo del pensamiento cartesiano radicado en el hemisferio izquierdo, prestando poca atención, salvo científicos excepcionales, a las enormes potencialidades que presenta el hemisferio derecho para el fortalecimiento del pensamiento complejo.  El que nuestro cerebro no utiliza al máximo sus potencialidades, arreglándose más bien con lo heredado de su pasado primitivo, lo que representa, según se ha demostrado, no más del 10% de la capacidad cerebral humana ¿Qué sucede con el 90% restante? Todavía no está claro.

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 El considerar que el cerebro no es un órgano receptor “pasivo” de señales e información que provienen del exterior, sino que se trata de un órgano que está de modo permanente proyectando información en dirección al mundo exterior, a partir de la plasticidad neuronal ya bastante investigada y reconocida en la neurociencia. Este fenómeno supone algo muy importante y es que cuando estamos pensando, reflexionando, enfrentando un problema, es ingenuo creer que nuestro cerebro está funcionando como una especie de conjunto de ruedas y engranajes que se van ajustando en el proceso de la reflexión. Por el contrario, nuestras redes neuronales están funcionando, autoorganizándose y, lo esencial, enviando microseñales e información al exterior, a las que normalmente no prestamos atención ni menos procesamos. Lo importante aquí es pensar que el cerebro ya no podemos seguir pensándolo como una “caja negra”, donde entra información y salen respuestas, sino como un órgano que está constante y dinámicamente intercambiando energía e información con el mundo exterior, situación que al filósofo más genial puede conducirle al error o a la ilusión.  En la actualidad, según el estado de avance del conocimiento neurocientífico, la comprensión de los procesos neurobiológicos que desarrolla nuestro cerebro y que están en el origen del desarrollo de nuestra conciencia, se ha transformado en un factor decisivo para comprender no sólo los procesos que llevan al conocimiento, sino que para demostrar si estos son verdaderos o falsos, errores o ilusiones, ingenuos o rigurosos, simples o complejos.  El cerebro está de modo permanente filtrando, seleccionado lo que considera datos significativos y rechazando los que estima no lo son. Se trata de procesos de los que normalmente no tenemos

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conciencia, y están directamente relacionados con nuestra cultura, conocimientos, capacidad de atención, intereses, motivaciones, en suma, de las construcciones paradigmáticas que mantenemos almacenadas en él, pero también por la necesidad, asumida por nuestro cerebro, de vivir y sobrevivir. En síntesis, el cerebro es en sí un sistema complejo, que funciona en red, donde cada neurona es a la vez antena receptora y emisora, por lo que debe ser estudiado e investigado a partir del pensamiento complejo, para intentar subir el tanto por ciento de su uso a niveles superiores. Es nuestra esperanza de futuro. 3.15. LAS INTELIGENCIAS MÚLTIPLES La inteligencia se ha definido como la capacidad que desarrolla cada ser humano para comprender, absorber y desechar información, utilizando una parte de de ella para la solución de los continuos problemas que enfrenta en el día a día de su existencia. Una de las acepciones que le da la Real Academia Española es capacidad de entender o comprender, considerándola, además, habilidad, destreza y experiencia. En la actualidad se consideran como importantes tres condicionante para el desarrollo de la inteligencia de cada persona: a)

b)

Los factores heredados y hereditarios, inscritos en múltiples genes del ADN de cada ser humano, lo que de partida exige ya pensar que no existe la inteligencia, sino tantas como personas habitan el planeta. El nivel de calidad del entorno que vive la persona desde que es concebida, nace y da sus primeros pasos. Es muy distinta la manera como desarrolla su inteligencia un ser que en los primeros años de su vida (y también en los siguientes) vive en un

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c)

ambiente opresivo, violento, sin amor, que aquella de quien ha sido amado, estimulado y protegido en su primera infancia y niñez. La cantidad de neuronas y circuitos neuronales existentes en cada cerebro, capaces de almacenar y procesar conocimientos, cuestión que depende esencialmente de las condiciones “a” y “b” antes señaladas.

Algunos, como el psicólogo estadounidense Robert Sternberg (1949 ) han establecido tres categorías para describir las inteligencias: 1)

2)

3)

La inteligencia componencial-analítica, que tienen aquellos individuos con una alta capacidad para adquirir y almacenar información, utilizándola luego para buscar soluciones a los problemas que enfrenta. La experiencial-creativa, existente en el cerebro de las personas cuyas habilidades se fundan en su experiencia para buscar, seleccionar, procesar, codificar y comparar información. La inteligencia contextual-práctica, dominante en quienes presentan una conducta altamente adaptativa al mundo que les rodea.

Es interesante constatar que la comunidad científica preocupada del funcionamiento del cerebro, construcción de conciencia, desarrollo de la inteligencia y mayor o menor capacidad de los seres humanos para pensar, se han dividido en dos grandes grupos. Uno formado por aquellos que avanzan cada vez más hacia reflexiones acerca de la filosofía de la mente; a descripciones sociales y culturales del desarrollo intelectual; a la influencia mayor o menor de las condiciones sociales, culturales, incluso económicas que influirían sobre el cerebro del sujeto pensante para que este desarrolle un pensamiento dominante en lo religioso, en lo especulativo o en lo científico, en definitiva, a una suerte de estudio antropológico del cerebro, mientras que el segundo grupo se preocupa

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mayormente de reunir, mediante sus investigaciones y experimentos, la mayor cantidad posible de pruebas acerca de los fundamentos neurológicos y genéticos del funcionamiento cerebral. Nuevamente se advierte aquí el viejo principio cartesiano de la división entre pensamiento especulativo y científico, sin embargo, como veremos más adelante, ambas tradiciones para la construcción de conocimientos, no se oponen necesariamente, puesto que las inteligencias del ser humano siempre se expresan y son caracterizables en el contexto de tareas, enfrentamiento de problemáticas, disciplinas, competencias específicas, destrezas, cultura y ámbitos específicos del quehacer humano en instituciones, grupos o en la soledad del laboratorio o del escritorio. Para el psicólogo estadounidense Howard Gardner (1943 ) no existe una inteligencia posible de medir mediante tests capaces de determinar el coeficiente intelectual, o C.I., como pretendieron Binet y Simon a principios del siglo pasado (y que todavía muchos siguen pretendiendo medir) dado que en el cerebro de las personas existen, con mayor, menor o nula intensidad, siete tipos de inteligencia, que Gardner denomina y caracteriza como inteligencias múltiples y que son: a)

Lingüística, presente en quienes manejan con especial claridad las peculiaridades del lenguaje, teniendo una sensibilidad específica respecto al significado de las palabras, para observar las reglas gramaticales, para el ritmo, melodía y métrica en la elaboración de frases. Tienen, además, una especial condición para comprender y utilizar el lenguaje con el fin de lograr emocionar, estimular, convencer, explicar, motivar, empujar a los demás hacia determinadas acciones. Aparece esta inteligencia en los grandes oradores, en los poetas y algo menos en los profesores. Tiene su origen en la esfera auditivo-oral de las personas.

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b)

Lógico-matemática. Se desarrolla cuando en el niño se organizan los circuitos cerebrales que le permiten enfrentarse al mundo de los objetos, a su ordenamiento numérico, reordenamiento, evaluación de su cantidad. En el transcurso de su vida, la persona va pasando por sucesivas fases que le permiten pasar desde los objetos concretos, hasta llegar a enunciados, desde acciones hasta relaciones entre ellas, desde las sensaciones hasta las abstracciones puras, hasta alcanzar las más altas cúspides del pensamiento científico. Se trata, en síntesis, de una inteligencia que permite, a quienes la han desarrollado al máximo, trabajar intensamente con lo abstracto, centrándose de tal manera en la abstracción que rara vez logran disponer de talento para otras disciplinas diferentes.

c)

Musical. Es una de las inteligencias que de modo más temprano se desarrolla en nuestros cerebros, permitiendo a los niños muy pequeños balbucear, emitir sonidos, e incluso imitar patrones de sonidos o ruidos. Quienes la desarrollan al máximo son personas que están constantemente escuchando, física o mentalmente ritmos, tonos, notas musicales, repeticiones y que pueden ordenarlos, componerlos, darles algún sentido musical. En todas estas situaciones, el sentido auditivo es esencial, siendo la construcción de melodías y ritmos un proceso aparte del puramente auditivo, dado que esta depende de la sensibilidad, cultura, pasión, entusiasmo que ponga en su tarea la persona que ha llevado a su máximo desarrollo esta inteligencia.

d)

Espacial. Se trata de una inteligencia que desarrolla en los individuos la habilidad para percibir formas y objetos, siendo capaces estos individuos de “visualizar” esos objetos y formas si se les plantea el rotarlos o pensarlos desde otros

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ángulos, como si fuesen objetos bi o tridimensionales que están realmente en el espacio o moviéndose en éste. Se trata de un tipo de inteligencia muy importante si uno se desplaza en una habitación a oscuras, si busca una dirección en la ciudad, si conduce un vehículo o navega en el mar. Esta inteligencia permite apreciar con la mayor precisión, por ejemplo en una pintura o en una escultura, el equilibrio de colores, de formas, la armonía del conjunto, etcétera. Para Jean Piaget, que realizó numerosas investigaciones acerca del desarrollo de esta inteligencia en los niños, la consideró un aspecto muy importante en el crecimiento lógico del pensamiento. Según los neurocientíficos, la zona donde se ubica la inteligencia espacial en el cerebro es en su hemisferio derecho. Investigaciones con personas ciegas han llegado a la conclusión que incluso en ellas se desarrollan algunos aspectos de esta inteligencia, en particular lo relacionado con el movimiento mental de formas geométricas que ellos captan de manera táctil. e)

Inteligencia cinestésica corporal. Es la inteligencia de quienes han desarrollado la habilidad para usar su cuerpo, de manera múltiple, con movimientos y gestos faciales, con el fin de insinuarnos o representarnos situaciones sin la utilería de un escenario, ni apoyo de sonido alguno. Son los mimos que a veces, en la busca de algunas monedas, se ponen a hacer sus representaciones en los cruces de calles concurridas, en el intervalo durante el cual hay luz roja frente a los conductores. Estas personas son capaces también de utilizar una motricidad fina con sus dedos para trabajar con objetos delicados, como también una motricidad gruesa con su cuerpo. Tanto el uso expresivo de su cuerpo, como sus motricidades son los dos ejes centrales de este tipo de inteligencia. Se

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desarrolla también entre quienes dedican su vida trabajando como danzarines, actores de teatro, de cine, a deportes como el básquetbol y otros deportes. f)

g)

Inteligencia que se preocupa del yo. El inicial y más importante estudioso de esta inteligencia fue Sigmund Freud, quien originó su discutida teoría acerca de la personalidad humana y su estudio mediante la técnica del psicoanálisis, teoría basada en la centralidad del yo personal, planteando que la psicología debía girar alrededor del concepto de persona, personalidad, destino, donde el crecimiento intelectual, moral, ético, cultural del individuo, dependería de cómo este hace frente, con mejores o peores armas, las vicisitudes de su vida. Inteligencia que se vuelve hacia otros seres humanos. Con esta inteligencia se desarrollala importante habilidad para resaltar y establecer diferencias con las demás personas, especialmente respecto de los estados de ánimo, capacidad para emocionarse, temperamento, intenciones y factores que las motivan. El desarrollo de esta inteligencia permite, por ejemplo a los líderes, leer las múltiples intenciones existentes en un grupo de personas reunidas e influir para que ellas adopten un determinado comportamiento o idea que interesa al dirigente. Se desarrolla en líderes políticos, religiosos, curanderos, mentalistas, consejeros y profesores muy hábiles. Las inteligencias dirigidas al yo como a los demás son muy dependientes de los factores socioculturales existentes tanto entre diferentes sociedades, como en el seno de una de ellas. La explicación de esto tiene que ver con la existencia de diferentes sistemas simbólicos en cada sociedad o grupos que hay en ellas, los cuales proporcionan la base, según Gardner, del

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desarrollo de este tipo de inteligencias personales, tanto positiva como negativamente (desarrollo de patologías). También le asigna a ellas un nivel superior respecto de las otras ya que, según señala el investigador, el ser capaz de conocer el yo y a los demás, es una forma más integrada de inteligencia, al tocar factores como la cultura o la historia, permitiendo controlar y regular otros tipos de desarrollos de inteligencias. La teoría de las inteligencias múltiples que nos propone Howard Gardner, propone un conjunto de siete inteligencia (por ahora, pues el futuro de la neurociencia puede caracterizar otras) que existen en todo cerebro humano de modo potencial, y que serán posibles de ser desarrolladas según sea el entorno de ese ser desde que es concebido, nace y se desarrolla hasta su adultez. La sistematización hecha por Gardner no es la primera en la historia del desarrollo del pensamiento humano, dado que desde los antiguos griegos se proponía la existencia de distintas facetas en la mente, cuestión discutida y analizada hasta la aparición de la psicología como ciencia, la que hizo olvidar toda discusión acerca de las “facultades mentales”, considerándola sólo especulaciones sin fundamento, situación que empieza a ser revertida con los aportes teóricos de este investigador y otros, que abren interesantes y posibles desarrollos en otras disciplinas como por ejemplo la pedagogía y, por supuesto, en el pensamiento complejo. 3.16. EL PENSAMIENTO BORROSO Plantea como idea central que ninguna verdad es absoluta, sino que consiste en una suerte de gradación entre dos extremos que es siempre necesario explicitar. Tiene que ver esta idea con la medida de la incertidumbre que existe ante un conjunto de mensajes

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que nuestro cerebro recibe segundo a segundo, pero de los cuales va a filtrar uno solo o unos muy pocos. Se llega así a una conclusión de gran importancia para el pensamiento complejo: la existencia del denominado problema de la discordancia, el que demuestra que el universo es borroso, pero nuestras deducciones no lo son; el universo es gris, pero la ciencia cartesiana lo ve en blanco o negro; el universo es inmutable y expresable en leyes simples, pero todos sus componentes, hoy se sabe, son graduales, multivalentes y dinámicos. Y si aceptamos todo esto, significa que el universo es borroso, por lo tanto, para estudiarlo y comprenderlo, debemos utilizar un pensamiento borroso, que asume como elemento central la incertidumbre asociada a tantos aspectos de la realidad cotidiana que enfrentamos. 3.17. LOS APORTES DE PRIGONINE Y STENGERS. Se trata de dos investigadores, uno el físico-químico ruso, nacionalizado belga, Ilya Prigonine (1917 – 2003) y otra, la belga y filósofa de la ciencia Isabelle Stengers (1949 ) quienes han escrito libros donde analizan y reflexionan fina y profundamente acerca del tiempo y su carácter “creador” de realidades, en contraposición con la visión newtoniana que da un carácter “pasivo”, puramente geométrico, al tiempo. Como aporte fundamental al desarrollo del pensamiento complejo, ambos investigadores plantean y demuestran que el formular otra concepción acerca del tiempo, no inviabiliza la idea newtoniana, sino que pone en cuestionamiento el modelo de inteligencia que la acompaña hasta hoy día, modelo que asume todo tipo de trayectorias determinadas y reversibles. Señalan ellos que a pesar del vuelco realmente revolucionario que ha existido en la concepción cartesiano-newtoniana de la física, con la construcción de los dos grandes esquemas conceptuales de principios del siglo XX, la teoría de la relatividad y la

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mecánica cuántica, ellos aún se enmarcaban en la tradición newtoniana de la física clásica, donde el tiempo era un factor con características de reversibles (tiempo hacia atrás que permite explicar el “presente”). Prigonine y Stengers, en su trabajo parten por indicar que los avances en el conocimiento de las partículas subatómicas, de las estructuras de no-equilibrio o caóticas descubiertas en la naturaleza y los avances en la ciencia cosmológica, en el saber acerca del Universo, su generación y expansión, obligan a replantearse el concepto de tiempo como no reversible y, además, que es urgente trabajar con otros conceptos para continuar avanzando en la construcción de la ciencia de la física. Para ellos esta ciencia no es un modelo intelectual del cual deberían apoyarse quienes piensan científicamente, como se creyó hasta el siglo XIX y gran parte del XX, sino que es una “interfase” inventiva entre los seres humanos y el mundo de los fenómenos. Interfase que a medida que ha seguido avanzando en sus descubrimientos, va asumiendo y construyendo conceptos que lleva a nuevos modelos mentales, nuevas herramientas matemáticas, y nuevos descubrimientos que cada vez la alejan más de la manera de pensar lineal o simple. Es así como hoy es posible hacer afirmaciones que constituían verdaderas herejías en el siglo XIX, como por ejemplo, que a cualquier estado inicial determinado con una precisión exacta y medible, corresponde un futuro del cual podemos hablar sólo en términos de probabilidades, no de certezas. Esta conclusión, respecto por ejemplo de la planificación, considerada hasta hace muy poco como la herramienta esencial del progreso, la invalida desde el punto de vista teórico, para aplicarla en tiempos largos. Otro aporte esencial de Prigonine ha sido el estudio de las llamadas estructuras disipativas que son estructuras que se autoorganizan en estados alejados del equilibrio

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inicial, equilibrio que se ha perdido por disipación de energía, lo que inicialmente les conduce al desorden para luego, como demostró Prigonine (ganando el premio Nobel por sus aportes) las fluctuaciones se estabilizan, demostrando así que del desorden y caos puede generarse orden. 3.18. LOS APORTES DE EDGAR MORIN 175

Morin sintetiza en su trabajo investigativo lo que siempre ha ocurrido con las nuevas propuestas que surgen del avance de la ciencia y del pensamiento humano y es recoger, reelaborándolas y dándoles un sentido más amplio y profundo, lo trabajado por sus predecesores, muchos de ellos que incluso han vivido en lejanos siglos del pasado. Su aporte intelectual esencial ha sido su magna obra El Método donde, en seis tomos, explica de manera minuciosa las limitaciones del pensamiento lineal cartesiano, los avances del conocimiento humano hasta la fecha y propone una metodología distinta para el uso de nuestro cerebro en su importante función de pensar, ahora, de modo complejo. Pero antes de referirme a este importante trabajo que para algunos (entre los que me cuento) da un giro espectacular a nuestra manera de pensar el mundo que nos rodea, giro parecido al que realizó René Descartes cuando el año 1628 publicó su famosa obra Reglas para la dirección de la mente, culminada en 1637 con su muy importante Discurso del método, obras en que rompió con la escolástica que impregnaba toda reflexión intelectual de esos tiempos, iniciando el largo período del pensamiento científico racional, objetivo, simple y lineal. Y, tal como ocurrió durante el siglo XVII, en que las propuestas de Descartes fueron duramente criticadas y rechazadas por los escolásticos de ese tiempo, hoy sucede lo mismo con el Método de Edgar Morin, que propone otra forma superior de pensar el mundo que nos rodea, ignorando o criticando de manera simplona su nueva metodología científica (

dicen, por ejemplo, …”lo que plantea Morin es una simple sumatoria de cosas ya sabidas” o …”lo que propone Morin es desacreditar lo que ya ha sido pensado”, o…”como buen converso Morin aspira a que desestimemos a Marx y a sus ideas globalizantes”, “Edgar Morin plantea un relativismo posmoderno muy pernicioso”, etcétera ). Como se puede advertir, la historia humana siempre se repite, representando actualmente a los escolásticos del pasado, todos aquellos que no sólo están convencidos de que el pensamiento “científico” entrega certezas, de cuya verdad están convencidos, sino que tampoco hacen esfuerzos serios por interiorizarse de lo que propone Morin, el Descartes de nuestros tiempos. Es que tal como sucedía durante el siglo XVII en Europa, donde el escolasticismo permitía fundamentar la legitimidad del poder de reyes, emperadores y papas, hoy día el pensamiento lineal cartesiano permite justificar racionalmente a muchos intelectuales las divisiones y discriminaciones entre los seres humanos; la sobreexplotación que se hace de las riquezas del planeta por unas pocas transnacionales; la existencia discriminatoria de barrios para pobres y barrios para ricos; la existencia de países del primer mundo y de los demás; el individualismo exacerbado, en fin, todos los factores de separación, disyunción, focalización, miedo al caos y a la desorganización, temor a la incertidumbre, y que son los factores que permiten a unos pocos seguir dominando, de manera científica y racional, a las grandes mayorías. EL CONCEPTO COMPLEJIDAD Partamos por la palabra “complejo”. Ella proviene del latín complexus, que significa “lo que está tejido en conjunto”, o lo “entrelazado”, obligándonos desde ya a pensar cualquier problemática que enfrentemos, en el día a día de nuestra existencia, como fenómeno de tipo cuantitativo y cualitativo, formado por una enorme

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cantidad de elementos que interactúan, se interrelacionan, interfieren unos sobre otros y que, además, siempre está la posibilidad de la aparición, a partir de esa problemática, de fenómenos aleatorios, impredecibles, indeterminados, generados tanto en el seno de la problemática en reflexión, como desde su entorno. Además, en la concepción compleja, siempre el todo, en este caso cualquier fenómenos en estudio, es más (o puede ser menos) que la suma de sus partes. El concepto complejidad no es lo mismo que complicado, como nos hacen creer los divulgadores vulgares. En efecto, complicado, según la Real Academia Española es, según sus acepciones:1. Participio pasivo de Complicar/ 2. Enmarañado, de difícil comprensión/ 3. Compuesto de gran numero de piezas/ 4. Dícese de la persona cuyo carácter y conducta no son fáciles de entender. Aplicada la lógica compleja a las organizaciones vivientes, la complejidad, a diferencia de lo lineal cartesiano, siempre está relacionada con la incertidumbre, con el azar, más aún, es la incertidumbre misma existente en cada uno de los sistemas organizados, sean estos “auto” o “exo” organizados. Esta primera conceptualización echa por la borda todo tipo de determinismos, estructuralismos, conservadurismos y otros “ismos” que han caracterizado el pensamiento tradicional. Otra enorme diferencia de la complejidad con el pensamiento lineal cartesiano es que éste, para conocer el todo lo trocea, lo divide en sus partes, analiza cada una de ellas para enseguida hacer la síntesis explicativa, a partir de una suposición equivocada cual es la invariabilidaddel todo y sus partes, que surge de una parte de la solución al clásico problema filosófico de la unidad y la multiplicidad, de lo universal y permanente, al reflexionar que la realidad es única, universal y simple, a lo cual, añaden los

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científicos clásicos, el universo funciona según leyes invariables, expresables en elegantes fórmulas matemáticas o en reflexiones lógicas que sean aceptadas por la comunidad de científicos naturales o sociales. Pensar de modo complejo es también sinónimo de riqueza de pensamiento, puesto que se trata de un pensamiento que asume, a la vez y simultáneamente, principios antagónicos, concurrentes y complementarios. Incorpora tanto el orden como el desorden, la incertidumbre, lo aleatorio y lo eventual. Lo complejo asume los aspectos del desorden y del devenir como categorías que juegan un papel constructivo y generativo en la realidad y en el conocimiento. Estos aspectos aparecen en el conocimiento no sólo como explicaciones sino también como principios. Todas estas características lo hacen superior y más abarcador que el pensamiento lineal. En los seis tomos que tienen como nombre genérico El Método, pero cada uno con una designación específica, Morin hace un minucioso y profundo estudio del pensamiento cartesiano o lineal, develando tanto sus errores, simplificaciones, ilusiones, como también los aportes que ha realizado para la expansión y profundización del conocimiento humano, hasta el momento en que éste empieza a enfrentarse con nuevas situaciones y realidades que inicialmente trata de resolver mediante sus bases epistemológicas tradicionales, para llegar a concluir que ellas no le sirven y deben ser cambiadas. Es el fundamento de las nuevas propuestas, orientadas al pensamiento complejo, que hace este investigador. La idea de lo complejo es la de “borde del caos”. Es decir, lo complejo hace su aparición entre el orden rígido y el azar. Se concibe una realidad jerarquizada en donde aparecen sistemas simples ordenados, sistemas complejos y sistemas caóticos o desordenados, en diferentes niveles.

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A continuación presentamos una síntesis muy resumida de lo que pensamos son los contenidos esenciales de cada uno de los seis tomos de El Método, esperando que usted comprenda que es labor muy difícil sintetizar una propuesta metodológica desarrollada en seis libros, por lo que lo fundamental es, por supuesto, que usted lea y estudie dichos libros, tal como hicieron las inteligencias más lúcidas del siglo XVII, con el Discurso del Método, que efectivamente no era un discurso sino una rigurosa fundamentación para superar el pensamiento especulativo de ese tiempo. En el Tomo I, La naturaleza de la naturaleza, con gran entusiasmo y rigor, Edgar Morin nos pide reaprender a aprender, es decir, a empezar a reflexionar acerca del conocimiento que tenemos respecto de nuestros conocimientos con el fin de poder pensarlos desde otra perspectiva. Al inicio del libro nos plantea cinco convencimientos a los que ha llegado luego de una vida dedicada a la reflexión acerca de la complejidad y otros temas. Ellos son: a) El convencimiento de que los problemas que cuya urgencia nos ata a la actualidad, nos exige que nos despeguemos de esta realidad para pensarlos a fondo. b) Que los conocimientos que tenemos normalmente ocultan lo que es esencial, vital, conocer a futuro. c) Que la relación ciencia-política-ideología, cuando no se invisibiliza, es tratada de manera indigente dado que dos términos (política-ideología) han sido subsumidos en el tercero, el que se ha convertido en el maestro. d) El convencimiento de que los conceptos que utilizamos para concebir y pensar nuestra sociedad, o cualquier sociedad, están mutilados y desembocan necesariamente en acciones mutiladoras y

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e) Que las ciencias sociales deben articularse estrechamente a las ciencias naturales, y que para que se produzca esta articulación es esencial una rearticulación y reconceptualización de la estructura misma del saber. El Tomo I está dividido en tres partes. En la primera entrega abundantes motivos que nos obligan no sólo a reaprender, no sólo a desaprender, sino a reorganizar nuestro sistema mental para reaprender a aprender. Nunca más, dice Morin, debemos idealizar, es decir, pensar que la realidad está en la idea o pueda reabsorberse en la idea y que sólo sea real lo que comprendemos; tampoco racionalizar, o sea, pretender encerrar la realidad en el orden y la coherencia de un sistema, dejando de lado todo aquello que lo desborde, o lo que no se considere racional; ni tampoco normalizar, eliminando lo extraño, lo irreductible, lo misterioso. En síntesis, el único conocimiento válido es el que se alimenta de incertidumbre y el único pensamiento que vive es el que se mantiene en el borde de su propia destrucción. Aborda así en esta primera parte la problemática de la organización física, biológica y antropo-social, integrando en un único corpus planteamientos surgidos de áreas diferentes como son la física, biología, antropología, sociología, concluyendo que es perfectamente posible concebir la idea de un universo en permanente orden- desorden-organización, que surge de la turbulencia, inestabilidad, desviación, improbabilidad, disipación energética, factores todos existentes en el mundo que nos rodea, por lo que el principio de orden que, según Descartes regía el universo, no existe. Demuestra también que la propuesta cartesiana de “objetividad” y “trocear una problemática en sus partes para luego hacer la síntesis”, sea que se traduzca en la separación investigador-objeto investigado, o análisis sistémico, no es posible seguir manteniéndola porque hoy el sistema ha tomado el lugar del objeto simple y sustancial, y es

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rebelde a la reducción a sus elementos; el encadenamiento de sistemas de sistemas rompe la idea de objeto (posible de estudiar) cerrado y autosuficiente. Luego de un amplio y detallado estudio de lo que es un sistema y sus características esenciales, concluye que un sistema es una “abstracción del espíritu”, dado que cualquiera de ellos, sea que se les aísle para su estudio, o se aísle el concepto mismo de sistema, son abstracciones operadas por el observador/conceptualizador, lo que necesariamente va a relativizar las conclusiones que este obtenga. En la segunda parte analiza detalladamente el concepto de “máquina” y “seres máquina” en el contexto de la idea de regulación y reorganización permanentes, hasta el surgimiento de la existencia en el ser vivo. Hace una descripción de la cibernética en cuanto organización comunicacional, para terminar esta parte caracterizando lo que denomina el primer bucle epistemológico integrado por la física, la biología y la antropología, definiendo bucle como una organización formada por un conjunto de elementos, que se genera por sí misma y desaparece cuando detiene lo procesos, fenómenos o mecanismos que la mantienen viva. Somos máquinas, dice el autor, y al mismo tiempo somos quienes generamos el concepto máquina. En la tercera parte de este Tomo I, Morin amplía y profundiza conceptos relacionados con la entropía (tendencia al desorden), la neguentropía (tendencia al orden) desarrollando una amplia y detallada conceptualización acerca de de lo que es y representa la información, concluyendo sus descripciones con la complejidad de la naturaleza y la naturaleza de la complejidad. Introduce aquí un importante concepto, el de dialógica, como concepto superador de la hegeliana idea de dialéctica (oposición y lucha de contrarios, hasta la superación de esta lucha y la aparición de nuevos fenómenos y relaciones). En la dialógica, en

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cambio, si bien también existen dos contrarios, la oposición entre estos no basta y se debe incluir la idea de que esa lucha es necesariamente complementaria e incierta. Termina el libro señalando que es posible entrever una ciencia distinta a la definida por Descartes el siglo XVII, una nueva ciencia que aporte posibilidades de autoconocimiento; de autorreflexión consciente; capaz de estar pensando siempre cómo construye pensamiento; que se abre sobre la solidaridad cósmica; que no difumina, desintegra el rostro de los seres y de lo existente; que reconoce el misterio en todas las cosas, en el caos, la incertidumbre, lo imprevisto; que proponga un principio de acción que no ordene, sino que organice; que no manipule, sino comunique, que no dirija, sino que estimule. A través del Tomo II, La vida de la vida, el autor argumenta a fondo respecto a que ninguna persona hoy día puede basar sus conocimientos en evidencias consideradas indudables, o en saberes que ya están al parecer definitivamente verificados por los científicos tradicionales. Es decir, “nadie puede edificar su pensamiento sobre una roca de certidumbre”. Es en este tomo donde Edgar Morin desarrolla con minuciosidad y profundidad su rechazo al pensamiento tradicional mutilante, atomizado, parcelario, reductor, disyuntivo, insistiendo en que lo que más urgentemente necesitamos no es seguir avanzando hacia las zonas desconocidas del conocimiento, sino que la aptitud y capacidad para conocer lo que conocemos, para pensar lo que sabemos, para analizar y discutir cómo hemos llegado a saber lo que sabemos. Fundamenta la certeza negativa de que es imposible encerrar las realidades del mundo que nos rodea en ningún sistema de pensamiento, ni medición, sea cual sea ésta. Con ello intenta construir una interfase entre ciencia y filosofía con la finalidad, dice, de lograr la fecundación mutua entre ambas, pese a su separación de siglos. Intentando alcanzar una manera de pensar que

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considere esencial lo multidimensional, lo misterioso de lo real, sabiendo nosotros que las determinaciones cerebrales, históricas, culturales, políticas, económicas que subyacen en todo pensamiento humano, codeterminan siempre el objeto de conocimiento y las deducciones que de él obtenemos. Siendo la vida para la mayoría de nosotros algo normal y evidente, y la muerte algo extraño y escasamente conocido, Morin señala en este Tomo II que la cosa es al revés, que lo extraordinario es precisamente la vida y que la muerte no es más que el regreso de nuestros átomos y moléculas a su existencia física normal. Debemos por lo tanto, de modo simultáneo, asombrarnos de vivir y de morir. Y este tomo intenta, precisamente, ampliar, profundizar y guiar dicho asombro, dado que la misión del conocimiento es resolver enigmas y explicar misterios. En La vida de la vida el autor se pregunta ¿qué es la vida? para explicarnos que ella es esencialmente un modo de organización, de existir, que depende absolutamente del mundo físico, pero, al mismo tiempo, es un modo de organización absolutamente original, lo que plantea otra pregunta ¿qué elementos hay en la vida que, al mismo tiempo que depende de ellos, se escapa a las explicaciones puramente parciales provenientes de la física, química, termodinámica, cibernética, biología y otras disciplinas?. En definitiva ¿qué constituye la vida de la vida?. En la primera parte del libro Edgar Morin explora de manera pedagógica y rigurosamente fundamentada, el mundo de la vida, generalizando el concepto ecología, para entregarnos sus reflexiones acerca del ecosistema, la eco-organización, eco-comunicación, ecoacción, eco-ideas. Luego, en la segunda parte, entra a fondo en la problemática de las organizaciones vivas, lo que constituye el elemento central del libro, profundizando una serie de conceptos para ir guiándonos en el imperio de los genes y la

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determinación genética; los caracteres no elementales de la individualidad; los factores que dan vida al sujeto; la vida en sus diferentes niveles, desde la célula hasta la sociedad; concluyendo en las características esenciales del individuo-sujeto. En la tercera parte se describe, también con mucha precisión y rigor, las características de la organización de las actividades de los seres vivientes, entregando los fundamentos del paradigma de la complejidad. En el Tomo III, El conocimiento del conocimiento, Morin empieza señalando que se puede comer sin conocer un ápice el funcionamiento del aparato digestivo, respirar sin tener idea de cómo trabaja el sistema respiratorio, y también se puede pensar sin conocer nada acerca de cómo funciona la naturaleza del pensamiento. Se pueden elaborar ideas a partir del error o la ilusión, pero, mientras advertimos de inmediato cuando nos intoxicamos o asfixiamos, nada nos molesta cuando pensamos idioteces, creemos en los bulos de la prensa, o simplemente asumimos como verdad lo que dice la “autoridad”. Es esencial entonces, nos dice el autor, empezar a trabajar intelectualmente para descubrir y estudiar a fondo los tremendos problemas que nos han dejado los errores e ilusiones esparramados por centenares en la historia de la humanidad, y que se nos han impuesto (y nosotros creído) como verdades, todos ellos fundamentados en el pensar de modo lineal, simple, cartesiano. Y no se trata sólo de errores, ilusiones y mentiras que divulgan mitos, creencias, religiones, políticos, sacerdotes o tradiciones heredadas del pasado, sino también el subdesarrollo de nuestra ciencia, de la razón y de la educación. Es que en nuestro siglo y en nuestro país, lo que antes era mito, hoy se viste con el ropaje de la razón científica; lo que es ideológico se disfraza de objetividad científica; la salvación de las almas será producto de la obediencia; la construcción de la nación

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se apoya en las mentiras acerca del pasado construidas por decenas de historiadores al servicio de las clases dominantes, y así sucesivamente. De esta manera, lo que estimamos “razonable” es decir construido por nuestra razón, empieza a ser dudoso, discutible, poco creíble, porque ¿qué es la razón? ¿es universal? ¿es ella misma racional? ¿no empezamos a advertir que la razón que nos ha dominado durante siglos, la occidental y cristiana, es sólo una manera, entre otras existentes, para conocer el universo? ¿acaso no hemos empezado a descubrir que se ha despreciado a nuestras etnias originarias, a los extranjeros, al diferente, sólo porque algunos pretender imponer su verdad como única, exclusiva y verdadera? ¿no empezamos a comprender que cualquier sistema socioeconómico y cultural, sea que se imponga por voluntad popular, como en la Alemania de la década del 30 del siglo pasado, o en la década del 70 del mismo siglo en Chile, sólo responde a determinados intereses con la fuerza necesaria para imponerlos? Son muchas preguntas que están apuntando a algo fundamental: urge el inicio de investigaciones sobre la posibilidad de la verdad, lo que lleva necesariamente a la necesidad de interrogar la naturaleza de nuestros conocimientos, examinando de manera permanente su validez, los límites de ésta y los procesos de cambio constante de esa validez. En otras palabras, debemos asumir que la noción de conocimiento no es única ni invariable, sino que empieza a explotar en múltiples nociones, donde cada una de ellas nos conduce a nuevos interrogantes: ¿saber o saberes? ¿información o informaciones? ¿causa-efecto o efecto-causa? ¿verdadero o falso? ¿ fe o duda sistemática? ¿razón o sinrazón? ¿ciencia o filosofía? ¿esperanza o ilusión? …y así ad infinitum. Ignorancia, sombras, desconocimiento, es lo que encontramos constantemente en la idea de conocimiento, nos dice Morin, instalándonos en la tesitura de empezar a pensar acerca de lo desconocido

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del conocimiento que tenemos; de nuestra ignorancia acerca de qué es conocer; de la diversidad y multiplicidad que en sí contiene; de la imperiosa necesidad de iniciar nuestras reflexiones desde otro tipo de pensamiento, desde el pensamiento complejo. En este tercer tomo, el autor nos introduce en la antropología del conocimiento, o sea, sus bases biológicas, neurológicas, espirituales, cerebrales, el pensamiento mítico, analógico y lógico, la relación entre inteligencia y pensamiento, para concluir describiendo las posibilidades y límites del conocimiento humano, sus incertidumbres, cegueras y miserias, demostrando que si el conocimiento existe es porque es organizacionalmente complejo. El Tomo IV, denominado por el autor La humanidad de la humanidad, trae sus reflexiones sobre el modo como todas las ciencias desarrolladas por el ser humano aclaran parcialidades acerca de éste y del mundo que le rodea, pero separadas por áreas específicas, cada una desde su respectivo ángulo, sin que exista una unidad compleja acerca de nuestra identidad. Esto impide, dice Morin, la posibilidad de aprehender lo humano en su totalidad y complejidad, siendo el modo como pensamos, la manera como conocemos, lo que inhibe esa posibilidad. Citando a Heidegger señala “ninguna época ha acumulado conocimientos acerca del hombre tan numerosos y diversos como la nuestra…Ninguna época ha logrado hacer que este saber sea tan rápida y fácilmente accesible. Pero tampoco ninguna época ha sabido menos qué es el hombre”. De una manera muy detallada, abordando temas difíciles con un lenguaje muy pedagógico, Edgar Morin integra reflexivamente los diversos saberes que conciernen al ser humano, uniéndolos, articulándolos e interpretándolos, de manera científica, filosófica y también poética. Es así como propone iniciar un

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proceso de conocimiento, vía el pensamiento complejo basado en:  El reconocimiento que el sujeto humano que estudia, que investiga, está incluido en su objeto de estudio.  Concebir de manera inseparable la unidad y diversidad humanas.  Concebir y reflexionar sobre la totalidad de las dimensiones o aspectos hoy separados, disjuntos y compartimentados de la realidad humana.  Concebir al homo no sólo como sapiens, faber y oeconomicus, sino también como demens, ludens y consumans.  Unir y mantener juntas, de modo permanente, verdades disjuntas que se excluyen entre sí.  Aliar la dimensión científica, es decir, la verificación de datos, la construcción de hipótesis y la aceptación de la refutabilidad, a las dimensiones epistemológicas reflexivas (filosofía).  La necesidad de encontrar sentido a las palabras perdidas y despreciadas por las ciencias, incluidas las cognitivas: alma, mente, pensamiento. Se trata en definitiva de un esfuerzo para conducir a la humanidad al saber de sus propias realidades complejas, a su condición humana, siempre cambiante. El Tomo IV se divide en cuatro apartados. En el primero, denominado La trinidad humana, se parte señalando que la pregunta tradicional ¿quiénes somos? es inseparable de un ¿dónde estamos, de dónde venimos, adónde vamos?, aspecto que muchos grandes pensadores han tomado poco en cuenta, separando lo humano del universo, aislando el hombre del mundo que le rodea. Prosigue luego con la descripción de los elementos físicos, biológicos, evolutivos del ser humano, que fundamentan las

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características esenciales del hombre y su relación con las leyes y descubrimientos que, desde diferentes disciplinas, lo tratan de explicar. Centra luego la atención en la estrecha interrelación cerebro-mentelenguaje-cultura, mostrando que es ésta interrelación la que ha evolucionado más amplia y profundamente que lo físico, químico o biológico del hombre, llevando a los seres humanos al despliegue tanto de la humanidad como de la inhumanidad de la humanidad. Termina la primera parte del libro describiendo cómo esa humanidad ha emergido de un conjunto estrechamente relacionados de “trinidades” que son:  La trinidad individuo-sociedad-especie  La trinidad cerebro-cultura-mente  La trinidad razón-afectividad-pulsión Analiza en detalle cada trinidad, concluyendo que lo paradojal es que lo que nos une nos separa (ejemplo la capacidad de hablar y la existencia de múltiples idiomas), pero es preciso siempre tener en cuenta que existe una unidad humana, existe una diversidad humana, existe una unidad en la diversidad humana y existe una diversidad en la unidad humana. Esta situación, perfectamente descrita y explicada, no puede ser reflexionada desde el pensamiento lineal, esencialmente disyuntivo, separador, troceador, sino desde el pensamiento complejo, que conciba la unidad en la diversidad, la diversidad en la unidad, la unidad que produce la diversidad, la diversidad que reproduce la unidad, “lo que el joven Marx llamaba hombre genérico”, es decir, generador de diversidades ilimitadas. En la segunda parte del libro, denominada La identidad individual, Morin nos ofrece un conjunto de reflexiones y argumentos relacionados con la identidad polimorfa del ser humano; la relación mente-consciencia; la descripción del “homo consumans”, del “homo ludens” y el “homo complexus”, que van más allá del “homo

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sapiens” y “homo faber” tradicionales; concluyendo con las finalidades del ser humano, entre las que describe que siempre está sobreviviendo para vivir, es decir, que vive para vivir, gozar de la plenitud de la vida, realizarse, sin que exista una finalidad imperiosa que subordine a todas las demás, señalando eso sí que en esa multiplicidad de finalidades que pueden presentarse ante los ojos del hombre, siempre existe el peligro de la existencia de conflictos entre finalidades en una persona (ejemplo, quien aspira a construir su felicidad sólo acumulando dinero), o incluso a nivel de grupos, lo que genera peligros aún mayores, como puede ser la destrucción de la especie. Sobrevivir para vivir, dice Morin en este libro, “adquiere un sentido cuando vivir significa vivir poéticamente”, es decir, “vivir intensamente la vida, vivir de amor, de comunión, de comunidad, de juego, de estética, de conocimiento, de afecto y racionalidad, vivir asumiendo plenamente el destino de homo sapiens-demens…” En la parte tercera, Las grandes identidades, son descritas detalladamente las identidades social, histórica, planetaria y futura del hombre, demostrando que todas ellas, no una o sólo algunas, identifican y condicionan, o deben condicionar nuestras conductas. Finalmente, en la cuarta parte, El complejo humano, Morin reflexiona acerca de la libertad, preguntándose inicialmente, y luego construyendo respuestas a las preguntas ¿forma parte la libertad de nuestro patrimonio identitario? ¿disponemos de libertad, de libertades? Para sus respuestas parte definiendo el concepto “libertad” señalando que esta existe cuando la persona dispone efectivamente de las posibilidades mentales y de las posibilidades concretas, físicas o materiales, de hacer una elección y tomar una decisión. Cuanto más elevado es el nivel de elección, más lo es también el nivel de libertad.

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Respecto de cuándo y dónde se puede ejercer la libertad dependerá de la existencia de un mínimo de estabilidades y regularidades, o sea, de certidumbres a priori, como también el saber a priori de la existencia de incertidumbres, con el fin de elaborar estrategias. Sin embargo…¿nuestras elecciones, nuestras decisiones y nuestras acciones, son verdaderamente libres? ¿no son sólo ilusiones? ¿la libertad no es nuestra mayor ilusión subjetiva? Para responder las dudas planteadas, nuestro autor describe los efectos del “imperio del medio”, que exige, condiciona y limita nuestras libertades; del “imperio de los genes”, que enmarcan, condicionan y también limitan nuestras capacidades, incluida aquella de construir libertad, y que provienen de nuestros ancestros, lo cual nos limita generalmente en la construcción de nuestros destinos. También estamos limitados por la influencia sociológica de nuestra cultura, la que a su vez se entrecombina y entrecombate con nuestra herencia biológica, la que sumada a las influencias de la historia y de nuestras ideas, conforman todo un tejido complejo de interrelaciones, interinfluencias, interacciones, que condicionan nuestra libertad, pero que son posible de ser controladas, o al menos minimizadas, en tanto en cuanto tengamos claros que los caminos hacia la libertad van a depender de la complejidad con que pensemos la relación entre individuo, especie, sociedad, cultura, ideas. Y esto no lo podemos hacer a partir del pensamiento lineal cartesiano. El Tomo V, Las ideas, elaborado durante siete años, supuso un gran esfuerzo realizado por el autor con el fin de entregarnos un fundamento sólido sobre el rol que tienen nuestras ideas y creencias en la construcción de nuestras percepciones acerca del mundo que nos rodea. En la fundamentación Edgar Morin empieza con la antropología del conocimientoque, si bien es un tema bastante amplio, solamente lo enfoca al estudio de las condiciones

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psicocerebrales de la formación de éste; luego entra a la que denomina ecología del conocimiento, donde considera las condiciones sociales, culturales, históricas de su formación; y termina con el análisis noológico de la formación del conocimiento, donde a partir del punto de vista de la relación menteinteligencia, pasa al planteamiento de la formación y existencia de un universo de creencias e ideas que tiende a autonomizarse de las ideas de cada uno de nosotros. El Tomo V, entonces, desarrolla lo referido a las ideas, su hábitat, su existencia, sus procederes, su organización, sin tomar mucho en cuenta en sus propuestas el conocimiento cotidiano o “vulgar” de los individuos, mezcla permanente de percepciones sensoriales y de construcciones de falsas conciencias, de racionalizaciones y racionalidades parciales, de intuiciones verdaderas y erradas, de inducciones justificadas y equivocadas, de saberes ancestrales y profundos como también algunos ilusorios, en suma, de creencias inculcadas e ideologías inducidas y limitadas. Sin embargo, aclara el autor, “no estoy de lado de los escribas y fariseos, del lado de los preciosistas y los diaforéticos” 37, es decir, “del lado de aquellos que, por función y profesión, creen detentar las Luces”, puesto que “todo conocimiento filosófico, científico o poético emerge del mundo de la vida cultural ordinaria”. En la primera parte de este Tomo V, denominada La ecología de las ideas, Morin nos propone sacar las reflexiones sobre el pensamiento y construcción de ideas fuera de la esfera de la ciencia sociológica determinista, dado que ésta al suponer la verdad de sus propios conocimientos (como cualquier ciencia tradicional, por lo demás) escabulle el hecho de que ella es producto de determinismos sociales, culturales, históricos, factores condicionantes que impiden

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Diaforético: sudoroso

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superar, integrar su sistema de conocimientos en un meta sistema de conocimientos más amplios y más rico que, indudablemente debe contemplar como una de sus partes a la sociología del conocimiento. Una primera y sustantiva afirmación del autor es que pese a que las condiciones socioculturales del conocimiento son absolutamente distintas a las condiciones biocerebrales del ser humano, ambas están estrechamente unidas e interrelacionadas puesto que las sociedades no existirían y las culturas no se hubiesen desarrollado, si no hubiese sido por las interacciones cerebrales individuales y colectivas, a través del lenguajear, como diría Humberto Maturana. Cultura y sociedad mantienen una relación de generación mutua, donde las interacciones e interinfluencias entre los individuos son las que están regenerando o frenando de manera permanente el desarrollo de la sociedad. Es decir, lo que abre el conocimiento es también lo que cierra el conocimiento. Lo que abre es el saber acumulado, el lenguaje, los paradigmas bien fundamentados, la lógica, la educación, la investigación, etcétera, y lo que cierra o inhibe son sus normas, reglamentos, prohibiciones, mitos, fe irracional, etnocentrismo, la ignorancia de la ignorancia. Nuestro cerebro dispone de genes heredados que nos permiten disponer de principios organizadores innatos del conocimiento, desarrollar nuestra memoria y nuestras múltiples inteligencias. Así, nuestro conocimientos se alimentan de una memoria biológica y, además, de una memoria cultural, desarrollándose ambas gracias a un conjunto de principios, reglas e instrucciones que ordenan/controlan las operaciones cognitivas que de manera permanente estamos realizando. Morin denomina logicial al conjunto de elementos que condicionan el desarrollo de nuestros conocimientos, afirmando que este desarrollo emerge de inter y retro acciones entre un polilogicial de origen biocerebral y otro de origen sociocultural, explicitando

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luego en detalle las características y funciones de cada polilogicial en nuestro cerebro. Según sean dichas características y la manera como las hacemos funcionar, seremos capaces de crear, construir conocimiento, disponer de información, tarea nada fácil ni exenta de peligro, tal como demuestra la historia, dado que si somos capaces de lograr la resolución de alguna cuestión desconocida, de enfrentar las incertidumbres, o lograr la solución exitosa de algún problema, podemos desencadenar intervenciones en contra de los poderes religiosos, militares, políticos o económicos, puesto que el conocimiento siempre da poder. Pese a lo anterior, la humanidad ha ido mediante destellos luminosos avanzando en sus conocimientos, hasta llegar durante el siglo XIX en Europa a una real autonomización institucional, creando sus sociedades y encuentros de debate propios, sus departamentos especializados y sus laboratorios, sus grandes centros dedicados a la investigación, transformándose en una especie de microsociedad, que refleja en su interior a la sociedad donde se inserta, con sus normas, reglamentos, consensos, objetos y metodologías de trabajo. Para Morin, ciencia, técnica, sociedad han llegado a ser sustentadoras y sustentadas, dominadoras y dominadas, sojuzgadoras y sojuzgadas, en un torbellino que está poniendo en peligro al planeta. Hace un siglo se pensaba que la ciencia iba a liberar al ser humano, hoy cada día se plantea más que ella puede conducir al sojuzgamiento total del ser humano y a la destrucción del planeta. Como ejemplo vea usted cómo depredan las grandes transnacionales del país o del extranjero las riquezas naturales del país; como se adueñan de nuestras vidas mediante la propiedad de patentes de descubrimientos de drogas para sanar enfermedades realizados en los laboratorios de investigación de universidades, para vender esos medicamentos a precios exorbitantes; cómo se lanzan campañas para

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hacernos pensar que el efecto invernadero no existe; y así sucesivamente. Hoy día se ha llegado a la hiperespacialización del conocimiento, haciéndonos perder el conocimiento global; debilitando los puentes entre filosofía y ciencia; sin construir puentes sólidos entre ciencias sociales y ciencias naturales y matemática; llevándonos a perder ciertas certezas que nos hacían la vida más llevadera. Tenemos así una crisis de los fundamentos de la sociedad, del funcionamiento del cosmos, de los fundamentos de nuestros conocimientos. Crisis porque las últimas investigaciones neurológicas han llegado a descubrir la gran ambigüedad de nuestras aptitudes cognitivas, las que nos dan tanta perspicacia, tantos conocimientos, tantas lucideces, descubrimientos, inventos, satisfacciones, pero, al mismo tiempo, nos dan tantas ilusiones, errores, cegueras, delirios… Y empezamos a sospechar que en nuestro pensamiento “científico” tradicional hay mucho de barbarie, de subdesarrollo, de reforzamiento de modelos institucionales y de sociedad que sólo ayudan a mantener posiciones de poder de unos pocos, sea cual sea el tipo de poder que analicemos. La parte segunda de este Tomo V, denominada La vida de las ideas (noosfera), entrega importantes argumentos para que identifiquemos una esfera autónoma de nosotros, denominada noosfera según la propuesta del sacerdote y filósofo francés Teilhard de Chardin (1881 – 1955)a la que También Morin le otorga una existencia propia. En esto el sigue la propuesta idealista de Platón, Chardin, Popper y otros filósofos, acerca de la existencia de la idea no sólo como ente autónomo, sino como realidad rectora de nuestro universo, señalando que esta forma de pensar incluso el marxismo la integró en su conceptualización de la superestructura (ideas) determinada por su base económica (infraestructura), donde es posible que las ideas se autonomicen relativamente de su infraestuctura, pudiendo retroactuar sobre ésta.

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Según explica detalladamente Edgar Morin, los productos globales de la actividad humana pensante que forman sistemas, disponen de cualidades propias, las que pueden retroactuar sobre esas actividades, de las que se vuelven inseparables. En otras palabras, la noosfera emerge de las interacciones mismas que tejen la cultura de una sociedad, siendo una realidad objetiva que tiene una autonomía relativa, y está llena de “seres de espíritu” de distintas clases, tipos o especies, que se organizan según reglas propias, naciendo y muriendo según sean el tipo de relaciones, asociaciones, disociaciones, conflictos, evoluciones, degradaciones, además de sus relaciones de simbiosis, parasitismo y explotación de la esfera antroposocial (esfera de la cultura, individuo, sociedad, especie) de la que se nutre, pero también la alimenta. En este Tomo V el autor elabora de manera detallada su conceptualización sobre las características esenciales de la noosfera, los entes que la conforman; la ebullición permanente que existe en su interior a partir de la interrelación e interinfluencias constantes de esos entes que nacen, se desarrollan, se transforman y mueren permanentemente; el cómo, en la historia del pensamiento humano, al inicio, en la formación de imperios y grandes civilizaciones se constituyó un poderosa e influyente noosfera de religiones, que los sostuvieron y, al mismo tiempo, era vitalizada por la clase dirigente de esos tiempos. Luego, como notable fenómeno, desde Grecia y el oriente budista nace una nueva concepción del mundo, un enorme conjunto de ideas, aspiraciones, ilusiones, culturas, que podríamos denominar la noosfera de las filosofías, para luego, a partir del desarrollo científico y de la filosofía de los últimos siglos, existe la noosfera de seres logomorfos, o de sistemas de ideas, transformando los antiguos mitos, creencias, ilusiones, en entes estéticos, poéticos, novelísticos, musicales, creándose así la noosfera estética/artística, conformada con ellos.

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Las noosferas descritas, aunque han vivido intensamente en diferentes épocas del pensamiento humano, siguen hasta el día de hoy siendo parte de nuestra vida, como nosotros formamos parte de ellas. Enseguida el texto se centra en el análisis de los sistemas de ideas que, según Morin se pueden considerar como unidades informacionales simbólicas, es decir, unidades que actúan en función de afinidades propias, o en función de principios organizacionales, dado el hecho de que una idea aislada, por muy genial que sea, en la práctica no tiene existencia, ni consistencia. Siempre necesitará un sistema donde integrarse. De este modo, un sistema de ideas supone: a) un núcleo formado por un conjunto de axiomas que legitiman el sistema, tiene sus reglas fundamentales de organización, dispone de ideas rectoras. A veces es posible pensar en un sistema polinuclear, cuando el sistema tiene en sí sistemas antes independientes y que pasan a ser subsistemas del sistema polinuclear; b) un conjunto de subsistemas dependientes/independientes, de los cuales los más periféricos a veces constituyen un núcleo de seguridad para la existencia del sistema; c) un dispositivo (bruta fuerza, periodismo, religiones, etcétera) que protege el sistema. Se trata de dispositivos que apuntan a inmunizar, rechazar, destruir cualquier dato o idea peligrosa para la integridad del sistema de ideas. El Tomo V, en esta segunda parte, entrega enseguida un contrapunto entre doctrina y teoría en un sistema de ideas; entre idealismo y racionalización; entre sistemas filosóficos y grandes ideologías y entre la idea y lo real, analizando enseguida la génesis y la metamorfosis en la noosfera, a partir de la irrupción de nuevas ideas, las condiciones para que éstas sobrevivan y se desarrollen, poniendo como ejemplos europeos de estos fenómenos al cristianismo, el racionalismo y el marxismo. Finalmente, la tercera parte del libro, La organización de las ideas (noología), empieza describiendo la

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influencia de la estructura del lenguaje humano en la naturaleza y estructuras del espíritu/cerebro humanos;prosigue con la estructuración de las teorías racionales según sistemas de ideas coherentes y que establecen una relación verificable y no arbitraria con el universo al que se aplican; continúa con una detallada descripción de las operaciones lógicas, su desarrollo y debilitamiento, señalando los límites de la lógica deductiva-identitaria, para terminar proponiendo una lógica como una respuesta necesaria a las preguntas ¿se puede considerar una lógica superior (a la deductiva-identitaria) que incluya la contradicción? ¿se puede considerar una lógica para el pensamiento y la ciencia complejos, como hay una lógica para el pensamiento y la ciencias clásicos? Esa lógica compleja es la que nos permite saber que en la lógica organizadora de cualquier sistema de ideas está el resistirse a la información o datos que no le convienen, que no puede integrar o que pone en peligro al sistema; que el poder que se esconde en todo núcleo de ideas, los paradigmas, con sus idealizaciones, racionalidad, dogmatismo doctrinal, no han dejado de mandar y controlar el desarrollo del pensamiento humano; que la idea más brillante, rica o compleja, se empobrece y degrada en desarrollos mentales pobres o degradados, transformándose en idea que oscurece más que esclarece la comprensión del universo; y también que la verdad y el error en cualquier sistema de ideas no se deducen ni del experimento empírico ni de la coherencia lógica de las teorías, sino que se esconden en el seno mismo de los paradigmas. Se comprende así que existen condiciones bioantropológicas (aptitudes del cerebro/espíritu humanos), condiciones socioculturales y condiciones noológicas (teorías abiertas, en permanente crítica y cambio) que permiten realizar verdaderos cuestionamientos, es decir, fundamentales, al universo, a los seres humanos y al conocimiento mismo. En este sentido, toda teoría, sea cual sea su origen debe poder:

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 Autoconocerse, es decir, saber cómo se organiza, sus contradicciones internas, sus zonas de sombra y/u oscuridad, pero sobretodo conocer a fondo sus paradigmas y, dentro de éstos, sus núcleos, los valores escondidos, sus genes mitológicos.  Detectar y luchar contra su tendencia natural a transformarse en doctrina.  Tener la capacidad de establecer diálogo y convivencia con otras formas del conocimiento humano.  Sea capaz de reconocer la noosfera, la cultura, la sociedad donde se inserta, vive y se desarrolla.  Pueda abrirse a lo que no es teórico, e incluso pueda ser irracional. El Tomo VI y final de las propuestas metodológicas de Edgar Morin, denominado El Método, analiza y plantea reflexiones acerca del rol de la ética y su relación con los problemas de la complejidad, lo que conduce al autor a pensar la relación entre conocimiento y ética, ciencia y ética, política y ética, economía y ética, distinguiendo entre ética y moral. En este sentido, dice Morin, ética designa un punto de vista supra o metaindividual, es decir, está por encima de cada individuo en particular, dejando el concepto “moral” al nivel de la decisión y la acción de cada persona. Concibe así la ética aplicada a la complejidad como un meta-punto de vista que supone una reflexión sobre los fundamentos y principios de la moral. El Tomo VI se divide en cinco partes. La primera denominada El pensamiento de la ética y la ética del pensamiento, analiza el surgimiento de la ética como forma imperativa que nace del interior de cada persona, como la conminación de un deber, el que se retroalimenta también de fuentes externas como son la cultura, creencias, normas de la comunidad y de fuentes históricas. Las tres fuentes, personal, del entorno e históricas, están fuertemente inter-

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relacionadas, en una especie de sustrato subterráneo común, donde ellas no se pueden aislar, pero sí distinguir. Las tres fuentes están en la mismidad de cada individuo, en la cualidad propia de cada sujeto que, en la concepción de Morin, es un ser capaz siempre de autoafirmarse, situándose en el centro de su propio mundo, en una suerte de egocentrismo que supone un principio de exclusión y de inclusión al mismo tiempo. De exclusión, porque puede llegar a sacrificar todo en beneficio personal (honor, patria, familia, grupo social) y de inclusión porque puede integrar su Yo al Nosotros (pareja, familia, patria, comunidad, partido). En otras palabras, todo sucede como que si en cada persona existiese un doble dispositivo lógico, uno que empuja hacia “el sí” y otro hacia “el prójimo” y ser sujeto supone conciliar ambas fuerzas opuestas. Estas fuerzas también se desarrollan a nivel social, lo que permite advertir como en aquellas sociedades que tienden a desintegrar las solidaridades tradicionales, se desarrolla con fuerza el individualismo egocéntrico. Hoy día, concluye Morin, vivimos una fase histórica de crisis de los fundamentos éticos, producida por y productora de:  El creciente deterioro del tejido social en muchos dominios.  El debilitamiento del imperativo comunitario y de la ley en la mente de cada uno.  La degradación de las solidaridades tradicionales.  La fragmentación y a veces la disolución de las responsabilidades personales y/o de grupo, en la parcelación y burocratización de organizaciones y empresas.  El carácter cada vez más difuso, exterior y anónimo de la realidad social respecto del individuo.

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 El excesivo desarrollo y estímulo del principio egocéntrico en detrimento del principio altruista.  La desarticulación del vínculo entre individuo, especie y sociedad.  La desmoralización permanente que lleva al anonimato de la sociedad de masas (de consumidores), la influencia de los medios de comunicación social, la sobrevaloración del dinero. Lo anterior lleva, entre otros fenómenos, al nihilismo social que niega la existencia de principios superiores; a la aparición de las bandas juveniles que fortalecen un espacio común de acción mediante la violencia; a la pérdida de la solidaridad en todas sus expresiones; a la descomposición del tejido social; al fortalecimiento de múltiples religiones, con variados discursos, todos los cuales refuerzan el yo individual, la relación personal con sus respectivos dioses, la búsqueda de la felicidad egocéntrica. Por todo lo anterior es necesario, dice el autor, volver a las fuentes de la ética, fortalecer las fuentes de religación de entes separados, fuentes que desde la creación del universo están presentes, religaciones que entre los seres humanos, en sus mentes, operan a partir de la inteligencia, la reflexión profunda, la iniciativa, la solidaridad, el amor y la asunción de responsabilidades, pero siempre teniendo presente que existen, en toda ética, incertidumbres, contradicciones, extravíos e ilusiones, las que podemos y debemos asumir en el marco del pensamiento complejo, el que es capaz de:  Religar lo que hoy tiende a separarse.  Descompartimentalizar los conocimientos.  Dejar de lado el pensamiento que construye disciplinas separadas, autónomas, con idiomas propios, y busca en cambio un conocimiento polidisciplinar o transdisciplinar.

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 Construir un método para tratar las complejidades del universo y seres que lo habitan.  Obedecer a un principio que prescribe y a la vez distingue y religa.  Reconocer la multiplicidad en la unidad y la unidad en la multiplicidad.  Superar el reduccionismo y el holismo, uniendo e interrelacionando las partes y el todo.  Reconocer los contextos y sus compejidades, permitiendo inscribir la acción moral en la ecología de la acción (donde es esencial tomar en cuenta primero que los resultados de una acción dependen no sólo de las intenciones del autor, sino también de las condiciones propias del entorno en el cual se desarrollan dichos efectos; y segundo que se pueden pensar o suponer los efectos a corto plazo de esa acción, pero sus efectos a largo plazo no se pueden predecir)  Inscribir el presente en la relación circular pasado-presente-futuro.  Tener siempre presente la urgencia de lo esencial.  Integrar el cálculo y la cuantificación en sus métodos de conocimiento.  Concebir una amplia y abierta racionalidad  Reconocer y ser capaz de afrontar incertidumbres y contradicciones.  Concebir la dialógica como integradora y superadora de la lógica clásica.  Concebir la autonomía, el individuo, la noción de sujeto, la consciencia humana.  Efectuar siempre diagnósticos teniendo en cuenta el contexto y la relación local-global.  Esforzarse de modo permanente en concebir las solidaridades entre los elementos y partes de un todo, suscitando la conciencia de la solidaridad.  Reconocer las potencialidades y efectos de la ceguera y la ilusión en la mente humana, lo que

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exige luchar de modo riguroso contra las deformaciones de nuestra memoria, los olvidos selectivos, las autodecepciones, la autojustificación, la autoceguera. Mientras el conocimiento científico tradicional objetivo deshumaniza, el que logramos mediante el pensamiento complejo comprende y asume la relación sujeto-sujeto; reconoce la complejidad humana, no disocia individuo-sociedad-especie; piensa al individuo como sapiens-demens-faber-mythologicusoeconomicus- ludens-prosaicus-poeticus-uno y múltiple. La segunda parte de este Tomo VI, Ética, ciencia, política, se inicia con la demostración que, en la ciencia tradicional, la ética es residual, marginalizada, impotente. Reelaborando el texto de Clemenceau “la guerra es un asunto demasiado serio para ser dejado en manos de los militares, Edgar Morin afirma que la ciencia es un asunto demasiado serio para ser dejado únicamente en manos de los científicos, añadiendo que también es preciso señalar que la ciencia es una cosa que se ha vuelto demasiado peligrosa como para ser dejada en manos de los políticos. Pero ella también se ha convertido en un problema cívico, de los ciudadanos, quienes de modo creciente se ven sometidos a la ignorancia de un saber que no pueden comprender. De aquí surge la necesidad y urgencia de construir una democracia cognitiva, para lo cual es preciso construir una política que sepa integrar en sí:    

Lo desconocido del futuro del mundo La apuesta por un mundo mejor La estrategia a seguir Un conocimiento que sea pertinente, basado en el pensamiento complejo, y que apunte a reformar las actuales relaciones entre los seres humanos.

La tercera parte del libro, Autoética, o ética del individuo, parte por señalar que ésta es una cualidad

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que no puede aparecer sino en el marco de factores históricos y culturales que inciden en cada persona, lo que supone a menudo la posibilidad de disolución de las éticas tradicionales, o sea la degradación de la influencia de las costumbres, la disminución del poder de la religión, la desigual disminución de la presencia del superego cívico. A su vez, la construcción de una nueva ética supone la necesidad de una cultura psíquica, donde es necesario el autoexamen permanente (pensarse bien), la autocrítica, la autocorrección constante de la autodecepción y de la autojustificación, reconstruyendo tanto nuestra ética del honor, que es la salvaguarda de una imagen sin tacha de nosotros mismos; como nuestra ética de la responsabilidad, irrigada por el sentimiento de solidaridad, o sea, de pertenencia a una comunidad. En definitiva, se trata de la construcción permanente de una ética que esté siempre resistiendo a nuestra barbarie interior, cuestión dejada de lado por la civilización occidental y cristiana que siempre ha descuidado el interior para volcarse al exterior. En este sentido la ética del amor siempre ha sido minusvalorada, no entendiendo el amor en la perspectiva religiosa, sino en la que plantea Humberto Maturana que, en su Biología del Amor, señala que el amor no es una cualidad o un don divino, sino que fenómeno de características específicamente biológicas, que se debe expresar en conductas mediante las cuales “el otro” que está a mi lado, es un legítimo otro en la cercanía de la convivencia, por lo que ese “otro” pasa a ser uno mismo. A todo lo anterior, es necesario y urgente también tener en cuenta la lucha que debemos hacer contra la disyunción, la separación, fortaleciendo en cambio la religación, cuya escasez en el pensamiento tradicional se ha convertido en una necesidad vital si es que efectivamente aspiramos a una sociedad planetaria mejor que la actual. Para Morin la religación es un imperativo ético primordial y que está sobre otros

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imperativos relacionados con el prójimo, la comunidad, la sociedad, la humanidad, puesto que sin religación los mencionados se debilitan y tienden a la desintegración. El religar de manera permanente sujetos, hechos, fenómenos, situaciones, disciplinas, nos permite la construcción de reflexiones acerca, por ejemplo, de las razones por las cuales nuestra sociedad acepta que sus verdugos no sólo formen parte de ella, sino que sean incluso elegidos para dirigir comunidades, distritos o ministerios. Otros factores fundamentales en esta construcción de la nueva ética son la comprensión de sí mismo y de los demás, entender la incomprensión y combatirla, comprender que el perdón es el rechazo a la venganza, entendiendo que muchas veces hay imposibilidad de perdón y no castigo; que el ser humano debe saber amar para saber vivir, en definitva, debemos estar de manera permanente disciplinando nuestro egocentrismo y desarrollando el altruismo. En la cuarta parte del Tomo VI, llamada Socioética, Edgar Morin estudia el desarrollo histórico de la ética en las sociedades, la que se ha impuesto sea por la fuerza física o la fuerza sagrada, construyendo visiones éticas dominantes en cada etapa de la historia, hasta llegar a la etapa democrática, como conquista de la complejidad social. Sin embargo, señala el autor, existe un serio problema en nuestra actual democracia cognitiva, nacido básicamente del desarrollo de esa tremenda máquina de la tecnociencia, que no sólo produce hoy día conocimientos y explicaciones de fenómenos, sino que, simultáneamente genera ignorancia, cegueras e ilusiones. La división actual del desarrollo científico y tecnológico, producto del pensamiento lineal, simple, cartesiano, no sólo nos ha aportado la división del trabajo, sino que también la hiperespecialización, el tabicamiento que separa una disciplina de otra y el parcelamiento del saber. Este último es cada vez más esotérico (sólo

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accesible a los especialistas, miembros iniciados de las respectivas órdenes), anónimo (guardado en bancos inaccesibles de datos) y además utilizado por entidades donde pocas personas acceden (en primer lugar el Estado). Por otro lado, el conocimiento técnico está reservado a los expertos, también hiperespecializados, competentes en dominios cerrados y, al mismo tiempo, incompetentes para modificar influencias exteriores o modificaciones de las realidades producidas por nuevos acontecimientos. En las condiciones anteriores, el ciudadano común pierde su derecho al conocimiento de la complejidad del universo, dado que sólo se le ofrece la posibilidad de adquirir un saber especializado, a través de los estudios respectivos en las instituciones correspondientes, las que no consideran puntos de vista complejos, globalizantes y pertinentes. En este contexto, la no posesión del saber por este ciudadano, bombardeado por la vulgarización permanente y creciente de los medios de comunicación social, nos plantea la urgente necesidad de enfrentar el problema histórico clave del desarrollo de la democracia cognitiva. Para Morin, la democracia cognitiva nos puede permitir superar la tremenda disyuntiva que viven hoy las sociedades llamadas democráticas donde, o seguimos aceptando la lluvia cotidiana de informaciones que nos bombardean día tras día desde los diarios, periódicos, radios, estaciones de TV, o bien confiamos en un sistema de pensamiento que sea capaz de retener sólo informaciones que les resulten inteligibles, que le sean útiles para su desarrollo en amplitud y profundidad, rechazando como error, ilusión o tendenciosa toda información que desmienta lo que ha autorreflexionado, o que simplemente le sea incomprensible e infundada.Esta disyuntiva se plantea no sólo para el conocimiento de mundo de cada día, sino también para el conocimiento de todas las cosas sociales, incluido el conocimiento científico mismo.

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El problema fundamental de nuestro tiempo es, entonces, asumir la necesidad de un pensamiento apto para enfrentar, reflexionar y proponer soluciones a la complejidad existente en lo real, que sea capaz de captar las relaciones, interrelaciones, enlaces e implicaciones mutuas entre los fenómenos multidimensionales y esté en condiciones de reflexionar de manera permanente sobre el conocimiento de sus conocimientos. Alcanzar una profunda reforma a nuestra manera de pensar lineal, simple, cartesiana exige, señala Morin, empezar por asumir el fracaso de todas las reformas educacionales hasta hoy día realizadas sin cambiar un ápice la manera de pensar científica tradicional, lo que nos lleva a concluir que no es posible reformar el sistema educacional sin haber reformado previamente las mentalidades docentes, pero, al mismo tiempo, no se pueden reformar las mentalidades si no se han reformado previamente las instituciones. Llegamos así al viejo problema planteado por Marx en la tercera tesis sobre Feuerbach: ¿Quién educará a los educadores? Tal como ayer Descartes se opuso al oscurantismo básicamente religioso de su época, con su voluntad misionera de la laicidad, de la reflexión racional, objetiva y demostrable, hoy día debemos oponernos a la inteligencia ciega, cerrada, compartimentalizada, que domina en casi todas partes, y debemos reaprender a pensar, tarea de verdadera salud pública que tiene que empezar por uno mismo. En parte quinta y final de este Tomo VI, denominada Antropoética, Morin expresa que ésta siempre está mediatizada por una decisión individual consciente, es decir por una autoética. Tampoco es posible deducirla de la antropología puesto que ningún deber ético, ni otro cualquiera, puede deducirse de un saber. Pasa enseguida a reflexionar sobre las características de la globalización, entendida no sólo en términos

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tecnoeconómicos, sino también como una relación compleja entre lo local y lo planetario. Afirma que los tiempos actuales exigen de una ética planetaria basada en un conjunto de nueve tomas de conciencia esenciales que describe en detalle, entre las que están la toma de conciencia de la identidad humana; de nuestra comunidad de destino planetaria; de la necesidad de educarnos en la comprensión a los demás; de la finitud humana en el cosmos; de la toma de conciencia ecológica; de la necesidad de asumir un doble pilotaje del planeta, por un lado el pilotaje humano y, por otro, el pilotaje propio e inconsciente de la naturaleza; de la responsabilidad y solidaridad hacia todos los hijos del planeta; de la ética y responsabilidad respecto de nuestros descendientes; y la toma de conciencia acerca de la Tierra-Patria, como ente que nos enraíza de modo profundo en el planeta, sin olvidarnos de nuestras propias culturas, naciones o modos de vivir, pero siempre teniendo en cuenta que todos, sean cuales sean ellas, estamos perdidos en un inmenso universo estelar, que todos gozamos y sufrimos nuestras vidas y que todos estamos condenados a la muerte. A partir de estos nueve “mandamientos”, Edgar Morin fundamenta lo que llama “ética planetaria” y las vías a seguir con el fin de lograr la reforma/transformación de la sociedad; la reforma de la mente/reforma de la educación; la reforma de la vida/alma/mente/cuerpo; la reforma moral; y la reforma de la ciencia, todas estas reformas concebidas en un bucle donde cada una es producto y al mismo tiempo productora de las demás. La esperanza para concretar todo esto es, para el autor, la posibilidad real de una metamorfosis producto en gran parte de procesos inconscientes, pero que existen en el cerebro de las personas, y se trata entonces de impulsar la reforma de nuestras mentes, apuntando a otras maneras de pensar las múltiples realidades existentes en nuestro universo, con otra conciencia humana y un proceso de regeneración ética.

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En las últimas páginas del libro, Morin concluye analizando la complejidad del mal y la complejidad del bien, para concluir señalando que resistir al mal, resistir a la crueldad, es resistir a lo que separa, a los que alejan sabiendo (o suponiendo) que finalmente ganarán la partida, es resistir a todas las barbaries surgidas de la mente humana, es defender lo frágil, lo perecedero, es sonreír, consolar las lágrimas…es resistirnos a nosotros mismos, a nuestras mezquindades, nuestra indiferencias, nuestra lasitud y nuestros desánimos. En suma, disponer de una ética de la resistencia permanente que es también una ética de aceptación del otro o de lo otro, realizándonos plenamente, y con amor, en nuestra vida humana. 3.19. EMPECEMOS COMPLEJO

A

PENSAR

DE

MODO

Considerando todo lo ya descrito ¿Qué acciones y características más importantes podríamos decir que definen el pensar de modo complejo y nos pueden permitir empezar a superar nuestro pensamiento tradicional lineal, simple, cartesiano? Nueve son, a nuestro juicio, las más importantes: 1) Hacer un esfuerzo permanente por salirnos del paradigma cartesiano de la simplicidad y las categorías y relaciones lógicas que lo sustentan y mantienen, haciendo una deconstrucción de él para pensar, construir y proponer, de manera permanente, otro(s), paradigma(s) a partir de la complejidad. Se trata de una tarea pertinente y urgente ya que los paradigmas existentes en cada época y lugar histórico, están profundamente insertos en la ideología dominante de cualquier sociedad, sino que ellos enmarcan y dan coherencia a las visiones de posibles desarrollos futuros de esa sociedad en ese lugar y tiempo determinado.

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Es así como, en el mundo occidental y cristiano, el paradigma de la ciencia clásica, basado en el pensamiento lineal cartesiano, sigue articulándose profundamente con la generación de pensamiento social, cultural, político, económico, etc. construyendo y retroalimentando la lógica del objeto separado del sujeto (disyunción permanente); centrándose en el rol del individuo (subsistema del sistema social) y no en el todo social; en la segregación (separación de las partes); en hacer propuestas focalizadas (causa-efecto), en la búsqueda permanente de la seguridad (concepto lineal del tiempo); en lo estático y necesariamente invariable para mantener la “gobernabilidad” de la sociedad; (las leyes de la naturaleza son simples y expresables en fórmulas elegantes) etcétera, etcétera. En el fondo, siempre la ciencia clásica, en particular la física, ha tenido como pretensión el disipar la complejidad real como algo aparente, como situación siempre superable, pues para ella la naturaleza no es compleja sino ordenada. De este modo, la estructura básica de la naturaleza, del universo, sólo es posible pensarla a partir de unidades elementales indivisibles e invariables (átomos) que interactúan entre sí y con los demás, conforme a leyes muy precisas. El descubrir esas leyes supone el uso del “método científico”, que exige aislar el objeto de estudio de su entorno, eliminar al máximo la influencia del sujeto investigador, reducir el objeto a sus unidades elementales, subentendiendo que cada una de estas contiene en sí no sólo las propiedades y comportamiento del todo, sino que pensando que el comportamiento del conjunto es simplemente la suma de las características de sus unidades.

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En cualquier disciplina científica que usted estudie, comenzando por el mismo proceso de estudio de ella, podrá usted reconocer cómo se la trocea; de qué modo a usted le van entregando sucesivamente esos trozos, generalmente inconexos unos de otros; de qué forma cada “especialista” en esos trozos va evaluando lo que usted va memorizando; en suma, cómo usted se va transformando lenta, pero seguramente, en un científico cartesiano, lineal y aislado de otras múltiples realidades, creyendo siempre, pues así fue enseñado, que a toda causa sigue un efecto, por lo que siempre usted pretenderá aislar la causa y el efecto, con el fin de prever el efecto de la causa siguiendo un determinismo estricto. Pensando que es posible demostrar objetiva y racionalmente sus hipótesis. Pero lo anterior es un error, ya que al excluir el pensamiento lineal lo complejo, lo incierto, lo ambiguo, lo contradictorio, el caos, el azar, jamás podrá estar seguro de que a una determinada causa siempre seguirá un efecto previsto, salvo en fenómenos muy simples y acotados; que al trocear la realidad y trocear las problemáticas existentes en ella, está cambiándola, modificándola sin darse cuenta, ya que la suma de las realidades que presentan los trozos puede ser mayor o menor que la realidad global del fenómeno en estudio; o que es posible demostrar “objetiva y racionalmente” la verdad o falsedad de una determinada hipótesis mediante el experimento, sin considerar que en todo experimento, en toda investigación, el investigador es parte esencial y comprometida de lo investigado. 2) Empezar a pensar lo pensado, a conocer el conocimiento, a investigar cómo investigo (y cómo han investigado otros). En definitiva, transformarnos en seres autorreflexivos, capaces

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de aprehender el mundo que nos rodea, entendiendo que no existe LA realidad, sino múltiples realidades, cada una con su complejidad, y que, además están en permanente cambio. Como dice Edgar Morin, “si quieres empezar a pensar de manera compleja, empieza complejizando tu pensamiento”. La construcción de ciencia de la manera tradicional, disyuntiva y reductible, especialmente si ella es ciencia social, no permite asumir los desafíos planetarios, es incapaz de entender los contenidos humanos; de comprender los procesos sociales, en suma, no sólo es incapaz de develar fenómenos ocultos que se desarrollan en la sociedad, sino que los esconde aún más. Un ejemplo muy claro al respecto es el debate histórico que ha existido sobre educación, cómo mejorarla, el rol de los profesores, de la sociedad, del Estado, de los padres y apoderados. Siempre ese debate realizado a partir de reflexiones lineales, simples, cartesianas, que ocultan la complejidad del proceso educativo; su permanente interrelación e influencia sobre otros procesos sociales; los intereses y visiones estrechas que tratan de imponerse en el debate; la concepción causa-efecto lineal de que mejorando la educación va a mejorar el futuro del país; el diseñar sistemas educacionales pensando que todos los niños y adolescentes son parecidos (e incluso iguales); el continuar troceando las diferentes disciplinas en distintas asignaturas; el construir procesos de evaluación y control de los estudiantes en momentos determinados y a partir de cuántos conocimientos han alcanzado; y muchos otros aspectos donde claramente se advierte la influencia de la manera de pensar tradicional sobre la complejidad del proceso educativo.

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El conocer a fondo el conocimiento tradicional, nos puede permitir saber de sus limitaciones, de sus trucos para esconder lo que no interesa a las elites dominantes, del continuo error e ilusión que surge de su manera de pensar. Nos permite abrir nuestra mente a otras realidades. En definitiva, nos va a permitir comprender, por ejemplo, por qué al orden se le ha dado soberanía como principio de explicación, estableciendo un determinismo universal y necesario que expulsa lo aleatorio, el caos, el desorden como elementos “disfuncionales”, El “orden” es la palabra maestra de la ciencia clásica y de la construcción social, derivada del pensamiento de quienes, instalados en el poder, tienen especial preocupación por impedir los cambios. Por el contrario, el pensamiento complejo es una aventura intelectual. Curioso oxímoron que combina “aventura”, o sea suceso casual, contingente, extraño, incierto, riesgoso, con “intelectual”, que evoca lo racional, lo comprensible, lo estructurado, lo sesudo. Aventura intelectual que, por lo demás, no trabaja con algo perfectamente definido como alguien pudiese pensar respecto a la complejidad, dado que ella está en permanente reelaboración, cambio, mutación e incertidumbre, pero cuya riqueza potencial para la comprensión del mundo que nos rodea, y para tratar de cambiarlo, es tremendamente superior al pensamiento lineal. 3. Pensar de modo complejo supone también pensar que cualquier sistema vivo se puede entender como un todo irrepetible y en permanente cambio, donde cada una de sus partes y también el todo tiende a la entropía creciente (desorganización creciente), pero, simultáneamente es capaz de mantener su

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organización de manera neguentrópica (rechazando la entropía). Es lo que responde al hecho de la vida y a la definición de los seres vivos como autopoiéticos, o seres capaces de arreglárselas solos para adaptarse a los cambios de su entorno y seguir sobreviviendo. Hoy se sabe que existe un combate permanente entre entropía y neguentropía, el que se realiza a través de la interrelación o interacción entre las partes y el todo con el entorno, interrelación que es posible realizar sólo vía un procesamiento permanente de la información, efectuándose así una constante adaptación mutua que mantiene un equilibrio dinámico tanto de las partes con el todo y del sistema con su entorno. En otras palabras, el orden se autoorganiza a partir del desorden, o del ruido si pensamos en términos de información, y esta autoorganización es un componente esencial de la autonomía del ser vivo. 4. No existe UN solo punto de vista o manera de pensar para abordar y explicar un determinado fenómeno en estudio, sea este matemático, físico, químico, astronómico, sociológico, antropológico, filosófico, ni tampoco los estudios se basan en las mismas suposiciones lógicas, como tampoco sus resultados son compatibles o intercambiables. Es decir, no existe una ciencia unificada a través de un conjunto de hipótesis, suposiciones o conceptos idénticos o semejantes que expliquen todas las observaciones bajo un paraguas científico unitario y único. Por el contrario, existen múltiples fenómenos y actividades que también pueden ser pensadas de modo racional y/o emocional, (incluyendo la locura), partiendo de distintas suposiciones y conceptos de base en la construcción de los respectivos paradigmas.

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Sin embargo la importancia de la imaginación, de la creación, del destello que ilumina, de la locura, aunque son descritas en las biografía de grandes pensadores, pocas veces han sido tomadas en cuenta de inmediato por la ciencia “racional y objetiva” que, sin embargo, ha terminado adoptando, pese a sus rechazos iniciales, los nuevos paradigmas. Usted es una persona que piensa, lenguajea, experimenta emociones, tiene un cerebro incapaz de diferenciar entre realidad y alucinación, se relaciona permanentemente con otros y otras, por lo que tiene no sólo el derecho, sino que la obligación de fantasear, construir hipótesis, elaborar nuevas ideas, inventar, contradecir las ideas dominantes, teniendo claro el sentido reduccionista del pensamiento lineal cartesiano dominante, y también comprendiendo que su tarea esencial es modificar los conceptos basales, las ideas masificadas y permanentemente retroalimentadas por todos los medios posibles, las supersticiones científicas, en suma, modificar creativamente las bases de toda la enorme estructura de ideas hoy dominantes y basadas en el pensamiento simple. Es la creatividad lo que diferencia al ser pensante del que no lo es. Para esta tarea, el pensamiento complejo será una ayuda, pero no la solución definitiva. 5. La complejidad está siempre relacionada con el azar, con la incertidumbre, con lo aleatorio, con lo indeterminado, nunca con la certeza. Más aún, la complejidad es la incertidumbre misma instalada dentro de cualquier sistema organizado, de aquí el hecho de su estrecha relación con el par orden-desorden. En el pensamiento científico tradicional siempre se está buscando la precisión, la certeza, la eliminación de las contradicciones. Por el contrario, el pensamiento complejo acepta la incertidumbre, lo incierto, el caos, el desorden,

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trabaja con todo ello, a partir del concepto central de que el investigador siempre perturba, introduce indeterminaciones sobre el objeto en estudio, sea este físico o social. 6. El pensamiento complejo considera que los productos y los efectos son al mismo tiempo causa y productores de aquello que los produce. Es lo que denomina Principio de recursividad organizacional. Esta tesis derrumba la causalidad lineal propia del positivismo. Su valor epistemológico está dado por el hecho de que provee un soporte riguroso a la interpretación del proceso de desarrollo del ser humano, tanto a nivel individual, como en su convivencia (nivel social), en una permanente red vincular de interacciones. La idea de red de interacciones es un importante aporte de los estudios de la neurociencia y el funcionamiento de cada neurona cerebral. 7. Otro principio importante en el pensamiento complejo es el llamado Principio hologramático, que concibe a la parte en el todo y al todo en cada parte, superando la concepción tradicional de que cada parte es sólo una parte del todo, por lo que para conocer a éste es necesarios estudiar minuciosamente cada una de sus partes. Por lo tanto, no es posible conocer las partes sin conocer el todo e inversamente. 8. El complejo es también un pensamiento ecologizado. Para Edgar Morin “…La visión ecológica consiste en percibir todo fenómeno autónomo (auto-organizador, auto-productor, auto-determinado, etcétera) en su relación con el entorno. Este entorno no es necesariamente un ecosistema en tanto que tal. Así, por ejemplo. La bacteria “Escherichia coll” tiene como entorno a nuestros intestinos que, para nosotros son órganos, pero para las bacterias son “su” ecosistema”. Considerado de manera global, el entorno social de un individuo humano constituye una eco-organización donde dicho entorno está

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constituido no sólo por un “medio” urbano, rural, técnico, etc., sino también por un conjunto de inter-retroacciones asociativas, concurrentes, antagonistas, posibles de surgir tanto de cada medio, como de los subconjuntos de individuos que conforman una sociedad. Cada acción del individuo entra de manera aleatoria en estas interacciones, las modifica y es modificado por ellas. La visión ecológica del pensamiento complejo pone de relieve necesariamente el rol activo del observador/conceptuador 38 el cual es un observador que al observar el objeto debe también, y simultáneamente, observarse a sí mismo. En el caso de la observación social, debe tener en cuenta que todo fenómeno social tiene características regulares e irregulares. Esas características interactúan en los procesos sociales, dada la presencia constante del orden/desorden. Siempre debe combinarse el análisis cualitativo con el cuantitativo. Sólo con números no se puede interpretar y sólo con palabras no se puede describir con precisión. La realidad está en permanente cambio. El pensamiento complejo no es holístico ni totalitario. Para él es absolutamente imprescindible buscar, siempre ligar entre sí los elementos y fenómenos, estableciendo sus relaciones y asumiendo sus diferencias; determinando lo que puede ser constante de lo que es cambiante; tratando siempre de conocer lo ordenado y lo que es desorden o caos; en suma, identificando lo entretejido. Se debe

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Morin, Edgar (1980). El Método. La vida de la vida. Ediciones Cátedra.S.A. Madrid. España

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estar, por lo tanto, siempre alerta a no permitir el ingreso a nuestro cerebro del pensamiento lineal que separa, trocea, desliga, nos hace concebir ilusiones y, lo que es peor, errores. 9. Según Morin, la misión ética del pensamiento complejo es promover el diálogo, el debate de ideas, crear lazos de solidaridad entre los seres humanos, todos habitantes de la patria tierra. (A mi juicio, esta afirmación muestra que, a pesar de todos los esfuerzos que hagamos para pensar de manera compleja, todos, incluido Morin, deslizan en su cerebro afirmaciones de causa-efecto. Promoción del diálogo…etc (causa) crea lazos…etc (efecto)…) El empezar a pensar de modo complejo, para así entender la complejidad del mundo que nos rodea, es también empezar a actuar, de modo efectivo, eficaz y eficiente, para cambiar ese mundo…

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