Apunte De Bodei Cap I Pasiones

  • November 2019
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Las pasiones pertenecen a la naturaleza y en tanto tal son perfectas, no son vicios: He considerado las pasiones humanas, como el amor, el odio, la ira, la envidia, la vanagloria, la misericordia y todos los demás sentimientos, no como vicios, sino como propiedades de la naturaleza humana, pertenecientes a ella del mismo modo que pertenecen a la naturaleza de la atmósfera el calor, el frio, la tempestad, el trueno y semejantes, los cuales, aun siendo desgracias, no obstante son necesarios y son efectos de causas determinadas, a través de las cuales nosotros tratamos de comprender la naturaleza, mientras nuestra mente goza de su franca contemplación no menos que de la percepción de las cosas agradables a los sentidos. Spinoza, El tratado político La ética es un recorrido por los paisajes existenciales que incluye necesariamente una meteorología del ánimo. El problema de la libertad en Spinoza cambia radicalmente de formulación: Aun cuando ya habituado a considerarse un “imperio dentro de otro imperio” (E, III, praef.; TP,IIi, párr. 6) -ciudadano de un regnum hominis extraterritorial res pecto al resto del universo – él descubre, también por medio de ellas, estar en cambio sometido rígidamente a la naturaleza, la única verdaderamente libre. El libre albedrío es un absurdo (no es que sea falso, es que no tiene sentido en la composición spinoziana). Esto no significa que estemos condenados a la esclavitud: por el contrario abre la puerta a una forma de pensar la libertad acorde a nuestra naturaleza. Paradojas de la libertad y la pasión: para ser libre es preciso reconocer las ligaduras, para tratar con las pasiones hay que renunciar al control: disminuyendo nuestras exorbitantes pretensiones de control y de autocontrol sobre ellas, se multiplican paradójicamente las oportunidades de éxito al enfrentarlas Por consiguiente, se engañan cuantos intentan sofocar las pasiones mediante la intervención enérgica de la voluntad o de la razón, rechazándolas o suprimiéndolas de la naturaleza humana por la fuerza. Nadie, ni siquiera el más sabio, podrá quedar exento totalmente o en todo momento. Aquellos que intentan doblegar la violencia o la tenacidad - imprecando, maldiciendo, implorando, realizando ademanes propiciatorios, en lugar de encontrar los medios para reducir su impacto y arraigo o para cambiar eventualmente las desventajas en ventajas se asemejan a quienes pretendiesen imponerse de manera mágica a los fenómenos atmosféricos, o sea, impedir la alternancia del frio y del calor, de la humedad y la sequedad o prohibir a los rayos surcar las nubes y al viento soplar.

El universo spinosiano valora y valida el deseo y simultáneamente elimina toda ilusión o esperanza vana de salvación de cualquier tipo gracias a un movimiento drásticamente liberador: el reconocimiento de que no hay de qué liberarse lo que es necesario no está sometido a juicio, es. Las ilusiones de una libertad esencialmente incondicionada y de una providencia que vigila con benignidad sobre el mundo, quedan así resquebrajadas. La solidaridad - para cada uno en el propio lugar y tiempo - con la naturaleza que vive en cada cosa, el saberse insertos en una apretada red de vínculos causales necesarios, la despedida del finalismo providencialista presentan aspectos positivos que no muchos están dispuestos a percibir. Los ”salvacionistas” de cualquier tipo oscilan necesariamente entre la omnipotencia y la autodenigración en la medida que estan capturados (son esclavos) por una ilusión vana (idea inadecuada). El filósofo se dirige a sus reacios lectores como para invitarlos a renunciar a aquello que aparece ya como un delirio de omnipotencia y de separación que se alterna con fases depresivas de total inercia y autodenigración. Cambio de la ”arquitectura” global del pensamiento. La inmanencia exige reconocer la propia perspectiva e impide la fijación del punto de vista en una mirada comprensiva y exterior. Se trata de un descentramiento radical. La opción de Espinosa consiste en descentralizar ulteriormente al hombre y su conciencia respecto a la totalidad de este mundo, vaciado de un Dios personal que le domina y dirige para recuperar (por medio del pensamiento) el sentido para el hombre de la naturaleza como todo. Para lograr este fin rechaza, simultáneamente, tanto el antropocentrismo como el teocentrismo, denunciando a cuantos ignoran u ocultan la relatividad del punto de vista propio y se entregan a entidades superiores como garantes de un orden físico y moral absoluto Inmanencia espacio-temporal: denunciando a cuantos ignoran u ocultan la relatividad del punto de vista propio y se entregan a entidades superiores como garantes de un orden físico y moral absoluto. Lo que es bien para el lobo, es mal para el cordero; aquello que es orden para algunos es desorden para otros; lo que es justicia para quien oprime es poder irracional para quien es oprimido. Corresponde entonces preguntarse con Bodei: La pregunta, ingenua y embarazosa al mismo tiempo, que se le podría formular es por qué razón ha escrito una Ética, si cada punto de vista es para él relativo. Y es que este relativismo espinoziano no es vacuo, no es una estratagema light, un todo es lo mismo, sino la fijación de lugar desde el cual componer en la diversidad: el de la responsabilidad de cada quien en su ”composición vital”.

Es el deseo, llevado al máximo de su conciencia, el que produce para el hombre un orden que se renueva y se formula de nuevo bajo la guía del amor Dei intellectualis. La construcción de la posición paranoica: ”el lobo universal”: Cuando la jerarquía cósmica y la humana están amenazadas, la rebelión y la anarquía del mundo se despiertan La fuerza ocuparía el lugar del derecho, o más bien derecho o torcido - en medio de cuya infinita contienda se sienta la justicia - perderían su nombre y la justicia el suyo; en seguida todo se resolvería en poder, poder en querer, querer en apetito, y el apetito, lobo universal, así doblemente secundado por poder y querer, necesariamente haría una presa universal y, finalmente, se devoraría a sí mismo. Como bien dice el poema de Donne ( Cfr. J. Donne, An Anatomy of the World. The First Anniversary, vv. 213-217, en Poeoms of John Donne, al cuidado de J. C. Grierson, Oxford, 1963, vol. I, pp. 237-238) Todo se desmorona, toda coherencia ha desaparecido: toda distribución equitativa, toda relación: príncipe, súbdito, padre, hijo son cosas olvidadas, porque cada hombre piensa haber logrado por sí solo, ser un Fénix. Definiciones y límites: De los 48 afectos considerados en la Ética sólo tres son fundamentales: deseo, tristeza, alegría (cupiditas, tristitia, laetitia). De ellos se obtienen todos los demás, según el orden de su delimitación recíproca y de su sucesión genética. Al establecer esta ”arquitectura de los afectos” Spinoza estable un modo posible de pensar acerca de ellos. Esta trama básica genera un escenario diferente al todos los demás filósofos y provee de un territorio diferente para pensar(nos). El deseo, en su continuo variar de intensidad y de orientación, es constitutivo del hombre, que es impulsado en todo momento por él hacia el futuro. La tristeza y la alegría son en cambio pasiones por las cuales la mente transcurre, en su transitio a una menor o mayor “potencia de existir”, respectivamente. No hay, entonces, ninguna diferencia entre el apetito y el deseo, salvo que el deseo se refiere en general a los hombres en cuanto sen conscientes de su apetito, y per ello se puede definir asi: el deseo es el apetito con conciencia de si mismo. Al reinscribir al hombre en la naturaleza y considerar las pasiones por fuera de la esfera del juicio el ”problema clásico” se disuelve y emergen nuevas

preocupaciones y posibilidades: Las pasiones como tales no dependen por lo demás de rasgos puramente sicológicos del carácter, ni pertenecen exclusivamente a la esfera subjetiva y privada (en cuanto también delimitan, como veremos, el campo de la política). Ellas manifiestan más bien la preponderancia operante de fuerzas ‘externas’ o ‘internas’ del individuo, hacia las cuales éste se muestra pasivamente maleable y de las que posee una idea insuficiente y parcialmente vislumbrada. Sin embargo, las pasiones, una vez comprendidas, pueden considerarse también como energías naturales virtualmente a disposición de quien sabe elaborarlas. De esta manera dejan de ser absolutarnente “intratables”, porque el conocimiento mismo las modifica y potencia el appetitus. Ya no se trata de criticar(se) o justificarse(se) tras del lema ”débil es la carne” o suponer que algunos tienen y otros carecen de ”fuerza de voluntad” para ”domesticar” las pasiones. Se trata de un nuevo paisaje relacional, de otra configuración entre razón y pasión, entre libertad y esclavitud. Los poderes de la imaginación: Es muy interesante cómo en Hobbes y Spinoza todavía se piensa y se habla de la imaginación, se plantea el problema de la diversidad de modos de conocimiento, de los límites de cada uno y se reconoce que todos en cierto modo deliramos. Todavía los ”locos” no son ”otra estirpe” y la razón no ha entrado en el período imperialista. Derivándose de conocimientes mutilados, el orden dispuesto por la imaginación avanza mediante una infatigable obra de restauración y de integración de los fragmentos de sentido que se le presentan, de tal manera que -con base en conclusiones y generalizaciones analógicas dictadas por las pasiones - lo incierto acaba por volverse cierto y lo oscuro evidente. Por consiguiente, todos en cierto modo deliramos. Sin embargo, la imaginación o las pasiones no presentan sólo una forma de conocimiento inferior que culminaría en la ratio. Como ya se ha aludido en la introducción, esta última no es otra cosa que el segundo nivel de la cupidita. Aquí es fundamental aclarar que no sólo no es el modo de conocimiento más valorado sino que no se trata de una concepción de ”progreso”, los tres niveles coexisten en el tiempo y se afectan mutuamente. Imaginar es tan humano y necesario como razonar o intuir. Al mismo tiempo, el hecho de no desvalorizar no implica no distinguir y tampoco no preferir (allí donde es posible hacerlo).

El espectro en el espejo: Es fundamental ver que en el siglo XVII aún no desprecia la imaginación y distinguir la posición de Spinoza que además da cuenta de esta capadidad como parte de la naturaleza humana y por tanto necesaria (no sujeta a juicio): Como no son vicios, así -desde el punto de vista de las ideas inadecuadas -los resultados de la imaginación no constituyen ni siquiera simples falsedades. En efecto, imaginar las cosas significa tenerlas realmente presentes, en cuanto las imaginacienes del espíritu, consideradas en sí y en caso de que no sean desmentidas, no contienen error. Por consiguiente, Espinosa no opone la realidad a lo imaginario, sino la realidad de lo imaginario a la realidad concebida por el conocimiento racional o por el intuitivo. Aquí es interesante la diferencia entre Spinoza y Freud. El primero tuvo mucho más claro que no era posible contrastar el conocimiento con la ”realidad en sí” por tanto no acuñó ni defendió ningún ”principio de realidad” (Freud vivió en el tiempo del imperio de la razón al borde de su caída pero aún cerca del cénit la perspectiva positivista estaba ya más que consolidada ...y además Freud era médico neurólogo del siglo XIX–XX,) Se conoce según órdenes diversos, que corresponden a una diferente potencia de existir, pero no se entra en mundos diferentes; más bien cada grado sucesivo translitera y reformula, volviendo más convincentes y menos rígidos los contenidos de los estadios que lo preceden, englobándolos en el propio orden específico. Se trata entonces de limitar los excesos de la imaginación de no ser devorados por ella: esa es la única libertad posible: componer una configuración armónica entre los modos de conocer y por tanto de existir que nos permitan ofrecer mejor nuestro cuerpo a las circunstancias y también co-crearlas. Sin embargo, al momento que se conciban ideas adecuadas, la imaginación se debilita. Así, por ejemplo, una vez advertida la naturaleza de cuerpos será imposible imaginarse “una mosca infinita” (ibid).Limitando la potencia omnívora de la imaginación, los hombres se adaptan mejor al mundo y se encuentran más frecuentes motivos de satisfacción Reconoce que los hombres están a menudo en botín de fuerzas que escapan a su control (pasiones e ideas inadecuadas, terremotos, enfermedades, etc.), pero añade que, esforzándose por comprender adecuadamente las causas, pueden también disminuir la propia dependencia de sus efectos, aun sin poder ciertamente anularlos.

Spinoza no pretende el control sino una forma distinta de composición dadas las circunstancias y aceptando lo que no es modificable y distribuyendo nuestras energías en lo que podemos producir (lo que no puede saberse a-priori). Lo que resulta insoportable para muchos de la filosofía spinozista es que no establece delimitaciones apriori, no da recetas, no generaliza... casi se podría decir que no es una filosofía (al menos al uso nostro): es una propuesta de laboratorio existencial. la razón revela finalmente la propia necesaria limitación e inadecuabilidad: su orden aparece demasiado obligado y poco elástico aunque capaz de comprender la universalidad de la ley pero no de hacer justicia al conocimiento intrínseco de las res particulares, que presupone un orden abierto y una coherencia innovadora. El camino de Spinoza no es el del ”deber ser” (que siempre precisa de sacerdotes y líderes). Por consiguiente, la transitio de una perfección menor a una mayor no acontece ni a través del recurso a la gracia divina o al hado, ni a través de la represión, la ascesis y el impulso místico o la pura fuerza de voluntad En virtud de la potencia intrínseca de un deseo que aumenta tanto más la propia lucidez, cuanto más aumenta su poder, en efecto, se pasa sucesivamente de las ideas confusas y mutiladas de la imaginación a aquellas generales y abstractas de la razón y, finalmente, de éstas a la claridad y distinción superior de la ciencia intuitiva (que, sin embargo, no renuncia a las ventajas y a los instrumentos de las fases recorridas) En esto no acuerdo con Bodei que parece pensar un camino lineal (a pesar de la no renuncia). No subimos de nivel como en los video juegos, los tres se darán siempre simultáneamente en nos, sólo podemos aspirar a una expansión del Amor utilizando las energías de los afectos y aprovechando lo que nos da la razón.

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