Contrapunto de estructuras: qué debemos tener en cuenta para su construcción y porqué podría ser asimilado por el audio-espectador En el momento de generar un contrapunto de estructuras probablemente nos enfrentamos al menos a dos problemas: si podremos diseñarlo correctamente y si el proceso será comprendido por quien lo escuche. Respecto del primero, podemos decir que antes que nada debemos tener claro el concepto de estructura (que significa, como se crea, etc.) y luego el de contrapunto (cómo generar un verdadero contrapunto y no un montaje o la simple superposición de estructuras). Respecto del segundo, podemos plantearnos no solo si el contrapunto será comprendido, sino además cual es la actitud de un espectador decidido a meterse en la problemática propuesta por una obra (en realidad, por su creador) que obliga a desentrañar algo tan complejo como un contrapunto de estructuras. Este texto es una reflexión personal que excluye consideraciones estéticas y constituye una primera y muy subjetiva aproximación a lo planteado, y que pretende ser cuestionada, mejorada o cambiada por la opinión y experiencia de otros compositores que se interesen en el desafío técnico que genera el diseño de un contrapunto de estructuras. 1- Sobre la construcción del contrapunto de estructuras Antes de entrar a la problemática del contrapunto es necesario referirse a sus protagonistas: las estructuras. La estructura Una forma de comprender qué es estructura es sabiendo que se trata de un sistema de interrelaciones por lo tanto, basándonos en los términos mencionados, también podemos decir que es un conjunto organizado de elementos, todos ellos relacionados entre sí, y que se condicionan recíprocamente Si desmenuzamos lo anterior tenemos: a- elementos: que en nuestro caso serán alturas, células rítmicas, dinámicas, timbres, gestos melódico-armónicos, etcétera. b- relacionados y condicionados entre sí: puestos en juego para crear formaciones horizontales y/o verticales que generan un c- conjunto organizado: una estructura
Por lo tanto tenemos que a+b = c
(ó
c = a+b),
o sea que
estructura = elementos + relación condicionante de los mismos Pero debemos tener en cuenta algo más: las estructuras deben tener una identidad definida, porque de lo contrario, si tenemos dos o más estructuras corremos el riesgo de confundirlas, lo que dificultaría la comprensión de los procesos a los que sean sometidas. Identidad de las estructuras Cuando hablamos de identidad nos referimos a conjunto de características o de datos que permiten individualizar, identificar o distinguir algo siendo datos, en nuestro caso, los elementos que integran la estructura; es decir que
los elementos que integran la estructura, además de conformarla, deben permitir identificarla Esto nos obliga a tener conciencia de cuales elementos estarán presentes en una estructura y cuales estarán presentes en otra, ya que de no tenerlo en cuenta surgirán problemas con la identidad de las estructuras, lo cual se verá reflejado en el contrapunto. La correcta confección de estructuras será aquella que nos permita reconocerlas en cualquier momento y especialmente al contraponerlas, evitando el riesgo de percibirlas como objetos que generan una heterofonía u otra textura sonora. Y si podemos reconocerla es porque tendrá rasgos que la caractericen y la diferencien frente a otras, dotándola de originalidad. Tales rasgos se generan por la elección y relación de los elementos que conforman la estructura. Entonces
una estructura estará claramente identificada cuando posea rasgos característicos que la diferencien de las otras lo cual nos amplía el primer concepto de estructura, siendo ahora
estructura = elementos + relación condicionante de los mismos, con identidad definida concepto que será importante llevar a la práctica al diseñar estructuras que experimenten cualquier tipo de proceso, no solo un contrapunto.
Los mencionados rasgos que dotan de identidad serán percibidos ya en la aparición del primer gesto de la estructura -o sea, desde la primera “imagen” que tenemos de ella- y se consolidarán al presentar el resto de los elementos que la conforman. Por lo tanto
es imprescindible exponer la estructura durante el tiempo necesario que permita la comprensión de sus rasgos característicos con el fin de asegurar su identidad Hasta aquí consideramos lo necesario a tener en cuenta en el diseño de cada estructura. Ahora trataremos la problemática del contrapunto de dos o más estructuras.
El contrapunto Nos referiremos a contrapunto diciendo que es la concordancia armoniosa de voces contrapuestas simultáneamente que sintéticamente podría expresarse contrapunto = concordancia de lo contrapuesto o también invirtiendo el orden de los términos y reemplazando concordar por un sinónimo
contrapunto = contraponer haciendo coincidir Veamos cada término por separado. Contraponer significa, referido a una cosa compararla o cotejarla con otra distante o contraria así que cuando decimos contraponer nos referimos necesariamente a dos objetos distintos. Pero coincidir significa estar de acuerdo en algo así que cuando decimos coincidir nos referimos a dos objetos que tienen algo en común. Por lo tanto
para crear un contrapunto necesitamos partir de objetos distintos pero debemos hacer que tengan algo en común
De lo contrario estaríamos solo superponiendo estructuras, o sea, apilándolas una sobre otra sin mayor fin que mostrarlas tal cual son; es decir, en el más abandonado y despreocupado estado de “solo ser”. En cambio, si lo que nos interesa es generar sentido, nada mejor que complicar la existencia de nuestros personajes proponiéndoles relacionarse en contrapunto, abandonando el poco productivo estado de “solo ser” para despertar en ellos nuevos comportamientos que enriquezcan la trama de nuestra invención gracias a los vaivenes que generan sus diferencias y similitudes. Por eso hablamos de aquello distinto o en común que puedan tener los objetos contrapuestos, y esto es claramente considerar la identidad de los objetos contrapuestos. Es decir que para lograr el contrapunto de objetos debemos trabajar sobre la identidad de los mismos haciendo que abandonen la absoluta originalidad y tengan algo en común, y como nuestros objetos son las estructuras, podemos afirmar que
para lograr el contrapunto de estructuras debemos trabajar sobre la identidad de las mismas
Nos enfrentamos ahora al problema central del contrapunto de estructuras: diseñar un proceso donde se deben conjugar premisas opuestas, ya que nos vemos obligados a hacer operaciones que hagan contrastar las estructuras afirmando su identidad, y a la vez hacerlas coincidir en algo poniendo en peligro la identidad. ¿Cómo? Si decimos que cada estructura debe tener identidad definida por sus rasgos característicos originales, pero que en el momento del contrapunto debe haber algo en común entre ellas, debemos afirmar que por la acción condicionante del contrapunto las estructuras se ven forzadas a sufrir una mutación en su “adn” producto de la inevitable necesidad de coincidir en algo con la\s otra\s estructura\s que integra\n el contrapunto. Dicho de otro modo, el contrapunto obliga a una influencia recíproca entre las estructuras intervinientes en él, que lleva a las mismas a sufrir una mutación por incorporar al menos un rasgo característico de la\s otra\s estructura\s; pero para no poner en peligro la identidad de cada una de ellas, es necesario cuidar que la mutación no se prolongue demasiado (pudiendo ser momentánea) o intentar disimularla acentuando los rasgos característicos que se mantienen invariables en cada estructura.
Aceptar que existe una influencia recíproca entre estructuras durante el contrapunto nos lleva a la idea de interrelación; por lo tanto
el contrapunto de estructuras solo se logra si existe interrelación momentánea entre las mismas sin pérdida de la identidad
Aplicando lo anterior a un caso concreto: supongamos que tenemos dos estructuras con claros rasgos característicos (se utiliza un ejemplo simple para la mejor comprensión) Rasgos característicos Instrumentación Gesto melódico
Estructura A 2 metales Do – mi - reb
Estructura B 3 maderas Sib – sol – fa#
Gesto rítmico
θ η×ζ ξ
εαζ ξ
θ
etc. y en una sección de la obra queremos diseñar con ellas un contrapunto. Podríamos hacer lo siguiente: primeramente se muestran las estructuras durante un tiempo prudencial dejando bien en claro la identidad de cada una se inicia el contrapunto y por un momento, algún metal de la estructura A ejecuta el gesto melódico de B con la rítmica de A, mientras el metal restante de A ejecuta el gesto melódico de A con rítmica de A simultáneamente 2 maderas de B ejecutan la rítmica de B con “slap” y la restante madera dobla a la octava superior al metal de A que ejecuta el gesto melódico de B con rítmica de A luego cada estructura recupera su identidad por un momento mostrándose alternadamente por tres segundos transcurrido este tiempo una madera de B toca el gesto melódico de A mientras los metales de A ejecutan con boquilla sola extensiones del gesto rítmico de B finalmente las estructuras vuelven a su estado original continuando con nuevos procesos, o mutan por completo generando otras estructuras con una nueva identidad.
Lo anterior es solo un vago ejemplo que intenta mostrar lo que se podría lograr jugando con la débil línea que marca el contorno de las identidades de las estructuras durante un contrapunto. Queda mucho por investigar y experimentar al respecto, pero una buena forma de avanzar es sumando opiniones y experiencias a las ya conocidas, con el propósito de seguir generando el debate constructivo que propicia la obtención de nuevas conclusiones.
2- Sobre la posibilidad del audio-espectador de asimilar el proceso
Si bien la respuesta a este planteo debería provenir de quienes estudian la psicología de la percepción, los músicos podemos tratar de ordenar algunas ideas que nos ayuden en el momento de prepararnos a componer. El pacto ficcional En el momento que una obra es presentada en público existe un contrato entre el compositor y el audio-espectador, es decir un acuerdo entre partes que compromete a ambas. Llamamos a este acuerdo pacto ficcional, ya que transcurre en el ámbito de la ficción (la invención es presentada como verdadera, o real) que es propuesta por el artista y aceptada por el espectador. Establecido el pacto ficcional, el audio-espectador se enfrenta a la serie de procesos que conforman la obra con un interés en aprehenderla. Tal interés se traduce en una actitud de escucha activa por parte del audio-espectador; es decir que frente a tales procesos, el audio-espectador los: -
presencia (asiste a los procesos, escucha), comprende (tiene idea clara de los procesos), y asimila (acepta e incorpora los procesos por haberlos presenciado y comprendido)
Por lo tanto el pacto ficcional genera en el audio-espectador una actitud de escucha activa Escucha activa y capacidad retentiva La actitud de escucha activa legitima la tarea del creador, así es que por la actitud de escucha activa se acepta la existencia de los procesos presentados en la invención (aunque se los cuestione técnica y estéticamente), lo que induce al audio-espectador a comprenderlos y asimilarlos para tener un registro del devenir de esos procesos. Esto es posible gracias a la capacidad retentiva del audio-espectador. Por lo tanto el compositor puede contar con esa capacidad retentiva en el momento en que diseñe los procesos que se desarrollan en la obra, como el contrapunto. Resumiendo podríamos decir que por la actitud de escucha activa y su capacidad retentiva, el audio-espectador que acepta el pacto ficcional registra el devenir de los conglomerados sonoros posibilitando la construcción de procesos Conclusión
Las estructuras con identidad definida y las acciones que deriven de ellas pueden ser asimilados y retenidos por el audio-espectador gracias a la actitud de escucha activa que adopta cuando acepta el pacto ficcional. Esta actitud legitima la tarea del compositor y lo autoriza a aprovechar y especular con aquella capacidad retentiva, posibilitando el contrapunto de estructuras, proceso que solo puede lograrse si estas fueron correctamente diseñadas (identidad definida), claramente expuestas (en el tiempo necesario) y convenientemente conjugadas (haciendo mutaciones momentáneas para que tengan algo en común evitando la pérdida de identidad).