Apunte N ° 28 Historia Americana I
“LA CONQUISTA DE AMÉRICA: El problema del otro” Cap. I: Descubrir. Por Tzvetan Todorov. •
El descubrimiento de América.
Todorov sostiene que, según los escritos de Cristóbal Colón, en un primer momento, puede creerse que el deseo que lo motiva a iniciar los viajes es el de hacerse rico. Pero luego, reconoce este deseo sólo como la garantía de tranquilizar a quienes lo acompañan. Incluso a la propia Corona, la cual financiaba los largos viajes. Y sustenta que la búsqueda de oro se convierte en la búsqueda de un medio para un solo fin: la expansión del cristianismo. Era la verdadera intención de Colón el conseguir en América la cantidad necesaria de oro como para financiar una nueva Cruzada. El autor caracteriza a Colón como un personaje religiosamente arcaico y poco comunicativo con sus prójimos. Afirma que, a partir de la fascinación expresada en sus escritos sobre la naturaleza del Nuevo Mundo, éste se sentía más a fin con la naturaleza, de alguna manera Dios, que con quienes lo acompañaban. Ya que relata tener la sensación de estar descubriendo el paraíso terrenal. A pesar de destacar los sólidos conocimientos de Colón en materia de navegación, advierte que fue a base de fe divina lo que lo motivo a aventurarse a tales viajes con la creencia de que encontraría tierra. Todorov considera que si poca fue la comunicación de Colón con sus acompañantes debido al desinterés de éste, debe de haber sido peor con los indígenas. Ya que, la descripción que realiza de éstos es meramente física, brindándole el nivel de atención como a cualquier cosa que pudiera formar parte del paisaje que estaba “descubriendo”. Tomando frente a estos “salvajes” una actitud de coleccionista de curiosidades sin acompañarlo, en ningún momento, un intento de comprensión por esta otra cultura. Una de las contradicciones que resalta Todorov sobre la figura de Colón es la de que éste pasa de caracterizar a los indígenas de generosos a ladrones; generosos, en un primer momento, por no molestarse al ver que los españoles les sustraen cosas sin previo aviso y, luego, ladrones por obrar de la misma manera que los españoles; olvidando su propia percepción les comienza a imponer castigos crueles. Otra, de las contradicciones de proceso similar a la anterior, es la de el discurso de la “cobardía”, definiendo en un principio a los indígenas, en un tono burlón, como temerosos poco queda de esta definición cuando Colón vuelve por segunda vez a la isla Española y se encuentra con que, la parte de hombres que había dejado había sido asesinada por los indígenas, por lo que su opinión ahora puntualiza en ellos como “mala gente”. Sobre esto el autor concluye: “Es posible, como dice Colón, que se hayan preguntado si éstos no El debate de los 500 años.
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eran seres de origen divino; lo cual explicaría bastante bien su temor inicial, y su desaparición frente al comportamiento humano de los españoles”.
Con respecto al lado humano de los españoles, el autor, lo reconoce en relación a su sed sobre los bienes terrenales: el oro, desde el principio y, poco después, las mujeres. En su análisis histórico sobre estos hombres, Teodorov, los ubica en el período de transición entre una Edad Media dominada por la religión y una Edad Moderna que coloca los bienes materiales en la cumbre de su escala de valores. Atribuyendo una conquista con ambos aspectos: “…los cristianos tienen la fuerza de su religión, que traen al Nuevo Mundo; en cambio, se llevan de él oro y riquezas”. La posición de los españoles frente a los indígenas es un tanto complicada. Colón los aceptaba como seres humanos, pero a su vez sentía la necesidad de que adoptaran las costumbres europeas. Necesidad que se confunde con el deseo de cristianizarlos. Volviendo constantemente a la visión de que la conversión era la finalidad principal de su expedición. Sobre la religión Todorov plantea: “…ahora sabemos que la expansión espiritual está indisolublemente ligada a la conquista material”. Los españoles dan la religión y se llevan el oro. Pero la implicación de estos dos actos se oponen entre sí. Propagar la religión presupone que consideraban a los indígenas como iguales, pero en el caso de que no quisieran entregar sus riquezas habría que someterlos militar y políticamente para poder quitárselas a la fuerza. Es decir, colocarlos en una posición de desigualdad (de inferioridad), generando, Colón, una discontinuidad que establece entre lo divino y lo humano. El hecho de que en su tercera partida hacia el Nuevo Mundo, Colón, pidiera llevarse criminales y que, posteriormente, la guerra sustituyera la paz, hace que el autor llegue a la conclusión de que éste nunca había descuidado por completo la guerra como medio de expansión. Lo que implicará el pasaje del asimilacionismo, que significaba una igualdad de principio, a una ideología esclavista, y por lo tanto a la afirmación de la inferioridad de los indígenas. Estos dos aspectos descansan en una base común: el desconocimiento del indígena y la negación de admitirlos como sujetos, diferentes, pero que tienen los mismos derechos. Colón no percibe al otro, pero le impone sus valores. Ha descubierto América, pero no a los americanos. Marca de ambigüedad: la alteridad humana se revela y se niega a la vez.
El debate de los 500 años.
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