Aprender a leer un cable
- Imagen: Jyn Meyer Los cables de los electrodomésticos suelen llevar inscrita una serie de números y letras. Estos símbolos indican las características del cable y dan una información muy valiosa para utilizar los aparatos correctamente. De la misma manera, esa sucesión de símbolos se utiliza en otros conductores eléctricos de uso doméstico o industrial. Por ello, conviene saber el significado de cada letra y número para evitar cualquier posible lesión o accidente durante su manipulación. Designación europea La norma UNE 20434 regula el "Sistema de designación de los cables". En concreto, indica las especificaciones que deben reunir los cables eléctricos aislados de tensión asignada hasta 450/750 V. Estas especificaciones son de aplicación en todos los países de la Unión Europea, ya que la norma se basa en el Documento de armonización HD 361 de CENELEC (Comité Europeo de Normalización Electrotécnica). Según recuerda la Asociación Española de Fabricantes de Cables y Conductores eléctricos (FACEL), el sistema utilizado para designar a estos materiales "es una secuencia de símbolos en el que cada uno de ellos, según su posición, tiene un significado previamente establecido en la norma". Estos símbolos son:
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Primera parte, aspectos generales. Los cables o conductores eléctricos pueden identificarse con una H, cuando responden a las normas europeas armonizadas, o con ES-N o ES, cuando no existe norma armonizada y, por lo tanto, responden a los criterios nacionales. Por otro lado, existen una serie de símbolos que determinan la tensión asignada: 01 para cables de 100/100 V, 03 para cables de 300/300 V, 05 para cables de 300/500 V y 07 para cables de 450/700 V.
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Segunda parte, constitución del cable. En este epígrafe se incluye:
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Aislamiento. Puede ser de goma de etileno-propileno (B), goma natural (R), goma de silicona (S) o policloruro de vinilo (V), entre otros.
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Revestimiento metálico. Pantalla de cobre en forma de trenza (C4).
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Cubierta y envolvente no metálica. Puede ser de goma de etileno-propileno (G), trenza de fibra de vidrio (J), policloropreno (N), poliuretano (Q), goma natural (R) o policloruro de vinilo (V), entre otros.
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Construcción especial. Se distingue entre cables cilíndricos (que no llevan ningún símbolo) y cables planos cuyos conductores aislados pueden separarse (H), no pueden separarse (H2), tienen tres conductores aislados o más (H3), cables con doble capa de aislamiento extruida (H7) o cable extensible (H8).
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Forma del conductor. De acuerdo a este rasgo, los cables pueden ser flexibles para servicio móvil (F), extraflexibles (H), flexibles para instalaciones fijas (K), rígidos de sección circular de varios alambres (R) o de un solo alambre (U), entre otros.
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Tercera parte. Los símbolos que se incluyen en este apartado determinan el número de conductores (N), si el cable carece de conductor de protección amarillo y verde (X) o si lo tiene (G) y la sección nominal en mm2.
Por ejemplo: un cable H07RN-F 3G6 es un cable que cumple la norma armonizada, tiene una tensión asignada de 450/750 V, aislamiento de goma natural y cubierta de policloropreno, es flexible y tiene tres conductores, uno de ellos de color amarillo-verde, de 6 mm2. No es necesario que aparezcan todos los símbolos porque en la denominación "sólo se utilizan los estrictamente necesarios para reflejar las características esenciales del cable", subraya FACEL. Normas UNE A partir de estos símbolos, las normas UNE que edita la Asociación Española de Normalización y Certificación (AENOR) especifican las características de los diferentes cables y conductores eléctricos. Existen normas para cables de tensión asignada inferior o igual a 450/750 V con aislamiento termoplástico (UNE 21031) o reticulado (UNE 21027), cables flexibles planos con cubierta de policloruro de vinilo (UNE 21153), cables hasta 450/750 V con aislamiento de compuesto termoplástico de baja emisión de humos y gases corrosivos (UNE 211002), y cables flexibles para ascensores y montacargas (UNE-EN 50214).
Protección de los aparatos eléctricos
Los electrodomésticos con doble aislamiento son más seguros porque disponen de protección reforzada en el cable y en las partes metálicas
- Imagen: Belden Cada aparato eléctrico debe ser utilizado para la finalidad con que se fabricó. Un uso incorrecto puede acarrear sobrecargas o derivar en un estado de conservación dudoso que ponga en riesgo la seguridad de las personas. En este sentido, uno de los factores a tener en cuenta es el tipo de aislamiento. Debido al uso frecuente de los electrodomésticos, el cable y las partes metálicas que se conectan al circuito deben estar protegidas adecuadamente para soportar tirones, caídas o el desgaste por un uso continuado. El Reglamento electrotécnico para baja tensión (REBT) establece las condiciones técnicas y las garantías que deben reunir las instalaciones eléctricas para asegurar su normal funcionamiento. El objetivo es preservar la seguridad de las personas y los bienes. "Esta clasificación pretende especificar la protección que existe del aparato eléctrico con respecto a las personas que intervienen en su uso", concreta Juan Antonio Peón, secretario técnico de la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Eléctricas y Telecomunicaciones de España (FENIE). De acuerdo a la normativa, los aparatos se clasifican en cuatro grupos, según el grado de protección y el tipo de aislamiento:
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Clase O. Son los aparatos más peligrosos, ya que las partes metálicas que se conectan a un conductor no tienen dispositivos de protección. También carecen de toma de tierra y su aislamiento es funcional, es decir, el necesario para asegurar que el aparato funcione. Este aislamiento se emplea en electrodomésticos pequeños, aunque tiende a desaparecer. Para identificarlos, los aparatos pueden llevar inscrito "Clase 0" o carecer de indicación.
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Clase I. Además del aislamiento básico, las partes metálicas están conectadas a un borne de tierra, que se conecta a su vez al circuito. "La toma de tierra es un elemento muy importante de protección, ya que protege al usuario frente a una posible electrocución", destaca Peón. Se distinguen porque en la placa de características del aparato aparece un símbolo a modo de pirámide invertida, con una barra vertical en el medio. Este aislamiento es apto para grandes electrodomésticos.
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Clase II. Son los más fiables. Tienen doble aislamiento o aislamiento reforzado, que consigue una protección más segura y duradera. Las partes metálicas están separadas del resto con piezas aislantes. Su identificación es un símbolo formado por dos cuadrados (uno más pequeño en el interior de otro más grande) o "Clase II". Son los electrodomésticos que se usan habitualmente en exteriores o en lugares donde pueden entrar en contacto con agua (cuarto de baño), como el secador de pelo o la máquina de afeitar.
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Clase III. Se refiere a los aparatos que funcionan con voltajes de baja tensión, inferiores a 50 voltios. Es un aislamiento frecuente en los juguetes. Estos aparatos se distinguen porque llevan inscrito "Clase III" o el valor de la tensión nominal dentro de un rombo.
Otras normas de seguridad Para garantizar un uso correcto de los aparatos eléctricos, la Guía técnica de aplicación del REBT recoge otra serie de normas muy sencillas. Así, recomienda manipular los electrodomésticos siempre con las manos secas y nunca en el baño o bajo la ducha, ya que hay riesgo de electrocutarse. No hay que dejar ningún aparato cerca de la bañera, para evitar que caiga a su interior, y tampoco hay que usar aparatos con los cables pelados o las clavijas rotas.
No hay que tirar del cable para desconectar los aparatos ni acumular varias conexiones en un mismo enchufe
En cuanto a las conexiones, no es conveniente acumular varias en un mismo enchufe o usar un ladrón, dejar aparatos eléctricos conectados al alcance de los niños, desconectarlos mediante un tirón o enchufarlos a una toma de corriente cuya potencia no se adecua a la del electrodoméstico. En este último caso, podría quemarse la base del enchufe. Evitar lesiones por electrocución
Nunca se debe tirar del cordón al desenchufar un electrodoméstico, ni usar aparatos con cables pelados o clavijas rotas
Cuando la corriente eléctrica atraviesa el cuerpo humano se corre el riesgo de electrocución. Las consecuencias pueden ser más o menos graves según la intensidad de la corriente o las condiciones en que se produce. Un cuerpo húmedo o mojado aumenta las posibilidades de lesión. Por ello, es importante poner en práctica ciertas medidas de seguridad al manipular la corriente o cualquier aparato eléctrico.
- Imagen: Dave Smith El cuerpo humano es conductor de electricidad. Por esta razón, cuando una descarga eléctrica lo recorre, es posible que se produzcan lesiones. El grado de importancia de éstas depende de las circunstancias en que tiene lugar el accidente. Se puede sentir un leve cosquilleo o llegar, incluso, a la muerte. La tensión habitual de las casas es de 230 voltios, sin embargo, si una tensión inferior a 50 voltios recorre el cuerpo, hay riesgo de lesión, aunque la piel esté seca o ligeramente húmeda. Una electrocución puede producirse por contacto directo, cuando se toca un punto por el que circula corriente (un enchufe, por ejemplo), o indirecto, si se contacta con un punto por el que habitualmente no circula corriente, pero que, por alguna razón, queda en tensión (un cable que hace contacto con un aparato). La Plataforma para la Revisión de las Instalaciones Eléctricas (PRIE) asegura que 7 de cada 10 viviendas -unos 18 millones, según sus cálculos- tienen una antigüedad superior a 30 años y carecen de instalaciones eléctricas seguras, por lo que reclama una normativa que garantice el mantenimiento y las revisiones periódicas de las instalaciones eléctricas domésticas. Es precisa "una norma que asegure, periódicamente, la eficiencia y el correcto estado de las instalaciones eléctricas en los hogares", insisten desde la Asociación de Distribuidores de Material Eléctrico y Electrotécnico (ADIME).
La propia instalación de un enchufe puede producir desequilibrios en la red eléctrica que implican cierto riesgo
De acuerdo a los estudios realizados por la PRIE, la falta de mantenimiento periódico, así como la mayor demanda energética y la manipulación no profesional de la instalación provocan más de 7.300 incendios al año por causas eléctricas y 4.850 accidentes por descargas eléctricas, principalmente, entre menores de edad y mayores de 65 años. La manipulación "indebida" de la red lleva a electrocuciones directas si no se toman las precauciones adecuadas. "La instalación de secciones y juntas, enchufes individuales o enchufes múltiples e, incluso, instalaciones completas son causa frecuente de desequilibrios en la red eléctrica del hogar", recuerda la Plataforma.
La situación de riesgo en la que se encuentran algunas instalaciones eléctricas, su envejecimiento o deterioro y la ausencia de dispositivos de seguridad aumentan las posibilidades de electrocución. Por otro lado, la incorporación de nuevos electrodomésticos como ordenadores, placas vitrocerámicas o aparatos de aire acondicionado supone un incremento en el consumo de electricidad, que requiere a su vez un aumento de la potencia para evitar accidentes. A pesar de esto, recuerda la PRIE, "existen más de 16 millones de viviendas con una potencia insuficiente". Consejos La Federación Gallega de Asociaciones de Industriales Electricistas y de Telecomunicaciones (FEGASINEL) asegura que en la manipulación y en la imprudencia "es donde está el peligro". Por ello, anima a ser prudente y tomar una serie de precauciones para evitar una electrocución. Entre otras cosas, recomienda tener las manos bien secas y evitar estar descalzo o con los pies húmedos antes de utilizar, enchufar o desenchufar cualquier aparato eléctrico. Tampoco se deben tocar aparatos conectados a la red cuando se está en el cuarto de baño, dentro de la bañera o de la ducha. Respecto al uso de electrodomésticos, las medidas son sencillas:
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Hay que leer las instrucciones antes de utilizarlos, especialmente, las que hacen referencia a la potencia.
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Es conveniente desconectarlos tras su uso.
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Al desenchufarlos no se debe tirar del cordón, sino de la clavija aislante.
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No hay que usar aparatos con cables pelados o clavijas rotas y enchufes deteriorados.
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En la cocina, se debe procurar utilizar los electrodomésticos lejos del fregadero.
Incluso cuando se quiera cambiar una bombilla es aconsejable desconectar el interruptor automático previamente
En el caso de los niños, las principales medidas de precaución hacen referencia al uso de protectores en los enchufes. Son muy prácticas las tapas protectoras que permanecen bajadas mientras no se usa el enchufe, así como los sistemas que impiden introducir cualquier objeto en los orificios. Por último, cuando se vaya a manipular la instalación se debe cortar el suministro eléctrico y comprobar la ausencia de tensión antes de iniciar cualquier trabajo. Incluso cuando se quiera cambiar una bombilla es aconsejable desconectar el interruptor automático previamente. Otras normas de seguridad hacen referencia a la necesidad de utilizar un enchufe para cada aplicación y no colocar pantallas o recorridos de cables cerca de una chimenea, estufa o focos de calor. Cortar la corriente
Si a pesar de las precauciones anteriores se produce una electrocución, hay que desconectar el interruptor general o desenchufar el aparato. Para ello, la persona encargada de cortar el suministro debe situarse en una superficie seca y extremar las precauciones para no ser víctima de un nuevo accidente. Puede ser necesario recurrir a algún objeto para desconectar la electricidad, siempre que esté seco y no sea metálico. Sólo cuando se desconecte la corriente se podrá tocar a la víctima, aunque lo correcto es llamar al servicio médico y mantenerle tapado y en una postura cómoda hasta que llegue la ambulancia