Apreciacion-sociologica-de-la-independencia-de-el-salvador 01.pdf

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Alejandro Dagoberto Marroquín

diLovo

Evclyn J¡cir

Rol¡ndo Ma¡l¡ V¡c! Miii.tro d. BdErc¡ó¡

G$t¡vo Hcrodicr

PrBi.lnr. d. CONCULTURA

BBLIoTBCA DB IüsroRJA SALVADoREñA

yohnen No. z

Apreciación sociológica de la Independencia salvadoreña

Pri'lh.dici¿, Ediro¡id Uruv¿Bil¡n\

UnjwEidü ¡t Et,¡tv.dor Sú S.lv¡dd lgd¡ DiEcc,óI

s.cud. ql,c,., dc

pubtic&ion.r.

lñdü)( a¿.

coMjo Nrcrod p.ñ h cuttoE ; d CONCIJL'URA

Sú s.¡trdor, 2000

Dis.io d. pdlld¡i S.es CE.tiv¡. Pr.pr.ns!:,{lgid ¡nprÉorc' O Ovidio Roledo Mrequti O Pu *I¡ Gdic¡ó,l coNcULTUR,d

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M.rroqut¡,

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999,34.!566 (Vot. ?)

Indcp.'n.¡c¡.-HE!ori. 2. Et S.tvldoFH¡toi! r. Trtot.

ISBN 9923-0-05G6

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ISBN 99923-0-049-3 iobms complehs / Cotcccrón, '

H:,'i,lüi',9¡ill, i1;:Í;¿¡:liilfi 3::,*t!;,1itif " dpi@nctcoms¡.com.

Rob¿no Turcios

PRESENTACION forno parte de uaa nieva col¿cci&t qu¿ l4 Dit¿ccióñ de Publicaciones e Impr¿sos de CONCULTURA, edito a Patb d. esro EsÍB voLuNEN

fécha bojo ¿l iotnbre d¿ "Bibliot¿ca de Hitto a Salvadoreña". No e§ la pñmcra vez que esta Editorial Publico obrus hittótic4t. Es ¡nás' altunos dc lot tltulos de la presente seri¿ saliea¡ a luz luce va os dños con tuesto s¿llo editorial. Sin embargo, et I4 prünero vez que esta ca§a editori^L §e ProPone paducir obras ¿n serie ¿lentro d¿l |énerc hitlórico. Y ¿t la misma forma que lo "Biblioteca Bdsica de Lit¿ratura Salvadorcña", que de diez ea diez ta va por el núñero lrei\ta, esra colección d¿ Hi§torio re propona ch¿cer proSresivamente, a Partír de los ptimems diez tltulos qúe hol editaños. los líbrot que conforman esta pimera decena son lo§ siSui¿¡le§: ,.- Cartas de Relació¡ y otros documentos d¿ Pedro de Alvarado, Di¿go Carcía de Palacio t Antonio de Ciudad Real. 2.- Descripción geográfico-ñoral de la diócesis de Goather¡r¿la (pa oquias correspon¿li¿ntet al actual tetitorio sobado¡eño) ¿le ño\señor Pedro conés y lÁ¡raz. 3.- El Salvado¡: descub¡imieÍto, conqui§ta y colonización l¿ Jorge lardé y lain. 4.- El Salvador: historia de su§ pueblos, vill¿§ y ciudades dé Jorge Larü Y larín. 5.- El Salvador: inundacione§ e incendios, en¡pciones y tcr¡emotos dc .Ior|e lardé y l¿rín, ó.- La Población de El Salvador d¿ Rodolfo Barón Castro.

Z"

Apreciación sociológica de la I¡dependencia salvadoreña de lejand ro Da g ob e n o M a rroouín. 8.- José Matlas Delgado prócer cenroameflc,¡no d¿ Carlos Mel¿ndez Chaverri 9.- El Poder Ectesiástico en El Salvador (1871-1931) de Rodotfo Catde al. ,¡0.-El Salvado., 1932 de Thomas Anderson. el lector qüe t¿ tóhica de ta Biblioteca de Historia ^ .Apreciaráes amplia y variada Salyadoreña en su tumótica, ti"^p"_ i;;¡;; desde ri_ejas cnjnicas de los conquistadores y pr¡ñeros "n "t visitatl¡es, coño en el númev 1, hasn esndios de dramati"o" ,ur"ro, qu" tord;n-"on lo contemporáneo, tal el caso ¿lel volwflen t0. s¿ evidencia que e¡ta serie ha süpetudo aquella etapa de , Tambiénprohibidos', ,:t qu¿. sóto p¿mitió lo narrativa .-::1? por num?rosos tabúes quc mucho t¿st¡tnqi.ta "p"u{erir", han inlluido solre iuesrra preocupante desmemoria. No sabemos qui m"les ,; pr"tcnd¡eron .;irj;; con ta ve¿ta pata ¡ransiar pot ci¿nos pamjes de la Historia d¿l país: peru c¡¿r7o e.s quc de esa actitud _que oscila entre ta in¡ol¿ráncia .lo mat¿s mayores cotlo li i?norancia g¿n¿:t".ttaron l:Í_,:,e:":to*ranz¿uk d¿ acon¡ccimicntos prc¡ér¡¡os qu. pudiercn hob¿r¡os oytldado a esclor¿cer cu¿stionas del prcsente que han tenido ci¿rta rccu¡rencia A

?.Eal¡da¿ la perJecc¡onami¿nto

nuzva eapa qu¿ viec Et Saleador eh h unco del de la paz y de la denacracia, tace necesario gue. cÁ ración y como salvadoreñas, asunanos nuzstra Historia con si gfindez¡ls t vilezas, con sus llane1as y escabrosi*des, anptitua ieZriÁo y sin ñaniqueí nos. En realida4 no teneñoscon otra Historia, ni nor convicne .con vistos al pon"nir_ sóto abodar oqu"Uo" r"^ y rolt,r'ioi comphcien es de posicioher dogruitica: o ¡ntercrü^. O"pu*i, q"" , , visión ñás inte9ral sea Erata y útil a los l¿ctores. b.alance , a,nptiud ¡emát¡co. CONCULTURA y , D¡rección !:^ ,: mavol la de Publicaciones recurrGron _y recurrirán en lo f turo- a la asesoría de la Academía Salvadoreña a" U n¡¡"r¡a, prcsigiado insti¡ución gue ha ocompañodo estrechamen¡e a estc esfuerzo edito.ial. GutsERTo AcutLAR

u

Ay¡ús

M|EMBR, DE CoMÍsróN DE HrsroRrA DE DtREcctóN DE Pu,uc^ctoN,s E IMpRÉsos,

u

S^N

SAr"vADoR,

MARzo DE 2000_

NOTA INTRODUCTORIA

A

l8ll,

San Salvador es un heruidero. La gente sale a las calLes, los rumores circulan por todos [email protected] y los funcionarios recíbeL amenazas. Todo eso ocurr¿ dutante la primera insurreccíón patriótica ei el Reíno de Guateñala. «Se han tejido una sefie de leyendas y fábulas que, aureoladas coñ el prestígío de una pretendida tradiciói, tratan de presentaros el movittietto del 5 de noviembre como la obra perfectamenFtNEs

de

te planificada de los eximios patríotas Delg@do, Arce, Lara, etc.», dice Alejandro Dagob¿rto Marroquín. Coñ ese antecedente, Marroquín busca una interpretación difereñte de 1811 y de todo el pruceso sabadoreño de independenci¡. Y la contigue. El enfoque sociológico de inspiración marÍista sirve d.e marco para elaborar un panorama novedoso de la eña cipación política. Apreciación sociológica de la Independencia salvadoreña J¿ publica en 1964. Entonces, como su autor señala, la hístoriograiía eh el país se encuentra d.ominada por versiones leSendarias. Marro' quín toma uñ camino inédito y prcseflta, cotno el títula indicL, ufl panoratnd sociológíco de los tuovimientos patriólicos. Por esa vía llega a nuevas explicaciones qu¿ si bien aparecen coh excesos de esqueñotismo, contribureñ a compren¿er aspecbs rtthdame tales de la emancipación. Ios hechos polítícos salen del esquema cronolóqi" co para insertarse en un nlatco social que ayuda a ^cldrarlos.

Dos declanciones, una independencia La independencia et «ut proceso revoluciolario qu¿ se inicia en 1811 y culmina en 1821». Con esa abre Marroquín frase l¿ Ap¡eciación. Cuondo los habitantes de San Salvador asisten o los tribuna_ les pata declarar rcbre lSll y tgl4 o vacilan en identificar los §ucesos del 5 de ñoviemb¡e como ola primera revolucióio, Elto¡ saben que el ñovirtíehto es un desafio a un orden de 300 años. Cuando se produce el romp niento det t5 de septiembre hay pocos cambios sociales, como Marroquín indica, piro se registía una mutación polltica de grandes p¡ep¿¡1iones. ¿Cómo lhÁar al derru¡nbe de un sistem4 de larya durociól? .fj1lOyces-o,conienza en tBll. ¿cuándo tennina? ¿En I82t ó. 1823? Para Marroquht, lB2l es el año rtnal. El l5 di septien_ bre, lo¡ lídere¡ reunidos en Guatemalu toman ocuerdos contra_ dictorios. Ui congreso futuro debe decid.ir sobre e_l nuevo Estado y, al mi§rlo.tieñpo, el jei¿ polttico debe jurar la Independencia. Dos añot después el panorama es d.ifurente. En ese pot de años se produce elfrustrado intento de anexión ol impe o mexicano. Son Salvador resiste co las armas, la diplomacia y con maúobru¡ de todo ,ipo. At firul, los bandos de la Independencia se ha¡ deca¡tado, Los representante! cenfio_ americatos, reunidos en osamblea, acuetdat sin n¡deos la ind¿_ ,:r*": !" España y de cualquier otro gobiemo ct I de julü., de 1823. Entonces se cierra la etopa política abicrtu cl 5 tle noviembte de 18l l.

El imperio de la c¡isis Err la Apreciación hay wt resantzn esclarecedor de la precariedad

del gobiemo cobnial duraite su úhirno periodo. Los fondas escasean !^no hay a dónde echar mano para hacer frente a las difi.culmdes.

Centtuaméica yite bajo una c'isis su pr¿nciryt producto ! da erportación, el añil, está embodegado porque no pu¿de salir al n¿rcado exteriorr A l¿ par de la cri¡ís económica se preseñta la política, como consecuencia de la deb@cle de la y fauilia real de la ocupación de las lropas fra cesas en el territorio español.

Ia

crisis golpea a la l¡tendetcia de San Salvador

la

provin-

cia preseñta mós cohesión qu¿ otras por el predominio del

t la cohsid¿t@ble presencia de lor dgricuhores añileros. La circunstancia Marroquín- «de que en esta proyincia -dice los criollos, en su mayoría, grandes prcpietarios añileru§ fueran y de ser además, el añil el artlculo fund.añeñtal de exportación hizo que fuera Sa¿ Salvador el núcleo central del descontento de la lucha contra las ñettuSpolis por ser allí, precísamente, donde mestizaje

cofi ,nás agudeza se sentían los nocivos efectos de l@ equívocada polltica económica de España». Ia Intendenciq de San Salvador es uno zona Eñilera. No sólo están los grandes productores que Marroquín menciona, síno tonbién y, en mayor caotidad, los pequeños, llamad,os «poquiteros». Y lot d.os grupos se encuentran arruinodos por la crísis y con los ánimos dispuettos al cambio. Grupos sociales

y corrienles políticas

El análisis de Marrcquín sobre las agrupaciones en la socied¿d cettroamericana parle de un punto central: «Ia§ clases sociatles durante lo colonia se presentan ocuhas bajo las formas de cotegorlos ¿tnicas». Cirlco grandes eslratos iflteryienen en la vida cotidiana y las luchos polítí.cas: españoles, críollo\, mestizos, muk toi e itulios. M arroqillá g re g a ¡ubdivisione s en las c¡nco agrupacio es príncipales, Si pueden ser t tíles para una apreciación sociológico, aportan poco al análisis de las luchas políticas de la época. Además. la atribucíón de una invariable modalidad de acción a cadd estrato aporece corno un exceso. En especial d.urante la segunda pafle del libro, criollos y mestizos tienen adjeti|os esláticos. Los primeros soi «refomistas» y reclañan un régimen monárquico constitucional, fiientrat los segundos son «revolucionarios» y aboqan por la independencia absoluta- Y bajo esa óptica aparecefi las insuffecciones de 1811 y 1814. Sh eñbargo, criollos t t¡estizos aparecen moúéndose bajo el influjo de
las redes coloniales de organí1ación social y tienden a totnar fuerza conforme evolucionan los acontechnientos. En 1811, el proyecto de la monarquía constitucioñal tie e seguidoret en San Salvador Existen saficientes indicios para luponer que también eriste otra corriehte más rudical, pero con u respaldo tuinoitarío. Por otro lado, la lucha que se libra no tiene antecedentes, es una ocperiencia primeriza , oscildnte. Sus protagonistas actúan con tdhteos y vacilaciones, como en los s^cesos de 1811. Esas cond.icioñes apareben ea la proclama que se redacta para dar cuenta de la insurreccíón. El documento es u4 testimoiio de los hechos, así como de lat diferenciat que hay enrre las corrí¿ntes. Marroquín desta,ca las partes del acta que se rerteren al rol opaciguod.or de los líderes criollos y sus declaracionet de fidelidad a lo Corona, A partir de ese añálisis postuli que ellos son apaciguadores, mientras los rtestizos quiereñ kl índependencia. Pero en otras ciudades de Améríca, l¿ rebelión tambiéfi se desato invocando el nombre de Femoidcj VIL El batdo patñótico de San Salvador no es uniforme, una corríente quierc moderación y otra busca anpliar el desafío, pero atl como hay criollos rad.ic@les, hay mestizos moderados. Ademá¡, en San Salvador, cuondo se redacta el documento todÁvía no se conoce la reacción dcl Capitdn General en Guatemala ni de la.s otras ciudades de la Intendencia. Duronte los días de noviembre, los dos grupos paftic¡pon en la insurrección. Después de..destituir al jefe ie g-obiemo, a to largo de un ñe\ sostienen agudos debates robre los pasos siguientes del movimiento. Al final, una corriente esperanzada con la monarquía constiluciofial obt¡ene un triunfo parcial, pero notable. Coa la colaboración del ayuhtamieíto de Guatemaln logra que el capitán general ¡osé Bustahañte opruebe una nuera modalid.ad de gobierno para l.a ciud.ad, a la que llama «sistema de c onc iliaci ón p rude nc ial ». El 3 de diciembre entftLn a San Salvador los nuevos goberhtTntei: losé Aycinena y José María Peinado. El primero es miembro de una familia p ncipal de Guatemala, la úhico que posee un título de nobk¿a, y el segundo es un líder íntelectual de los cr¡ollos- «Así teraninó el hermoso movimiefito popular de

no\)iembre de 1811, ftustado por la intervención criolla», comento Matoquín. lA conclusión se ajustd 4 su esquema, pero se queda corta ante la compleja evolucióa política y el desenlace del mor,¡niento. El d.esenlace de 1811 es excepcional y se inscribe dentro de las expectativas despertados en Cefltroañérica por la asambLea co stitucíonal reuhida en Cádiz. De acuerdo con lot testimoníos presentaldos e los juicíos que después se siguen contüt los implicad.os, San Salvador es un hereidero pol{tico en noviembre, Durante un mes hay debates encendidos que libran, al ñeno§, dos corriettes: ufla autónoma coLstituciohalista y otra más proclive a la ind.ependencia. Una y otra cambían sus posiciones de acuerdo o corno se presentort los ^contecimiehto¡. La independencia absoluta todavía no es la bandera indiscut¡' ble de los criollo¡ ni los mestizos. Menos cuándo se conoce la octitud controrio de otros ciudades, como San Vicenle y San

Míguel. Entotces hay racilocióL ! Sana terreno la primeta coíriente, inclinada por forjar un acüerdo con las autoridades de Guatemala, Logran el acuetd.o que es una novedad en el Reino c entrodfie ricano. A San Salvador llegan Aycinenq y Peinado como Sobernantes. El primero tiene iñtereses comercíales y agrícolas en l4 lhtenden' cia que son cortflictivos con los de los prod.uctores salvadoreños. Al mismo tiempo forma parte de la corriente co stiluciorlalista. En cambio, el segundo es el autor de las l¡,str.ucctol],es elaboradas por el ayuntamiento de Güateñala para sq§ lepresenta tes en ispaña. Eso, lnstacciones const¡ulen un qanifiesto Jun dacionat de la corriente cotustitucionalista. Para BustamLfie son odio§as, mientras que para buena parte de los primeros lídetes de los ñovimientos patrióticos son una esperdnza y un grito de denun' cia contro el d.espotismd) Con Aycikena y Peinado, San Salvador se convierte in el lugar de un expei e to político neSociado. Dos años después, en enero de 1814, colapsa el oaperimento político, a raíz de la segundd itxsuüección, y pierde fuerza eL proyecto de la monarquía co sÍitucional. Resulta siSnificalivo que el jefe de la Intend.encia en el momento de la insurrección e5, precisamente, Peinado. l,as li¡ itaciones de su proyecto quedan a

la vista, n as no por la proced¿ncio criolla de peitado, si\o por el proy¿cto misrio. A partir de entotces crccet los seguidores de la independencia absoluta. Rompimiento sin indeperdencia

Alejandm Dagobeno Marroquín destaca do¡ aspectos de la Iúeldencio de San Salvodo¡ Uno es el mestixaje; al Jinal d.e la colotía, dice: «la provincia de Son Solvador se colvierte en una unidad demográfica predofiinante mestíza». Otro et la cohesión alrededor de lo¡ intercses añileros: ésta es d,e tal fuerza «que l¿s diferencias efitre nobl¿s, criollos y peninsularcs qued.aban omortiguodos». Por los juicios posr¿riores contrq. los patiotas es posible advertir ua hecho má¡: la iohesión a¡terior permite una vinculación ¿strecha ettre los sacerdotes y los jeJes mestizos de las organizaciones en los ba¡rios. Con esos facmies, la ciuda.d se

convierte en u4 bdluart¿ de las ideas progresistos. Sin e bargo, luego d.e 1814, viene el repliegue a partir de la reacción represiva, alentada polla derogotoria de l.a Constirución dc Cádiz. Enl,lpq) s.e r¿stiruye la Constitución ¿n Españo, y América ¿ Centtal vuelve a vivir bajo su mandoto. En ¿s¿ anbiente hoy debates abienos, expupstos en las páginas de El Editor Consritu, cional y El Amigo de la Patia. Con Etpaña en üfid nuera ola líberal y cot la expansión ínsurgente en Mético, crece la corrient¿ centroameriiana dc la independencia. Coio MarroquÍn señala, el Plan de lguala'que se acuerda en Mérico coñbia el .' panoiama regionol. El Plan declara la indeperulencia, otorga garantías al ctero-y-¿'tós eipañólCi y poitula ut gobieÁo monárquico. Con los ¡oticias del Plan, «los elen¿ntos monárquicos y obsolutistas se entus¡as aron; consideroban el plan como uña tnuestra de genial habilídod polltica», d¡ce Marroquln. El autor resume la Declaración de Independencia con una frase contundente: «las colonias to era úás colonias, pero tampoco lograban eroancipación política», Para Marroquín, el juramento de lat autoridodes es el ¡ello que consuma lo independencia. «Asl te i\terpretó el Acta del 15 de septiembre en las provincias, en donde se le tomó como la solemtte

declaratoria de la ¿mancipación del luga esp.tñol», dice. Sí,1, embargo, a la Ja,z de lot acontecirliehtor que siguen la Declaración del ,15--.tde septieñbre rompe con España, pero no consuña ld índepend.encia. v En San Salvador, el acuenlo del 15 se toma como la indeperdencia, peru en otra¡ ciudades no ocurre lo ñiyno. Al contrario, el dilema siguiente e¡ atexió\ a México o independencia. ,, Es hasta 1823 guando se forja el capltulo deJinitivo. El I de juiio se reúnen en Guatemola los representontes de tas pmviicias I centroalne*canai y emiten una declaración que la no tiéñe vuelta atrás. A continuac¡óñ vienen los confl¡ctos alrededor de la organ¡iiión d.el tuevo Estad.o. El Congreso reunído en Guatemala proclama la constitución de Cento Amé ca. Nünca se contolida y, et u lugorl nacen los cinco Estados nacionales, En la parte final de l¿ Apreciación aparece w balance de la colonia y una enuñeracíón de causas de la ruptura del pacto

)

I

federal, Ambos apartados contribuyen a la comprensión el conJlictivo panarqla político posterior a la independencia. Conto Marroquín hace veri el ¡iste!!4- colottiltl «fue crisol en donde se forjó Centro América como unidad polltica y en dond.e.§e cohesionaron las divenas pruvincias». Al mismo tiempo, iaquel:régimen no procuró la unidad nocional, siko que "fomentó los localisnos". . El locali¡mo y el separatismo triunfan sobre el proyecto federal y determinan la formación de los Estado¡. La independencia es un largo procero que comie z¿t en 1811 y culmina en 1823. A la par crece lo formacióh d.e los nu¿ios Estadas, los cuoles surgen del fracaso del nuevo Estado centroañericano. L¿ Apreciación sociológica de la indepndencia salvadoreña ¿o analiza los confl¡ctos posteriores a la independencia, dplica con esq emotismo su propuesta para interpretar las luchas políticas y reduce los bandos en conJlicto a agrupaciones carsi estáticas. Sin embargo tíene d.portet que la convierten en una obra imprescindible. Es el resultado de un trabajo p¡onero de la ínvestigación social y prcsenta un pa orarna que, sin lugor o dudas, conttibuye a la comprensión del largo proceso d.e índepende .cia. l,o Apreciaci6n es m legad.o notabLe para el estudio de la organización social salradoreña y del movími¿nto patriótico. Tiene además el mérito

v,

de ofrecer una de lu primeras interpretaciones conshtentes sobre lot conflictos y contrudicciones que sacuden a los actores de la independencia El etfuerzo de Alejand.ru Da7oberto Marroquín representa un grañ ayonce d.e las ínrest¡gociotes salvadorcño§. Alejoadro Dagoberto Marroquín obtiene el doctorad.o en

lurisprudetcia

y

Ciencias Sociales de

la

Universidad de El

Sal.tadof. También realíza estudios univertit@rios en Uruguay. Al ser expulsado del país, luego de recibir su doctorado, se radica

en Méico. Allá se deiempeña como profesor en el Instituto PoLitécnico y et la Escuela Nacional de Anttopologto. Al regresar al país labo¡a-como catedrdtico en la Universidod de El Salyadot ,e impulsa h invest}*-4!ürL saaieL Enfie s:,,l, obras destaca Pa¡,chimalco (19i9). v' RoBERTo TüRcros ABRTL, 2000

PRIMERAPARTE

I FACTORES QUE DETERMINARON EL MOVIMIENTO EMANCIPADOR La independencia de España es pa¡a El Salvador, como para el resto de Cent¡oamérica, un proceso rcvolucionario que se inicia en l8l1 y culmina cn 1821. Sus consecuencias, para los destinos de los pueblos centroamericanos fueron de extraordi[aria importancia, pues de tal ploceso rcvolucionario arancan las caracterlstica§ gsgncialgs de nuesúa ¡acionalidad. Como todo p¡oceso social, la independencia presenta antecedentes históricos y causas correlativas que determinan su desarrollo. Tales factores podemos presentarlos en el cuad¡o siguientes: FAg¡oREs DETERU¡NANTB§ DE LA

INDEPENDENCIA

a) Históricos. Antecddentes coloniales. b) De organización social. c) De carácter económico. d) Do carácter político. e) De carácter ideológico.

O

De carácter intern¿cional.

III

II

ORGANIZACIÓN SOCIAL EN LAS POSTRIMERÍAS DE LA COLONIA

ANTECEDENTES HISTÓRICOS Le sociedad colonial no e¡a una sociedad coherente y armónica, ajena a los conflictos. Desde el momento mismo de la conquista se plantoa el antagonismo primario entre los conquistados. La sociedad colonial surge de este antagonismo, se desa¡¡olla dent¡o de ese antagonismo y sucumbe sin haber solucionado el referido antagonismo. Del antagonismo p mado: indios ys, conquistadores, surgirán las siguientes oposiciones:

1' 2' 3' 4' 5' 6' 7' 8' 9'

Oposición: Oposición: Oposición: Oposición: Oposición: Oposición: Oposición: Oposición: Oposición: lCF Oposición:

vs. españoles ¡:eninsulares. vs. españoles criollos. vs, mestizos. vs, mulatos y negros. españoles peni¡sulares vs. criollos. españoles peninsulares vs. mestizos. españoles peninsularcs vs, mulatos y negros. españoles criollos vs. mestizos. españoles criollos vs. mulatos y negros. mestizos vs. mulatos y negros.

indios indios indios indios

Estas oposiciones, agudizadas unas veces, atenuadas otras, pero siempre latentes, engendra¡ cadenas de intereses que mantienen a la sociedad colonial en perenne estado de emergencia; las instituciones parecen proyectadas para prevenir conflictos y choques violentos. El régimen colonial se consolida y aparentemenfe conlrola las fuerzas en pugna. Pero las contradicciones apuntadas seguían minando el aparato político y las bases sociales de la Corona. Más adelante veremos los datos estadísticos relativos a los núcleos en oposición, Por ahora pasemos al factor siguiente.

LA sociedad colonial prcsentaba un abigarado §istema de estratos sociales con tendencia a convertir§e en un agregado de castas. Las clases sociales durante la colonia §e pre§entan ocultas bajo las formas de categoías étnicas: el banco eurcpeo estaba colocado en el estrato superior; el nativo irdio em ¡elegado al último escalón social. Sie¡do la estruch¡ra de la coto¡ia predominantemente feudal, lo§ estratos sociales que se manifie§tan e¡ ella corresponden no solame[te a tas desigualdades de orige¡ económico, sino también a desigualdades originadas por el abolengo y la nacionalidad. Las clase§ ----categorlas ecolómica§- y lo§ estamentos ---categoría§ política§- se entremezclaban en una urdimbre social hetercgéne¿. El español peninsular, por el solo hecho de serlo, t€nlá un sitio privilegiado en la sociedad colonial; de análoga ma¡era, el hijodalgo tenía dercchos y privilegios debido única y exclusivamente a su ascendencia nobiliaria; perc detrás de est¿s categola§ pollticss, se encontraban la realidad económica, cuya organización dejaba en manos de 10§ peninsulares y ds los nobles los privitegios econótrucos más imPoÍantes' En las sociedad colonial encontramos un orden jerárquico definído quo dividía a la población en los siguiertes estratos:

l" Españoles peninsularás. 2' "Españoles americanos",

criollos.

3" Ladinos o me§tizos. 4o Mulatos o negros.

5'Indios. cada estrato corre§pondía una serie ba§tante variadá de nuevas c¿tegoías §ociales de menor amplitud Asf, los cinco eshatos antoriore§ se de§componen on la forma siguiente:

A

I,O§

ESPAÑOI.ES PBNIN§ULARES

l' 2. 3'

Encomenderos Nobletes.

4"

eclesiásticos. Comerciantes mayo¡istas. Artesanos.

5o

Altos funciona¡io de la Corona y altos dignata¡ios

Irs

encomenderos constitulan la catego¡la más feudal. de cuantas existlan en la Colonia: de escncia parasitaria restaba todo estlmulo al p¡ogreso té¡ co de Ia agricultu¡a y' en general, al desa¡rollo cconómico del pafs. Al encomendero lo rlnico que le. interesaba eran los servicios personales dc los indio§ sometidos a su encomienda CarEremos de datos estadísticos que nos indiquen suficientemente la proporción que los encomenderos tenfan coñ respe.to a las otras categodas sociales. Juan López de Velasco, en

su obta Biogrúío y descipcíó\ u¡iversal de hs lñdias, rlos proporciona los siguientes datos para los años de l5.ll y 1574:

encomendado en Pedro Núñez de Guzmáñ, vezi[o della; mandrándose a los naturales de dho. pueblo que en cada vn año le hagan dos sementeras de mahiz vna en el ynviemo e otra en el velano y en la del ynvierno le siemb¡en seis fanegas de mahiz y er¡ la del verano quaho y lo benefycien, cojan y encieíen en el dho. pueblo e le sienbrcn seis farcgas do algodón e de lo que de ello se cogicre y su encomendero les die¡e le den cada mes quarenta toldillos bla[cós que sean del tamaño e como los aco§tumbran a da¡ e le den cada año dicz arobas de cera linpia e diez cánta¡os de miel e cinquenta pa¡es de alpargatas cada año e cada §emana le den tres gallin¿s de castilla e le hagan cada año vna sementera de trigo de doze fanegas con que el dho. su encomendoro ¿¡re con sus bueyes la tierra donde se oviere de §embrar e se lo beneñcien cojan y encieren e le siemb¡cn cada año dos fanegas de frijoles e lo beneficicn cojan y e[cierren e le den cada año ocho fardos de axi e cada semana tres dozenas de huebos e una carga de f¡uta quando la ovie¡e e le adoben e hagan los carros e arados q. fuere necesarios pala la labor que se hiciere en el dho. pueblo e fuera a t¡aer tributo§, que le den tres yldios de servicios

tributarios.

-

60 ó 70 e¡come¡de¡os con diez mil irdios

San Miguel tributa¡ios.

ofdinarios que l9 sirvan en e§ta cibdad y tre§ para que le guarden los gan¿dos q. ovieren en cl dho. pueblo con q sea

-

60 encomendetos con cinco mil indios

obligado a dalles de comer el tiempo que le sirvioron y enseñarles la doct na christiana no an de dar otIa cosa ni se les ha de llevar a los dhos yndias en otra co§a §o las Pena§ contenida§ en las leyes y ordenansas por su mage§tad fechas para la buena govemacióri de las yndias. El Liconciado Cerrato. El Licenciado Pedro Ramírez, El Licenciado Rozel".2 Del documento anterior se desprende que las obligaciones de los indios encomendados se puedan agrupar así:

Sa¡r Salvador

'40O vecinos españoles, mercaderes y tratantes en cacao y ot¡as cosas y ninguno de ellos Sonsonate

encomendero,

porque los repartimientos de esta comarca son todos de la jurisdicción de Santiago',.' Por tan escasos datos podemos concluir que, en el último cuarto del siglo XVI, el número de encome¡deros era bastante reducido. El Salvador fue, e¡ Cent¡oamérica, el menos ,,favorecido', con las

e¡comiendas.

Con relació¡ a los servicios y tributos que la encomienda imponía a los naturales podemos, por vía de ejemplo, presentar las tasaciones del pueblo de ..Cuscatlá¡,, (actualmente Antiguo Cuscatlán), tasación hecha el l0 de diciemb¡e de 154g, que en'lo pertinente dice: "Fue tasado el pueblo de Cuscatlán... que está

Trabajos agícolas cultivos de maí2, frijol§s, algodón' trigo etc Trubajos de "rcparti¡níetto": elaboración y ent¡ega de toldillos de algodón, Tríbum¡ en especíe; cetu limpi4 miel, alpagatas, gallinas, ají, huevo, fruta, etc. Semicios personabs: pa¡a §ervir en la ciudad y cuidar ganados. Semicios artesanole§. construcción de carretas y arados.

En cambio de tales servicios los indios ¡ecibían la comida y la enseñanza de la doctri[a cristiana. La encomienda en realidad servía para proporcionar en forma casi gratuita la mano de obra y permitir la comodidad y abundancia de los encomenderos. Los eshatos de los nobles y altos funciona os de la Corona casi se confundían, pues se enhelazaban esrechamente. Nobles y altos funciona os frecuentemente constitulan una sola entidad personal, siendo su ca¡acterística p ncipal su carácter de provisionalidad; venlan a la provincia en cumplimiento de misioncs reales ¡ al terminarlas, retornaban a la penfusula. Sin arraigos con la provincia que los acogfa, sin ot¡o inteés que el de compensarse las fatig¿s y molestias del viaje y los gastos de obtención dcl cargo, y sostener el dominio español en la Colonia. Su paso po¡ nuest¡a provincia no dejó otras huellas que las que se referfan a sus lujos y esplendores y a sus orgullos de casta. Los grandes comerciantes, especulaban con ol añil y el cacao, con la escasez de moneda y con las mercanclas traídas de España, y fomentaban sus ganancias con el contrabando. Su desarrollo económico gsiaba en consonancia con la polltica mercantilista de la metrópoli que pe¡seguía únicamente apoyar y estimular los intereses gconómicos de la penlnsula y de la monarqula. Los artesanos llegados de España, trajeron consigo sus ir¡stituciones gremiales, e impusieron sus organizaciones tlpicamente feudales en los diversos oficios requeridos en las naóiones sociedades coloniales. r-os EsPAñot-Es "aMERrcaNos"

lo 2' 3o

4'

Encomenderos y nobletes. Funcionalios secundarios y dignatorios eclesiásticos de categorla media. Hacendados y mineros. Rentistas y parásitos.

De estos sectores destacarcmos ú¡icamente el de los hacendados, por su importancia para los destinos económicos y sociales del país.

En general, la agricultum fue la actividad más importante de

los criollos. Surge ell esta etapa colonial una nueva u¡idad economicoagrícola que en adel¿nte se llama¡á la "hacienda", institución que va a continuar desaÍollándose en la etapa de vida independiente. La hacienda apalece en el perlodo en que, llevada hasta el llmite la explotación del hombre indlgena, se impone la necesidad económica de explotar paralelamonte la tierra ame cana. El c ollo, en su doble carácter de patrono y de dircctor o gerente de Ia empresa, dirige las labores de la hacienda conviviendo patriarcalmente con los "mozos" y, aun cuando conserva los métodos usados por los peninsulares e¡ su hato con los indios, matiza esas relaciones con cierta modalidad familiar que provoca la prcfunda vinculación de los mozos con el patrón que más adelante, en la etafia de guerras y revoluciones de la vida independiente, jugará un importante paP€l pblltico. La hacienda introdujo adelantos técnicos en la economla agrícola: impuso el uso del a¡ado, del trapiche tirado por bueyes, el laboreo del añil en grandes obrajes, etc. A medida que la encomienda decae,-la hacienda tiende a sustitui¡la, pero media gran diferencia entre una y otra. En oposición al encomendero, el haceodado se preocupa de impulsar, hasta cierto punto, el desarrollo técnico de la agricultura; de obtener nuevas parcelas de tiera (la hacienda origina "el hambre de tierras" y tiende a crecer a costa de sus pequeños vecinos); de conseguir mano de ob¡a "lib¡e", barata, pero no gratuita, y rechaza el trabajo esclavista por antieconómico. Por otra parte, la hacienda heredó muchas de las nocivas prácticas de los encomenderos: jomadas de trabajo excesivas, escasa remuneración del trabajo del indígena, pésiña alimentación del peón, castigos colporales infamantes, etc. Los cultivos más importantes de las haciendas fueron aquellos que tenlan mayor demanda en el mercado local o en el mercado de la metrópoli: el cacao, el añil, el tabaco y la caña de azúcar; además, era inevitable el cultivo del maiz y del frijol, para el consumo intemo de la misma hacienda.

La hacienda, como institución socioeconómica" engendraba una intelesante cor¡elación de clases en el medio rural que se proyectaba eri el porsonal de cada hacienda, de la manera siguiente: a)

b) c) 'd)

Clase patrorial: el hacendado. Clase media: capataces, empleados y capellanes. Clase de pequeños campesinos o carnpesinos sin tierra: los arendata¡ios o aparceros de ciertas tierras de la hacienda. Clase de los trabajadorcs del campo: peones y mozos colonos,

y los trabajadoComo intermediarios e¡t¡e el patón con la odiosidad de res, aparecían los capataces; selto! por quienes c¡ueles disposiciones ser Ia peonada, .aplicaban con un rol patemalist& disciplina¡ias de la hacienda. El ,átr6n a bondadoso, que atendla las iécesidades de los peones con Pequeños regalos, con el otorgamien¡o de créditq 3+]qtienda de la hacieoda, o con ta consabida deferencia para ap¿drinar a lo§ pfimogénitos y encompadrar con los mozos de la hacienda. Así se ganaba l¿ adhesión de los trabajadorEs, qulenes sin discutir obedecían sus órdenes, ya sea para asuntos de la haciendq o para cuestiones de tipo político o religioso. A pesa¡ de la pequcñez de nuesüo ter¡itorio, el número de haciefldas existentes durante la Colonia fue, relativ¡unente, grande; segin Gálvez habfa, en 1740, doscigntas sesenta y siete, sin tomar en cuenta las existente§ en los depaftamentos do Ahuachapán y Sonsonatc.r De la obra más completa que la de Gálvez, del Obispo Cortés y La¡raz, tomamos el dato de la existencia de.nás de 458 haciendas dist buidas por todo el territorio nacional, en Ios años comprendidos entIe 1768 y 1770.4

Los MEsrrzos Si los criollos podrían quejarse de actos discrimilatorios de la Co¡ona a favo¡ de los peninsulares, con mayores motivos podrían hacerlo los otros estratos inferioresl- mestizo§, indio§ y mulatos. Sobre el mestizo recalan disPosiciones segregacionista,s que iban desde la prohibición del ejercicio de determinados derecho§ ¡^ñr:^l réd¡¡ñ4ñr"'i^ ¡- l^c u^.ri.l^. ñ,(é^( v

diversiones. Por vla de ejemplo podemos ci¡ar la ordenanza dictada pof la Capitanfa General de Guatemala, con fecha 19 de mayo de 1607, que prohibla a los mestizos, negros y mülatos, tener caballos, yeguas y armas de fuego; análogas ordenanzas fijaban las galas y adomos y vestioentas que padían usa¡ las mujeres mestizas (melgalas) y las mulatas, a fin de /que se distinguieran de las señoras criollas y peninsulares. A su vez las t eyes de Indias prohibían a los meslizos adquirir tienas peneneciéntes a los indígenas. Era tan diflcil la situación del mestizo. que el Dean Carcía Redondo los llamó 'isúbditos sin derechos./*, extraños a los bienes comunes y forasleros en el suelo nalal..5 Las cap¿s en que se descompone el estrato de los mestizos son las siguientes;

a) b) c)

d)

Pequeños comerciante§. Agricultores er pequeño. Funcionarios subaltemos, artesanos nos en general. Parásitos y malvivientes.

y habajado¡es urba-

A medida que crecfa la imponancia demogriífica de los mesll¿o\. surgla:r contra ellos senümientos de animadversión y hostilida.l por pañe de los sectores dominantes de la socje{ad colonial. [-os prejuicios se mult^iplicarn: se dice que el mestizo htrcda lo mdo del español y los vicios del indio. Visto ¿o¡ meiosprecio por ios españoles y con desconñanza pertinaz por los indfgenas, abandooado

de las autoridades coloniales que sólo se preocupa¡ de impone.le prohibiciones, el mestizo tiene que conquistar su derecho a vivir en ese medio adverso y sofocante y 1o logra a base de audacia. tenacidad, ash¡cia y, algunas veces, de una ausenc,a casi completa de escnip¡rlos morales.

Los MULAToS o NEcRos I-os "pardos" (nombre genérico con que se designaba a mulatos y negros) constituycron u¡ estamento de escasa importancia desde cl punto dc vista cuantitativo; durante los trescientos años

que fueror absorbido§ totalmente po¡ la población indome§tiza' sin que dejaran nayore§ rastros en la co¡formación §omática de los habitantes. LqS farab\ estaUan sometidos'a leye§ disc¡iminatorias que iban d;'súEta prohibición dé vestir como los españoles ha§ta las el seueras sanciones por ayunt¡r¡se. con indios o mestizos Decía Alzobispo Garcla PeláEz que los pardo§ constitulan "un Pueblo no"uo, ,igotoro, unido en sus intereses' celoso de §u con§ervación y poi cllo atendido por la§ autoddades de la tierra y de la

de¡oga¡, en Guaremal4 el tributo que §e cobmba a los negros' 1766' medi-ante las luchas que tuvieron lugar en noviembrc de

lrs

INDros

Después de un siglo de vida colonial' e,ra.impo§ible mantenet ¡arieras de ,"p"ruiión entre las dos r3públicai-on que se dividía le sociedad cólonial: ta de ios indibs y la de los españoles La dando convivencia de los diversiis eleme¡itós étnicos se impu§o lugar al proceso, siemprg creciente' del mestizaje nacional Alguindígeno", po"ülot, sin embargo, quedaron predominantemente io, rnr, pocos elementós extraños que recibieron el nombre "^. .te "ladinosí',-Tales fueron los casos de Gotera' Tonacatepeque' Izaicó, Caluco, Panchimalco, etc. Las comunidades indias se en una abigarrada mezcla de elementos feudales de anterior "onnlrti"ton orieen hispánico y estructuras supervivientes de la época Ai gobiemo aborigen de los "principales"' verdali "onqrl",u. "á".o ,ipá ¿" gero-ntocracia, se agregaba el de las autoridades párroco' españoias junto al soberano poder del cura l Lu, co-unidad"s indígenas constituían unidades de economía poco a natural autosuñcientes que, bajo la presidn del régimen' mayor de poco sucumblan aplastadas por una economía voraz

-

desarollorhistórico. Los pueblos eran abandonados, yéndose sus habitantes a las montañas o a las haciendas a engrosa¡ las filas de los "mozos colonos". Por otra parte, como al indlgena se le obligaba a p¡estar servicios agrlcolas, lentamente se fueron constituyendo núcleos de población, bien al¡ededor de los cascos de las haciendas, o bien alrededor de algún núcleo económico de importancia. Así, la población indfgena se distdbuye y modifica sensibleme¡te; de conformidad con el procaso de desaIrollo de la vida colonial. Sin hablas.d€l llamadoproceso de "consunció¡ de los indlgenas" que aniquiló Lnás del 507o de Ia población aborigen, debido al mal,$a¡o-y a tas severas administrativas como las que obligalon a 'ireducli" iis comu¡idades dispeJsas en núcleos urbanos compactos. V/ El estrato de los indios se caracteriza por su glan homogeneidad. Pocas son las capas que podrlan distinguirse: trabajado¡es agrlcolas y artesanos. En realidad, todos los indios eran trabajadores del campo, pues, por regla general, la anesanla constil.uyó una acri-/ vidad complementaria de la labor agrícola.

ry

ALGUNOS DATOS ESTADÍSTICOS XVIII tenemos solament€ dos fuentes pa¡a la cuantiñcación estadís¡icai la Relación geográfico de lo provincia de San Salvador por don Manu€l de Gálvez y la Desctipción geográfico-moral de la proviñcia de Sa¡ Salva.do¡ por el Arzobispo Cortés y Larraz. Los dato§ proporcionados por Gálvez pueden elaborar§e así:

DEL siglo

Para determinar los datos totales de toda la p¡ovincia, tendlemos que usar el método de aproximación estadística y aplica! los mismos porcentajes a la población total que el Arzobispo calculó e\ 132,092 habitantes. Esta aproximación no es arbit¡ada toda vez que las 2l parroquias comprendidas en el cuadro antedor, constituyen algo más del637¿ de todas las parroquias y contienen igualmente, el 60,5% de la población total y, además, están distribuidas en las tres zonas en que se divide el país.

Aplicando los refeddos porcentajes obtengmos este resultado: Población de la provincia de San §alvador por categorlas étiicas

Población de la provincia de San Salvador por categorías éthicas

Año de 1740 CArEcoRfA

VEcINos

Indios Mulatos Españoles

9,272

51.3

8,519

47.0

299

1.7

18,090

Totales

Años de 1768 a 1??0 PoR crsNTo

100.00

De la ya citada obra del Arzobispo Co és y Larraz, podemos obte[e¡ la cuantificación de los distintos elementos étnicos de la colonia, de la ma¡era siguiente: Población de la proriñcia ¿e san Salvodor pot cateSor{as étnicas Años de 1768 a 1?70 (Con datos relativos a 2l parroquias de las 32 de que constaba la provi¡cia.) CaTEcoRfas

Indios

INDrv¡DUos

y ladinos mulatos Totales Españoles Negros y

48,U8 30,652

PoR ctEMo

1,081

60.3 38.3 1.4

79,981

100.00

IñDrvrDUos

CATEGoRfAs

PoR c¡ENTo DEL TOTAL

Indios Españoles y ladinos Negros o ñulatos Totales

A los

19,652

60.3

50,591

|,849

38.3 1.4

132.092

100.00

cuadros anteriores podemos hacerles las presentes

observacionesr

1" Los datos dados por Gálvez no comprenden los departamentos de Ahuachapán y Sonsonate, que no formaban p¿ute entonces de la provincia de San Salvado¡. Además, Gálvez se refiere a "vecinos" y no a habitantes. Por "vecinos" parece entende¡se al jefe o cabeza de familia, pero, como no tenemos datos serios er¡ que apoyamos para determinar el promedio de la familia salvadoreña en ese tiempo, no se puede calcular el total general de Ia población, quedaodo únicamente como aprovechables los porccntajes de la distribución por categorías étnicas.

2" Los dato§ proporcionados por Cortés y Larraz, con la aprcximación ra l\zeda a favo¡ de los departamento§ no cómprendidos especlficamente por el citado Arzobispo' son m᧠co[cretos y más unive.sales que los de Gálvez' 3" Tanto Gálvez como Corté§ y LaÍaz co¡funden algu¡as categorlas étnica§: Gálvez no distingue entre españoles peninsulares y españoles criotlos; y bajo el término "mu-

iatos" comprende a los me§tizos (ladinos), negros y mulatos propiamente dichos. El Arzobispo Cortés, por otta parté, coloca en una sola categoía a l¿dinos y e§pañoles' El problema, en e§te c¿so, está encontfar un pofcentaJe aproximado pa¡a distinguir adecuadamente la§ categoría§ de peninsulares, criollos y ladinos o me§tizos' Paxa rasolver la dificultad podemos seguir el siguie[te método aprcximativo; Parti¡emos de la base de que los ladino§ (mestízos) con"tituy"n el grupo mayoritario, tanto en 10 que respecta a los negros y mulatos cn el porcentaje del A% qte presenta Gálvez' o in to que respecta a españole§ (peninsulares y criollos) que ,r"""ntn il ArroLitpo con un 38.3%. Podrlamos pues rebajar del porcentuj" último una proporción del 3,3% para los españoles, ouedando oara los ladinos un 35%. Del J 3% podríamos tomar la pane mayáritafia en favor de los criollos. puesto que ellos son el iesutta¿o ¿et asentamiento demogriífico de la co¡stante inmigración española en un lapso de más de dos siglos: asl a§ignamos un z.l9o ilos criollos y I O% a los peninsulares E§tos porcentajes son aproximados, naturalmente, pero se acercan bastante a la reali

  • Poblacióñ de la provincia de San Salvodor por categorías étnicas

    Año de 1770 CATEcoRla

    INDIVtDuos

    PoR crENfo

    Indios Ladinos Españoles peninsulares Españoles criollos Negros o mulatos

    79,652

    60.3 35,0 1.0 2.3

    Totales

    132,092

    46,232 1,321 3,038 1,849

    1.4

    100.00

    El intendente de San Salvador don Antonio Gutiérrez y Ulloa presentó un informe sobre el estado de la provi[cia en 1807, del cual hemos elaborado el cuadro siguiente:' Población de la pravincia de Sot Salvador Por cor¿qorlLs étnicas

    !

    unidades familiaret (sin Sonsoñate y Ahuachap¿ñ)

    Año de 180? No

    PRoMEDTo

    DE MIEMBROS

    CarEGoRiA

    FAMTLIAS INDNtDUos PoR

    Españoles 956 4,729 Mulatos 18,199 89,374 21,373 11,1'15 Indios Totales

    40,528 165,27a

    cENlo 2.86 54.07 43.O1

    DE UNA FAMlua

    4.9 4.9 3.3

    100.00

    Como en los casos anteriores, los dato§ prg§entados po¡ el intendente presentan confundidas algunas categorías: peninsulares y c ollos se encuentran bajo el rubro gené co de "esiañoles"; los negros, mulatos y ladinos aparecen comprendidos en el rubro genérico de "mulatos". Pala delimitar adecuadamente la§ categorlas tenemos que aplical el mismo procedimiento aproxi-

    mativo ya aplicado anteriormentei del 2.86qa que Gutiénez nos da para los españoles en general, tomaremos un 27¿ para los cdollos y el rcsto, 0.8670, para los peninsulares; del rubro "mulatos" calcularemos, para negros y mulato§ propiamente dichos, no el porcentaje de 1.47¿ que calculamo§ para 1770, siflo el 1.070 únicamente,, pues la población negra tendía a decaer ta¡to en sentido relativo como absoluto. El esquema que logramos co¡ esta aproximación es el siguiente: Poblnción de la provi cia de San Salvador por categorías ¿tnicas (sin Sonsonate y Ahuachapó )

    el

    desarrollo de los núcleos indfgenas, contribuyen a su disminución; el elemento humano nativo diflcilmente puede soportar las duras condiciones de vidas que le son impuestas. Su recuperación demográfica tendún lugar en el pe¡íodo posterior de vida independiente. Del esquema numérico anterior'podemos elabo¡ar una pirámide social que representa gráficamente la co¡relación de los estratos sociales en la Colonia, El O,869a de toda la población era el núcleo que detentaba los privilegios políticos y económicos supremos. Véase la gráfica adjunta.

    cer

    Año de 1807 CarÉc,oRfas

    INDwrDUos

    1,422 Españoles 3,30'7 Criollos 81 ,122 Mestizos 71,115 Indios Negros y ñulatos 1,652 Totales

    165,278

    PIRAMIDE SOCIAL ESTRATOS SOCIALES DE LA COLONIA AÑO 1807

    PoR c¡Er¡To

    0.86 2.00 53.0? 43.O1

    1.00 100.00

    Sobre la base del cuadro anterior podemos concluir que:

    l'

    en las

    postrimerías de Ia Colonia, la p.ovincia de San Salvador se convierte en u¡a unidad demográfica predominaúte mestiza; los mestizos o ladinos se incrementaron en forma absoluta y relativa: de 46,232 individuos que hemos calculado para 1770, pasan a 87,'122 y dejat de ser el 359o de la población total, p¿ua elevarse al 53.0770 de dicho total;2" c ollos y peninsulares presentan una ligera disminución relativa, pero logran un pequoño incremento absoluto; 3" indios, negros y mulatos, di§minuyen absoluta y relativamelte; 4o si calculamo§ en uno§ 200,000 los indígenas que poblaban el tenitodo cl¡scatleco a la llegada de los españoles, encontramos un grave déficit demográfico que significa uno de los cargos más serios contra España: las condicione§ políticas, económicas y sociales en general, de la Colonia, lejos de favore"

    ESPAÑOLES

    üEó%-

    CRIOLLOS

    2.0

    LADINOS

    53.01

    NEGROS

    Y

    MIJI-ATOS

    TNDIOS

    43.07

    -

    v

    LA SITUACIÓN ECONÓMICA a las EL sacerdote José Mariano Méndez, diputado por Son§onate memoria Ia Corte" de Espuña, presentó ol 1? de mayo de 1821 GuateEsado potítiio y eilcsiástico de la Capitanía General d'e Colonia dc la -oto. iue ", on buluna" de la siruación generalde sus nutridos española; durante todo el período de dominación oánafos tomamos el siguiente: "a pesar de algunas leyes benéfilas, ta experiencia conitante de los tres corridos ha demostrado que lejos de advertirse progre§os, todo ha caminado a una comjtetá destrucción de lo§ Pueblos; se ven muchos asolados' que no se contaban de 14 a 20 mil indios, con solo 30 y 40 familias: de instruirlo§ y civilizarlos para que salgan de la tal "oiAu¿o oDresión y miseria en que se hallan sumergidos' sin inror-"iu. álltica. industria, anes y comercio, sujetos a cono jornal' que en igon"r'pun", se les paga por recios trabajos y la§ más veces sin niíguna retribución por llamarlos de oficio los gobemantes' era un4.legí. rruoi¿n¿or"a entender que una inveterada corruptela

    que laudablc costumbre del servicio Personal gratuito de destinos Justlcra oresran a curas y alcaldes mayores, cofiadlas' de y londos tributos r¿cioñes' las extorsiones de , aora"or, estable"ona" que jamás han vislo la utilidad de es¡e io*uii¿"i"., en la provinfro rnl.mo qu" Montepío de cosecheros "t más "i-i"n,o ¿" S". Salvador) y, sobre todo, §in escuelas Públicas los ext¡acción fácil para la "i" J" lo. pu"blo., si¡ caminos, sin puerto§ pocas ca§as que de los irutos y con solo un medio comercio de precios a que sacan cuantiosas utilidades, por los excesivos para los ,".J". contado, aumentándolos en habilitacionesañil' algo"l de tas Alcaldías Mayores, cosechas de ,"fur,i-i"n,ot y ganado vacuno' dones, bálsamos, cacaos, pimienta, aztlcares de feria: sería ár. ar.u" por lo regular in la mitad del precioque se cometen abusos cansar el ir ispecificando el sinnúmero de que los gobemantes con perjuicio de los pueblos, y con sólo decir y m᧠que de hacer su [egocio' y no del bien no Iiun"t "tu¿o de aquellos indlgenas' queda dicho todo"'3 l"-rl,

    tima

    y

    De lo dicho por el ilu§tre sacerdote criollo, podemos deducir las siguientes notas de la vida social en el período final de la Colonia:

    Legislación con propósito§ benéficos, pero impotente§ para modificar la du¡a reatidad. 2' "Destrucción de los puebtos .indlgenas". Reducción de la

    1'

    3'

    4'

    población. Menosprecio de la inst¡ucción y Fogre§o del indígena. Ca¡encia de escuelas en la mayofia de los pueblos. Opresión y niseria de las ma§as indlgena§: trabajos forzados no ¡emu¡prados o por excepción femu¡erado§ con

    muy bajos salarios. 5" Extorsiones al indígena por medio de r¿ciones, tributos y fondos de comunidades, de 10§ cuales ellos no obtenlan ningún provecho. 6o Institucione§ que no rendían utilidade§ al pueblo y §ólo eran cargas onerosa§ para el mismo (por ejemplo: el aludido Fondo de Comunidades y el Montepío de Cosecheros de Añil). 7" Comercio monopolizado Por una§ cuantas casas que vendlan a precios elevados, al contado, pero más elevados aún en las habilitacione§. 8' Carencia de pue¡tos y de vla§ de comunicacióri' 9" Gobemantes que sólo buscaban hacer su propio negocio sin importarles el bie[ Público. A partir del N" 4", las nota§ anterio¡es son de contenido económico; dentro de este marco general, se perfilaba una de las crisis más profundas que ha §ufrido la economía nacional, que originó una severa po§tración que persistió desde principios del sigio hasta el advenimiento de la independencia' La crisis §e presentó particulafmente en los siguientes a§pecto§:

    l"

    Crisis de la Hacienda Ptiblica El Reino de Guatemala suf¡ía desde hacía muchos años una situación deficitaria en §u hacienda púbtica. El Mini§tro Te§orcro de las Reales Cajas de Guatemala, en un infotme que escribió después dcl 15 dc septiembre de 1821, dice: "Por desgracia, hacía

    muchos años que la Real Hacienda de Guatemala estuvo en Ia triste situación de que sus ingresos fueran bastante menores que sus gastos... resultaba un déficit anual de 92,743 pesos, 4 reales".e La crisis.fiscal provocó mayor severidad en la aplicación de las leyes dictadas por la Corona con el objeto de obtcncr mayores fondos. Tales leyes abarcaron los tres sectorcs siguientes:

    a) Ramo de estancos. b) Tributación. c) Derechos parroquiales.

    a) Ratno de estancos. Ea en las postrimerías de la Colonia, cuando la Corona Española estancó varias industrias en Centroamérica: el aguardiente, la pólvora y el tabaco. El estanco del aguaxdiente fue establecido por Real Cédula de 1755, habiendo estado los prime¡os diez años bajo la administración del Ayuntamiento de Guatemala. En 1766 dicho estanco pasó al control de la Real Hacienda y se prohibió Ia fabricación pa¡ticular del aguardiente. Elevados precios y mala calidad del producto fueron las consecuencias del estancamiento. El estanco "de pólvora, agua regia y naipes" estaba establecido desde p¡incipios del siglo XVIII, pero cobró vigor inusitado en los últimos años de la Colonia, provocando agudo descontento del gremio de cohetoros de la ciudad de Guatemala. El estanco del tabaco fue el más oneroso y lesivo para l¿ provincia de San Salvado¡, El 22 de ab¡il de 1766, se promulgó el reglamento de dichos estanco, en el Reino de Guatemala. La siemb¡a del tabaco dejó de ser libre; se permitía dicha siembra en zo¡as determi¡adas; se controlaba estrictamente cada siembra y la ulterior conducción de las hojas; se redoblarcn los registros a la entrada de las ciudades y la carga que no cumplía con los múltiples requisitos reglamentarios se decomisaba. El Estado füaba el precio de compra del tabaco. Las ganancias obtenidas por la Real Hacienda fueron pingües; entre l8l3 y 1817, la renta del tabaco ascendió a 2,545,329 pesos. En San Salvador la mayoría de los cultivos de tabaco fueron prohibidos, provocando el natural descontento de los sectores perjudicados.

    b) Tributació\. La población indígena estaba obligada al pago del tributo que daba lugar a notorias injusticias, pues los pad¡ones que servlan de base para su cobro b¡¿n anticuados y no corÍespondían al estado demog!áfico de la población en el momento de su cobro. Entre los impuestos que se acumularon du¡ante la colonia cita¡emos el llamado "Fondo de Reserva", consistente en la canüdad de cuaho reales que debían pagar todos los hombres efire 12 y 50 años; la alcabala de medio rcal que debía pagarse por cada peso del valor de la venta de una res, etc. c) De.rechos Pa oqui.tle§, Los inte¡eses temporales de la Iglesia la hacen imponer nuevas. c¿¡rgas sobre las ya sufridas haciendas p¡ivadas de los diversos sectorcs de la población. Entre las contribuciones más importantes impuestas por Ia Iglesia indicaremos las siguientes:

    lo Los

    2"

    3"

    sínodos, que se pagaban a los curas doctrineros a razón de 50,000 maravedís por cada cuatrocientos tributarios; más tatde se fijó una cuota de 7211, maravedís por cada tributario. La asignación de los sínodos se hacía anualmente. Las bulas de la Santa C¡uzada, i¡troducidas al Reino de Guatemala e¡ 1784; su precio variaba: de un peso a dos reales, cuando se trataba de bulas que favorecían el alma de pefsonas vivas; y de dos a cuatro reales, cuando beneficiaban a pe¡sonas muertas. Los diezmos. Esta e¡a la contribución que mayores protestas provocaba en todos los sectores; el Ayuntamiento de San Salvador, po¡ medio de su Diputado a Cortes, Dr. José María Alvaxez, decía en contra del diezmo: "El pago de los diezmos eS otra de las causas que más influyen en que la agricultura esté tan abatida. Considérese el valor de nuestros frutos... y se verá que cualquier cosa que alze su precio, hace insufrible la competencia y disminuye los consumos; y de consiguiente destuye las ocupaciones, y con ellas la subsiste¡cia y la población.

    "Como la satisfacrión del diezmo §e hace dcl producto ab§oluto de las cos€ahas y sin deducir antes las expen§a§ hcaha§ y el trabajo del labrador, de aquí es que, ¿tendida§ todas las cif§unstancias, viene aquello siendo como un cuarenta o un cincuenta por cicnto. "La igualdad aritmética de esta exacción, a§ una prueba inequlvoca de su desigualdad moral. Hay notable difercncia en la fertilidad de las tierras, eII su tocalidad para el laboreo, en la proporción de conseguir operarios, cuyos jomala§ §algan más o menos baratos, en los costos de conducción a lo§ mercado§. La hay en los haberes y facultades del labrador y §u mayor o menos f¿milia, circunstancias todas que, haciendo contribuir a unos de superfluo, obliga a otros a dar de su necesario".ro Los diezmos constitufan la renta m᧠importante ds la Iglesia, como puede verse en lo§ dato§ que nos proporciona el historiador Ramón A. Salazar:rr Rentas del Arzobispado

    ile Gua¡emala

    $

    Reales 0

    6,000 306,a16 136,362 97,878

    sobrc vacantes Diezmos e¡ 13 años

    y vacantes pastomles Por visitás Por curatos

    Lo quiere decir que los diezmos constitulan más del 567o de toda la renta del ArzobisPado. En lo que respecta a los diezmos ¡ecaudados en El salvador, tenemos loi datos que nos proporciona el historiador Monte[ey:r2 Diezmos en El Salvador

    Quinqueñio de 1812 a 1816 Partido de Sa¡ Salvador

    $ 43,000

    Año de 1822 Partido de Soüso¡ate

    $

    Total

    $ 46,666

    3,666

    La cantidad r.§Cfl¡dada es relativamente pequeña. Los sacerdotes criollos(enlan..gir trato favorable para los grandes añileros. El jl:zmo era c-ó5rado prlrcrpalmenle entre indfténas y mestizos. 2o

    Crisis en la economía nacional

    Tenemos a los contribuye4g§
    a) Franca decadencia dc la producción iglcola. b) Limitación o cesación de dicha producción.

    c)

    Ruina de muchos propietarios. d) Desocupación de miles de jornaleros, afectando a sus respectivas familias. e) Supe¡producción: "Todos tie¡en plátanos, dice Peinado, se dan hasta 25 por medio. Se cultiva el aüoz con tanta abundancia que hace un año está a dos reales y medio y a tres reales la a¡roba en Usulután, y en la ciudad a seis y medio y a siete reales. Una ca¡ga de papas en Tejutla, que apenas puede una mula con ella, la dan por veinte reales. La a¡roba de azrlcar se ha vendido últimamente a siete reales; y de panela, que cada atado tiene de cuatro a cinco lib¡as, dan hasta doce y cato¡ce atados por un peso, que sale a poco más de medio real cada uno".r3 l) "La más imponderable y casi absoluta falta de numera o" (Informe de Peinado de fecha 22 de ab¡il de 1813). g) Aguda restricción de los créditos. h) Reducción del tráfico marítimo. "A dos o tres goletas cada año y rara vez oüo buque mayor, que llegan del Penl o Nueva España, está reducido el tráfico madtimo de los pucrtos El Realejo y Acajutla". (Informe del Consulado al Suprcmo Cobierno de Guatemala ).ra

    ExpoÍación del Añil

    3" Crisis en la econorqíL del añil El Salvador, de§de lo§ tiempos coloniales, vicne sufriendo el el agobio de la economía mo[ocultivista DuÉnte la Colonia fue aiil el producto más importante de la provincia; de su prosperidad o decadencia dependla el bienestar o miseris dcl pal§ El qo" presentaba el añil en las postrimerla§ dc la Colonia "r,udo era el siguiente: a) Restricción de las habilitaciones y créditos y falta de numgra¡io. b) Como co[secuencia de tal re§tricci6n, suspensión del ego de las §emillas y limitación de nueva§ §iembras' c) Éaja considerable en las cosechas, b¿ja que Juan Bautista de Iffisari calculaba en una proporción "como de cinco a tres".r5 d) Superprcduccidn a pesar de la baja en las cosechas debido a ta tata ¿e s¡l¿a pam el añit. El citado Inis¿ri nos dice: "De las últimas cosechas de Guatemala, tenemo§ existentcs dentro del Reyno, en verac¡uz y la Habana' dieciséis mil zu¡rones de tinta, m᧠o menos, que hacen' libras 3,424,OÑ y con algunas pocas proporciones que se cosechen en dos o he§ años siguientes" podrán llegar a iunta$e 5.000,000 de libra§". e) heducción de los exportaciones El Arzobispo García Peláez nos da las siguientes cifra§:r6 En 1?73 se exPofó añil Por valor de $ 2'000,000 641,000 En 1794 se exPortó añil por valor de En 1?96 se erportó añil por valo¡ de $ l'369'000 141,000 En 1798 se exportó añil por valor de 398'000 por valor de En 18OO se exportó añil En l8O2 se expofó añil por valor de $ 1,921,000 846'000 En 1804 se expoñó añil por valor de Si tomamos al aito de l'173 como igual a 100' obtenemos

    '

    $ $ $

    $

    estos resultado§:

    Año 1773

    1794 1796 1798 1800 1802 1804

    PoR crENro

    100.00 32.05 68.45 7.05 19.90 96.05

    42.30

    Pa¡a alivia¡ un tanto la caída de los p¡ecios, se crcó en 1?82, con un capital de $ 100.000, el Mohteplo de Cosecheros del Añil, con el propósito de habilitar a los f,equeños cosecheros. Muy pronto esta institución se manifestó como deficiente e inadecuada pa¡a cumplir sus ñnes de prote.ción del pequeño,productor. El Regente Cerdán, en un dictamen rcservado que cita el Arzobispo Garcla Peláñz, jvz$a al Montoplo "como perjudicial e inoficioso porque siendo i¡suñciente en su fondo, quedaron los cosecheros en necesidad de acudir a los comerciantes"; y si se considera la lista de los deudores del Montepfo, es decir de los habilitados, "no se hallará ---decía Cerdá¡- un solo Poquitero... sino a los Ungo, Castriciones, Viteri, Calera, Lousel y otros muchos... que llevan un giro cuantioso con España y el Peni". En slntesis, los beneficios del Montepío eran para "el hacendado rico y el comerciante habilitado".tT

    VI

    LA CRISIS POLÍTICA Los momentos proPicio§ para la§ gBndes revoluclonor ion aquellos en que las c¡isi§ económicas §e entrclazar¡ con ls crisis oollticas. Una coyuntura de esla clase fue procit¡mGntc la que irizo posible la revolución de independencia dc l¡i colonias españolas. B¡ los albores del siglo XIX la monarqufe osPsllol¡ llcgdba al máximo de degradación moral. El apa¡ato c§tstsl r€ hall¿ba cc rrompido; entre lo§ altos fu¡cionarios abundaban lo¡ clcmentos el venalies que vivían del peculado, det cohecho y dcl contrabando; mona¡cJen el colmo de ta abyección, colocaba cl podor público en manos del 'favorito" de la reina; el he¡odero dal trono conspiraba contra su padre; y los francese§ e ingteses conspirabÜr contra la soberanía ispañola y maquinaban la ruina de su impGrio colonial' Hasta América, acrecentados por la distancis, llogaban los escandalosos suceso§ de Madrid, amenguando l8 su$ola de dignidad y de resPecto que hasta entonces habla poscfdo le Corona' y por Los c¡iotlos, discontentos por la diflcil situación aconómica la torpe polltica de la metrópoli' empezaron a sentir la nccesidad

    de oliminar-la dependencia de España' En 1808.\aDoleón obliga a abdicar a Carlos IV y a su hijo Femando, quienes renuncian a sus derechos dinásticos en beneficio del hermano del emperador francés, José Bonaparte El pueblo e español rcahaza indignado la impo§ición del nuevo monarca inicia una de las más lloriosas luchas que se conocen en la historia la del mundo. Se crea una Junta Patriótica en Sevilla que dirige resiste¡cia en colltra de lo§ francese§ y reclama la llegada al trono cuál de Femando VII. La confu§ión Polltica es eno¡me; nadie sabe jurídicos: la es el gobiemo legltimo: José Bonaparte aduce títutos apoya en el Junta-
    en México que añrman que, estando el legítimo mooarca reducido a p¡isión, el puoblo debella reasumir su soberanfa y organizarse independientemente, hasta tanto no se restauraran las autoridades legltimas. En Guatemala el Capitán Geoeral convoca a una Junta de Notables, la cual declara que lo§ acto§ de abdicación y renuncia de los delechos dinásticos por parte de Carlos IV y su hijo Femardo "eran ilegales e irjusto§ y fruto de la violencia de Bonaparte". La lucha del puoblo español por la resteuració[ de Femando continúa desarrollándose. Sus dirigente§, sea por convicción Propia, o para contrarre§tar la propaganda democratiÓolíboral de los f¡anceses, se ven obligados a hacer concesiones de neto contenido liberal, modificando hasta cierto punto el §r4rl§ de la§ colonias americanas. Se convocan las Corte§ de'C6diz a las que se incorporan representanto§ america[o§ y se promulga la avanzada Constitución de 1812. Restaurado an el trono, Fernando VII desconoce los actos de las Cones de C- ádiz, abroga la ConstituJt regimin auiótutisii) Finalmente, en 1820, "idn iébido dI loipe militar de Riego, Femando VII decrcta la vigencia de ta ya ab¡ogada Constitución de 1812. En tan cüriosos episodios Pollticos, el principio de leattad a'la monarquía se vio seriamente quebrantado. La misma lucha del pueblo español por su libertad fue un poderoso estímulo para los pueblos de América. La crisis económica y la crisis política entrelazadas originan la cdsis tevolucionaria que Puso fin al coloniaje en Amédca.

    t fñi"iti

    VII

    FACTORES INTERNACIONALES LA revolución de independencia llevada a csbo cn lo¡ Estados Unidos p¡ovocó gran conmoción en el resto dc Amóflc¡i criollos y inestizos leían con avidez los textos polftlco¡ da Jcffcrso¡, Paine, Burke y demás pensado¡es del gran pafs dol nortG, quc con sus ob¡as defendfan los p¡incipios de la damoctrclr y dc la libertad. La Constitución Federal de los EB,UL. fuc G¡tudiada con detenimiento y se convirtió en el paxadigma quo 16 trstó de imitar en las futuras utoplas constitucionales quo ro dlciaron en

    |.

    "J t-\ !¡

    (

    Hispanoamé¡ica. Pero los sucesos políticos de Francia, su g¡sn lEvoluclón y su notable, fuercn los que mayor influencia tuvieron gntro los mcdios cultos y progresistas de ta CgloAia. Los cliollos er8n onclclopcdistas y entusiastas pa¡tidarios d{-Rousseau. ibs mestizos, ¡ l¡ zsga de los criollos, telldii el fanatismo de los liki¡ales franccr€¡ y ospcraban ansiosos el momento en que pudie¡an entona¡ la maflclhsa e i¡stau¡ar el imperio de los de¡echos del hombrÉ. Perc a la-par de las influencias ideológicas se movfan tsmbién lasr,.ambicionba de las grandes potencias: Franc-ia, Inglaterra y EE.UU, preteñdlan desquiciar el imperio colonial cspañol. a fin de obtener en su provecho la expansión de sus rcspcctivos imperios, sobre los restos caducos del dominio hispánico. Estados Unidos avizoraba el futuro de un continente somctido a su dirección potiticoeconómica; Inglatera ayuda y estimula a los primeros insurgentes, divulga por el mundo en versión exagerada I los at¡opellos y errores de la política colonial de España y fomenta cuanto puede los rnovimientos de independencia.' Las luchas diplomática de las grandes potencias por el dominio económico de las colonias españolas se agudizó con las actividades del emperador Napoleón Bonaparte, Este notable guerrero proyectó extender su influencia en las colonias americanas. Múltiples agentes secretos suyos recorrían las colonias incitando a la revuelta- Villanueva nos informa de los comisionados

    , I r

    del Emperador para el "Reyno de Guatemala", los cuales eran los siguientes: "Dn. Estanislao Oropeza, extremeño, de Badajozi Guatemala, Ohsa y P¡ov'. de San Salvador; Xefe de este Reyno. Dn. Juan Charagay, viscayano, en kón Nicaragua, Granada, Cartago y Costa Rica, hasta el Realejo de Sonsorate y pa¡amá,,.r8 Las instrucciones que dio el Emperador a su agente principal, que reaidla en Baltimore, M. Desmoland, e¡an las siguientes: "Manifestar a los criollos de Amédca y persuadirles que S.M.I. y R. no desea cosa, sino dar [a libe¡tad a un pueblo esclavo de tanto§ año§, sin más recompensa por tan alto beneficio, que la amistad de los naturales y el comercio de los puertos en ambas Américas". "Suspensión de las crecidas remesas que se remiten a España.

    "Libertad de cometcio e industlia y agricultura". "Abolición del est¿nco de tabaco, pólvora, etc, y del papel sellado".

    "Como el pueblo es en su mayor parte bá¡baro, deberán... hacerse estima¡ de los Gobernadores, Intendentes, Subdelegados, de los curas párrocos y prelados religiosos, no excusarán gastos ni medio alguno para lograr su amistad". "Recordarán a éstos (a los sacerdotes)... la oposición que les tienen los europeos, el vil trato que les dan y el desprecio con que los tratan". "Recordarán a los indios las crueldades de la conquista y las injusticias que experimentaron diariamente". "Opondrán el escaso número de criollos empleados con el excesivo europeo". "Se abstendrán de hablar contra la Inquisición... antes bien deberán... apoyar la necesidad de aquel Santo Tribunal". "En los estanda¡tes o banderas irá inscrito el mote Viva la religión Católica, Apostólica y Romana y muera el mal gobierno".re La perspicacia de Napoleón captó certeramente los aspectos contradictorios de la Colonia y le permitió movilizar a sus

    §u pcnctración en agentes sobre bases rcalistas que facilitaron los '-- medios americanos. la e iot ,to¡l"fnut pollÚcos, económicos y socialcs' sc sumó y viejos imperios curopeos el ouru ¿" iu'i*¡gu in,ernacional. Los n-i"t t" ¿" No-tt"".¿ríca ostimularon Ia lucha por la indcpcnden*t p-pios ñnes egoístas contribuycron el de§per-

    "i"-lrt"-ao ur de Ia democracia en Hispanoamérica

    VtrI

    LOS DIVERSOS ESTRATOS SOCIALES Y LA CRISIS REVOLUCIONARIA L4trisis ¡evolucionariá originó importantes cambios en los diversoi-éiiráió§ tlé Ia !óiiéáad colonial. En nuestro país, los cambios más destacados fue¡on los siguientes:

    l'

    y

    consolidq4ión de intereses clasistas. Los inteieses econ6micós displazaban a loJ óiióí'iirte¡eses sociales, los dinásticos, los fgudales, los de casta, etc. que su§tent¡¡ron lo§ estamentos durante lo§ tres siglos de vida colodal. El cf¡mrln iúeIés, por ejemplo, que tenían los cosecheros del añil por una libenad de comercio irrestricta, los cohesionaba con tal fuerza, que las diferencias enre nobles, criollos y peninsulares quedaban amortiguadas. Los cstamontos empgzaron a mezclarse, para dar luga¡ posteriormente, a una cla¡a diferenciación clasista. Clarificación ideológica. Al agudizarse los problemas de Ia organización polltica y económica de la Colonia, adquirían mayor clarificación. Del planteamiento adecuado del problema se pasó rápidamente al esbozo de soluciones. _C_ada.§-eq!or 99o¡ó¡!i99.l9yat3!-1, asl, sus pfopias reivindicaciones. Fijados los objetivos se elaboraron o se asimilaron los correspondientes sisteñas ideológicos, eliminando confusiones y antinomias. Los criollos, por ejemplo, sablan ya cuáles eran sus problemas esenciales y para solucionarlos buscaron apoyo en la ideología libe¡al europea y presentaron sus demandas en forma más o menos sistemática. 3' ModifiQaciones tácticas y estratégicas. La lucha entre criollos y peninsulares.ufre seriai modificacionesl du¡ante los tres siglos anteriores est-a .lucl¡4 se ¡ealiza dentro del estamento dominan¡ei las pugnas tienen por objeto obtener los mejores.cargoi o.piebendas. Iograr análogos privilegio;,'éti., pero no se discute sobre las

    De{ilr¡ción

    .

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    '

    bases mismas de la orga¡ización colonisl. Pcro cn la etapa de la crisis revolucio¡ara, ya no sc lucht por ganar privilegios o prebendas aisladas, sino pof tr¡nsli)finar cl orden social imperanre: el objerivo\estratéglc(, dc lo:j criollos es la conquista del poder polftico. Y cn esta tucha, criollos y peninsulares tratan dc g¡¡nursc a las masas de mestizos y de indios hacia sur rcspectivas posiciones. La lucha por los aliados constituyó cl ¡specto táctico más importante de esta lucha revolucionrrix.

    El sector de los españoles peninsulares fue el b¡luartc dc las ideas reaccionarias y absolutistas. Cuando se discutc la cxislencia misma de la Colonia, los peninsularcs se unifican y sc oponen con toda deeisión a los innovadores. De ahí que sc tornaran más intransigelte§ en la.defensa de la monarquía, del sistcm& colonial y de tqdos su privilegiós. La ideologfa feudal, aristocrarizanre. cobró fúerza im¡sitadai sé exigió de la Iglesia una actitud cnérgica en favor del absolutismo monárquico y.se,ort4niz¡ron rnilicias sernipopulares acuerpadas bajo el mote de "Voluntarios Honrados de Femando VIi". cuyos efectivos se recluta¡on parcialmenre éntre campesinos y artesanos en mala §ituación económica, y entre vagos y mal vivientes que buscaban garantfas de impunidad para §us actos antisociales. En el sector de los criollos Ia cdsis provocó.una verdadera revolución ideológica. La teorla liberal fue recibida por ellos con feNoroso entusiasmo y se divulgó ampliamente por los sectores mestizos. Esta difusión de la doctrina se hizo a espald¿s de la Universidad de San Carlos, de Guatemala, en donde, según el testimonio de José Cecilio del Valle, no se enseñaba el Derecho lcivil vigente, sino el de los romanosi en Filosofía se enseñaba, alterada por los inté.pretes, la escolástica de Aristóteles, y la Medicina que se impartía era propia de los tiempls más obscuros -.. del Medioevo; fue hasta 1795, a instancias del Padre Goicochea, 'que establecieron las cátedras de Ciencias Naturales y de Ciencias lExactas, pero jamás lograron implantarse las cátedras de Ciencias ,Económicas y Políticas.

    La ¡ápida divulgación del liberalismo confirma, una vez más. que en las épocas de crisis revoluciona¡ia Ia ideologla de van_ guardia áe esparce fácilmente a pesar de las prohibiciones de las autoridades civiles y eclesiásticas y a pesar de que eú las unjver_ sidades y escuelas se la ignore por completo. Los libros fmnceses pasaban de mano en mano y eran leídos con avidez por todos aquellos que seotían la necesidad de un cambio trascendental en la vida del país. Las tertulias sociales se convertlan en clubes de discusión política, y el estudio de la Revolución de Independencia de los EE.UU. y de la Revolución Francesa exaltaba los ánimos y por todos lados se sentía el aliento reqovador que muy pronto ¡ba a cambiar los rumbos de Ia historia. Naluralmente había inconsecuencias en esa impetuosa adhesión al libe¡alismo: muchos c¡iollos que hablaban ixaltadamente de la sobe¡anía po¡ular, ile los deiechos de hombre, sentlan repugnancia y desdén- hacia ..lu ql",q:':, negaban capacidad de acción polílica al pueblo y conservAbá;i gran parte de la ideología feudal en la que habían vivido desde su nacimiento. ' El avánce ai.rollador del lib€ralismo penetró tamtiién entre las filas del clero colonial, ganando en primer término la adhesió¡ de los sacerdotes criollos. Ello¡rovoca alguna escisión en el seno de Ia lglesia: Ios sacerdotes peninsulares se aferraron a la tradición monárquica absolutista y fulminaron excomuniones en contra de -'' los representativos de las nuevas ideas; al mismo tiempo, algunos sacerdotes criollos, con valor cívico notable. defendiero; los nuevos principios y estimularon el movimiento popular que se or¡entaba hacia la conquista de la democracia. Mestizos y mulatos, mienaas tanto, no vacilan en acogerse al liberalismo de los criollos, colocándose en las posiciones más avanzadas; mientras los criollos insinúan tlmidas reformas y pretenden, a lo sumo, llegar a la monarquía constitucional, los mestizos reclaman medidas ¡evolucionarüs, exigen la indep€ndencia absoluta de España y la implantación de la República. Finalmente los indígenas hu¡didos en la miseria, la ignorancia y el fanatismo sacudieron su letargo y empezaron a incorporarse a las luchas de la independencia; pero incapaces aún de asimilarse la

    nueva ideologla, rgsuelvoll sus movimientos a tf¡vés dcl prisma de la vinculación personal. Sólo se mueverr cuando conoccn a los caudillos y üe¡en fe e¡ süs promesas. Sus aspiracioncs son simples: supresión de tributos y trabajos forzados, ticnas y, por ancima de todo, que se les deje al margen de criollos, mestizos y cspañoles. En la segunda parte de este estudio analizarcmos la culmiriación del proceso de independencia y sus consecucncias polfticas y socialcs.

    NOTAS r 2 3 4 5 6

    DE VEA&, ¡ioeruf4 , d.scttpción qiv.ttut.l¿ tar IüiB. gAE.296 \ 2s7. "Ts¡cion.! d.16 natual.§",.ic. fols. 35 A.C.I., Aud. dc c^n.t a. tag. Afthito ¿.IñdiB (cit¡ tom¡¡l¡ d. BA.óN c^mo, La Pobt@tón ¿. Et saleado{. M^ñuc DE OÁLIE¿ X¿¡¿ción g.oet¿lca d. l¿ pmvincia d. Se Sdtw¡lot, Bot tt¡ d.t Archilo G.rchl d.l Gobi.mo, Gu.rend¡, Tomo II. N! I, p. 20 y.s, PEro CoB y L^¡¡,Aa D.t tipción s.ogt¿fco-ñoldl .l¿ Ia ptúiri. d. Sú Satyatot.ñ lo Dióc.tit .h eúú.ruI¿. M¿@da tubE .l fñ¿¡to ¿. ht cot.cnar .l¿ c.cao, Ct,¡an,,'* t799. FrNosco e P^u Gsd¡ P@ts4 ¡1.ñotiü para t4 hittotio d¿t útig@ R¿itu tl.

    JUN tóEz

    Ot t¿tu|a,

    1913,

    fsño ll, p.

    7 AñN¡o GwÉRNz

    15.

    y Uao^. E!¡ado s."¿t¿l .1. la p@iÚio d2

    Son Salvatrót:

    R.rno

    d¿

    C¿¿,rel¿ (ano dc l80?), (P@ntada a ts Cond por ct D@Ior D. ,osÉ M^&^No MÉNDEa prlNo púDúo dcl S¡gEio d. la Catcdú¡ dc Gu.t ñal¡ y Dipúrado púr .¡ parido d.

    9 l0

    Sonso¡atc.¡ dicha Capn&fa Ccn.r¡|, M¡d.id, 1821,

    5).

    üpür¡do @ C¡ncs, cl §.ñor Domr J6É M^¡J¡ Arv u, , Año ¿c 7A20, Atut t ta G.oerufÁ. Hit,oto d. Cuat.tulo. Xv,fomo XV. ñ ¿.lurio .t t919 ^nop.57. R^MóN A. Sr^z§, rirr¿úo ¡h 21 dñot, Aút a$l^, FrNos@ Momr*y, ¡,i¡totio d. EI Salyadot, p. 135 .INÉ M^rr^ PEN^@, "¡nforrc d.9 d. myo dc 1814", ¡¿vú,¿ |z¡,,p¿u N. 1, lepti.hba



    tl ¡2 l3

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    MN,mo T6oEró r us RE^us C!^s E Cu^EMr^, t¡fotu e.¡cs d.l6t¡do
    So.E¿a¿ ¿¿

    15 Cac.td d. Owr.ñala, l0 d. Il1¡@ dc 1800. 16 FrNosco DE P^uu G^rd¡ PE@, op. cit., Toño III, p. 135. 17 FrNosco DE P^uu G^Rcl^ PrE, op. cit,. Toño lll, p. 135. v 18 CoN A. v¡rAñEv , Napol.6¡ r la l"d.p¿nd.ñid d. Aui¡i.¿, Paú, cmid H.ñános, 1911, p. 238-245. 19 Archivot d.l Cobi¿no lnelá, Forcing Officc, Sp¡in, Do@!üc vuio¡s N. 104.

    SEGUNDAPARTE

    PROYECCIONES IDEOLÓGICAS DE LOS ESTRATOS SOCIALES ANTE LA CRISIS REVOLUCIONARIA

    La

    aguda tensión de las fuerzas sociales, con el consiguiente ¡esquebrajamiento de las varias estructuras quo hemos visto en la primera pa¡te de estc trabajo, no podla menos que conducir a la culminación do una p¡ofunda crisis revolucionaria que transformó las bases fundamentales de la Colonia. La supeditación polltica y económica ante España fue cortada biuscamente: se eliminaron las instituciones feudales más odiosas y se .uriitry"ron po, 1!g!lBt .gJ9 pfgpuCnaba et tiberalismo, c"ambian¿o "Jl. cambio mente, Ia faz de la provincia de San Salvador En este tascendental, los varios sectorcs que integraban la Colonia participan en forma diversa de acuerdo con su distintas condiciones de desarrollo. Los sectorcs que mayor cla¡idad tenían de sus problemas y de las perspectivas de los cambios fueron los criollos y 1os ladinos o mestizost ambos sectores reivindicaciones pe¡fectamente definidas; pero los criollos, por ser los más desarollados polltica y €conómicamente, se coloca¡on al frente del movimiento revolu_ cionario, se convinieron en represe¡klivos de todos los sector.s descontentos, y levantaron sus pa¡ticulares reivindicaciones, p¡oyectándolas con un énfasis universalista que las haclan aparecer

    á¡Ji-

    como demandas de todos los sectores de la Colonia. Estas demandas se encuentran en varios documentos de la éPoca, particularmente en las ya referidas "Ynstruccione§" que el Ayuntamiento de San Salvador dio a §u Diputado en Cortes' el año de 1820; las presentamos a continuación, dándoles una forma esquemática y sistematizada. Las dem¿¡das §e agn¡pan en dos núcleos: las que so¡ principalmente política§ y las que son p ncipalmente de carácter económico; las primeras, además se §ubdividen en demandas formuladas contra la mefópoli y demandas formuladas contra las autoridade§ de Guatemala. DEMANDAS

    PolfncAs

    A. Dirígidas co¡tra lo mettóPoli: 1'Reclamación de un régimgn monárquico con§titucio¡al que liquidara el ab§oiutismo 2' §istemi democrático de gobiemo con participación igualitaria de criollo§ Y Peninsulares. 3" SuFesión de todos los privilegios e in§tauración de los

    4'

    dercchos liberales. Reforma del égimen judicial: suspensión de los derechos judiciales, participación de los c¡iollos en el ejercicio de la judicatura y liberalización del proceso.

    B. Dirigidas princípahnente contra las autorida¿es de Guatemala: Autonomi§mo Provincial. Descentralización polftica y administrativa' 3. Eliminación de lo§ nobletes como sector políticamente dominante. Erección de un Obispado propio así como de centros regionales de cultura y a§istencia social'

    l" 2'

    4'

    DEMANDAS EcoNóMIcAs

    l" 2' g'

    Libertad de comercio e indusÚia. Supresión de e§tancos y monopolios. Refo¡ma tributa a: eliminación de la multitud de impue§tos, carga§'y gabelas coloniales y orientación de la

    Hacienda Pública hacia

    4' 5"

    6'

    7" 8"

    el

    establecimiento de la

    contribución única. Impulso al desarrollo indusÍial, especialmente de aquellas industrias que aprovechen las materias primas que produce la provincia (las fabriles del hierro y cobre, la cuniembrc, la de aprovechamiento del algodón, la de las tintas, etc.) Abolición de los mayorazgos y de las amortizaciones eclesiásticas. Abolición del diezmo. Mejoramiento de las vlas de comunicación. Liberación de la mano de obra.

    Obsérvese que las demandas formuladas por los criollos salvadoreños coi[cidían, en líneas generales, con las demandas de los otros criollos de Centoamérica, e incluso, con las del rcsto de Hispanoam&ica; pero, dent¡o de su generalidad, tenlan también su aspecto eminenteme¡te local, que correspondía a las condiciones peculiares de la provincia. Destaquerhos desde luego las demandas políticas dirigidas conta las autoridades de Guatemala; ellas se explican por las circunstaficias especiales en que estaba organizado el gobiemo colonial e¡ Centroamérica; Guatemala era

    la capital del Reino y por eso residían en ella lal más altái autoridades españolas: el Capitán General, la Real Audiencia y el Á-rzoUispoi estas autoridades habían establecido un sistema poliüld-f áiiministrativo altamente centralizado, que perjudicaba el desarrollo de las provinciasl por otra pafle, cómo séñala el hiiio¡iádói -Montrlfá¡, Iás autoridades españolas se vincularon estrechamente con :gua!e,q!g_l_te'c-qq. pe-rt€¡€Jie¡tes a las familias que se llamaban nobles. Los males, por tanto, prccedentes de las primeras auiixidddes, ñó Áé áiribüíail úniaaineirte a los p¿ninsiilá'res, sino a la a¡istocracia guatemalteca". De allí la demanda relrtiva a la eliminación de los ñobletes del gobierno del Reino. La obligarqula de peninsulares y aristócratas guatemaltecos perjudicó los intereses económicos de las provincias en beneficio de sus paniculares intereses; semejante polltica llevó a la ruina la florecie¡te industria del cacao en Sonsonate, cuya producción total e¡a comprada por Nueva España que pagaba con telas y

    géneros, los cuales tenfan alta demanda entre los mestizos y Iadinos de Sonsonate y San Salvado¡; las ¿utoridades de Guatemala, con el objeto de favorecer la industria textil local, plohibieron la introducción de telas y gén9ros de Nueva Esp¡ña, por cuyo motivo esta cesó de comprar el cacao dc Sonsonatc, y ese cultivo tan prcvechoso se am¡inó para el resto de la vida colonial; de ariáloga manera s9 perjudicaba a los ganaderos de la provincia de San Salvador, los cuales eran obligados a llevar su ganado a Guatemala para proceder a su venta; las autoridades del Reino, de acuerdo con lo_s aristócratas,.fijaban el lugar y fecha de la feria respectiva. csperando siempre el mornento crltico en que el ganado se consumla por falta de pastos, a ün de que los ganade¡os tuv_ieran que venderlo a cualquiqr pr,ecio por cl apremio en que se encontrabani es de advertir que lqs. oldenanzas prohiblan Ia Íq44 anticipada del ganado,.pues se .p¡ejendla 4§-e.gurar 9l abastecimiento de came para la capital. to Ñsmo puede decirse con lelación a los impuestos y diozmos que, aparte de los que se remitlan a España, afluían a las arcas de Guatemala, efl donde se invertlan en el mejoramiento mate¡ial de la ciudad (patacios, teatros, iglesias, conventos, etc.), sin preocuparse de mejorar los caminos y, en general, los se¡vicios públicos de las provincias. Así se explicaa las demandas pollticas formuladas por los criollos de San Salvador en contra de las autoridades de Guatemala, cuyo secror oligárquico era considéradó como el opresbr de las provincias. En esta particular situación de Cent¡oamérica colónial, con una capital opresora y explotadora de las provincias, encontramos la ¡aíz profunda de los localismos regionales que, más tarde, serán factorgs impofantes en la evolución polftica del istmo y en el florecimiento de la profunda conciencia nacionalista que caxacte¡iza a los salvadoreños. Obsé¡vese además que, en el cuadro general de las demandas formuladas por los criollos, se_ ignoran en absoluto lrs demandas correslondientes al sector indígena de Ia población; los criollos querían convencerse,a sl mismos de que sus demandas generales, al ser satisfechas, traerlan como consecuencia inevitable "la felicidad general" y, por consiguiente, mejora¡lan la condición del

    indigenado, La realidad era que la econo[ila del cliollo descansaba sobre la explotación y miseria del indio; al luchar por las libertados pollticas y económicas, luchaba en defgnsa de sus particulares intereses; en cambio, la lucha por la libe¡ación del indio hubiera provocado su propia ruina gconómica. Las demandas o reivindicaciones formuladas por los mestizos prese[tan un cuadro menos amplio y menos elaborado que las de los c¡iollos, pero en compensación se destacan por su radicalismo. Rápidamente enume¡adas, estas demandas son:

    l'

    lndependencia absoluta de España.

    2" Régimen rEpublicano de gobiemo.

    3'

    Realización efccüva de los "principios esenciales de la sociedad": igualdad, seguridad, propiedad y libeñad. 4' Libertad de comercio e industria talto extema como intema. 5" Supresión de gabela§, tributos y dem᧠impue§tos oneros9s. 6' Suplesión de estancos y monopolios.

    Mientras los criollos no se aüevlan a formular abiertamente la demanda de independencia de España y se conformaban con reclama¡ la instauración de una monarquía constitucional con régimen democrático, los mestizos, más consecuentes con la ideologla liberal en boga, ¡eclamaban la ruptura total con España y el establecimiento de la República. Víctimas de la discriminación colonial, son los mestizos los que con mayor énfasis ¡eclaman la sup¡esión de plivilegios y la equiparación de todos los sectorcs sociales; pol ellos propugnan coll máxima energla en favor de los llamados principios "esenciales", tales como la igualdad, la seguridad, la propiedad y la libertad. En lo que respecta a sus demandas económicas, los mestiT.ts coinci.len .r¡n los criollos; la única nota singular consiste en que los primeros reclaman libertad de come¡cio I industria, no sólo para el exterior, sino también para el interior, pues el sistema colonial tenía mucha leyes, ordenanzas y "costumbres" que dificultaban a los mestizos el ejercicio de cualquier comercio o indust a. Entre criollos y mestizos habfa, pues, discrepancias e incluso puntos dc vista contradictorios. Tales discrepancias se explican por las divcrsas condiciones sociales que confo¡maban a cada

    sector. Comparando los criollo§

    y

    mestizo§ cncontramos los

    siguientes aspectos diferenciales:

    Cofi r¿laciófi a los criollos:

    l'

    2"

    3'

    4' 5"

    La mayoría de ellos son propietarios, ducños dc haciendas añileras.rSu calidad de propietaxios los llcva a cligir e impone¡ un respeto absoluto al de¡echo de propicdad de los peninsulares y a oponerse a cualquier tcntatjva de confiscación de Ios bienes de los (thapetoncs". \ Constituyendo, en cierto sentido, una casta privilegiada, los criollos se encuentran, por eso mismo, satu¡¿dos de prejuicios discriminatorios; orgullosos de su linaje, ven con menosprecio al pueblo, a "la plebe", y le niega¡ capacidad p¿ra actuar ace¡tadamente en polltica. El pueblo, según ellos, debía someterse ¿ la dirección ilustrada de los criollos.'? Dentro dc la estrechez cultulal de la época, los criollos se consideraban "la mino¡ía ilustrada" que debía dirigir los destinos de la provincia. Su doctrina polltica se nutrc prircipalmente cn Montesquiglr Rousseau, los Girondinos y, en especial, en@aquiavelo. -l Sus tácticas y est¡ategia política pueden caracte zaÍse usando la terminologla contemporánea, como "reformistas"; se persigr¡€n cambios, pero se frgna la acción violenta de las masas. Los procedimientos indirectos, los pasquines,

    las caripañas de rumores, las inüigas, etc. eran sus medios predilectos de acción política.

    Con relación a los mestizos:

    t'

    La mdyorfa de los mestizos carecía de tierras. Mieritras los indlgenas tenfan todavía el menguado recurso de sus campos comunales, los mestizos tenían que labrax la tierra ajena, como arrendatafios, aparceros, mozos colonos, etc. Su actitud frehte al derecho de propiedad no es la misma que la de los criollos. El mestizo carente de tie¡ras detesta a los grandes terratenientes, fueran c¡iollos o peninsulares,

    pero su animosidad se concentm especialmente conka l'os "chapetones" y no vacila en ¡eclamar la confiscación de sus propiedades. 2o Los mestizos integraban lo que criollos y peninsulares designaban "la plebe", "el vulgo", "el populacho"; víctimas de la disc¡iminación, reaccionaban con energía contra las desigualdades sociales y los prejuicios de castas; influidos, sin embargo, por la ideologla del sector dominante, hubo entre los mestizos sentimientos de superioridad frenle á los indios. A pesar de esto. los meslizos fiaternizan con los indígenas y consti¡uyen el elE¡ento de enlace entre es-ros y los criollos, para lalgrandelmovilizaciones populaós en las luchas de indepéndelcia. ,. . 3" El bagaje polílico docrrinario de los mestizos se nutría principalmente de las na¡raciones leyendái que circulaban de boca en boca acerca de los insurge¡tes que, tanto en el norte como en el sur del continente, luchaban cont¡a la dominación de los españoles. Las gloriosas hazañas falsas o verídicas siempre por -pero,exageradas la fantasla popular- de un B-olívar o de un Hidalgo, y muy particularmente del ¿'Santo Padre Morelos" (como le llamaba el pueblo de San Salvador al paladln mexicano), provocaban su máximo entusiasmo. 4o En cuanto a sus métodos políticos, estos eran muy simples: acción violenta. lucha armada del pueblo para acabar con los "chapetones" y despojarles de sus bienes. Faltos de confianza en sf mismos, los mestizos anhelaban un caudillo como Morclos o Bolívar que los condujera hacia las grandes batallas contra los españoles.

    !

    Asl, pues, entre c ollos y mestizos había discrepancias profundas; los criollos, sin embargo, logran superat tales discrepancias o, al menos, amortiguarlas, y toman la dirección del movimiento contra los españoles; no obstante sentían sobre sus espaldas Ia presión de las masas mestizas y aun indígenas que reclamaban acción violenta contra los "chapetones"; de esta manera, muy a pesar suyo, se vieron forzados a dar algunos pasos de cofie radical

    cuyas "pemiciosas consecuencia§" se esfor¿aban Por cvit¿r, hasta llegar, casi inesperadamente y por vía de t¡ansacción, al tránsito hcruento y paclfico hacia la vida independiente.

    T

    EL DESARROLLO DEL PROCESO EMANCIPADOR Los sucesos que culminaron con la ruptura de la dominación española ponen en evidencia las dos fue¡zas que intervinieron decisivamente en favor de la liberación: los criollos y los mestizos. El azote de la crisis econóhica y la bancarrota política en que se encontraba Espa.ña afectaron profundamente a ambos sectores, provocando en ellos no solamente el natural descontento, sino un estlmulo poderoso para exigir cambios en la situación imperante, Los comunes anhelos [evan a los c ollos de Centroamérica a unirse en su lucha contra las autoridades españolas y los aristócratas de Guatemala; pero esta unión no se manifiesta en alguna poderosa organización que cohersiona las filas rebeldes y sistematiza su actividad pública, sino más bien en una vaga e inconcreta solidaridad basada en la comunidad de aspiraciones y de problemas, asf como en la de análogos métodos y procedimientos tácticos de lucha. Se ha sostenido frecuentemente que había uúa organización secreta entre los "protoindependientes" centroamericanos, la cual había planificado la se(ie de levantamientos que tienen lugar en El Salvador, Nicaragua, Guatemala, etc., en el breve lapso comFendido entre 1811 y 1814; pero la realidad histórica no comp¡ueba la existencia de tal organización: dichos levantamientos revelan, por el contrario, la carencia absoluta de un plan coordinador, puesto que la eficacia de los mismos habría sido mayor, si los referidos levantamientos hubieran sido no sucesivos; aparte de que muchos de tales simultáneos levantamientos eran explosiones popula¡es espontáneas que tomaban de sorpresa a los mismos criollos que didgían el movimiento insurgente. Los cdollos sablan que las masas populares centroamericanas, exaspe¡adas por las difíciles condiciones económicas a que las reducla la crisis y contaminadas con los ejemplos de Morelos y de Bolívar que en el norte y el sur del continente luchaban contra el dominio español, estaban en favor de la independencia y

    y

    esperabal que los criollos dieran la señal de la insurrección para acuerparlos entusiastamente. ll-os órioidftstlmulaban el descontento popular y utilizaban ese'estado de ánimo de Ias masas para presionar a las autoridades españolas y añancarles concesiones y cambios institucionales quefavorecieran sus particulares intereses de clase. Habla, pues. entre los criollos, una lfnea política general, análogos métodos de acción política, frecuente intercambio de noticias, pero no una organización ceflada de pa¡tido; la solida¡idad de los criollos te¡rla contomos indefinidos; dejaba la lib¡e iniciativa de los mismos en sus respectivas provincias, para que actuaran de acuerdo con sus pa¡ticulares circunstancias.

    El Movn¡s¡¡ro

    o¡¡" "5 oe ¡ovEM¡rc" os 1811

    Sentadas las anteriores consideraciones, veamos có¡no se lleva a cabo la lucha por la independencia en la provincia de San Salvador La circunstancia de que en esta provincia fueran los criollos, en su mayorfa, grandes propiedades añileros y de ser, además, el añil el artlculo fundamental de expo¡tación, hizo que fuera San Salvador el núcleo central del descontento de Ia lucha contra las met¡ópolis, por ser alll, precisamente, donde con más agudeza se sentían los nocivos efectos de la equivocada política económica de España. No ha sido, pues, un azar el hecho de que en San Salvador se haya realizado el primer levantamiento rnsurgente, y que sea en esa provincia en donde se concentró el movimiento de independencia y, posteriormente, el movimiento liberal de la Colonia. v A partir de 1810, la provincia de San Salvador era un helvidero polltico en donde ggrminaban las ideas insurgentes; los criollos di¡igían la lucha a su mane¡a; reclamaban cambios constitucionales sin osar plantear la acción directa de las rñasas en contra de las auto¡idades españolas; era un período difícil, de inseguridad, en el que los rumores, Ios chismes políticos, los pasquines y las leyendas sembraban la desorientación y Ia intranquilidad; nadie sabía hacia dónde se marchaba; lo único cierto era el desconte¡to y la desesperación del pueblo. Este descontento y esta desespe¡ación culminan al año siguiente (1811), co¡ u¡a

    serie de estallidos que abarcan todos los ámbitos del pals y cuyos jalones más importantes se enumeran a continuación:

    1. El 4,5 y 6 de noviembre, levantamiento en San Salvador y pueblos aledaños. 2. EI 5 y 6 de noviembre, levantamiento en San pedro crande (iurisdicción de San Martfn).

    3. El 5 y 6 de noviembre, levantamiento en Santiago Nonualco. 4. El I'l de noviembre, leva[tamiento en Usulután. 5. El 17 de noviembte, levantamiento en Chalatenango y 6. 7, 8. 9.

    Tejutla. El 20 de Bl24 de El 30 de El 20 de

    noviembre, levantamiento en Santa Ana. noviembre, levantamiento en Metapán. noviembre, levanfamiento en Cojutepeque. diciembre, levantamiento en Sensuntepeque.

    La anterior enumeración, que no pretende ser exhaustiva, demuestra la amplitud del descontento general. Al norte y al sur, en oriente y occidente, la rebeldla estalla en contra de los chapetones. Las caracteísticas que presentan tales movimientos son:

    l 2. 3. 4. 5. 6.

    Brotes espontáneos de reüeldía estimulados principalmente po¡ el ejemplo dado eD San Salvador. Tres de esos movimientos (los de San Pedro, Santiago Nonualco y Tejutla) son realizados exclusivamente por masas indfgenas. Los demás moiimientos, incluyendo el de San Salvado¡, se realizan con la pa¡ticipacióú masiva de indios y mestizos. Su citado carácter espontáneo da a los movimientos ptofunda, pero fugaz intensidad. Por su mismo carácteÍ espontáneo, dichos movimientos c¿¡recen de plan estratégico y de medidas organizativas. Todo se improvisa al ritmo de los acontecimientos. Los objetivos perseguidos son vagos y generales: expulsión d€ los chapetones, gobiemo de c ollos y supresión de los gravámenes más onerosos.

    7. 8. 9,

    Los criollos, so¡prendidos por el movimianto, §c incorporan a él pam calmar y liquidar su lmpetu rcvolucionario. En muchos casos los criollos se unen ¿ los cspañoles para impedir el desarollo de la insu¡¡ección. La táctica seguida por c¡ióllos y españolé§ frcntc ¿r tales movimientos fue la de aprovecharse de la dcbil¡dad ideológica de los rcbeldes, para que los criollos tomaran la dirección del movimicnto y lo desviaran por la scnda de las "peticiones y memoriales" ante las autoridades; paralelamente se esforzaban en separar a los indios de los ladinos.

    A manera dc ilustración estudiemos el movimiento insuneccional del 5 de noviemb¡e en San Salvador; este movimiento, el primerc en el orden cronológico, es también el primcro desde el punto de vista de su importancia y de sus repercusionesi para los c ollos fue también su obra maestra de estrategia polftica, pues en él log¡aron realizar muchas de sus más importantes rspiraciones. / Se han tejido una serie de leyendas y fábulas quc, aureoladas con el prestigio de una pretendida tradición, tratan de prcsentamos el movimiento del 5 de noviembre como la obra perfectamente planificada de los eximios patriotas Delgado, Arce, Lara, etc. Toda la glo¡ia de este movimiento la capitalizan en su beneficio los criollos insurgentes, sepultando en el olvido a los millares de seres anónimos, ladinos e indios, que fueron realmente los motores de la insu¡rección. Los documentos descubiertos, y muy especialmente los lProcesol pór infidencia"\eguidos contra los insurgentes del año de 1814, dan nueva luz sobre los acontecimientos del año 11, permitiendo situarlos en sus verdaderas y justas dimensiones; Ia Relación hist(i ca. o sea el acla pormenorizada de los sucesos acaecidos del 4 al 6 de noviembre, es la base fundamental para comprender adecuadamente tales acontecimientos. A1 exponer en serie cronológica los sucesos se destaca con toda nitidez el rol histórico que jugaro¡, en esas jomadas, criollos, peninsulares, ladinos e indio§; cada estamento actuó de acuerdo con sus intelese§ y en consonancia con 'sus respectivas proyecciones tácticas. Veamos rápidamente esa serie cronológica.

    1' Los dlas que precedieron al estallido de la rebelión

    se

    distinguen por la abundancia de ¡umores y noticia§ alarmantes que provocaban el descontento general. (Táctica de los criollos para presionar un cambio profundo en la admi¡istración de la provincia y táctica también de algunos agentes del emperador francés Napoleón I, que trataban de sgmbrar la confusión polftica.) , r' " 2' El día 4 de noviemb¡e la Intendencia, obed§ciendo órdenes expresas de la Capitanía General de Guatemala, redujo a prisión al P. Manuel Aguilar, acusado de infidencia y ordenó, además, el comparendo forzado del P Nicolás Aguilar ante las auto dades de la ciudad de Guatemala; fina.lmente el intendente ordenó que se armasen todo§ los eu¡opeos y sus allegado§; al enterarse de estos sucesos el pueblo de San Salvadot acude en ma§a y "sin cabeza de persona distinguida" (es deci¡, sin contar con los criollos) a casa del P Delgado, vica¡io de la iglesia salvadoreña, con el objeto de obtener confirmación de las noticias alarmantes relativas a los Padre§ Aguilares. El Vica¡io confirma dichas noticias y entonces la masa popular se dirige a la casa del Intendente para solicitarle la libeftad del sacerdote detenido y la no compalecencia del otro a Guatemala. El i[tendente se excusa alegando que él no hace más que cumplir órdenes §uperiores. Es este el momento en que se desborda la indignación populax y se cometen "algunas iüevelencias". La violencia de las masas (compuestas de indios y mestizos) va in crescendo, cuando con toda oportunidad acuden "la§ personas condecoradas" (los criollos) y entonces el pueblo "se contuvo con sus súplicas y observó la tranquilidad que en aquel momento se le impuso". (Es decir, que los criollos tomaron la dirección del movirniento y lo orie¡taron por la vía de la no violencia.) 3' Calmadas las masas popula¡es por la intervención pacificadora de los criollos. se temían nuevos actos de violencia. El día 5 por órdenes del intendente, según Parece, se tocó

    la campana del cabildo, con cuyo motivo se reunió ur¡a enorme multitud mayor que la del dfa anterior, pues se congregaron "toda§ la§ personas cap¿rces de §o§tenerse de pie". Las noticias ala¡mantes sobre los Padres Aguilares se propal¿n con la rapidez del relámpago y la exaltación del pueblo llega a su clímax: "los ánimos indispuestos, el tumulto en movimiento, la potestad dudosa, nadie manda, nadie obedece y sólo el desorden reinaba". Otra vez los c¡iollos pierden el timón del movimiento. L¿s masas reclaman acción directa contra los "chapetones". Con esfuerzos inauditos los criollos vuelven a calmar a las masas haciéndoles ver que "el movimie¡to tumultuario prometla grandes desastres". De osta manera los c¡iollos desví¿n la lucha revolucionaria del pueblo hacia peticiones burocráticas de "1o que en justicia querla". El pueblo se leúne entoDces en los colredores de la casa consistorial acuerda nombrar nuevas autoridades, procediendo desde luego a elegir alcalde de ler. voto a don Bernardo Arce (pad¡e de Manuel José y líder de los cliollos salvadoreños). 5' Inoportunamenúe se prcsentan a la Junta popula¡ el intendente y todos los europeos; a su vista el pueblo se exalta de nuevo y abandona la vía de moderación aconsejada por los criollosi "ya no hace peticiones sino que.clama contra ello§" (los españoles). Las turbas, ya dgsenfrenadas, asaltan las casas de lo§^.'chapetones" ¡pás odiados. Los criollos hacen todo lo posible por calmar al pueblo; el P Vicario, Dr. .Matías Delgado, y el alcalde recién nombrado hacen uso de todo su prestigio y autoridad para lograr la pacificación de las masas, predicándoles que depositen loda su confianza en los "españoles americanos", los cuales sí atenderían las demandas populares. La intervención mode¡adora de los criollos hace de estos "los ángeles tutelares de los europeos"; la "mayor gloria" de los criollos consistió en Ia conservación de la vida y de los caudales de los españoles. La táctica que adoptaron fue la siguiente: acceder formalmente a todas las peticiones

    y

    presentadas por el pueblo, con Ia rlnica condición de que se salvaguardaran "las vidas y haciendas de los europeos". lt' Asl se logró la calma, disolviéndose la reunión para continuarla al día siguiente en que se formalizarían las peticiones. w 7o 6 de noviembre. Los criollos vuelven a tener la iniciativa y la dirección del movimiento. Su táctica consiste ahora en desplazar la acción directa del pueblo hacia juntas y asamblea a la vez más restringidas. Al efecto convocan a junta solamente a los alcaldes, principales y padres de familia de los rgspectivos barrios; en esa junta se acordó ¡enovar a las ¿utoridades municipales, en vista de la rc[uncia presentada po¡ don Berna¡do Arce; en su lugar se [ombra a don Leandro Fa¿oaga, procediéndose también al nombramiento de algild§ 2", regido¡es y secretarios, ¡fodó)

    a gusto de los criollos;ll nuevo Ayuntamiento conioaa lnmenfrifiiir¡ériae á- 6ua junt_a, más todavla que , . ,"r -restringida la a¡terior, a la cual /asistirán los curas de Ia ciudád y . pueblos adyacentes, los padres prelados, los regulares. la oficialidad y todos los vecinos españoles (criollos y penin- \r .. i sulares), así como los "mulatos honrados que quisieran:' tomar parte". Obsérvese cómo la táctica c olla burla la voluntad popular: introduce en la junra una aplastante de elementos _modorádos y conseryadores (todos .mayoría iól oficiales ylla mayoka ae tósiiéiig-
    ,r ,

    elegk intendente a don José María Bates, y comandante de armas ali.Cap.lJosé Aguilar. Se acordó, finalrnente, invi¡ar a los otros ayuntamientos de la provincia para que enviaran representantes a la junta ya mencionada. Así terminó el hermoso movimiento popular de noviembre de l8l l, frustrado por la intervención criolla; más tarde, mediante la cooperación de los criollos de Guatemala-es nombrado intendente de San Salvador, el coronel José de Aycinena, quien sigue la política apaciguadora iniciada por los criollos salvadoreños. Es de advefir que la efervescencia se mantuvo durante días y que incluso hubo tentativas entre los mestizos e indlgenas tendientes a impedir la enfada del nuevo intendente; pero la_intervención decidida de los c¡iollos, en particular del {P./ Delgado,\impidieron esa proyectada resistencia. y La oposición de los criollos al movimiento insurgente de noviembre se pone en evidencia con estos dos hechos más: lo Las autoridades criollas elegidas por las diversas juntas seguían reconociendo, a_esc_ordidas del pueblo. la auroridad del intendente español, §uiénez y Ulloa)a quien el pueblo desrituyó y quiso matar el 5 de novléübié; Efectivamente, el alcalde nombrado en lugar de don Bemardo A¡ce, don Leandro Fagoaga, agotado por las excesivas tareas de su ca¡go, se vio en la necesidad de ¡enuncia¡lo, "por cuio motibo en su proceso el citado -dice Fagoaga- le pasó oficio al señor Intehdente Dn. Antonio Gutié¡¡¿t haciéndole presente su situación para 4u¿ no contase con él en Lo sucesivo". El señor Fagoaga no ¡enuncia ante la junta que le nombró, ni mucho menos ante el pueblo que provocó los cambios en las autoridades, sino ante el funcionario español que había sido destituido por la acción popular; esio quiere decir que los c¡iollos nombrados por las juntas estaban en íntima colaboración con el intendente español y su desempeño de los cargos consejiles tenía por objeto facilitar el restablecimiento del orden. 2o El otro hecho es el manifiesto del P Vicario de San Salvador, Dr. José Matías Delgado, y que fue Ieído en la iglesia parroquial, a ¡aíz de la llegada del nuevo intendente, señor Aycinena, manifiesto en el que este "Padre de la Patria", condena categóricamen-

    te el movimiento del 5 de noviembre; en él se lee que el país ..fue arrastrado al torrente de las convulsiones populares que desgraciadame¡te agitaron esta ilustre ciudad en los aciagos dlas 4, 5 y 7 de noviembre"; y el conocido prelado, al dirigirse al pueblo, a ese mismo pueblo que con arrojo había llevado a cabo la insur¡ección, lo alecciona en la siguiente forma: "homb¡es afevidos os han deslumbrado con falsas ideas de bienes aparentes y os conduxeron al precipicio". Y luego con gran alegría ariuncia que "llegó el momento feliz de poderos anuncia¡ el ¡establecimiento del o¡den". El P. Vicario habla sido comisionado para comunicar el pe¡dón, el perpetuo olvido que las autoiidades españolas prometían al pueblo rebelde, con una sola condición: ..es indisperisable abandonar por nuestra parte las solicitudes importunas (que solo pudieron ser concebidas en el calo¡ y aturdimiento de la conmoción) para que se olviden sus resultados". Es decir, que las peticiones que las masas indomestizas fo¡mula¡an por esc¡ito, por indicación de los c¡iollos, y a las cuales accedieron las autoridades reclamando únicamente la vida de los españoles, ahora no solarnente eran negadas, sino que tenlan que ser olvidadas por el pueblo. Con gran habilidad el P Delgado dice que las demandas "solo pudieron ser concebidas en el calor y aturdimiento de la conmoción", pero eso solo podía ser ciefo en cuanto a la fo¡ma, a la redacción apresurada de que fueron objeto, pero en lo que respecta al fo¡do de las mismas, en cuanto encarnaban las necesidades más profundamente sentidas de las masas, no podía ser cierto, pues tales demandas se habían g¡abado, por largos años de sufrimiento, en el corazón de indios y mestizos, muchos lustros antes de que estallase la insurrección de noviembre. La posición del P Delgado es lógica y consecuente; como vocero de los criollos (los cuales todavla no se habían decidido por la independencia de España) condena la violencia de las masas y se declara partidario de las Cortes de Cádiz, el "más justo y más augusto cong¡eso que han visto los siglos" y del cual Delgado esperaba que habría de salir la nueva constitución que traería la paz y la felicidad a los pueblos de América. En definitiva, el llamado movimiento del 5 de noviembre terminó con un triunfo completo para los criollos: eliminan de ia

    intendencia al español peninsular G\tiéÍez y Ulloa y lograron que en su lugar quedara un criollo centroamericano; obtienen el indulto general para los que participaron en la revualta y consiguen intervenir, mediante un representante criollo, en las Cortes Españolas. Después de los sustos y alte¡aciones de los días de violencia, todo había salido a la medida. ¿Qué importaba que los insurreclos, indios y mestizos de San Pedro G¡ande, de Santiago No¡ualco, de Usulután, de Chalatenango, de Tejutla, de. Santa A¡a, de Metapán, de Cojutepeque y de Sensuntepeque quedaran desamparados, y que a muchos de ellos se les confinara a los húmedos calabozos de San Juan de Ulúa o a las sombrlas prisiones inquisitoriales de Guatemala y que otros encontralan la muene ei manos de los esbiros de la Colonia? I-o csencial e¡a asegura¡ cl dominio pollrico de los criollos: el sacrificio de millares de inCios y de mesrizos habla apuntado un nuivo escalón án el ascenso de los criollos hacia el control general del Estado salvadoreño.

    EL MovrMrBNro DBL 24 DB ENERo DE 1814

    No nos detendremos a analizar uno a uno los diversos levantamientos acaecidos en El Salvador el año de l8ll; nos basta indicar que en cada uno de ellos los criollos continuaron su táctica de desviar o traiciona¡ el movimiento popular, conduciéndolo hacia un completo ftacaso. En lo que respecta al,movimiento iñsuncccional del 24 de enero de l8l4, debemos decir que fue ouo movimiento espontáneo de las masas indias y mestizas de San Salvador, sin que tuviera la misma repercusión social que tuvo el movimiento del 5 de noviembre de 1811. Las causas inmediatas que provocan el levantamiento de 1814 son las siguientes: lo La pugna existente entre el intendente Peynado (criollo guatemalteco partidario de la mo[arquía constitucional) y los criollos salvadoreños, con motivo de la integración de las municipalidades de acuerdo con los preceptos de la Constitución de Cádiz; los c ollos ganaron ampliamente las elecciones y el intendente Peynado las anuló por dos voces; la tercera elección fue siempre a favor de los criollos, aun cuando el intendente logró colocar a algunos hombÍes de su confianza. A pesar de

    todo, el intendente no quedó satisfecho, por cuyo motivo se inició una sorda hostilidad entre este funcionario y el nuevo Ayunta_ miento. 2o El desarrollo y forta.lecimiento del cuerpo militar llamado "Voluntarios Honrados de Fernando VII',, integüdo por los más recalcit¡antes monárquicos absolutistas y por elementos sustraldos a los más bajos fondos sociales. Esie cuerpo realizaba constantemente actos arbitrarios sobre criollos, mestizos e indios, conocidos por sus ideas liberales o independentistas. El ambiente social estaba caldeado, pues las conspiraciones en favor de la independencia o en conta de los "chapetones,, continuaban rea_ lizándose. Las autoridades españolas se daba¡ cuenta de que se encontraban sobte un volcán pronto a hacer erupción y, por ello mismo, extremaban sus medidas de precaución. Es en estas condiciones que estalla el conflicto. Peynado ordena arbitraxiamente la detencióri de todos los alcaldes de barrio que no le eran adictos, con el p¡etexto de que estaba enterado de sus actividades subvorsivas; al mismo tiempo ordena que se entreguen armas y ca¡tuchos a los fatldicos ..voluntarios" para que se encarguen de la conservación del orden público. las noticias de estos hechos se propalan velozmente por toda la ciudad y provocan la indignación general; las masas de indios y mestizos, exaltadas, se reúnen espontáneamente al¡ede_ do¡ de sus autoridades municipales y de los criollos que e¡an sus dirigentes y orientado¡es políticos. El pueblo reclama la libenad de los presos y el desarme de los voluntarios, amenazando con lanzalse a la revuelta e¡ caso de no ser escuchado. Los criollos Miguel Delgado, Manuel José Arce, José Saritiago Celis, Domingo Antonio de Lara y Juan Manuel Rodríguez se reúnen a delibera¡ buscando Ia mejor manera de calmar a las masas. Es entonces cuando eúpreza a destacarse Ia popular figura de uri .lnJstizo,.todo corazón y todo energla, que supo encanar en ese momento histórico el formidable empuje de las masas. Nos referimos al alcalde 26 de San Salvado¡. Fedro pablo Caslillo, Este hombre. con su rudo lenguaje de h'ombre de pueblo. \e opone a las proposiciones claüdicantes de los criollos y, conscien_ te del poderlo incontrastable de un pueblo unido y dispuesto a luchar hasta la muerte, decide que no se presenten súplicas ni

    tlmidos memo¡iales al intendente, sino que se plantee un ultimátum virtual: que se libere a los presos pollticos; que se desarmen los voluntarios y, pam mayor ganntla, que las armas sean entregadas al Ayuntamiento. De no accederse a estas condiciones hab¡ía revuelta general y el intendente y todos sus sostenedores serlan aplastados por la furia.popular. y'Castillo p¡ocede a respaldar con hechos el ultimátum formulado y, al efecto, toma las medidas estratégicas pertinentes. Los criollos se asustan ante la inusitada energfa del mestizo y le aryüyen que la ciudad se perdería en caso de rcvuelta, que nada se podda lograr por ta violencia, etc.; pero Castillo no cede y entonces se designa una comisión de "notables" para que entreviste al intendente y le exponga cuáles son las prctensiones que Castillo y el pueblo sustenta. La entrcvista tiene lugar y después de muchas diligencias y discusiones, el intendente cede y ordena la libertad de los alcaldes de ba¡¡io con el fin de impedir el levantamiento general, pero se niega a entegar las armas de los volunta os. Los "notables" regresan con los alcaldes libeÉdos ante Castillo para pedirle a este que cese en sus aprestos bélicos toda vez que el Intendente se ha most¡ado "muy genercso" al otorgar la libertad de los aludidos alcaldes de banio. La presión ejercida por los cdollos sobre Castillo es enorme, pero el alcalde del pueblo no cede en sus pretensiones y en el hecho mismo de la libe¡ación de los Alcaldes encuentra él nuevos motivos que 10 estimulan a la lucha. I-os hechos demostraban que la presión del pueblo amotinado habla logÉdo el primer objetivo del movimiento; ahora habla que presionar más para lograr la entrega de las armas; y, si el intendente Do cedía, era cuestión de vencer la resistencia de las autoridades prcvinciales, mediante la toma popular de la ciudad: se cefiarían las ent¡adas y salidas de Ia población, cortando, por tanto, la e¡ftada de los víveres; se suspendeía el aprovisionamiento de agua en los cuaxteles y, finalmente, en previsión de cualquier salida que hiciera la tropa, se iban a amontonar piedras en algunas eminencias de la ciudad, colocando hombres agueridos en sus cimas a fin de que, en el momento oportuno, Pudieran cargar sobre las referidas tropas y destruirlas a pedradas. El plan era perfecto y revelaba Ia audacia y la energía de quien lo había elaborado: el indómito mestizo Pedro Pablo Castillo.

    Los criollos aceptan o fingen aceptar el plan de Castillo, pero, poco a poco, se retira¡ del cuartel de ope¡aciones, arguyendo dive¡sas excusas. Castillo se queja de sus aliados criollos: ..todos tienen pretexto pa¡a dejarme solo, decía el prócer: unos, como el Lic. Celis a causa de su mujer enferma y otros po¡ distinto motivo". Pero los c¡iollos no se alejabar¡ de Castillo para permanecer neutlales, al margen de la lucha que se avecinaba, sino para pe¡etmÍ entre Ias masas indomestizas que Castillo había colocado en sitios estratégicos de la ciudad y fomentax en ellas la desmoralización y el der¡otismo. Arce, por ejemplo, confiesa en su p¡oceso esta labor derrotista cuando contesta el cargo que se le hacía de haber areglado a la geüte amotinada del año 14, poniéndola en fila en la esquina de la parroquia; Arce se expresó en esta forma: "que el exponente advertla se pusieran e¡ fila pa. escusar un valaso: esto induce ca¡idad en primer lugar y en se9iJndo, lerror con que se desalentaba a la gente reunída',; y agregó que la finalidad que él petseguía era la de ,,aquietar, contener y disponer a la tranquilidad". Los criollos tenían mucho prestigio enrre indios y mestizos. quienis confiaban en la sabiduría y en la experiencia política de aquellos; por eso no es de extrañar el(éxitd que tuvo su labor de sabotaje en contra de los propósitos de Castillo. Las masas pierden el entusiasmo y la decisión que les había inculcado el alcalde mestizo; el miedo y el desaliento cunden y cuando Peynado ordena que las tropas carguen sobre la multitud, a los ptimeros balazos huyen los amoti, nados esparciéndose por todos los rincones citadinos, olvidándose del anojo que dos horas antes habían demostrado cuando sin armas arebataban de las manos sables, bayonetas y fusiles a los voluntaxios. El derrotismo hábilmente sembrado por los criollos realizó el f¡acaso del movimiento. Mientras tanto, Pedro Pablo Castillo se encontraba en su cuartel general (la antigua Iglesia de San Francisco) planificando la ñanera de incorporar a los pueblos y comunidades indígenas aledañas a Ia lucha contra el intendente; la defección de las masas lo coge desprevenido; las noticias le llegan demasiado tarde para tomar providencias que impidieran el desastre; no le queda otra alternativa que la fuga para no caer en poder de los enemigos que

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    deseaban su muefte. Los pad¡es Aguilares, leales hasta el fi¡, le acompañan en esos instantes decisivos y es precisamente el P Vicente quieo le proporciona un hábito religioso con el cual burla a la jaurla de esbirros que le buscaban con áínco; Castillo abandona el país y se asila en la lejana isla de Jamaica. Así terminó la fulgurante carrera de aquel mestizo que estuvo en un paso de convertiGe en el Morelos salvadorcño y cuyo único error polltico consistió en confiar en la lealtad de sus aliados criollos,

    error que le condujo a la denota y al exilio. El movimiento de 1814 no tuvo, pues, u¡ claro contenido en favor de la independencia; fue una protesta en co¡tta de las a¡bit¡ariedades y despotismo del cuerpo de voluntarios y del intendente, pero es indudable que en su fondo habfa el sentimiento popular contrario a la Colonia y a la monarquía. No tuvo este movimiento las repercusiones que ocasionó el del 5 de noviembre de 1811; los púeblos del interior de la provincia habían recibido duros castigos con motivo de las rebeliones del citado año de 1811 y, la mayoría de sus di¡igentes, estaba en prisión o había mue¡to; esto explica suficientemente po¡ qué no secundaron el frustrado movimiento de 1814. r Con ocasión del movimiento de l8l4 las autoridades españolas tuvieron oportunidad de ensañarse sobre los insurgentes vencidos; esta vez no tuvo éxito la política de medias tintas, de empujar y después calma¡ que realizaban los criollos; la mayoría de estos fue encarcelada y somelida a rigurosos procesos por infidencia. En tales procesos los criollos, con excepción de los Padres Aguilares, no se comportaron con la dignidad que corresponde a los que luchan por una causa noble y se han constituido en los representativos del pueblo; para exculparse, no vacilaro¡l en atribuir toda la responsabilidad del movimiento a Pedro Pablo Castillo y en expresar, a voz en cuello, su firme adhesióü a la monarqula española.

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    CULMINACIÓN DE LA LUCHA REVOLUCIONARIA L¡. Iroep¡¡o¡¡¡c¡e Develado el movimiento de l8l4 se inicia un período sombrío de pe$ecuciones contra todo aquel que alentaE ideas favorables a la independencia o simplemente liberales. Atemorizados los criollos ante las severas ñedidas tomadas en contra de los que participa_ ron en la última revuelta popular citada, especialmente ante ias que se referían a las confiscaciones de bienes, optan por asumir una actitud p¡udente, eludiendo toda actividad conspirativa. Fer_ nando VII es restaurado al trono español 1g14 y uno de sus primeros actos es la abrogación de la Constitución de Cádiz y el implantamiento del sistema absolutista. Las libertades y garantlas otorgadas por la referida Constitución a los pueblos de Amé¡ica habían sembrado en tere¡o abonado el germen del libe¡atismo. En el brcve tiempo de su vigencia se organizan en Ce¡troamérica pequeños núcleos políticos todavía incipientes de los -bases partidos que más tarde decidirlan los destinos de los pueblos del istmo- su¡gen a la luz pública algunos pe¡iódicos de orientación política y las masas paficipan con entusiasmo en las elecciones mu¡icipales. Pasado tan breve interludio, el absolutismo vuelve a imperar abiertamente y en todos los hoga¡es sienten sus fueros el temor y la aóitrariedad, ahondando asl los odios y los rencoÍes eú contra de los españoles. En el período cornprendido entre 1813 y 1g2l no hubo más rebeliones insurgentes; una aparente calma reinaba en toda la provincia; pero bajo aquella tranquilidad, había rencor y descon_ tento, que amenazaban con nuevas convulsiones sociales. Las masas indias y mestizas, lo mismo que los criollos, querían sacudirse el régimen colonial que se les preseütaba como una carga insoportable, especialmente después de haber probado algu¡as de las libertades otorgadas por la Constitución de Cádiz. La revuelta er¡ inminente; un obstáculo, superable desde luego, la

    estaba rctrasando: la conformación ideológica pcculiar de los distintos est¡atos sociales; las masas indias ospcraban el surgimiento de un caudillo, de un hombre bueno, fuera indio, mestizo o gspañol, que los organizara y los llevara a la lucha contra el yugo colonial; los mestizos, con mayor desalrollo polftico, no podía¡ lib€ra¡se de su complejo de inferioridad antc los criollos y espeÉban que estos dieran la señal para el levantamiento y asumie¡an la dirección del mismo. Finalmente, los criollos, carentes de la energía y decisión de un Hidalgo o un Morelos, titubeando entre su deseo de logm¡ la independencia y su temor al movimiento popular, ponen toda su esperanza en el triunfo de los grandes i[surgentes que, tanto en el sur como en el no¡te, llgvaban a cabo exitosas campañas cont¡a los españoles. De ahl surgió la consigna: hay que gstar preparados para que, cuando llegue el mompnto en que las espadas gloriosas de Bollvar o de Morelos sg acerquen a traemos la libertad, podamos cooperar en la obra de aniquilamiento del régimen colonial. Hay falta de confianza en sus propias fuerzas; cada estame¡lto dosplaza a otros sectorcs la responsabilidad de ta iniciación de la lucha. El indio espera conñado en los "hombres buenos"; el mestizo, en los criollos; y estos, en el triunfo de los insurgeltes de palses más desaÍollados, ,.,, Es natural comprender que una situación semejante no podía prolongarse de manera indefinida; la más pequeña chispa podía hacer estallar aquel polvorln tanto más potente y peligroso cuanto más tiempo banscufiiera de forzada contención. Un acontecimiento intemacional de enorme trascendencia vino a evitar el estallido y a imponer el advenimiento de Ia independencia. En ¡820 iiene lugar en España el levantamiento liberal de los Coinandántes Riego y Quiroga, los cuales obligan a Femaldo vII a 'réstablecer el imperid de la Constitución de Cádiz. Para los insurgentes, la noticia del golpe militar de Riego fue una agradable y estimulante solpresa; volverían a organizarse políticame¡te y a publicar sus órganos periodísticos; en cambio, para los elementos españoles y para los criollos adstocratizantes, dicha noticia fue recibida con yisible desagradoi estos partidarios del absolutismo y del sistema colonial imaginaban al pobre monarca

    español preso en las garras de los aborrecibles liberales y obliga_ do, contra su voluntad, a restablecer el imperio de la ,,herética,, Constitución de Cádiz; entonces, estos sectores caracterizados por

    su reaccionarismo intransigente en materia polltica

    y por su

    fanatismo ultmmontano en materia religiosa, empiezan a inclinar_ se hacia la idea de la independencia. para salvar a las provincias americanas del virus del liberalismo que coroía a España. Los sectores rcaccio;arios se preparan para re izar un agudo viraje en su orientación política. Su estrategia y su táctica se modifica¡ profundamente: habla que colaborar con los odiados insurgentes. México da la pauta para esta transformación política: la Iglesia, Ia misma Igiesia que había excomulgado a Hidalgo y a Morelos. decide luchar por la independencia en unión de Ios gachlpines y de los nobles españoles. Eitóó deiénio¡es iel absolutismo, encabezados por Iturbide, entEn en alianza con los veteranos insurgentes y la independencia de México es proclamada en el famoso Plan de Iguala, el 24 de feb¡e¡o de 1821. Esre plan establecía la independencia de una manera transaccional: decla¡aba la independencia absoluta, pero oto¡gando garantías suficientes al clero católico y a los españoles peninsulares; reconocla la religión católica "sin tolerancia de otra algu¡a,,; al clero regular y secular les conservaba "todos sus fueros y propiedades"; y a los peninsulares (los odiados gachupines) les concedía la ciudadanía y les garantizaba también sus "personas y propiedades". Finalmente, el pla¡ establecía, no un gobiemo republicano, sino uno monárquico 'lemplado por una constitución análoga al país". El tono respectivo se ofrecía a Fernando VII o a cualquier otra testa coronada europea. Cuando las noticias sobre el Plan de Iguala llegaron a Centroamérica, los elementos monárquicos y absolutistas se entusiasmaron; consideraban el plan como una muestra genial de habilidad política, pues garantizaba los intereses fundamentales de los españoles peninsulares y de los nobletes: las autoridades españolas ----conforme a dicho plan- no serían renovadas, a menos que se negasen a acatar el cambio político propuesto; habría siempre gobierno monárquico, lo que aseguraba la pervivencia de fueros y privilegios arisiocráticos. Es cierto que el plan ofrecía un

    gobie¡no monárquico templado por una Constituciór¡, pero esa Constitución tenía que ser "análoga al país", es decir, adaptada a las realidades sociales del momento, sin incurrir en los peligrosos extremismos de la Constitución de Cádiz. El Arzobispo de Guatemala también se mostÍaba satisfecho; é1, que hasta hace poco fulminara tremendas excomuniones y amenazas en contra de los insurgentes, áora se declaxaba pafidario de la independencia, pues con la fórmula del Plan de Iguala de los -intolerancia cultos no católicos, ¡espeto a los privilegios y propiedades del clero y régimen monárquico de gobiemo- podía aceptarse el trago amargo de la independencia de España. Y entonces se produce el raro espectáculo de una unanimidad política: los criollos salvadoreños junto a los nobletes de Guatemala; un hombre de cerrada mentalidad feudal como el Marqués de Aycinena,

    junto al tribu¡o iepublicano José Francisco Barrundia; un partidario de Ia Constitución de Cádiz, como lo era el P José Matías Delgado, con un enemigo acétimo de esa misma Constitución, el Arzobispo de Guatemala, Casaus y Torres; el más rico de los p¡opieta¡ios añileros de la provincia de San Salvador, Isido.o Castriccione, y el arruinado añilero Manuel José Arce. Todos convergían en un solo punto: la independencia de España. Y de esta manera, sin que hubiera derramarnientos de sangre, sin bruscas t¡epidaciones, el 15 de septiembre de 1821 se p¡oclama la independencia de ¡oda Centroamdrica. El Acta de Ind pendencia redactada por José Cecilio del Valle, sabio personaje iqli§logJatizant¿;)enemigo de los cambios bruscos, refleja en parte el espíritu moderado del autor --{on[ario a una decla¡ación inmediata de independencia- y en parte los factores históricos reales que imponían la necesidad dei t.ascendental cambio político: "siendo la independencia del Gobiemo Español la voluntad general del pueblo de Guatemala... El señor Jefe Político la mande publica\ para prevenir las consecuencias que serídfi terribles, en el caso de que la proclamas¿ de hecho el mismo pueblo". Así se lee en la cláusula prime¡a del acta mencionada; dicha cláusula significa el reconocimiento de la firme volu¡tad popular que exigía la inmediata declaratoria de independencia y, al mismo tiempo, el temor de los sectores dominantes ante la avalancha de las masas.

    La redacción del acta es, hasta cierto punto, contradictoria. por lo menos en cuanto a las finalidades ideológicas perseguidas por su autor; no se tiene la audacia para aceptar las líneas fundamentales del Plan de Iguala y no se quiere declarar de inmediato la independencia; po¡ eso la cláusula segunda se remite al Congreso que se convocará, para decidir ,,el punto de indepe¡_ dencia general absoluta y fijar en caso de acordarla, la forma de gobiemo y la Ley Fundamental que deba regir,,. Confo¡me a esta disposición todo parecía quedar suspenso; las colonias no e¡an más colonias, pe¡o tampoco lograban emancipación política; las mi¡irias autoridades españolas, inclusive el jéie poiitico, continúan en el desempeño de sus c¿¡rgos. ejerciendá sus atribuciones con a¡reglo a la Constitución de Cádiz (Cláusula 7. y g.); se reconocen los fue¡os y p vilegios de la Iglesia Católica y de sus sacerdotes; la única innovación de importancia consiste en la creación de la Junta Provisional Coniulriva con atribuciones vagas y mal definidas, que muy poco podiair limita¡ democ¡áticariiénte la autoridad del Jefe Político, tanto más cuanto que se Iiacla participar en ella a individuos como José Cecilio del Valle, ál Marqués de Aycinena, el Dr Angel Marfa Candina, reconocidos po¡ su orientación monarquicoadstocrática. Hasta la cláusula décima el acra mantiene en iealidad el rfdr¿¡r colonial: ningún cambio político fundamental se ope¡aba en las provincias centro_ americanas. Pero es entonces cua¡do la acción del pueblo de Guatemala (mestizos e indios), encabezados po¡ criollos republicanos como Bar¡undia, §e deja seútir; el ominoso clamor del pueblo en "calles, plaza, patio, coredores y antesala', del palacio de Gobiemo llenó de pánico a los corazones timoratos; el pueblo clama por la independencia y exige que el Jefe político preste "juramento de independencia y fidelidad al Gobiemo Americano que se establezca"; ante la exigencia popular el Jefe político tiene que someterse y presta el juramento exigido en manos del alcalde de la ciudad de cuatemala (Cláusula 13.). La causa popular de la independencia triunfa así y aun cuando el redactor quiera eludirlo restándole importancia, el hecho queda en pie como testimonio de la voluntad popular que impuso la independencia general y absoluta en ese momento histórico. Es más, se determi-

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    na, siempre por la exigencia popular, la obligación de que pre§ten análogo juramento la Junta P¡ovisional, el Ayuntamiento, el Arzobispo y demás altas autoridades civiles y eclesiásticas. Ganada la causa de Ia independencia se indica la forma en que el pueblo debe jurarla y ordena la acusación de una moneda para conmemora¡ el fausto acontecimiento. La duda interpretativa se disipa; la cláu§üla segunda del acta queda anulada en lo que respecta a que el Congreso decida sobre la independencia gene¡al y absoluta, pue§ ya está acordada y jurada; el Congre§o te¡drá atribución únicamente pam fijar la forma del nuevo gobierno y su ley fundamental. Asl se interpretó el acta del 15 de septiembre en las provincias, en donde se la tomó como la solemne declaratoria de la emancipación del yugo colonial. Lo demuestra el acta levantada el 21 de septiembre de 1821 en la ciudad de San Salvado¡, lo mismo que las dive¡sas actas que levantaron 10§ demás municipios de esta provincia; en todos ellos, como sucedió en Metapán, Zacatecoluca y Usülután, el entusiasmo popular fue desbordante; una nueva esperanza alienta efl todos los corazonss; la mlstica de la independencia tanto tiempo deseada hace brotar la fe en una próxima era de felicidad para los pueblos. Una [ueva época se iniciaba, fecunda en fansformaciones políticas y económicas que, sin traer la esp€rada felicidad a los pueblos, originó mrlltiples zozobras y serias conmociones sociales, dentro de las que poco a poco se fueron estucturando nuevos sectores en cada una de las provincias centroamericanas, perfilándose, al propio tiempo, los p meros atisbos de una conciencia nacional.

    IV

    CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN DE INDEPENDENCIA. BALANCE FINAL DÉ LA COLONIA BALANCE DE LA COLONIA

    Si hacemos un balance de los trescientos años de vida colonial, y daños causados a los palses americanos, tenemos que reconocer, en llneas generales, un saldo fo¡zosamente negativo, especialmente en lo que respecta al tratamiento otorgado a indios y mestizos. Sin pretender agotar el tema, que por demasiado vasto podrla llena¡ todo un libro, enumeraremos rápidamente los principales aspectos, positivos y negativos que, para El Salvador, presentó la dominación española. No omitiremos indicar que al hacer enumeración de los aspectos positivos, estos podrían atemperarse señalando las facetas negativas que contienen; o a la inversa, podríanse señalar facetas benéficas en los negativos. Pero para hacer un simple enunciado, casi enumerativo, nos atendremos al carácter predominante de los datos. Entre los efectos benéficos o positivos de la Colonia encontramos los siguientes:

    en relación con los beneficios

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    Unificacíón polítíca de Centroamérica y unirtcaciótl politicoeconómica de cada provincia en particular En 7a época anterior a la conquista española, Centroamérica no existía como unidad política, ni mucho menos como

    unidad económica. Cada provincia estaba dividida en varios señoríos y cacicazgos, frecuentemente hostiles entre sí y cuyos dominios no siempre se conservaban der¡tro de los límites reconocidos actualmente para cada provincia. Con todas sus deficiencias y limitaciones, la Colonia fue el c¡isol en donde se forjó Centroamérica como unidad política y en donde se cohesionaron las divcrsas provincias.

    Difusión de un idiotua (el español) y, en general, de un acervo de cultura ñás desarrollado. En la visita del Arzobispo Cortez y Larraz a la provincia de Sa¡ Salvador (años de 1768 a 1770) pudo constatar el citado Arzobispo que la mayorla de los indígenas salvadoreños eran bilingües y que podlan entender y aun expresarse en idioma español. A la heterogeneidad de lenguas que se hablaban en la época prehispánica (nahuat, lenca, chontal, etc.) se la sustituye por un idioma común que abre las puertas a horizontes culturales más amplios y es uno de los factores generatrice§ de la conciencia nacional. Por otra parte, el acerbo cultural español (poesla, pintura, escultura, religió¡, ciencia, etc.) fue transplantado e¡ importante porción al territorio centroamericano; y aunque este trasplante cultural adoleció de muchos vacíos, defectos y effóres, y marginó a los sectores más necesitados del mismo (los núcleos indígenas), dejó sentadas las bases para un futuro desa[ollo cultural del pals. Incorporacíón al proceso de la civilización mu didl. Antes de su descubrimiento y conquista, América carecía de contactos con el resto del mundo. Durante la Colonia, por España y a través de España recibe, aunque sea en pequeñas dosis y de manera indirecta, los beneficios culturales de palses de civilización más avanzada. Mayor desarrollo de las instituciones políticas. El señorío de Cuscatlán, el más importante en la época de la conquista, apenas si era un Estado incipiente en trance de superación. Los españoles iñtrodujeron sus propias instituciones políticas, algunas de las cuales, como el municipio, tenían

    siglos de depurada tradición.

    5' Estímulo al desarrollo económico mediante nuevos cultiyos e industrias, innovaciones técnícas y la creoción de un mercad.o provincial salvadoreño- La política económica de España para con sus colonias era perjudicial. Pero a pesar de sus torpezas, dicha política económica dejó un saldo positivo, por lo menos en lo que ser refiere a la introducción de ir¡dustrias tales como la del añil. la caña

    de az]úcar,la de minerla; innovaciones técnicas como el arado, el tmpiche, etc. Finalmente, los pequeños mercados o tianguis de las comunidades, que coüespondían a una economía poco desarrollada y sin ninguna concentración importante, fueron superados por un me¡cado provincial que correspondla especialmente al desarrollo logrado por la indusr¡ia añilera en el país. 6" Mayor dercrrollo de las instítuciones jurídicas. El derecho de los pipiles era un dgrecho ingenuo, simple, consuetudina¡io,

    sin especialización sistemática y sin elaboración institucional. Los españoles apoftaron un complejo de instituciones jurídicas que correspondlan a un sistema de derecho heterogéneo, sabiamente elaborado, heredero directo del Derecho Romano y de las graodes glosas de los juristas medioevales, pe¡o que no encajaba adecuadamente en Ia organización social todavía poco dife¡enciada de la Colonia. El derecho hispánico fue un salto en el proceso histórico del derecho salvadoreño; fue una revolución jurídica reducida al ámbito teórico, con lejanos contactos en la ¡ealidad ambiente; pero sus benéficos influjos se dejaron sentir después de la independencia, cuando se inicia la era de las codific¿ciones y se ap¡ovechan los legados jl¡rídicos de España para crear una legislación nacional más acorde con Ia realidad socioeconómica del país. Fomento del mestizaje, Españ.a jamás regateó su sangre para mezclarla con la indígena; es cierto que en el siglo XVtl y en el XVI0 aparecieron fuenes prejuicios en contra de las "castas" y se siguió una política discriminatoria de los mestizosi pero estos fenóme¡os se presentaron bastMte atenuados en la provincia de San Salvador, y el proceso creciente de mestización no se detuvo un solo instante. Ya hemos visto que en las postrimerlas de la Colonia la provincia tiende a conve(irse en una provincia mesliza: y esta tendencia se desaarolla y prospera dlrrante la vida indepeDdiente haciendo de EI Salvador uno de los países típicamente mestizos de América Latina. Las ca¡acteísticas dcl mcstizo salvadoreño fueron forjadas en las duras

    condiciones de la vida colonial, y hacen del mestizo el factor dinámico que provoca los cambios trascendentales que ha tenido en su proceso histórico la nación salvadoreña.

    Veamos ahora, muy rápidamente, los aspectos negativos más importantes del legado colonial:

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    Estancamiento del desarrollo económico. El cerado egoísmo de la metrópoli para con las colonias ame canas frenó el desarrollo industrial de estas. Por eso la provincia de San Salvador no pudo superar, durante los trescientos años de

    vida colonial, la etapa mercantil de su economía. Al advenir la vida independiente, su débil economía no pudo proporcionar Ia base necesaria para una democracia plena y vigorosa que la salvaguarda¡a de la penetración del capital extranjero. Fuertes reñanentes feudales en la organización soc¡al de la provincia. El feudalismo que declinaba en España cobró inusitado vigor en las colonias americanas, penetrando en la mayoría de sus instituciones. Además de la encomienda desaparece con la independencia-, la hacienda y, -que geneml, en el latifundio, fueron la base de la supervivencia del feudalismo con todos sus aspectos perniciosos de reaccionarismo polltico y desmedida explotación eco¡ómica de los trabajadores. Clero con fuerte fiilitancia política y fd atizante. Los principios básicos del cristianismo se deformaron al ser i¡culcados a las masas indígenas; los sacerdotes permitie¡on que en la mente del indio se hiciera una amalgama de las viejas supersticiones prehispánicas, con las supersriciones medioevales aportadas por los españoles. La miseria e ignorancia de Ios pueblos fue¡on el terreno abonado para que floreciera el fanatismo, estimulado hábilme¡te por un clero co¡ fue¡tes preocupaciones políticas. La iglesia católica fue uno de los puntales en que descansaba la monarquía española, de ahí que, cuando se liquida la vigencia de dicha mona¡quía, el clero sigue conservando

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    la militancia política de los tiempos coloniales y, con raras excepciones, se opone al desarrollo de todo progreso político, social o económico. Administración pública mal organízada, saturada de burocratismo. Excesiva cent¡alización; duplicación de pla-

    zas y funcionarios; lentitud y torpeza en sus funcionamientos; en dos palab¡as, burocratismo y expedienteo fueron los defectos primarios de la adminisÍacióÍ española, defectos que pasa¡on, sin atenuantes, al nuevo aparato estatal formado con la i[dependencia. Bárbara explotacíón de los indígenas, El trato dado por los españoles a los indígenas constituyó un serio despilfaüo del trabajo nativo; ante semejante carencia de la más elemental sensibilidad humana, 1o único que sorprende es la inagotable capacidad de resistencia de los indios que, después de trescientos años de sufrir tantos vejámenes, aún conse¡van una personalidad que solamente espera el advenimiento de un régimen social nuevo que les otorgue un t¡ato justiciero, para florecer magnlficamente en beneficio de la patria salvadoreña.

    Todos los aspectos negativo§ que hemos enumerado pasaron sin dificl¡ltad al nuevo régimen creado por la independencia, constituyendo otros tantos problemas que abrumaron a Ia flamante república centroamedcana. Las finanzas estaban en plena barcarrota; el sistema administativo, lento, pesado y burocrático, carecía de condiciones para poder superar con éxito la crisis hacendaria, Agudos problemas economicosociales dificultaban 1a marcha del ¡uevo Estado. Para colmo, fuertes rivalidades políticas umpen violentamente, precipitando a la nación en una era confusa de sangrientas guerras civiles. La desilusión de las masas campesinas, a quienes se había hecho creer que la independencia tendría el efecto mágico de iniciar una era de felicidad, fue muy grande y dio lugar a graves revueltas en aldeas y poblaciones rurales. El trá¡sito pacífico a Ia vida independiente resultó más que compensado con los trastomos que tuvieron lugar en el período inmediato, postcrior a la emancipación de España.

    i

    CoNsEcUENc¡A§ DE LA INDEPENDENCIA

    Las consecuencias ocasionadas por la independencia no se limitan a las conmociones sociales que hemos apuntando en el párafo a¡terior. La independencia fue en realidad una verdadera revolución cuyos efectos trascendentales se dejaron sentir en todos los sectorcs. En un pdncipio la independencia aparece como una revolución unilateral, limitada al ámbito político, porque su objetivo más destacado, la liquidación del régimen colonial, es lo primero que se logra; no hay ningún cambio aparente en la economía ni en la organización social, Pero el problema de dejar de ser colonia no se resolvía tan sólo con cortar los vínculos con la metrópolii había que crea¡ un Estado soberano con todo su complejo aparato institucional; había que crear una economla propia, autónoma, no dependiente ni subsidiaria de la economía española; había, en fin, que crear una cultu¡a nacional, liberada por completo de toda sumisión ante la cultura de la nación conquistadoia. A esta colosal tarea se entregaron los próceres criollos con el ingenuo entusiasmo que constituye su mayor mérito. Si hemos criticado la conducta de los criollos en lo que respecta a su lucha por la independencia, tenemos que reconoceÍles la gloria de haberse dedicado por entero a la difícil tarea de forja¡ una nueva patria, una nueva üación, en condiciones abrumadoras, que hubiera hecho desistir a individuos que no estuvieran dotados de las excepcionales calidades humanas, de la mística singular. que ca¡aclerizaron a nues¡ros próceres. Sin vacilaciones, sin titubeos, fue creada la república criolla, imbuida de la ideología liberal propia de la época; el desarrollo ecoriómico cobra un impulso vigoroso; la libertad de comercio e indust¡ia estimulan el auge inusitado del añil y, por ende, de los sectores dedicados al intercambio come¡cial, Se provocan así nuevas dife¡encias económicas, las que, a su vez, engeridran cambios notables en las est.ucturas sociales. Ya no podemos hablar de estamentos como en la época colonial; la est¡ucturación social se verifica sobre bases netamente económicas. La quiebra de los estamentos tiene lugar cuando los españoles peninsulares, por preseNa¡ sus interese§ económicos, se pliegan al movimiento

    emancipador del 15 de septiembre; esos españoles dejaxon de ser los representativos de la nación opresora, pa¡a convertirse en unidades económicas importantes de un Estado recién nacido al curso de la histo a. Por otra parte, los criollos, que ahora empuñan el timón político del Estado, no olvidan sus resentimientos en contra de la casta de nobletes de Guatemala y tratan de defender a toda costa los intereses locales de la provincia de San Salvado¡. Defendiendo la autonomla de la provincia, defendían sus intereses particulares de hacendados añileros; de ahí su decisión en favo¡ de la República Federal y en cont¡a de la República Unitaria que proponlan los conservadorcs de Guatemala. Su localismo, exaltado por los conflictos bélicos que tienen lugar en Centroamérica, contribuye a liquidax los escasos brotes de aristocratismo que aún pervivían en la provincia, dando así lugar a la clarificación de las estructuras en verdaderas clases sociales, todavía no muy diferenciadas, pero sl en franco proceso de desaxrollo.

    LA coRRELAcIóN

    DE LAs cLAsBs socrArEs

    La cor¡elación de clases en que se proyectan las estructuras sociales se presentaba así:

    a) b)

    o DTRTGENTE: hacendados y grandes comerciantes, Ctese narorn: comefciantes, profesionales, clero, etc, CL{SE ALTA

    aftesanos

    de la ciudad empleados

    c)

    Cr-asE BA.IA: trabaj adores.

    caú, pobres del campo mozos colonos peones

    Hemos utilizado los términos de "altas", "media" y "baia" porque eran los más usuales de la época, sin que querramos mantener las valoraciones discriminatorias que entonces contenían. Con las expresiones "alta" "media" y "baja" queremos

    indicar el lugar que en la escala social ocupaban las diversas clases: la alta, era la que detentaba el poder polltico y económico, era el sector dirigentei la clase baja estaba constituida por el elemento humano que carecla de todo poder político y de todo poder económico; y en la clase media, estaban todos aquellos que, ocupando un lugar intemedio, presentaban algunas caracteísticas politicoeconómicas de la clase alta y de la clase baja. Carccemos de datos estadlsticos que puedan darnos la proporción cuaDtitativa en que se distribuían las aludidas clases. Algunos autores que han tratado la mate a nos proporcionan solamente cifras globales. Así, en las "Ynstucciones" que el Ayuntamiento de San Salvado¡ dio a su Diputado en Cortes, se afirma que en la p¡ovincia "hay como 207.500 habitantes" (sin contar los de Sonsonate) en el año de 1820; el Dr Barberena señaló como población probable de El Salvado¡ la de 2'74,850 pa¡a el año de 1821; y Marure en el apéndice del tomo 1' de su Bosquejo histórico |Ianscribe el Estado de los cupos de las Provincias Unidas de Centroamérica, que conesponde prcbablemente a 1823, en el que aparece la provincia de San Salvador con una población de 212,573 habitantes. Se trata en todos estos casos de cálculos aproximados y, por lo tanto, susceptibles de algunos errores. Pam no pecar de exagerados, tomemos como base de nuestros cálculos la cifra de 232,500 que hemos calculado como población de El Salvador para el año de 1820, y apliquemos a esa cifra los mismos porcentajes que se obtuvieron con ¡especto a la población económicamente activa en el año de 1807. Así obtenemos el siguiente cuadro: Población Económicamente Activa en 1E2l (pot clases sociales y profesiones) CLASE ALTA

    N"

    DE

    INDIVIDUOS

    Ea DE LA

    PoBLAcIóN

    Hacendados

    465

    0.2

    Grandes comerciantes

    163

    0.07

    CLASE MED¡A

    Traficantes (com. en pequeño) Funcionarios Sacerdotes

    2,325

    1.0

    141

    0.06

    4,418 10

    0.03

    4,4t8

    1.9

    22,326

    9.6

    0.1

    CLASE BAJA

    Artesanos Pequeños propietarios

    Arrer¡datarios Jomaleros

    1.9

    14 86

    Dada la poca movilidad de la sociedad colonial, podemos considerar como muy próximos a la ¡ealidad los porceútajes que hemos aplicado en el cuadro anterior, a pesax de que de 1807 a l82l hayan transcuÍido 14 años; pues si bien estos años fueron fecundos en sucesos políticos, no lo fue¡on en lo que respecta a cambios económicos de importa¡cia. Obsérvese que el secto¡ dominante viene a ser, en realidad, apenas el O.27Eo de toda Ia población y que es la clase "baja" la que sustenta el peso trascendental de toda la economla del pafs. La clase alta estaba integrada, en ese tiempo, por los criollos hacendados y por algunos cuantos comerciantes, entre los cuales empezaban a figurar no solamente españoles, sino también extranjeros de otras nacionalidades, tales como ingleses, yanquis, franceses, etc. Los criollos, consecuentes con sus ideas liberales, llevan a cabo una política demográfica de pueÍas abiertas para la inmigración; ofrecen toda clase de privilegios y ventajas a los extranjeros que quisieran colonizar estas tierras y, con falta de visión del futuro, permiten la penetración de capitales y empresas no nacionales, que más tarde suscitarían serios problemas para el desarrollo económico autónomo del país y para la defensa de la soberanla nacional.

    v LA RUPTURA DEL PACTO FEDERAL. LA SENDA NACIONALISTA CAUsAs DE LA RUPTURA DEL PAcTo

    FEDERAL

    La primera mitad del siglo XIX fue fecunda en acontecimientos políticos para la nación salvadoreña. En 1821 se logra la ema¡cipación de España y, veinte años más taxde, se disuelve la Federación Centroamericana, entrando El Salvado¡ desde entonces, por la senda nacionalista, es decit por el camino que coresponde a un Estado en el pleno ejercicio de su soberanía e independencia. Múltiples y complejas fueron las causas que provocaron la ruptura del pacto federal; para los p¡opósitos de nuestro estudio los clasificamos en los grupos siguientes: a) Causas histórica¡, El régimen colonial no intentó hacer de Cenhoamé.ica una unidad nacional: la carencia de vías de

    comunicación intemas, la no existencia de una unidad económica en todo el istmo y la falta de un verdadero mercado centroamericano fue¡on los facto¡es decisivos que impidieron la elaboración de una nacionalidad. Por otra pa¡te, el régimen político fomentó los localismos, permitiendo abusar a los nobletes de Guatemala en las provincias, lo cual provocó el odio de estas en contm de la capital del Reino. b) Causas de carácter física. La est¡uctu¡a física de Centroamérica oponfa barreras de separación eotrc las diversas provincias, contribuyendo al aislamiento de las unas con respecto a las otras. La vida económica y cultural tenía que centrarse en los límites geográficos de cada provincia. c) Causas económicas. La emancipación de España, al no provocar de inmediato cambios económicos de importancia, mantuvo la existencia de una economla fragmentada en cinco grandes núcleos cuando menos. Lejos de surgir

    un mefcado general, se desar¡ollaron los me¡cados locales, al mismo tiempo que apareció la competencia de provincia a provincia. Todo esto engendraba fuertes intereses de carácter separatista. d) Causas polítícas. La caótica situación que tuvo luga¡ en el período posterio¡ a la independencia dio oportunidad al surgimiento del caudillismo y de los caciques locales, engendradores poderosos del sentimiento separatista. A su vez, el odio de los nobletes de Guatemala en conta del liberalismo los llevó a desear la ruptura de la Federación antes de permitir que el liberalismo se consolidase en Guatemala; unida esta tende[cia a la del clero conseNador y fanatizante fue motivo suficiente para fomenta. un exagerado localismo en cada provincia. e) Causas d.e origen úenacional. El istmo de Centroamérica es uno de los lugares est¡atégicos más importantes del

    mundo; Centroamérica es la llave del mar Ca¡ibe, ese Mediter¡áneo americano, y es a su vez el eje vital de la comunicación interoceánica. Toda nación con vocación imperialista tenía que sentirse atraída por las singulares condiciones geográficas del istmo. Inglaterra, siempre ávida de dominar los puestos claves del mundo, Estados Unidos y Francia enviaron agentes que trabajaron por medio de intrigas provocaciones, en favor de sus respeciivas patrias. Se trataba de romper la unidad centroamericana, de fomentar la lucha entIe las provincias, de aprovechar su debilidad y atraso, parajustificar su intervención y ulterior colonización. Enüe estos agentes extranjetos, el que más se destacó por su nociva labor fue el cónsul b tánico Federico Chatfield, aun cuando también participaron en sórdidas intrigas contra Cenfuoamé¡ica ciudadanos de otros países que habían acudido al istmo acogiéndose a su libe¡al sentido de hospitalidad.

    y

    Naturalmente, cada una de las causas o grupos de causas que hemos señalado no podían, por sí solas, provocar la ruptura del Pacto Federal; fue necesaria una singula¡ coyuntura histórica, en la que todas ellas ejercieron simultáneamente su acción disociadora, para que la República Federal de Centroamérica dejara de existir. Surgen entonces, al proceso de la historia, cinco flamantes pequeñas repúblicas, que en vano s¿ esfuerza¡ por super¿u su debilidad congénita y por conformarse como entidades nacionales autónomas con su propia economía y su propia dimensión cultural. Pero lo paradójico de este nuevo rumbo que siguen los Estados centroamericanos consiste en que, a pesar de los factores que impulsaban a la separación, y no obstante lá ruptura del Pacto Federal, y quizás a consecuencia de la misma, los sentimientos centroamericanistas yan cobrando mayor fuerza y categorla en la medida en que kanscurren los años. Cada Estado centroarnericano, siguiendo el cami¡o del nacionalismo separatista, se esfuerza en organizase como ufla nación, pero, en tanto que avanza la formación de una conciencia nacional, más intensos son los vínculos que enlaza¡ entre sí a los pueblos y es mayor el sentimiento de que se forma parte de un todo que ineludiblemente tiene que ser restaurado en un futuro más o menos próximo.

    b)

    c)

    Entue los factores que favorecen la unificación de Centroamérica y que continúan actuando con creciente vigor, podemos enumerar los siguientes:

    a) La común tradicíón

    histórica. No en balde han transcurrido tres siglos de vida colo al en los que Centroamérica constituyó una unidad importante del imperio español; no en balde hemos tenido ¡¡na común emancipación de España que nos hizo surgir a la vida independiente cbmo una sola entidad política; finalmente, hemos sufrido en común un período convulsivo de guerras y revoluciones iniestinas, que si bien engendraron odios locales, también provocaron el acercamiento de las gentes, la fraternización de los esplritus más selectos que, siguiendo los azares de la guerra, se trasladaban de una provincia a otra, sintiéndose

    d)

    como en su propia casa, sin las torpes mezquindades del localismo. Esta hadición histórica común, esa proindivisión con que disfrutamos de las glorias pasadas, ese patriotismo también común de nuestos próceres que a la vez que son locales soll también ceniroamericanos, es un poderoso factor que fomenta y estimula la formación de una conciencia nacional centroamericana. La similitud culturaL Países de cultura mestiza engendrada por la fusión de la cültura hispánica con la indlgena, refo¡zada posteriormente con la influencia de la cultura f¡ancesa, los pueblos centroamericanos tiene¡ un nivel de civilización muy semejante. Es más, por obvias razones de vecindad y de afinidad histórica, las culturas locales se interfieren y compenehan íntimamente, a tal grado que puede empezarse a hablar de una cultura centroamericana como exprgsión de una común capacidad de senti¡, de analizar y de crear, en los anchurosos terenos del arte y de la ciencia. Símilitud de desarrollo económico, Con algunas varia¡tes no fundamentales, la economla de los países centroamericanos presenta también un nivel semejante de desarrolloi los mismos problemas como la cuestión de la tierra, la industrialización, la elevación del standard de vida, etc. configuran análogas soluciones, Pero lo más importante consiste en que estas divel§as economlas, en la medida en que se desarrollan, tienen la propensión a expa¡di¡se más allá de sus fronteras; hay, pues, un entrelazamiento de las economías locales que, poco a poco, va forjando las bases de una eco¡omía común. El intercambio migratorio ha borrado muchas fronteras con más eficacia que las labores diplomáticas. El desanollo económico impondrá, pues, tarde o temprano, la unificación de Centroamérica, a través del proceso de su in¡egrac¡ón económica. S¡milat situación intemacionol. Los mismos enemigos internacio¡ales que otrora fomentaron la división de Cent¡oamérica y que ahora pretenden conquistar al mundo,

    arnenazan la independencia de cada pal§ centroamericano y tuatan de impedir o al menos retrasar su desarrollo económico. En el plano internacional, en donde haciendo a un lado los principios, solo prevalece, en última instancia, la fuerza y el egoísmo de las grandes potencias, las naciones diminutas son simples monedas de cambio, peo-

    el complicado ajed¡ez de la política mundial. Amenazados por los mismos peligros y sufriendo debilidad congénita debido a su pequeñez, los pueblos centoamericanos tienden hacia la unificación, pues ella es la única salida que permitirá vigorizar su personalidad en el plano intemacional. nes nada más en

    Por todo lo anterior, el desarrollo del pueblo salvadoreño, su lenta conformación como entidad nacional autónoma. se verifica de manera sri generis: a medida que crece y se expande la conciencia nacional, crece y p¡ospera la conciencia centroamericanista, Ia conciencia de que formamos parte de la gran familia ístmica, cuya unidad política debe ser reconstruida por imperativos socioeconómicos ineludibles. A su vez el desarrollo económico salvadoreño, con su característica tendencia centrífuga que tiende a rebasar las fronteras, impone la necesidad de llevar a cabo una coo¡dinación de las varias economías locales, lo que necesariamente conducirá a la consolidación de una auléntica y firme econoniía cenlroamerica¡a. Lo mismo puede deci¡se en lo que respecta a los procesos culturales y políticos. Es tiempo ya de que fijemos en líneas generales las bases en las que se desarrolla la sociedad salvadoreña, después de que ha¡ tenido lugar los sucesos de la emancipación de España y la ruptura del pacto federal centroamerica¡o. El proceso sociológico de conformación nacional ha destacado los siguientes rasgos peculiares de la nació¡ salvadoreña:

    l"

    Predoliiiio del fiestízdje

    e

    étnica: des de los tiempos anteriores a la conquista de los españoles, El Salvador ha sido siempre un centro en donde se mezsu conformación

    claron diversas entidades raciales. En la actualidad el mestizo es la característica más ñrme del conglomerado

    »

    salvadoreño. Tendencia hacia el desarrollo agrario industrial t ediakte la aplicación de la técnica a la producción agrícoLa: esfa

    tendencia se inicia en la colonia; ¡ecordemos que El Salvador em la provincia que tenía el mayor número de obrajes de añil, así como de ingenios (trapiches) para la explotación de la caña de azúcar. Esta circunstancia impulsó el desanollo económico y permitió un hecho de trascendentales consecuencias: la liquidación de la comunidad indlgena como unidad económica cerrada y la consiguiente incorporación del indio como trabajador de las haciendas, en donde, después de convertirse en siervo del terrateniente, ha ido evolucionando hasta llegar a ser un verdadero proletado del campo. 3" Escasez de encomenderot y nobletes:1o que provocó la poca difusión de los prejuicios aristocratizantes, Mhúmo desarrollo artesanal durante la Colonia: esta circunstancia explica la entusiasta adhesión de las masas mestizas urbanas a las ideas liberales y a las luchas insurgentes. Eú Guatemala, por ejemplo, los artesanos estaban saturados de ideologla medioeval, que los impulsó a militar en gran parte en las filas conservado¡as. Libres de los prejuicios gremiales, los nuevos artesanos que surgen en la etapa posterior a la independencia, se orientan fácilmente hacia las posiciones de la pequeña burguesla o a una franca posició¡ sindicalista. 5" Escasa población negra: lo q[e ha permitido que no flo¡ezcan los prejuicios raciales y discriminatorios en contra de las gentes de color. 6" Pequeña penetracióñ clerícal y catácter nocionaLista del cr¿ro. esta circunstancia facilitó la difusión del liberalismo y además hizo del clero, por lo menos en su sector más notable, una palanca poderosa que contribuyó al fortalecimiento de 1a conciencia nacio¡al salvadoreña.

    7"

    Ertremo laboriasidad de las clases trabajodor¿§.. un ma_ yor desarrollo económico y una lucha por la existencia bastante agudizada han contribuido a mádela¡ el carácte¡ del t¡abajadu salvadoreño, distinguiéndolo po¡ su gran laboriosidad y esplritu de iniciativa. Esta circunstancü es de extrema utilidad cuando se piensa seriamente en el progreso económico del país.

    De tal modo, el crisol de la historia ha formado al hombre salvadoreño, al mestizo cuscatleco, y tomándolo como valor humano integrai lo ha depurado para convcrtirlo en el sujeto propulsor de las grandes transfo¡maciones sociales. puede decl¡se que,.si durante la erapa colonial el eje del proceso histórico consiste en la lucha entle criollos y peninsulares, con la vida independiente ese eje se desplaza hacia la dramática lucha entre criollos mestizos. Los profundos cambios económicos que se _y operan durante la etapa independiente provocan un reforzamiento mayor de la estructuración clasista salvadoreña. Los mestizos conquistan mayor influencia social y rivalizan con los criollos, tanto en el plano político, como en los de la economía y la cultura. El indio mismo se asimila a la cultura mestiza. pero esa rivalidad entre criollos y mestizos escinde en dos grandes sectores el alma nacional: la cultura de las ciudades y áe las grandes concentraciones urbanas es cultura y criolla, hipertrofiada por las deformaciones inherentes al régimen capitalistá; la cultura de las zonas rurales, de aldeas y pequeñas poblaciones, es una cultuta mestiza. popular, más democrática. más represenlariva de Ia salvadoreñidad.

    y mestizos, cuyas proyecciones una nueva etapa en Ia vida salvado¡eña, está en plena realización. Por aho¡a los criollos conservan en sus manos la dirección polltica y económica del país. No imporra que al poder asciendan personalidades indias o mestizas; el dominio oligárquico de un sector social está por encima de las fluctuaciones personales de los que detenta¡ el poder. En la medida en que crece y se desarrolla la cultura mestiza, más se aproxima la era de su triunfo con el cual El Salvador llegará a se; una auténtica Esta lucha ent¡e criollos _ plasman

    república mestiza, en la que brillará esplendo¡oso el sol de u¡a nueva y fecunda democracia, iluminando las conciencias de los hombres lib¡es e inaugurando una vida integral, sin limitaciones mezquinas del inte!és económico o desigualdades provocadas por la distinta pigmentación de la piel. Entonces una nueva pat a habrá nacido...

    NOTAS E! c§.Gí!li@ .l h@ho dc qu. l¡ myorl¡ de 106 p¡óeE y, .n g.rchl, dé los nombB ,¡¡blico! d. 13 épM d. h indcpúdacia, .rdl propt teior ¡L heiodú añilds D€ lo! dt¡ot coh@nidor q .l citldo i¡fo@ d. Cutia@ y UUo¡ lEllor tc.ho l. sieuicntc lisIa:

    Jos¿ A@ y fmili! pcnc@fú 16 §ie¡¡cñcs hei6dú: sm Lu.as e .¡ júirdioiór d. sú s.lva¡lor Al 0..!! Jo¡é Malú D.ls.do y h.múos, B¡6a vir¡, .¡ júisdicció¡ & se s.lvadori y §¡¡t¡ Crl¡'" c¡ jü3dicció¡ d. §ú vicot . A do¡ ¡64 M¡rl¡ viUse¡o., l¡ h&i.¡da ¡L M.t.yrt . juildi..ión d. §¡¡ Srlvador. Al p.dt! ¡oi¿ §ihcólt C.nú y n @¡o!, Jalpo.Súit. y P¡r.dós, c¡ júisdi.c¡ón de

    A doñ Múu.l Ych.¡quc.so,

    A &¡ Juú Vi@lcvill¡.oú, S¡n An«riio, juisdiccióD .L Zs¡t !oluc!. y súra júirdi.ció¡ d. U.ulut !. A do! Á¡tonio ¡@é Cdú, qui¡t., JúbdiccióI de Su \tc..re

    Crüz,

    M¡ri

    o P.¡do, Setá Cat¡lina, jurisdicción d. sú vi@nte. Mryo¡ga, Lleilos, §ú F.liF, Sú Frúcisco de P¿ul!, tod6 .n júisdiúi6n d. M.tápá¡. Al pade tlidrc M.né¡d.z, El P.jo¡al, .n ju.isdicción rL Metapd¡. L! enunc¡mión oroior no a complerA püe§ .n muchor p¡nido! .l i¡fo@ dc Curiércz omitc los roñb¡es d. los pñpirúior. Sabéños, por .jcmplo, que los A@ .ü p¡opi.iúi6 d. lú hacierdás El

    A do!

    A

    doú

    Jue dc Dior

    et

    Trapiche, Sitüatln y Sú Diqo, que no ñguu en la rcleió¡ .io. La p.net¡¡ció. d! los ¡obles de Guateñala eó la eonor¡fá c¡lvadoEñ¿ puedc ¡pr@is. por cl siguienle dato quc loñaños imbié¡ de Gutiércz y Ulloa: el narqués d¿ Ayci¡c¡a cú prcpicrdio dc si.t ha.i.ndar Obr¡jElo, San Meos, Buen¿ Msts y Joya .n junsdicció, d! Zacat@oluÚ; MihfoB y Nu.vá .n jurisdicció, dc Oloc¡i¡lai y ConepcióD Rd¡ÍEz, .n

    §e Vic.n&, El @qué! 4r piopi.túio, .d.más, dc ur 3itio ddohirado e¡ iüisdicciótr dé Se Aléio. Todo .sto sin contu lü na€iend$ ubicáda .¡ Sú Migucl, l¡s ¡,¡tos Él.iivor .l múqués dc,Aycinaa conribuyen ¡ erpl¡c& el porqu¿ dr ¡. .ivalidad cntr. lo! cdollos salvadorcno! y 16 ¡obLt.s d. cuat rula.

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    pollticq'. Todo cl rae¡añilnlo d. l. citada rcl&ión dcñdc a dcmoslrd que 'un¡ m6o oculra , u¡. "c.b.a disd¡suid!" fu. qui.¡ ple.ó cl movimicnto de¡ 5 de rovicnbÉ y log.ó sur imponetq éxito!.

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    INDICE

    LópEz DE VELAzco, loAN, Geografla ! descripciin univercal de las tndias_ LUNA, ALsERro, Historia patria, MARURE, AIE,ANDRo, Bosquejo histórico de las revoluciones de Centro-

    ¿ri¿l¿ polí¡ico y eclesiástico de la Capi¡anía Generul de cua.emala. MENDTZABAL, M. OrHóN DE, Obras conpletas. MI¡,l"{, JosE, His¡oria de la Am¿tica Central. MoLIN^ IzeuIERDo, TActto, Hojeando La recopiLación de Indias. MoNTERREY, FR^Ncrsco J, ¡Iirf¿ria de El Salyador MorouNIA, FR^y ToR¡B¡o, Histoia de los indios de Ia Nu¿va España, 1941. MoNTúFAR, LoRENzo, Res.ña histótica de Centroaméríca. OLMEDo, DANTEL, ,4p,¡r¡¡¿s de histo¡ia de EI Salrado\ Barcelona, 1933. PEREYRA, CARLos, ¡/i¡roria de La América Española, Madrid, 1925. PINEDA, JUAN DE, Descipción de la prcvincia de Guateüala. REMESAL, ANr. oÉ, Historia de lo provincia de Sanllcente de Chyapa de

    7

    9

    MENDEZ, JosÉ MARTANo,

    PRIMERA PARTE

    I II

    u

    IV

    Factores que determinaron el movimienro emancipador............ Antecedentes Organización social en las postrirneríasdelacolonia................ Algu¡tos datos estadfsticos La situación económica

    históricos.

    VI La cflsis política............ VT Factor€s intemacionales vm Los diversos estratos sociales y la crisis revolucionaria ............

    19

    20

    2l 30 36 46 49 53

    GuateMla SEGUNDA PARTE

    II

    III

    Proyecciones ideológicas de los eshatos sociales anre la crisis revolucionafla................ El desarrollo del pro.eso emancrp¿dor......

    Culminacrón de ia luchá re!olucionar Consecuencia! de la revolución de independencia. Balance linal de la colonia................ .......... La ruptura del pacto federal. La senda nacionalisla................... Notas,...... -. .................B tb Iio I ralía bosi ca ........

    5't 65 19 85

    94 103

    l05

    I§BN 99923-0-0,19-3 (Obra complet¡ / ISBN 99923-0-056-6 (\¡1. 7)

    (Ll...¡ór)

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