Verduzco Mateo Andrea del Carmen 6CM10
Lic. Jesús Domínguez Coria
Entendiendo el apego afectivo El apego no es una entrega incondicional de amor, sino una rendición guiada por el miedo a preservar lo bueno de una relación. Alrededor de la mitad de las consultas psicológicas se deben a problemas de apego interpersonal patológico: la “necesidad” e “idolatría” del otro se justifican con “es que lo amo” a pesar de la evidente relación nociva, son incapaces de poner fin a esta. Las personas buscan un alivio mas no una cura o acabar con el problema de raíz. Se compara el apego con cualquier otra adicción, como a las drogas. Se debe trabajar el autocontrol, el autorrespeto y la autoeficiencia para superar los miedos detrás del apego. El apego implica no únicamente la adicción, necesidad o deseo, sino la incompetencia para poder dejarla o controlarla. Detrás del apego, existe miedo o temor, y detrás de este algún tipo de incapacidad. El desapego no es indiferencia; se suele confundir con insensibilidad y egoísmo, pero no es así: el desapego busca independencia, no posesividad y no adicción. El afecto libre es promover el afecto sin opresión, distanciarse de lo perjudicial y amar sin esclavizarnos. “El amor es ausencia de miedo”. El amar al otro y el amor propio no son contrarios y pueden y deberían coexistir; se trasciende sin desaparecer. La inmadurez emocional relacionada al apego se manifiesta como bajo umbral del sufrimiento (ley de mínimo esfuerzo), baja tolerancia a la frustración (el mundo gira a mi alrededor), ilusión de permanencia (de aquí a la eternidad). Tener un bajo umbral del sufrimiento implica que nos vemos atraídos por la comodidad, la buena vida y la aversión por las molestias. Alguien con bajo umbral al sufrimiento no será capaz de renunciar a nada que le guste a pesar de lo dañino que sea por no saber sacrificar el goce inmediato por el bienestar a mediano o largo plazo. La baja tolerancia a la frustración se fundamenta en el egocentrismo, pues si las cosas no resultan como uno quiere, la persona se enoja. La persona es incapaz de admitir que “no se puede” porque el querer tener las cosas bajo su control es más grande. La ilusión de permanencia concibe y acepta la idea de que todo es eternamente estable en el afán de conservar un objeto deseado. Esto es paradójico pues el apego se crea para evitar el sufrimiento, pero todo es efímero y el apego es la causa del sufrimiento y aceptar el hecho de que todo es temporal es realismo saludable pues nos permite aprovechar las cosas en su momento al tener la conciencia de que en algún momento se terminará, en lugar de dar las cosas por hecho. El realismo afectivo implica no confundir posibilidades con probabilidades.