APARECIDAS Esta experiencia que recibió la Iglesia por parte del papa Benedicto XVI al calor de la oración especialmente de la Eucaristía, de la reflexión sobre nuestra vocación y misión de discípulos que todo bautizado estamos llamados a realizar, todo esto en un ambiente fraterno. Acompañados de la Santísima Virgen vivimos un verdadero Pentecostés, experimentamos la luz y la fuerza del Espíritu Santo para hacer frente a los grandes desafíos tanto de la sociedad en la que estamos inmersos como al interior mismo de la Iglesia. Asumimos la tarea de dar nuevo impulso y vigor a nuestra misión; queremos contribuir a que haya condiciones de vida digna sobre todo para los más pobres y marginados; llamamos a todas las fuerzas de la sociedad para cuidar nuestra casa común, la tierra, amenazada de destrucción; redoblaremos nuestro esfuerzo para aportar en la promoción de una cultura de honestidad que sane de raíz las diversas formas de corrupción, de violencia y de enriquecimiento ilícito. La fidelidad a Jesucristo nos exige combatir los males que dañan o destruyen la vida como el aborto, el narcotráfico, el secuestro, la explotación sexual, la violencia armada, el terrorismo y las guerras. En una sociedad cada vez más plural, queremos ser integradores de fuerzas en la construcción de un mundo más justo, reconciliado y solidario. Invitamos a todos los dirigentes de nuestras naciones a defender la verdad y a velar por el inviolable derecho a la vida y dignidad de la persona humana, desde su concepción hasta su muerte natural. Ante tantos bautizados sin conciencia de su misión, con una identidad débil y vulnerable; ante muchos creyentes que no participan en la misa dominical ni reciben con regularidad los sacramentos y no se insertan activamente en la comunidad eclesial nos comprometimos: 1.- A fortalecer la identidad cristiana hasta formar discípulos y misioneros de Jesucristo, atendiendo con más cuidado el encuentro con Jesucristo Vivo en el Kerigma, implementando la Iniciación Cristiana y la maduración en la fe mediante una formación integral y permanente. 2.- A promover la formación de los laicos para que asuman su vocación específica de ser hombres y mujeres de Iglesia en el corazón del mundo y hombres y mujeres del mundo en el corazón de la Iglesia. Estimularemos la formación de cristianos en los diferentes sectores de la sociedad para que contribuyan a la construcción de una sociedad más justa y fraterna según los principios de la Doctrina Social de la Iglesia. 3.- A emprender una nueva etapa declarándonos en Misión Permanente en nuestro continente, desde nuestras Iglesias Locales.
Queremos así acompañar a los jóvenes en su formación y búsqueda de identidad, de su vocación y misión; queremos fortalecer con audacia la pastoral de la familia y de la vida; queremos ser una Iglesia fiel y creíble viviendo la fe con alegría y convicción de ser discípulos y misioneros de Jesucristo; queremos colaborar en la integración de nuestros pueblos mediante la reconciliación, la justicia y la paz. Queremos que este continente de la esperanza sea también el continente del amor, de la vida y de la paz. Esto exige de todos nosotros obispos, sacerdotes, religiosas y fieles laicos una revisión profunda de cómo estamos iniciando y alimentando la vivencia cristiana, una profunda conversión personal y pastoral. La tarea no es fácil pero nos consuela contar con la fuerza del Señor: «En el mundo tendrán tribulaciones. Pero ¡Ánimo! Yo he vencido al mundo» (Jn 16, 33). Nos alientan tantos hombres y mujeres de buena voluntad. Estamos seguros de contar con la compañía de Ntra. Madre Santísima modelo de Discípula y Misionera.
CONCLUSIÓN Se dice que Aparecida fue más que un documento. En una reunión con los 22 Presidentes de Conferencias Episcopales del Continente, casi a un año de Aparecida, algunos dijeron que “Aparecida no es un libro, es un acontecimiento”; el de Brasil dijo que “Aparecida es un tiempo nuevo en la Iglesia del Brasil, podemos hablar de un antes y un después de Aparecida”.
OBJETIVOS Se reúnen en este Congreso-Seminario para aproximarse a un diagnóstico y proponer unas perspectivas para la Nueva Evangelización en América Latina, y lo hacen precisamente estando muy cercana la celebración de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida, Brasil.
INTRODUCCIÓN Nos encontramos pues ante una nueva etapa del camino en la aplicación del Vaticano II a la Iglesia en Latinoamérica. Camino de la continuidad, no de la ruptura. Camino de comunión ante todo con Dios Padre, y con su Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo y, por consiguiente, de comunión entre nosotros, en la unidad del único Cuerpo de Cristo; un camino orientado también por el Sínodo de la Iglesia en América, para mantener viva y firme el don de la fe en el pueblo latinoamericano. La Iglesia en esta parte del mundo ha vivido estas etapas siempre en estrecha y constante unión con el Sucesor de Pedro. Esta fidelidad a la persona del Santo Padre y al Magisterio de la Iglesia han sido características esenciales de nuestro andar.
TRABAJO SOBRE LAS APARECIDAS
INTEGRANTES: MARCIAL PATERNINA RENZO CASTELLÓN FREDY ZAMBRANO JESÚS BARÓN
TRABAJO PARA EL ÁREA DE RELIGIÓN
CUIDAD ESCOLAR COMFENALCO DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN BÁSICA SEGUNDARIA Y MEDIA ACADÉMICA GRADO 11-D CARTAGENA DE INDIAS 1-08-2008
TRABAJO SOBRE LAS APARECIDAS
INTEGRANTES: MARCIAL PATERNINA RENZO CASTELLÓN FREDY ZAMBRANO JESÚS BARÓN JHON ALCÁZAR
TRABAJO PARA EL ÁREA DE RELIGIÓN
CUIDAD ESCOLAR COMFENALCO DEPARTAMENTO DE EDUCACIÓN BÁSICA SEGUNDARIA Y MEDIA ACADÉMICA GRADO 11-D CARTAGENA DE INDIAS 1-08-2008