NUEVAS FORMAS DE PENSAR Y APRENDER Desafíos de las instituciones educativas de la Compañía de Jesús en América Latina Andrea Ramal. (50) Miembro de la Comisión Gestora del PEC El Proyecto Educativo Común (PEC) para instituciones educativas de la Compañía de Jesús en América Latina presenta entre sus metas la adaptación de las prácticas educativas a las nuevas formas de pensar y de aprende. En este texto buscamos detallar los puntos que el PEC presenta al respecto. El documento afirma que la tecnología y las diferentes formas de comunicación contemporánea “crean un clima mental, afectivo y comportamental diferente de aquel que vivieron las generaciones anteriores; se crean nuevos ambientes de aprendizaje a partir de los cuales las personas ven el mundo, se comunican, comparten información y construyen conocimiento, establecen nuevas relaciones con el tiempo y el espacio, y exigen una nueva epistemología y nuevas formas de concebir el aprendizaje”. En suma, se afirma que cambian las formas de pensar y de aprender. Un nuevo clima mental, afectivo y de comportamiento: la cibercultura. En el mundo contemporáneo, se articulan de forma inusitada tres elementos relacionados con el conocimiento: la velocidad de producción y circulación de información, la relación aprendizaje–trabajo–ciudadanía y la llegada de las tecnologías digitales. •
Velocidad en la producción y circulación de información.
¿Cuántos correos electrónicos hay en nuestro buzón esperando respuesta? En este momento, hay billones de informaciones deambulando en el ambiente de un lado para otro. Los chinos enviaron, en el 2005, 304.6 billones de torpedos (mensajes de texto de celular). Cisco lanzó, en mayo de 2004, el enrutador (router) más rápido del mundo, con una tasa de transferencia de 92 terabites por segundo; eso equivale a decir que ese aparato transmite todo el contenido de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (la mayor biblioteca del mundo, con más de 26 millones de libros) en apenas 4.6 segundos. Se estima que transmitir el mismo volumen de datos en 1980 habría empleado 661 años. •
Relación entre aprendizaje, conocimiento y ciudadanía.
En la época en que el conocimiento circulaba lentamente y no se generaba tanta información nueva, las personas estudiaban apenas en un periodo de la vida. “Me formé” era la frase que representaba el pasaporte de entrada para el mercado de trabajo, y para la probable permanencia en él por el resto de la vida. Hoy, al contrario, la cantidad de información y conocimiento nuevos lleva a las personas a la necesidad de aprender continuamente. Domenico de Masi afirma que en la sociedad pos industrial, el trabajo pasó de la actividad física a la intelectual, y de la actividad de tipo repetitivo a la de tipo creativo. El trabajo manual pasó a ser hecho por máquinas. Para las personas queda el trabajo intelectual, creativo, lo que hace la diferencia. Por eso, ya no es necesario memorizar conceptos (pues ellos cambian!) y sí aprender a pensar y a crear. Trabajo y aprendizaje son conceptos cada vez más integrados. (50) Doctora en Educación de la PUC-Río, miembro de la Comisión Gestora del PEC. Actualmente trabaja en la elaboración y coordinación de proyectos que involucran la educación y la tecnología en la Compañía Vale do Río Doce, Petrobrás, la Fundación Roberto Marinho y la Secretaría de Educación de Sao Paulo. Coordinadora Pedagógica de Telecurso TEC, de Red Globo de Televisión
El ejercicio de ciudadanía sólo es completo si la persona es capaz de aprende. Dominar los lenguajes, comprender el entorno y actuar en él, ser un receptor crítico de los medios de comunicación, moverse bien en grupos de trabajo y producción de saber, y localizar información y utilizarla creativamente son saberes estratégicos para la vida
ciudadana. •
Tecnologías digitales en nuestras vidas
En la era de la escritura y de los materiales impresos, la organización de las informaciones era lineal: páginas secuenciadas, inicio, medio y fin de trayectos, currículos con pre requisitos: el alumno debería saber esto para solamente después, poder ver aquello. Con el uso de los computadores, construimos hipertextos y organizamos el conocimiento en red. Cada lector reconstruye el texto, escogiendo su ruta. La misma presencia del cursor del Mouse dentro de la pantalla es la señal visible de que en cualquier momento podemos dar un clic y cambiar el sitio, trazar nuevos caminos y aportar nuestra línea en la construcción del hipertexto hecho por muchas manos. Somos lectoautores, entre lectores y autores de una especie de inteligencia colectiva que se reconstruye a cada segundo, desde diferentes partes del planeta. Para los seres atentos, el mundo es uno solo, dijo Heráclito. Lo cual nunca fue tan verdadero como hoy, cuando podemos conversar con personas de otros países y otras culturas, en tiempo real. Esto refuerza la internacionalización, la caída de fronteras entre áreas del conocimiento y entre países, la desterritorización. Pierre Cardin puede ser una marca francesa, pero sus prendas están hechas en Bangladesh, utilizando hilo de la India, paño de Taiwán y de Corea, accesorios y materiales de emvoltura de China. Microsoft, que es una empresa norteamericana de tecnología, tiene laboratorios de investigación y desarrollo de software en la India. Esa es la cibercultura: un conjunto de técnicas, prácticas, modos de pensamiento y valores que se desarrollan con el crecimiento del ciberespacio. Cambian las relaciones con el tiempo: Todo es ágil, debe ser rápido, todo es para ya, el “just in time”. Con la velocidad en la transmisión de datos y aparatos de alta precisión, es posible realizar cirugías a distancia, en mesas virtuales, con el apoyo y monitoreo de médicos de otros lugares del mundo. Computadores cada vez más potentes, ágiles y versátiles permiten controlar cosas a distancia, hasta la misma vida de los hijos en la escuela, con una cámara conectada a Internet. Estamos conectados todo el tiempo. Cambiamos de un canal a otro, a veces viendo varios programas simultáneamente. La televisión invita al espectador a opinar, a decidir el final de la historia, a escoger el mejor jugador, a cambiar el rumbo de la programación. Esto sucede porque la mayoría de las personas ya no quieren ser un espectador pasivo. El canal de TV que “emite” el programa no tiene más “receptores”, sino personas que ven el programa, pero que quieren participar, tener voz y voto. Podemos tener nuestro propio blog, crear una página, interactuar en foros y conversaciones con personas del mundo entero. Es la era interactiva. Pierre Lévy dice que “vivimos en uno de esos raros momentos en que es inventado un nuevo estilo de humanidad.” Estos son los estudiantes de los colegios y universidades jesuitas: un nuevo estilo de humanidad, los nuevos jóvenes que llegan al aula ávidos de una mayor interacción. Al mismo tiempo, hay páginas web que ofrecen: haga clic aquí y comiéncese a enamorar en 5 minutos. La ética del Internet pide abreviaturas, escribir poco para que el otro pierda menos tiempo. Nuevos dispositivos tecnológicos sustituyen rápidamente los anteriores, los cuales son desechados. Es una época marcada por el inmediatismo y por la cultura de lo desechable. La cibercultura llega con una fuerte dosis de consumismo y superficialidad. Teniendo en cuenta que, al mismo tiempo, aumentan los tecnodesenpleados y las distancias entre los que tienen y los que no tienen acceso a las redes, la discusión sobre este punto del PEC se torna aún más urgente. Es imposible continuar enseñando de la misma forma que antes. Justamente por esto el Proyecto Educativo Común ofrece cinco pautas sobre los cambios necesarios para adaptar las instituciones educativas a los desafíos de las nuevas formas de pensar y de aprender.
Metas para las instituciones educativas de la Compañía de Jesús. A) La aceleración de los cambios en la vida social, la rápida desactualización de muchos conocimientos y la movilidad de las personas en frecuentes mudanzas de escenarios obligan a poner el énfasis más en la investigación y el aprendizaje que en la enseñanza, seleccionando los recursos y los medios pedagógicos con espíritu crítico y creativo. Un contexto como el presentado exige la formación de personas capaces de ofrecer soluciones creativas y eficaces para los desafíos de hoy. En los colegios y universidades de la Compañía, más aún, se desea formar ciudadanos activos y comprometidos con una nueva dinámica social. Esto se traduce en una metodología activa en la cual el alumno no es repetidor ni espectador, sino un interlocutor y constructor de saber. Aprende a partir de la acción, de la movilización cognitiva, de los sentidos y de la inteligencia, instigado por desafíos intelectuales que lo motivan a construir soluciones nuevas para situaciones problemáticas. No tienen más sentido los contenidos aislados y distantes de la realidad, ni los estudios basados en la pura memorización. En la matriz epistemológica de las redes de conocimiento, se entiende que el conocimiento es concebido y organizado en redes de saberes, y construido por medio de redes de aprendizaje, en las cuales se articulan las áreas del conocimiento, instrumentos metodológicos y los sujetos que interactúan en el aprendizaje y en la enseñanza. Esas redes se materializan en organizaciones curriculares como unidades o conjuntos temáticos organizados a partir de una lógica no contenidista y no lineal, por medio de estrategias didáctico metodológicas que rompen con los modelos formales de secuenciación de contenidos, constituyendo árboles de saberes y un “currículo en red” que estimula al estudiante a investigar y aprender con autonomía intelectual. B) Se incorporan las tecnologías de información y de comunicación (TIC) como nuevos ambientes cognitivos. Partiendo del presupuesto teórico de las relaciones auto constitutivas entre pensamiento y lenguaje, las habilidades y competencias comunicativas se tornan esenciales para la construcción de conocimiento en cualquier área. Ganan relevancia los artefactos lingüísticos, sus instrumentos culturales y los procesos sociales de intercambio dialógico y participación. Todos los sujetos del proceso educacional se tornan mediadores y soportes indisolubles del proceso de aprendizaje y de la construcción de conocimiento. La metodología de enseñanza pasa de una relación bipolar de emisión y recepción a la dimensión de la interactividad, de la red de aprendizaje, de la comunicación. La relación pedagógica se constituye en los intercambios entre sujetos que aprenden en cooperación. El concepto de aula de clase se expande y diversifica. Por esto el párrafo introductorio a esta sección del PEC habla de nuevos ambientes de aprendizaje. ¿Cuáles son esos ambientes? Salones de clase presencial, videoconferencias, programas de TV, ambientes virtuales, comunidades online. Diversos medios de comunicación se integran para componer el nuevo concepto de ambiente y de aprendizaje, abierto al mundo, a la realidad concreta, a los desafíos cotidianos, a la interdisciplinariedad como principio epistemológico estructurador de la enseñanza y del aprendizaje. Ese modelo educacional refuerza las relaciones autoconstitutivas entre comunicación y educación: el ejercicio comunicativo, en diferentes medios y lenguajes, es la base para el proceso de aprendizaje, e implica una concepción de ambientes de aprendizaje como ambientes de comunicación que se puedan planificar adecuadamente para promover la relación intersubjetiva que viabiliza el aprendizaje. Construido sobre una base de nuevas relaciones entre profesores y estudiantes y entre sujetos de conocimiento, los
nuevos ambientes de aprendizaje son el escenario del diálogo, del intercambio, de la comunicación intersubjetiva en la cual el conocimiento es construido en colaboración, y donde los sujetos le dan sentido a lo que aprenden. C) Las TIC son concebidas como redes de producción de conocimiento y de aprendizaje, más que como meros instrumentos de intercambio de información, puesto que son recursos imprescindibles para la gestión del conocimiento. Colegios y universidades que forman de acuerdo con los nuevos modos de pensar y de aprender no tienen simplemente “sala de informática” o “laboratorios de cómputo”. Hablamos de una nueva epistemología, de nuevas formas de construir y producir conocimientos. Sirve como ejemplo lo que ocurre con los software de Geometría Dinámica – herramientas que permiten la representación gráfica, en la pantalla del computador, de todo lo que podemos construir, usando los instrumentos clásicos de Dibujo, como regla, compás y transportador. Al resolver problemas haciendo ensayos como las formas geométricas en el programa Cabri, por ejemplo, el estudiante crea modelos geométricos manejables, hace conjeturas, verifica la validez de las soluciones, integra conocimientos, desarrolla la imaginación y la creatividad. Todo esto de un modo mucho más divertido que hacer dibujos geométricos en el papel – donde, si el alumno se equivoca, necesita borrar y rehacer rectas y curvas. ¿Cómo probar los ángulos posibles para construir un puente levadizo usando lápiz y cuaderno? El computador ofrece la posibilidad de aprender por simulación. Esto ocurre en otras áreas como la literatura o la medicina. Mis estudiantes siempre se molestaban cuando les pedía que hicieran una redacción en borrador para después pasar en limpio. Ahora, el monitor es el borrador: podemos cortar un párrafo, cambiarlo de lugar, y volver atrás si no quedó bien. En los cursos de medicina, los software permiten realizar operaciones de puente safena - y equivocarse cuantas veces fuere necesario, hasta aprender – liberando a los primeros pacientes de los recién formados de esta experiencia en lo más mínimo agradable. Se pueden reproducir situaciones formativas, lo que difícilmente ocurriría fuera del mundo virtual (¿Cómo un grupo de 30 alumnos podría hacer práctica con 30 pacientes al mismo tiempo?). Estos programas posibilitan el ejercicio de emergencias no practicables en la realidad, y el profesor puede cambiar largas exposiciones orales por el monitoreo del desempeño de los estudiantes, verificando el desarrollo de competencias durante el proceso de aprendizaje. Observar el monitor para ver lo que hace el alumno puede ser, en determinados casos, casi como observar la mente del estudiante, verificar cómo él está encontrando respuestas para los desafíos o, en otras palabras, cómo está construyendo conocimiento. Los ambientes digitales se vuelven nuevos ambientes cognitivos. Dentro de este mismo aspecto el Proyecto Educativo Común habla de la gestación de conocimiento. Es un tema complejo y no sería posible abordarlo adecuadamente en un texto breve, pero basta decir por ahora que el documento anima a las instituciones a procesar mejor el conocimiento que tienen y producen. El conocimiento es considerado hoy el bien más valioso. Saber cómo aprovecharlo, difundirlo, combinarlo, recrearlo y evolucionar con él es el mayor desafío de las organizaciones hoy. Lamnetablemente, en las instituciones educativas de la Compañía de Jesús, esta conciencia no parece muy fuerte. Hoy son 29 instituciones de enseñanza superior, con más de 10.000 colaboradores no jesuitas y 170.000 estudiantes; 95 colegios y escuelas en 19 países; 2.500 centros de educación popular, en 17 países, que hacen parte del movimiento de Fe y Alegría y son frecuentados por más de un millón de niños, adolescentes y jóvenes. Sin embargo, los educadores y los estudiantes de esas instituciones, que comparten los mismos valores y buscan las mismas metas, tienen pocos instrumentos de gestión del conocimiento. Lo que cada institución sabe hacer todavía es conocimiento tácito (restringido a la cabeza de los sujetos) y debe ser convertido en conocimiento explícito (disponible para todos los demás). Para hacer esto existen técnicas y herramientas específicas. Difícilmente las instituciones conseguirán una verdadera gestión de conocimiento si se quedan limitadas a esfuerzos aislados o a procesos intuitivos y no
profesionales. Alcanzar buenos resultados implicará una seria inversión en esa gestión. D) Las redes de cada subsector cuentan con recursos propios de las TIC, como websites, portales y comunidades de aprendizaje, permanentemente actualizados y preferencialmente integrados, en los cuales se ofrecen a todos los miembros de as comunidades educativas oportunidades y medios de formación e información. El tema anterior está directamente relacionado con este punto. Conviene destacar que no se trata solamente de tener un sitio (eso es lo de menos), sino de encontrar formas dinámicas de interconexión entre los sujetos: redes de aprendizaje cooperativo. Esto no tiene absolutamente nada que ver con la afiliación a portales de empresas externas, aunque muchas veces se haya interpretado así erróneamente por muchas instituciones católicas, incluso algunas de la Compañía. Colegios que se asocian a portales prefabricados corren el riesgo de perder su identidad en el espacio virtual y acaban limitándose a comprar un servicio de biblioteca. Durante los últimos años tuve oportunidad de integrar y proyectar diversas redes de aprendizaje cooperativo, entre educadores y alumnos de varios estados brasileros, en proyectos ligados a secretarías de educación de estado que integran ambientes virtuales con diferentes mecanismos de interacción (Chat, foros, blog, mural, biblioteca, etc.), videoconferencias y encuentros presenciales. En esas redes, una de las lecciones fue que la estrategia de mediación y comunicación es vital. Las redes no se dan espontáneamente, ellas necesitan dinamizadores bien capacitados que las propicien. Formar los educadores de las instituciones en estas competencias y habilidades es fundamental hoy. E) Los nuevos medios y lenguajes de comunicación social, las TIC y la posibilidades de superar los condicionamientos de tiempo y de espacio con la educación a distancia son implementos para extender y multiplicar nuestros servicios educativos. De los puntos mencionados en este breve texto tal vez éste sea en el que las instituciones educativas de la Compañía en América Latina menos han avanzado hasta el momento. Con excepción de algunas (pocas) universidades, todavía no se puede decir que existe educación en línea o e-aprendizaje en la educación jesuita de este continente. De un cierto modo, siempre hubo educación a distancia en la Compañía. ¿Qué otra cosa serían las cartas de San Ignacio a San Francisco Javier, instruyéndolo sobre su misión en las Indias en el siglo XVI? Es claro que en esos casos la comunicación era muy lenta y no siempre garantizada. Tanto que Francisco solamente recibió una de las cartas cuatro años después de enviada. Mientras que la educación a distancia realizada a través de medios electrónicos (e-learning) es algo bastante diferente, y tiene hoy un crecimiento vertiginoso. Esto porque, no obstante que su implementación es cara, a mediano y largo plazo ella ayuda a reducir los costos en la formación de personas, ya que potencializa la magnitud de l a enseñanza presencial. Pero las instituciones de la Compañía no deberían adherirse a la educación a distancia si las razones fueran meramente económicas, o si esa modalidad no pasase de ser una moda. Hay, en verdad, otras razones. El e-learning –bien desarrollado ayuda a crear una cultura de redes en la organización, promueve el intercambio de información y la producción colectiva de conocimiento, refuerza la postura de buscar respuestas comunes a los desafíos. La educación a distancia permite la personalización, con la elaboración de cursos en hipertexto con diferentes niveles de profundidad. Además de eso, la flexibilidad de esta modalidad es más respetuosa del ritmo de los estudiantes. La maleabilidad de lo digital permite la actualización constante de la información. Se gana tiempo, pues
no es necesario reunir a todos los estudiantes en una misma aula, ni en un mismo horario. La educación en línea es también un estímulo a los hábitos de estudio, imprescindibles en la cibercultura. El elearning es una puerta de entrada para un nuevo escenario educativo, en el cual el aprendizaje se da a través de investigaciones y de experiencias innovadoras: amistades virtuales, chats con tutores, videoconferencias con especialistas, foros de discusión con personas de diversas instituciones, bibliotecas digitales, comunidades de práctica y mucha interactividad. Cabe recordar que todo depende de un proyecto educativo de calidad, ideado y conducido por especialistas del área pedagógica. Sin la visión de educadores competentes, la educación a distancia puede quedar reducida a programaciones de fuerte impacto visual, pero sin ninguna eficacia didáctica e incapaz de romper el paradigma de emisión – recepción de contenidos. Renunciar a la modalidad de educación a distancia y mantenerse exclusivamente en la enseñanza presencial sería, además de muy dispendioso, un contrasentido. Sería lo mismo que decir que la institución quiere guardar el conocimiento para sí misma, sin compartirlo y sin permitir que la información nueva circule. O decir que la institución no siente la necesidad de renovarse permanentemente, o que desea que las personas que trabajan en ella dependan de materiales previamente preparados y previsibles, y sigan sólo los caminos predeterminados. O que no se involucre con el hecho de que, en función de eso, tal vez las personas terminen convirtiéndose en poco proactivas, y actúen más como receptores de información, sin saber cómo participar de las redes. O, todavía más, sería lo mismo que decir que la organización desea mantenerse fiel a la cultura del papel y el lapicero, del teléfono y del fax, sin participar de las situaciones de aprendizaje inusitadas que se puedan sacudir la creatividad de las personas. Tal vez esa postura reactiva interese a algunas organizaciones que no desean incrementar la gestión del conocimiento y no quieren cambios. Sin duda, esa postura no debería interesar a las instituciones de la Compañía, que tienen una misión y un conjunto de valores para promover en este mundo. Mirando al Futuro Parece que el punto 7 del PEC es el talón de Aquiles de las instituciones educativas de la Compañía de Jesús. El p. General Peter Hans-Kolvenbach ya llamó la atención de los directores de los colegios a ese respecto en 1999, en su mensaje a los directores de las escuelas secundarias en el congreso de JECSE (Jesuit Secondary Schools of Europe), en Rocca di Papa. En aquella ocasión, él pidió claramente una “refundación”, que definió como “un cambio profundo en la manera de ser y de operar”, de tal modo que “a partir de nuestra inspiración fundamental, nuestro apostolado se actualice de acuerdo con las nuevas exigencias de la realidad” Uno de los aspectos que señaló para esa refundación de las instituciones fue el trabajo en red, afirmando que “en un mundo cada vez más globalizado, cerrarse en los límites estrechos de las propias Provincias o de los países es condenarnos al fracaso”. El P. Kolvenbach pidió, en el mismo mensaje, que se pongan en funcionamiento “estructuras ágiles de mutua cooperación, que estimulen la red de los colegios e impulsen acciones y proyectos conjuntos”. Y continuó: “¿Estamos explorando suficientemente las posibilidades que tenemos por el hecho de ser una Compañía, un cuerpo apostólico universal?” Nosotros sabemos y el P. General también, que no lo estamos haciendo. Hasta el momento, muchas de las instituciones compraron computadores en una actitud meramente reactiva, como un complemento educativo para atender las necesidades del mercado, en una preocupación defensiva de supervivencia. Pero el trabajo que el PEC propone es totalmente diferente. Requiere una planeación a largo plazo, actitud más proactiva y prospectiva, osadía y un pensamiento de base que inspire la práctica educativa que, de ahora en adelante, se desarrollará en ambientes de aprendizaje cada vez más nuevos.