FORMÁNDONOS COMO DIRECTORES PARA LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA VENEZOLANA
Si bien es cierto que las sociedades se transforman permanentemente, y que tales transformaciones derivan de múltiples fenómenos (contactos intensos entre sociedades diferentes, conquista de una sociedad por otra, invenciones tecnológicas que modifican la vida cotidiana, conflictos internos, etc.), los cambios no lograrían perdurar en el tiempo sin la institucionalización de procesos socializadores sólidos y permanentes en el sistema educativo. La incorporación de la participación de la comunidad, estudiantes en la toma de decisiones escolares, la incorporación de pedagogías centradas en la experimentación y en el aprender haciendo, el énfasis hacia el trabajo cooperativo y social, entre otros aspectos, demuestran una intencionalidad educativa contraria a las prácticas de la cultura escolar tradicional. Sin embargo, la concepción emancipadora del modelo educativo formara parte del sistema de formación permanente más que unos programas ocasionales de formación, entendiendo, la formación como un derecho del magisterio y de cada uno de los maestros y maestras, para su desarrollo personal y profesional. Siendo un deber consustanciado con la alta misión de la educación de nuestras niñas, niños y adolescentes. Se enseña más lo que sé es, que lo que se dice, solemos afirmar aquellos formadores que desde hace bastante tiempo nos hemos considerado educadores. Esto supone realizar un estudio minucioso de cómo se estructuran las relaciones de poder dentro del sistema educativo, estableciendo planes progresivos de mejoras en los ámbitos de la gestión y de la formación. Todo modelo educativo cónsono con la legislación educativa vigente y las políticas educativas de la nación, debe profundizar en el proceso de formación integral y permanente del individuo, que propendan a la formación de ciudadanos críticos, reflexivos, sensibles y comprometidos con el desarrollo del estado venezolano, basado en los principios rectores fundamentales establecidos en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, con tendencias a desarrollar y fortalecer valores académicos y sociales que se reflejen en contribuciones a la sociedad. Esto no es tarea fácil, se trata de planificar detenidamente cada uno de los elementos necesarios para garantizar la armonía y adecuada articulación de todos los componentes necesarios. Si existe el entorno jurídico, social y político en el país para sentar las bases y seguir la formación integral, sería una irresponsabilidad social que las instituciones educativas no se organicen para diseñar las estructuras institucionales necesarias para lograr el escenario educativo ideal, con una dinámica de transformación permanente.
DIRECTORES Y CALIDAD EDUCATIVA Una de las características del ejercicio de la dirección es la multiplicidad de tareas a las que hay que atender y ello puede llevarse a cabo de diferentes formas. Siendo los directores líderes, tiene una visión de futuro que se plasma en un determinado proyecto de escuela. Y así bajos los diferentes escenarios del quehacer diario puedan contribuir a la calidad y la mejora de la escuela. Esta calidad hay que abordarla desde una perspectiva multidimensional, entendiéndola como la posibilidad
de
ofrecer
una
educación
de
excelencia
donde
e
atienda
simultáneamente al desarrollo de competencias básicas, al desarrollo de la capacidad de pensar, a la formación para la ciudadanía y para la globalización. La educación de calidad facilitará la inserción de los recursos humanos en formación a un mercado de trabajo en continuo cambio, resultado de la incorporación de tecnologías que demandan nuevos conocimientos, actitudes y valores, en cuya formación deben participar activamente la familia, la comunidad educativa, en especial docentes, directores y supervisores, para lo cual es imprescindible la calificación y formación del personal, que debe ser preparado para las nuevas tareas destinadas a introducir cambios profundos en la gestión educativa. Para ello es preciso contar con las instalaciones equipadas
adecuadamente, que disfruten de un ambiente seguro, lejos de asaltos y robos, y con servicios de calidad, incluido baños y agua corriente. Igualmente se debe asegurar al personal docente una carrera bien remunerada que le permita concentrarse en su responsabilidad central: la formación de las futuras generaciones. Siendo el desafío construir y mantener un sistema de calidad que facilite la inserción social y productiva de las nuevas generaciones, para lo cual se requiere la aplicación de las políticas adecuadas en un marco de desarrollo basado en el respeto a los derechos humanos y a la libertad individual.