Alumna: Shaila Luly Avila Condori DE LA MANO DE ALICIA
2 TODO LO SÓLIDO SE DESVANECE EN EL AIRE: “, TAMBlÉN EL MARXISMO? El radicalismo del capitalismo, lo mismo que llevó a Bertolt Brecht a afirmar más tarde, que "lo que es radical es el capitalismo, no el comunismo", EI radicalismo del capitalismo residía en que él, lejos de ser solo un nuevo modo de producción, era la manifestaci6n del surgimiento de un nuevo y más amplio proceso civilizador: la modernidad, y como tal, significaba un cambio social global, un cambio paradigmático. Marx estaba plenamente consciente de que al mismo tiempo que la antigua solidez pre capitalista se desvanecía en el aíre, se instalaba otra solidez, instantáneamente rígida y resistente. La ley de hierro en las relaciones de producción capitalista, cuya superación o evaporación estaría a cargo del movimiento obrero, un movimiento a su vez suficientemente sólido y resistente para medirse eficazmente con el orden que pretendía sustituir. . La simetría antagónica de la solidez del capitalismo y del marxismo y la historia de las estrategias de cada uno de ellos para disolver al otro en el aire, constituyen una de las leyendas centrales de la modernidad en nuestro siglo y, en ella, la narrativa sociológica es una de las más apasionantes.
1890-1920 , se puede considerar como la edad de oro del marxismo': La admisión del marxismo entre las ciencias sociales ocurrió casi desde el primer momento. hasta el punto en 1 Sobre este periodo, ver Bottomore (1983: 110) 22 que Marx es considerado, con justicia, como uno de los fundadores de la sociología. Así, en el primer congreso de sociología de 1894, varios sociólogos (Tônnles, Ferrt, etc.) discutieron las teorías de Marx y el congreso de 1900 fue dedicado totalmente a la discusión del materialismo histórico. En la última década del siglo XIX, el marxismo empezó a ser estudiado en algunas universidades: en la Universidad de Viena por Carl Grünberg, quien más tarde vendría a ser el primer director del lnstttut jür Soztale Forschung, donde se formó la famosa Escuela de Frankfurt y también en la Universidad de Roma, por Antonio Labriola. Entonces se inició uno de los debates paradigmáticos de la sociología contemporánea, entre la teoría de Marx y la teoría de Max Weber, otro de los grandes fundadores de la sociología. un debate sobre los orígenes del capitalismo, sobre el pape! de la economía en la vida social y política, sobre las clases y otras formas de desigualdad social, sobre las leyes de transformación social y, en suma, sobre el socialismo. La riqueza de la reflexión marxista tiene que ver, obviamente, con la pujanza del movimiento socialista durante este período, y siendo también responsable de dos grandes cismas dentro de esta reflexión, uno de carácter principalmente político y otro de carácter principalmente epistemológico.
EI primero, que podemos designar como la "controversia revisionista", fue desencadenado por los artículos de Eduard Bernstein en Die Neue Zeit a partir de 1896. EI argumento de Bernstein es por demás, conocido. Si el marxismo es una ciencia, se tiene que someter a la comprobación de los hechos y los hechos no van en el sentido previsto por Marx: la miseria no ha aumentado, sino que ha sucedido lo contrario; las c1ases no se han polarizado, sino que, por el contrario. crecen las c1asesmedias: el capitalismo parece disponer de energías siempre renovadas para superar sus crisis y éstas son cada vez menos severas, al contrario de lo que preveía Marx. Síen23 do estos los hechos, el marxismo debe ser revisado profundamente (Bernsteln, 1965). Las respuestas de Kautsky, Rosa Luxemburgo, Labríola, los austro-marxistas y Lenin son igualmente conectadas", Es importante recordar que después de este cisma, el marxismo no volvió a ser el mismo, segundo cisma, de corte epistemológico, se presentó con los austro-marxistas. Max Adler, Otto Bauer, Rudolf Hilferding y Karl Renner. Inspirados por el neokantismo, y por el positivismo de Ernst Mach, trataron de transformar el marxismo es una ciencia empírica. es una sociología de las sociedades capitalistas, concebida por demás en términos muy diferentes de los de Bernsteln (este último muy influenciado por el margínalísmo económico). Combinando, como nadie después de ellos, el activismo político y la reflexión teórica, los austro-marxistas produjeron los análisis más innovadores de las sociedades de su tiempo y algunas de sus reflexiones sobre el domino del Estado y del derecho, del nacionalismo, de la Ideología y de la cultura, que hasta hoy no han sido superados en agudeza y profundidad. Los años treinta y cuarenta Las dos décadas siguientes, los anos treinta y cuarenta, fueron un período negro para el marxismo. Esta vez, eran el capitalismo Imperialista y el fascismo los que parecían tener la fuerza suficiente para desvanecer al marxismo en el aire. Por caminos muy diferentes. tanto el retroceso del movimiento socialista en la Europa occidental. como la pesadilla estalinista. fueron las señales de esto mismo. En cuanto a este último hecho, la reflexión teórica terminó con la liquidación de Plekariov. Bukhanln, Riazanov yTrotsky, para nunca más renacer. En esta medida, se puede decir que el estalinismo dur6 hasta el colapso final del régimen soviético al término de la última década. En Europa occidental. la reflexión austro-marxista y la de la Escuela de Frankfurt. sobrevivieron ai precio de las difíciles condiciones del exilio y la clandestinidad. De los años cincuenta a los años setenta A partir de los años cincuenta el pensamiento marxista renace con vigor, iniciando una fase brillante que se prolonga hasta el final de la década de los setenta. Profundamente transformada. la solidez radical del marxismo se reafirma. de nuevo, como capaz de desvanecer al capitalismo en el arte si no al capitalismo central, por lo menos al capitalismo periférico. Esa arrogancia la sustentan la revolución china, los movimientos de descolonizaci6n y la abrupta creaci6n de nuevos países. muchos de ellos liderados por políticos con formación marxista. la revoluci6n cubana; y en países capitalistas centrales de Europa y de América del Norte, el movimiento estudiantil de finales de la década de los sesenta y principios de la década de los setenta, e incluso, en las democracias europeas, el surgimiento de fuertes partidos socialistas y comunistas. Los años ochenta La década de los ochenta es bajo diferentes formas, la década del postmarxismo. Más que en cualquier otro período anterior, la solidez y el radicalismo deI capitalismo ganó ímpetu
para desvanecer al marxismo en el aire y, esta vez, para desvanecerlo, aparentemente. con mucha facilidad y para siempre. La ascensión de los partidos conservadores en Europa y en los E. V.A., el aislamiento progresivo de los partidos comunistas y la des caracterización política de los partidos socialistas, la transnacionalización de la economía y la sujeción férrea de los países periféricos y semiperiféricos a las exigencias deI capitalismo multinacional y de sus instituciones de apoyo, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; la consagración mundial de la lógica económica capitalista bajo la forma neoliberal y la consiguiente apología del mercado, de la libre iniciativa, del Estado mínimo y de la mercantilización de las relaciones sociales: el fortalecimiento. Sin precedentes. de la cultura de masas y la celebración en ella de estilos de vida y de imaginarlos sociales individualistas, privatistas y consumistas, militantes reacios a pensar en la posibilidad de una sociedad alternativa al capitalismo o siquiera a ejercitar la solidaridad, la compasión o la revolución contra la injusticia social; la caída aceptada de gobiernos de orientación socialista a manos del juego democrático, considerado antes como burgués. en Nicaragua. en Cabo Verde y en otros países y, finalmente, el rotundo y casi increíble colapso de los regímenes comunistas de Europa del Este, todos estos factores fueron convergiendo para transformar al marxismo, a los ojos de muchos, en poco más que un anacronismo. UN FUTURO PARA TODOS AI final del siglo la única utopía realista es la utopía ecológica y democrática. Es realista, porque se asienta en un principio de realidad que está compartido cada vez más y que, en consecuencia, tiene las virtualidades que Gramsci creía que eran imprescindibles para la construcción de ideas hegemónicas. Ese principio de realidad consiste en la contradicción creciente entre el ecosistema del planeta Tierra, que es finito, y la acumulación de capital, que tiende a ser Infinita. Por otra parte, la utopía ecológica es utópica porque su realización presupone la transformación global, no sólo de los modos de producción sino también del conocimiento científico, de los modos de vida, de las formas de sociabilidad y de los universos simbólicos y, presupone, sobre todo, una nueva relación paradigmática con la naturaleza que sustituya a la relación paradigmática moderna. Es una utopía democrática porque la transformación a que aspira presupone la repolitización de la realidad y el ejército radical de la ciudadanía individual y colectiva, Incluyendo en ella la carta de los derechos humanos de la naturaleza. Es una utopía caótica porque no tiene un sujeto histórico privilegiado. Sus protagonistas son todos los que en las diferentes constelaciones de poder que constituyen las prácticas sociales, tienen conciencia de que su vida está más condicionada por el poder que otros ejercen sobre ellos que por el poder que ejercen sobre los otros. Fue a partir de la conciencia de la opresión que en las últimas tres décadas se formaron los nuevos movimientos sociales.
5 EL ESTADO Y LOS MODOS DE PRODUCCIÓN DEL PODER SOCIAL . Wallerstetn. "EI capitalismo nunca funcionó. Según caso puede funcionar de acuerdo con su ideología y por eso el triunfo final de los valores capitalistas será la señal de la crisis final deI
capitalismo como sistema" (1980: 374). AI contrario, según la otra concepción formulada por A. Hirschman, y ya mencionada en el capítulo anterior. el capitalismo no se puede criticar por ser represivo, alienante o unidimensional en contraste con sus valores básicos. porque el capitalismo realizó precisamente lo que se pretendía que realizara concretamente "reprimir ciertos impulsos y tendencias y producir una personalidad humana menos multifacética. menos imprevisible y más 'unidimensional" (1977: 132). En otras palabras, "el capitalismo apuntó 137 desde el principio a la realización de lo que rápidamente fue denunciado como su peor característica" (1977: 132). De este modo la sobrevivencia deI capitalismo se basa, para la primera concepción, en la negación práctica de su ideología y, para la segunda en la incesante afirmación de ésta.
LA Distinción ESTADO/SOCIEDAD CIVIL Las raíces contradictorias de la distinción El Estado es una realidad construida, una creación artificial y moderna cuando se compara con la sociedad civil. En nuestro siglo, nadie expresó esta idea mejor que Hayek: "Las sociedades se forman, pero los estados se hacen" (I979: 140). La segunda contradicción se refiere a los mecanismos que activan socialmente el principio del laissez-faire. EI siglo XIX inglés dio testimonio no sólo de un Incremento de la legislación sobre la política económica y social, sino también sobre la aparición de una amalgama de nuevas Instituciones estatales como la "Factory Inspectorate", el "Poor Law Board", el "General Board of Health", etc. ¡Las funciones latentes de la distinción Estado! Sociedad civil La dicotomía economía/política hizo incomparables e inconmensurables estas dos imágenes. Las separó en tal forma que la configuración política de las relaciones sociales, donde se condensaba el progreso civilizacional, dejó de poder ser el modelo de la configuración económica de las relaciones sociales. HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ALTERNATIVA CONCEPTUAL
La crítica de la distinción Estado/sociedad civil se enfrenta con tres objeciones fundamentales. La primera es que no parece correcto que se cuestione esta distinción precisamente en el momento en que la sociedad civil parece estar, por todas partes, a punto de sacudirse el yugo del Estado y de independizarse de él, capacitándose para el desempeño de funciones que antes le estaban confiadas al Estado. La segunda objeción es que, Incluso admitiendo que la distinción es criticable, es difícil encontrar una alternativa conceptual o incluso es Lógicamente imposible, por lo menos mientras que entre a regir el orden social burgués (Glner, 1985). La tercera objeción es que, sobre todo en las sociedades periféricas y semiperiféricas caracterizadas por una sociedad civil débil, poco organizada y poco autónoma, es políticamente peligroso poner en funcionamiento la distinción Estado/sociedad civil.