ADOLFO HITLER Gran parte de su ira se originó a partir de un grave complejo de Edipo que cuando niño, se desarrolló tras ver accidentalmente a sus padres teniendo relaciones sexuales. Hitler, que era sumiso ante su padre, lo veía como un enemigo que gobernaba la familia "con la gravedad y la injusticia de un tirano" De acuerdo con el informe, Hitler tenía envidia del poder masculino de su padre y soñaba con humillarlo para restablecer "la gloria perdida de su madre." sufría de indecisión y se derrumbaba bajo presión. Incluso en la cima de su poder, Hitler sufría de colapsos emocionales frecuentes de mala conciencia. "Tiene pesadillas debidos a su mala conciencia, y los tiene por largos períodos cuando la energía, la confianza y el poder de decisión lo abandonan".En primer lugar estallaba con un arrebato emocional y enojo acusatorio que termina en lágrimas y auto-compasión. Continuaba con períodos de inacción, agotamiento, melancolía e indecisión. Seguido de horas de abatimiento agudo y pesadillas inquietantes. Dando lugar a horas de recuperación. Hitler fue como un "masoquista de pleno derecho", que humilló y abusó de sus parejas y que era "incapaz de consumar de una manera normal", según viejas parejas sexuales contaron. También cuentan que"cuando era un niño de doce años, Hitler fue obligado a participar en un experimento sexual con una niña; y más tarde, pareció haber desarrollado syphilofobia, un miedo anormal a la contaminación de la sangre con sífilis a través del contacto con una mujer". Y, por último tomaba una decisión segura y decidida para contraatacar con gran fuerza y crueldad. La evolución de estos cinco pasos podría durar desde 24 horas hasta varias semanas. los judíos eran claramente un grupo demográfico para que Hitler proyectara sus frustraciones y errores personales, porque "no se defienden con puños y armas". Los judíos eran, por tanto, un objetivo fácil al que podía culpar de casi cualquier cosa, incluyendo los efectos desastrosos del Tratado de Versalles. La imagen de los judíos que proyectaba estaban asociados con varias de las aversiones de Hitler, como los negocios, el materialismo, la democracia, el capitalismo y el comunismo. Estaba ansioso por despojar a los judíos de su riqueza y poder. 1. Egolatría y complejo de Mesías En los diferentes discursos y documentos que se conservan del dictador, es posible observar como Adolf Hitler se consideraba una fuerza escogida para liderar Alemania y llevarla la victoria. Se consideraba a sí mismo una encarnación del bien, destinado a liderar a su pueblo. Este hecho se vería favorecido por la adoración de gran parte del pueblo alemán durante su ascenso al poder. En la actualidad, podría llegar a considerarse que se trataba de un caso de delirio de autorreferencia. 2. Dificultades para la intimidad La vida íntima de Hitler, al margen de su relación con Eva Braun, resulta poca conocida. Sin embargo, los registros de la época parecen indicar que si bien el dictador podía desplegar un gran encanto con los que le rodeaban y seguían, tenía severos problemas para establecer relaciones profundas, en parte por lo dificultoso que le suponía expresar sus sentimientos en lo relativo al afecto. 3. Sentimientos de inferioridad y autodesprecio. Los diferentes estudios y perfiles que se han llevado a cabo de su personalidad y de su historia indican que el dictador tenía un fuerte complejo de inferioridad, que a su vez le impulsaba a buscar la superioridad y la autoafirmación. De hecho, el informe elaborado por Murray destaca la presencia de una estructura yoica débil, posiblemente producto de los malos tratos a los que era sometido por parte de su padre. También resulta en parte revelador que la raza aria que preconizaba gozaba de características de las que él mismo carecía, cosa que parece favorecer la idea de la existencia de una autoestima baja y de sentimientos de inferioridad. 4. Desprecio hacia la debilidad Asociado al rasgo anterior encontramos la presencia de un desprecio a la debilidad. Este desprecio hacia quienes consideraba inferiores puede observarse en sus actos y la eliminación sistemática de quienes en la época eran considerados débiles, como las pacientes psiquiátricos y los discapacitados intelectuales. 5. Perseverancia Los diferentes registros y comunicados parecen indicar que Hitler era especialmente tenaz y obcecado en lo que se refería a sus objetivos, y le costaba mucho admitir la derrota. De hecho, el informe de Murray indicaba que existía la probabilidad de que el dictador se suicidara en caso de perder la guerra. 6. Carisma y capacidad de manipulación Una de las facetas de la personalidad más conocidas de Adolf Hitler es su elevada capacidad de carisma. El dictador alemán despertaba pasiones entre sus tropas y entre las masas, como puede verse en los diversos documentos gráficos de sus discursos y el comportamiento y lealtad acérrima hacia su figura por parte de la mayor parte de sus tropas. Asimismo, destaca su habilidad para convencer y manipular tanto a las masas como a los individuos de su postura y la veracidad de sus palabras. 7. Teatralidad Adolf Hitler poseía una gran capacidad de teatralización y al dramatismo, cosa que favorecía que pudiera llegar fácilmente al pueblo y ayudaba a convencer a los demás de sus puntos de vista. 8. Obsesión por el poder Como ocurre con otros muchos dictadores, el poder era importante para Hitler. La creación de organizaciones como la Gestapo para mantener la obediencia de la población y la eliminación de disidentes son pruebas de ello. Del mismo modo se puede observar en su política expansionista, invadiendo diferentes países como Polonia o intentando atacar Rusia. En el libro que escribió durante su estancia en prisión, Mein Kampf, llegó a escribir que su partido no estaba para servir a las masas, sino para doblegarlas. 9. Poca capacidad empatía. La poca o nula capacidad para identificarse con los pueblos sometidos y la propuesta de diversos planes de exterminio para diversos tipos de población como los judíos, homosexuales, gitanos, población con problemas psiquiátricos y disidentes demuestran una poca o nula capacidad de empatía. Otros autores reflejan que Hitler pudo haber padecido alteraciones debido al consumo de sustancias, a una esquizofrenia paranoide, a un trastorno bipolar. Hitler como un paranoico "total" que era "incapaz de mantener relaciones humanas normales" y que "es imposible esperar de él ninguna piedad", Hitler sufría de sentimientos intolerables de inferioridad, derivado en gran medida de su apariencia física, frágil y enfermiza durante su infancia. También indica que "Nunca hizo ningún trabajo manual, nunca participó en deportes y fue rechazado como no apto para el servicio militar en el ejército austriaco".
Benito Mussolini Mussolini no sería más que el típico niño pequeño que busca ser el centro de atención y la permanente necesidad de aprobación por parte de los demás. Aún de mayor, era una persona insegura; lo que hacía que encajara muy bien los halagos y muy mal las críticas. Era una persona muy introvertida, solitaria y orgullosa, aspectos de su personalidad que se agravarían al convertirse en dictador. No obstante, tenía cualidades: era un orador carismático, un magnífico periodista: se expresaba con un lenguaje simple y claro, era ordenado y muy sistemático, y tenía una autoridad innata que le hacía destacar sobre los demás. Fueron dotes que le vendrían muy bien en su ascenso al poder. Reconoció su admiración por Churchill, temor a Hitler y desprecio hacia Franco. Lo que hizo Mussolini no se puede achacar sólo a su personalidad, sino que hay que comprender el contexto en el que vivió: Mussolini nace en 1883 en Romaña, región central de Italia que en la que el anticlericalismo y el republicanismo eran las corrientes que predominaban. Su padre, concejal socialista que tenía relación con los líderes de la izquierda, había estado en prisión por sus ideas anarquistas y Benito lo admiraba; su madre, por el contrario, era una mujer devota, responsable y profesora de una escuela de primaria. La familia de Mussolini era culta y sin problemas de dinero. Las lecturas de Mussolini estaban llenas de propaganda socialista y autores románticos que exaltaban la idea de nacionalismo. En 1896, en el contexto de la colonización de África, Italia buscaba su parte del pastel en Etiopía, pero la derrota del ejército italiano frente a los etíopes, obligó a Italia a desistir de sus deseos de colonización, en tanto que el resto de las potencias europeas mantenían la conquista de África. Esta derrota provocó un profundo sentimiento de humillación que avivó el deseo de venganza y a esto hay que sumarle también la “victoria mutilada” que supuso la Primera Guerra Mundial para Italia, que había participado en la contienda y no había recuperado los territorios históricos que se le habían prometido. En cierto modo, ese sentimiento de derrota no pertenecía sólo a Mussolini, sino a todos sus contemporáneos. En 1909, Mussolini había descubierto su verdadera vocación: el periodismo; escribía para la sección local del Partido Socialista y creó un periódico del que sería su director La lotta di clase, un diario revolucionario de corte izquierdista. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, Mussolini se había convertido en el director del periódico del Partido Socialista, que se declaraba neutral ante el conflicto. Mussolini, que no estaba a favor de ese neutralismo, rompió sus relaciones con el Partido y se unió a la guerra. En 1919, creará el movimiento fascista a partir de los ex combatientes de la Primera Guerra Mundial y su forma de pensamiento se basó en el heroísmo patriótico y la reforma social. Esta corriente no tardaría en encontrar simpatizantes en la población italiana. Para 1922, los fascistas ya se habían hecho con la mayor parte del país, el único que podía pararlos era el rey Víctor Manuel III, pero también era la clave para llevar a Mussolini al poder. Mussolini ideó la Marcha sobre Roma como un método para presionar al rey y a los políticos; esta Marcha no era más que una “máscara”, Mussolini no tenía la certeza de que fuera a funcionar y de hecho, se quedó en Milán para poder huir si las cosas no salían como él quería. No obstante, tuvo suerte: el rey Víctor Manuel III le concedió el cargo de primer ministro. Mussolini había accedido al poder y no tardaría en construir un Estado fascista en el que se controló el contenido de los periódicos, se persiguió a los partidos de la oposición, se juzgó a los ciudadanos civiles y se crearon instituciones fascistas. Para 1929, Mussolini había consolidado el régimen fascista que estaba apoyado por la Iglesia y el Estado. Muy pronto el fascismo de Mussolini daría un giro: ahora tenía ansias de extenderse y crear un imperio italiano y el objetivo fue Etiopía, escenario de una batalla perdida hace 39 años. La guerra de Etiopía de 1935 satisfizo los deseos de venganza cuando el ejército italiano obtuvo la victoria. A pesar de esta conquista, Italia seguía siendo una potencia de segunda categoría, ya no sólo en Europa, sino a nivel mundial. Por ello, Mussolini, con toda la intención oportunista, se planteó aliarse con Hitler para continuar con su política expansionista por el Mediterráneo y el Adriático. El Imperio italiano que concebía Mussolini abarcaba las islas de Malta y Córcega, la península de los Balcanes y la parte norte de África (Egipto, Libia y Túnez). En 1942, Mussolini tiene problemas en Túnez con sus tropas y le pide ayuda bélica a Hitler que, poco interesado en las conquistas de Mussolini, se preocupa más por su campaña en Rusia. Llegados a este punto, muchos militares y diplomáticos italianos llegaron a la conclusión de que lo mejor era que Italia saliera de la guerra, pero el mayor obstáculo era Mussolini, que seguía obcecado con su Imperio italiano. El 10 de julio de 1943, los aliados desembarcan en Sicilia y comienzan a avanzar por el sur de Italia. Ante la imposibilidad de evitarlo, Mussolini decide entrevistarse con Hitler para decirle que Italia no servirá como escudo para Alemania, a lo que Hitler le respondió que Alemania no ayudará a Italia a luchar contra los aliados, sino que ocuparía el norte para esperar el ataque aliado. Hitler se pasó horas hablando sin que Mussolini hiciera ademán de escucharle, esto enfureció al Jefe del Estado Mayor de Italia, que no daba crédito a la incompetencia de Mussolini. Muy pronto se redactó una resolución en la que se instaba a que las instituciones del Estado reasumieran sus funciones; las directrices que había tomado el régimen fascista habían resultado desastrosas para Italia. Mussolini había sido detenido y el partido y las instituciones fascistas habían desaparecido.
Joseph Stalin Joseph Stalin, el hombre que convirtió a la Unión Soviética de un país atrasado en una superpotencia mundial a un costo humano inimaginable. Stalin nació en una familia disfuncional en un pueblo pobre de Georgia. Con una cicatriz permanente de una pelea infantil con viruela y un brazo levemente deformado. Siempre se sintió injustamente tratado por la vida, y desarrolló así un fuerte y romántico deseo de grandeza y respeto. Siempre sintió una sensación de inferioridad ante los intelectuales educados, y particularmente desconfió de ellos. Gobernó la Unión Soviética durante más de dos décadas, instituyó un reino de terror mientras modernizaba Rusia y ayudaba a derrotar al nazismo. Nacido el 18 de diciembre de 1879, en Gori, Georgia, Joseph Stalin ascendió al poder como secretario general del Partido Comunista. Convirtiéndose en un dictador soviético tras la muerte de Vladimir Lenin. Stalin forzó la rápida industrialización y la colectivización de tierras agrícolas. Provocó que millones murieran de hambre, mientras que otros fueron enviados a campamentos. Su Ejército Rojo ayudó a derrotar a la Alemania Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Inicios El 18 de diciembre de 1879, en la aldea campesina rusa de Gori, Georgia, nació Iosif Vissarionovich Dzhugashvili (más tarde conocido como Joseph Stalin). El hijo de Besarion Jughashvili, un zapatero alcohólico que con frecuencia le pegaba, y Ketevan Geladze, una lavandera, Joseph era un niño frágil. A los 7 años, contrajo la viruela, dejando cicatrices en su rostro. Unos años más tarde fue herido en un accidente de carruaje que dejó el brazo ligeramente deformado (algunos relatos indican que su problema en el brazo fue el resultado de un envenenamiento de la sangre por la lesión). Los otros niños del pueblo lo trataban cruelmente, infundiéndole una sensación de inferioridad. Debido a esto, José comenzó una búsqueda de grandeza y respeto. Él también desarrolló una racha cruel para aquellos que lo cruzaron. La madre de José, una devota ortodoxa rusa cristiana, quería que se convirtiera en sacerdote. En 1888, logró inscribirlo en la escuela de la iglesia en Gori. José hizo bien en la escuela, y sus esfuerzos le ganó una beca para el Seminario Teológico de Tiflis en 1894. Un año más tarde, Joseph entró en contacto con Messame Dassy, una organización secreta que apoyó la independencia de Georgia de Rusia. Algunos de los miembros eran socialistas que lo presentaron a los escritos de Karl Marx y Vladimir Lenin. Joseph se unió al grupo en 1898. El seminario Aunque sobresalió en la escuela de seminario, Joseph se fue en 1899. Las cuentas difieren en cuanto a la razón; los registros escolares oficiales indican que no pudo pagar la matrícula y se retiró. También se especula que se le pidió que se fuera debido a sus opiniones políticas desafiando al régimen zarista de Nicolás II. José decidió no regresar a su hogar, sino que se quedó en Tiflis, dedicando su tiempo al movimiento revolucionario. Durante un tiempo, encontró trabajo como tutor y más tarde como empleado en el Observatorio Tiflis. En 1901, se unió al Partido Laborista Socialdemócrata y trabajó a tiempo completo para el movimiento revolucionario. En 1902, fue arrestado por coordinar una huelga laboral y se exilió a Siberia, la primera de sus muchas detenciones y exilios en los primeros años de la Revolución Rusa. Fue durante este tiempo que Joseph adoptó el nombre “Stalin”, que significa acero en ruso. Aunque nunca fue un orador fuerte como Vladimir Lenin o un intelectual como Leon Trotsky. Joseph Stalin se destacó en las operaciones mundanas de la revolución, convocó reuniones, publicó folletos y organizó huelgas y manifestaciones. Después de escapar del exilio, fue marcado por el Okhranka, (la policía secreta del zar) como un proscrito y continuó su trabajo en la clandestinidad, recaudando dinero a través de robos, secuestros y extorsiones. El gran Robo Stalin ganó la infamia al estar asociado con el robo bancario de Tiflis en 1907, que resultó en varias muertes y 250,000 rublos robados (aproximadamente $ 3.4 millones en dólares estadounidenses). En febrero de 1917, comenzó la revolución rusa. En marzo, el zar había abdicado al trono y había sido puesto bajo arresto domiciliario. Durante un tiempo, los revolucionarios apoyaron a un gobierno provisional, creyendo que era posible una transición suave del poder. En abril de 1917, el líder bolchevique Vladimir Lenin denunció al gobierno provisional, argumentando que el pueblo debería levantarse y tomar el control tomando tierras de los ricos y fábricas a los industriales. Para octubre, la revolución estaba completa y los bolcheviques tenían el control. Líder del Partido Comunista El incipiente gobierno soviético atravesó un período violento después de la revolución, mientras varios individuos competían por la posición y el control. En 1922, Stalin fue nombrado para la oficina recién creada de secretario general del Partido Comunista. Aunque no era una publicación importante en ese momento, le dio a Stalin el control de todos los nombramientos de miembros del partido, lo que le permitió construir su base. Hizo citas astutas y consolidó su poder para que eventualmente casi todos los miembros del comando central le debían su posición. Para cuando alguien se dio cuenta de lo que había hecho, ya era demasiado tarde. Incluso Lenin, que estaba gravemente enfermo, fue incapaz de recuperar el control de Stalin. Después de la muerte de Lenin en 1924, Stalin se dedicó a destruir metódicamente a todos los antiguos líderes del Partido, aprovechando su debilidad por aceptar el principio intelectual arcano para simplemente dividirlos y conquistarlos. Al principio, estas personas fueron removidas de sus puestos y exiliadas al exterior. Más tarde, cuando se dio cuenta de que sus afiladas lengüetas y bolígrafos aún eran capaces de atacarlo desde muy lejos, Stalin cambió de táctica. El reino de Terror
Culminando en un vasto reino de terror y espectaculares juicios en la década de 1930. Durante el cual los padres fundadores de la Unión Soviética fueron uno a uno desenmascarados como “enemigos del pueblo” que supuestamente siempre habían estado al servicio de los servicios de inteligencia capitalista y fusilados sumariamente. Al principio, hizo que personas se retiraran del poder a través de barajaduras y denuncias burocráticas. Muchos fueron exiliados al exterior a Europa y América, incluido el presunto sucesor de Lenin, León Trotsky. El especialmente molesto León Trotsky, que continuó engañando a Stalin desde la Ciudad de México después de su exilio en 1929, tuvo que ser silenciado de una vez por todas con un picahielo en 1940. Las purgas, o “represiones” cómo se las conoce en Rusia. Se extendieron mucho más allá de la élite del Partido, llegando a cada célula del Partido local y casi a todas las profesiones intelectuales. Cualquier persona con una educación superior era sospechosa de ser un potencial contrarrevolucionario. Esto agotó a la Unión Soviética de su capacidad intelectual, y dejó a Stalin como la única fuerza intelectual en el país, un experto en prácticamente todos los esfuerzos humanos. Sin embargo, se produjo una nueva paranoia y Stalin pronto llevó a cabo un gran reinado de terror, haciendo que personas fueran arrestadas por la noche y sometidas a espectaculares pruebas. Enemigos del Pueblo Los posibles rivales fueron acusados de alinearse con las naciones capitalistas, condenados por ser “enemigos del pueblo” y ejecutados sumariamente. Las purgas finalmente se extendieron más allá de la élite del partido a los funcionarios locales sospechosos de actividades contrarrevolucionarias. A fines de la década de 1920 y principios de la de 1930, Stalin revirtió la política agraria bolchevique al apoderarse de tierras otorgadas con anterioridad a los campesinos y organizar granjas colectivas. Esto esencialmente redujo a los campesinos de regreso a los siervos, como lo habían sido durante la monarquía. Stalin creía que el colectivismo aceleraría la producción de alimentos, pero a los campesinos les molestaba perder sus tierras y trabajar para el estado. Millones de personas murieron en trabajos forzados o murieron de hambre durante la subsiguiente hambruna. Stalin también puso en marcha una industrialización rápida que inicialmente logró grandes éxitos, pero que con el tiempo costó millones de vidas y daños enormes al medioambiente. Cualquier resistencia se encontró con una respuesta rápida y letal; millones de personas fueron exiliadas a los campos de trabajo del Gulag o fueron ejecutadas. A medida que las nubes de guerra se alzaban sobre Europa en 1939, Stalin hizo un movimiento aparentemente brillante, firmando un pacto de no agresión con Adolph Hitler y la Alemania nazi.
Franklin Delano Roosevelt, o Franklin D. Roosevelt, es uno de los presidentes estadounidenses más conocidos en el mundo, además de ser primo del también presidente de Estados Unidos Theodore Roosevelt.
Comencemos por un repaso a su vida más personal. Nació en Hyde Park, Nueva York, el 30 de enero de 1882. Su padre trabajaba de administrador de varias sociedades y la familia de su madre poseía una empresa naviera y varias minas. En el seno de una familia acomodada, creció en un ambiente elitista. A la hora de cursar sus estudios superiores, decidió estudiar Derecho en la Universidad de Harvard, obteniendo más tarde el título de abogado en Columbia. En 1905 se casó con una prima lejana, Eleonor. Ya en un plano más profesional, poco después, en 1910, decidió dejar su carrera como abogado para centrarse en algo que le interesaba más: la política. Tenía grandes dones para ello ya que se trataba de una persona con una gran simpatía y carisma. Entró a formar parte del Partido Demócrata, presentándose a los comicios convocados para el Senado como candidato por Nueva York. De hecho, el presidente que gobernaba entonces, Woodrow Wilson, decidió darle el cargo de Secretario Adjunto de Marina. Debido a su buen hacer y a su increíble talante, supo hacerse un hueco entre aquellos que trataron con él, quienes terminaron aconsejándole que se presentara como candidato a la vicepresidencia del país. Ganaron los republicanos pero, a pesar de la derrota sufrida, no cejó en su empeño y en los siguientes años trataría de darse a conocer para conseguir votantes.
Un pequeño revés en vida tuvo lugar en agosto de 1921, cuando un ataque de poliomielitis paralizaría sus piernas por un periodo de dos años y le dejaría postrado en una silla de ruedas durante el resto de su vida. Sin embargo, decidió seguir adelante con entereza y fuerza de voluntad. Empezó a cosechar éxitos. Ganó las elecciones de Nueva York en 1928 y poco después, con la llegada de la Gran Depresión de 1929, ideó un programa de reformas sociales que produjo buenos resultados. Gracias a ello, en 1932 fue elegido candidato del Partido Demócrata a la Presidencia de Estados Unidos. Para intentar conseguir votantes y demostrar que a pesar de estar impedido en una silla de ruedas eso no le iba a afectar a la hora de gobernar, decidió recorrer el país, transmitiendo energía, confianza y cercanía a los votantes. Con casi 25 millones de votos, el 8 de noviembre de 1932 es elegido Presidente de Estados Unidos y a lo largo de su vida sería reelegido 4 veces. Lo primero que hizo tras tomar la presidencia fue programar una serie de medidas sociales, políticas y económicas que tenían como objetivo tratar de instaurar un mayor bienestar económico y social mediante una mayor y mejor distribución de la riqueza. Trataba de recuperar la nación tras la Crisis del 29. Este grupo de medidas tomarían el nombre de New Deal. Una de las principales medidas que llevó a cabo fue la intervención por parte del Estado para tratar de frenar el capitalismo y las especulaciones que habían provocado la crisis, algo que nunca se había producido en el país. Además, proyectó una gran cantidad de obras públicas como la construcción de infraestructuras. También financió el área agrícola, trató de parar la especulación, legalizó los grupos sindicales e instauró un sistema de seguridad social. Sin embargo, algo que no funcionó tan bien como el resto de medidas fue la instauración de la famosa Ley Seca para tratar de frenar el alcoholismo, por lo que poco tiempo después sería derogada. Roosevelt firmando la Declaración de Guerra a Alemania En el ámbito internacional trató de eliminar el aislamiento que reinaba en el país, por lo que tomó una serie de decisiones que llegaron a ser trascendentales. Para empezar, decidió concederle la Independencia a Cubaen 1934 e intentó acercase a la Unión Soviética en 1933 reconociendo su papel diplomático. En cambio, lo tuvo algo más complicado a la hora de acercarse a los países europeos. Debido a la ley que aseguraba que Estados Unidos se iba a mantener neutral en la política exterior, no pudo intervenir en conflictos como la Guerra Civil Española. Todo seguía igual durante la Segunda Guerra Mundial, el pueblo lo veía como una guerra europea y él no podía hacer nada para tratar de intervenir, a pesar de que apoyaba económica y materialmente a Francia y Gran Bretaña. La ocasión vino dada cuando el 7 de diciembre de 1941 Japón atacó la base de Pearl Harbor en Hawái. A partir de ese momento, Estados Unidos entró de lleno en la guerra del lado de los aliados. Durante los siguientes años se llevarían a cabo negociaciones y tratados con líderes como Joseph Stalin o Winston Churchill, en las que se idearía la configuración del mundo cuando terminase la guerra. Entre esas ideas estaba la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Por desgracia, falleció antes de que terminase el conflicto. Murió el 12 de abril de 1945 a causa del cáncer. Su mujer, Eleanor, estuvo hasta el final junto a él. Imágenes: Dominio Público