Actividad 3 (bueno).docx

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Unidad de Aprendizaje: Apreciación a las Artes Actividad Fundamental No. : 3

Nombre: Ronaldo Angel Elizaldi Uvalle Matrícula: 1846298 Carrera: IMTC Semestre: 2do Plan:007 Correo: [email protected] Salón: 6301 Grupo:007 Hora: M2 Día: Lunes, Miércoles y Viernes Docente: Dra. Brenda Maribel Barrientos González

Enero - Junio 2019 San Nicolás de Los Garza, Nuevo León Alebrijes: Estos singulares personajes a quienes, en el pasado no se les llamaba alebrijes, sino simplemente figuras talladas. Según la tradición, el término alebrije lo comenzó a utilizar la familia Linares de San Martín Tilcajete, Oaxaca, muy famosa por sus piezas fantásticas elaboradas en cartón. Pedro Linares, una persona de mucho talento, les dio el nombre de alebrijes a estas artesanías inspirado en sus sueños. Se dice que una persona constató que se vendía bien este tipo de trabajo y que gozaba de cierta popularidad; entonces pensó hacerlos en madera pues el cartón tiene la desventaja de un fácil deterioro y, sin duda, en madera durarían más. Desde entonces su nombre permanece y con el tiempo no sólo hicieron estas figuras, sino animales con muchos elementos imaginarios. Existe otra versión en el poblado de San Antonio Arrazola, Oaxaca, donde también se elabora este tipo de artesanía. Se cuenta que a principios de los años 80 del siglo pasado Pedro Linares fue de visita con unos familiares y les mostró algunos de sus alebrijes; un hombre llamado Manuel Jiménez decidió elaborar seres fantásticos, propios de su cosmovisión, pero tallados en madera y con el estilo propio de la artesanía del lugar. Sin duda, de papel o de madera, los alebrijes se han vuelto un referente de Oaxaca y de México.

SombreroCharro: Una curiosa mezcla prenda-accesorio-obra de arte- y complemento de toda una vestimenta. Originalmente, los sombreros de charros, como su nombre lo indica servía para que éstos pudieran protegerse del sol al supervisar la elaboración de los diversos trabajos del campo en las haciendas. Durante el siglo XIX, los sombreros, hechos básicamente de fibras, para su uso en eventos especiales o algunas fiestas religiosas, tuvieron que ser transformados o enriquecidos con ciertos toques que poco a poco fueron dando como resultado el sombrero que hoy todos conocemos y cuya mejor expresión es aquella que lucen los músicos de un mariachi. Algunos aterciopelados, y con ciertas aplicaciones de cuerdas doradas o plateadas que, con su delicada colocación en los bordes y cuerpo del sombrero, le dan un distintivo toque de estilo y elegancia… Quien ha tenido oportunidad de viajar por el mundo y sin querer se encuentra un sombrero de charro, inmediatamente recuerda, algunas veces con nostalgia y otras con orgullo, el gran país que lo vio nacer y que lo aguarda a su regreso…

Barro Negro: El barro negro se comenzó a trabajar en la región desde tiempos precolombinos. Se sabe que se atribuye a los zapotecos, y más tarde los mixtecos, habitantes de los valles centrales de Oaxaca. Durante esa época

hacían maravillas con el abundante lodo de donde era extraído el material para la elaboración de vasijas, ollas y demás figurillas. Ya en el siglo XX, en los años 50, una mujer llamada Doña Rosa, le dio gran impulso al barro negro en su taller ubicado en el poblado de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca (16 km al sur de la capital oaxaqueña). En este sitio, Doña Rosa descubrió que podía cambiar el color y el brillo del barro mediante una técnica del cocimiento, para la cual se emplea un horno de dos bocas que en determinado momento se cierran para reducir el oxígeno, ya que si se utilizara un horno común y corriente la pieza obtendría un color rojizo. A este proceso de quema se le llama “Reducción de atmósferas” (utilizada desde la época prehispánica) debido a que ocurre una reacción física contraria a la oxidación. Las piezas de barro se pulen y bruñen antes de quemarlas para dar como resultado las bellas y populares artesanías que hoy conocemos y que le han dado fama al estado de Oaxaca.

Talavera: El origen de este arte es aún incierto, pues se dice que su nombre se debe al parecido que tiene con el elaborado en la ciudad de Talavera de la Reina, España. Sin embargo, y aunque la loza poblana se decora a semejanza de la dicha ciudad, ello no basta para suponer que hayan sido talaveranos los primeros loceros que llegaron a Puebla. Existe la posibilidad de que fueran sevillanos, pues Sevilla fue punto de emigración hacia la Nueva España y centro productor de loza y azulejería con influencia árabe. Aunque la alfarería ya existía en México, el arte del vidriado y esmaltado del barro llegó de España a finales del siglo XVI, y fue en el año de 1589 cuando se comenzaron a establecer un buen número de maestros loceros que encontraban en los valles de Puebla la materia prima necesaria para producir cerámicas de buena calidad, lo que aumentó el auge de la ciudad como centro productor de esta artesanía. La talavera es de las pocas (o tal vez la única) artesanías que cuentan con condiciones para reglamentar su oficio. Fue a mediados del siglo XVII que el

virrey creó un gremio de loceros y un reglamento en 1653, que dictaba las condiciones requeridas para ser maestro del oficio, así como las proporciones en que los barros debían ser mezclados, las normas a seguir para el decorado y las cualidades y detalles de fabricación. Cabe mencionar que las zonas geográficas de donde se obtiene la materia prima para la elaboración de la talavera, están protegidas y que esta artesanía es poseedora de la Denominación de Origen. Podemos decir que la talavera se ha ganado el reconocimiento nacional e internacional no sólo por su belleza que radica en su funcionalidad, sino en la calidad de sus productos.

El Revozo: La producción artesanal de esta tradicional prenda data del año 1764, en Santa María del Río, San Luis Potosí, como necesidad de las mujeres por tener una prenda para cubrir sus cabezas al entrar a los templos. En este poblado opera, desde 1953, una escuela taller de rebocería, a cargo del destacado artesano Felipe Acevedo; ahí es posible observar el proceso completo de fabricación de la prenda que dura de 30 a 60 días en promedio y consta de 15 pasos, entre los que está el hervir o “atolar” el hilo, asolearlo, amarrarlo en bola, teñirlo y urdirlo. El rebozo se ha convertido en una prenda tan íntimamente relacionada a nuestra cultura que se ha convertido en una de las básicas del guardarropa de muchas mujeres mexicanas, sin importar su posición socioeconómica. Tan intrínseco es el uso del rebozo que incluso se dice que las mujeres de la región de Santa María del Río, particularmente las de origen otomí, mojaban la punta de su rebozo en una fuente cuando recordaban a su novio. Actualmente existen diversos centros de producción además de Santa María del Río, en San Luis Potosí, como Tenancingo, en el Estado de México; La

Piedad, Michoacán; Santa Ana Chautenpan, Tlaxcala; y Moroleón, Guanajuato. A pesar de lo anterior, la producción de rebozos ha atravesado por una severa crisis motivada por diversos factores como la poca demanda y los elevados costos de producción. Por ello, personas e instituciones han contribuido con acciones para conservar y valorar el arte y tradición de esta hermosa artesanía que permite mantener vivas las costumbres de nuestros antepasados, pero también el hecho de retomar esta prenda para el uso cotidiano habla también de la elegancia en el vestir y del interés por hacer trascender la cultura mexicana.

Tablas de estambre (nierikas): Las tablas de estambre (nierikas), uno de los objetos del arte huichol, han sido los más exitosos tanto por sus diseños “psicodélicos”, inspirados en visiones producidas bajo los efectos del peyote, como por las complejas y esotéricas representaciones simbólicas y mitológicas. Sin embargo, las máscaras y figurillas cubiertas de chaquira, y las cruces tejidascon estambre, también se han posicionado mundialmente por su belleza y simbología contenidas. Las figurillas elaboradas con chaquira representan deidades y animales sagrados; las cruces por su parte, son tejidas con estambre tsikurite y constituyen importantes objetos rituales, aunque también se elaboran con fines comerciales. Se trata de representaciones del cosmos con sus cinco rumbos, es decir, los cuatro puntos cardinales y el centro. Estas bellas artesanías las podemos encontrar principalmente en Nayarit, el norte de Jalisco y algunas zonas de Zacatecas.

Arboles de la vida: Una verdadera maravilla, incluso para artistas y artesanos ya consagrados en territorios sumamente lejanos como Europa, Asia y el Medio Oriente. Alguna vez, un amigo que se fue a radicar a Roma me contó: “llevé conmigo un árbol de la vida, de esos de Metepec, y en cuanto un compañero hindú lo vio -que es artista y ya ha expuesto en Japón y en otras partes del mundo-, me dijo: “eso es una extraordinaria maravilla… es increíble cómo sus creadores, tanto en pequeño como en gran formato, -porque vaya que los he visto enormes-, siempre logran hacer que se vea perfectamente plasmado el universo en el que viven los hombres: en un primer plano el árbol sagrado, como símbolo de la vida, y emanando de él, infinidad de alegorías que a todos nos hacen la vida más llevareda…

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