A Lo Largo Del Siglo Xx Se Ha Intentado Realizar Una.docx

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Las Reformas Agrarias en América Latina(1960-2000) Carrera: Profesorado en Historia Asignatura: América III Equipo de Cátedra: Gentile, María Beatriz Suracci, Mauricio Bel, Rolando 01/11/2018 Estudiantes: Carballo, Rocio , Kucharuk, Nicolás y LLampa, Sebastián

A lo largo del siglo XX se ha intentado realizar una reforma agraria, orientada a redistribuir tierras excesivamente concentradas en manos de grandes propietarios y latifundios. La propiedad y el reparto agrario han englobado a las poblaciones campesinas de América Latina, generando movimientos reivindicativos y levantamientos populares de gran trascendencia pública, como en México (Ley Villista). La cuestión sobre la reforma agraria política ha sido generada por el estancamiento del sector económico agrario y por la injusta distribución de la propiedad debido a la oposición de las elites rurales. La reforma agraria es necesaria debido a que modificaría la transformación socioeconómica, como la tenencia y estructura de la propiedad, así los campesinos puedan acceder a la tierra. Es necesario elaborar en América Latina una política de reforma agraria que no consista sólo en la distribución de tierras, si no realizar un proceso de reestructuración del mundo rural que permita el acceso a la tierra y a los recursos productivos. Las políticas neoliberales han generado un resurgimiento de las luchas campesinas por una verdadera reforma agraria, en Brasil, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) adquiere un gran protagonismo al momento de presionar al Estado para conseguir el acceso a la tierra. En la década del 70’, América Latina intento dar paso al proyecto de Reforma Agraria, la Alianza para el Progreso impulsado por EE. UU. El proyecto planteaba la necesidad de una reforma agraria para controlar a los sectores campesinos para que no se opongan y protesten contra los gobiernos del momento. Las reformas agrarias serían las respuestas ante cualquier levantamiento campesino que pudiera converger y resultar en una revolución. La reforma agraria era la forma de prevenir cualquier intento de sublevación así poniendo en jaque la variedad de intereses detrás la reforma. La redistribución de la tierra se realizaría mediante la rescisión entre latifundio y minifundio. Así la década del 90 y el proceso de neoliberalismo implementado generó que el sector agrario sufriera graves recortes en sus presupuestos, el desempleo aumentó y el mercado se transformó en un mercado agrícola con características proteccionistas. El sector agrícola fue perdiendo el apoyo y acompañamiento estatal. El neoliberalismo planteó el aumento de la concentración de tierras en manos de grandes propietarios y el acceso cada vez más difícil de las poblaciones rurales, situación que se ha ido empeorando cada vez más

de la mano del desempleo. Es decir que el fin de la Reforma Agraria nunca se cumplió y en la actualidad es un tema que no se encuentra en la agenda política ni social. El modelo del liberalismo clásico de la política económica, la desregulación estatal, la privatización de empresas estatales y la libre importación han generados nuevas vías para que las empresas multinacionales inviertan el capital en actividades de mayor ganancias en las zonas rurales. Dicho eso, los ciclos de crisis económica han llevado a la reformulación de nuevos espacios de inversión antes no previstos, como la extracción y apropiación de recursos naturales en las zonas rurales, así generando tensión y disputas por el saqueo y expropiación de las tierras por parte de las grandes corporaciones, como minerales, agrocombustibles y monocultivos industriales. El Estado cede la tierra a esas corporaciones, de este modo delimitando la redistribución de la tierra y riqueza. Aun así, existen muchos obstáculos a vencer que son impuestos por los límites de la reforma agraria. Desde nuestro punto de vista optamos para que la reforma agraria sea viable, primero los gobiernos dejen de adoptar un modelo neoliberal dado que el Estado se desliga de su rol como distribucioncita de tierras. La riqueza nunca fue distribuida hacia esas comunidades, por eso que los campesinos e grupos indígenas viven en condiciones de pauperización debido a que su espacio de supervivencia es contaminado y destruido por los residuos agrotoxicos .La justicia debería plasmar en dicha constitución, la responsabilidad del Estado de distribuir equitativamente las parcelas de tierra a las familias. Sin embargo, es poco probable que eso suceda porque hasta la actualidad no se han formulado leyes que atiendan a la cuestión agraria, ni el poder de los terratenientes, propiedad privada y la concentración de tierra. Las mujeres han formado parte de todos los procesos históricos en el mundo y que no obstante, su papel ha sido invisibilizadas por la mirada patriarcal que la historia reproduce y avala hasta el día de hoy. Es necesario tener en cuenta por lo menos cuatro paradigmas excluyentes que hacen la posición de las mujeres. Estas cuatros dimensiones en América Latina provienen

dentro la lógica de tipo legal, cultural, estructural e institucional,

estando interrelacionados entre si debido a que la división social del trabajo está fuertemente ligada a la acción social patriarcal.

El paradigma legal, establece que las leyes de la reforma agraria son neutras con respecto al tema de género, pero lo legal presenta contradicciones, los grandes hacendados y arrendatarios asalariados son los que se benefician, dejando a las mujeres en situación de amparo y exclusión del acceso a la tierra. Las mujeres fuera de la reforma agraria generan una exclusión hasta en la participación de toma de decisiones, así sofocando la posibilidad de tener voz propia. Con referencia al asunto de la herencia, la mujer no es digna, solos los hijos varones son elegidos. El otro paradigma cultural, es constituido por matices ideológicos en cuanto lo que verdaderamente significa la reforma agraria, la mujer queda invisible bajo la egida del hombre. El hombre es el jefe del hogar, por eso no se incluye a las mujeres en los censos agrícolas. Otro aspecto cultural que resalta al momento de incluir a las mujeres, es la diferenciación en el nivel de escolaridad, dicho eso, las mujeres no tienen posibilidad de acceder a la educación, así generando su dependencia al hombre que si poseen mayor de escolaridad. La visión estructural, constituye a la propiedad y forma de trabajo que ha conformado a América Latina luego de la configuración de los Estados- Nación en los distintos países. Las mujeres no han accedido a la tierra porque las reformas agrarias tienen una base patriarcal, desvalorizando el trabajo realizado de las mujeres dentro del sistema productivo rural. Las particularidades estructurales de la participación femenina en el trabajo agrícola fue una de las causas de la exclusión de la mujer de las reformas agrarias. Las mujeres han obtenido las parcelas más pequeñas y marginales, siempre siendo los hombres los poseedores de las tierras más productivas. . El paradigma institucional, impuesto desde arriba ha dejado establecido que las mujeres no pueden ser agricultoras dado que su único rol es ocuparse de la economía doméstica y sobre asuntos reproductivos y no productivos. Estas barreras institucionales se vieron favorables porque las organizaciones o ligas campesinas estaban compuestas y direccionadas por hombres. Con las reformas agrarias las mujeres fueron excluidas o desplazadas del beneficio directo hacia la tierra, si bien entre los acuerdos de EEUU y los estados latinoamericanos,

se había firmado una especie de sistema justo de propiedad mediante el crédito oportuno y adecuado, la asistencia técnica y la comercialización y la distribución de los productos. La tierra constituía para el hombre que la trabaja, la base de su estabilidad económica, fundamento de su mayor verdad y garantía de su libertad y dignidad. Sin embargo, el autor pone como dudoso que los padres fundadores de la Alianza para el Progreso hubieran querido excluir a las mujeres como beneficiarias de las reformas, aunque dicho género si lo fue. Podemos mencionar las limitaciones que se aplicaron hacia las mujeres, por ejemplo en los países que adoptaron políticas de contrarreforma, la parcelación y privatización del sector reformado perjudicó en buena medida los derechos de las mujeres a la tierra. No obstante la llegada del neoliberalismo coincidió con la consolidación del movimiento de mujeres en todo el continente y con ello el compromiso de los Estados latinoamericanos con la igualdad de género. Como resultado la legislación agraria neoliberal en varios países, se consignó mecanismos específicos de inclusión de las mujeres como beneficiarias potenciales de las nuevas políticas de tierras. Sin embargo antes, las mujeres del sector rural fueron excluidas como beneficiarías directas, primero al planear las reformas agrarias que tenían la intención de beneficiar a las familias campesinas, pero al suponer que estos procesos eran neutros en lo referido al género, terminaron beneficiando a hogares con jefatura masculina. Al anotar los beneficios de proyectos de reforma agraria, se hacían sin incluir el sexo del beneficiario. Más adelante con los investigadores feministas, comenzó a procesarse esta información con género y después se comprueba que las beneficiarias mujeres eran un número insignificante. Todas la reformas están definidas como neutras sin embargo las reformas solo se refieren al género masculino. El lenguaje de la legislación sobre reforma agraria al no incluir explícitamente a las mujeres sirvió para reforzar los supuestos culturales tanto de los planificadores como los beneficiaros en lo que se respecta a quien se debía incluir (Deere, Diana y León, Magdalena, 2004 , 92) Para los años sesenta los códigos civiles de América latina reconocieron el derecho legal de la mujer casada para administrar su propio patrimonio , sin embargo a excepción de México, los varones siguieron siendo los únicos representantes de familia, las mujeres que pudieran haberse beneficiado con las reformas

eran las jefas de hogar , sobre todo en aquellos países que las incluyeron explícitamente como beneficiarias. Para ampliar lo que mencionamos al comienzo sobre los sistemas de puntaje utilizados en Chile y Colombia favorecían a quienes tenían un nivel educativo más alto, así como la experiencia agrícola. Dadas las persistentes desigualdades de los niveles de escolaridad masculinos y femeninos en los sectores rurales, este factor significaba otro nivel de discriminación hacia la mujer. En el caso de las cooperativas de producción en Chile y Perú las características estructurales de la participación de la fuerza laboral masculina y femenina también fue otra barrera contra la incorporación de la mujer rural en las reformas. . La reforma no benefició a las mujeres y tampoco a algunos hombres, además las pocas mujeres que eran trabajadoras permanentes y por ende beneficiarias potenciales de la reforma, quedaban a ser un sujeto de criterio adicional (que fueran jefas de hogar). Desde luego este factor reducía su participación aún más. Otro factor estructural, como las altas tasas de crecimiento demográfico y las tasas desfavorables persona-tierra también se utilizaron, como argumentos para negar a las mujeres el derecho a la tierra. Las barreras institucionales que impedían la incorporación directa de las mujeres como beneficiarias se veían fortalecidas por la composición de las organizaciones que prosperaron a tiempo con las reformas agrarias. Posteriormente la incorporación de criterio de igualdad de género en la legislación de forma agraria en América latina procedió a un ritmo muy lento hasta la década de 1980. Brasil, Colombia y Honduras, estos países fueron líderes en la región en cuanto a introducir la posibilidad de adjudicación y titulación conjunta a la tierra, como respuesta a una demanda que empezaba a escucharse en otros países. A modo de conclusión el movimiento de mujeres debe ser parte de cualquier solución de la cuestión agraria. Sin su movilización, es improbable que haya una solución en muchos países. El nuevo factor en la ecuación política es la organización cada vez mayor de las mujeres rurales y redes nacionales cada vez más fuertes. Las campesinas

también serán las beneficiarias con una nueva ola de reformas que se realice bajo nuevas condiciones con el ánimo de promover la equidad de género. El acceso a la tierra sigue siendo un conflicto en tensión en la actualidad que genera condiciones desigualitarias. Los Estados no han abordado o buscado una solución al problema agrario, en este contexto neoliberal, las políticas de ajuste y condiciones favorables a las corporaciones multinacionales han empeorado toda posibilidad de constituir una verdadera reforma agraria.

Bibliografía:

DEERE, Diana y LEÓN, Magdalena. “Revertir la reforma agraria con exclusión de género: lecciones a partir de América Latina”. En El Otro Derecho N º 31-32. Bogotá: 2004. MATTEI, Lauro, “Reforma agraria en Brasil bajo el neoliberalismo: evaluación y perspectivas” En Sam MOYO y Paris YEROS (coord.).Recuperando la tierra. El resurgimiento de movimientos rurales en África, Asia y América Latina. Buenos Aires:

CLACSO.

Disponible

en:

http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/sursur/moyo/16Mattei.pdf MINERVINI, Julieta, "Reforma y represión en Colombia. La legislación agraria de 1961”. En Revista del Taller de Problemas de América Latina. Ni Calco Ni Copia. Dossier Colombia. N º 3. Buenos Aires: UNCo, 2010. OSZLAK, Oscar, Reforma agraria en América Latina: una aproximación política, En International Review of community Development Nº26-26 1971,

Piazza

Cavalieri di Malta, 2- Roma SCHNEIDER,

Alejandro,

"Los

límites

dentro

de

lo

posible.

Algunas

consideraciones sobre la reforma agraria sandinista”. En Pablo POZZI y Alejandro SCHNEIDER. América Latina en el Siglo XXI. Entre el orden y la Revolución. Buenos Aires: Imago Mundi, 2004

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