A GUAJIRA, PARAGUANÁ Y LA ENERGIA EÓLICA Lunes 2 de febrero de 2009 por CEPRID
Joel Sangronis Padrón CEPRID No creo que Eolo, el Dios de los vientos de la mitología griega haya pasado alguna vez por nuestra Guajira o por la península de Paraguaná, pero Joútai, el viento en la cosmogonía wayúu y el viento norte de nuestros campesinos coreanos han hecho innecesaria esa transculturada visita. Las penínsulas de la Guajira y Paraguana son barridas casi todo el año por los vientos alisios que soplan desde el mar caribe con rumbo nordeste suroeste. Esta dos penínsulas, las mas septentrionales de América del sur, conforman, conjuntamente con las mas sureñas de las Antillas menores (Aruba, Curazao y Bonaire) el Cinturón Árido Pericaribeño. La velocidad del viento en la Península de Paraguana oscila entre los 7 y los 9 metros por segundos, esto es, de 25 a 30 kilómetros por hora, siendo en la Guajira un poco menor, lo que constituyen, escenarios óptimos para la instalación de molinos eólicos (aeromotores) agrupados en grades cantidades (parques eólicos) que sirvan para generar electricidad en forma barata, ecológica y sustentable. Estos aeromotores son maquinas que transforman la energía eólica (viento) en energía mecánica (turbinas) que a su vez genera energía eléctrica. Es ésta una energía no contaminante y prácticamente eterna porque proviene de una fuente no agotable como lo es el viento. Sabemos que la energía que recibe la tierra del sol es colosal y prácticamente eterna, sabemos también que entre el 1 y el 2% de la energía solar que llega a la tierra se transforma en viento. En nuestras dos penínsulas los vientos alisios soplan casi todo el año, garantizando la viabilidad de esta fuente energética. La electricidad así producida es totalmente limpia porque al generarse sin ningún tipo de combustión no produce gases que conlleven ningún tipo de polución o que causen efecto invernadero. Un aerogenerador produce al día la misma cantidad de electricidad que la que producirían tres toneladas y medias de carbón o una tonelada de petróleo. Al no quemarse esas cantidades de petróleo y carbón cada aerogenerador evita la emisión a la atmósfera de 4.109 kilos de dióxido de carbono, 66 kilos de dióxido de azufre y 10 kilos de acido de nitrógeno al año, principales gases causantes del infecto invernadero y de la
lluvia ácida. Cada aerogenerador produce en un año el mismo benéfico efecto en la atmósfera que 200 árboles adultos. Al ser las penínsulas de la Guajira y Paraguaná zonas desérticas, el impacto ambiental de parques eólicos en ellas seria mínimo. La utilización de la energía eólica no es desconocida para los pobladores de estas zonas. Recuerdo que cuando niño pude observar como muchos de los pequeños pueblos del occidente falconiano, y algunas comunidades de la Guajira, se surtían (algunas aun lo hacen) de agua potable provenientes de pozos subterráneos utilizando aerobombas para su extracción. Estas eran torres de metal o de madera con un molino multiaspas en su parte superior que era movido por la acción del viento creando una fuerza de succión que extraía el agua de las profundidades. PDVSA había proyectado comenzar en el año 2005 a construir en la península falconiana un desarrollo eólico que iba a llamarse “Parque Eólico Paraguana” instalado en un área de 921 hectáreas, integrado por 27 turbinas de 1,5 megavatios los que daría a este parque una capacidad de 40 megavatios por año, a un costo de 56 millones de dólares. Este proyecto esta actualmente paralizado En Latinoamérica Costa Rica es líder en la producción de energía eléctrica a través de parques eólicos con 66 megavatios, seguida de Brasil con 20 y Argentina con 14. Colombia ha instalado en los últimos años 2 grandes parques eólicos en su departamento de la guajira: El parque eólico Jepirachi ubicado en la alta Guajira, con 15 aerogeneradores inaugurada en el año 2003, y el parque eólico wayúu ubicado entere le cabo de la vela y puerto bolívar con capacidad para 20 megavatios, lo que coloca a Colombia en el segundo lugar en Latinoamérica en cuanto a producción eléctrica a través del viento. Para el año 2002 el petróleo cubría el 62% de la producción de energía primaria en Venezuela, el gas natural el 16,2%, la hidroenergía el 8,7% y el carbón mineral el 2.8%. La producción de energías ecológicas, no contaminantes y sustentables era y es prácticamente inexistente en Venezuela. Cuando hablamos de revolución energética sería necio hablar de reproducir y profundizar el modelo de consumo y derroche que el sistema capitalista instauró y en el que se han formado los habitantes de nuestra sociedad. Debemos comenzar a utilizar las energías alternativas que nos permitan avanzar en el camino de la sustentabilidad energética. Nuestras grandes reservas de hidrocarburos no
nos hacen inmunes al cambio de paradigma que la humanidad ha de asumir en vista a un futuro limpio, sustentable y vivible. Cuando en Venezuela se comienza a hablar de instalar plantas de energía nuclear, con la amenaza implícita para la vida que ellas conllevan, habría que recordar que el socialismo del siglo XXI será ecológico y sustentable o no será……alguien debería hacérselo saber a los jerarcas de este proceso. Joel Sangronis Padrón es profesor de la Universidad Nacional Experimental Rafael Maria Baralt (UNERMB), Venezuela.