86 La Maquina Del Tiempo

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Boletín del Club de Lectura EL GRITO Temporada 6 / nov. 2008. Número 86

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LA MÁQUINA DEL TIEMPO H.G. Wells La máquina del tiempo (The Time Machine) es una novela de anticipación del escritor británico Herbert George Wells, publicada por primera vez en Londres en el año 1895 por William Heinemann. Consta de dieciséis capítulos y un epílogo. Está basada en la teoría del Eternalismo. Al contrario que Julio Verne, padre del detalle y la explicación minuciosa, Wells describe (a propósito) la máquina de modo superficial y a la ligera, con algunas pinceladas de color (como cuando comenta que tenía partes de metal, cristal de roca y marfil), que dejan al lector con curiosidad por saber más del invento y su mecanismo. Fue la primera novela uno de los considerados como padres de la ciencia ficción y, con su mezcla de aventuras y doctrina social y política, alcanzó un notable éxito, contribuyendo así a la estabilidad de Wells, que a partir de ese momento pudo dedicarse plenamente a la escritura. Una parte del libro, la que versa sobre la explicación del invento y en la que se discute sobre la cuarta dimensión, fue publicada en el año 1893 en el Henley's National Observer. El escritor desarrolló el resto de la novela, que trata de las aventuras del Viajero a través del Tiempo en el futuro dos años después, tarea que le llevó escasos quince días. Con esta obra, Herbert George Wells inauguraba la temática del viaje a través del tiempo, si bien el autor no entra en las paradojas temporales, ya que en La máquina del tiempo prima la finalidad moralizadora. Sorprende al leer LA MÁQUINA DEL TIEMPO su voluntad de escapar a los patrones de la narración aventurera sin más,

transmitidos desde la publicación de este relato en tantos y tantos relatos y películas que tienen como razón de ser los viajes en el tiempo. Más interesado en la especulación filosófica, Wells apenas hace uso de los estilemas que dominarán las aventuras de los crononautas posteriores. Si bien es cierto que el viajero de su novela afronta peligros, al enfrentarse a los Morlocks, no lo es menos que su carácter heroico no se supedita al del típico salvador de la humanidad, que consigue todo lo que se propone y, de paso, seduce a la chica, permaneciendo a su lado de una u otra forma e imponiendo su visión de talante imperialista como correspondería a

un súbdito de los tiempos de la reina Victoria. Sabido es el talante socialista de Wells, pero ni siquiera el final abierto de la novela nos puede llevar a firmar que el viajero ha regresado para hacer abrir los ojos a la sociedad de los Eloi. A pesar de ello, Wells no deja de exponer las ventajas y las desventajas de la existencia de una sociedad como la de los Eloi, tan fría y deshumanizada, tan desprovista de pasiones que ni siquiera el instinto sexual es vivido en toda su esplendorosa dimensión. Si a primera vista la sociedad del futuro es un paraíso en la Tierra, este paraíso, esta sociedad casi aparentemente perfecta, sólo empañada por la existencia de los Morlocks, es una Utopía indeseable, aburrida y negadora de las pasiones que nos convierten en verdaderos seres humanos. Como en la UTOPÍA de Thomas More, la perfección es sólo una percepción del observador llegado por primera vez a unas tierras idílicas, y que, a poco que se rasque en la superficie, revela su engañosa condición de ideal al que dirigir los esfuerzos de la sociedad. Pues, en efecto, con todos sus conflictos de toda clase, es mucho más deseable una sociedad que ve constantemente puestas a prueba sus nociones de humanidad, que es capaz de proteger esta humanidad de los ataques que ella misma se autoinflinge, y que, sobretodo, valora los productos surgidos del intelecto de la propia especie, que una sociedad como la de los Eloi, donde la vida de sus semejantes no vale nada y es incapaz de despertar ni el más mínimo asomo de piedad y solidaridad, y donde la lucha contra el agente destructor externo consiste en una pasiva aglomeración en los templos derruidos al caer la oscuridad. La cultura, todo aquello surgido del alma del hombre, es despreciado, abandonado para pudrirse bajo los efectos del tiempo, olvidado por unos seres que solo viven para satisfacer sus necesidades más primarias. La evolución de la especie se ha trocado en una involución tristísima, que nos recuerda cual es el precio de la desidia y del autocontentamiento. El otro aspecto sorprendente de la novela es que Wells elude el elemento que más

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a menudo se ha repetido en las narraciones de viajes en el tiempo, y que es parte de su permanente atractivo para los creadores y lectores/espectadores de todas las épocas: la paradoja. La novela fundadora del género elude por completo la inclusión de una paradoja temporal, quizás porque probablemente hubiera conducido la atención del lector a un aspecto puramente mecánico que hubiera ocultado el mensaje filosófico que fue la mayor preocupación de Wells al escribir un relato que se convertiría en el clásico que es hoy ——————————————————Los años finales del siglo XIX eran una época excitante para la ciencia. Se empezaban a ver las primeras grietas en el edificio de la física clásica. Al mismo tiempo Darwin había publicado El origen de las especies, y el tema de la evolución esta-

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ba candente en los ámbitos científicos. De Pero Wells no estaba muy interesado en los problemas de paradojas temporales, ese clima de revolución en la física y la que tanto juego darían para los futuros esbiología nacería La Máquina del Tiempo. critores de ciencia-ficción. La historia marH.G. Wells (1866-1946) estudió en el Ro- có un hito fundamental, puesto que fue cayal College, y T.H. Huxley (biólogo famoso paz de separar los relatos sobre viajes en por su defensa de las teorías de Darwin y el tiempo de las historias de fantasia, para otorgarles un barniz científico. Para el viaabuelo de Aldous Huxley, autor de "Un mundo feliz") fue uno de sus maestros, en- jero de Wells "no hay diferencia entre el tiempo y las otras tres dimensiones del esseñándole los fundamentos de la evolución. Alrededor de 1886 o 1887 Wells co- pacio, excepto que nuestra conciencia se menzó a trabajar en La Máquina del Tiem- mueve a lo largo de el". po. Había ya especulación sobre la existencia de una cuarta dimensión. Michelson ————–————————————— y Morley habían realizado su famoso experimento. Había gran especulación sobre Estructura las teorías de espacios multimensionales. A lo largo de la novela pueden distinguirse El empleo la idea de que era el tiempo la dos bloques narrativos diferentes: uno forcuarta dimensión. mado por el antes y el después del viaje, en el que predominan los diálogos y escrito en tercera persona, y otro, el relato del viaje en sí, escrito en primera persona, y que contiene el tema central de la novela y la descripción de la sociedad del futuro.

El ritmo narrativo

Wells publico a los 29 años La Máquina del Tiempo en 1895, una década antes de la publicación de los primeros artículos de Einstein sobre la relatividad. La relatividad no fue claramente una inspiración para el libro, pero si la idea de la cuarta dimensión. LMT era una extrapolación y ensayo sobre el futuro de la raza humana divididos de manera esquemática en dos clases sociales, trabajadores y patrones, extrapolada al mundo de los Eloi y los Morlock.

En el primer bloque predomina la intención de acrecentar el interés del lector una vez que se le han dado a conocer los poderes de la máquina del tiempo. La escena en que el modelo a escala reducida desaparece, la aparición fantasmagórica del viajero y la demora que en los contertulios y en los lectores produce la necesidad de éste de comer antes de «contar» lo que todos ansían conocer, es un acierto narrativo relevante, pues materialmente introduce deseos en el lector por saber qué había y cómo era el futuro. El relato sobre el viaje, escrito e n primera persona, avanza tanto a base de descripciones fantásticas como por razón de las explicaciones diferentes, «las causas», que el viajero va dando, a sí mismo y al resto, acerca de aquel estado de cosas. El suspense que la terminación de las cerillas

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inyecta a la acción es también toda una prueba del bien saber narrar del autor.

El estilo La prosa de H. G. Wells no destaca precisamente por su calidad literaria; busca en ella primordialmente la funciona- lidad y no la belleza de la palabra o la armonía de la frase. Para H. G. Wells, la literatura -son sus propias palabras- «no es orfebrería y su finalidad no es la perfección; cuanto más se piensa en cómo debe hacerse, menos se logra. Estas debilidades conducen a un camino fatal, que se aparta de todo interés natural para ir hacia el vacío de un esfuerzo técnico, un egoísmo monstruoso de artífice». La calidad de su escritura reside más en su fuerza natural y en su intencionalidad crítica que en valores del lenguaje o técnica literaria. Sin embargo en algunos momentos consigue párrafos de gran calidad poética, y las escenas con Weena en esta novela son leal prueba de ello.

Los protagonistas · La máquina. El artefacto que ha de permitir llevar a cabo tan fantástico viaje es sin duda uno de los personajes principales. Aun cuando su mecanismo y modo de funcionamiento no se describen con demasiada verosimilitud (posibilidad de ser real), su aspecto externo, sus elementos y calidades se describen minuciosamente para que el lector la sienta como existente. · El viajero del tiempo. Es el personaje clave de la novela, mediante el cual el autor nos cuenta, al tiempo que la propia materia narrativa, cómo es el futuro, su visión del mundo y de la sociedad. Si al principio de la novela aparece como un sabio lleno de teorías y palabras abstractas, cuando la novela termina, las emociones, miedo, ternura, valentía, sagacidad por las que pasa lo han llenado de una calidad humana que despierta la simpatía del lector. · Los Eloi y los Morlocks. Las dos clases de habitantes del futuro se describen como

seres de psicología muy primaria. Nada se sabe sobre su pensamiento. La impresión que recibe el lector de la novela es que se trata de dos razas de animales inhumanos o, mejor, degeneraciones del hombre. Es importante observar que, como fiel admirador de las ideas sobre la evolución del hombre de Darwin, el autor los dota de apariencia exterior y potencias intelectuales en coherencia con su medio ambiente. ·Weena. Esta protagonista es quizá uno de los mejores hallazgos novelescos de H. G. Wells. Un ser primario, asustadizo y débil, pero que por su capacidad de sentir amor, ternura y lealtad representa el único motivo de confianza en la humanidad que se encuentra en la novela. ·Los amigos del viajero. Los testigos de las palabras del viajero del tiempo, sabios y periodistas en su mayoría, no simbolizan sino la sociedad contemporánea de H. G. Wells con su pluralidad de ideas, su escepticismo y su fe de carbonero. Son un mero pretexto para que se escuchen las teorías que sitúan científicamente, «crean la atmósfera necesaria» al contenido fantástico de la aventura. La máquina del tiempo, además de una muy estimable novela de aventuras por la prodigiosa imaginación que el autor pone en ella, constituye un libro de gran valor para quien quiera acercarse a la obra de H. G. Wells, pues combina en ella sus preocupaciones científicas con sus pensamientos sociopolíticos, los dos polos que delimitaron su vida.

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