artículo Trabajo científico científico
EXPLORACIÓN CLíNICA DE REPTILES
Beatriz Álvarez Carrión Centro veterinario Camaleo C/Oñate 7, 28020 Madrid
Introducción Una característica esencial de los reptiles que los diferencia de los mamíferos, es que son heterotermos (poiquilotermos o ectotermos), es decir, que dependen del calor medioambiental para poder realizar sus funciones vitales por lo que las alteraciones y patologías tanto físicas como de comportamiento, asociadas a la tenencia en cautividad, tienen una relación directa con el entorno que proporcionemos al animal. Necesitan unos rangos térmicos adecuados que incluyan la Temperatura Zonal Óptima (TZO) que permitirá al animal alcanzar la Temperatura Corporal Preferida (TCP) según las necesidades del animal. Debemos proporcionar un gradiente térmico adecuado a cada especie.
Sujeción de Chamaeleo (Furcifer) pardalis
Los reptiles tienen una distribución geográfica muy amplia, esto conlleva una gran biodiversidad y adaptaciones al medio que suponen un elevado grado de especialización.
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Su cuerpo esta recubierto de escamas queratinizadas, realizan una renovación periódica del estrato corneo de la epidermis que denominamos muda o ecdisis (la forma y frecuencia de esta renovación varia con la especie, edad, mantenimiento y estado de salud). En quelonios las escamas están modificadas originando lo que denominamos escudos.
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La dermis consta de tejido conjuntivo, glándulas y en algunas especies (quelonios, cocodrilianos y algunos saurios) contiene osteodermos (placa ósea, con funciones defensivas y en algunas especies implicadas en sistema de comunicación). La coloración de estas escamas varía entre especies y cumple diversas funciones, miméticas con la vegetación o el suelo, o reconocimiento específico durante las relaciones del cortejo, las interacciones sociales y diferenciación interespecíficas. Algunos reptiles tienen cromatóforos y pueden variar la coloración. La forma corporal es el resultado de su adaptación al entorno natural y varía mucho entre los grupos de reptiles e incluso entre especies. Pueden tener según la especie cuatro extremidades, dos o ninguna.
Sujeción de Pogona vitticeps
A nivel interno, y sólo destacando algunas de las diferencias más relevantes: • Los dientes de ofidios y saurios, según las especies, son acrodontes (sujetos al hueso) y poliphidonte o pleurodontes (pueden cambiar de piezas durante toda su vida), existen modificaciones dentales especificas en ofidios venenosos. En quelonios están sustituidos por un pico corneo o ramphoteca o tomium, • El diafragma no esta presente en reptiles (la cavidad única se denomina celoma) salvo en cocodrilianos, los movimientos respiratorios son regidos por los músculos intercostales, con la colaboración de musculatura lisa del pulmón. En quelonios es vital el movimiento de las extremidades. • El corazón es tricavitario (dos aurículas y un ventrículo), el septo ventricular es incompleto, excepto en cocodrilianos • Los quelonios y muchos saurios poseen vejiga urinaria mientras que los ofidios no, almacenan la orina en los uréteres y el colon. • Machos y hembras poseen gónadas pares situadas cranealmente a los riñones, también pares El aparato genital masculino puede ser doble (hemipenes) en saurios y ofidios, pudiendo usarse indistintamente en la cópula (situados desde la cloaca hacia la zona distal de la cola), poseen diferente forma y son de ayuda taxonómica. Los quelonios y cocodrilianos poseen pene y está plegado en la base de la cola. En los reptiles encontramos reproducción ovípara y ovovivípara o vivípara. En algunas especies existe dimorfismo sexual. • Digestivo y sistema urogenital desembocan en la misma estructura que denominamos cloaca. El tubo digestivo finaliza en el coprodeo situado en la zona dorsal de la cloaca. La siguiente cámara es el urodeo donde finalizan los conductos urogenitales y la tercera es el proctodeum posterior que actúa como un área común para excreción y es donde se introducen los hemipenes o pene en el momento de la cópula. Las glándulas odoríferas están situadas en el proctodeum posterior.
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Recepción del paciente Para minimizar el estrés del transporte, el animal debe llevarse en un recipiente opaco, que no permita mucha movilidad del paciente, con algún elemento que simule un refugio y con sistemas calefactores. En la sala de espera no deberían coincidir depredadores y presas a la vez. Incluso el olor de un paciente anterior, depredador potencial, puede ser estresante y empeorar el estado del animal
En quelonios, la yugular derecha suele ser algo mayor que la izquierda pero ambas pueden usarse. En la región craneal la vena se localiza a la altura de la membrana timpánica, y suele visualizarse fácilmente, a no ser que el paciente esté muy deshidratado o sea de pequeño tamaño, tras extender el cuello y en algunas especies, rotarlo ligeramente hacia zona dorsal, El punto de acceso a la vena se sitúa, generalmente, a un tercio de la distancia entre la membrana timpánica y la base del cuello.
La sala de exploración debe estar atemperada (24-26 ºC).
Historial clínico Es muy importante identificar la especie para poder orientar y valorar nuestro examen clínico del paciente y sus necesidades de mantenimiento en cautividad.
La anamnesis es fundamental en clínica de animales exóticos, porque permite detectar y corregir los errores de alimentación, entorno y manejo, que son la causa de la mayoría de enfermedades en reptiles. Así mismo, nos da datos sobre la actitud del animal en su entorno artificial (color, movilidad, etc.). A la hora de realizar la valoración clínica de un reptil podemos dividirla en dos fases: 1. Los reptiles han de ser examinados antes de la manipulación y valorar su capacidad de alerta, respiración, locomoción, estado general del animal, coloración y cambios en la misma. En esta fase de la exploración es fundamental tener en cuenta los datos aportados por el propietario en la anamnesis sobre el animal en su entorno artificial de mantenimiento. 2. Se ha de aplicar algún método de contención físico o farmacológico, que nos permite recabar datos corno la temperatura (°C), pulso (p/min) y la respiración (r/min), exploración de las membranas mucosas, el peso del animal (gramos), estado general, hidratación, tegumento y musculoesquelético. Se realiza una exploración completa del animal mediante, auscultación, palpación, transiluminación y en caso necesario aplicando técnicas de diagnostico complementario (hematología, diagnóstico por imagen, coprologia, etc)
En base a los datos recopilados podremos realizar el diagnóstico y tratamiento de la patología que tenga nuestro paciente y siempre teniendo en cuanta que debemos propiciar que el paciente este en normotermia, temperatura que varia según la especie, para poder evaluar los datos recopilados
Manipulación clínica 20
A nivel clínico la gran variedad de reptiles que existen, casi 6.500 especies, requieren unas técnicas de manejo muy diversas dependientes de la especie, experiencia del manipulador y la finalidad que buscamos al manipular al animal.
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A la hora de sujetar o inmovilizar un reptil no debemos olvidar que muchas veces la actitud agresiva del animal responde a una situación de miedo. La manipulación ha de ser decidida pero delicada y sin brusquedades.
Quelonios: En las tortugas de tierra es sencillo manipularlas e inmovilizarlas, a veces la mayor dificultad es el tamaño y el peso en algunas especies. En las acuáticas el riesgo de mordedura o arañazo es mayor, la forma mas segura es sujetarlas por la parte posterior. Algunas especies tiene una gran longitud y flexibilidad de cuello, lo más recomendable es sujetar estos ejemplares con mano enguantada.
Saurios: Algunas especies pueden desprender la cola si se les sujeta por ella (capacidad autotomica: tienen la capacidad de regenerarla). Como norma general, no debemos sujetarlos por la cola salvo los reptiles en los que es prensil Básicamente se defienden con la boca, las uñas y algunos con la cola. Métodos: - En los de pequeño tamaño: se coloca una mano sobre el animal sujetándolo contra la superficie donde este y después con el índice y el pulgar sujetamos los laterales de la cabeza y con los otros dedos y la mano sujetamos el cuerpo y las patas. - En los de un tamaño medio: La sujeción debe realizarse cogiendo al animal con una mano del cinturón pélvico y la cola y la otra del cinturón escapular, sujetando a la vez la cabeza. - En los grandes varanos y cocodrilianos: se coloca al animal una especie de bozal con cinta adhesiva o una goma para impedir que abran la boca. Una persona sujeta la cabeza y otra o varias, según tamaño, sujetan el resto del animal, teniendo especial cuidado con la cola que manejan como un látigo.
Ofidios Los ofidios se relajan mucho y disminuye su posible agresividad si se las pone en oscuridad durante unos minutos previos a la manipulación Métodos de manejo en ofidios: - Manual: (con o sin guantes): el método más frecuente en ofidios de carácter tranquilo y no venenoso. El guante puede dar pérdida de sensibilidad táctil. Se sujeta su cabeza colocando el pulgar en su zona ínter mandilar o bien por detrás de las ramas mandibulares
Sondaje esofágico. Para poder introducir la sonda se ha de mantener al animal recto, en especies de tamaño grande es necesario contar con la colaboración de un/os ayudante/s. En ofidios, el estomago está ubicado hacia la mitad del cuerpo, pero basta con llegar al esófago caudal, aproximadamente a un cuarto de la distancia hasta la cloaca. Tras la administración no se ha de manipular al paciente para evitar regurgitaciones.
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y con la otra mano mantenerla estirada para evitar que se nos enrosque pero sin estirar demasiado fuerte para no dañar la vértebras y para no producir lesiones musculares o viscerales. En algunas especies o animales tranquilos se puede sacar al animal del terrario cogiéndolo por la mitad del cuerpo. - Gancho para ofidios: permite el manejo de ofidios venenosos y no venenosos agresivos. Consiste en una varilla larga que termina en un gancho curvo de metal en el extremo final. El manejo del gancho no es fácil requiere práctica. Se sujeta la cabeza del animal contra el suelo con el extremo donde está el gancho curvo y con una de las manos (enguantada o no según el tamaño del animal) , sujetaremos la cabeza del ofidio contra el suelo, con el índice (no realizando una presión excesiva) y con el pulgar y el corazón por los laterales de la cabeza, en ese momento se levanta el gancho y se mueve el pulgar poniéndolo entre las ramas mandibulares, con la otra mano se sujeta al animal lo mas cerca de la cola posible. - Tubo de plexiglas: normalmente transparentes de diferentes diámetros, perforados con hendiduras y agujeros que permiten la toma de muestras o la administración de sustancias. - Jaulas de contención: como las que se utilizan para manejo de gatos agresivos. - Tenazas: son largas y el gatillo de manejo esta en el lado del manipulador, en el extremo contrario esta formado por dos mandíbulas de agarre. No es un método que recomendemos pues es muy difícil controlar la presión que ejerces sobre el animal - Escudos de plexiglas: consiste una lámina de plástico rígido transparente con un mango que permite que lo utilicemos a modo de escudo de protección entre el ofidio y nosotros. Se suele inmovilizar la cabeza del animal contra el suelo utilizando el escudo, se mete la mano bajo el escudo y se sujeta la cabeza. En ofidios constrictores de más de 2 metros es aconsejable contar con operarios que nos ayuden y nunca colocar el animal colgado del cuello, con este tamaño correríamos riesgos innecesarios. Especial precaución con especies venosas, debemos haber identificado la especie de forma correcta para evitar riesgos innecesarios y elegir el método de contención más adecuado. Como hemos comentado, en algunas especies o individuos por su agresividad, peligrosidad, tamaño o técnica clínica que hemos de realizar una inmovilización farmacológica. Debemos tener en cuenta que los reptiles al ser heterotermos tiene una tasa metabólica baja y que todos los agentes inyectables que utilicemos dependerán su tiempo de acción y recuperación del rango térmico en el que se encuentre el reptil Una vez que ya hemos procedido a inmovilizar al animal debemos realizar un examen inicial a fondo pero en el mínimo tiempo posible, procediendo de forma sistemática y organizada, y siguiendo siempre el mismo protocolo.
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Sujeción de Macroclemys temmincki, una de las especies de quelonio mas difíciles de inmovilizar por su tamaño y conformación anatómica.
En la exploración debemos incluir la observación de la piel, es conveniente disponer de lámparas con lupas de aumentos Los reptiles que poseen la capacidad de variación de color pueden perderla durante la privación energética o por alteraciones
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en el metabolismo, por lo que suelen aparecer colores claros o muy oscuros sin capacidad de variación. También hay que valorar la respuesta a la agresión, la capacidad de vigilancia y los reflejos: palpebral (no evaluable en especies sin parpados), lingual (los ofidios mantienen parcialmente los movimientos linguales incluso bajo anestesia), cloacal, retracción de la cabeza en quelonios y postural (muy útil en ofidios; se aprecia volteando al animal y valorando el tiempo que tarda en recuperar su posición). Valorar el grado de deshidratación en los reptiles puede resultar más complejo que en perros y gatos. Sujeción de Eublepharis macularius, especie con capacidad de autotomía (no sujetar por la cola).
Los signos clínicos de deshidratación pueden incluir: pliegue cutáneo persistente, hundimiento del globo ocular, disecdisis (problemas de muda), volumen y frecuencia de micción reducidos, o disminución del peso. En la hematología son indicativos de deshidratación un hematocrito elevado y elevación de parámetros bioquímicos como sólidos totales, ácido
úrico y potasio. En animales deshidratados antes de decidir el tipo, vía y pauta de fluido a administrar conviene cuantificar el grado y tipo de deshidratación averiguando la causa La temperatura cloacal de los reptiles, puede ser bastante inferior a la que miden los termómetros clínicos convencionales, por lo que es necesario emplear termómetros digitales con sonda. Al ser animales heterotermos la temperatura corporal influye de forma determinante en los datos recogidos en la exploración del paciente. Para que sea un dato relevante debemos tener al animal en los rangos térmicos que requiere la especie Palpación: Al realizar la palpación debemos valorar, además de las vísceras de la cavidad celómica, el tono muscular del animal. La flacidez muscular en muchos reptiles puede ayudarnos a evaluar la gravedad de su estado. Auscultación: Se puede realizar colocando un paño que amortigüe el ruido de las escamas en contacto con la campana del fonendoscopio. Es muy útil en la valoración de la funcionalidad respiratoria. A nivel cardíaco tiene menor interés puesto que el corazón tiene un ritmo lento y termodependiente, el sistema más empleado en este caso es el Doppler de flujo. Transiluminación: Si la fuente es pequeña puede lubricarse e introducirse dentro del esófago, la cloaca y el colon. La sombra del corazón también puede verse, útil para hacer cardiocentesis en pequeños saurios anestesiados. Hay que tener cuidado de no causar daño térmico por el calor de la lámpara.
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Debemos incluir, siempre que sea posible, técnicas de exploración complementaria aunque a veces puede ser preferible priorizar el tratamiento de soporte intensivo frente a otros procedimientos. Todos los reptiles excretan la orina junto con las heces.
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Lo más aconsejable para realizar un estudio urinario fiable es realizar una cistocentesis teniendo en cuenta que los ofidios no poseen vejiga de la orina. Para evaluar la población parasitaria se realiza el análisis coprológico mediante extensión directa, flotación o centrifugación- sedimentación, nos permite evaluar la población parasitaria y diagnosticar parasitosis. Para poder valorar cualquier desviación patológica es importante conocer cual es la flora saprofita microbiológica y parasitaria, que varía según especie, edad, sexo, momento de actividad sexual, origen del animal, mantenimiento, alimentación, etc.. Vías más frecuentes para la toma de muestras y administración de sustancias: • Vía oral: no invasiva y de rápida absorción si el paciente esta normotermico, no utilizar en pacientes débiles, muy deshidratados o con alteraciones digestivas tiene una absorción lenta y existe riesgo de regurgitación. • Vía subcutánea: El espacio subcutáneo es limitado y poco vascularizado Se utiliza más en algunos saurios y tortugas • Vía intramuscular: en ofidios musculatura epiaxial, en saurios además musculatura de extremidades anteriores y posteriores, en quelonios en las extremidades • Vía intravenosa: las venas o plexos que con mas frecuencia se utilizan, a veces se requiere realizar una incisión quirúrgica son, en ofidios yugular, corazón, caudal ventral, en quelonios además de la yugular, la supravertebraly la caudal dorsal y en saurios, yugular, cefálica, caudal ventral y abdominal ventral. • Vía intracelomica: al carecer de diafragma (excepto cocodrilianos) administrar grandes volúmenes pueden dificultar o inhibir respiración y debemos tener cuidado de no dañar estructuras internas. En quelonios a través de la ventana inguinal, saurios en el cuadrante caudal de la cavidad celómica, caudal a las costillas y craneal a extremidad, en ofidios en el ultimo cuarto del animal ventral a las costillas y craneal a la cloaca. Otra vía de acceso, de muy frecuente uso en quelonios, es la epicelomica (acceso por la unión de la musculatura pectoral al plastrón) • Vía intraosea: útil sobretodo en saurios de pequeño tamaño, se cateteriza fémur o tibia En estos animales, el estrés producido por variaciones puntuales (alimento, parámetros ambientales, etc.) provocará procesos de adaptación o aclimatación al cambio. Sin embargo, las situaciones de estrés mantenidas pueden tener efectos adversos y aun más, si son multifactoriales. En general, los factores de estrés ambientales conllevan una mayor morbilidad y mortalidad que los factores biológicos. Tanto la hipertermia como la hipotermia mantenidas o instauradas de forma brusca, pueden provocar estados de shock en estos pacientes, que redundan en alteraciones de la actividad metabólica con consecuencias sistémicas más o menos graves.
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Es fundamental que tengamos los conocimientos más amplios que podamos sobre cada especie, su anatomía y sus requerimientos porque en la práctica clínica veremos que parte del tratamiento es corregir esas deficiencias en el mantenimiento y poder asesorar al propietario sobre las necesidades específicas de cada especie.