2178 - Practica Profesional - Reyes.pdf

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Acerca del campo de la Psicología Forense En el año 1985 la resolución universitaria de incumbencias demarcó como un campo de especialización de la Psicología a la Psicología Forense, al establecer en su texto lo siguiente: “... Comprende el estudio de la personalidad del sujeto que delinque, la rehabilitación del penado, y la orientación psicológica del liberado y sus familiares, la prevención del delito, el tratamiento psicológico de los delincuentes, la realización de peritajes y estudios de personalidad en juicios que se tramitan ante cualquier fuero judicial y de conflictos familiares, cuando se encuentre el Psicólogo habilitado como Perito Oficial o de Oficio. Su campo de acción se desarrolla en tribunales judiciales, en los institutos penitenciarios, de internación de menores, de patronatos de liberados, etc...”. A escasos años de delimitación del área la demanda de Psicólogos en el ámbito forense ha rebasado los límites de la propuesta inicial. El requerimiento de Psicólogos con formación específica es cada vez mayor en estudios jurídicos, organismos oficiales y no gubernamentales. La solicitud de intervención del Psicólogo, como asesor y mediador, cobra cada vez mayor relevancia. El campo de la práctica profesional de la Psicología Forense comprende problemáticas referentes al modo de pensar la salud, la con relación a la ley y las instituciones de control social formal. Es un campo que se construye con aportes teóricos de otras disciplinas: sociología, antropología, lingüística, criminología, y por sobre todo en la intersección con el Derecho y su diferenciación con la Psiquiatría Forense. La práctica psicológica forense implica la puesta a prueba de recursos de la Psicología Clínica, Evolutiva, Psicopatología, Psicología Social, Institucional y Técnicas de exploración psicológica. En el interior de este campo nocional, se localizan diferentes problemáticas, referidas al modo general en que se piensan la salud, la enfermedad, la cura, el tratamiento, la normalidad, y anormalidad, con relación a la ley, la trasgresión, la justicia, la verdad y el orden. Podemos categorizar al conjunto de nociones, trabajadas en este campo, como ideológicas, esto es como formas de abordajes de la realidad en cuestión, que operan recono-

cimiento de problemas, al mismo tiempo que implican un desconocimiento de las estructuras que la generan. Así como la Clínica, supera en su complejidad, las teorizaciones que sobre ella se hacen, la complejidad de los fenómenos estudiados en el campo de la Psicología Forense, la singularidad del caso en el anudamiento con la demanda institucional, genera una consta interrogación a la teoría.

Una definición FORO: plaza de las antiguas ciudades romanas, donde se celebraban los juicios. Sitio donde los Tribunales oían y determinaban las causas. Parece que el Foro es un lugar donde se oye y, claro, también se falla. Así Foro sería ese espacio simbólico que instituye nuestro lugar. Foro: espacio de demanda institucional y referente discursivo particular. Forense: perteneciente al Foro. Que ejerce sus funciones por delegación judicial. ...¿Y entonces que agrega esto de forense a la Psicología? ¿Y qué de esta delegación? Para empezar diremos que aquello de lo forense, agrega una serie de cuestiones que constituyen un verdadero desafío para la Psicología, puesto que hacen obstáculo a la teoría y a la técnica. Pero si algo del oír y del fallar es del orden de lo forense la perspectiva psicológica instituye el escuchar. Y como toda perspectiva afirma lo que instituye, pero también lo excluye, la Psicología Forense afirma que no es de lo suyo el “Fallar” (sentenciar). También podramos decir que las instituciones en las que se desarrollan son: Poder Judicial, en sus distintos fueros, institutos de menores, unidades carcelarias, patronatos de liberados. Instituciones de control social formal, que funcionan desde la división binaria y la marcación de loco-no loco, imputable-inimputable, peligroso- inofensivo, normal-anormal. Poder Judicial: ideal institucional: la búsqueda de justicia “dar a cada uno lo suyo”, “el que las hace las paga”.

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El ideal de justicia impuesto al discurso jurídico: ¿No silenciará la pregunta acerca de si lo legal coincide con lo justo? Intento humano por generar un espacio donde se pueda ordenar el caótico mundo pulsional, en las instituciones una voluptuosidad ha sido transmudada en pulsión social y una sensorialidad sustituida por un ideal. Transmutaciones de la pulsión oral y anal, nuestras instituciones entronizan los ideales de la verdad, el amor, la justicia, el orden, pero como la aspiración al reencuentro individual con la voluptuosidad pérdida, parece ser el criterio que ordena la vida institucional, las Instituciones “enfermedad” de aquello que pretenden “curar”. Desentramado pulsional, retorno a una erogenidad regulada por el afán de venganza, la humillación, las metas vindicativas, estas instituciones son el lugar del ejercicio del poder y la violencia. Aislamiento del mundo exterior, marginación del tiempo lúdico, y del de la producción, condena al no hacer, trabajo como premio, tiempo de tatuajes, y de reproducción de lo mismo, estas instituciones entre climas melancólicos (es por su bien) y climas paranoicos marcan su vigilancia jerárquica y sanción normalizadora.

Para una fundamentación de la práctica Mucho ha variado nuestra mirada desde aquella primera Psicología Forense que condenaba a ser una Psicología experimental, que debía utilizar su saber-poder referido a la psicología del testimonio. Enero de 1911. Tribunal de Flandes Oriental (Bélgica), el Profesor Varendonck, maestro de escuela, presenta un dictamen pericial acerca del testimonio de unas niñas en un caso de homicidio. Uno de los primeros dictámenes periciales. Un saber profano irrumpe en el medio judicial. Por la misma época el Instituto Psicológico de Wurzburgo comienza a ser designado por los Tribunales de la región para efectuar algunos dictámenes psicológicos. La Psicología Experimental, ciencia natural, objetiva, y concreta, hace entrada en los estrados judiciales. El fundador de la Psicología Jurídica, Hans Gross, Profesor de Derecho Penal de la Universidad de Praga, convoca a una Psicología “... concreta, práctica, viva, y para abogados”. 4

Por la misma época, también, Sigmund Freud, en al conferencia pronunciada en el Seminario del Profesor Leofler, de la Universidad de Viena, plantea a Magistrados y a funcionarios judiciales los límites, y alcances de los experimentos de asociación de palabras para ser introducidos en la operatoria judicial, dando cuenta de las analogías y diferencias de esta con la Clínica. “... Empezaré por establecer una analogía entre el delincuente y el histérico. En ambos se trata de un secreto, de algo recóndito. Pero para no incurrir en paradojas haré también resaltar a continuación las diferencias. En el delincuente se trata de un secreto que el sujeto sabe y oculta, en el histérico de un secreto que a él se le oculta...”. Más tarde, en la Peritación Forense en el Proceso Halsman dirá: “... Precisamente por su existencia universal el Complejo de Edipo no se presta para derivar conclusiones sobre la culpabilidad...”. ¿No están desde allí establecidos los parámetros éticos fundamentales? Y entonces: ¿qué Psicología Forense construir desde una perspectiva que no obture la pregunta acerca del sujeto? Seguramente una que, diferenciándose de la Psicología Jurídica del testimonio, la obtención de la evidencia delictiva, la reforma moral preventiva e higiene moral del delincuente) Mira y López, Manual de Psicología Jurídica) y de la Psiquiatría Forense, encuentre un discurso propio que sostener y la sostenga frente al discurso jurídico.

Metas Desbaratar la ilusión positivista del encuentro con los grandes (¿cómo es un homicida, un violador?) en pos de la comprensión de la singularidad del acto. Si intervenimos en conflictos familiares en donde un pedido de ordenamiento e instauración de una legalidad es imperante, en las disputas interminables acerca de los hijos, los bienes, y el dinero en una pareja que se divorcia, en la evaluación psicológica de un sujeto (niño, adolescente o adulto) que ha cometido un acto delictivo, en la evaluación y posterior orientación de un chico que ha sido maltratado, abandonado o abusado sexualmente, en la restitución de un menor, en brindar el testimonio de dictamen producido en un juicio oral, en determinar el daño psíquico de alguien que ha padecido un accidente, en el armado de dispositivos de tratamiento institucional...

¿Cómo responderemos a la convocatoria judicial?

Llamados como especialistas del psiquismo, poseedores de los secretos de las profundidades deberíamos comprender las fuerzas misteriosas de la mente y utilizarlas para una mejor administración de justicia. ¿Escucharemos las causas perdidas, la causa dentro de otra causa (expediente judicial)?, ¿nos refugiaremos en el supuesto saber seguro y estandarizado de las pruebas psicológicas o podremos ir más allá? Pensar conjuntamente con los Magistrados los efectos de alguna resolución en la estructura individual y/o familiar de un sujeto, efectuar señalamientos, puntuaciones, marcar contradicciones y prescripciones, descentrar los lugares estigmatizan tez y fijos aportados por la familia y la estructura judicial. Velar en todo momento por la salud psíquica del sujeto de nuestra operatoria, entendiendo que nuestro lugar no nos releva de tal deber ético y nos impone el de analizar que valor cobran nuestras nociones y conceptos dentro de la operatoria judicial, qué preguntas plantean a nuestra disciplina las nociones jurídicas de pena, castigo, prevención y tratamiento y cómo estas se articulan con las psicológicas de cura, salud, enfermedad y verdad.



El Derecho es por excelencia el discurso del poder.

Implica una relación permanente con el poder, no sólo por ser la ciencia más antigua, creada para dominar y hacer andar al género humano, sino por su discurso oscuro, altamente codificado, tiende a disfrazar las técnicas de manipulación social. Discurso reservado a unos pocos “... los Doctores cuya ciencia es la ley...” dirá P. Legeandre. Conviene además subrayar las posiciones siempre muy ligada al ejercicio del poder, que ejercen los hombres del Derecho en su práctica social, ya sea como jueces, legisladores, abogados, teóricos del Derecho. Esto nos abre todo un campo de interrogaciones: ¿Qué es el Poder?, ¿qué relación existe entre el Sujeto y la Ley? ¿Qué relación hay entre el Sujeto y las Instituciones? ¿Cómo funciona en la teoría y en la práctica el encuentro entre la Psicología y el Derecho? Será el Psicoanálisis el que nos permita dar cuenta de algunas de estas preguntas, sirviendo de andamiaje conceptual para desmontar el mecanismo jurídico y develar que más allá del discurso manifiesto del sujeto y las instituciones hay algo que se juega en la otra escena. Lic. Liliana E. Alvarez Directora de la Carrera de Especialización en Psicología Forense de A.P.B.A. Perito Psicóloga Tribunal de Menores

Las dificultades de una articulación Pero es quizás este el punto más conflictivo. El de una articulación. Tironeados entre la promoción de salud y la operatoria judicial, enclave de dos discursos: jurídico de lo universal y psicológico de lo singular. “... el discurso jurídico es el discurso de las normas, es el discurso que se pretende, por ende, normal. Es uno de los pocos discursos que a veces hasta prohíbe el silencio, por que hay cosas que se deben decir permanentemente, porque cree ver la voluntad en lo que ella dice de si misma y del sujeto. Es, en fin, el discurso que en forma más sistemática acarrea los silencios necesarios para excluir el deseo, por que es el discurso que ejerce el Poder...” (Ricardo Entelman en “La noción de la dogmática en las Ciencias Sociales”).

Bibliografía Freud, Sigmund. Psicoanálisis aplicado, El diagnóstico de los hechos y el Psicoanálisis. La peritación en el proceso Halsman. Entelman, Ricardo. La función de la Dogmática en las Ciencias Sociales. Mira y López. Manual de Psicología Jurídica. Alvarez, Saunier, Ogando, Borda y Rebori. Campos y efectos de la tarea Psicológica jurídica. A.P.F.R.A. Información instrumental. Legeandre, Pierre. El amor del Censor.

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