LA SEGURIDAD EN EL DIA A DIA DEL ESPECTÁCULO EN VIVO
Resumen de la Intervención de Jean Michel Dubois en el seminario: LA SEGURIDAD EN LAS ARTES ESCENICAS Y LA PREVENCION DE RIESGOS LABORALES
Lunes, 17 de Marzo de 2003
Quisiera empezar mi intervención recordando la evolución progresiva de la noción de seguridad. Para ello, me basaré en el trabajo de Françis Ewald sobre la genealogía de las actitudes de prudencia (Publicado en Francia en la revista Anné Sociologique 1996). En el citado artículo se refieren 3 distintas actitudes desarrolladas frente a la incertidumbre durante los dos últimos siglos. 1.- En un principio, la actitud de prudencia se basa en el modelo de la responsabilidad. Cada uno es responsable de lo que le ocurre y si le pasa algo (un accidente) es por culpa del propio individuo. No existe la noción de víctima. En el siglo XIX, en el momento en que el conocimiento permite controlar mejor las situaciones, asistimos al surgimiento de un modelo. Este modelo se basa en la moralización y normalización propias del siglo XIX. La lucha contra las plagas sociales como el alcoholismo, debido a conocimiento de los efectos del alcohol, permite adoptar una actitud de previsión prudente. Es la época en la que el trabajador sabe que corre el riesgo de un accidente, que corre el riesgo de ser considerado responsable del mismo y que puede, mediante la suscripción de un J.M. DUBOIS: La seguridad en el día a día del espectáculo en vivo
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seguro voluntario, obtener una compensación. El núcleo de esta actitud es la previsión, basada en la toma de conciencia de los riesgos y en la responsabilidad. Esta actitud perdura y sirve de modelo a las campañas de prudencia. 2.- La segunda actitud, tiene por modelo la solidaridad. En 1898 aparece por primera vez en el derecho francés en una ley sobre los accidentes de trabajo. Los riesgos son ahora soportados por los empleadores y por los asalariados. Aparecen entonces las leyes sobre la seguridad social que implican el principio de solidaridad. Esto provoca un cambio radical en la concepción de la amenaza y del riesgo como elemento normal de la vida moderna. Tanto el individuo como la sociedad son responsables y deben compartir los riesgos entre todos. De ahí los seguros que compensan e indemnizan. Sin embargo, los cada vez más numerosos riesgos de la vida moderna provocan una evolución del modelo hacia una nueva actitud: la actitud de la prevención. Se necesitan expertos científicos que determinen los riesgos. Los riesgos son medibles y es preciso que la ciencia nos ayude a controlarlos. Sin embargo, hoy en día, una parte importante de la población no tiene esta confianza absoluta en la ciencia, incluidos determinados expertos, que reconocen que sus conocimientos han sido puestos en cuestión por determinados hechos acaecidos en los años 80: replanteamiento del desarrollismo, interrogantes sobre el medio ambiente, sobre la salud (sida…), sobre las catástrofes (Chernobil…). Una forma de vulnerabilidad inesperada aparece, y además el hombre es responsable de ella. La actitud de prevención es poco a poco cuestionada y en 1992 en la cumbre de Río, sobre la necesidad de un desarrollo sostenible, surge el principio de la precaución.
3.- La actitud de precaución se caracteriza por el contexto de incertidumbre científica y por la eventualidad de daños graves e irreversibles. Estas amenazas, por difusión y analogía inducen el temor en todos los niveles. Los incidentes o la violencia urbana serán percibidos de la misma manera, -incierta e incontrolable-, y capaces de provocar eventuales daños irreversibles. Un sentimiento de catástrofe mundial invade el día a día, dando la sensación de que nada es seguro y provocando una búsqueda de seguridad absoluta. Los modelos de responsabilidad y solidaridad no bastan para dar respuesta a esa necesidad, ya que la indemnización no basta para dar respuesta a los interrogantes planteados. Por otra parte persisten la necesidad de encontrar culpables y la lógica de la responsabilidad según la cual las víctimas buscan compensaciones penales frente a lo irreparable. La filosofia del seguro ya no es la solución.
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La seguridad1 es una de las respuestas al principio de la cautela; anticiparse a lo peor nos lleva a defendernos y asegurarnos al máximo contra TODO. Significa también disminuir la desconfianza y situarse en la lógica única de la preservación. Vemos aquí la paradoja de nuestra sociedad contemporánea democrática: es más tranquila y segura que las precedentes, pero creemos lo contrario. Y en cada suceso, el sentimiento de vulnerabilidad se acrecienta. Por supuesto, el espectáculo en vivo no escapa a esta paradoja y ciertas catástrofes, como la de Furiani (hundimiento de una grada con varios muertos) o la de Sevilla (hundimiento de un decorado con un muerto), han sensibilizado fuertemente a los profesionales del espectáculo. Además, desde hace algunos años, empleadores y asalariados tienen otros motivos para interesarse: •
La Unión europea ha publicado directivas relativas a la seguridad, algunas de las cuales son aplicables desde 1991.
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el “Conseil National de la Scénographie” ha publicado su "Prontuario sobre la seguridad en el espectáculo en vivo"
La seguridad en los teatros comienza por la protección de la vida y del bienestar de las personas ya sean espectadores, actores o trabajadores del teatro. Implica también la de los bienes materiales, del patrimonio moral, cultural e histórico. La complejidad de los problemas de seguridad en los teatros necesita un esfuerzo concertado entre los diseñadores (arquitectos), los usuarios y los poderes públicos para la elaboración de un sistema interactivo de organización de la seguridad en los teatros y salas de espectáculo que ha de comprender: •
los principios de la prevención (derechos, deberes, responsabilidades).
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la seguridad en la ocupación de los espacios (necesidades arquitecturales, higiene, circulación y evacuación de las personas)
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la seguridad en el trabajo (formación, sanidad, higiene, protecciones en los equipos, métodos de trabajo)
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la seguridad contra incendios (protección, prevención, resistencia tratamiento al fuego de los materiales)
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(Sûréte en el original). En francés e ingles, -a diferencia del castellano que usa sólo la palabra seguridad-, se emplean dos palabras con acepciones distintas. Se distingue entre el concepto sûréte (security en inglés) de ámbito más general y referido fundamentalmente al aspecto social y el concepto sécurité (safety en inglés) de aplicación en prevención.
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¿Por qué en el espectáculo es más difícil que en otros sectores evaluar el riesgo? ¿Por qué la noción de peligro es borrosa? ¿Por qué la habilidad técnica, artística y física se vive de manera exultante y "viril", especialmente en una representación (tanto más cuanto para preparar el "estreno" se admiten sobrecargas horarias fuera de medida). La realización de un espectáculo moviliza un equipo de hombres y mujeres que trabajan en un espacio restringido, perturbado por una geografía cambiante donde las referencias se pierden. Hecho de contrastes permanentes, (desde el cegamiento provocado por los proyectores hasta el oscuro total), el trabajo se realiza en una fuerte tensión: silencio, rapidez, cadencia muy rápida de los trabajos, constantes "olvidos" (admitidos por todos) de la duración máxima de la jornada laboral en período de creación etc. Estas condiciones de trabajo, perjudican especialmente, y de múltiples maneras, a las personas poco o nada cualificadas. También los "eventuales", a menudo muy competentes, se encuentran expuestos: realizan varios trabajos en la misma semana, a veces en el mismo día, en lugares de representación que no han tenido tiempo de conocer -rentabilidad obliga- y tampoco de analizar los obstáculos (“trampas”). Así, además de realizar a menudo una jornada que sobrepasa la duración máxima legal, sin posibilidad de control y por consiguiente de prevención, se les exige -a veces por los mismos responsables de las empresas- que hagan todo (y a veces no importa qué) para que el espectáculo continúe. Por último, consecuencias de la fatiga y de las jornadas de trabajo de duración variable e intermitente, son la depresión más o menos caracterizada y el estrés, que conllevan en algunos casos, al abuso de bebidas alcohólicas, de drogas, a situaciones de farmacodependencia etc. que a su vez son origen de nuevos riesgos. Las negligencias ocasionales, (a veces incompetencia), la falta de precaución, de protección y atención, la violación consciente o inconsciente de los reglamentos de seguridad, son infracciones, aunque no siempre voluntarias, demasiado numerosas. Cada año, en los locales de espectáculos, se producen accidentes que conllevan la muerte o la incapacidad permanente de profesionales o público asistente. La dificultad que se encuentra en el espectáculo en vivo, y que se encuentra también en otras actividades, es la de trabajar siempre sobre lo efímero y a corto plazo. Esto conduce a comportamientos particulares, basados en una experiencia rica y de tipo artesanal, en detrimento, a veces, del espíritu solidario y de empresa. En este contexto parece necesario recordar que el conjunto de personal, incluidos los eventuales y los directivos de la empresa, ha de gozar de una sólida formación en seguridad. El responsable del centro debe vigilar personalmente por la estricta y constante J.M. DUBOIS: La seguridad en el día a día del espectáculo en vivo
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aplicación de las medidas de higiene y de seguridad de los trabajadores, sean estos pertenecientes a la propia empresa o a una empresa externa bajo la pena prisión. Los responsables del centro deben: •
Garantizar la constitución del Comité d’Hygiène de Sécurité et des Conditions de Travail (CHSCT)“ y de los planes de prevención, de los que deben asegurar el funcionamiento sobre todo en lo relativo a la observación de las normas de seguridad.
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Ocuparse de la puesta en práctica de los dispositivos para el control y mantenimiento de las instalaciones técnicas, equipos y maquinaria.
En el mismo espíritu, parece indispensable recordar la obligación para cada responsable de empresa de definir por escrito las prácticas profesionales que deben aplicarse en la realización de cada espectáculo. Es importante la constitución del Comité de Seguridad e Higiene de la empresa tal como prevee la ley. Así, la consulta regular a este comité permite seguir la evolución de la seguridad y prever las normas a elaborar, ofreciendo al responsable de la empresa los medios y el soporte necesario para el pleno ejercicio de sus responsabilidades. Su actuación afecta a TODOS LOS TRABAJADORES PRESENTES en la empresa, ya sean propios o de una empresa externa. A la vista de la presión que actualmente ejerce sobre todos nosotros la reglamentación, las direcciones técnicas deben estar permanentemente atentas a que la seguridad no se emplee para amputar los proyectos artísticos en su parte poética y de ensoñación y me atrevería incluso a decir, de riesgo. La seguridad es un derecho y un deber, pero no debería ser una censura: jamás debe impedir el nacimiento de un proyecto artístico. Para ello es preciso formar al personal, enseñarle a encontrar las medidas compensatorias necesarias para evitar el riesgo, y adaptar los proyectos artísticos, en el marco de un diálogo constante con los productores y los creadores. Los directores técnicos se encuentran en una situación delicada: la actual búsqueda del “riesgo cero” y la responsabilidad que deben afrontar en caso de un incidente técnico deberían de forma “racional” conducirlos a suspender una buena parte de su actividad. Su pasión por el espectáculo vivo los lleva, felizmente, a continuar su oficio de manera -ahora sí- “razonable”, recordando que la acción, (todo acto humano), comporta siempre una parte de riesgo, que ciertamente hay que reducir. Pero parece –excepto si nos creemos magos- un tanto presuntuoso pretender suprimirlo totalmente. Así, nuestra preocupación por la seguridad ha de ser constante, para proteger la vida, la vida de las personas, por supuesto; pero al mismo tiempo hay que proteger la vivacidad de las creaciones y de los espectáculos. Debemos ocuparnos J.M. DUBOIS: La seguridad en el día a día del espectáculo en vivo
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prioritariamente de la seguridad, pero sin olvidar por ello las necesidades de la creación. Olvidándolas, caemos, a menudo, en una actitud mortal para la efervescencia creadora y la innovación.
___________________ Jean Michel Dubois es director técnico del Téâtre National de Strasburg y profesor de la École Supérieure d’Art Dramatique du TNS. De su extenso currículum son de destacar la Dirección Técnica del Teatro de la Bastilla (Opera de Paris) y sus trabajos en consultoria escénica.
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