LETRASUNIDAD 1
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS
TEORÍA LITERARIA PÁG. 15 A 27 CRÍTICA Y TEXTUALIDAD "CESARE SEGRE" 8 (COPIAS)
Grupo de Estudios sobre la Critica Literaria
Boletín G. E. C. \.° 9-10
Mendoza
Rep. Argentina
CRÍTICA Y. TEXTUALIDAD Ponencia leída 'en el XVI Congreso AISLLI -Associazione intemazionale per gii Studi di Lirigua e Letteratura Italiana- realizado en Los Angeles,. UCLA, octubre 1997, cuyo tema fue "La metamorfosis del texto y la textualidad de la crítica". Traducción: Gloria Galli de Ortega. 1, Le cultura multimedial está provocando Una . gran .atomización en ese conjunto de textos que llamarnos. literatura. • Toda una literatura nacional puede ahora ser archivada én un CDRonlaPertír.deia, selección:: de. obras y depárrafos, lo que puede también resultar una condena a muerte para la obra y el párrafo que han sido omitidbs. También una obra puede.ser archivada en un CD-Rom con enorme ventaja para los estudios lexicales y la posibilidad de realizar análisis comparativos intertextuales pero, en este caso, se corre el riesgo -de perder la unidad .y la personalidad del texto. Si nos remitirnos a un panorama más amplio, sabemos que Internet nos. ofrece una miríada, una polvareda de noticias no verificadas ni ordenadaS'en una relación racional pero un. espíritu bien dotado sabrá encontrar los elementos genúinos en función de una determinada búsqueda. Y si no deben silenciarse las ventajas cognoscitivas dé estos adelantos técnicos, tampoco debernos desconocer que una masa de lectores podría caer en la atonía y finalmente, en la desesperación por la incapacidad' de elegir info-rmación. También en la crítica :y en la filología se asiste a fenómenos en buena parte análogos. El desconstruccionismo, todavía no superado a pesar de su aparente crisis, reconoce, mas 15
aún, celebra como único resultado de la actividad crítica la sustitución de un discursó, el del escritor, por otro, el del crítico. Y corno también el lector del crítico sintetiza en discursos el discurso del crítico, se inicia una dispersión ehtrópíca en la cual al discurso del escritor se le puede reconocer` solamente la función de pretexto inicial. Semejantes considerabiones, es evidente, se podrían adelantar también en lo que respecta al discurso moral o histórito y se podrá comprender así cómo es posible que estos discursos terminen por enterrar toda verdad y todo principio bajo una atomización de discursos Y hasta se podría pensar que la palabra discurso está muy próxima a charla, cháchara, vaniloquo, incluso, parloteo.. Distinto pero convergente el desastre que puede provocar la así llamada nueva filología: En general se puede decir que la nueva filología intenta remover o de hecho ignora, las bases más sólidas de la filología de todos los tiempos, desde la antigüedad a nuestros días: el análisis lingüístico, la lógica y la inducción convergentes en la restauración textual. En este caso mucho de la nueva filología constituye solo una autodefensa de su falta de competencia, En directa. referencia a la crítica' textual, Irle parece significante el enorme ,exito del concepto de "mouvance" de los textos.. Bajo la etiqueta de mouvance se recoge el conjunto de las variantes de un texto, aquellas sobre las cuales se puede apoyar un análisis ecdótico serio., Pero ahí donde el verdadero filólogo comienza a valorar la autenticidad,, la compatibilidad, el valor significativo de cada variante., intentando después rastrear gradualmente y • con verificaciones • 'continuas una serie de relaciones, el nuevo filólogo usa la diferenCia.entre las variantes corno manifestación de una tendencia incontrolable hacia la pulverización y concluye con una declaración, negligente pero cómoda, de capitulación, No son diferentes las consideraciones que se podrían hacer en otros ámbitos, desde el peripdismo a la 1:l'orifica. Sería lícito concluir que el hombre de hoy, habiendo rechazado padres y maestros, creencias e ideologiás, está debatiéndose en un mundo donde una noticia tiene el mismo valor que otra; donde, al ignorar cualquier juicio moral, todo se ha vuelto igual a todo y no existen verdades sino opiniones, igualmente
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disponibles al debate o a una discusión, sin sentido: un mundo de polvo en el que algún reflector bien dirigido pueda quizás sacar algún brillo efímero. No nos darnos cuenta de que este polvo es probablemente ése al cual todos retornaremos, pulvís et umbra. Lo Más tarde posible. , 2. Deseo dedicar a la crítica estas palabras de apertura en nuestro Congreso. Una actividad difícil de clasificar incluso porque se presenta extremadamente diferenciada. Por una elección personal que me considero emgrado de defender en el plano teórico, quiero excluir antetodo al crítico-cuco o cuclillo, el que entra en competencia con el autor de que se ocupa y presume de dar a su obra una exposición más refinada y coherente. El crítico cuco es un•escritor disimulado, envidioso del escritor verdadero y decidido a quitarle su lugar -esto es, a sustituir la página del escritor por la suya. Semejante a él es el crítico-pavo real, para quien la obra, cualquiera ella sea, puede y debe ser rebajada a pretexto de las creaciones con las cuales ,podrá ostentar los colores de la propia fantasía, Dejaré de lado también al crítico-camaleón que cree que el modo más adecuado de hablar de una obra es imitar su estilo o impostación; si bien reconocemos que un cierto mimetismo con el objeto de estudio es inevitable, inofensivo y hasta conveniente. Obviamente no me ocuparé del crítico-efímera, .el de los diarios, que cumple, su función -utilísima- de señalar las obras apenas publicadas y propone una valoración extemporánea. En este caso la necesaria tempestividad y la penuria de espacio impiden la . motivación adecuada de una consideración efímera. En conclusión, me ocuparé de.la crítica que describe la obra literaria, que la coloca én su contexto histórico y emite un juicio de valor. Esta crítica -por lo demás, como las formas mencionadas- se expresa mediante textos. En una primera aproximación se puede decir que se trata de textos en los que se habla de otros textos, las obras literarias, un estatuto no muy fácil de disponer en la tipología de los textos, en lá Texttypologie. El
1 texto del crítico (no digo texto crítico para no confundirlo con la edición crítica, reconstruida con procedimientos bien conocidos), está bastante distante del texto literario por lo que puede aspirar a cierta autonomía pero no _tanto como para prescindir de su existencia. La crítica comunica los resultados 'de una lectura del texto literario con propósitos que se pueden reducir a esta alternativa. fundamental: 1.encaminar al lector del texto del crítico a la primera lectura del texto literario; 2. proponer una lectura del texto literario distinta o de mayor profundidad de la ya .operada por el lector, quien podrá comparar las conclusiones por él obtenidas con las del crítico. Para dar ti na idea de .la._garna _de . pos ib :diré- que el comentario, que idealmente adhiere a la sucesión de palabras y oraciones del texto literario, está mucho más cerca a éste que ,el textp „del crítico. Tanto que Genette habla de .paratexto a proOóSitó .del comentario. En resumen, el texto del crítico remite al texto literario sin depender de él nada más que en el sentido de que, a falta del . 'a. texto literario, -el texto del críticaino tendría razón de existir: este tipo de relación se evidencia por la mediación de la lectura: el texto del crítico supone que el crítico haya leído el texto del que habla. Es sintomática la frecuencia con que se citan párrafos del texto . estudiado, como para ponerbajo los ojos del lector los fragmentos más hermosos o representativOs o para engullirlq a, mejor aún, fagocitarlo. La naturaleza libre, es decir, no obligada de la lectura y la no necesidad de sacar de esta lectura una obra crítica dan la medida de la independencia • del texto del crítico frente al texto : literario. En síntesis: el texto del crítico supone, .sin depender de él, el texto literario del que en parte se posesiona pero el texto literario no supone el texto del _crítico.
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lectores y el aporte del texto en la crítica reader ofiented, Me interesa en cambio subrayar enseguida que quien hable del texto habla de la propia lectura del texto. El texto es un puro5bjeto gráfico hasta que opera en él la interpretación de un lector. El critico es un lector especialmente preparado (o cree serio), que expone su propia lectura y•los significados que ha 'obtenido. Por eso se puede decir que cualquier operación crítica supone una relación texto-lector y que un análisis textual "puro" no existe. 3.No es el caso de preguntarse ahora qué es un texto literario. Sin embargo, vale la pena tener presente algunas de sus propiedades que justifiquen la operación crítica. Señalo al menos las siguientes: tel texto' literario debe .estar provisto de sig:. nificacios; 2. estar destinado a comunicar sus significados al lector o receptor a través de procesos de publicación; 3. ser considerado obra de arte, porsu conformación formal y por la ausencia de finé prácticos inmediatos; 4. estar en grado de provocar reacciones positivas o negativas en la lectura, de goce p de participación. El crítico, al leer el texto, sigue mental o materialmente una acción de expolio o develamiento, lexical o sintáctico, semántico o simbólico. Al . mismo tiempo identifica los elementos del contenido que en su conjúnto constituyen. la trama .si el texto es narrativo o, en caso contrario, la estructura ideal del texto. En un segundo rnómento, el crítico constituye el propio discúrso ordenando, según la propia interpretación, los datos recogidos precedentemente. En esta etapa el crítico se remite a los procesos de significación que ha individualizado y que ahora evidencia y reordertaaoperando según la dialéctica texto-intérprete, sin la cual no se da signifiCación. Los dos momentos son sólo idealmente sucesivos porque el buen Orifico continúa confrontando la reconstrucción personal con el texto literario y mociific.ándola según . las sucesivas perspectivas. '
De inmediato adelanto una observación olvidada por loa. teóricos pero para mí importante. Actualmente está de moda contraponer a una interpretación estructural, que estaría orientada sobre el texto, una interpretación readed oriented. No discuto las proporciones ponderativas entre el aperte•."del lector o de los
De estos dos momentos; el primero es una especie de desmontaje parecido al realizado por un ordenador y en parte, hoy; posible para un ordenador. :pi se lograra construir un ordenador
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más inteligente, las operaciones de esta primera etapa podrían ser automatizadas aún más. Pero es necesario afirmar can precisión que también el desmontaje es una operación hermenéutica y por elló mismo no se puede delegar del todo en un instrumento. Por esta razón los eventuales auxiliares técnicos no resquebrajan para nada la peculiaridad del verdadero quehacer critico, que coincide: con el de la segunda etapa. Conviene reflexionar sobre la importancia de la primera fase porque es ella la que garantiza la consistencia y la autoridad de los materiales con los que opera el crítico. También considerar que la recopilación de los materiales se ha ido•haciendo en función de una hipótesis de trabajo: ninguna norma a priori püede guiar el expolio. lDiligencia y libertad inventiva están en acción desde un primer momento. Seria cómodo pero erróneo afirmar que la segunda etapa appya totalmente en la libertad inventiva. La segunda fase es ésa en la que [a hipótesis de trabajo se coteja permanentemente con el texto literario concreto como estructura de significados. Por lo mismo en, ella el trítleo descarta progresivamente todas las suposiciones desmentidas por el análisit. atento del texto'. La libertad reside en las' modalidades de exposición que se abren en un abanico ilimitado y en el cual la:personalidad del crítico tiene la oportunidad de revelarse en pleno. Aquí el crítico puede también optar por una exposición fría y distante o entusiasta y comprometida; puede forzar el texto literario en una jaula rígida o realizar un remedo, a veces imperceptible, de sus mismos procedimientos.' El texto del crítico será sometido por el lector a un análisis muy semejante, esto es a un desmontaje más o menos atrevido, seguido de un montaje tendiente a una interpretación global que debería hacer converger, en el caso más feliz, cuanto ha obtenido ei lector con la intepretación del crítico. Y también esta vez se, realizan cotejos entre la hipótesis de trabajo del lector y la realidad del • texto del crítico. Pero entra en juego un tercer punto de referencia, fundamental, dominante: el mismo texto literario. El trabajo interpretativo ya no será intratextuai sino intertextual. Y la comprensión del texto del crítico recibe la influencia de la 20 comprensión simultánea o la reconsideración del texto literaño.
A :esta relación de dos -críticotexto- sigue una relación de tres lector, críticottexto-. En realidad, teniendo en consideración una complicación inevitable, se ponen en relación las operaciones semánticas actuadas en la relación texto literario/crítico como lector con aquellas surgidas de, la relación texto del críticoflector y, finalmente, las surgidas de la relación texto literario/lector. Nuestras mentes son a menudo llevadas a operaciones igualmente acrobáticas sin que se den cuenta. Dicen que si los caballos pensaran en el movimiento de sus patas, no serían capaces de correr; no hablemos de los ciempiés. 4. Para algunos estudiosos el desmontaje del texto. literario, durante el análisis, da lugar a un jniertexto. Utilizo este significado 'por comodidad, consciente de que cada uno de nosotros usa el término con distinto valor, porque también existe una ambiguación de los límites sémicos de la terminología. Si se acepta mí definición no puedo menos que proponer a ustedes otro intertexto más complicado: ése en el cual el intertexto del texto literario se transfiere al interior del intertexto del texto del crítico, Incluso pretcindiendo de estas complicaciones expositivas, bastante antipáticas, me parece evidente que quien lee un ensayo crítico se mueve en un espacio en que están dispuestos elementos de la obra literaria analizada por el crítico y elementos del texto trabajado por el mismo crítico; y el resultado de estos, movimientos será un juicio que supone tanto el texto del crítico, consideradp en relación con la obra literaria, cuanto el texto literario, considerado en dialéctica con el texto del crítico. Se advierte que hasta este momento he hablado de la obra literaria como de un texto. Generalmente la crítica acepta esta definición, incluso cuando se divide ante el hecho de valorar la importancia de los elementos extratextuales, biográficos, históricos, contextuales, etc. Algunos' consideran que se perciben
en el texto; otros, que el texto se comprende solamente a la luz del extratexto.Dejo pendiente esta discusión porque nos espera una cuestión más importante. Desde hace unos cincuenta años en Italia y unos veinte en 21
Alemania y en Francia, un nuevo tipo de critica ha colocado la obra *literaria en .-una visión dinámica que pone en duda la configuración textual. lile refiera p la crítiCa de las variantes á crítica genética. En este caso el texto se revela como el resultado; teóricamente siempre provisorio, de una sucesión infinita de transformaciones. No se puede negar que el conocimiento estas transformaciones cobra valor a partir de nuestra comprensión, aún cuando Cróce lo negara, Por otra parte no se puede sostener que por transformaciones anteriores se deba deducir la obligación de considerarla obra literaria inmersa.en un dinamismo sin tregua. En efecto, considero que cada fas_e de elaboración constituye en si un .texto'y que la historia textual de una obra se resuelve en una sucesión de textos, cada uno de los cuales es analizable en si mismo y entre los cuales el último puede ser considerado definitivo solamente porque no le sigue otra reelabaración. El punto de arribo necesario para la cuestión es el siguiente: para comprender el texto resulta útil el conocimiento de los textos que lo procedieron. Esto nos lleva a integrar `el intertexto horizontal, el de la obra definitiva, con el intertexto' vertical, el de sus etapas genéticas. Pero si es verdad que el dinamismo de las fases pretextuales no resquebraja la naturaleza del texto de la obra literaria, también se reconoce -que el conocimiento del pretexto puede constituir, además, un aporte -crítico, • . un recorrido hermenéutico. Siempre se comprende mejor el producto en relación con la producción. En el caso de la literatura podernos afirmar que el pretexto, al ofrecernos algunas fases de elaboración del texto parcializada o en su conjunto, nos permite reconocer la orientación que ha guiado los movimientos del escritor -.quizás" con desviaciones e incertidumbres-, hacia la escritura o formulación definitiva consagrada por el texto resultante. Escritura y formulación implican obviamente significaciones. Así el dinamismo de la producción del texto favorece y orienta el dinamismo del intérprete. 5. Estas consideraciones sobre el dinamismo de la interpretación no complican, a mf parecer, la descripción del .
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discurso crítico que he intentado antes. Habíamos hablado de un intertexto como base sobre la quai apoyar el acto hermenéutica. Ahora que al intertexto se acompañan -por llamarlas de algún Modo- las fases genéticas, valores y significados resultan develados en todo o en parte por esa orientación de las operaciones de decodificacjón qué, cómo he dicho, señalan los materiales del escritor con.su Misma conformación, Es cierto que nos encontramos lanzados más allá del esquema expositivo mínimo, que acercaba el texto del crítico al texto literario, con la función .de dilucidar. Esta .vez el crítico se sumerge en el movimiento de /as transformaciones y Ofrece un texto todavía vibrante per las transformaCiones que he intentado aprehender. Esta atención a las transformaciones que se ha acentuado recientemente encierra en sí posibilidades todavía no exploradas,. quizás apenas percibidas. Para explicarme me remitiré a la idea . que muchos tienen del texto literario como una unidad alcanzada prodigiosamente, por la Tuerza • del. estilo y del compromiso. intertextual', una unidad de experiencias de la realidad por una parte, de utopiat y profecías por Otra_ Es una idea que sintetiza• de manera apresurada, quizás también superficial pero eficazmente, el conjunto de operaciones por las que una obra literaria grande a menor se desarrolla. Es verdad que la elaboración del texto constituye el resultado de aria serie« de procesos mentales que implican, y quizás buscan aclarar, problemas de conocimiento del mundo y formular esbozos de propuestas o temores del futuro: Y bien, las etapas pretextuales de una obra abrazan también muchos trechos de esos procesas mentales que después serán pulidos y depurados y a menudo omitidos, en el texto final. Entonces el estudio genético nos ofrece materiales preciosos para la comprensión de los prOCedimientos de fiteraturalización de los contenidos. .
Así podemos darnos cuenta de que el análisis genético de la obra es una maneraosofisticada pero convincente, de confirmar una concepción de la obra literaria no material y no. abstracta, no contenidista ni formalista. Con un movimiento exactamente 23
opuesto al de. la desconstruc:ción ó de la pulverización; nosotros
logramos, con las pruebas brindadas por la crítica genética, confirmar la fortísima compactibilidad estructural del texto literario, mostrando a los observadores no prevenidos su predominante e inconfundible personalidad. Pero al mismo tiempo rechazamos una concepción exclusiva de la textualidad, esto es, su aislamiento de la realidad, su valor de absoluto. Simétrico al dinamismo de las etapas genéticas es el de las etapas de la recepción. Aludo a las reelaboraciones en otra género o con medios comunicativos diferentes: el pasaje de la oralidad a la escritura y viceversa, el pasaje de una novela a texto teatral o cinematográfico, de descripción literaria a figuración pictórica o escultórica, de la palabra a la música. El mundo de la multimedialidad multiplica los desarrollos Posibles. En este bazar nos movemos por lo general valorando la mayor o menor fidelidad con respecto del original y los eventuales enriqúecirnientos creativos. Aquí quiero señalar solamente que también este tipo de fortieben ofrece la ocasión para eficaces ejercicios críticos. Cada cambio con respecto de los significados explícitos del texto znztitOP.:1 enapropuesta,.;una aclaración verdadera o presunta. El critico puede entonces asomarse con utilidad a este fortlebén tan e~siastacomo subrepticio. Precisamente ésta es la propuesta de la teoría de la recepción que, sin embargo, comete el error de dejarse llevar sin más al terreno de las elaboraciones en lugar de comParar estas elaboraciones con el texto arquetipo. No es lícito que ella ofrezca deducciones a partir de valoracioneá reciprocas mientras puede extraer, contrastivamente, muchas consideraciones que haden a la intepretación. 6. Al dedicar este trabajo a. la textualidad de la crítica me proponía precisar qué tipo de texto es el que logra el crítico. Pero ha sucedido que la demostración nos ha llevado a detenernos en particularidades del texto literario que trascienden su textualidad final, la de la obra ne varietur. Así hemos reflexionado otra vez sobre la textualidad del texto literario. Algunas conclusiones me parece que se pueden dar por sentadas. Por ejemplo, que el texto expresa sus propios significados sólo cuando se somete a la lectura. Pero si bien los significados son revelados por una 7'.
24 relación texto-lector, no se puede prescindir del autor que ha hecho brotar esos significados de
la propia invención literaria. Privilegiando con su atención una vez al autor y otra al texto y otra vez al lector, la crítica frecuentemente ha reducido su propio ámbito de búsqueda, que solamente puede ser ubicado en el triángulo autor-texto-lector. -
Buena parte de los inconvenientes encontrados en la actividad de los críticos depende de la poca profundización en la naturaleza y la jerarquía de los significados. Cuando el lector lee el texto, fonema a fonema, .sintagma a sintagma, enunciado a enunciado, totaliza progresivamente series de significados siempre más amplias hasta alcanzar ése que considera significado global -o sentido de la obra. Se. trata dé un trabajo'de tipo hermenéutica que se separa progresivamente de la literariedad del texto. Lo que podría y puede impedir que avance sobre la tangente de la propia fantasía, realizando una "crítica salvaje", es el continuo control de la letra del texto. Por ejemplo, teniendo en consideración las conjeturas hermenéuticas formuladas después de la primera tranche de leptura.corro hipótesis de trabajo, que deben evaluarse durante el resto de la lectura o controlándolas con las relaciones entre campos semánticos y lexicales, con la impostación de los discursos o de los ritmos y así sucesivamente. ¿Y la voluntad del autor?. Porque el autor ha puesto en marcha una compleja, a veces titánica construcción de significados a partir de los parámetros de tu epoca. Si el lector pertenece a otra época o a otra cultura, puede encontrarse en la situación de atravesar esta construcción según enfoques imprevistos e imprevisibles y por lo mismo descubrir significados no calculados por el autor. Tiempo y espacio enriquecen al infinito nuestra capacidad de captar significados.. Es importante que nuestra mirada siga atravesando la construcción de significados de origen, más aún, conociendola cada vez mejor y que excluya cualquier conjetura que ponga en duda la construcción. Demasiado a menudo los críticos, y no sólo los desconstruccionistae, crean discursos sobre discursos sin ese permanente volver al texto que debería ser el primer mandamiento del crítico. 25
No quiero hacer una defensa del sensus &latáis. Pero quiero recordar un principio linguístico fundarnental que muchos . han olvidado: significante y significado son inseparables: Cualquier obra es, en primerísima instancia, la sucesión de significantes que la constituyen. Cualquier cambió, aunque mínimo, de los significantes la cambiaría del todo. Si Ariosto hubiera dejado su texto como fue publiCado en 151$ o en 1521, los críticos hablarían de un Orlando Furioso bien distinto del que ahora estudian. Si Leopardi hubiera dejado escrito "Del celeste confine" en lugar de "De . 1 orizzonte" o .bien . '"Fra questalimmensitate íl rnio pan:31er s'annega" en lugar de "tra quéstal knrnensitá s'annega íl pensíer mío", El infinito Sería interpretado de otro modo.muy distinto dé como se hace. Los significados es verdad proliferan incesantemente pero proliferan a partir de un determinado texto y solamente de éste. Pido excusas si, como estudioso de crítica textual, utilizaré metafóricamente mis instrumentos de búsqueda para reforzar lo que he dicho hasta ahora Nosotros podemos ver la proliferación de los signifibados corno una arborescencia que se va extendiendo cada vez" m ás a partir del texto literario: un árbol que sigue creciendo.. Es verdad que hay ramas secas o ramas enteras que constituyen desarrollos dañinos y hasta mortales. Este árbol enerme será recorrido hacia. atrás, hacia el texto base, hacia 'su realidad significante, como hace la crítica textual o ecdótica. En • efecto, la ecdótiCa, una vez reconstruida la genealogía de los manuscritos, remonta gradualmente los núcleos principales de la tradición hasta acercarse al arquetipo, tachando mentalmente , p-ero 'respetándolas como documentos de la recepción- las variantes erróneas o no genuinas. Finalmente, nos entrega el texto, a veces marcado o quebrado por el tiempo pero digne de , veneración porque todavía conserva su aspecto originario. El texto es nuestro único bien. Ninguna de nuestras consideraciones por brillante o sugestiva que fuere puede valer o significar más que el texto en su Majestad. Esta majestad coincide con la verdad, que es nuestro 'deber bulcar con emPeño, en él texto y en cualquier parte. Podría ser éste el primer mandamiento en una especie de juramento de Hipócrates de los críticos
literarios. Y no me desagrada que en el encarnizamiento irrefrenable de los mass media, en el triunfo de la virtualidad, en la superposición ensordecedora de voces y palabras ahora desangradas de sentido, haya disciplinas que contengan una enseñanza ideontológica mas que metodológica. ,
Cesare Segre
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